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Rendimiento luminoso

El rendimiento luminoso es la medida para la eficiencia de la generación de luz. Se


indica en lumen por vatio (lm/W). Como rendimiento luminoso de una lámpara se
entiende la relación entre la cantidad de luz emitida y la potencia conectada de
una lámpara de libre radiación en condiciones ambiente estandarizadas.
Rendimiento luminoso o coeficiente de eficacia luminosa

Indica el flujo que emite una lámpara por cada unidad de potencia eléctrica
consumida.
Se representa con la letra griega eta (η) y su unidad el lumen por vatio (lm/W).
La fórmula que expresa el rendimiento luminoso es:

Si existiese una lámpara que transformara toda la energía eléctrica consumida en


luz de longitud de onda de 555 nm tendría el mayor rendimiento luminoso posible:
680 lm/W.

Los rendimientos luminosos de las lámparas están muy por debajo de ese valor,
debido a las pérdidas en forma de calor y radiación no visible. Existen diferencias
notables entre las lámparas en cuanto a su rendimiento luminoso.

¿Cómo comparar el rendimiento de las lámparas?

Antes de continuar, definamos que es una lámpara: una lámpara es un dispositivo


que transforma energía eléctrica eléctrica también se transforma en calor, y de
manera menos evidente, también en radiaciones invisibles al ojo que no aportan a
la finalidad última de la lámpara que es la de iluminar. Cualquier transformación de
la energía eléctrica en otra cosa que no sea luz es un producto no deseado que
debería reducirse al mínimo posible. Pero, los métodos actuales de generación de
luz no son 100% eficientes, aunque se ha avanzado mucho en los últimos años.
Las lámparas incandescentes (cuya comercialización no está permitida en algunos
países – en Argentina por ejemplo sólo se pueden vender si su potencia es igual o
inferior a 25 Watts) no han variado mucho su diseño desde que fueran
ideadas hace ya mas de 130 años y son terriblemente ineficientes: sólo un 20 o
30% de la energía eléctrica se transforma en luz mientras que las lámparas CFL y
LED logran aprovechar mejor la energía y logran porcentajes que rondan el
80%.en otro tipo de energía, idealmente 100% lumínica. Sin embargo, cualquiera
que se haya quemado al tocar una lámpara encendida sabe que buena parte de la
energía

si la cantidad de Watts de la lámpara ya no es un indicador fiable de cuánto


ilumina, cómo podemos comparar distintos tipos de lámparas? La respuesta es:
empleando el rendimiento luminoso.
El rendimiento luminoso relaciona la cantidad de luz que genera una lámpara con
la potencia eléctrica que usa para producirla. Cuando decimos “cantidad de luz”
estamos hablando de una magnitud denominada flujo luminoso.

El flujo luminoso es la cantidad de luz emitida por una lámpara en todas


direcciones, por segundo
La relación entre el flujo luminoso y la potencia nos da finalmente el rendimiento
luminoso. Matemáticamente es la relación entre el flujo en lúmenes (Φ) y la
potencia en Watts (P), siendo su unidad por lo tanto el lumen por watt (lm/W):

El rendimiento luminoso de una lámpara es comparable al rendimiento de un


automóvil, que se mide en kilómetros por litro (km/l). En el caso de un auto, nos
indica cuantos kilómetros es capaz de recorrer por cada litro de combustible. En el
caso de la lámpara, como el “combustible” son los watts de potencia eléctrica, el
rendimiento nos indica cuánta luz genera la lámpara por cada watt que le
entreguemos. Mientras mayor sea el rendimiento luminoso, mejor aprovechará la
lámpara la energía que le entreguemos.
La siguiente tabla muestra el rendimiento luminoso de algunas lámparas:

Lamentablemente, no todas las lámparas traen en su empaque comercial las


especificaciones de rendimiento o flujo luminoso, en cambio muestran
comparaciones con lámparas incandescentes que a veces confunden mas de lo
que aclaran. Pero si el flujo luminoso está impreso en el empaque, es muy fácil
calcular el rendimiento.
En el caso de esta lámpara, la potencia es de 20 Watts y
el flujo luminoso indicado de 1200 lumenes. El rendimiento
será entonces:

VIDA ÚTIL DE LAS LÁMPARAS

La vida útil de las lámparas normalmente se especifica en horas, para algunas tecnologías
se define la vida útil como el punto en el que la depreciación luminosa ya llegó a un punto
donde es necesario reponer la lámpara. Es importante señalar que la vida útil de las
lámparas puedes disminuir considerablemente una vez que se encuentran dentro de una
luminaria, ya que la disipación de calor puede no ser adecuada y el tiempo de vida está
ligado a la temperatura ambiente de operación de las luminarias, por lo general a mayor
temperatura menor vida útil. Por lo regular las fichas técnicas indican la temperatura base
con la que se estimó la vida útil de una luminaria.
En las fichas técnicas se puede encontrar que la vida útil se expresa de la siguiente
manera:
L85 a 50,000 horas, esto quiere decir que mantiene el 85% de flujo luminoso después de
50,000 horas de operación.
L90 (10K) a 50,000 horas, esto quiere decir que mantiene el 90% de flujo luminoso
después de 50,000 horas de operación y que esta estimación se hizo con base en
una prueba de 10,000 horas (10K).

Bombillas incandenscentes

 Ventajas: son las tradicionales. Su fabricación está prohibida en la Unión


Europea desde 2012, pero aún se encuentran en las tiendas. Hay quien
considera que su luz es más cálida y familiar, pero su gran baza es el
precio: son las más baratas del mercado. 

 Inconvenientes: si se prohibió fabricarlas fue por su perfil poco ecológico, ya


que tienen una vida útil corta (sobre las 1.000 horas) y un alto consumo de
electricidad. De toda la energía que gastan solo el 5% es para iluminar,
perdiéndose el 95% restante en calor. 

Bombillas halógenas

 Ventajas: pequeñas, se encienden al instante y tienen gran capacidad de


iluminación. Luz potente, ideal para trabajar o enfocar puntos concretos.
Consumen en torno a un 40% menos que las incandescentes. 

 Inconvenientes: su principal pega es que emiten mucho calor. Para


funcionar perfectamente necesitan un reajuste de la corriente y
la instalación de un transformador de 12 o 24 voltios. Su vida útil, alrededor
de 3.000 horas, es mejorable.

Bombillas de bajo consumo

 Ventajas: duran unas 15.000 horas y gastan muy poco (aproximadamente


un 80% menos que las incandescentes). Además, gozan de una alta
eficiencia lumínica. 

 Inconvenientes: es mejor no colocarlas en habitaciones donde se


enciendan y apaguen muchas veces, ya que se fundirían antes. Tardan en
brillar al máximo algunos segundos. Por ambos motivos se recomienda no
utilizarlas en áreas de paso. Son caras, aunque rentables a largo plazo.

 Bombillas LED

 Ventajas: son las más ecológicas del mercado, ya que no llevan ni


tungsteno ni mercurio. Duran unas 50.000 horas (podrías tenerlas
encendidas 5 años seguidos) y consumen alrededor de un 80% menos que
las incandescentes. Prácticamente no emiten calor. .

 Inconvenientes: su único problema es que, comparadas con el resto, tienen


un precio elevado. Aunque a la larga se rentabilizan, supondrá una
incomodidad económica cada vez que haya que cambiarlas.

Lámparas no halógenas
Entre las lámparas incandescentes no halógenas podemos distinguir las que se han
rellenado con un gas inerte de aquellas en que se ha hecho el vacío en su interior. La
presencia del gas supone un notable incremento de la eficacia luminosa de la lámpara
dificultando la evaporación del material del filamento y permitiendo el aumento de la
temperatura de trabajo del filamento. Las lámparas incandescentes tienen una duración
normalizada de 1000 horas, una potencia entre 25 y 2000 W y unas eficacias entre 7.5 y
11 lm/W para las lámparas de vacío y entre 10 y 20 para las rellenas de gas inerte. En la
actualidad predomina el uso de las lámparas con gas, reduciéndose el uso de las de vacío
a aplicaciones ocasionales en alumbrado general con potencias de hasta 40 W.
Lámparas halógenas de alta y baja tensión

El funcionamiento de este tipo de lámparas requiere de temperaturas muy altas


para que pueda realizarse el ciclo del halógeno. Por eso, son más pequeñas y
compactas que las lámparas normales y la ampolla se fabrica con un cristal
especial de cuarzo que impide manipularla con los dedos para evitar su deterioro.

Tienen una eficacia luminosa de 22 lm/W con una amplia gama de potencias de
trabajo (150 a 2000W) según el uso al que estén destinadas.

DE DESCARGA Las lámparas de descarga se pueden clasificar según el gas


utilizado (vapor de mercurio o sodio) o la presión a la que este se encuentre (alta o
baja presión). Las propiedades varían mucho de unas a otras y esto las hace
adecuadas para unos usos u otros.

 Lámparas de vapor de mercurio


 Baja presión
 Lámparas fluorescentes

Ventajas

 Consumo de corriente hasta tres veces menor que la de una lámpara


incandescente
 Los colores son más fieles al color real.
 La emisión de luz es de 4 a 6 veces mayor que la de una lámpara
incandescente de la misma potencia
 Provee una luz más uniforme y menos deslumbrante, porque el área de
iluminación es mayor
 Calentamiento reducido
 Duración promedio de vida es de 7500 horas en condiciones normales.

A medida que aumentamos la presión del vapor de mercurio en el interior del tubo
de descarga, la radiación ultravioleta característica de la lámpara a baja presión
pierde importancia respecto a las emisiones en la zona visible (violeta de 404.7
nm, azul 435.8 nm, verde 546.1 nm y amarillo 579 nm).

En estas condiciones la luz emitida, de color azul verdoso, no contiene radiaciones


rojas. Para resolver este problema se acostumbra a añadir sustancias
fluorescentes que emitan en esta zona del espectro. De esta manera se mejoran
las características cromáticas de la lámpara. La temperatura de color se mueve
entre 3500 y 4500 K con índices de rendimiento en color de 40 a 45 normalmente.
La vida útil, teniendo en cuenta la depreciación se establece en unas 8000 horas.
La eficacia oscila entre 40 y 60 lm/W y aumenta con la potencia, aunque para una
misma potencia es posible incrementar la eficacia añadiendo un recubrimiento de
polvos fosforescentes que conviertan la luz ultravioleta en visible.

Las lámparas de luz de mezcla son una combinación de una lámpara de mercurio
a alta presión con una lámpara incandescente y habitualmente, un recubrimiento
fosforescente. El resultado de esta mezcla es la superposición, al espectro del
mercurio, del espectro continuo característico de la lámpara incandescente y las
radiaciones rojas provenientes de la fosforescencia.

Estas lámparas ofrecen una buena reproducción del color con un rendimiento en
color de 60 y una temperatura de color de 3600 K.

La duración viene limitada por el tiempo de vida del filamento que es la principal
causa de fallo. Respecto a la depreciación del flujo hay que considerar dos
causas. Por un lado tenemos el ennegrecimiento de la ampolla por culpa del
wolframio evaporado y por otro la pérdida de eficacia de los polvos fosforescentes.
En general, la vida media se sitúa en torno a las 6000 horas.

 Lámparas con halogenuros metálicos


Si añadimos en el tubo de descarga yoduros metálicos (sodio, talio, indio...) se
consigue mejorar considerablemente la capacidad de reproducir el color de la
lámpara de vapor de mercurio. Cada una de estas sustancias aporta nuevas
líneas al espectro (por ejemplo amarillo el sodio, verde el talio y rojo y azul el
indio).

Los resultados de estas aportaciones son una temperatura de color de 3000 a


6000 K dependiendo de los yoduros añadidos y un rendimiento del color de entre
65 y 85. La eficiencia de estas lámparas ronda entre los 60 y 96 lm/W y su vida
media es de unas 10000 horas. Tienen un periodo de encendido de unos diez
minutos, que es el tiempo necesario hasta que se estabiliza la descarga. Para su
funcionamiento es necesario un dispositivo especial de encendido, puesto que las
tensiones de arranque son muy elevadas (1500-5000 V).

 Lámparas de vapor de sodio


 Lámparas de vapor de sodio a baja presión

La descarga eléctrica en un tubo con vapor de sodio a baja presión produce una
radiación monocromática característica formada por dos rayas en el espectro (589
nm y 589.6 nm) muy próximas entre sí. La radiación emitida, de color amarillo,
está muy próxima al máximo de sensibilidad del ojo humano (555 nm). Por ello, la
eficacia de estas lámparas es muy elevada (entre 160 y 180 lm/W). Otras ventajas
que ofrece es que permite una gran comodidad y agudeza visual, además de una
buena percepción de contrastes. Por contra, su monocromatismo hace que la
reproducción de colores y el rendimiento en color sean muy malos haciendo
imposible distinguir los colores de los objetos.

La vida media de estas lámparas es muy elevada, de unas 15000 horas y la


depreciación de flujo luminoso que sufren a lo largo de su vida es muy baja por lo
que su vida útil es de entre 6000 y 8000 horas. Esto junto a su alta eficiencia y las
ventajas visuales que ofrece la hacen muy adecuada para usos de alumbrado
público, aunque también se utiliza con finalidades decorativas. En cuanto al final
de su vida útil, este se produce por agotamiento de la sustancia emisora de
electrones como ocurre en otras lámparas de descarga.

    Lámparas de vapor de sodio a alta presión


Las lámparas de vapor de sodio a alta presión tienen una distribución espectral
que abarca casi todo el espectro visible proporcionando una luz blanca dorada
mucho más agradable que la proporcionada por las lámparas de baja presión.

Las consecuencias de esto es que tienen un rendimiento en color (T color= 2100 K) y


capacidad para reproducir los colores mucho mejores que la de las lámparas a
baja presión (IRC = 25, aunque hay modelos de 65 y 80 ). No obstante, esto se
consigue a base de sacrificar eficacia; aunque su valor que ronda los 130 lm/W
sigue siendo un valor alto comparado con los de otros tipos de lámparas.

La vida media de este tipo de lámparas ronda las 20000 horas y su vida útil entre
8000 y 12000 horas. Entre las causas que limitan la duración de la lámpara,
además de mencionar la depreciación del flujo tenemos que hablar del fallo por
fugas en el tubo de descarga y del incremento progresivo de la tensión de
encendido necesaria hasta niveles que impiden su correcto funcionamiento.

Las condiciones de funcionamiento son muy exigentes debido a las altas


temperaturas (1000 ºC), la presión y las agresiones químicas producidas por el
sodio que debe soportar el tubo de descarga. En su interior hay una mezcla de
sodio, vapor de mercurio que actúa como amortiguador de la descarga y xenón
que sirve para facilitar el arranque y reducir las pérdidas térmicas. El tubo está
rodeado por una ampolla en la que se ha hecho el vacío. La tensión de encendido
de estas lámparas es muy elevada y su tiempo de arranque es muy breve.

LED

 El LED es un diodo emisor de luz, es decir, un dispositivo semiconductor que


emite luz cuando circula por la corriente eléctrica; es un proyector
electroluminiscente que emite luz mediante la recombinación de los pares de
portadores de carga de un semiconductor.

 Led deviene de las siglas en inglés Light Emitting Diode: Diodo Emisor de Luz. La


luz no se genera a través de un filamento incandescente sino por
electroluminiscencia. Esto significa que se liberan fotones (luz) debido a electrones
que cambian de nivel de energía durante su desplazamiento por el material
semiconductor (diodo).
 Ventajas:

 Elevada resistencia física: elementos 100% sólidos, resisten golpes y


vibraciones mucho mejor que lámparas convencionales.
 Mayor duración, por no depender de que el filamento se queme
 Elevada eficiencia de conversión de la electricidad entrante hacia la energía
luminosa: mientras el rendimiento energético de una bombilla de tungsteno es
del 10%, los diodos LED aprovechan hasta el 90%.
 Con el equivalente a una bombilla de tungsteno se pueden construir
aproximadamente 10 LEDs.
 Si algún LED se rompe es posible reemplazarlo
 Baratos y fáciles de fabricar
 Larga vida útil: Hasta 100.000 horas de vida útil comparado con 8000 horas de
una lámpara convencional.
 Pueden emitir hasta 16 millones de colores distintos.
 No emiten radiaciones infrarrojas y/ o ultravioletas. Muy importante para la
iluminación de obras de arte, donde habitualmente la radiación deteriora el
objeto a iluminar.
 No explotan
 No contaminan ni poseen elementos contaminantes
 No emiten calor, por lo que son muy adecuados iluminar objetos inflamables y
ahorrar energía necesaria para regular la temperatura ambiental.
 Resisten bien las variaciones en temperatura por lo cual son adecuados para
iluminación de exteriores.
 Reducido tamaño: pocos milímetros cúbicos.
 Elevado tiempo de respuesta: su velocidad de transmisión permite utilizarlos en
los displays alfanuméricos o en aplicaciones de telecomunicación por aire o
por fibra óptica.
 Funcionan con corriente continua, por lo que se reducen los riesgos de
manipulación y electrocución por descuido.
 Muy adecuado para aplicaciones en zonas con elevada afluencia de público:
centros comerciales, discotecas, teatros, discotecas, etc.

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