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" Muchas veces escuchamos a un gato

con más precisión que con la que


escuchamos
a nuestro cuerpo.

Adoramos al gato.
Ronronea.
Puede que nuestro cuerpo
tenga que soltar un grito, un síntoma,
para que lo escuchemos en absoluto.

Demasiado a menudo nuestra alma


no puede encontrar
otra forma de ser oída."
Marion Woodman

www.centrotranspersonal.com.ar
(

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