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2.1 Al-Andalus: la conquista musulmana de la Península Ibérica.

Emirato y Califato de
Córdoba.

La conquista musulmana puso fin al proceso de construcción de un estado centralizado en


la Península Ibérica que estaban desarrollando los visigodos. Como resultado, el territorio
peninsular se dividió en dos zonas, con límites geográficos cambiantes y dos modelos de
sociedad muy diferentes.

La musulmanes llegan a la península en el 711 a causa de luchas internas entre visigodos.


Tras su victoria en la batalla de Guadalete, fundan Al-Andalus un emirato (provincia al
mando de un jefe militar) dependiente de Damasco. La conquista de la península fue rápida
y para el 716 los musulmanes se habían hecho con el control de la mayor parte del territorio
peninsular a través de pactos con los gobernadores locales visigodos. Trataron de seguir
avanzando hacia el norte, pero fueron repelidos por Carlos Martel (Batalla de Poitiers, 732),
lo que hizo que se replegaran en la Península Ibérica y trataran de repoblar con bereberes
las cordilleras del norte peninsular. Sin embargo, la hostilidad de los pueblos del norte y el
carácter inhóspito de la región los haría fracasar en esta empresa, lo que hizo que se
acabasen instalando al sur del Sistema Central, en la costa mediterránea y en el valle del
Ebro, dejando al valle del Duero como frontera entre cristianos y musulmanes.

Desde el 714 al 749, 19 valíes gobernaron Al-Andalus en medio de un clima de luchas entre
los diversos grupos invasores. Tras la matanza de la familia Omeya en el 750, su único
superviviente, Abd al-Rahman I estableció en el 756 en Al-Andalus un emirato
independiente. Sin embargo, su gobierno fue muy difícil a causa del continuo peligro de
revueltas y disgregación de territorios originados por la diversidad étnica previamente
mencionada.

En el 929, Abd al-Rahman III rompió con la autoridad de Bagdad y se proclamó califa. El
Califato de Córdoba acabó con las revueltas y los separatistas, y con Al-Hakam II, se dará
un periodo de esplendor cultural. No obstante, en el 977 comienza la dictadura militar de
Al-Mansur causada por la debilidad del califa Hisam II. Con la ayuda de un ejército
mercenario bereber, Al-Mansur devastó los reinos cristianos (destrucción de Barcelona 985
y Santiago de Compostela 997). Tras su muerte en el 1002, Al-Andalus acabará
desintegrándose en los Reinos de Taifas en el 1031.

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