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Depósitos del Cretácico Medio en la Cordillera de la Costa, Chile Central (32 ° 50′S)
Boyce, D., Charrier, R., Farias, M. (2020)
Resumen
Documentamos los efectos de la mayor compresión del Cretácico medio al Cretácico tardío dentro del
arco volcánico del margen occidental de Gondwana. El margen andino adelgazado del Cretácico
Temprano se sometió exhumación rápida relacionada con el engrosamiento y acortamiento de rocas
de arco magmático durante la inversión compresional de las cuencas intraarco del Cretácico temprano
tardío. Rocas sedimentarias y volcánicas clásticas que registran esta fase de acortamiento andino inicial
corresponde a la Formación Las Chilcas y se interpreta que ha sido depositado en una posición de
retroarco proximal. Un análisis detallado de estos depósitos revela múltiples períodos durante la
deformación compresional sostenida a lo largo del último Cretácico Temprano y Tardío, desde 105 hasta
83 Ma. Esta deformación se evidencia en la exhumación de unidades más antiguas en la Cordillera de
la Costa, en conjunto con el desarrollo de estructuras contractivas y una fuerte respuesta sedimentaria
que involucra deposición de aproximadamente 3 km de depósitos clásticos no marinos sinorogénicos
de la Formación Las Chilcas.
Las estructuras y los depósitos asociados sugieren que ocurrió el período de levantamiento y
deformación más fuerte. de 100 a 95 Ma, mientras que la posterior deformación del Cretácico Superior
fue menos pronunciada, posiblemente como resultado de la migración de deformación hacia el este.
Esta fase tectónica coincidió con sinorogénicos coetáneos similares depósitos en Chile y otras regiones
andinas, que se han atribuido al acortamiento andino inicial resultante de una importante
reorganización de la placa.
1. Introducción.
La larga y compleja evolución del margen occidental de América del Sur en el centro de Argentina y Chile
muestra una sucesión de escenarios tectónicos variados. Desde el Triásico Tardío hasta el Jurásico más
temprano, después de un período de Detenido el rift continental y posiblemente las condiciones de
subducción de baja tasa, una subducción renovada causó una importante reorganización
paleogeográfica a lo largo del oeste de Gondwanan que duró hasta el final del Cretácico Temprano
(Charrier et al., 2007; Mpodozis y Ramos, 1990). Durante este ciclo, el retroceso de la losa provocó una
extensión en el margen y adelgazamiento de la corteza (Rossel et al., 2013). El magmatismo relacionado
con la subducción formó un arco volcánico a lo largo de la línea costera actual caracterizado por densas
secuencias volcánicas primitivas y marinas intercalaciones de sedimentos (Oliveros et al., 2007; Vergara
et al., 1995). El arco volcánico separó el oceánico reino, hacia el oeste, desde un mar interior o cuenca
de arco posterior, hacia el este (Charrier et al., 2007; Mpodozis & Ramos, 1990). En el centro de Chile,
las volcánicas Jurásico y Cretácico Inferior correspondientes a esta etapa están expuestos en la Cordillera
de la Costa (Figuras 1 y 2), junto a los intrusivos Paleozoicos, que en su mayoría bordean la costa del
Pacífico. La exhumación de las unidades intrusivas del Paleozoico y Jurásico tuvo lugar entre el 106 y el
91 Ma, basado en el rastro de fisión de apatita que data de tres muestras en la Cordillera de la Costa por
Gana y Zentilli (2000) y Gana y Tosdal (1996).
Las unidades del Cretácico Temprano conforman una homoclina de inmersión hacia el este compuesta
por espesa capa volcánica y marina. Formación Lo Prado (~ 145 a ~ 132,9 Ma) y por ~ 5.000 m de espesor
volcánico primitivo (tipo inundación-basalto lavas) Formación Veta Negra (~ 132,9 a ~ 117 Ma) (Aguirre
et al., 1999; Fuentes et al., 2005; Rivano et al., 1993). Con base en datos geoquímicos y en sus grandes
espesores, Vergara et al. (1995) y Charrier et al. (2007, 2015) propuso que estas formaciones del
Cretácico Inferior se depositaran en una cuenca tectónica extensional; Sin embargo, no hay evidencia
estructural sólida que defina el tipo y la arquitectura de la cuenca han sido documentados. Sobre esta
base, se han considerado como secuencias synrift (Figura 2). La Formación Veta Negra está cubierta por
el Cerro Morado volcánico y tobáceo de 1,5 km de espesor. Formación (Carter y Aliste, 1962). En el área
de este estudio se inmiscuyen las formaciones del Cretácico Temprano por el Plutón Caleu del Cretácico
Superior y 60 km de ancho. Esta intrusión está hecha de al menos cuatro dioríticos a monzograníticos.
pulsos intrusivos con circón 208Pb / 235U rangos de edad de 99,7 a 94,2 Ma (Molina, 2014; Parada et
al., 2005). Basado en edades de meseta Ar40 / Ar39 en biotita, anfíboles y plagioclasa Parada et al. (2005)
interpretó un evento de exhumación rápida para este plutón de 94,9 a 93,2 Ma y basado en la pista de
fisión de apatita da como resultado una posterior más lenta a 94–90 Ma.
Desde finales del Cretácico Temprano, nuevas condiciones tectónicas y un nuevo entorno tectónico
prevalecieron en el oeste. margen de Gondwana (Charrier et al., 2007; Horton, 2018a; Horton, 2018b;
Horton & Fuentes, 2016; Mpodozis y Ramos, 1990). Este episodio se evidencia por discordancias en los
depósitos retroarco, sedimentos rápidos acumulación y cambios en la procedencia de las cuencas
retroarco (Bascuñán et al., 2016; Cecioni, 1957; Charrier y Vicente, 1972; Di Giulio y col., 2017; Horton
et al., 2016; Horton y Fuentes, 2016; Keidel, 1925; Mégard, 1984; Mpodozis y Ramos, 1990; Steinmann
y col., 1929; Windhausen, 1931, etc.).
A lo largo de la vertiente oriental de la Cordillera Costera, la Formación Las Chilcas (Figura 3) (Boyce,
2015; Gana & Wall, 1997; Rivano et al., 1993) revela un claro cambio de facies desde los volcánicos del
Cretácico Temprano hasta el Cretácico Tardío. Sedimentos cretácicos gruesos y de alta energía (Figura
2). Esta formación se interpreta como contemporánea a la fase tectónica descrita; sin embargo,
históricamente se le ha asignado a un amplio rango de edad, desde Cretácico temprano a tardío (Gallego,
1994; Godoy et al., 2006; Rivano et al., 1986, 1993; Thomas, 1958; Tunik y Álvarez, 2008; Wall et al.,
1999). Debido al escaso control geocronológico en el mismo y la fuerte variaciones de facies lateral y
vertical, no ha habido consenso sobre su subdivisión en miembros y su rango de edad.
Descansando disconforme y acostado sobre la Formación Las Chilcas, el Cretácico Tardío Lo Valle La
formación (70–73 Ma) consta de hasta 1.800 m de tobas intercaladas con brechas y conglomerados
andesíticos (Gana y Wall, 1997).
3. Caracterización estratigráfica y sedimentológica de las Formación Chilcas
3.1. Miembro de Pitipeumo: Laguna, río trenzado poco profundo y sistemas de abanico
aluvial distal
El miembro Pitipeumo descansa sobre una discordancia angular en la Formación Cerro Morado (Figura
5a) que representa el miembro basal de la Formación Las Chilcas (Arévalo, 1992; Espinoza, 1969; Viteri,
1970) (Figura 3). Al sur del Valle de Aconcagua, directamente sobre la formación volcánica Cerro Morado
areniscas calcáreas de grano fino fuertemente erosionadas fueron documentadas con un espesor
conservado de unos 30 m (dentro de la Unidad D). De manera similar, las algas estromatolíticas marinas,
así como las litofacies de lagunas y delta del abanico han sido documentados en la base de la Formación
Las Chilcas por Arévalo (1992) y al sur del área de este estudio en la localidad de Polpaico (ver ubicación
en la Figura 1) por Gallego (1994) y Corvalán y Vergara (1980).
El horizonte calcáreo marino basal subyace a una secuencia de 150 m de areniscas, areniscas
conglomeráticas, y conglomerados (Unidad E). En algunas localidades no existen lechos calcáreos, y los
conglomerados de la Unidad E descansan directamente sobre la Formación Cerro Morado (Figura 5a).
Tres litofacies representan los principales procesos depositacionales en esta parte del miembro de
Pitipeumo: conglomerado con soporte de clastos (Gth) mal clasificado, con soporte de matriz
conglomerados (Gmm) y areniscas masivas (Sm), mientras que capas delgadas de limolitas masivas (Fm),
aunque presentes, son raros. El proceso deposicional dominante de esta secuencia conglomerática se
interpreta como corrientes de tracción en flujos erosivos. Del análisis de litofacies interpretamos que el
conglomerado Los lechos de esta unidad representan un sistema de lecho de grava trenzado poco
profundo (según Miall, 1996).
Representando la parte superior del Miembro de Pitipeumo en esta sección y cubriendo los
conglomerados basales es un 90m gruesa sucesión de lava dacítico-andesítica (Unidad F), que a su vez
está cubierta por, al menos, 10 m de conglomerados y areniscas. La intercalación volcánica gruesa hacia
la parte superior del miembro registra el vulcanismo activo en el área.
3.2. Miembro Tabón: Sistema de abanico aluvial y sistemas fluviales trenzados poco
profundos y errantes
Al norte del Valle de Aconcagua, en la zona de Cerrillos de Catemu (ver ubicación en la Figura 3), el
Tabón Miembro descansa sobre discordancia angular en la Formación Cerro Morado (Figura 5b). Aquí,
la base del El Miembro Tabón está claramente definido por los niveles conglomeráticos intercalados
con pocos flujos andesíticos durante aproximadamente 100 m, y encima de esto descansa una
secuencia homogénea de 500 m de espesor de conglomerados gruesos soportados por matrices y
brechas sedimentarias (Gmm). Por lo tanto, de alguna manera diferente a lo que se describe a
continuación al sur de la Valle de Aconcagua, el miembro de Tabón aquí está dominado por facies Gmm,
casi sin grano fino intercalaciones, que indican la descarga continua de flujos de escombros en un
entorno de abanico aluvial proximal.
Al sur del Valle de Aconcagua, en el arroyo Las Chilcas, el miembro conglomerado de Tabón de 1.750 m
de espesor incomoda sobre el miembro de Pitipeumo y se puede subdividir en nueve unidades
sucesivas nombradas de G a N (Figura 4) cada uno de ellos con su propio sistema sedimentario
predominante. Aquí, los depósitos más bajos del Miembro Tabón rellenan una incisión profunda en el
Miembro Pitipeumo, que evidencia un importante proceso de erosión antes de la deposición del
miembro de Tabón (se analiza en mayor detalle en la sección 5.1).
En la parte inferior, la Unidad G rellena la incisión descrita; conglomerados de guijarros y rocas masivos
soportados por matrices (Gmm) intercalado con areniscas de guijarros masivos (Sm), intercalaciones
ocasionales de Los conglomerados soportados por clastos y unas pocas capas delgadas de limolita
masiva (Fm) totalizan un espesor de ~ 300 m. (Unidad G). El conjunto de litofacies en esta unidad es
característico de los sistemas de depósito de abanico aluvial (Blair & McPherson, 1994; DeCelles y col.,
1991; Miall, 1996).
Aún llenando la parte superior de la incisión, unos conglomerados homogéneos y masivos de ~ 500 m
de espesor La secuencia (Unidad H) cubre de manera conforme a la Unidad G. Esta secuencia se
compone de facies Gmc y Gmm, con algunos bloques de tamaño decamétrico (Figura 5c). Varias capas
de conglomerado amalgamadas de estas facies forman masivos afloramientos verticales de hasta 15 m
de espesor. La interpretación de esta unidad es en muchos sentidos idéntica a la de Unidad G; Sin
embargo, la falta de capas masivas de areniscas de guijarros (Sm) indica un ingreso continuo de alta
energía. escombros y flujos pseudoplásticos, una característica distintiva de los sistemas de abanico
aluvial proximales o jóvenes (Blair y McPherson, 1994). La Unidad H superpuesta de manera conforme
es la Unidad I (~ 225 m), cuyos conglomerados (Gcm y Gth) se intercalan con La limolita masiva (Fm)
constituye su principal asociación de litofacies (Figura 5d), lo que indica transporte por tracción en
corrientes turbulentas. La falta de lentes o capas de arenisca y las tendencias de gradación en los
conglomerados sugieren una descarga constante de alta energía. Depósitos similares con fuertes
variaciones en la dirección del flujo y carentes Miall (1996) interpretó importantes lentes de arenisca
como el producto de los ríos errantes del lecho de grava.
Por encima de la Unidad I, la Unidad J de ~ 55 m de espesor está hecha de conglomerados (Gmm)
intercalados con ambos masivos (Sm) y areniscas estratificadas horizontalmente (Sh) con espesores de
30 a 50 cm. Como se discutió anteriormente, tales sucesiones se interpretan típicamente como el
producto de un sistema de abanico aluvial proximal. La Unidad K suprayacente (~ 70 m) consiste en una
sucesión homogénea de 0,5 cm a 1,5 m de espesor conglomerado estratos (Gth) intercalados con
estratos de arenisca de 20 a 30 cm de espesor (Sm, Sh) con estratos erosivos bases. Como se discutió
para el miembro de Pitipeumo, la interpretación de la asociación de litofacies Gth ‐ Sh ‐ Sm representa
depósitos de un río trenzado de lecho de grava poco profundo. Conforme sobre la Unidad K, una capa
tobácea rojiza y fuertemente oxidada (~ 30 m) comprende la Unidad L. al este del arroyo Las Chilcas y
la Unidad L suprayacente, las unidades Mand N (~ 350 m) consisten en areniscas grises macizas (Sm),
conglomerados masivos (Gmm), brechas ricas en cristales (Bm) y algunas limolitas masivas (Fm) (Figura
5e), cuya asociación representaría principalmente un sistema de abanico aluvial distal y proximal y un
sistema fluvial. Una incisión importante en la base de la Unidad N se rellena con una matriz masiva
apoyada conglomerado (Gmm), que se incluye en la misma unidad.
Encima del Miembro Ñilhue, el Miembro El Calvario se definió originalmente como la base del Lo Valle.
Formación (Carter y Aliste, 1962). Sin embargo, en función de su posición estratigráfica, la similitud
litológica, y las nuevas edades presentadas en la sección 4, lo hemos incluido como el miembro superior
de Las Chilcas Formación. En el arroyo Las Chilcas, el miembro de El Calvario se superpone de manera
disconforme al miembro de Tabón en ausencia del diputado Ñilhue. El Miembro El Calvario en esta
localidad sella la deformación que afecta el miembro Tabón con una falla de retroceso (estocada de
Los Maquis, descrita más detalladamente en la sección 5.1).
En el tramo estratigráfico completado en la quebrada Lo Valle, el Miembro El Calvario se subdividió en
cinco Unidades conformables (Q a U) (Figura 4), que están cubiertas de manera disconforme por la
Formación Lo Valle (Figura 5f). La unidad Q (~ 150 m) se caracteriza por conglomerados soportados por
matrices (Gmm) y con una matriz intensamente hematitizada. Arriba, la Unidad R (~ 130 m) descansa
sobre la Unidad Q y consta de lavas andesíticas y brecha. La Unidad S suprayacente (~ 180 m) también
está formada principalmente por lavas andesíticas, pero incluye tres intercalaciones de clastos
soportados por clastos y mal seleccionados (Gmc). La unidad T (~ 180 m) se caracteriza por
conglomerados masivos, sostenidos por clastos y matrices (Gmc y Gmm). Finalmente, la Unidad U
comienza con una sucesión de 50 m de espesor de lavas andesíticas que ascienden hasta 130 m de
conglomerados (Gmm) y brechas sedimentarias. A partir de la matriz sostenida por la matriz (matrix-
supported array) y el tamaño de grano variable de todas las unidades sedimentarias en el miembro El
Calvario, los principales procesos de depósito que tuvieron lugar entre los eventos volcánicos se
pueden interpretar como flujos de detritos de diferentes energías. El significado de las unidades
volcánicas en este miembro indica la renovación de una intensa actividad volcánica en la cuenca de Las
Chilcas.
4. Resultados geocronológicos de U ‐ Pb
Restringir la edad de la Formación Las Chilcas y determinar qué unidades estuvieron bajo erosión
durante su deposición, se han realizado cinco determinaciones de edad U-Pb en circones detríticos al
sur del Aconcagua Valle y uno al norte del valle (Figuras 3 y 6). Con el mismo objetivo, se realizó una
datación U ‐ Pb sobre circonitas ígneas de clastos de toba recolectados en la base de la Formación Las
Chilcas. Para restringir la edad deposicional, se hicieron dos dataciones de circón U-Pb en muestras
volcánicas ubicadas en la parte superior y fondo de la Formación Las Chilcas (Figuras 3 y 6). Además,
se realizó una datación U ‐ Pb de circón ígneo a partir de muestra volcánica tomada al fondo de la
Formación Lo Valle. Finalmente, una muestra del plutón Caleu fue fechado por la misma técnica. Se
expone un resumen de todas estas dataciones radiométricas realizadas en este estudio. en la Tabla 2.
Asimismo, la distribución de edades se puede observar en la Figura 3. La base de edad depositacional,
la datación El método, las texturas de circonitas y los datos analíticos se detallan en el Texto S1 en la
información de apoyo.
Como se ha descrito, la Formación Las Chilcas presenta importantes variaciones estratigráficas laterales
y horizontales. Esto sugiere la existencia de una intensa actividad tectónica coetánea con su deposición.
Con el fin de comprender qué estructuras pueden haber influido en este proceso, describimos las más
relevantes observadas en la zona.
6.7. Relaciones tectonoestratigráficas con otros depósitos del Cretácico medio a tardío a
lo largo del Margen Andino
A lo largo del margen continental andino existe una vasta evidencia de una fase tectónica importante
que representa un cambio similar en las condiciones tectónicas y paleogeográficas a las descritas en
esta contribución, aunque los depósitos involucrados no siempre presentan las mismas características.
En el norte de Chile, en el flanco oriental de la Cordillera de Domeyko, una sucesión cretácea de detritos
continentales de 4.000 m de espesor mayormente de color rojo, principalmente depósitos gruesos
están representados por las formaciones Tonel, Purilactis y Barros Arana, incluidas en el Grupo Purilactis
(Bascuñán et al. ., 2016; Mpodozis et al., 2005). Los análisis sedimentológicos detallados y las edades
cronológicas de los circones detríticos indican una fuente occidental y sudoeste de los depósitos y han
arrojado edades de 107 a 83,6 Ma para la formación Tonel y el grupo Purilactis inferior, y de 79 a 65 Ma
para el Purilactis superior y Barros Arana formaciones. Con base en las características descritas, el Grupo
Purilactis se ha interpretado en estudios anteriores de manera similar a los depósitos de la Formación
Las Chilcas, ya que los depósitos de la cuenca del antepaís retroarco ubicados al este de un relieve
elevado se formaron durante una importante fase compresiva del Cretácico medio (Bascuñán et al.,
2016; Mpodozis et al. al., 2005). Más al norte, depósitos similares se agrupan en la Formación Cerro
Empexa en la vertiente occidental del Altiplano. A pesar de que sus rangos de edad son algo más jóvenes
que las edades de la Formación Las Chilcas (85-65 Ma) (Morandé et al., 2015; Tomlinson et al., 2015),
esta unidad también exhibe deposición sincompresional vinculada a la inversión de la cuenca, con un
sinrift. interrupción durante el Campaniano (Morandé et al., 2015).
En la Cordillera Principal de Chile Central, en el Valle de Tinguiririca, la Unidad Clástica Marrón-Roja del
Cretácico Tardío (BRCU) (Charrier et al., 1996; Tapia, 2015) es una sucesión sedimentaria de 200 a 250
m de espesor que representa depósitos en abanico aluvial en la base. y depósitos de llanura aluvial en
su parte superior. La BRCU de manera inconformista se superpone a los depósitos marinos del Jurásico
Tardío de la Formación Baños del Flaco, lo que indica que antes de la deposición de la BRCU, la erosión
eliminó la porción del Cretácico Temprano de la Formación Baños del Flaco y posiblemente también la
Formación Colimapu suprayacente (Charrier, 1981; Charrier et al., 1996 ), eliminando un espesor
estimado de ~ 2000 m (Charrier, 1981). La clarificación y el aclareo general ascendente en la BRCU
indican una deposición retrógrada en una cuenca en declive (Charrier et al., 1996). Datos recientes
sobre cristales de circonio detrítico en la BRCU confirman una edad del Cretácico Tardío y proporcionan
edades de depósito máximas entre 96,4 y 83,8 Ma (Tapia, 2015), algo más jóvenes que las edades más
antiguas que la Formación Las Chilcas. Toda esta evidencia junto con la existencia de solo componentes
cretáceos en las poblaciones de circón de la BRCU (Muñoz et al., 2018; Tapia, 2015) sugiere que
representa depósitos más distales en la misma cuenca de Las Chilcas flanqueada al oeste por el arco
Cretácico.
En la cuenca Mendoza-Neuquén del sur central de Argentina, estudios recientes sobre dos unidades
sedimentarias del Cretácico medio al Cretácico superior superpuestas discordantemente, la Bajada del
Agrio del Barremiano al Aptiano y el Grupo Neuquén del Cenomaniano al Campaniano, brindan
evidencia importante de un levantamiento importante y compresivo. deformación en este momento
(Di Giulio et al., 2017; Horton et al., 2016; Horton & Fuentes, 2016; Tunik et al., 2010). Estudios recientes
dedujeron un cambio paleogeográfico importante en ~ 100 Ma basado en (i) la discordancia entre las
unidades mencionadas, (ii) un engrosamiento regional hacia el oeste del Grupo Neuquén, (iii) fallas de
empuje sindeposicionales, y (iv) paleocurrentes mayores y detríticas las fuentes cambian de una unidad
a otra. Se consideró que la causa del cambio fue el levantamiento y exhumación del arco andino ubicado
al oeste. De manera similar, en la cuenca La Ramada en la porción norte de la cuenca Neuquina, se
produce un cambio dramático en la procedencia del circón detrítico desde la sección inferior a la sección
superior de la Formación Diamante, entre 90.4 ± 2.0 y 84.0 ± 0.7 Ma (Mackaman‐ Lofland et al., 2019).
Según Mackaman ‐ Lofland et al. (2019), este cambio inicia el suministro de circones reciclados de origen
metamórfico andino de complejos exhumados en ese momento. La exhumación del arco habría
resultado en la transición de una cuenca de arco posterior a una cuenca de antepaís en el área de
Neuquén. Complementando esta idea, en el Área de Malargüe en el antepaís argentino, Balgord y
Carrapa (2016) sugirieron que el inicio del cinturón plegado de empuje de Malargüe ocurrió a 97 ± 2 Ma
y que a partir de ese momento el orógeno andino fue la principal fuente de los depósitos en la cuenca
neuquina.
La evidencia de la cuenca de Neuquén en Argentina indica que la deposición de las unidades de la
Formación Diamante y el Grupo Neuquén ocurrió en las porciones media y distal de la cuenca del
antepaís, en la zona del anteprofundo (Balgord & Carrapa, 2016; Horton et al., 2016; Horton & Fuentes,
2016), de manera diferente a la configuración de cuña interpretado para la Formación Las Chilcas.
Además, se pueden identificar diferencias cronológicas relevantes entre la Formación Las Chilcas y los
depósitos de antepaís argentinos del Cretácico Tardío. Para este último, no se ha registrado ningún
cambio tectónico antes de la superficie de erosión de 100 Ma, a diferencia de la primera evidencia del
inicio de un ajuste compresivo en la Formación Las Chilcas (105-100 Ma). Esta diferencia puede
explicarse por la progresión de la deformación de oeste a este; por lo tanto, las primeras estructuras se
desarrollaron en la región costera y luego progresaron hacia el este. Apoyando esta idea, Di Giulio et al.
(2017) afirmaron que la elevación a escala regional que afectó al arco en el Cretácico causó solo una
ligera inclinación en los niveles estratificados en el antepaís externo porque la fase inicial de elevación
fue causada por un plegamiento continental a gran escala durante las etapas iniciales del período de
compresión (~ 100 Ma), antes del desarrollo completo de la tectónica de empuje y el desarrollo de la
cuenca del antepaís retroarco. Esto es consistente con la actividad de estructuras de piel gruesa descrita
para la Formación Las Chilcas en esta contribución. La progresión del frente orogénico hacia el antepaís
durante el Cretácico Superior ha sido bien documentada por Fennell et al. (2017) en el cinturón plegado
en empuje de Malargüe. Afirman que el frente orogénico estaba entre 400 y 500 km al este de la
trinchera actual en las últimas etapas del Cretácico Superior.
En la cuenca marina de Rocas Verdes, sur de Chile, un importante cambio tectónico coetáneo también
se refleja en las condiciones de sedimentación. A un período extensional del Jurásico Tardío le siguió un
hundimiento y una ingresión marina durante el tiempo Berriasiano-Aptiano. En la época Aptian-Albiana,
el área se vio afectada por una fase tectónica que inició el cierre de la cuenca de Rocas Verdes y el
posterior desarrollo de un cinturón de plegado y empuje del antepaís, lo que resultó en la exhumación
y el suministro de sedimentos a la proa (Cecioni, 1957; Malkowski et al., 2017). Aunque en un entorno
diferente, esta evolución muestra que una fase tectónica importante y regionalmente extendida ocurrió
a mediados del Cretácico en los Andes centrales y meridionales. Otras regiones en el margen
continental de América del Sur muestran modificaciones importantes similares a mediados del
Cretácico (Horton, 2018a) que respaldan la existencia regional y la importancia de esta fase tectónica.
Estos cambios han sido bien documentados en la cuenca Celica - Alamor en el sur de Ecuador (Jaillard
et al., 1999), que se extiende hacia el sur hasta la cuenca Lancones, en el norte de Perú, y hasta la
cuenca del Querque, en el sur de Perú (Carlotto et al. , 2009). En ambas cuencas, los depósitos del
Cretácico Inferior se acumularon en condiciones extensionales. En la cuenca Lancones se documenta
un cambio importante en las condiciones tectónicas alrededor de los 100 Ma y en la cuenca del Querque
en el Cenomaniano. Este gran cambio en ambas cuencas está representado por una discordancia
angular y se ha interpretado que fue causado por la inversión de las cuencas extensionales anteriores.
7. Conclusiones
1. Una importante reorganización tectónica y paleogeográfica ocurrió a lo largo del margen occidental
de Gondwana en la transición del Cretácico Temprano al Cretácico Superior. Esta fase originalmente
denominada Fase Peruana provocó en el centro de Chile un importante levantamiento y exhumación de
arcos.
2. El levantamiento del arco y la exhumación de las intrusiones asociadas se interpretan como causadas
por la inversión de las cuencas del Jurásico-Cretácico Inferior.
3. Como consecuencia de esta fase tectónica, se formó una cuenca retroarco, cuyos depósitos de cuña
están registrados por la Formación Las Chilcas, adyacente al arco magmático del Cretácico medio al
Cretácico Superior. Esta sucesión volcánico-sedimentaria de 3.000 m de espesor representa los
depósitos resultantes de la intensa erosión que afecta a las regiones elevadas del arco andino.
4. El análisis de procedencia en la cuenca de Las Chilcas indica un levantamiento y destecho gradual del
arco volcánico del Cretácico Temprano de 105 a 85 Ma.
5. La cuenca de Las Chilcas estuvo dominada por sistemas de abanicos aluviales sinorogénicos de alta
energía con influencia volcánica. En la base de la Formación Las Chilcas, el registro de una transgresión
marina sugiere que la cuenca estaba inicialmente cerca del nivel del mar y proporciona evidencia de
hundimiento en el retroarco.
6. La fase orogénica del Cretácico Medio al Cretácico Superior registrada en la Formación Las Chilcas es
consistente con la exhumación del arco y la evidencia de compresión registrada en las cuencas de
antepaís del Cretácico descritas en ese momento a lo largo del margen andino.
7. La exhumación del arco a través de estructuras inversas profundamente arraigadas, el escaso
acortamiento y la disposición de una cuenca retroarco inundada durante sus etapas iniciales por agua
marina y luego rellenada por una descarga aluvial continua con fuerte influencia volcánica puede
considerarse como una respuesta característica. de una corteza adelgazada a fases orogénicas de larga
duración en los márgenes de subducción o, según Comte et al. (2019) al resultado del levantamiento y
exhumación de una cuña de subducción.