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Tesis Relatos de Cañas, Palancas y Melaza
Tesis Relatos de Cañas, Palancas y Melaza
INAH SEP
Ciudad de México
2021
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AGRADECIMIENTOS
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INDICE
Introducción
Capítulo 1.
El concepto de niñez.
Capítulo 2.
Niñez y Antropología.
3
Capítulo 3.
Niñez y trabajo infantil.
Capítulo 4.
De Tierra, Sudor y Carne
(In) Conclusiones
Bibliografía
Anexos
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INTRODUCCIÓN
Cuentan los que saben, que el 30 de Abril fue instaurado como el día del niño en
el año de 1924 en México, gracias a la intervención de José Vasconcelos quien era
secretario de Educación Pública, bajo el mandato del entonces presidente Álvaro
Obregón. Y durante ese festejo, según se cita en el periódico El Universal:
Vasconcelos decía que había que hacer de cada escuela ´un palacio con alma´,
para que los niños pobres, descalzos y hambrientos vivieran en palacios las mejores
horas de su vida y guardaran recuerdos luminosos (El Universal, 2019).
Qué tiempos aquellos. Tiempos en los que la inocencia de muchos adultos era aún
mayor que la de muchas niñas y niños de nuestro país. Pero el tiempo todo lo pone
en su lugar y al final las múltiples realidades de la niñez en México y el mundo han
escapado de los salones de clase, de los espacios familiares, de los recintos
sagrados. Porque no todas las niñas y niños de México ríen, juegan o comen dulces.
Parte de la niñez de nuestro país sigue pobre, descalza y hambrienta, codo a codo
con la niñez abusada, la explotada, la desaparecida, la asesinada, la ignorada.
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El CONEVAL revela que 2.9 millones de niñas, niños y adolescentes tienen rezago
educativo (7,3% de la población); 5.6 millones, carencia de acceso a los servicios
de salud (14.3%); 24.1 millones, carencia de acceso a la seguridad social (61.1%);
9.4 millones, carencia alimentaria (23.9%); 6.1 millones, carencia de calidad y
espacios en la vivienda (15.5%); y 9.2 millones carencia de acceso a los servicios
básicos en la vivienda (23.4%).
Con todo esto, no podemos seguir pretendiendo que en México todo lo referente a
la niñez es risa y juego. No cuando hemos tenido 49 niños muertos en el incendio
de una guardería, cuando una niña migrante muere ahogada junto a su padre o
cuando otra durmiendo en su casa ha recibido una bala perdida que le hizo perder
el ojo. No cuando adultos que fueron niños, empiezan a entender o encarar por
primera vez el abuso sexual o violencia de la que fueron objeto ellos o su
descendencia en colegios, iglesias e incluso en esas casas que tendrían que
llamarse hogar y con gente que pertenece a una familia que les dijeron los
protegería. No cuando vemos como se dispara el nivel de acoso y discriminación
por ser la “gorda”, “el indio”, “el puto”, “la negra”, “el tullido”, “la enana”, “el lento” en
las escuelas de educación básica.
La niñez es un tema que en México ha sido –quizá por demasiado tiempo- un tema
manejado exclusivamente por adultos. Los adultos la definen, los adultos la
regulan, los adultos la hieren. El adultocentrismo es una constante cuando se habla
de segmentos etarios en México, pero es en la niñez en donde logra uno de sus
mayores impactos, ante la frecuente imposibilidad de las niñas y niños de
enfrentarse a un sistema hegemónico ambivalente que les sitúa como una de sus
prioridades, al mismo tiempo que favorece su exclusión, invisibilidad, invalidez y
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dependencia. Sin embargo, al final, algunas niñas y niños se hacen escuchar, y sus
voces nos obligan a mirar más allá de los discursos, de las pantallas, de los
programas públicos, recordándonos que la niñez no es el futuro de México, es el
presente, y sus carencias, necesidades y obstáculos no resueltos son los de una
sociedad en la cuerda floja.
Por todo ello, y de frente a la complejidad que este tema encierra es que un
antropólogo físico y un antropólogo social en ciernes hemos decidido unir esfuerzos,
con la intención de abordar con respeto pero de la forma más integral posible, las
características de un sector de la población que requiere ser escuchado; atraer las
miradas a una región de nuestro país que suele ser ignorada y resaltar el impacto
de una problemática que parece no menguar en los tiempos por venir.
Con este propósito, hemos dividido nuestra propuesta de forma tal que permita ir
entendiendo gradualmente la complejidad del tema de la niñez en general, de
México en particular y de la de la Región de la Cuenca del Papaloapan en el Estado
de Oaxaca en específico, a partir de su experiencia y corporalidad; ofreciendo
algunas posibles pistas, propuestas, rutas y cuestionamientos que abran camino en
favor de una mayor comprensión, visibilidad y conciencia respecto a este sector de
la población.
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Por ello en el Capítulo 1 abordamos algunos de los caminos que ha tomado la
construcción de la niñez, con la intención de ofrecer un panorama más amplio sobre
los intereses, obstáculos e influencias que han favorecido o impactado las formas
en que se ve, concibe y trata a la niñez en nuestra sociedad actual.
Finalmente, este trabajo culmina con un apartado que no pretende poner punto final
a esta investigación y a una problemática cuya resolución aún se encuentra
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distante, sino por el contrario, buscamos: a) dejar la puerta abierta para que el tema
del trabajo infantil no se pierda de vista, b) subrayar que las niñas y niños en la
Región de la Cuenca del Papaloapan en el Estado de Oaxaca son mucho más que
información de gabinete y carne de cañón, c) abrir el camino a nuevos
cuestionamientos en torno a la niñez y d) resaltar el papel de las subjetividades
como herramientas fundamentales en el quehacer antropológico, más allá de un
aséptica objetividad que poco o nada tiene que ver con la realidad en campo.
1. EL CONCEPTO DE NIÑEZ.
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Yo creo que la niñez es un chiste cruel de la memoria…
F.G. Haghenbeck
¿A qué nos referimos cuando decimos niño? Asumimos casi instantáneamente que
estamos hablando de los seres humanos que ya no se consideran “bebés” y que
aún no son adolescentes o jóvenes en ciernes y mucho menos adultos. Sabemos
identificar a uno e incluso podemos llamarlo de otras formas: infante, chiquillo,
chamaco, escuincle, mocoso, creatura, chico, chaval o nene; sin embargo, solemos
olvidar con más frecuencia de la que sería conveniente, que las palabras tienen un
origen y una utilidad, usos y abusos que ayudan a fincar identidades y a regular
tratos, que su manejo no es necesariamente neutro o ajeno a las relaciones de
poder y que les hemos otorgado una carga de valores, morales y atavismos adultos
que no necesariamente se ajustan a las realidades e individuos que buscan definir.
11
antiguo Ninnus de creación expresiva” (Coromines, 1987, p.414). Por lo que la única
opción que nos queda para entender el nacimiento de ésta palabra, es
probablemente ubicándola como una onomatopeya o la apropiación de algún
vocablo infantil en tiempos distantes por parte de los adultos; derivando de esto las
palabras “niña” y “niñez”.
Si bien los orígenes del término son nebulosos por decir lo menos, lo que sí es
posible afirmar, es que éste no es solo un sustantivo utilizado para hacer referencia
a un ser humano en un momento específico de su ciclo de vida, sino que parece
ser en sí mismo un adjetivo cargado de juicios de valor, vinculados a tamaños,
estados, capacidades y actitudes específicas en contextos determinados. Por
ejemplo, en la actualidad algunos implícitos de la palabra se relacionan con
nociones como vulnerabilidad, inmadurez, crecimiento, desarrollo, educación,
inocencia, inexperiencia e incluso pureza, si bien esto no ha sido siempre así, tal
como mencionaremos posteriormente. Creemos que esto es importante, porque
dichos sentidos repercuten de forma directa en las concepciones y tratos que en la
actualidad se brinda a la niñez no solo en nuestro país sino en el mundo en general,
dando paso a aspectos sociales vinculados a la protección, atención y formación de
las niñas y niños, características propias no solo de la especie humana al momento
de la crianza de su descendencia, pero también a la invalidación, abuso y
explotación de las niñas y niños por parte de población de mayor edad, lo cual
parece ser un rasgo que la humanidad no comparte con otras especies. De esta
manera, es posible entender que hablar de niñez ya no es en un primer momento,
un tema exclusivo de la crianza, restringido a los hogares y mucho menos potestad
única de los procesos sociales de maternaje o paternaje en los contextos actuales,
y por el contrario, es un tema, que al igual que la población a la que hace referencia,
recae en los ámbitos de lo público y de lo social, que involucran desde la continuidad
de la humanidad como especie hasta el papel de las nuevas generaciones como un
sector clave del que van a depender la preservación y persistencia del legado
cultural, social, histórico e incluso ambiental de la humanidad. Considerando lo
anterior, ser denominado como niña o niño no es un asunto fortuito o
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intrascendente. Dependiendo del contexto en que dicho nombramiento se lleve a
cabo, este nombrar conlleva privilegios, responsabilidades, limitaciones y/o
sanciones que no en poca medida determinarán las condiciones de vida de las niñas
y niños.
1
De hecho esta noción se vincula con la de Ann Solberg (1995), socióloga noruega, quien acuñó el término
edad social para referirse a las concepciones negociadas de ser mayor o menor, una construcción más flexible
que la edad cronológica.
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sociedad con todas sus capacidades legales, con los derechos, obligaciones y
beneficios correspondientes; pero quien ostenta una minoría de edad se enfrenta a
límites no solo en relación a las responsabilidades que posee, sino de forma
paralela, respecto el ejercicio de sus derechos, bajo el argumento de que la
inmadurez física y mental de niñas , niños y adolescentes les impide tomar las
decisiones correctas, por lo que de forma consecuente su rango de acción es
limitado y debe de ser “supervisado” continuamente por adultos “responsables”.
Esta postura, si bien es vetusta, sigue presente en el cotidiano, retroalimentando la
noción de una niñez desvalida, inmadura y carente de fuerza de voluntad,
capacidades y raciocinio. Así, las nociones de “menor” y “niño” se entrelazan,
volviéndose el niño no solo un menor de edad, sino también, el que tiene menos
experiencia, menos responsabilidad, menos madurez, menos capacidades, pero
sobre todo y de manera alarmante, quien tiene menos posibilidad de ejercer sus
derechos.
Es evidente que las niñas y los niños en cualquier parte del mundo, distan de tener
la experiencia o fortaleza que jóvenes y adultos han tenido tiempo para desarrollar,
sin embargo, pensar que en general las niñas y niños son incapaces de tomar
ciertas decisiones y asumir ciertas responsabilidades, es una postura retrógrada,
que de hecho contradice al concepto de Autonomía progresiva, presente en la
Convención de los Derechos del Niño (1959). Dicho principio hace referencia a la
capacidad que tienen niñas y niños de asumir ciertas responsabilidades y tomar
determinadas decisiones conforme van creciendo (Elige, 2019).
Siguiendo este planteamiento, es necesario considerar que a la par que las niñas y
niños van desarrollando sus habilidades y capacidades, se va desarrollando su
autonomía, subrayando el papel del Estado (y en cierta medida de los adultos en
general), como un generador de condiciones que hagan factible para niñas y niños
el ejercicio de sus derechos, dejando sin autoridad a cualquier institución o actor
que considere que los derechos humanos son algo que se pueden ir prohibiendo o
autorizando. Por ello es relevante señalar que el marco normativo nacional más
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importante es la existencia de la Ley General de Derechos de Niñas, Niños y
Adolescentes que incorpora el paradigma de derechos humanos de la infancia, en
el cual se encuentran transversalizados los principios de la Convención sobre los
Derechos del Niño; se crean el Sistema Nacional de Protección Integral de
Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes y las Procuradurías de Protección de
Niñas, Niños y Adolescentes, tanto a nivel federal como a nivel estatal (Ley General
de Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes, 2018).
Haciendo hincapié en la idea de que el papel de las niñas y los niños en la sociedad,
no puede ser establecido a partir de sus limitaciones o exigüidades, que la niñez
debe dejar de ser considerada como una suerte de fase “larvaria” de la adultez, en
la que sujetos “inacabados” están a la espera de las estaciones para por fin madurar
y tener una personalidad e identidad propias.
La niñez tiene que ser percibida como una condición humana específica con
características, códigos, producciones, experiencias y procesos propios que ayudan
a conformar a una persona como tal en ese momento en particular, la cual posee
formas específicas de: construir y entender la realidad social en la que se encuentra,
desarrollar sus propias estrategias, tejer sus redes y elaborar subjetividades más
allá de las ansiedades adultas; pero sobre todo, con plena capacidad de ejercer sus
derechos.
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sin embargo, si consideramos la propuesta de Sen, quizá podemos pensar a las
niñas y niños como potenciales agentes de cambio que no tienen que esperar a la
vida adulta para impactar en sus respectivas comunidades, si tan solo se les deja
de invalidar, y se les otorgan las herramientas necesarias para un empoderamiento
acorde a sus capacidades. Y quizá el inicio está en empezar a reconfigurar en la
mente adulta los implícitos que tiene el concepto de niñez, porque es probable que
los adultos no sean los grandes cuidadores de las niñas y niños, sino sus celadores
y obstáculos, ya que bajo el lema de “mayor protección” parece que yace la idea de
“menos derechos”, una contradicción que favorece una relación de poder vertical
en la que el adulto promedio “sabe, puede y decide” en lugar del niño que “ aún no
sabe, no puede y no debe…”, generando una relación de dependencia en la que
poco o nada se estimula a las niñas y niños como individuos, al agruparlos dentro
de un concepto que se ha usado de forma monolítica y aplastante hasta hace muy
poco tiempo, acción que termina por coartar cualquier posibilidad de fomentar la
capacidad de agencia de las niñas y los niños, además de invisibilizar los distintos
contextos en los que la niñez se gesta; porque tal como menciona Bourdieu (2002):
“…solo con un abuso tremendo del lenguaje se pueden colocar bajo el mismo
concepto universos sociales que casi no tienen nada en común…”. Porque no hay
una forma única de ser niño o niña, y la niñez como concepto no debe usarse como
referencia que se construye, aplica y significa de la misma manera para todas y
todos lo designados con ésta.
Es momento para los adultos de entender que en el nombrar está implícito el rango
de acción de aquellos a quienes nombramos, una denominación puede legitimar,
pero también restringir. Quien nombra ostenta un poder, la capacidad no solo de
asignar palabras, sino de instaurar identidades, de hacer inteligible aquel a quien
se nombra para el resto de la comunidad, de ubicarle dentro de las coordenadas de
lo social en un contexto específico, de establecer los parámetros, convenciones y
posibilidades que acompañarán una vida en un momento determinado, se quiera o
no. Porque las denominaciones, los nombres y sus significados se establecen
desde discursos hegemónicos que regularmente desconocen las realidades
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sociales de los grupos o sectores de la población que nombran, pero que fingen
conocer por el valor que dan a sus propios imaginarios, que no en pocas ocasiones
son totalmente ajenos a las realidades sociales que pretenden definir, pero que aun
así, por su carácter hegemónico, legitiman, denuestan, normalizan.
Por ello es importante entender los alcances y las limitaciones que el concepto de
niñez tiene en nuestra sociedad, al ir acompañado de una serie de imaginarios y
representaciones adultas que de forma no poco frecuente coartan la libertad y el
ejercicio de los derechos de las niñas y niños de nuestro país. En ocasiones parece
que el mundo adulto confunde la idea de impulsar el desarrollo con incubar,
pensando que mientras se tenga a las niñas y niños “a salvo, permitiendo que se
comporten como niños” –lo que sea que esto signifique-, su desarrollo está
asegurado, olvidando por completo la diversidad y peso de los contextos en el que
las niñas y los niños tejen sus historias.
Por ello, es necesario marcar una diferencia entre las ideas que los adultos tienen
sobre los niños, en contraste a las nociones que las niñas y los niños tienen de si
mismos. Los primeros trabajan con la niñez a partir de lo que creen que debe de
ser, mientras que los segundos tienen la ventaja de vivir la niñez a partir de lo que
es, de lo que viven. Por supuesto que muchas de las inquietudes adultas tienen sus
bases en problemas reales inherentes a contextos específicos, dificultades que es
necesario enfrentar; sin embargo, valdría la pena revisar cuantas otras de esas
inquietudes, en realidad tienen como punto de origen ansiedades adultas, que por
generaciones han regulado las diferentes manifestaciones de la niñez a lo largo de
la historia, o peor aún, ocultan verdades aún más perturbadoras, como la idea de
que ciertas instituciones velan de forma inequívoca por la seguridad y bienestar de
la niñez, cuando el tiempo termina por revelar otras realidades. Tomemos por
ejemplo, el creciente número de casos de abuso sexual y violencia hacia niñas y
niños que se originan en el seno familiar o en ámbitos como la iglesia.
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El contexto entonces y las experiencias que genera, se erigen como elementos
clave en la construcción de la niñez. Hay niños que no se comportan o viven bajo
los parámetros que los adultos han establecido idílicamente para ellas y ellos: los
que trabajan, quienes mantienen familias o cuidan adultos, quienes son abusados,
quienes viven violencia y quienes la ejercen, quienes rozan la genialidad y van a la
universidad aún antes de alcanzar la pubertad, quienes viven en contextos en los
que jugar es un lujo no la rutina, quienes mueren de hambre y no saben de dulces,
quienes odian sus cuerpos porque así se los enseño la sociedad, quienes no
conocen el mar y ni siquiera el agua potable, quienes saben a qué sabe un pesticida,
quienes nunca serán adultos porque su niñez fue interrumpida y de quienes no
queda nada más que una foto, una ficha, una alerta.
Y sería interesante que muchos adultos - cuyas decisiones tienen a muchas niñas
y niños en esas condiciones-, les dijeran a tales niños que lo que les sucede es
porque no saben, porque no pueden, porque no tienen la madurez, porque les falta
responsabilidad, porque carecen de capacidades, y que es mejor que sigan siendo
inocentes, que sigan dejando a los adultos decidir por ellos y sobre sus vidas.
Todo esto nos invita por tanto, a no usar el concepto de niñez como un elemento
inocuo en singular que se refiera a una población homogénea, cuando en la gran
mayoría de los casos lo único que tienen en común quienes forman parte de ella,
es la pertenencia a un grupo etario y el compartir un territorio.
Si bien es complicado ubicar la niñez como un concepto en singular o plural,
(opuesto a lo que ocurre con juventud y juventudes, en donde frecuentemente el
primer término se usa para referirse a un tema y el segundo a las realidades
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sociales), la salida que se propone es que siempre que se hable de niñez, será
necesario:
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Las niñas y los niños de México y el mundo poseen identidades sexo-genéricas, corporalidades, pertenencias
étnicas, ubicaciones geográficas y un sinnúmero de características propias que es necesario tomar en cuenta,
si en verdad queremos cambiar el esquema de hablar SOBRE la niñez, para empezar a hablar DE la niñez.
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que se encuentran entre los 6 y los 12 años de edad. Argumentos todos, que sirven
para mantener viva la controversia sobre si la niñez es parte de la infancia o no.
Este debate depende del autor o corriente que se esté consultado; no es lo mismo
hablar de la forma en que Piaget concibe a la infancia a partir de su modelo de
desarrollo cognitivo (Piaget, 1973), a las propuestas de desarrollo de Erikson
(Erikson, 1983), pasando por los tratados de Ontogenia. La realidad es que por lo
menos en el caso del español, cuando se habla de infancia y niñez, las definiciones
fluctúan entre lo biológico, lo psicológico y lo cultural, sin encontrar realmente una
constante más que la edad en muchas de las propuestas, concordando en su justa
medida con lo que la Ley de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes de la
Ciudad de México propone (2017), situando a la niñez como segunda parte o no de
la infancia, pero regularmente dentro del lapso de los 6 a los 12 años, con lo que
podemos afirmar (no sin titubeos) que la tensión entre los términos infancia y niñez,
obedece más a un conflicto de orden teórico que a una diferencia real, producto de
la ambigüedad de los términos, reafirmando el papel que el lenguaje juega en la
definición de la vida humana.
Sin embargo, lo que es un hecho innegable es que así como el concepto de niñez
conlleva una serie de implícitos que tienen un impacto que puede ser negativo, en
el caso de la “infancia”, las significaciones remiten aún en mayor medida a un grado
más profundo de inmadurez biológica y psicológica, que elimina casi por completo
la posibilidad de tratar de entender a las y los menores de 6 años en sus propios
términos. Ya que tal inmadurez se ve enmarcada sobre todo en los primeros años,
por una total dependencia hacia los cuidadores, dependencia en un primer
momento física, que con el pasar de los años terminará por dar paso a una
dependencia emocional que servirá como un sustrato fértil para el desarrollo de la
concepción de niñez invalidante que hemos venido discutiendo en este apartado.
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condición de estatus que le permite definir, imponer reglas, normas y sanciones. El
nombrar, categorizar o conceptualizar puede brindar una puerta de acceso a
realidades a las que se requiere aproximarse, sin embargo, en el lado opuesto,
también al nombrar se pueden desvirtuar identidades, capacidades y contextos que
al no poseer referencia alguna tienden a ser ignorados, invisibilizados, obviados e
incluso omitidos. Por supuesto hay realidades que superan al lenguaje, pero es el
lenguaje el que las hace asequibles a la comprensión humana, El nombrar, el
categorizar no son procesos neutros que solo buscan ubicar o describir a seres o
condiciones. Cada palabra tiene un peso específico en nuestra sociedad, y
responde en forma y fondo a un sistema hegemónico que puede favorecer (o no) al
segmento entero de una población, con el simple hecho de nombrarle de una forma
u otra. Porque nombrar no es solo asignar un término, es designar un concepto para
distinguir, pero tal designación va cargada de una serie de significados que tendrán
gran influencia sobre la posición que una persona, cosa, lugar o suceso tendrá en
un contexto específico, posición que será dada a partir de la carga simbólica que
posea el concepto con el que fue identificada, producto de los intereses y relaciones
de poder involucrados en el proceso de designación.
En el caso de la niñez, el término es uno cuyos orígenes son difusos, pero los
implícitos que conlleva no lo son, y se han preservado porque además de su
articulación con la realidad que designan, favorecen el apuntalamiento de un
sistema adultocéntrico que sigue considerando que cualquier otra etapa de la vida
de un sujeto no es más que el camino de entrada o de salida de una gloriosa,
productiva, plena, realizada y madura adultez.
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realidades de las niñas y niños en México requiere por un lado valorar como
hablamos y que pensamos de ellas y ellos cuando los nombramos, cuales son los
imaginarios, prejuicios y subjetividades que se han adosado a la concepción de
niñez y que parecen intrínsecos al discurso adulto3; y por otro lado, brindarles la
palabra, permitiendo que ellas y ellos se nombren, se definan y hablen de sí
mismos, abriendo la puerta a una era en que el lenguaje debe dejar de ayudar a
oprimir a las niñas y los niños, y se vuelva su herramienta.
3
Lo cual en realidad tendría que ser parte del proceso de toda persona dedicada a la investigación: el tener
claridad respecto a sus procesos de subjetivación, prejuicios y atavismos, los cuales van a influir no en menor
grado sobre el discurso, análisis, propuesta e incluso metodologías elegidas y desarrolladas.
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que en otras regiones no haya obtenido un lugar por derecho propio; sin embargo,
es evidente que es en Occidente donde en muchos sentidos, se ha marcado la pauta
de cómo se debe de considerar la niñez en la actualidad. Partiendo desde el
discurso biomédico que tiene sus orígenes en la Grecia clásica, pasando por las
promulgaciones de Derechos y las tradiciones de Psicología y Pedagogía.
En este sentido, en muchos lugares aún se espera que los niños actúen tal cual lo
hacen los adultos, o bien se da preferencia a las niñas y niños “más maduros” o a
quienes a ojos de la familia presentan potencial para ser eficaces y eficientes adultos
a corto plazo. Es probable que en siglos previos, la sociedad tuviera mayor claridad
respecto a su postura en torno a la niñez, definiéndola como un periodo de
preparación para la vida adulta. Las nociones de inocencia e incapacidad infantil
realmente habrían de cobrar mayor relevancia, sólo cuando se empiezan a instaurar
modelos educativos más formales vinculados al trabajo y la mano de obra, la cual
dependía en mucho de las habilidades y capacidades de cada persona, y que
evidentemente se iban desarrollando y puliendo con la edad, dejando a un grupo de
niños relegados mientras lograban tener los atributos deseados para integrarse a la
vida adulta –entendida como laboral en la mayoría de los casos-.
23
Considerando esto, Ileana Enesco desarrolla una línea del tiempo en la que muestra
de forma clara el proceso histórico que ha tenida la concepción de la niñez en
Occidente (Enesco, 2008). Para Enesco, los antecedentes de la concepción de la
niñez en Occidente, tal como hemos mencionado se encuentran en Grecia, en
donde se da prioridad a una educación enfocada en un desarrollo integral de cada
ser humano, durante la cual, tanto el cuerpo como la mente deben de formarse y
disciplinarse a la par. Esta educación habría de estar acorde a la naturaleza
humana, y en relación directa con las habilidades, aptitudes y actitudes de cada
niño4. Realmente para la Grecia clásica la educación “formal” era indicada hasta
que la pubertad ya había pasado, antes de ello, el aprendizaje se enfocaba
principalmente en aprender a leer, escribir y la educación física.
Con la llegada del imperio Romano, la situación de la niñez habría de sufrir cambios
fundamentales. Por un lado se da mayor prioridad a la educación considerada
formal, la cual es expandida hasta antes de la llegada de la pubertad; y por otro, el
modelo educativo propuesto por los romanos ya se ofrece segmentado, vinculando
este fraccionamiento a la edad y capacidades de los niños, sentando las bases para
los modelos educativos actuales.
4
Es necesario subrayar que en este periodo como en muchos otros por venir, la presencia de las mujeres era
en el mejor de los casos, sólo sugerida, si no es que usualmente omitida.
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Sin embargo, según refiere Enesco (2008), para la Edad Media, las condiciones
escolares habrían de presentar cambios. Si bien la educación seguiría a cargo de
una institución, en este periodo una de las entidades que cobraría la relevancia y el
poder necesarios para poder influir sobre los procesos educativos sería la Iglesia.
Para este momento, la prioridad sería entonces, preparar a la niñez para que fueran
buenos siervos de Dios, disciplinando mentes y cuerpos de manera férrea, so pena
de sanción5. San Agustín en este momento es quien empezará a hacer reflexiones
de forma más clara, respecto a la bondad e inocencia las niñas y niños, de la pureza
de sus espíritus y cuerpos y de la consecuente cercanía de Dios al poseer la pureza,
castidad y decoro que exigían las estoicas posturas cristianas. Por su parte, Santo
Tomás de Aquino, habría de tomar una postura mucho más rígida, resaltando la
condición del cuerpo como una envoltura de carne con tendencias al pecado, y a
las niñas y niños como engendros que aún presentaban la mácula del pecado
original, razón por la cual tenían que ser bautizados, disciplinados y de ser necesario
corregidos para que pudieran retomar el camino del Señor; aún para el siglo XVII
por ejemplo, Pierre de Bérulle habría de opinar al respecto: No hay peor estado,
más vil y abyecto, después de la muerte, que la infancia6, (Enesco, 2008).
Refiere Enesco (Enesco, 2008), que en el siglo XVI, como parte del Renacimiento,
habría de desarrollarse un interés renovado por el tema de la niñez. A un nivel tal
que incluso Erasmo de Rotterdam intrigado por la naturaleza de la niñez, habría de
5
Es necesario subrayar que para este momento, no existen datos con la suficiente claridad o veracidad, que
permitan dar cuenta del papel específico que jugaban las familias en general y los padres en particular en
estos procesos.
6
Y podríamos resumir ambas ideas en la noción del niño como un “santo salvaje”, puro pero incivilizado,
idea que no es del todo ajena al mundo adulto actual.
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generar su obra: De pueris, mientras que el valenciano Juan Luis Vives habría de
desarrollar propuestas alrededor de la educación de la niñez, incluidas las niñas,
además de interesarse por integrar a los procesos educativos a quienes se
consideraban “anormales”.
Para el siglo XVII esta ola de interés se habría de mantener, resaltando los trabajos
de:
- Jan Amos Comenius, quien habría de abogar por una educación integral para
niñas y niños por igual (incluso proponiendo la obligatoriedad de la misma
hasta los 12 años), resaltando el papel de la madre como cuidadora.
Y de
26
Para Rousseau, el niño tiene una bondad inherente y es una entidad con
características propias, por lo que los procesos educativos además de que tendrían
que ser obligatorios, tendrían que adaptarse a sus necesidades y capacidades. El
autor se opone de forma terminante a los procesos educativos basados en ejercicios
de memorización y da prioridad a la acción y la experiencia como elementos claves
en la adquisición de conocimientos. Para él, el pequeño hombre no es simplemente
un hombre pequeño (Enesco, 2008; Rousseau, 2019).
Entre los siglos XVIII y XIX, la concepción de la niñez empieza a estar mucho más
cerca de la que se ubica en la actualidad. Propuestas como las de Froebel, quien
desarrolla la idea del kindergarten además de impulsar la interacción entre padres
e hijos, resaltar la importancia del juego y tratar de establecer una suerte de
27
continuidad entre crianza, educación y cuidados, entre la familia, la escuela y la
comunidad, habrían no solo de reforzar el vínculo entre niñez y escuela, sino que
vendrían a constituirse como los cimientos de una concepción de la niñez más
permisiva, adaptable y muy dada a la explicación desde la intuición y la experiencia.
Siguiendo este planteamiento, para ese momento, muchas de las niñas y niños,
sobre todo de clases medias y altas, dejarían de ser considerados como mano de
obra, lo cual se constituye como producto y origen de un replanteamiento de la
educación y la crianza (Ariès1, 1987. Fröbel, 2018).
Sobra decir que con la llegada del siglo XX, se daría inicio a una era de
replanteamiento de la niñez, concediéndole por fin la posibilidad de que fuera una
periodo del ciclo de vida humano con características propias, necesidades
específicas, problemáticas únicas y derechos totales. Empiezan a sonar alrededor
del término, otros como identidad, libertad y derechos, hasta que el 20 de Noviembre
de 1959, se viene a aprobar la Declaración de los Derechos del Niño por los países
miembros de la Organización de las Naciones Unidas, lo que en teoría, vendría a
cambiar no solo la forma en que se concebía a la niñez, sino de forma contundente,
a la forma en que sería tratada, ¿o no?.
28
Sin embargo, aun cuando la meta de quienes trabajan a favor de los derechos de
las niñas y niños es garantizar el ejercicio de los mismos y concederles un lugar
como agentes de cambio, la realidad es que ni en la niñez, ni en la juventud y ni
siquiera en la adultez, el ser humano se construye sin la influencia en menor o mayor
medida de una serie de instituciones, sucesos, sistemas hegemónicos y relaciones
de poder que de una forma u otra impactan en su realidad social, en su identidad,
en sus prácticas y representaciones.
Considerando esto, retomamos una propuesta que elabora Maritza Urteaga sobre
el impacto que han tenido las instituciones en la construcción de las juventudes en
la actualidad (Urteaga, 2007), adaptándola para explicar ese impacto pero en la
niñez. Dando evidencia de cómo la vida de niñas y niños oscila entre la
resignificación, el empoderamiento y la autodeterminación versus la asimilación, la
normatividad y los sistemas hegemónicos, dando paso a las múltiples variantes
que presenta la niñez en la actualidad.
I. Cambios en la familia.
Con los cambios generados en los últimos siglos en los procesos educativos, el
papel de la familia habría de sufrir de forma consecuente modificaciones de fondo.
Tradicionalmente las familias tenían un carácter patriarcal en las que evidentemente
los hombres iban a la cabeza, y el padre era el líder. Guiar, dirigir, proveer, cuidar,
29
disciplinar, eran parte de sus tareas cotidianas, y no en pocos casos sus decisiones
eran inapelables. Bajo este esquema, aspectos como obediencia, lealtad y respeto
eran incorporados a los procesos formativos de niñas y niños, reforzando su
condición de inferioridad en el escalafón familiar, y habituándolos a los juegos de
poder que irían encontrando a lo largo de sus vidas.
Con el paso del tiempo, todo ello más la implementación de los Derechos del Niño
y puesta en marcha de nuevas políticas que regulaban los aspectos laborales de
niñas y niños, daría paso al tipo de familia nuclear con el que tanto nos
familiarizamos en el siglo XX, con lo que, de forma consecuente, se reforzaría una
noción de cierto tipo de niñez que en muchos sentidos podría ser considerada la
más dependiente de la historia.
30
II. Cambios en la escuela.
Por ello, es común encontrar referencias ( Urteaga, 2007; Ariès, 1987) que indican
que si bien en las etapas educativas iniciales era posible encontrar
representaciones de todos los estratos sociales, conforme el nivel se incrementaba
–y de forma consecuente los costos-, solo la descendencia de familias con
posibilidades económicas podía seguirse manteniendo en el espacio escolar, dando
paso a nuevas formas de desigualdad social, primero desde el punto de vista de
acceso y después desde el punto de vista de formación. Pues si las niñas y niñas
de familias menos acaudaladas no podían asistir a escuelas de educación superior,
las exigencias laborales les llevaban a tomar breves cursos en los que pudieran
aprender a corto plazo las habilidades básicas para poder cumplir con sus
responsabilidades en las áreas de trabajo. Esto habría de dar paso en el futuro a la
educación técnica, la cual por mucho tiempo habrá de ser considerada inferior a la
educación “formal”.
31
Con el paso del tiempo, y al irse transformando en una institución de carácter
público, la educación formaría parte de los elementos que participarían en la
resignificación de la niñez, gracias a la influencia que sus tiempos, instrucciones,
espacios y redes internas empezarían a ejercer, y que permitían a niñas y niños
apartarse de la estructura familiar, pero integrarse a otro aspecto de la estructura
social de sus comunidades.
32
distracciones, mayor eficacia y eficiencia. Si bien en un primer momento las
mujeres, niñas y niños en general formaban parte del mercado laboral, con la
llegada de los procesos de industrialización, nuevas legislaciones y la
especialización laboral, eran apartados de los nichos de trabajo, al exigirse una
mayor formación lo cual tomaba tiempo para los menores de edad, y durante la cual
con frecuencia las mujeres tampoco eran consideradas, relegándolas a un entorno
doméstico. Evidentemente durante este proceso, nociones como el concepto de
clase habrían de florecer, ante la aparición de un proletariado que al carecer de
recursos propios solo podía ofrecer su mano de obra, lo cual favorecía que éste se
encontrará desprotegido, con escasos ingresos, explotado y denigrado, resaltando
y acentuando la división social.
Finalmente, los cambios a los sistemas legislativos solo fueron el remate de las
necesidades que la transformación de los entornos laborales trajo consigo,
preservando los intereses de los grupos hegemónicos. Con estos cambios se
empezaría a conformar una diferencia “oficial” entre la niñez, la adolescencia, la
juventud y la adultez no sólo en el ámbito de lo laboral, sino también en el judicial.
34
2. NIÑEZ Y ANTROPOLOGÍA.
Este giro tuvo su origen en gran medida, en los cambios institucionales que hemos
citado previamente, y que habían dado por resultado una concepción de la niñez
35
más distanciada del mundo adulto en ciertos contextos, aun dominada por éste en
otros, y de la que se desconocían realmente sus singularidades en prácticamente
todos.
En el ámbito de las ciencias sociales, uno de los primeros investigadores que habría
de traer el tema de la niñez a la palestra más allá de la biología y su concepción
como replicas en miniaturas de los adultos, fue el historiador francés Philippe Ariès,
quien habría de hacer grandes indagaciones respecto a la forma en que las niñas y
niños como individuos figuraban en las sociedades desde la Edad Media, tratando
de comprender su ausencia de los relatos, escenas y contextos, el auge del tema
en siglos posteriores y el origen de la brecha que por fin los alejaría de la idea de
ser pequeños adultos en formación.
36
Con todo ello, sí la Antropología y sus diversas manifestaciones eran responsables
de estudiar al “otro”, y la niñez ya se empezaba a entender como un grupo con
características propias, entonces había llegado el momento de que ambas se
encontraran.
37
como actores sociales plenos, en lugar de ser enmarcados principalmente como
adultos que se entrenan o como problemas para el orden social de los adultos.
En una crítica temprana, Enid Schildkrout observó que los niños rara vez formaban
parte de las descripciones de los sistemas sociales y propuso que debían
entenderse como niños y no como la próxima generación de adultos. Al invertir la
ecuación familiar de los niños con dependencia, Schildkrout se cuestionó ¿Qué
pasaría con el mundo adulto (aparte de su extinción) si no hubiera niños? y ¿De
qué maneras los adultos dependen de los niños? (Schildkrout, 1980).
Con esta renovada atención sobre la niñez y su papel como actores sociales con
vidas y experiencias variadas, fueron cobrando impulso los estudios sociales de la
niñez. Una propuesta crítica respecto al adultocentrismo institucional, organizado
en torno a las perspectivas e intereses de los poderosos. Cabe subrayar que la
atención académica hacia las mujeres y las personas de color ayudó a impulsar la
investigación sobre la niñez. Las categorías empezaron a ser cuestionadas,
buscando debajo del esencialismo las causas, intereses y caminos de su
construcción, examinando las diversas formas en que se han organizado y se les
38
ha dado significado. Una categoría usada de forma tan amplia como “niño”, al
abarcar una amplia gama de edades y capacidades, límites ambiguos y contextos
variados, representaba todo un reto para este proceso.
Con el tiempo, ante la creciente complejidad de los contextos en los que niñas y
niños se desarrollaban, cada vez un mayor número de investigaciones habrían de
proporcionar nuevas perspectivas y planteamientos, enriqueciendo la visión sobre
la niñez en el mundo. Hay investigaciones que abarcan desde niños que viven en
contextos de pobreza extrema hasta los que viven migración forzada y guerra,
extendiendo el estudio de la niñez mucho más allá del mundo de las familias, los
barrios y las escuelas, situando a los niños dentro de procesos de cambio político y
económico. Hoy por hoy, podemos encontrar académicos que han estudiado a
niños que viven y trabajan en las calles de ciudades de América Latina, Asia, África
y Europa del Este. Eruditos como Tobias Hecht (Hecht, 1998), han trazado las
fuerzas económicas, sociales y políticas que atraen o empujan a los niños a vivir y
trabajar en las calles; sus redes sociales y sus variadas relaciones con los entornos
urbanos, incluidas las oportunidades y los riesgos que la vida en la calle plantea
para la supervivencia; además de los esfuerzos gubernamentales y de otro tipo para
controlar y reformar este grupo estigmatizado.
Algunos investigadores han buscado acceso a las perspectivas de los propios niños,
trabajando con ellos para cambiar las condiciones de sus vidas. Otros han
examinado la hipervisibilidad de los niños de la calle, cuyas vidas se han convertido
en forraje para periodistas, investigadores y grupos que buscan más
posicionamiento que resultados. Los niños y la pobreza no han escapado de una
suerte de sensacionalización que termina por suavizar realidades que carecen de
glamour y romanticismo, aunque se presenten de forma contraria.
Sin embargo, los muchos tipos de investigación sobre niños de la calle nos permiten
ubicar los tres enfoques teóricos centrales de los nuevos estudios sociales de la
niñez:
39
1. El análisis comparativo de la economía política y la estructuración social de
la niñez en particular.
2. El estudio de construcciones simbólicas o discursivas de niños y niñas; y
3. La atención a los niños como actores sociales y como creadores e
intérpretes de cultura.
40
clase social y la raza están integradas en los procesos de clasificación y
seguimiento.
41
género, por ejemplo, en juegos de juegos donde los niños persiguen a las niñas.
Siguiendo este proceso, para el 2011 Julie Delalande empezaría a hablar de
culturas infantiles, al observar el peso de las relaciones de pares entre niñas y niños,
y los procesos de resignificación que poseen a partir de los saberes adquiridos
(Delalande, 2011).
42
2.2. Niñez biocultural.
Como se ha podido observar, hablar de niñez en Antropología como algo más que
un tema circunstancial es hablar de un tópico con una trayectoria relativamente
joven en el mundo en general y en México en particular.
En este sentido es relevante el trabajo de María Eugenia Peña, que durante mucho
tiempo ha marcado la pauta en los temas vinculados con la niñez, los procesos de
43
crecimiento y el desarrollo de niñas y niños en México, resaltando la influencia de
los entornos sociales en el mismo, todo ello a partir de la reflexión y análisis de
temas como la obesidad. Desde sus tesis de licenciatura y grado hasta sus
investigaciones más recientes Peña ha fijado su atención en la niñez, abordando
temas como: crecimiento, desarrollo morfofuncional, dolor, nutrición, obesidad y
madurez biológica tanto en entornos rurales y urbanos, como en poblaciones
indígenas y mestizas (Peña, 2015).
Reyes Domínguez, (Reyes, 2017), nos ofrece en este sentido un resumen claro de
la forma en que se han ido desarrollando los temas vinculados a la niñez desde la
Antropología Social tal como se cita a continuación:
44
…durante la última década los seminarios, congresos y publicaciones
antropológicas centrados en la niñez han ido en aumento. A modo de ilustración
pueden mencionarse los seminarios-taller sobre antropología de la infancia
organizados en 2013, 2015 y 2017 en El Colegio de San Luis; el Simposio
Internacional Encuentros Etnográficos con Niñas, Niños, Adolescentes y Jóvenes
en Contextos Educativos realizado en Oaxaca en 2013; el Seminario Estudios de
las Infancias: Aproximaciones y Retos, que tuvo lugar en la Universidad Autónoma
Metropolitana en 2012 y el Seminario Antropología de la Niñez en Contextos de
Desigualdad realizado en la Escuela Nacional de Antropología e Historia en 2011.
Por otra parte, diversos investigadores mexicanos han consolidado una trayectoria
en el estudio antropológico de la niñez; tal es el caso de Lucía Mantilla, Neyra
Alvarado, Citlali Quecha, Valentina Glockner, Nancy Villanueva entre otros.
Asimismo, revistas mexicanas de antropología que cuentan con gran prestigio han
centrado alguno de sus números en investigaciones sobre infancia. A la vez,
algunos eventos interdisciplinarios que en torno al estudio de la niñez reúnen a
diversidad de investigadores sociales, han mostrado continuidad por varios años.
(Reyes, 2017).
- Cuerpo.
46
relaciona con la forma en que cada persona construye su realidad social de forma
predominante desde su corporalidad. Todo lo cual aporta nueva y útil información
que posibilita una mayor comprensión de las partes, su suma y el todo que es un
ser humano.
Ha pasado mucho tiempo desde que Tales de Mileto mencionaba que la base de la
percepción es lo material o desde que la medicina hipocrática abogaba por la
objetividad como elemento clave para conocer al mundo. La dicotomía
cuerpomente, característica de la tradición occidental, ha transitado por diferentes
momentos, partiendo de una visión religiosa hasta la concepción del cuerpo
máquina de la época victoriana; nociones que no se han esfumado del todo en la
actualidad, y que incluso se podría afirmar tienen un gran peso en los saberes
actuales que se han generado por y a partir del cuerpo. Es innegable que discursos
como el biomédico se cimientan y refuerzan a partir de las concepciones dualistas
de un cuerpo material, orgánico y visible que solo es receptor del impacto cultural,
pero que sigue siendo en gran medida, producto de la “naturaleza”, lo que sea que
esto signifique.
Sin embargo, en la actualidad es posible afirmar que cada individuo construye una
representación de su cuerpo, de la mano de los medios de comunicación, sus
creencias, los vínculos personales o la información de cualquier tipo. En el cuerpo
lo privado y lo público, lo individual y lo colectivo, lo orgánico y lo cultural solo son
algunas de las múltiples caras de la misma moneda. Y aun así, a pesar de la
evidente complejidad, por mucho tiempo se ha producido una reflexión sobre el
cuerpo que intenta explicar la relación entre cuerpo y mente, entre cuerpo y razón,
entre cuerpo y espíritu o entre cuerpo y alma.
En sentido opuesto, autores como David Le Breton (Le Breton, 1995), sostienen que
el cuerpo es moldeado por los contextos sociales y culturales de los que cada actor
forma parte, lo que da por resultado la socialización de su experiencia corporal, que
48
para Le Breton es la experiencia de vivir en sí misma. El cuerpo es entonces, origen
y destino de significaciones que van a dotar de subjetividad y sentido a la
humanidad. Pero esta experiencia vivida del propio cuerpo no está aislada del
“pensamiento sobre el cuerpo” o la «idea del cuerpo» que se forman por reflexión
mediante la distinción del sujeto y del objeto, ni está desarticulada de la materialidad
a partir de la cual se producen significaciones.
Judith Butler por su parte (Butler, 2002), se inclina por una relación aún más
compleja del cuerpo con su entorno, apelando a la propuesta de performatividad
49
tomada desde la lingüística, reestructurando al cuerpo como una materialización
resultado de una continua interacción entre el nombrar, el ser y el hacer, cuyo
resultado termina por conformarse como una realidad que incide en los contextos
en que se genera, a la par que refuerza su existencia con estos procesos de
incidencia.
Tomando esto en cuenta, Elsa Muñiz (Muñiz, 2010), propone entonces, abordar a
los cuerpos a partir del conjunto de acciones, representaciones, instituciones,
normas, usos, costumbres, imaginarios y dinámicas que se originan por y a partir
del cuerpo, englobando todo dentro del concepto de prácticas corporales, que de
forma simple se puede resumir como todo aquello que se hace por y a partir del
cuerpo, incluso medirlo, interpretarlo, diagnosticarlo, imaginarlo, significarlo o
analizarlo. Las prácticas corporales se pueden definir entonces, según la autora,
como sistemas dinámicos y complejos de agentes, de acciones, de
representaciones del mundo y de creencias que tienen esos actores, quienes
actúan coordinadamente e interactúan con los objetos y con otros elementos que
constituyen el mundo. Y en sus palabras, si se considera que forman parte del
medio en que se producen, es decir, que son históricas, los procesos cambiantes
que las caracterizan y diferencian no son independientes de la transformación del
medio y/o del contexto en el que se desarrollan.
50
Desde este planteamiento, por tanto, el cuerpo es punto de causa y efecto de las
diversas prácticas corporales, cuyo proceso de materialización le otorgan su
carácter complejo. Sin embargo, es necesario considerar que concebir el cuerpo
como una complejidad implica conocer también los significados biológicos,
culturales e históricos que se han erigido de forma separada, para tratar de
articularlos y con ello, dejar de concebirlo como una entidad fragmentada, al mismo
tiempo que se requiere desnaturalizar las ideas del cuerpo como solo carne y su
supuesta inferioridad respecto a la mente.
Con lo que aun cuando estos supuestos sirven para subrayar la complejidad de los
temas del cuerpo, al reconocer la contradicción que existe entre los componentes
biológicos y culturales, al mismo tiempo que hablan del carácter multidimensional
del cuerpo, se da muestra de la obsolescencia de comprenderlo desde la visión
especializada de una sola disciplina o metodología, visión que sería parcial o
empobrecida.
Esta propuesta busca rebasar la noción del cuerpo como encarnación de la cultura,
vehículo de la mente, y hogar de sublimes abstracciones como el “yo”. No niega las
posibilidades teóricas que dichas posturas puedan implicar, sino que por el
contrario, trata de encontrar sus puntos de articulación y el impacto de estos en eso
que cada actor concibe y vive como cuerpo en la actualidad. Con ello, la propuesta
de las prácticas corporales nos permite rescatar las subjetividades de niñas y niños
implícitas en la concepción, existencia y experiencia de sus corporalidades,
matizándolas con esos otros elementos con los que forman un entramado en el que
51
es difícil separar la norma, del saber, de la costumbre, de la identidad. La niñez no
pude darse en la ausencia de cuerpos que se ajustan dentro de un proceso
performativo a la idea de niñez.
Esta premisa permite apreciar las corporalidades de niñas y niños bajo una nueva
lente en la que, la subjetividad de ellas y ellos tiene un peso clave en la conformación
de las mismas y de forma consecuente en sus vidas, lo que abre la puerta a la
reflexión en torno a la construcción de su niñez, así como a su capacidad de agencia
y las posibilidades que se gestan al establecer esta como un elemento a considerar
en el desarrollo de las prácticas corporales.
Por todo ello, es que en éste trabajo consideramos la noción del cuerpo establecida
en el modelo de prácticas corporales, como una pieza clave para encontrar nuevos
elementos que nos permitan interpretar la niñez de una forma mucho más integral.
Una noción de cuerpo que no niega aspectos como la anatomía o la fisiología, sino
que busca integrarlos a un marco de referencia mucho más amplio, acorde a la
complejidad que caracteriza a las sociedades actuales con sus nuevos contextos,
actores emergentes y una creciente presencia de voces que habían sido
silenciadas, ignoradas o invisibilizadas, voces como las de la niñez.
- Experiencia.
Por parte de la Antropología Social, el concepto que decidimos usar como punto de
partida es el de experiencia social, el cual nos permite retomar los saberes,
imaginarios, estrategias y discursos que gesta el propio actor a partir de las
características de su contexto, abriendo el debate en torno al tema de agencia y
habitus. Retomamos este concepto de Francoise Dubet (1994), quien plantea la
experiencia social como una alternativa de análisis ante la diversidad de las
reacciones humanas de frente al continuo cambio y emergencia de contextos
aunados a las propias fluctuaciones del ser, que tiene que responder a ello de la
52
manera más eficaz y eficiente posible, lo cual va a estar dado por la percepción,
conocimientos y recursos con que cuente cada persona.
Si bien todo inicia desde el momento de que un estímulo es captado por los sentidos
– lo que de forma tradicional podríamos definir como sensación-, en realidad toda
la secuencia de eventos cobra fuerza con los procesos de percepción, dados a partir
de la selección, organización e interpretación de las sensaciones, lo que de la mano
de la información, conocimiento, decisiones y vivencias previas, van a dotar de
53
significado y sentido a la realidad, dando como resultado la conformación de la
experiencia social.
La experiencia social por tanto, para Dubet no es algo ajeno al sistema social, ya
que el actor construye una experiencia propia, dada por la interacción entre sus
subjetividades y la influencia de los elementos del contexto en que se desarrolla el
proceso. Así, las experiencias sociales se podrían plantear como la combinación de
subjetividades y objetividades. Con ellas, cada persona elabora sus decisiones y
estrategias, establece alianzas y hace planeaciones de acuerdo a todo este proceso
que repercute incluso en su proceso identitario. Sin embargo, Dubet menciona que
la tensión que puede generarse entre las tres lógicas cuando hay conflictos, u
oposiciones, impacta al ser humano causando, un "desencanto", convirtiéndolo en
un "actor disociado", fomentando la fragmentación del entramado social.
54
Para niñas y niños, la presencia de las lógicas propuestas por Dubet no tiene un
impacto muy distinto al que tienen en el mundo adulto, dando paso a ordenanzas,
interpretaciones, razones, motivaciones y diversos procesos de socialización que
en muchos casos pueden parecer contradictorios, pero que en realidad solo están
respondiendo a las fluctuaciones individuales y de los contextos, así como a la
tensión que puede haber entre estos. Estas circunstancias creemos nosotros, son
las que a la larga servirán de sustrato a cada niña y niño para definirse a sí mismos
y al mundo, operando como explicaciones, creencias y certezas – no
necesariamente congruentes para el mundo adulto, e incluso contradictorias entre
sí-, dando estructura a las dimensiones varias que conforman el o los mundos de la
niñez. Tomando en cuenta esto, creemos que las tres lógicas intervienen en la
construcción de la experiencia social de las niñas y niños de la siguiente manera:
55
lógica la que refuerza la desigualdad para con las niñas y niños, porque no define a
cada persona por su importancia social, sino por el alcance, recursos, autonomía y
capacidades que tiene, así como por su rango de influencia y capacidad de
autocuidado, circunstancias todas que tradicionalmente han sido limitadas o
restringidas a las niñas y niños dejando de lado la noción de autonomía progresiva,
invalidándolos y como consecuencia, restringiendo su capacidad de acción e
integración a los procesos comunitarios, encerrándolos en una espiral de
invalidación/exclusión.
56
de subjetivación, pero sin dejar atrás las influencias externas sin las cuales la
conformación de la experiencia social simplemente no es posible.
57
3. NIÑEZ Y TRABAJO INFANTIL.
Una sociedad en la que los niños son explotados pierde más de lo que gana…
Anónimo.
58
Dicho documento tiene sus orígenes en la Declaración de Ginebra de 1924,
organizada por la Sociedad de Naciones, en donde se hacía referencia a la
responsabilidad que tenían los adultos sobre los niños, además de la necesidad de
derechos específicos para la infancia. Poniendo especial énfasis en que la niñez
requiere protección y cuidados especiales, lo que debería incluir protección legal
adecuada. Lo cual se había hecho evidente después de dos conflictos bélicos de
escala internacional, que además de los estragos causados de manera obvia al
mundo en general, habían demostrado la invalidez y desamparo que vivían niñas y
niños en el mundo.
59
9. El derecho a la protección contra cualquier forma de abandono, crueldad y
explotación.
Declaración que bajo la propuesta actual de UNICEF implica:: “Todos los derechos
para todos los niños en todo el mundo”. Bajo esta premisa, UNICEF concentra sus
líneas de acción en 4 principios clave:
- No discriminación: que implica que todos los niños tienen los mismos
derechos, no importa su color de piel, su religión, su procedencia o las ideas
de sus padres.
- Interés superior del niño: lo cual conlleva que cualquier decisión, ley o política
que pueda afectar a un niño tiene que tener en cuenta que es lo mejor en su
caso.
¿Y por qué es importante iniciar este apartado mencionando esto? Porque a pesar
de los esfuerzos llevados a cabo por diversos organismos nacionales e
internacionales, públicos y privados, los derechos de las niñas y los niños son
vulnerados sistemáticamente en los contextos actuales.
60
En un mundo en el que prácticamente una tercera parte de los poco más de 7,000
millones de personas que existen en el mundo son niñas y niños, sus vidas y
oportunidades se ven sistemáticamente coartadas por diferentes obstáculos
regionales y globales que impactan en sus contextos.
61
- En el tema de la violencia, los conflictos armados representan un especial
peligro para las niñas y niños alrededor del mundo. Reclutamiento,
explotación, daño, migración forzada y pobreza son tan solo algunas de las
consecuencias que viven niñas y niños en zonas de enfrentamientos, todo
esto acompañado de miedo, disminución de la calidad de vida, sentimientos
de abandono, desesperanza y sufrimiento, sin dejar de mencionar las
desapariciones, mutilaciones o asesinatos. Por poner un ejemplo en el caso
de Siria, desde que se inició su conflicto en 2011, han sido asesinados o
mutilados más de 7,000 según reportes oficiales 7. En Afganistán, durante la
primera mitad del 2019, del número total de víctimas civiles, un tercio
corresponde a niñas y niños. En Somalia, el Sistema de Naciones Unidas
reporta:
Todo esto sin contar la cantidad de niñas y niños, que han sido separados o
perdido a sus familias, quienes han tenido que desplazarse, quienes han sido
sustraídos de los campos de refugiados o han fallecido durante tal migración.
- A lo anterior hay que sumarle las otras formas de violencia que viven las
niñas y niños alrededor del mundo, sea física, psicológica, económica o
sexual, lo que da como resultado que en el Sistema de Naciones Unidas se
tenga como dato duro la muerte de una niña o niño cada 5 minutos producto
7
Siendo necesario considerar que en este tema como en otros como salud o pobreza, existe un sub registro
producto de las dificultades que representa recabar información precisa en ciertos contextos, a lo que se suma
la intervención de grupos de poder o facciones políticas que llegan a manipular las cifras según sus intereses.
62
de la violencia. Bajo esta premisa, estas otras formas de violencia se
encuentran más extendidas y son más insidiosas en tanto son más
cotidianas. Desde las escuelas hasta el hogar, desde la familia hasta los
compañeros de clase, sea por condición económica, aspecto o identidad
sexo genérica, en el mundo real o en el virtual, la violencia está presente en
el mundo de las niñas y los niños, quienes en contados casos cuentan con el
apoyo y herramientas necesarias para hacerle frente. En este –como en otros
sentidos- es necesario considerar que si bien legislar es un gran paso, no
representa la solución inmediata ni erradicación de la violencia u otros
problemas, que en muchos casos tienen sus raíces en los usos y costumbres
de los diversos contextos; por lo que se hace necesario trabajar no solo en
un cambio en término de leyes y sistemas de protección, sino de concepción
y trato por parte del mundo adulto hacia la niñez, con la intención de desterrar
las costumbre tóxicas y atavismos culturales que poco o nada aportan al
desarrollo de niñas y niños, pero que muy por el contrario, dejan su marca de
miedo, aislamiento y soledad.
63
circunstancias vinculadas con la alimentación, ya que se ha empezado hablar
de “hambre oculta”, la cual se refiere a una deficiencia de micronutrientes, lo
cual implica que puede parecer que un niño come bien e incluso mucho, y
que en general “se ve bien”, aun cuando en su interior puede estar
acumulando una serie de deficiencias que pueden traer graves
consecuencias a mediano o largo plazo.
Como es posible observar, la situación de las niñas y los niños en el mundo dista
mucho de ser una de privilegios y felicidad, de sonrisas y diversión, y, muy por
el contrario, es quizá el reflejo más fiel de la espiral de decadencia en la que la
humanidad se ha visto inmersa y de la cual no hay muchas posibilidades de salir
mientras las soluciones sean solo un asunto de demagogia.
64
Pensar la niñez como un tema social, como un tema antropológico, no solo nos
brinda la oportunidad de apreciar de forma conjunta la cantidad de retos y
obstáculos que este sector de la población enfrenta; sino que nos ofrece la
posibilidad de ubicar la miríada de elementos que interactúan en su construcción
y desarrollo, las múltiples formas de engranaje y la gama de consecuencias que
se presentan cuando todo esto se articula en contextos específicos, dando por
resultado, no solo formas específicas de realidades infantiles, sino también de
las problemáticas que las acompañan y que pueden definir la existencia de los
sujetos el resto de vida. Sin embargo, al mismo tiempo, y como la esperanza en
la caja de Pandora, al final con todo esto también es posible, a partir de apreciar
este panorama tan poco halagüeño, pensar en posibles soluciones ante un
mundo cada vez más hostil para con una población cada vez más necesitada.
De acuerdo con los tabulados básicos de la Encuesta Intercensal 2015, del Instituto
Nacional de Estadística y Geografía, la población estimada de niñas, niños y
adolescentes en México es de 39, 210, 906, y representa el 32.8% de la población
total del país. En su desagregado por sexo, 19, 853, 657 son hombre (50.6%) y 19,
357, 231 son mujeres (49.4%). Vista la población por grupos de edad, 12, 709, 335
se encuentran en las edades de 0 a 5 años, 13, 223, 619 entre los 6 a 11 años y
13, 275, 266 entre los 12 y 17 años (INEGI, 2020).
65
Multidimensional 2008-2018, presentada el 5 de agosto del 2019 por el CONEVAL
(CONEVAL, 2021), la pobreza se agudiza en el sureste del país y entre la población
de los pueblos indígenas, adultos mayores, la población con discapacidad y entre
las niñas, niños y adolescentes. La problemática en el 2018 señalaba que, el 38.4%
de la población adulta se encontraba en situación de pobreza y el 6.6% en pobreza
extrema; mientras que el 49.6% de niñas, niños y adolescentes estaban en situación
de pobreza y el 9.3% en pobreza extrema. Lo que refiere notables desigualdades.
¿Qué nos dice esto de México?, pero, sobre todo, ¿Qué nos dice esto de las niñas
y los niños que viven en nuestro territorio? Son muchos y apremiantes los
problemas que viven la niñez y la adolescencia en nuestro país. Los cuales pueden
ser abordados a través de las dimensiones y formas en que son agrupados los
derechos establecidos en la Convención sobre los Derechos del Niño de Naciones
Unidas:
Supervivencia, Desarrollo, Protección y Participación.
Siguiendo estos criterios podemos identificar las raíces y factores que refuerzan y
detonan la situación de vulnerabilidad de la niñez en México, dando origen a
problemáticas públicas que refuerzan los contextos propiciadores del trabajo
infantil.
66
Un segundo elemento se deriva de los factores y condiciones que limitan el acceso
a niñas, niños y adolescentes a sus derechos humanos relacionados con el
desarrollo, lo que contempla aspectos como educación, vivienda digna, entornos de
bienestar y medio ambiente poco saludables. Es crítico reconocer que el Sistema
Educativo Nacional limita el acceso a niñas, niños y adolescentes, en especial en
las zonas rurales e indígenas, lo que deriva en riesgos para garantizar su
permanencia, aprendizaje, participación y conclusión oportuna de la educación
obligatoria con calidad, el acceso a centros escolares con infraestructura y
equipamiento inadecuado, y la permanencia en entornos escolares que exponen a
la población escolar a situaciones de violencia. Entre los principales efectos,
ubicamos que en el 2018, de acuerdo a la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos
de los Hogares generada en este año, el 11.7% de niñas, niños y adolescentes no
asistía a la escuela. En el 2015, el 27.2 % de niñas, niños y adolescentes habitaban
en viviendas sin características constructivas adecuadas (INEGI, 2020) y en 2018,
se registraron más de 9 millones de niñas, niños y adolescentes con carencia por
acceso a servicios básicos en la vivienda.
Una tercera problemática es constituida por las condiciones que propician que
niñas, niños y adolescentes sean víctimas de algún tipo de delito, sin acceso a
mecanismos efectivos para su protección especial y la restitución de sus derechos
humanos, acceso a la justicia y la no repetición de la agresión o violencia. Esta
dimensión del problema toca el aspecto privado, ya que se identifica un
debilitamiento de los entornos familiares que genera deficiencias en los cuidados y
protección de quienes ejercen la patria potestad, tutela guarda o custodia. La
situación se agrava, ante la falta de garantía del Interés Superior de la niñez en los
procesos judiciales o administrativos que enfrentan niñas, niños y adolescentes;
además de un rezago crítico en la erradicación del trabajo infantil y la ausencia de
mecanismos de protección integral a los derechos de adolescentes en edad
permitida para trabajar. Y por si fuera poco, las niñas, niños y adolescentes en
riesgo o víctimas de violencia (en cualquiera de sus formas) enfrentan la falta de
mecanismos efectivos para evitar la desaparición y/o privación de su vida
67
Por último, destacamos, como problemática, la existencia de una cultura basada en
el adultocentrismo que excluye a niñas, niños y adolescentes de las decisiones
relacionadas a su desarrollo y bienestar, con actitudes estereotipadas por parte de
las personas adultas, quienes justifican el no reconocimiento de derechos de la
población por ser “menores de edad”, considerándolos como “incapaces”. Esto se
traduce en falta de mecanismos de participación y de espacios en los que las niñas,
niños y adolescentes puedan informarse, expresar y emitir su opinión de manera
sistematizada y con un seguimiento, la dificultad para intervenir en la toma de
decisiones sobre su bienestar y desarrollo, el no tener garantizado en su totalidad
el acceso a las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC).
68
conflictos armados, incremento de la desigualdad, discriminación, violencia,
exclusión, analfabetismo, desnutrición, marginación y crisis ambientales.
El trabajo infantil, luego entonces, violenta los derechos fundamentales de las y los
niños y adolescentes: el derecho a la vida; a la supervivencia y al desarrollo; a la
educación, al descanso y a las actividades recreativas propias de la edad.
Por otra parte, es importante distinguir que el trabajo adolescente permitido consiste
en la participación de personas mayores de 15 y menores de 18 años de edad, en
actividades productivas lícitas, en un marco de protección laboral de acuerdo a lo
establecido en nuestra Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y las
demás leyes nacionales e instrumentos normativos internacionales. Estas
69
actividades laborales no afectan e interfieren en la formación profesional, ni
personal de las y los adolescentes; no conllevan algún riesgo o peligro y no
violentan sus derechos humanos y laborales y asimismo, se encuentran bajo
vigilancia de las autoridades del trabajo locales y federales de acuerdo a la
jurisdicción y competencia de las mismas.
70
1. Derecho sustantivo. Al ser la consideración primordial, se deberá evaluar y
tener en cuenta los distintos intereses, para tomar una decisión sobre una
cuestión debatida que afecte a una niña o niño, o a un grupo de ellas(os).
Más aún, estas actividades son provechosas para el desarrollo de las y los niños y
el bienestar de la familia; les proporcionan calificaciones y experiencia, y les ayudan
a prepararse para ser miembros productivos de la sociedad cuando alcancen la
edad adulta.
71
La ayuda de una niña o niño en las labores del hogar o en el cuidado de sus
hermanos menores sin interferir con sus clases, no se considera Trabajo Infantil,
pero si estas labores se prolongan por muchas horas y le impiden su asistencia a
clases, o bien, si la ayuda en las labores domésticas se realiza fuera del hogar y se
realiza con un tercero no familiar, la actividad se convierte en Trabajo Infantil. Lo
cual es tema controversial por naturaleza, cuando se considera que los casos de
mendicidad en las esquinas de las ciudades o la venta de artesanías
supuestamente realizadas en el seno familiar por niñas y niños indígenas pueden
estar en el límite de lo que se puede considerar Trabajo Infantil.
Por todo esto, podemos observar que la línea que separa la definición de
actividades como las mencionadas, -como una labor formativa de las niñas y los
niños- de lo que se denomina Trabajo Infantil es muy delgada, por lo que el
tratamiento a este fenómeno es complejo y requiere de la intervención de los
sectores privados, de gobierno y del social, así como de las instancias tomadoras
de decisión a nivel comunitario, y siempre tomando en cuenta los contextos de
análisis.
Resulta necesario identificar elementos clave del contexto del trabajo infantil en
México, así como del marco legal nacional, internacional y los protocolos y servicios
llamados a atender el fenómeno. De acuerdo con los resultados del “Modulo de
Trabajo Infantil”, anexo de la Encuesta Nacional de Empleo del cuarto trimestre de
2017, se estima que en nuestro país, de los 29,344,545 niños, niñas y adolescentes
mexicanos de entre 5 y 17 años de edad, el 7.9% (2,312,414) desempeñan alguna
actividad laboral (INEGI, 2020).
72
realizadas por niñas y niños que están por debajo de la edad mínima permitida y/o
actividades tipificadas como peligrosas).
Asimismo, 714,326 (el 34.5% de las y los niños y adolescentes que trabajan), se
ocupan en el sector agropecuario de la economía, con lo que dicho sector concentra
el mayor porcentaje de ocupación no permitida, seguido del sector de los servicios
y el del comercio, con el 22.3% y 20.3%, respectivamente, y el sector de la industria
manufacturera, extractiva, electricidad, gas y agua con el 14.3%.
73
zona de estudio se expresa en momentos determinados de la cadena de valor de
la caña de azúcar.
Podemos ahora observar más detenidamente que el Trabajo Infantil atenta contra
los derechos humanos de las niñas, niños y adolescentes pues corta proyectos de
vida digna, condenándolos a vivir en la vulnerabilidad al enfrentarlos a actividades
que dificultan su crecimiento físico y mental. Asimismo, es necesario comprender el
carácter improductivo del Trabajo Infantil, siendo a mediano plazo contraproducente
para el propio empleador, pues al contratar a una niña, niño o adolescente que aún
no concluye su pleno desarrollo físico y psicosocial ni ha concluido con su educación
básica, en actividades que por su naturaleza requieren de competencia y
habilidades especificas está contratando mano de obra no calificada, lo que impide
elevar la productividad de su negocio, fenómeno que se recrudece en comunidades
rurales y comunidades indígenas donde las familias incorporan a la mano de obra
de niñas, niños y adolescentes de sus propias familias.
Otro efecto del Trabajo infantil, es que limita la capacidad del personal adulto de
negociar mejoras salariales lo que representa un desequilibrio en las relaciones
laborales, con lo que su erradicación puede también contribuir a la dignificación del
sector laboral adulto. Cabe resaltar que en comunidades rurales la incorporación de
familias jornaleras agrícolas migrantes en los procesos productivos locales,
incrementa las condiciones de marginación y reduce las posibilidades de un salario
digno, exponiendo a sus miembros a situaciones de explotación e incluso a formas
de esclavitud moderna.
“Artículo 175. Queda prohibida la utilización del trabajo de los menores de dieciocho
años:
75
…
IV. En labores peligrosas o insalubres que, por la naturaleza del trabajo, por las
condiciones físicas, químicas o biológicas del medio en que se presta, o por la
composición de la materia prima que se utiliza, son capaces de actuar sobre la vida,
el desarrollo y la salud física y mental de los menores, en términos de lo previsto en
el artículo 176 de esta Ley.
Adicionalmente, con esta reforma, la Ley Federal del Trabajo incorpora la sanción
con pena privativa de libertad a quien contrate mano de obra infantil, en el artículo
995 Bis (Ley Federal del Trabajo, 2019).
76
adolescente en edad permitida. Entre los antecedentes importantes a compartir
ubicamos que en febrero de 2014 se publicó el Protocolo de Inspección que otorga
a los inspectores federales del trabajo una tarea que va más allá del rol tradicional
de vigilancia del cumplimiento de las normas laborales, pues ahora deberán vigilar
y atender el problema del trabajo infantil desde un enfoque basado en derechos
humanos, como factor clave en el mecanismo de la articulación interinstitucional
para la restitución de los derechos de niñas, niños y adolescentes.
77
El Convenio 138 de la OIT establece la edad de 15 años como la edad mínima de
admisión al empleo, así como las limitaciones normativas y los criterios de
protección especial al trabajo de las y los adolescentes y la prohibición del empleo
de menores de 18 años en actividades peligrosas.
Por su parte el convenio 182 sobre las peores formas de trabajo infantil las tipifica
de la siguiente manera:
La Organización Internacional del Trabajo (OIT) establece que, en las formas más
extremas de Trabajo Infantil, las niñas, niños y adolescentes son sometidos a
situaciones de esclavitud, separados de su familia, expuestos a graves peligros y
enfermedades y/o abandonados a su suerte en las calles de grandes ciudades (con
frecuencia a una edad muy temprana). El Convenio 182 de la OIT, alude a las
peores formas de trabajo infantil. Estas peores formas están también incluidas en
el concepto de trabajo peligroso aceptado por nuestro país, entendido dicho
concepto como: “El trabajo que pone en peligro el desarrollo, físico, mental o moral
del niño, sea por su naturaleza o por las condiciones en las que se efectúa”. Como
ya hemos visto en párrafos anteriores, el Convenio 182 en su artículo 3, plantea
entre las peores formas de Trabajo Infantil, la esclavitud o las prácticas análogas a
la esclavitud; la venta y el tráfico de niñas y niños; la servidumbre por deudas y la
condición de siervo, así como el trabajo forzoso u obligatorio, incluido el
reclutamiento forzoso u obligatorio de niños para utilizarlos en conflictos armados;
78
la utilización de niñas y niños para la prostitución y la pornografía y la utilización de
estos para actividades ilícitas, en particular la producción y el tráfico de
estupefacientes.
El propio Convenio 182 destaca, en su fracción “d”, como una de las peores formas
de Trabajo Infantil, el trabajo que, por su naturaleza o por las condiciones en que
se lleva a cabo, es probable que dañe la salud, la seguridad o la moralidad de los
niños. Una definición muy similar a este último concepto está contemplada en la
fracción IV del artículo 175 de la Ley Federal del Trabajo. Este elemento
mencionado se retomó con la reforma de junio de 2015, la Ley Federal del Trabajo
tipifica el listado de labores peligrosas insalubres en las cuales está prohibido el
empleo de menores de 18 años y mayores de 15 (Ley Federal del Trabajo, 2019).
80
16. Relativas a la operación, revisión, mantenimiento y pruebas de recipientes
sujetos a presión, recipientes criogénicos y generadores de vapor o calderas.
17. En buques.
18. En minas.
19. Submarinas y subterráneas.
20. Trabajos ambulantes, salvo autorización especial de la Inspección de Trabajo”.
Esta clasificación nos brinda una mayor claridad respecto el panorama del Trabajo
Infantil presente en nuestro país, favoreciendo la posibilidad de direccionar nuestros
esfuerzos a los sectores que están recurriendo al empleo de niñas, niños y
adolescentes de una manera ilícita.
81
82
4. DE TIERRA, SUDOR Y CARNE
Son pues, comunidades y familias reubicadas que al mismo tiempo que chapeando,
organizando el desmonte o sembrando maíz en el traspatio, iban a la par haciendo
los comisariados y la organización ejidal, formando comunidades de familias
mestizas y de familias mazatecas. Todas haciendo el esfuerzo para trabajar la caña,
para entregarlo al ingenio. Sin embargo, con los años se habría de notar la
diferencia de tener beneficios o perjuicios de pertenecer a uno u otro ingenio,
municipio, organización campesina o estado.
83
En Acatlán, dentro de las comunidades, los ejidatarios viejos aún recuerdan al
personal del INI que formaba parte de la Comisión del Papaloapan (Tyrtania, 1992),
cuyos funcionarios venían desde los campamentos de la Presa ubicados en la
comunidad de Temascal, donde está la cortina de la presa. Y sabían que una de
las consignas de los funcionarios del INI era abrir nuevos territorios, ejemplo de ello
fueron los albergues indígenas que instalaron en las comunidades mazatecas del
municipio, como la comunidad Cabeza de Tigre o en comunidades cercanas como
Pescadito de en medio, del municipio de San Miguel Soyaltepec.
En los ejidos y comunidades integradas por familias mestizas, donde pocas familias
hablaban mazateco, la organización ejidal, la coordinación con las autoridades
municipales y con el ingenio, ayudaron a ir gestionando los servicios básicos con el
paso de los años, algunos cañeros recuerdan cuando no estaban bien los caminos
porque sólo se utilizaban para sacar la caña y los únicos que lograban entrar eran
los primeros Jeeps utilizados por las iglesias evangélicas y algunas iniciativas del
Instituto Lingüístico de Verano.
84
recursos destinados al campo durante los sexenios que le siguieron. El territorio
también se comparte con pequeños y medianos propietarios, que en su mayoría
ocupan la tierra para ganado vacuno y algunas familias y comunidades aprovechan
potreros temporales cuando baja la cota de la presa, en tiempo de secas, quienes
se han apoyado de lar organizaciones campesinas para obtener pequeños
financiamientos.
Su geografía está conformada por planicies, con algunos cerros como: la Cotorra
con una altura de 300 mts., Agua Escondida con una altura de 300 mts., Cerro las
Águilas con altura de 310 mts. y Peña Blanca con una altura de 250 mts. Su clima
es cálido con temperatura media de 25ºC y la precipitación pluvial que se presenta
es variable, aunque se ha ido incrementando el periodo de estiaje.
Las fuentes de agua con que cuenta el municipio proceden de los ríos Amapa, Juan
Sánchez, Cosolapa, Camalote, Chicazapa, el Azufre y los arroyos: Arroyo de en
85
Medio, Anteburro y el Limón; además de contar con Manantiales como: San
Antonio, cerro Castillo, Tembladeras, y Vista Hermosa. Hacia el sur del municipio
se encuentra parte de la presa Miguel Alemán. Su vegetación está conformada por
zonas de pastizales, bosques mixtos y cañaverales, si bien la deforestación por
preparación de terrenos para la siembra ha diezmado parte de la población vegetal
de la zona. En lo que a la fauna se refiere la zona es famosa por la presencia
constante de reptiles en general y serpientes en particular: Palancas (serpientes de
cascabel), coralillos, manos de metate (víboras de foseta), bejuquillas, chirrioneras,
súchiles, garrobos (iguanas rayadas), perros palanca (monstruo de gila), teteretes
(basiliscos); mamíferos como el tlacuache, venados temazates, armadillos,
cacomixtles, mapaches, coatíes y zorrillos, además de que se ha llegado a reportar
la presencia de jaguar y puma en la zona. En lo que aves se refiere, cuenta con un
amplio catálogo de aves canoras, chachalacas, perdices, halcones y aguilillas.
86
de acuerdo al Programa de Certificación de Derechos Ejidales y Titulación de
Solares. Los 37 núcleos agrarios concentran un total de 45,404.260 hectáreas. De
las cuales, de acuerdo al destino de la tierra, el 41.8% es de uso común (19,001.652
Ha), 55.7% es parcelada (25,281.171 Ha) y 2.5 % se destina al asentamiento
humano (1,121.437 Ha).
87
Pérez, lo que da un tiempo de recorrido de entre 15 y 20 minutos, en camión,
colectivo o carro (Ver Anexo II). Y se dedica a la producción de azúcar de caña
además de desarrollar proyectos de investigación encaminados al aprovechamiento
de residuos agrícolas para la producción de composta y bioabonos. En la actualidad
el ingenio promedia un total de 102, 000 toneladas de azúcar por zafra, con la
participación de más de 2400 productores de caña de azúcar de la región, la
mayoría de los cuales se ubican cerca de los principales cuerpos de agua de la
zona (Ingenio La Margarita, 2020).
Al ser un ingenio tan grande cuenta con una serie de normatividades regulaciones,
facilidades y actividades encaminadas a mantener el orden y favorecer el desarrollo
profesional de sus agremiados. Posee un programa educativo que abarca desde
la educación básica hasta la superior, el cual está dirigido a todo tipo de trabajador
con una edad mínima de 15 años, contando ya con una primera generación de 33
alumnos en la Universidad. Además de esto, ofrece cursos y talleres de superación
personal para sus trabajadores, al mismo tiempo que trata de convertirse en un eje
rector del sentido de comunidad de la zona. El Ingenio ofrece además zonas de
alimentación, residencia temporal, baños e incluso transporte para el grueso de los
trabajadores en rutas específicas. Y es este Ingenio alrededor del que giran todas
88
las historias, todas las experiencias, todos los datos y de forma relevante para
nuestra investigación, toda la niñez de Acatlán y sus áreas circundantes.
Si bien ninguna de las dos Antropologías otorgan la respuesta definitiva a todas las
interrogantes, ofrecen de manera conjunta una mayor comprensión del proceso así
como nuevas rutas de investigación, dado que el estudio de la variabilidad humana
engloba la gama de vínculos que se establecen entre el hombre como ente dotado
de un cuerpo y su biología, su evolución, su comportamiento, su sociedad, su
aprendizaje, su cultura, su historia, su identidad y su entorno. Además, el realizar
una aproximación a un fenómeno que evidentemente se somatiza implica acercarse
al cuerpo, el cual además de ser anatomías y fisiologías, cifras y medidas,
espesores y longitudes, atavíos y desnudeces, patologías y placeres, posee
89
también una dimensión particular de gestos y posturas, de inflexiones e ideas, de
símbolos y significados, que da paso a un lenguaje que puede, a pesar de ser ajeno
pero meticulosamente íntimo, otorgar la posibilidad de realmente acercarse al otro
que siempre resultamos ser todos.
Siguiendo esta premisa, el presente escrito no intenta demostrar que los estudios
cualitativos deben de sustituir a las propuestas cuantitativas, solo reflejar su utilidad
90
para alcanzar ciertas sutilezas en la vida de las personas que de otra forma sería
muy complicado captar.
Pero, ¿Quiénes son los otros?, en un principio nos hubiera resultado muy
sencillo dar la respuesta; sin embargo, conforme el tiempo ha transcurrido se han
convertido en demasiado para una palabra. Han sido amigos y maestros,
confidentes y confesores, mentes diferentes que viven y conviven a un ritmo propio
en una mecánica propia, hoy por hoy niñas y niños, pero siempre humanos, ellos
fueron nuestros informantes.
Con estos antecedentes, es justo decir que aquí lo que indujo al uso de un
método en particular tal como lo constituyen las entrevistas semiestructuradas a
profundidad, fue la naturaleza misma del problema, dado que un simple cuestionario
o encuesta dejaban fuera una serie de elementos que resultaban básicos para
lograr una comprensión más profunda de las diversas percepciones de cada sujeto,
91
las cuales a su vez eran de interés para nosotros. Con esto en mente, consideramos
necesaria la elaboración de tales entrevistas que proporcionarían datos suficientes
para establecer relaciones entre la historia de cada sujeto y la conformación de
ciertas prácticas o creencias de interés para este estudio.
Sin embargo, buscar obtener información es mucho más que una colecta de
recuerdos y experiencias, pues si bien se tiene como finalidad tratar de percibir o
captar la vida del implicado y los elementos que se articulan para darle forma a
ésta, también se buscan las explicaciones que éste aplica al singular desarrollo de
la misma. Razón por la cual, además de todo, en la medida de lo posible siempre
buscamos establecer una charla entre iguales que distara de un intercambio rígido
de preguntas y respuestas, lo cual podría desencadenar posiciones de poder,
autoridad o defensa por parte de alguno de los interlocutores.
Tomando todo esto en cuenta, el criterio para determinar cuáles eran las
personas adecuadas para llevar a cabo este trabajo implicaba una selección
minuciosa.
92
empezado a hacer, alguien faltaba: la niñez. Y entendimos que esa ausencia sería
nuestra presencia, ya que lado las niñas y niños representaban un grupo vulnerable
pero ausente en las discusiones, aun cuando en el cotidiano eran una presencia
continua, pero y lo comprendimos entonces, ignorada.
Llegado a este punto, la manera de ubicar a nuestros informantes siguió una forma
que se denomina la “técnica de la bola de nieve”, que consiste en conocer a algunos
informantes los cuales a su vez presentan a otros. Así, la conformación del grupo
se realizó con referencia a los criterios de exclusión sumados a situaciones como el
rechazo de algunas niñas y niños o padres a las entrevistas desde un inicio, el lugar
de residencia, la disposición de tiempo para llevar a cabo las entrevistas y la
8
Esta característica se dio, porque consideramos que estas niñas y niños podrían representar el punto de
articulación entre la niñez como experiencia y la niñez como actores en contextos sociales.
9
Se optó por la población mestiza, ya que en una primera visita que se tuvo, el contacto con las poblaciones
indígenas se vio frecuentemente obstaculizado por nuestra incapacidad para comunicarnos en su lengua
mazateca, por la dispersión geográfica y por el clima de tensión que reina ante miembros que no son del
grupo.
93
disposición para hablar y compartir situaciones personales, lo que al final dejó un
total de 18 niñas y niños dispuestos a participar en el proyecto.
Una vez que el primer contacto se estableció, quedaba como punto primordial
estructurar las entrevistas para poder realizar de la manera más eficiente la
obtención de información, siempre con la autorización de los padres, en lugares
públicos y en la medida de lo posible con la presencia de algún otro adulto en las
cercanías para evitar cualquier complicación o malentendido.
94
estructura básica de acuerdo a las necesidades que se fueran generando. Cabe
mencionar que solo en contadas ocasiones la duración de entrevistas superó la hora
de duración, ya que en el caso de niñas y niños se requieren formas de interacción
más dinámicas que con los adultos; y en adición a esto, por petición de los padres
se tomó la decisión de que ninguna entrevista fuera grabada o registrada con
fotografía.
Dicho de esta manera, parece que todo corrió como miel sobre hojuelas, sin
embargo, la vida es mucho más que planes, y no tardaríamos mucho en entender
que no en pocas ocasiones los adultos somos muy inocentes, y los niños pueden a
llegar a actuar con mayor madurez sin ser adultos chiquitos.
95
Para llegar a las comunidades del Municipio de Acatlán, la principal ruta de acceso
es la carretera 145, en el tramo Tierra Blanca – La Tinaja dentro de las colindancias
del Estado de Veracruz. En el crucero El Amate se toma la carretera Amate – Tetela,
en donde el principal punto de referencia es una gasolinera ubicada en el kilómetro
26. Y finalmente se recorren unos 30 kilómetros entre el crucero y la cabecera de
Acatlán; dicho recorrido tiene una duración aproximada de una hora.
Desde nuestras primeras visitas, uno de los primeros retos fue ir adaptándose al
calor y humedad de la zona, al mismo tiempo íbamos aprendiendo el ritmo de las
comunidades y familias, que dependía de los momentos del cultivo de la caña de
azúcar. Aspectos tan evidentes como el olor a melaza en el ambiente, las
humaredas a lo largo de la carretera o los momentos del año donde los caminos y
carreteras eran más inaccesibles por los baches generados por los camiones
cargados por la caña transportada al ingenio, fueron cobrando sentido en la medida
que conocíamos la actividad agrícola y la manera en que determinaba las
actividades de las familias, de las comunidades y de la vida de las niñas, niños y
adolescentes en la zona.
96
En el proceso de acercamiento al Municipio y al Ingenio La Margarita, fuimos
identificando a los liderazgos comunitarios con mayor sensibilización sobre el tema
de la niñez, reconocimos también que la zona de abasto del Ingenio es muy extensa
abarcando comunidades de los municipios de Acatlán, San Miguel Soyaltepec,
Tierra Blanca e incluso Tres Valles. Por otro lado, no hay una delimitación
geográfica entre el municipio y el ingenio, es decir, algunas comunidades se
incorporan al abasto de otros Ingenios de la zona como el Ingenio El Refugio o el
Ingenio Constancia.
…Porqué están preguntando sobre los chamacos, ¿son del DIF? Aquí han venido
fuereños “robachicos” y han salido mal, jajajaja…
Anselmo 41 años
…Mire joven, aquí no hay trabajo infantil, acompañan a sus papás porque si los
dejan en su casa al rato andan en malos pasos, mejor que estén a la vista; y los
que vienen de fuera a trabajar, ni modos que les digamos que no traigan a sus
hijos…
Rufino 53 años
…No nos gusta que vengan a hablar de éstos temas como el trabajo infantil
porque luego vienen con la consigna de pegarnos con una inspección y eso afecta
mucho a la gente, a los cañeros, cortadores y al ingenio…
Silverio 64 años
97
Sin embargo, afuera del ingenio, a pocos metros de la entrada principal, pudimos
conocer un espacio informal de reunión de las personas dedicadas a la caña, al cual
se le conoce como “El chisme”, el cual al estar cerca de una parada de los
autobuses
Galaxy y tener a un costado la ”Marisquería Las Tres Sirenas”, lo ha hecho el
espacio de convivencia, borrachera y reunión de toma de acuerdos. En ese espacio
pudimos entrar en contacto con líderes productores adscritos a la Confederación de
Nacional de Propietarios Rurales (CNPR) y a los líderes productores adscritos a la
Unión Campesina Democrática (UCD).
Son comunidades identificadas como mestizas pero que al interior tienen algunas
familias hablantes de mazateco.
98
Cañada San Antonio, Cerro Mojarra y Los Corrales, y sólo la comunidad de Buenos
Aires tiene productores pertenecientes al Ejido Acatlán de Pérez y al Ejido Buenos
Aires. Todas ellas tienen al interior grupos de corte que forman parte de la zona de
abasto del Ingenio Margarita, pero también tienen grupos que entregan su caña a
otros ingenios, como es el caso de la comunidad de la Junta, que cuenta con dos
grupos de corte, uno que trabaja con el Ingenio Margarita, perteneciente a la
asociación de productores de la CNPR y un grupo dedicado a la Constancia por un
grupo perteneciente a la UCD. También hay otros grupos de corte que entregan su
caña a otros ingenios, como es el caso de Buenos Aires con un grupo que abastece
al Ingenio Constancia; la comunidad de San Antonio, que tiene un grupo que trabaja
con el Ingenio Refugio y las comunidades de Los Corrales y la comunidad de Cerro
Mojarra, que tienen respectivamente un grupo que trabaja con el Ingenio
Motzorongo.
Para entender la manera que viven las cinco comunidades tuvimos que ir ligando
los momentos de la actividad agrícola con la manera que las comunidades van
organizando su vida, y cómo éstos distintos momentos van impactando en la
manera que el trabajo infantil influye en el desarrollo biopsicosocial de las niñas y
niños que trabajan directamente en las plantaciones de la caña o bien, se incorporan
como mano de obra en actividades complementarias o de soporte para el actividad
agrícola, como parte de las estrategias de sobrevivencia de las familias.
99
celebración, así como de las pautas que propician el involucramiento de niñas, niños
y adolescentes.
100
cuatro cosechas, y también por su régimen hídrico -de riego o temporal- y por el
clima y tipo de suelo.
Para el personal técnico del ingenio y la comunidad en general, resultan clave las
cuatro etapas de cultivo. La primera etapa es de preparación de la tierra, con
actividades como el subsoleo por lo apretada que queda tierra, que consiste en
romper el suelo sin voltearlo ni cambiarlo de posición y se realiza con el arado,
contemplando faenas de barbecho, nivelación, limpia de canales, surcado y
construcción de regaderas. La segunda etapa es la siembra, la cual inicia con el
corte de semilla, pica de la semilla, alce de la semilla, transporte de semilla,
descarga de semilla, siembra, topa de semilla y riego. La tercera etapa la enumeran
los técnicos como de “labores culturales”, entendidas así en los ciclos agrícolas
como actividades que deben realizarse desde la siembra hasta la cosecha, para
que el desarrollo de la planta optimice la producción, en ese sentido, las principales
“labores culturales” son: el aporque, deshierbe, riego, fertilización aplicación de
herbicidas, aplicación de pesticidas, escarda, tareas de control biológico y el manejo
de residuos. La última etapa es la más intensa en actividades comunitarias y de
mayor riesgo para la niñez, y consiste en la cosecha o zafra, la cual considera la
quema de la caña, corte, alce y acarreo al ingenio.
Para las cinco comunidades, la variedad de caña que se siembra se conoce como
tempranera y se conoce también como la variedad 290. En toda la región, los
cañeros con los años han ido incorporado acciones para elevar su producción como
el manejo integrado de plagas, control de roedores, aplicación de maduradores, y
de manera limitada la introducción de maquinaria agrícola y riego tecnificado en
donde lo permiten las condiciones.
101
la cual define a la agroindustria de interés público y de orden social, y norma las
actividades asociadas a la agricultura de contrato y a la integración sustentable de
la caña de azúcar, como la siembra, el cultivo, la cosecha, la industrialización y la
comercialización de la caña de azúcar, sus productos, subproductos, coproductos
y derivados. Dentro de la misma LDSCA, se estipula el funcionamiento del Comité
Nacional para el Desarrollo Sustentable de la Caña de Azúcar (CONADESUCA),
como un organismo público descentralizado cuyo objeto es la coordinación y la
realización de todas las actividades previstas en la LDSCA relacionadas con la
agroindustria de la caña de azúcar. Dicha Ley de Desarrollo Sustentable de la Caña
de Azúcar tiene un papel muy importante al definir el marco que regula la
organización de las comunidades y de sus productores.
En las cinco comunidades, cada año los productores organizan sus grupos de corte,
en una toma de acuerdo entre el Comisariado Ejidal y el Agente Municipal,
nombrando cada grupo de corte a un representante, el cual se conoce como Cabo,
quien es responsable de coordinar las actividades de la zafra, lo que incluye a los
cañeros, transportistas, jornaleros y personal del ingenio, además de rendir cuentas
al Comité Local de Calidad de Producción de la Caña de Azúcar, el cual se integra
por los líderes regionales de las organizaciones cañeras (CNPR, CNC y UCD) y el
Gerente del Ingenio Margarita. Dicho comité local toma las decisiones clave sobre
la producción de la caña de azúcar en el ingenio, vigila la calidad y plantea las
medidas ante los contratiempos en la producción, además de guardar una
comunicación y coordinación con el Comité Nacional para el Desarrollo Sustentable
de la Caña de Azúcar (CONADESUCA). Así, dentro de las comunidades, los grupos
de cañeros y grupos de camioneros, tienen un peso muy importante en la
comunidad, así como las decisiones del Cabo. Sin embargo no son los únicos
cargos de poder en la zona. Se encuentran también el Comisariado Ejidal, el Agente
Municipal, el Subagente y el Consejo de Vigilancia y sus vocales. Seguidos por los
cargos de Comités de Padres de Familia de las escuelas, comités de salud, comité
de agua, comités de las fiestas patronales y comité de mantenimiento de caminos
rurales. Además, existen una serie de organizaciones de base comunitaria que se
destacan como los grupos de activación económica (por préstamos a través de
102
financieras), los grupos de gestión gubernamental, los grupos de producción, los
grupos deportivos, los grupos culturales, los grupos de auto ayuda sobre todo
vinculados al consumo de alcohol y los grupos de fomento musical. Además de
múltiples organizaciones religiosas entre las que destacan: Cristianos Católicos,
Cristianos Pentecostales, la Luz del Mundo, Cristianos Testigos de Jehová y
Cristianos Protestantes.
103
documentación para el crédito y contratan sembradores. A nivel comunitario, las
mujeres se enfocan en las actividades del hogar, como la preparación de comida,
lavado de ropa, limpieza, cuidando a los hijos, cuidando de las personas enfermas
y buscando actividades que permitan el ingreso de dinero a la familia, como es la
venta de comida o empleándose. La principal actividad de las niñas y adolescentes
en actividades de la casa, cocinando y preparando el “lonche” para las personas
que van a sembrar, además de llevar en ocasiones a la parcela.
Otras tareas que realizan las niñas son el lavado de la ropa, lavar trastes, limpiar la
casa y hacer mandados mientras la mamá se dedica a la elaboración de los
alimentos.
… me gusta ir al río, a veces por ser chica las señoras son groseras peleando los
lugares para lavar, yo digo que eso no está bien porque ellas son mayores…
Magda, 10 años
… No es sencillo hacerse cargo solo, desde que mi mujer se fue, Laurita ayuda
mucho cuidando a sus hermanos y ahí seguimos, ya le tocará a ella hacer su
familia cuando tenga la edad, pero mientras así nos ayudamos…
Laureano, 51 años
104
En esos casos se identificó que no tienen el tiempo suficiente para jugar, hacer las
tareas de la escuela, y su contribución a la casa no es valorado como importante,
no tienen tiempo para reunirse con sus amigas y su trabajo no recibe ninguna
remuneración, a diferencia de los hermanos hombres que al realizar algún trabajo
reciben dinero.
Yo ya puedo chapear bien pero no me dejan ir, un poco por la escuela y que sólo
van cortadores de mayor edad a ese trabajo
Luis, 12 años
105
En este periodo, una situación identificada de riesgo es derivada de la toxicidad de
los herbicidas y del manejo de los mismos, porque se requiere de un equipamiento
adecuado que no necesariamente se tiene en óptimas condiciones, como son
guantes, cubreboca, careta, botas de plástico. Además, en el manejo de los
desechos hay cortadores que reutilizan los botes de fertilizante y se siguen
exponiendo al contacto al reutilizarlos para transportar agua o bien, además de que
las esposas o hijas lavan la ropa de campo utilizada sin ningún tipo de cuidado o
protección.
…no me gusta cómo huele (el herbicida), cuando se remoja la ropa que llevan al
campo, huele fuerte y pica y luego luego siento rojas las manos..
Alejandra, 12años
…mis papás me dejan regar el fertilizante, les gusta que soy cuidadosa al hacer el
primer riego a las matas de pelillo…
Maritza, 13 años
106
Por otra parte, en las comunidades más cercanas al municipio como la Junta, La
Cañada y Buenos Aires, los adolescentes hombres se incorporan al riego del
fertilizante, sobre todo cuando coincide en el mes de febrero el periodo vacacional
de semana santa en las secundarias y bachilleratos.
…en las comidas hay mucha (cerveza), se ponen buenas y hasta nos dejan
probarlas…
Luis, 12 años
107
Durante la segunda fumigación hay menos presencia de trabajo infantil por el riesgo
de intoxicación por herbicidas. Las mujeres se enfocan en la actividad del hogar, se
evita comer en el campo por el riesgo de contaminación y se presenta el riesgo de
manejo inadecuado de los residuos como se describió en la primera fumigación.
Él (esposo) se queja mucho de los riñones, ya le hemos comprado tés para esos
dolores y le he dicho que tenga mucho cuidado cuando va a fumigar
Lucía, 42 años
Fue en el baile (del ingenio) cuando empecé a andar con ella, ya nos conocíamos,
pero ahí fue donde me aventé a pedirle que fuera mi novia y dijo que sí, estuvo
bueno ese baile porque trajeron un buen grupo. Yo creo tenía como 14.
Mariano, 19 años
Quien quiera asistir debe pagar su entrada y afuera del baile se vende la cerveza y
la comida, sin embargo no deja de ser un evento importante, ya que como
mencionan las y los adolescentes de las comunidades es un espacio donde pueden
comenzar noviazgos o relaciones formales de pareja.
En contraste las mujeres que cortan caña, en la mayoría de los casos no son
contratadas; van en apoyo a los familiares o por su cuenta para recoger la caña
109
caída, negociando un pago con el cabo, en la mayoría de los casos carecen de
cualquier prestación.
En el caso de las mujeres ejidatarias, ellas, al igual que los hombres ejidatarios,
realizan el proceso de contratación de su cortador y acuerdan el tiempo que será
contratado, sin embargo, algunas de ellas para tener mayor compromiso del
cortador que contratan, optan por formalizar el acuerdo en presencia de la autoridad
local.
Ya para el mes de octubre se intensifican las reuniones para tener los acuerdos
claros y formales en la organización de los grupos de corte de la caña de azúcar. Y
es en este mes cuando en las cinco comunidades los frentes organizan misas para
orar para que la zafra se lleve a cabo lo mejor posible, bendiciéndose al final los
camiones cañeros. Finalmente, durante el mes de noviembre se lleva a cabo la
zafra, cuya duración depende de si las lluvias se atrasan o bien se adelantan,
teniendo como principales actividades: el corte, alce y acarreo.10
Ayuda mucho que los cañales están aquí saliendo de la comunidad, así podemos
trabajar todos y regresar a buena hora a la casa, no dilatas más de 15 o 20
minutos en llegar, dependiendo si está muy fregada la carretera
Alonso, 36 años
Durante los distintos acercamientos a los productores durante esa intensa etapa,
pudimos identificar que hay una fuerte presencia de jornaleros agrícolas migrantes.
Para darse una idea, de 20 trabajadores que integran una cuadrilla, 6 de ellos son
10
Para mayor referencia de los roles que entran en juego en los grupos de corte de caña, consultar ANEXO
IV.
110
jornaleros migrantes y cuatro de ellos indígenas -la mayoría provienen de la Sierra
de Zongolica, Veracruz y son hablantes de náhuatl-. En el caso de las mujeres, de
las 20 personas que forman una cuadrilla, cuatro son mujeres y dos de ellas
indígenas.
Así, en las visitas a las parcelas durante la zafra identificamos en las cinco
comunidades, un promedio de 15 a 17 adolescentes hombres involucrados en la
actividad agrícola, y fue común ubicar de forma regular que la mitad de ellos
pertenecían a las familias jornaleras migrantes, todos ellos con una edad entre 15
y 16 años.
111
Yo ayudo a mi esposo en el corte, voy como libre y con El Manero nos ponemos
de acuerdo cuánto va a pagar por la caña que se recoge
Julia, 41 años
Todo lo cual tiene su fin de ciclo con una actividad de cierre que se lleva a cabo al
final de cada corte de parcela, la cual se le conoce como “La Viuda”, y que consiste
en una comida con bebida que se ofrece a los cortadores, operadores de los
camiones y a los operadores de la alzadora, todo a cuenta del ejidatario cañero, con
consomé de pollo, barbacoa, pozole, refrescos y “cerveza a morir”.
Ahí ves a los chamacos con unas cicatrices grandes que se han dado por meterse
al corte o que ya les pico una palanca cuando empezó la quema de la caña; y a
las muchachas las quemaduras por estar desde chiquitas en el fogón ayudando a
la mamá.
Claudia, 29 años
Si pasa que los hermanos o los familiares abusan de las chamacas, nadie dice
nada porque a la gente no le gusta hablar de eso, pero es una realidad, a mí me
pasó con un primo cuando era niña…
Claudia, 29 años
112
Además, las niñas que estudian primaria o secundaria mencionaron los problemas
de correr el riesgo de tener bajo rendimiento escolar por las altas cargas de trabajo,
que pueden incluso orillarlas a dejar la escuela.
No, quiero dejar de estudiar, pero tengo que atender la casa también…
Doris, 12 años
Por ello muchas expresan que el matrimonio y/o la formación de una familia como
una salida a la situación que viven en su hogar, viviendo matrimonios o embarazos
a temprana edad, lo cual se ve reforzado entre las familias que avalan que se
presenten noviazgos entre una persona adulta y una mujer adolescente.
A mí me gusta que sea más grande que yo, no lo veo malo, él ya sabe lo que
quiere y me da lo que le pido, y mi familia no ve mal eso, yo creo que pronto nos
vamos a casar.
Karen 14 años
Como hemos podido ver, la niñez y la caña crecen una junto a la otra en un ciclo
sin fin en Acatlán. Interactuando, influenciándose, moldeando las mutuas
realidades. En contraste al segmento anterior que trata de evidenciar que tiene el
trabajo y la caña en la comunidad, en este pretendemos enfocarnos en como todo
ello se traduce en la experiencia que será la niñez para quienes la viven.
Todo empezó como un juego, le gustaba correr entre las cañas y tratar de agarrar
lagartijas y pajaritos, echarse de panza al río, acostarse en las plantas, andar
descalzo y mojarse con la lluvia, pero ya no tenía tiempo para eso, eso era de niños
chiquitos. Juan tiene 11 años, nunca ha ido a la escuela y no tiene hermanos a
quienes cuidar a diferencia de Magos que tiene 3 más chicos que ella; sin embargo
tiene que irse todas las mañanas a trabajar con su papa. Él le afila los machetes
113
que han perdido el filo, le limpia los tallos, espanta las palancas11, lo acompaña al
Ingenio, y de vez en cuando si tiene suerte, le dan un poco de melaza que le gusta
mucho cuando no está vieja.
Juan, como muchas niñas y niños de Acatlán de Pérez Figueroa lleva su vida
alrededor de la caña y el Ingenio, en donde no solo está aprendiendo a trabajar,
sino también a como se es niño en ese contexto.
Mi papá dice que si ya puedo con el machete ya no soy niño, pero yo digo que sí,
porque todavía no me salen pelos, igual solo es que soy un niño fuerte…
Paco, 12 años
11
Serpientes
114
A mis papas solo los veo por el skip cuando mi Yaya me lleva al cyber el domingo,
porque están lejos, dice mi Yaya que del otro lado, así que los domingos los veo
por ahí, me pone mi vestido rosa y les enseño que ya crecí y que se me están
cayendo los dientes...
Lucía, 12 años
Ser niño que trabaja en Acatlán implica muchas cosas para ellas y ellos, pero dentro
de sus ideas de lo que la niñez representa siempre está como tema recurrente el
cuerpo, sobre todo vinculado a la idea de tamaño.
Yo antes era más chico y no podía ir al Ingenio con mi hermano, pero ahora que
ya crecí ya puedo irme con el caminando por la carretera temprano. Porque ya
me estoy haciendo mayor y ya puedo seguirle el paso. Los niños no se pueden
venir por la carretera porque están muy chicos y hay que irlos cuidando, pero yo
ya me cuido solo…
Rafa, 12 años
En todas partes la niñez ha sido por mucho tiempo un tema regulado por los adultos
tal como lo ha estipulado Ariès (1981) sin embargo esto no deja de lado que niñas
y niños posean o elaboren sus propios referentes, no en pocas ocasiones a partir
de su corporalidad, reafirmando su capacidad de agencia y la importancia de su
cuerpo como punto de partida de su identificación. Y en las niñas y niños de Acatlán
esta no es la excepción. Y sin bien muchas de ellas y ellos trabajan, en algunos
casos parece que no están dispuestos a dejarse definir por la percepción adulta de
la realidad.
Mis hermanas me dicen que ya estoy grande, pero a mí me gusta traer trencitas y
que mis camisas me queden licitas no como a ellas…
Luisa, 10 años
115
A mí me gusta cómo me veo ahorita. Mi papá es muy grande igual que mis
hermanos, pero tienen muchos pelos y panzotas y sudan mucho. Dicen que me
parezco a él, pero yo no quiero crecer si me voy a ver así. Yo voy a hacer muchos
ejercicios para verme siempre como ahorita…
Paco 12 años
Me gusta mucho ver la tele cuando puedo, y me gusta mucho ver a Gali, porque
es muy bonita y no esta flaca, así yo se que aunque ahorita no, de grande puedo
ser bonita aunque no esté flaca…
Mirna, 10 años
116
El otro día me dijo una maestra que tenía que estudiar mucho, porque para las
bonitas todo es fácil, pero que las demás tenemos que echarle ganas…
Lili, 10 años
No me gusta juntarme con los (niños) que no trabajan, porque son como más
chocosos, todo les duele, no saben patear la pelota, y se quejan mucho. Los de
acá (del Ingenio) pues como que estamos fuertes y nos llevamos pesado
Rubén, 12 años.
Antes nos íbamos todos al río, pero poco a poco todos nos fuimos. Ellas (las
niñas) ya no quieren ir con nosotros, ni tampoco los hijos de los ingenieros,
Incluso algunos ya ni nos saludan.
Juan, 11 años
Con esto, podemos ver que la niñez se empieza a gestar a partir de múltiples
elementos. Las niñas y niños aprenden a temprana edad lo que se espera de ellos,
117
de sus cuerpos, de su apariencia, de sus actitudes. Aprenden las normas y el precio
de no cumplirlas, y si bien en algunos casos puede generar algún tipo de resistencia,
de forma general al igual que en otros contextos, el sentido de pertenencia es
mucho más fuerte convirtiendo a las niñas y niños no solo en seres disciplinados,
sino también en vigilantes de que las normas se cumplan.
Las gordas no me gustan, como que sudan mucho y huelen mal. Yo cuando sea
grande no quiero estar con una gorda. De hecho a la Magos ya le dije que se está
poniendo gorda que ya no coma tantas bolsas de totis…
Juan, 11 años
Mi mamá me dice que aún estoy chica, pero que cuando ya esté lista para tener
novio no quiere que ande con ninguno de por aquí, y yo tampoco quiero porque
están refeos, a me gustaría andar como con uno como de los hijos de los
ingenieros, esta güero y bien alto
Oliva, 12 años
El otro día si me sentía mal, pero era día de paga y no quería faltar. Además si
ven que faltas o te enfermas mucho, luego le dan tu lugar a otro.
Manolo, 12 años
Y es aquí en donde se revela de forma clara el tercer elemento que regula la forma
en que se conforma la niñez en Acatlán de Pérez Figueroa, porque el trabajo infantil
no es un elemento menor en este contexto. Los ritmos de trabajo sobre todo en las
118
plantaciones de caña pueden ser exhaustivos, además de los peligros que implica
el estar en terrenos en los que no es poco frecuente la presencia de serpientes
venenosas, mosquitos transmisores de diferentes enfermedades, el contacto con
productos químicos y jornadas bajo el sol a temperaturas por encima de los 30
grados con altos índices de humedad, lo cual dificulta aún más las cosas. Sin
embargo, las necesidades familiares son mayores que todo ello, revelando otro
elemento vinculado a la niñez y que ellas y ellos tratan de dejar atrás conforme
crecen: la debilidad.
Por eso ya no me gusta que me digan que estoy chico y ya quiero mi machete.
Creen que no puedo, pero si puedo, si aguanto, el otro día me eche media
carretera de un jalón con unos bultos y no me canse. Si ya no estoy niño, solo que
como no estoy alto no me creen.
Rubén, 12 años
Esto nos revela como una identidad se gesta no solo a partir de lo que se asume,
sino también de lo que se rechaza. Es posible apreciar que la niñez en muchos
sentidos no es una circunstancia deseable entre muchas de las niñas y niños que
entrevistamos, porque la vinculan a abusos, debilidad, incapacidad y otras
características que a su modo de ver puede poner en riesgo su reconocimiento
social. Esto por supuesto se va a retroalimentar con la presión del contexto,
moldeando la experiencia social en un sentido bajo el cual, la fortaleza y la
resistencia se privilegian, convirtiendo a la niñez en un estado que no se desea
prolongar más allá de lo estrictamente necesario, ante las exigencias del entorno.
119
riesgoso, sino a una explotación laboral que puede parecer velada solo porque
parece que son las niñas, niños y sus familias quienes están tomando las
decisiones. Sin embargo, lo que no se dice es que tales decisiones en realidad son
producto de las presiones que ejercen los contextos en que viven, aspectos que
impactan en la forma en que se conciben, en sus expectativas e ideales, en la forma
en que se relacionan y en su desempeño.
Es mucho lo que nos gustaría decir sobre la niñez de Acatlán de Pérez Figueroa,
pero siempre será muy poco de frente a las realidades que atestiguamos. Solo nos
120
resta decir que la niñez en esta zona no es un tema de ternura y que quizá es el
momento en que el mundo adulto no solo defina a las y los niños de esa zona y de
todos aquellos que están en contextos semejantes, quizá es el momento que les
trate con el respeto y dignidad que merecen no solo por ser niños, sino por ser
humanos.
(In) Conclusiones
Y esto no es menos cierto con las niñas y niños, quienes en más de una ocasión
nos demostraron que toman la vida muy en serio, y que el juego es solo un lapso
en sus vidas. La niñez rebasa lo biológico pero no lo anula, y nos recuerda que la
humanidad en gran medida es cuerpo.
121
Pero esta investigación también nos reveló que aún dentro de esta situación,
no todos los cuerpos son valorados de la misma manera, interviniendo factores
como la edad, vínculos afectivos o los conceptos de belleza hegemónicos. Así, las
características del cuerpo de uno, aunadas a la percepción y juicios del otro,
condicionan el trato entre ambas partes; dejando como resultado, cuerpos
tolerados, y cuerpos rechazados. Recordemos que los grupos ejercen presión en
favor de sus normas de identificación; y en la relación entre niños, y entre niños y
adultos esto no es menos cierto. Nos han educado en una cultura de la visualidad,
en la que la identificación y la valoración estética rigen en muchos sentidos los
procesos de socialización.
122
Es nuestro deber reconocer que el humano es más que la suma de sus partes
palpables o comprobables, y sus procesos vivenciales son tan importantes como
sus procesos vitales. No se trata de olvidar las bases biológicas o de priorizar la
razón sobre la carne en palabras de Descartes, sino de integrar ambas visiones a
un mosaico más rico, en el cual se entretejen también los cambios y
transformaciones engendrados en el caldo de cultivo que conforman la sociedad, la
cultura y la psique de cada individuo. La idea de ser humano se ve afectada de
manera evidente por el flujo genético, pero también por el flujo histórico y cultural
que la acuna, y pensar que la variabilidad es una cuestión exclusiva de formas pero
no de fondos sería algo muy reduccionista.
Porque gracias a esta postura, creímos al inicio y comprobamos al final que la niñez
es un segmento de la población con características propias y específicas a cada
contexto, producto de un complejo entramado de elementos e interacciones, entre
los que sobresalen la corporalidad y la experiencia social como conceptos clave en
la conformación de la realidad social de niñas y niños. Entendimos la niñez como
resultado de procesos performativos que no buscan favorecer un tipo de discurso
sobre otro, sino que funcionan mucho más como un crisol en el cual se amalgaman
tradiciones, posturas, saberes, evidencias, experiencias e imaginarios que van a ser
entendidos y moldeados no solo por los actores sino también por los espectadores,
dando paso a una relación ambivalente y no carente de tensión entre la identidad y
el ser identificados.
123
Las niñas y los niños que trabajan en Acatlán de Pérez Figueroa no son menos
niños que los de otras partes del mundo, pero no son idénticos no siquiera entre
ellos o en referencia a por ejemplo, las niñas y niños que no trabajan en Acatlán.
Por ello entendimos que si bien por mucho tiempo se buscó establecer
generalidades desde diversas corrientes antropológicas, y eso ha tenido su utilidad,
la diversidad humana ya nos ha rebasado, y es momento de aprender a trabajar
con la singularidad como un elemento clave de la conformación, existencia y
supervivencia de la humanidad.
124
- Es momento de replantear las formas en que se han construido conceptos
que hemos considerado inamovibles, evidentes o naturales ante la
emergencia de nuevos contextos, actores, prácticas y formas de
relacionarse. Aspectos como la edad, el sexo, el cuerpo, las afectividades e
incluso la manera en que se perciben la experiencia, la realidad, lo social, la
variabilidad y diversidad humanas requieren nuevos planteamientos ante las
realidades sociales presentes y por venir, en las que las temas como el
transespecismo, el transracialismo, lo ciborg y el posthumanismo abren
nuevas formas de concebir la humanidad.
125
urgente y los procedimientos de restitución de derechos juegan un papel
clave; y en complemento, la coordinación de autoridades municipales,
estatales y federales para la implementación de procesos de inspección
laboral enfocadas a la prevención del trabajo infantil en el sector agrícola, en
especial en los momentos clave del ciclo donde la mano de obra migrante
genera los mayores riesgos de incorporación de niñas, niños y adolescentes.
Con estas reflexiones marcamos el punto final a este trabajo, deseando haber
demostrado que la niñez es mucho más que edad, que la Antropología Física y la
Antropología Social son algo más que una competencia entre lo biológico y lo
cultural y que la investigación antropológica en general aún tiene mucho que ofrecer
si se sabe donde buscar.
Agradecemos su atención.
126
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140
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141
ANEXO I
Estado de Oaxaca y Municipio de Acatlán de Pérez Figueroa
ANEXO II
142
Distancia entre Acatlán de Pérez Figueroa y el
Ingenio La Margrita S.A
143
ANEXO III
- NOMBRE
- EDAD
- SEXO
- LUGAR DE ORIGEN
- ANTECEDENTES MEDICOS
- RELIGION
- OCUPACION ACTUAL
- RELACIONES SOCIALES: AMIGOS MAESTROS, COMPAÑEROS DE TRABAJO - EDAD A LA QUE EMPEZO A TRABAJAR.
- SITUACION ECONOMICA
- HABITOS ALIMENTICIOS
- ANTECEDENTES MEDICOS
5.- CORPORALIDAD
- IMAGINARIOS DE SU CUERPO
- PERCEPCIÓN DE LOS CUERPOS POR APARIENCIA: TALLA, PESO, ESTATURA, COLOR DE PIEL,ETC.
- HA INTERVENIDO EN PELEAS
144
- HA EJERCIDO ALGUN TIPO DE DISCRIMINACION HACIA LA APARIENCIA DE ALGUIEN MAS
- IDENTIFICACION SEXO/GÉNERO
- CONCEPCIONES DE FEALDAD/BELLEZA
6.- TRABAJO
- TRABAJA, SI, NO, POR QUÉ. - CUANTOS DÍAS Y EN QUE HORARIO - REMUNERACIÓN, SI, NO.
- ACTIVIDADES
- RELACIONES LABORALES
- ACOSOS, AGRESIONES, CASTIGOS EN EL TRABAJO - LE GUSTA SU TRABAJO. SI, NO, POR QUÉ.
7.- EXPERIENCIA
- TE GUSTA ACATLÁN
- CON QUIEN ACUDES SI TIENES PROBLEMAS - QUE TE GUSTA HACER EN TUS RATOS LIBRES - USAS INTERNET, SI, NO, POR QUE. -
QUE TE GUSTA VER EN INTERNET
ANEXO IV
Ing. De campo: Es contratado por el ingenio para llevar a cabo tareas de monitoreo en el corte, alce y acarreo de la caña de azúcar, asesora, retroalimenta, y da
recomendaciones al productor sobre el cultivo de la caña y manejo de plagas.
Representante de grupo: Persona contratada por el grupo de productores de caña que tiene a su responsabilidad el monitoreo del corte, bulteo durante la cosecha
de la caña. Otras responsabilidades que tiene, son:
- Coordina al grupo de camioneros que se encargan de acarreo de caña de las parcelas al ingenio.
- Coordina el pago semanal a los cortadores de caña directamente con El Cabo o Manero.
- Coordina la asistencia y faltas de los cortadores con El Cabo o Manero a los días de trabajo.
- Coordina la recolección de documentos para el alta de los cortadores en el seguro de atención médica.
- Toma decisiones respecto a las condiciones de meteorológicas y otras de contexto o cuidados de la salud para las jornadas de trabajo en coordinación
con el representante de grupo.
Representante de alzadora ejidal: Persona que se encarga de monitoreo de buen funcionamiento y mantenimiento de las alzadoras ejidales. (en algunos grupos de
corte las alzadoras con de dueños particulares)
Tomador de tiempo: Responsable de solicitar el servicio de maquinaria para arreglar los caminos que se encuentran en malas condiciones de las parcelas del grupo
de productores de caña y medir el tiempo de trabajo ya que este servicio se paga por horas de trabajo.
El Cabo o Manero: Es contratado por un productor y es nombrado por el grupo de cortadores quienes lo nombran de acuerdo a capacidad de corte y confianza del
grupo, el líder de los cortadores de caña. En el caso de comunidades de otras zonas del municipio, los grupos de corte trabajan por modalidad de pago por arañazo
y por eso no tienen el rol de El Cabo o Manero. Las principales responsabilidades del Cabo o Manero son:
- Monitorea la calidad de corte y bulteo de los cortadores en coordinación con el representante de grupo.
- Coordina el pago semanal a los cortadores de caña.
145
- Toma decisiones respecto a las condiciones de meteorológicas y otras de contexto o cuidados de la salud para las jornadas de trabajo en coordinación
con el representante de grupo.
- Orienta a los cortadores sobre dudas respecto las condiciones de corte.
- Coordina con el representante de grupo la recepción de documentos para el seguro de atención médica.
Cortador de caña: Persona contratada por un productor que tiene como tarea principal el corte de la caña con la calidad requerida.
146