La pandemia por coronavirus ha dejado estragos de toda índole, particularmente
en la política y la economía. No solo ha arrebatado vidas, sino que ha destruido vorazmente la economía, principalmente la de las familias. No son pocos los despidos injustificados que se han suscitado en las empresas, el motivo: los patrones no tienen ingresos para pagarles a sus trabajadores. Madres y padres de familia que son el sostén económico del hogar, siguen sufriendo las consecuencias de la pandemia por COVID-19. Hacer uso de alternativas laborales como el Home Office o el Servicio a Domicilio son una forma de aminorar el golpe económico de la pandemia. El primero, que no es otra cosa más que realizar el trabajo de oficina en casa, ayuda a seguir siendo productivos (optará por esta opción la empresa que dada su naturaleza de trabajo lo permita), y el segundo es la manera que los negocios locales han venido implementando, la cual, sin duda alguna, ha sido todo un éxito. El 2022 está siendo un año muy incierto para todos. En cuanto a la administración pública en los tres niveles de gobierno, sus titulares tienen una tarea enorme y complicada: mitigar el coronavirus tanto en lo sanitario como en lo económico. Nada fácil. En 2021 hubo elecciones para renovar la Cámara de Diputados, Congresos Locales, Ayuntamientos, Alcaldías de la Ciudad de México y Gubernaturas de algunas entidades federativas. Muchos de los actuales gobernantes y legisladores buscaron la reelección, y con las nuevas leyes electorales ya no tuvieron que solicitar licencia. Así como lo leen. Aunque Madero dijo en su momento “Sufragio efectivo, no reelección”, parece que la actual legislación electoral dice lo contrario. El sustento social que los gobernantes y los legisladores señalan es que buscan la reelección porque el trienio para el que fueron electos por el pueblo, no es suficiente para cumplir con su proyecto. Lo que es cierto es que México tiene millones de jóvenes con ideas frescas y con muchas ganas de trabajar por la patria. Merecen una oportunidad.