Está en la página 1de 1

ORACIÓN POR LOS HIJOS

¡Oh virgen del Perpetuo Socorro! el dulce nombre que llevas y la fama de tu misericordia, me
traen hoy a tus pies. Aunque son muchas mis necesidades y miserias, imitándote quiero olvidarme
de mí para pensar en mis hijos. Son parte de mi corazón, son bendiciones de infinito valor que Dios
me ha dado, pupila de mis ojos, y no quiero que se pierdan.

A ti acudo, poderosa Reina de Cielos y Tierra, socorre a mis hijos, es la súplica que te hago.
Los llevo en mi corazón, en ellos pienso al despertar por la mañana, los tengo presentes en mi
trabajo, y ellos son mi último pensamiento al entregarme al sueño por la noche.

¡Mis hijos!, los quiero buenos, los quiero santos, quiero que los ames, que los bendigas.

Recíbelos bajo tu manto, que tú materna bendición los acompañe y que tu Perpetuo Socorro
los guarde y conserve en el buen camino, los defienda contra los enemigos del alma, los anime en
su lucha contra el mal y los sostenga en práctica del bien.

Cuando en sus actos de piedad veas que imploran la Misericordia del Señor: Socórrelos
Madre Mía.

Cuando se dirijan al trabajo, que sus deberes le imponen: Socórrelos Madre Mía.

Cuando el infierno trate de perderlos con los atractivos del placer: Socórrelos Madre Mía.

Cuando el cáliz del dolor venga a probar su Fe y su virtud: Socórrelos Madre Mía.

Cuando en ansias de superación se acerquen a recibir los santos sacramentos: Socórrelos


Madre Mía.

Cuando tras el trabajo del día se entreguen al descanso en la noche: Socórrelos Madre Mía.

Cuando viajen por tierra, mar y aire: Socórrelos Madre Mía.

Que tu maternal bendición descienda sobre ellos en el día y en la noche, en sus alegrías y
tristezas, en el trabajo y en el descanso, en la salud y en la enfermedad, en la vida y en la muerte,
para que contigo y por ti, ellos y yo podamos ver, alabar y amar a tu hijo y a ti eternamente en el
cielo. Así sea.

ORACIÓN

Oh, Dios, que en este sacramento admirable nos dejaste memorial de tu pasión, te pedimos
nos concedas venerar de tal modo los sagrados misterios de tu cuerpo y de tu sangre que
experimentemos constantemente en nosotros el fruto de tu redención. Tú, que vives y reinas por los
siglos de los siglos. Amén.

A la Santísima Trinidad.

Oh Trinidad divina, Padre, Hijo y Espíritu Santo, presente y operante en la iglesia y en la


intimidad de mi alma, te adoro, te amo y te doy gracias. Por intercesión de María Santísima, mi
Madre, te ofrezco, te adoro y consagró toso mi ser en esta vida y en la eternidad.

También podría gustarte