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5510 Tonnelle Ave.
North Bergen, NJ 07047–3029, EE.UU.
Impreso en EE.UU.
Printed in USA
A la memoria de mi madre,
Mabel Buckingham Dallimore,
a quien, siendo aún una niñita,
su padre —William Buckingham— llevaba
al Tabernáculo Metropolitano
para escuchar la predicación de
Charles Haddon Spurgeon.
Índice
Prefacio 9
Agradecimientos 12
7. El conflicto 104
Fotografías 351
Prefacio
“¿
Por qué quieres escribir otra biografía de
Spurgeon? ¿Acaso no se ha dicho ya mil veces
todo cuanto había que decir con respecto a él?”.
Estas y otras preguntas por el estilo se me hicieron mien-
tras escribía acerca de la vida de Spurgeon.
Aunque hoy día se oye hablar a menudo de Spurgeon
entre los evangélicos, pocos comprenden plenamente
su persona y su trayectoria, y muchos han reconocido la
necesidad que hay de una biografía suya adecuada. El
Dr. Wilbur Smith escribió en 1955: “He intentado leer
otra vez la mayor parte de los volúmenes autobiográficos
y biográficos de Charles H. Spurgeon, y al hacerlo he lle-
gado a la firme conclusión de que la Iglesia cristiana no
cuenta aún con ninguna biografía apropiada y definiti-
va de este gran predicador de la gracia de Dios”1.
Las razones de ello son evidentes: durante dos años o
más después de la muerte de Spurgeon —en 1892—, se
fueron publicando biografías suyas al ritmo de una cada
mes. En aquel entonces había, naturalmente, una gran
pena por su fallecimiento y se le recordaba con la mayor
admiración. Y aquellos relatos tempranos hicieron poco
más que eso: destacar dicha admiración. Algunas áreas
que hubieran debido presentarse —como, por ejemplo,
su capacidad como teólogo y los métodos que utilizaba
para llevar almas a Cristo— se pasaron prácticamente
por alto; y tampoco se describió lo suficiente la inque-
brantable y férrea fuerza de su carácter: en cierto modo,
se transmitió la idea de un Spurgeon más débil de per-
sonalidad de lo que realmente era.
La situación se remedió, hasta cierto punto, con la
aparición, en 1894, de la biografía en seis volúmenes de
G. Holden Pike con el título de: Life and Work of Charles
Haddon Spurgeon (Vida y obra de Charles Haddon
Spurgeon); y con el comienzo de la publicación de la
NOTAS
1En su Treasury of Charles Haddon Spurgeon (1955).
S
purgeon nació en 1834 y murió en 1892. Durante
aquel período la situación era diferente en varios
sentidos a como es hoy día, y un breve vistazo a la
misma nos ayudará a comprender la vida que Spurgeon
llevó.
A lo largo de aquellos años el trono lo ocupaba la
reina Victoria, quien ejercía una fuerte influencia moral
tanto en el gobierno británico como en la vida diaria.
Durante su reinado, Gran Bretaña extendió enorme-
mente su imperio y la economía de la nación prosperó
notablemente.
En Londres los caballos, los carruajes y las carretas
eran tantos que a menudo el tráfico, no sujeto a ningu-
na norma de circulación, se colapsaba. Los ferrocarriles
se ampliaban constantemente: sin embargo, aunque en
esta cuestión Inglaterra estaba a la cabeza del mundo,
los trenes eran lentos y el transporte de viajeros incómo-
do y en ocasiones sucio.
Poco a poco se iban instalando cuartos de baño con
agua corriente en las casas de los ricos y en unas pocas
de la clase media, mientras que entre los pobres tales
aseos eran completamente desconocidos. La calefacción
funcionaba, en buena medida, mediante carbón, y el
alumbrado se suplía por medio de lámparas de aceite y
gas; aunque la clase baja aún utilizaba velas.
Durante los años de la vida de Spurgeon se hicieron
grandes avances en la ciencia médica: se descubrió la
existencia de las bacterias, se alcanzó el conocimiento
de la antisepsia, y los científicos comprendieron que el
suministro de agua potable podía resultar contaminado
si se encontraba demasiado cerca de las alcantarillas
(extendiendo el cólera y otras enfermedades). Las ope-
raciones quirúrgicas se dejaron de llevar a cabo sin anes-
tesia en 1847, cuando se descubrió el cloroformo; y en
ROBERT SHINDLER
Tomado de
From the Usher’s Desk to the Tabernacle
Pulpit,
1892
Capítulo 1
“
Preferiría descender de alguien que ha sufrido por
la fe que llevar en mis venas la sangre de todos los
emperadores”. Spurgeon se estaba refiriendo al
hecho de que, aunque su sangre era del linaje de los
valientes escandinavos, el factor principal de su herencia
lo constituía que algunos de los primeros Spurgeon se
contaran entre aquellos protestantes del siglo XVII que
habían huido de las persecuciones católicas en el conti-
nente europeo para refugiarse en Inglaterra.
Uno de sus antepasados —un tal Job Spurgeon—
“tuvo que sufrir tanto en su hacienda como en su perso-
na por el testimonio de una buena conciencia”1. Job fue
encarcelado, juntamente con otros tres hombres, por
asistir a una reunión de independientes: personas que
se negaban a conformarse a las doctrinas y las prácticas
de la Iglesia de Inglaterra. Los tres sufrieron en prisión,
durante todo un invierno —que fue “notable por el frío
extremo”—, echados en la paja. Job Spurgeon estaba
tan débil que no podía acostarse, sino que tenía que per-
manecer erguido todo el tiempo.
Charles afirmaba también: “Puedo echar la vista atrás,
a lo largo de cuatro generaciones, y ver cómo Dios se
complació en escuchar las oraciones del padre de mi
abuelo: quien solía suplicarle para que sus hijos vivieran
delante de Él hasta la última generación. Y a Dios […]
le ha complacido traerlos, uno tras otro, al amor y el
temor de su Nombre”2.
En el trasfondo de Charles Spurgeon sobresalía,
pues, una defensa de los principios a cualquier precio.
Spurgeon nació el 19 de junio de 1834 en Kelvedon,
condado de Essex; pero a los 14 meses de edad lo lleva-
NOTAS
1C.H. Spurgeon’s Autobiography, recop. Spurgeon, Susannah y
Truth, 1962).
5Traits of Character, p. 80.
6The Early Years, p. 12.
7Pike, G. Holden: The Life and Work of Charles Haddon Spurgeon,
De la terrible
convicción de pecado
a la conversión
gloriosa
E
n el verano de 1849, Charles entró en una escue-
la más: esta vez en la ciudad de Newmarket.
Aunque acababa de cumplir 15 años, no llegó a la
misma como un mero estudiante, sino como profesor a
tiempo parcial: un puesto conocido como “ujier”.
En un futuro no muy lejano le esperaba la gran expe-
riencia transformadora de su conversión: un aconteci-
miento conocido desde hace mucho entre los cristianos
evangélicos, a menudo predicado desde los púlpitos y
narrado en libros y revistas.
Pero aquel suceso fue precedido de una larga y amar-
ga convicción de pecado y de un anhelo de salvación
que pocas veces se menciona. Sin embargo, Spurgeon
consideraba tan importante aquella experiencia que no
solo hablaba de ella a menudo en sus predicaciones,
sino que le dedicó un capítulo entero en su
Autobiografía.
Además, al relatarla, este maestro de la descripción
casi parece tener dificultades para conseguir palabras lo
suficientemente fuertes para retratar la angustia que
atravesó. “Preferiría pasar siete años con la enfermedad
más debilitadora —explica— a experimentar de nuevo
ese terrible descubrimiento de la maldad del pecado”1.
Esta amarga experiencia comenzó cuando Spurgeon
era aún muy pequeño. Como hemos visto, tenía solo 3
años cuando se divertía con las ilustraciones de El progre-
A veces pienso que muy bien podría haber seguido hasta hoy
día en las tinieblas y la desesperación, de no haber sido por
la bondad de Dios al enviar una tormenta de nieve cierto
domingo por la mañana, cuando me dirigía a cierto lugar de
culto. Me metí por una calle lateral y fui a parar a una peque-
ña iglesia metodista primitiva, en cuya capilla podía haber
entre doce y quince personas. Había oído hablar de los meto-
distas primitivos: que cantaban tan fuerte que producían
dolor de cabeza; pero eso no me importaba. Yo quería saber
cómo ser salvo […].
Aquella mañana no estaba el pastor —imagino que se
había quedado bloqueado por la nieve—. Por fin, un hom-
bre de aspecto muy delgado —un zapatero, sastre o algo por
el estilo— subió al púlpito para predicar. Ahora lo corriente
es que los predicadores sean personas instruidas, pero aquel
hombre era realmente estúpido: tenía que limitarse a su
texto, por la sencilla razón de que poco más podía decir. Y el
texto en cuestión era: “MIRAD A MÍ Y SED SALVOS,
TODOS LOS TÉRMINOS DE LA TIERRA”. Ni siquiera pro-
nunciaba las palabras correctamente; pero eso no importa-
ba: pensé que en ese pasaje había un rayo de esperanza para
mí.
El predicador comenzó de esta manera: “Este versículo es
de lo más sencillo; dice: ‘Mirad’. La verdad es que mirar no
cuesta mucho trabajo. No es como levantar el pie o el dedo;
es simplemente ‘mirar’. Bueno, no hace falta ir a la universi-
dad para aprender a mirar: uno puede ser tonto de remate y,
sin embargo, mirar. No hace falta tener una renta de 1000
NOTAS
1Murray, Iain, ed.: The Early Years, p. 59 (Londres, Banner of
Truth, 1962).
2Ibíd., p. 55.
3Ibíd., p. 62.
4Ibíd., p. 70.
5Ibíd., p. 59.
6Ibíd., p. 87.
7Ibíd., pp. 87-90.
SPURGEON, Autobiography
Capítulo 3
P
ocos días después de su conversión, Spurgeon vol-
vió a Newmarket y reanudó su trabajo en la escue-
la. Pero ahora todo era diferente: su espíritu esta-
ba vivo y alegre, la Biblia resplandecía de gloria y la ora-
ción abría a su alma las mismísimas puertas del Cielo.
Deseaba, por encima de todo, entregarse totalmente a
Dios; por lo cual escribió y firmó un pacto entre él y su
Señor, declarando esta solemne determinación:
NOTAS
1Murray, Iain, ed.: The Early Years, p. 125 (Londres, Banner of
Truth, 1962).
2Ibíd., p. 102.
3Ibíd., p. 35.
4Ibíd., p. 45.
5Ibíd., pp. 145-150.
6Shindler, Robert: From the Usher’s Desk to the Tabernacle Pulpit, p.
SPURGEON, Autobiography
Capítulo 4
El niño predicador
de Waterbeach
E
n el verano de 1850, Spurgeon se mudó a la ciu-
dad de Cambridge, donde por aquel entonces
regentaba una escuela el Sr. Leeding, bajo cuya
supervisión tanto había progresado en Colchester. El
padre de Charles, buscando la mejor educación posible
para su hijo, había hecho los arreglos necesarios para
que este entrara en dicha escuela como alumno-maes-
tro. “Me comprometería gustosamente —decía
Leeding— a darle toda la asistencia a mi alcance para
que prosiguiera sus propios estudios, así como la comi-
da y el lavado de su ropa, a cambio de su ayuda [con la
enseñanza]”1.
Deseoso de reunirse con el pueblo de Dios en
Cambridge, Spurgeon se integró en la iglesia baptista de
St. Andrew's Street.
La primera vez que asistió a un culto en la misma,
nadie habló con él; de modo que cuando la congrega-
ción estaba saliendo del edificio, se dirigió a un caballe-
ro que había ocupado un asiento cercano al suyo:
—Espero que se encuentre usted bien, señor.
—Creo que usted se encuentra mejor que yo —res-
pondió el otro.
—No lo creo —dijo Spurgeon—, porque usted y yo
somos hermanos.
—No entiendo lo que quiere decir —repuso el caba-
llero.
—Bueno, cuando he tomado el pan y el vino hace
poco, simbolizando que somos uno en Cristo, lo he
hecho de veras, ¿usted no?
Para entonces ya habían llegado a la calle, y el hom-
NOTAS
1Murray, Iain, ed.: The Early Years, p. 176 (Londres, Banner of
Truth, 1962).
2Ibíd., p. 177.
3Ibíd., p. 181.
4Ibíd., p. 183.
5Ibíd., p. 210 n.
6Ibíd, p. 186.
7Ibíd.
8Ibíd, pp. 193-194.
9Pike, G. Holden: The Life and Work of Charles Haddon Spurgeon, 6
JAMES DOUGLAS
The Prince of Preachers, 1894
Capítulo 5
La “puerta grande
y eficaz”
E
n aquella reunión de Cambridge estaba presente
un hombre llamado George Gould, el cual quedó
profundamente impresionado con el ministerio
de Spurgeon y dio un espléndido informe del joven pre-
dicador de Waterbeach a un amigo suyo de Londres:
William Olney. Olney era diácono de la iglesia baptista
de New Park Street y, puesto que la misma estaba sin pas-
tor en aquel momento, George Gould le instó a que
considerase seriamente a aquel extraordinario joven.
La iglesia de New Park Street invitó, pues, a Spurgeon a
ocupar su púlpito durante un domingo; y aquel se asom-
bró de la petición y respondió a la carta de ellos dicien-
do que debían de haberse equivocado de Spurgeon, ya
que él no era más que un joven de 19 años. Cuando
replicaron que se trataba de él, Charles aceptó pasar el
domingo 18 de diciembre de 1853 con ellos.
Tras llegar a Londres el sábado, fue, como habían
acordado, a una casa de huéspedes situada en el barrio
de Bloomsbury, donde vivían varios jóvenes caballeros.
Estos, se divirtieron mucho observando el aspecto del
visitante: sus ropas, todo menos a la moda, su cabello
despeinado y su aspecto general de pueblerino. Y mien-
tras cenaban, le hablaron de las dotes extraordinarias
de muchos de los predicadores londinenses: hombres
—dijeron— de acabada erudición y destacadas habili-
dades oratorias. Con ello querían decir que Spurgeon
estaba totalmente fuera de lugar en una de las iglesias
independientes más destacadas de la ciudad.
Spurgeon supo que se requeriría mucho de él en
aquel púlpito, especialmente a causa de la grandeza per-
NOTAS
1Murray, Iain, ed.: The Early Years, p. 248 (Londres, Banner of
Truth, 1962).
2Ibíd.
3Ibíd., p. 249.
4Ibíd.
5Ibíd.
6Ibíd.,p. 253.
7Ibíd.,p. 256.
8Young, Dinsdale T.: C.H. Spurgeon’s Prayers, p. vi (Nueva York,
Revell, 1906).
9Murray, Iain: Spurgeon: Un príncipe olvidado, pp. 32-33. n.
H.L. WAYLAND
Charles Spurgeon, His Faith and Work
1892
Capítulo 6
Un matrimonio
realmente concebido
en el Cielo
A
unque en los últimos años de su adolescencia la
mayoría de los muchachos buscan la compañía
de las jóvenes, Spurgeon no había prestado nin-
guna atención hasta entonces al sexo opuesto: hasta los
19 años de edad se había dedicado exclusivamente al
estudio y la predicación.
Pero luego todo cambió. En el culto vespertino de su
primer domingo en New Park Street, estaba presente una
joven llamada Susannah Thompson, quien en aquella
ocasión consideró a Charles como un bicho raro…
NOTAS
1Murray, Iain: The Early Days, p. 280 (Londres, Banner of Truth,
1962).
2Ibíd., p. 282.
3Ibíd., p. 283.
4Ibíd., p. 284.
5Ibíd., p. 285. “Dear” significa “querido/querida (N.T.).
6Ibíd., p. 289.
7Ibíd., p. 299.
8Ibíd., pp. 233-234.
9C.H. Spurgeon’s Autobiography, recop. Spurgeon, Susannah y
El conflicto
C
uando Spurgeon saltó a la escena en Londres,
perturbó la autosuficiencia de la vida religiosa de
su época. La mayoría de las iglesias baptistas y
congregacionalistas estaban calladas y amansadas, y
hasta los metodistas habían perdido en buena parte su
fuego inicial. Aquellas denominaciones aún sostenían la
fe evangélica, pero a su predicación le faltaba fervor; las
iglesias tenían poca vitalidad y la mayor parte de ellas se
contentaban con mantener un ritmo regular en su exis-
tencia. Sin embargo, aquella situación se vio desafiada
por la vitalidad y el poder que irradiaban el ministerio y
la personalidad de Charles H. Spurgeon.
Spurgeon tenía facultades intelectuales de un orden
muy especial: la lectura constante que comenzara sien-
do un niño, continuaba; y para cuando llegó a Londres,
el conocimiento que había amasado podía calificarse
prácticamente de “enciclopédico”. Cuando se levantaba
a predicar, tenía toda aquella vasta erudición a su servi-
cio: podía citar a voluntad de cualquier libro de la
Biblia, utilizando la selección más adecuada de textos y
repitiéndola exactamente. Había memorizado un
inmenso número de himnos y, de estos, podía también
repetir uno o varios versos al instante. Era capaz de citar,
a modo de ejemplos, incidentes de la Historia antigua,
los reformadores y los puritanos, y echaba mano de
anécdotas de las vidas de Whitefield, Wesley y otros de
sus tiempos.
Siempre estaba leyendo libros acerca de la Biblia: un
amplio estudio que lo capacitaría para escribir, menos
de treinta años después, su obra Commenting and
Commentaries (El comentar y los comentarios). Para la
Todos, uno por uno, caen bajo el látigo del precoz princi-
piante: solo él es un calvinista coherente; todos los demás
son, bien simplemente arminianos, bien antinomianos licen-
ciosos o bien profesantes infieles de las doctrinas de la gracia
[…]. La doctrina de la elección es “en nuestros días, objeto
de mofa y aborrecimiento […]. La religión oportunista de
nuestra época no hace sino exhibirse hoy día en los salones
evangélicos”. Él nunca oye a sus colegas en el ministerio
declarar la satisfacción y la sustitución positivas de nuestro
Señor Jesucristo.
NOTAS
1Murray, Iain, ed.: The Early Years, p. 311 (Londres, Banner of
Truth, 1962).
2Ray, Charles: The Life of Charles Haddon Spurgeon, p. 174
Avivamiento
en Londres
D
urante tres años Spurgeon utilizó el Surrey
Gardens Music Hall como recinto para su culto
matutino, y la congregación de la tarde siguió
reuniéndose —aunque terriblemente masificada— en
New Park Street Chapel. Aquellos años fueron de intenso
trabajo al tiempo que de gran bendición.
La congregación atraída al gran auditorio era de
naturaleza bastante inusual: había entre ellos muchas
personas instruidas y de buena posición, así como buen
número de ciudadanos de clase media con suficientes
posesiones como para permitirles un estilo de vida con-
fortable. Pero en aquellos días había en Londres nume-
rosos pobres para quienes la pobreza era su suerte dia-
ria, entre los cuales la enfermedad resultaba frecuente y
la embriaguez, la inmoralidad y el latrocinio abunda-
ban. La vida era difícil, y los suicidios bastante corrien-
tes. La mayoría de aquellas personas se habían visto obli-
gadas a decir hacía mucho: “Nadie se preocupa por
nuestras almas”. Muchos de esos pobres acudían ahora a
escuchar a Spurgeon.
La primera experiencia de bastantes de aquellas per-
sonas con Spurgeon fue durante la epidemia de cólera:
él no había tratado de evitar el contagio, sino que visitó
generosamente las casas de los enfermos. Spurgeon
había mostrado bondad, orado por los afectados, conso-
lado a quienes habían perdido a seres queridos y ente-
rrado a los muertos. Las noticias de su comportamiento
se habían extendido por toda la zona, y las personas le
reconocían como un predicador a quien verdaderamen-
te le importaban.
NOTAS
1Pike, G. Holden: The Life and Work of Charles Haddon Spurgeon, 6
Truth, 1962).
4The New Park Street Pulpit, 1855, 1:40.
5Pike, 2:300.
6The New Park Street Pulpit, 1859, p. v.
El Tabernáculo
Metropolitano
S
purgeon llevaba solo dos años en Londres cuando
comenzó a planearse la construcción de una nueva
iglesia de gran tamaño; pero, a pesar del entusias-
mo por su ministerio que manifestaban los diáconos y la
congregación, algunos ponían en duda la prudencia de
tal iniciativa. Solo treinta años antes, el orador presbite-
riano Edward Irving había cautivado a los londinenses y
se le había construido una espléndida iglesia: pero no
tardó en perder el interés del público y había quienes
decían que lo mismo sucedería con Spurgeon, y que su
congregación quedaría, igualmente, con un edificio casi
vacío y una enorme deuda.
Sin embargo, la mayoría estaba decididamente a
favor de sacar adelante el proyecto; por lo que se adqui-
rió una excelente propiedad en Newington Butts —una
zona al sur del Támesis, situada en la concurrida encru-
cijada de tres caminos principales— por 5000 libras
esterlinas. Y se aceptó un diseño con aforo para 3600
plazas y espacio suficiente para albergar a 2000 personas
más en pie y sentadas en asientos provisionales.
La nueva iglesia se llamaría el Tabernáculo
Metropolitano, y Spurgeon dio mucha importancia al
hecho de que la arquitectura fuera griega: una relación
—decía— muy querida para el corazón evangélico, ya
que el Nuevo Testamento se había escrito en griego.
Aquellos arreglos preliminares consumieron mucho
tiempo; pero entre tanto Spurgeon estaba más ocupado,
si cabe, que nunca. Además de otras actividades, ahora
se iba a dirigir a la concurrencia más grande de toda su
carrera. Se había producido un motín en la India contra
NOTAS
1Handford, Thomas: Spurgeon: Episodes and Anecdotes of his Busy
Truth, 1973).
4Los sermones predicados durante la celebración inaugural del
La preparación
de jóvenes
predicadores
D
urante su primer año en Londres, Spurgeon
conoció a un joven llamado Thomas Medhurst,
el cual se había criado en la iglesia de James
Wells pero no había nacido de nuevo. Recientemente
había hecho algo de interpretación y esperaba ganarse
la vida en el escenario. Sin embargo, al escuchar a
Spurgeon se convirtió y no tardó en experimentar un
gran celo por divulgar el Evangelio; lo cual comenzó a
hacer predicando al aire libre en algunos de los peores
barrios de Londres. Poco tiempo después, Medhurst
trajo a Spurgeon dos conversos, y le pidió que los bauti-
zara; le manifestó con gran fervor la certeza de que Dios
lo había llamado a su obra y expresó su determinación
de dedicar su vida a predicar y ganar almas.
Como otros muchos hombres jóvenes en aquellos
tiempos, Medhurst tenía poca educación y era tosco en
sus formas; sin embargo, Spurgeon creyó que Dios lo lla-
maba y, reconociendo que poseía tanto un verdadero
celo como un don natural para expresarse, sintió la res-
ponsabilidad de ayudarlo. Hizo, pues, los arreglos preci-
sos para que fuera a un internado en Bexley regentado
por cierto ministro, y se comprometió a sufragarle todos
los gastos. Una tarde a la semana, Medhurst iría a visitar
a Spurgeon para recibir instrucción teológica y con res-
pecto al ministerio en general.
En poco tiempo, otros jóvenes, impulsados por el fer-
vor espiritual de la predicación de Spurgeon, expresa-
ron el deseo de recibir esa misma preparación: ellos
NOTAS
1The Sword and The Trowel, 1866, p. 36.
2Murray, Iain, ed.: The Full Harvest, pp. 108-109 (Londres,
RUSSELL H. CONWELL
The Life of Charles H. Spurgeon, 1892
Capítulo 11
Las empresas
spurgeonianas
crecen
E
n 1865, Spurgeon dio otro paso histórico en su
trabajo al comenzar la publicación de una revista
mensual: The Sword and The Trowel (La espada y la
paleta). El título constaba de una segunda línea, que
decía: “Crónica del combate contra el pecado y del tra-
bajo para el Señor”.
En su primer número, la revista hacía una declara-
ción de intenciones:
Conversa con los residentes acerca de sus almas, ora con los
enfermos y deja un folleto en cada casa rural. Con frecuen-
cia puede celebrar reuniones de oración, cultos al aire libre
y lecturas de la Biblia. Consigue una habitación [un lugar de
NOTAS
1The Sword and The Trowel, 1865, pp. 1-2.
2Ibíd., pp. 174-175.
3The Metropolitan Tabernacle Pulpit, 10:323 (1864).
*Sociedades dedicadas al fomento de la abstinencia alcohólica
(N.T.).
4Pike, G. Holden: The Life and Work of Charles Haddon Spurgeon, 6
Las Casas de
Beneficencia y
el orfanato
E
l Dr. John Rippon, antiguo pastor de New Park
Street Chapel, había comenzado una obra de asis-
tencia a varias viudas necesitadas y construido un
edificio conocido como las “casas de beneficencia”, en
donde aquellas mujeres vivían de modo completamente
gratuito. También proporcionaba a cada una de ellas
una suma de dinero semanal.
Esta obra funcionaba ya cuando Spurgeon llegó a
Londres, y él estuvo encantado de continuarla. Pero una
vez inaugurado el Tabernáculo, se hizo necesario trasla-
dar a aquellas ancianas a un lugar más próximo y
moderno; por lo que Spurgeon promovió la construc-
ción de un nuevo edificio para ellas.
La nueva estructura constaba de diecisiete casitas, las
cuales, como se hacía entonces, estaban dispuestas en
hilera. A las mujeres que las ocupaban —todas ellas
ancianas—, no solo se les proporcionaba el alojamiento,
sino también la comida, la ropa y otras cosas necesarias.
A esta estructura se añadió luego otra. Spurgeon, siem-
pre preocupado por hacer accesible la educación a los
innumerables niños que crecían sin posibilidad de obte-
nerla, mandó construir una escuela al lado de las Casas
de Beneficencia. Se trataba de una institución que aco-
modaba a cerca de 400 alumnos; y al otro extremo de las
casas, se alzaba también una vivienda para el director de
la escuela.
Las Casas de Beneficencia resultaron ser un gasto
considerable. Spurgeon tenía la esperanza de encontrar
NOTAS
1Murray, Iain, ed.: The Full Harvest, p. 162 (Londres, Banner of
Truth, 1973).
2Ibíd., p. 165.
SPURGEON,
“For the Sick and Afflicted”, 1876
Capítulo 13
Luces y sombras
A
partir de finales de la década de los años 60 del
siglo XIX, la vida —tanto para Spurgeon como
para su mujer— se convirtió en una mezcla del
gozo del Señor y sufrimiento por la enfermedad.
La mala salud de Spurgeon se debió en muy buena
medida a la tremenda cantidad de trabajo que intenta-
ba hacer y al fardo de responsabilidad que acarreaba
continuamente.
Queridos amigos:
El horno aún está al rojo vivo a mi alrededor: desde la
última vez que les prediqué, he decaído mucho, mi carne se
ha visto torturada de dolor y mi mente postrada por la depre-
sión. Sin embargo, en todo ello, veo la mano de mi Padre y
me someto a ella […]. Escribo estas líneas, con cierta dificul-
tad, desde mi cama, mezclándolas con los gemidos de dolor
y los cánticos de esperanza.
Aun en el caso de darse las circunstancias más favorables,
pasará bastante tiempo antes de que me vean de nuevo, ya
que los médicos más reputados están de acuerdo en que lo
único que puede restaurarme es un largo descanso —me
gustaría poder decir otra cosa—. Tengo el corazón en mi tra-
bajo y con ustedes […]. Cuando pueda moverme deberé par-
NOTAS
1Murray, Iain, ed.: The Full Harvest, p. 192 (Londres, Banner of
Truth, 1973).
2Pike, G. Holden: The Life and Work of Charles Haddon Spurgeon, 6
SPURGEON, 1882
Capítulo 14
La Sra. Spurgeon
y su trabajo
A
lo largo de buena parte de su vida de casada la
Sra. Spurgeon estuvo medio inválida: durante
largos períodos hubo de estar confinada en su
casa y no se encontraba lo bastante bien ni siquiera para
asistir al Tabernáculo. Pero soportaba con dignidad
aquella situación, alentando a su marido en sus frecuen-
tes aflicciones y no quejándose de las suyas propias.
Sin embargo, Susannah anhelaba trabajar para el
Señor: cada frase de su pluma que ha llegado hasta
nosotros, y cada mención de ella que han dejado otras
personas, revelan a una mujer muy bondadosa y espiri-
tual.
En 1875 se abrió ante ella una puerta que le permiti-
ría ser de gran utilidad: acababa de publicarse el libro
de su marido Discursos a mis estudiantes y, después de leer-
lo, le dijo a Spurgeon:
—¡Me gustaría poder mandarle un ejemplar a cada
pastor de Inglaterra!
—¿Y por qué no lo haces? —le respondió él—.
¿Cuánto estarías dispuesta a dar?
Después de hacer algunos cálculos mentales determi-
nó lo que podría ahorrar de sus gastos de la casa; y luego
recordó que llevaba tiempo guardando cada moneda de
5 chelines que le daban. De modo que descubrió que
tenía bastante dinero como para comprar 100 ejempla-
res del libro.
Pronto había mandado un ejemplar de Discursos a mis
estudiantes a 100 ministros necesitados, y pensó que ahí
terminaba todo. Pero aunque no permitió que su mari-
do mencionase lo que había hecho, las noticias acerca
NOTAS
1Conwell, Russell H.: Life of Charles Haddon Spurgeon, pp. 251-252
Se entronizó allí
al Hijo de David:
gracia y justicia su cetro son.
Los santos gozarán,
los malos sufrirán,
los mansos rinden su loor.
Mi lengua insistirá:
“¡Sea a esta casa paz!”,
pues mis amigos viven allí;
siendo el glorioso Dios
quien mora en la mansión,
mi alma allí será feliz.
La vida diaria en
la gran iglesia
E
l Tabernáculo Metropolitano no era —como algu-
nos han supuesto— un mero centro de predica-
ción altamente popular; no se trataba de una igle-
sia cuya congregación venía principalmente de varios
kilómetros a la redonda y, después de escuchar un mag-
nífico ejercicio de oratoria cristiana, volvía a sus casas,
acordándose pocas veces de aquel lugar hasta la maña-
na del domingo siguiente.
El Tabernáculo era una iglesia grande y activa. La
inmensa mayoría de sus miembros vivía en la populosa
zona londinense situada al sur del Támesis, y muchos
estaban tan cerca que podían ir andando a los cultos.
Bajo el ministerio de Spurgeon se habían convertido
numerosos hombres jóvenes —tanto aprendices como
hombres de negocios— que ahora asistían regularmen-
te con sus esposas e hijos. Aparte de los enfermos e invá-
lidos, había muy pocos que solo acudieran los domin-
gos. A menudo, a lo largo de la semana se llevaban a
cabo actividades y trabajos que atraían a gran número
de personas.
Además del Tabernáculo mismo, había otras varias
organizaciones que, humanamente hablando, habían
surgido bajo el ministerio de Spurgeon; las más impor-
tantes de las cuales eran, naturalmente, la Escuela
Pastoral, las Casas de Beneficencia, el orfanato y la
Asociación de Colportores. Pero había también algunas
otras instituciones menos prominentes, tales como la
Asociación de Evangelistas, la Misión Rural, la Sociedad
de Trabajo Nacional y Extranjera, la Sociedad de
Préstamo de Folletos, la Sociedad de Préstamo de
Su meta, cada vez que se reunía con la clase, era ganar almas
[…] y, en lo referente a este objetivo, se mostraba muy fran-
ca y trataba las cosas de un modo muy práctico: resolvía de
manera muy acertada las locuras, las debilidades y las tenta-
ciones de su propio sexo y sentía profundamente los pesares,
las pruebas y los pecados de su clase […]. Sus charlas jamás
degeneraban en una narración de cuentos o en citas poéti-
cas […], sino que confrontaba directamente a su auditorio
en el nombre del Señor y exigía que las jóvenes se sometie-
ran a Él1.
NOTAS
1Murray, Iain, ed.: The Full Harvest, p. 81 (Londres, Banner of
Truth, 1962).
2Pequeña estancia donde, según la tradición, se confinó en con-
Diez años de
impactante
ministerio
E
ntre 1875 y 1885 el ministerio de Spurgeon alcan-
zó cotas que jamás había logrado. Aunque la semi-
lla sembrada en Londres había producido ya una
gran cosecha, durante estos años el fruto resultó ser más
abundante aún y llegó con una riqueza y una continui-
dad nuevas hasta para un trabajo tan bendecido por
Dios como había sido el suyo.
Por aquel entonces la forma de predicar de Spurgeon
había cambiado en cierto modo: durante sus primeros
años en Londres, Charles estaba lleno de vitalidad
(tanto física como espiritual), lo cual se reflejaba en su
forma de hablar. Se movía por la plataforma con un
vigor ilimitado, y a menudo dramatizaba lo que estaba
diciendo y adornaba con ciertas florituras retóricas
muchos elementos de su discurso. Lo hacía de un modo
muy natural y lo que caracterizaba a toda su oratoria era
su enorme fervor.
Con el paso de los años, sin embargo, su estilo había
cambiado: al madurar personalmente, le había invadido
una determinación aún mayor de poder decir como
Pablo: “No nos predicamos a nosotros mismos, sino a
Jesucristo como Señor”. Le preocupaba aún más que
algún gesto retórico o una determinada afirmación lla-
mativa pudiera atraer la atención de los oyentes sobre sí
mismo e impedir que estos vieran a Cristo. Para 1875, en
un intento de contrarrestar la tendencia que tenían las
personas a fijarse en él mientras predicaba, había adop-
tado un estilo de comunicación más conversacional: se
Mi querido Spurgeon:
Mil gracias por la ayuda que nos prestó ayer por la noche.
Nos estimuló usted grandemente. Me gustaría que pudiera
dedicarnos todas las noches posibles durante los próximos
sesenta días. Son pocos los hombres con quienes se puede
Queridos amigos:
Estoy completamente varado: sin poder dejar la cama, ni
encontrar mucho descanso en la misma. Los dolores del reu-
matismo, el lumbago y la ciática, todos mezclados, son suma-
mente agudos. Si me vuelvo un poco hacia la derecha o hacia
la izquierda, enseguida me doy cuenta de que habito un
cuerpo capaz del sufrimiento más pronunciado6.
NOTAS
1C.H. Spurgeon’s Autobiography, recop. Spurgeon, Susannah y
5Ibíd., 4:19,22.
6Murray, Iain, ed.: The Full Harvest, p. 385 (Londres, Banner of
Truth, 1973).
7Ibíd., p. 386.
8Ibíd., pp. 396-398.
9Pike: 6:216.
10Ibíd.
11Ibíd., 6:257.
12Ibíd., 6:228.
13Ibíd, 6:206.
14Ibíd., 6:215.
15Ibíd., 6:275.
16Ibíd., 6:274.
Características
personales
U
na personalidad tan destacada como la de C.H.
Spurgeon no podía por menos de estar marcada
por varios rasgos de pensamiento y acción que le
distinguían de otros hombres. Debemos considerar
dichos rasgos, ya que conociéndolos tendremos una
mejor comprensión del magnífico objeto de nuestro
estudio.
El elemento principal de toda la carrera de Spurgeon
fue su caminar con Dios. Entre los evangélicos se recuer-
da a cristianos como David Brainerd, Henry Martyn,
John Fletcher o Robert Murray M’Cheyne por la santi-
dad de sus vidas: Spurgeon merece ocupar un sitio entre
esos hombres santos.
Recordemos, por ejemplo, la declaración de su dedi-
cación al Señor, la cual escribió poco después de conver-
tirse: en ella expresaba su entrega gozosa de sí mismo a
Dios; y en el diario que vino luego, Spurgeon dejó cons-
tancia de la forma en que llevaba a cabo ese propósito.
Resulta imposible leer sus palabras sin ver la belleza de
esa joven vida en su pureza y su devoción abnegada.
Los mismos principios lo impulsaron cuando llegó a
Londres: en medio de un éxito tan grande que hubiera
conducido a muchos hombres a un orgullo desenfrena-
do, él permaneció humilde y, a menudo, estuvo comple-
tamente quebrantado delante del Señor. Enseñó a orar
a su congregación, haciendo mucho más con su ejemplo
que con ninguna predicación que hubiera podido dar
acerca del asunto. La congregación le oía orar con tal
veracidad, que se avergonzaba de su propia repetición
mecánica de palabras; y poco a poco, comenzaron a con-
NOTAS
1Fullerton, W.Y.: Charles H. Spurgeon, p. 150 (Chicago, Moody,
1966).
2Ibíd.
3Williams, William: Personal Reminiscences of Charles Haddon
1892).
5Ibíd., p. 345.
6Ibíd., pp. 346-347.
7Pike, G. Holden: The Life and Work of Charles Haddon Spurgeon, 6
SPURGEON, 1855
Capítulo 18
Spurgeon el escritor
D
esde que era niño, Spurgeon había manifestado
un deseo de escribir sus pensamientos para que
otros los leyeran. Cuando tenía solo 12 años de
edad, creó lo que denominó The Juvenile Magazine (La
revista juvenil): unas pocas hojitas de papel escritas a
mano que hizo circular entre sus hermanos. La revista
contenía noticias de una reunión de oración semanal
que él dirigía, y ofrecía espacio para anuncios al precio
de medio penique cada tres líneas. Aunque no se trata-
ba más que de una empresa infantil, dejaba clara la
atracción que Spurgeon sentía por el trabajo de editor1.
A la edad de 15 años Spurgeon escribió un ensayo de
295 páginas, titulado Popery Unmasked (El papismo des-
enmascarado)2, el cual presentó a un concurso; y aun-
que no ganó el premio, en reconocimiento a su gran
calidad, uno de los patrocinadores le concedió 1 libra
esterlina como regalo.
Al llegar a los 17 años de edad, siendo ya pastor, se
publicaron por primera vez sus escritos. Redactó unos
cuantos artículos breves para presentar el camino de sal-
vación, los cuales se editaron bajo el título de Waterbeach
Tracts (Los folletos de Waterbeach). Seguidamente, el
Baptist Reporter aceptó algunos escritos cortos suyos más.
Aquellas empresas tempranas no eran, sin embargo,
más que un adelanto de la gran tarea editora que le
aguardaba. Spurgeon llevaba solo seis meses en Londres
cuando el Penny Pulpit (El púlpito del penique) le publi-
có uno de sus sermones; el cual tuvo tan buen recibi-
miento que el Baptist Messenger (El mensajero baptista)
hizo lo propio con otro, y el Penny Pulpit volvió a publi-
carle tres o cuatro más. La respuesta dejaba bien claro
El éxtasis al recordar
cuando su gloria nos mostró
nos hace siempre desear
mirar la faz del que murió.
NOTAS
1Murray, Iain, ed.: The Early Years, p. 46 (Londres, Banner of
Truth, 1962).
2C.H. Spurgeon’s Autobiography, recop. Spurgeon, Susannah y
Truth, 1973).
Gálatas 1:6-9
Capítulo 19
La contienda
ardiente por
la fe
E
l Tabernáculo Metropolitano era miembro de la
Unión Baptista de Inglaterra. Como suele ser nor-
mal entre los baptistas, la Unión no tenía autori-
dad alguna sobre las iglesias, sino que servía simplemen-
te como instrumento de comunión, información y coo-
peración misionera. Pero, tal como no se acostumbra
entre los baptistas, la Unión no poseía ninguna declara-
ción de fe, y solo requería que se afirmase que la inmer-
sión del creyente es el único bautismo cristiano. Se daba
por sentado que todas las iglesias que la formaban eran
meticulosamente evangélicas; y durante muchos años
aquello había sido casi totalmente cierto.
Spurgeon había resultado de gran ayuda para la
Unión Baptista: desde el momento de su llegada a
Londres, el hecho de que él fuera baptista había eleva-
do la denominación a una prominencia mayor de la que
jamás había conocido. Bajo su influencia, además, el
encuentro anual de la Unión contó con grandes asisten-
cias y sus ingresos económicos aumentaron considera-
blemente. Spurgeon fue asimismo el fundador de la
Asociación Baptista de Londres, y contribuyó mucho a
la construcción de nuevas iglesias baptistas: especial-
mente de aquellas que estaban bajo el ministerio de sus
estudiantes.
Durante los primeros años 60 del siglo XIX,
Spurgeon previó una gran prosperidad futura para los
baptistas ingleses; y afirmó que, en vista de su celo y de
la bendición excepcional que estaban experimentando,
Querido amigo:
Le ruego que comprenda, como secretario de la Unión
Baptista, que debo retirarme de la asociación. Lo hago con
suma tristeza; pero no me queda más remedio. Las razones
se exponen en el número de The Sword and The Trowel corres-
pondiente a noviembre, y confío que me excusará de repetír-
selas en esta carta. Le suplico que no envíe a nadie para
pedirme que reconsidere la cuestión: me temo que ya la he
considerado durante demasiado tiempo y, ciertamente, cada
hora que pasa me hace ver con mayor claridad que en modo
alguno me estoy precipitando.
Quiero también añadir que no ha influido en mí el más
mínimo resentimiento personal o animadversión alguna
[…]. Tomo esta decisión solo por los motivos más elevados;
y como usted sabe bien, la he estado aplazando durante largo
tiempo, porque esperaba cosas mejores. Siempre cordial-
mente suyo,
C.H. SPURGEON5
NOTAS
1Pike, G. Holden: The Life and Work of Charles Haddon Spurgeon, 6
Últimos trabajos
S
purgeon no tomó su decisión en la controversia sin
que le costara una gran dosis de sufrimiento. Una
vez que se hubo retirado de la Unión Baptista y
pasó a disolver la antigua Conferencia de la Escuela
Pastoral y formar una nueva, casi se sintió aplastado por
la carga. En una carta a su hermano, escrita el 31 de
marzo de 1888, decía:
Querido hermano:
El jueves, mientras intentaba predicar, me puse enfermo.
Una horrible depresión y una sensación de asfixia convirtió
mi predicación en un gran sufrimiento. He tomado medica-
ción dos veces, pero estoy medio muerto.
¿Puedes ir al culto el domingo por la noche provisto de
un sermón? Es posible que yo no sea capaz de predicar. Las
muelas me ponían nervioso, el hígado me daba sensación de
mareo y mi corazón estaba apesadumbrado. Espero poder
resistir la Conferencia; pero ayer estaba muy lejos de tener
esa esperanza. La tensión es terrible.
Quiero acabar el informe de la Escuela y el tiempo se ter-
mina […]. Con amor sincero,
Tu agradecido hermano,
Charles1
5 de octubre de 1888
Westwood,
Norwood, 1 de julio de 1890
¡Señor, bendice esta carta!
NOTAS
1Pike, G. Holden: James Archer Spurgeon, p. 164 (Londres,
Truth, 1973).
15Ibíd., p. 499.
16Solicitó que se sacaran fotos de varios de esos parajes, las cua-
E
l secretario Harrald mandó inmediatamente un
mensaje telegrafiado al Tabernáculo de Londres,
que decía: “Nuestro amado pastor entró en el
Cielo a las 11:05 de la noche del domingo”. Otros tele-
gramas anteriores habían informado de la situación
cada vez más grave de Spurgeon, pero este supuso un
golpe repentino y brutal para la congregación del
Tabernáculo.
Las noticias se convirtieron en el tema principal de
los periódicos londinenses del lunes, y la demanda de
ejemplares fue tan grande que pronto fue difícil encon-
trar alguno a la venta en ningún sitio. También los
periódicos de otras tierras, en gran parte del mundo,
daban la noticia, y a la Sra. Spurgeon le llegaron cartas
de pésame en tan gran abundancia, que los cables tele-
gráficos de Menton solo pudieron transmitir una peque-
ña cantidad de ellos.
El cuerpo, colocado en un ataúd de madera de olivo,
se trasladó a la iglesia presbiteriana de Menton1, en la
inauguración de cuyo nuevo edificio había predicado
Spurgeon un año antes y con cuyo ministro —un afec-
tuoso evangélico— había disfrutado de magnífica comu-
nión. Muchas personas de diferentes partes del sur de
Francia se reunieron allí para un culto matutino el jue-
ves 4 de febrero, y luego el féretro se puso en un tren
para hacer su viaje de cuatro días hasta Londres.
Mientras tanto, en el Tabernáculo hubo varios días de
oración con lágrimas y de solemne recuerdo. El lunes se
había programado con anterioridad como un día de
intercesión por la epidemia de gripe desatada en la ciu-
El cuerpo me encerró,
sin Él, todo es vagar;
mas cada noche acerco yo
mi tienda al dulce hogar.
Mi aliento al expirar,
el velo rasgaré,
la muerte me liberará,
y a vida eterna iré.
Allí conoceré
cual conocido soy;
y ante el trono exclamaré:
¡“Siempre con el Señor”!
NOTAS
1La ley francesa exigía que no se dejara un cadáver en ningún
9Ibíd.,pp. 161-163.
10Ibíd., p. 203.
11Ibíd., p. 204.
12Ibíd., p. 206.
13Ibíd., p. 210.
14Ibíd., p. 44. Esa era la interpretación que hacía Spurgeon de
Efesios 3:10.
Historia posterior
del Tabernáculo
Metropolitano
E
n el momento de la muerte de Spurgeon, el
Tabernáculo y sus instituciones funcionaban salu-
dablemente: la iglesia tenía mejor asistencia que
nunca, el apoyo económico llegaba regularmente y la
prosperidad de todo ello parecía asegurada por varios
años.
Pero se necesitaba un pastor que mantuviera la obra
a la manera de Spurgeon. Pocos años antes, el Dr.
Pierson había descrito los cultos del Tabernáculo con
estas palabras: “No hay nada aquí que distraiga la aten-
ción de la sencillez de la adoración y del Evangelio […].
Un chantre guía el cántico congregacional sin la ayuda,
siquiera, de una corneta: la oración y la alabanza, la lec-
tura de la Palabra de Dios con el claro peso de la verdad
evangélica; estos han sido los ‘medios de gracia’ del Sr.
Spurgeon a lo largo de su vida”.
Por el momento, el Sr. Pierson siguió como ministro
oficiante y James Spurgeon como pastor principal; pero
aquel arreglo solo podía ser transitorio, ya que el Dr.
Pierson, siendo presbiteriano, no aceptaba la doctrina
del bautismo de creyentes. También era dispensaciona-
lista: una postura que Spurgeon había rechazado con
vigor. Al cabo de tres meses, el Dr. Pierson tenía que
cumplir con un compromiso en América, y se pidió a
Thomas Spurgeon —quien había regresado hacía poco
de Nueva Zelanda— que le sustituyera en el púlpito.
Después de otros cuatro meses, el Dr. Pierson pudo
regresar; pero la congregación estaba dividida en cuan-
E
n A Baptist Bibliography (Bibliografía baptista),
recopilada por Edward G. Starr y publicada por la
American Baptist Historical Society (Sociedad
Histórica Baptista Americana) en Rochester, Nueva
York, la sección dedicada a Spurgeon abarca 64 páginas
y proporciona una lista de 1135 escritos. Se trata de una
investigación bibliográfica exhaustiva.
Spurgeon escribió alrededor de 140 obras, la mayoría
de las cuales están agotadas y son difíciles de conseguir
de segunda mano. Algunas de ellas, sin embargo, se han
reeditado en los últimos años. Estos son los títulos prin-
cipales:
The New Park Street Pulpit, 1855-1860, y The Metropolitan
Tabernacle Pulpit, 1880 -1890, publicados por The Banner
of Truth Trust, Londres y Edimburgo.
The New Park Street Pulpit, 1855-1860, y The Metropolitan
Tabernacle Pulpit, 1861-1917, publicado por Pilgrim
Publications, Pasadena, Texas. Pilgrim Publications ha
reeditado también todo lo que salió de la pluma de
Spurgeon para The Sword and The Trowel desde el
comienzo de la revista —en 1865— hasta la muerte de
C.H. Spurgeon, en 1892.
Una breve selección de otras obras de Spurgeon
(algunas de las cuales solo es posible conseguirlas en su
edición original y otras reeditadas más recientemente)
podría ser la siguiente:
Todo por gracia: unas solemnes palabras dirigidas a
quienes buscan la salvación.
Un ministerio ideal: discursos para ministros y estudian-
tes.
Libro de cheques del banco de la fe: valiosas promesas dis-
puestas para el uso diario.
Commenting and Commentaries: dos conferencias para la
Escuela Pastoral; juntamente con un catálogo de comen-
FOTOGRAFÍAS
El joven Spurgeon a los 20 años de edad.
Casa rural en donde Spurgeon predicó su primer sermón.
El Tabernáculo Metropolitano.
Auditorio principal del Tabernáculo Metropolitano.
La Escuela Pastoral.
El orfanato Stockwell.
Retrato reproducción de la última fotografía de Spurgeon, 8 de
enero de 1892.
Procesión funeraria de Spurgeon a su llegada al cementerio.
La Escuela Pastoral
El Orfanato de Stockwell
Retrato reproducido de la última fotografía
de Spurgeon, 8 de enero de 1892
En las exposiciones de Warfield se conjugan ¿Por qué una nueva edición de El progreso
la precisión erudita en el significado de los del peregrino en español? La respuesta viene
textos y la calidez de su devoción a dada por la necesidad de una versión que,
Jesucristo. El resultado es un libro de la más por un lado, sea rigurosamente fiel al origi-
alta categoría: instructivo bíblicamente y nal (sin adaptaciones ni recortes) y, por otro,
apasionante espiritualmente. ¡Afortunados tenga un lenguaje y una presentación ade-
los alumnos que oyeron estos sermones en cuados a nuestro tiempo. Tal es el trabajo
su momento y cuya fe resultó fortalecida por que Editorial Peregrino, haciendo honor a su
ellos! ¡Afortunados también los ministros, nombre, ofrece ahora al público de habla
estudiantes y lectores en general que digie- hispana.
ran nuevamente este nutritivo alimento espi- Se publica esta nueva edición con la
ritual! confianza de que la inmortal obra de John
Bunyan no es una pieza de museo sino un
Benjamin B. Warfield (1851-1921), profe- libro de gran utilidad, tanto para niños como
sor de Teología Sistemática en el Princeton para jóvenes y adultos, en una mejor com-
Theological Seminary, en Nueva Jersey, fue prensión y apreciación del mensaje de la
un príncipe entre los teólogos. Pero, a pesar Biblia misma. La utilización de la versión
de la amplitud de campos en que cultivó su Reina-Valera 1960, un tipo de letra muy legi-
erudición, de sus enciclopédicos conocimien- ble y un precio asequible hacen aún más
tos y de su grácil pluma, la principal caracte- atractiva esta obra intemporal.
rística de toda su obra fue su profunda leal-
tad a Cristo. Esto queda ejemplificado a la John Bunyan (1628-1688) fue un escritor y
perfección en los sermones contenidos en El predicador puritano. Tanto El progreso del
Salvador del mundo, predicados original- peregrino como otros de sus libros fueron
mente en la capilla del Princeton Theological escritos durante un encarcelamiento intermi-
Seminary. tente de doce años a causa de su fe. De sus
numerosas obras, tenemos además en espa-
ISBN 84-86589-68-1 ñol La guerra santa y Gracia abundante.
Calderero de profesión y sin una educación
formal, la calidad de sus obras ha atraído la
atención de expertos literarios, y se han
escrito varias biografías sobre su persona y
su obra.
ISBN 84-86589-98-3
357
Otros títulos de Editorial Peregrino
La sangre de su Cruz es una serie de estudios ¿Cómo se puede presentar el mensaje bíbli-
devocionales sobre la Pasión de Jesucristo en co de forma fascinante a los corazones y a
los que se saca a la luz lo que Él experimen- las mentes de los niños y de los adolescen-
tó desde la agonía en el huerto de tes? La especialidad de Jill Masters consiste
Getsemaní hasta las tinieblas en que murió en mostrar que las afirmaciones del
en el Calvario. Nos conduce al corazón Evangelio pueden extraerse de toda la
mismo del Evangelio. Palabra de Dios. Sus lecciones son iniguala-
En el prefacio de este libro, Edward bles a la hora de llevar a cabo una presenta-
Donnelly escribe: Somos demasiado propen- ción evangelística inteligente. Al mismo
sos a pasar por la Cruz apresuradamente; a tiempo presentan con toda claridad las gran-
infravalorar, sin darnos cuenta, el supremo des doctrinas de la fe y la naturaleza consa-
misterio de todas las épocas con la superfi- grada de la vida cristiana.
cial presuposición de que lo sabemos todo. Estas lecciones se utilizan en las escue-
No es así; y jamás lo sabremos. Pero necesi- las dominicales de todo el mundo angloha-
tamos tomarnos nuestro tiempo para apren- blante, y han sido traducidas a múltiples
der tanto como podamos. Necesitamos idiomas. Son igualmente adecuadas para los
“mirar”, “examinar” y “fijarnos”. Al releer devocionales familiares y para la enseñanza
estos capítulos, me he visto obligado más de en el hogar.
una vez a detenerme por causa de la emo- Este volumen proporciona lecciones con
ción y ponerme a adorar. un nivel ajustable a las necesidades de la
clase, para ser presentadas en la escuela
Frederick S. Leahy, pastor y también pro- dominical durante un año, con la inclusión
fesor de Teología sistemática y Ética cristiana de instrucciones para los diversos comple-
en la Iglesia Reformada Presbiteriana en mentos visuales. Los otros tres volúmenes
Irlanda, es también autor de libro Satanás amplían el programa hasta los cuatro años
echado fuera, igualmente publicado por de duración.
Editorial Peregrino.
Jill Masters ha dedicado buena parte de su
84-86589-91-6 vida al trabajo con las escuelas dominicales
para niños. Es la coordinadora de la enorme
escuela dominical del Metropolitan
Tabernacle en Londres, la mayor de Gran
Bretaña, y ha dado conferencias para maes-
tros de escuela dominical en todo el mundo.
ISBN 84-86589-99-1
358
Otros títulos de Editorial Peregrino
64 pp. 80 pp.
¿Te has preguntado alguna vez cómo puede La forma de estudiar la Palabra de Dios no
alguien profesar ser “cristiano” y, sin embar- consiste simplemente en leer libros acerca
go, vivir como le viene en gana? ¿Y por qué de la Biblia, sino en escudriñar diligentemen-
las culturas y los estilos de vida de los países te las Escrituras mismas. Este libro, con sus
“civilizados” y “cristianos” son cada vez breves compendios de las principales doctri-
menos cristianos? Estas preocupantes cues- nas bíblicas, está concebido para ser de
tiones exigen una reflexión serena y un aná- ayuda en este sentido, y muy en especial
lisis meticuloso por nuestra parte. ¿Cómo para los nuevos creyentes. Las treinta pre-
resolver esta asimetría entre la profesión y la guntas de repaso que se incluyen al final de
práctica del cristianismo? cada capítulo tienen por objeto estimular
Oramos para que este libro te sirva de una mejor comprensión y asimilación de las
ayuda en un análisis bíblico de estas cuestio- enseñanzas impartidas, lo cual lo hace espe-
nes. ¡Comprender correctamente la ense- cialmente útil para clases bíblicas, así como
ñanza de Cristo sobre cómo pasamos de para el estudio individual.
muerte a vida es una cuestión de vida o
muerte! ISBN 84-86589-95-9
Aquí tenemos un claro llamamiento a
una nueva reforma en la Iglesia, a un regre-
so a la Biblia como la única regla de fe y
práctica, y un llamamiento a conocer a Cristo
para gozar de vida eterna.
ISBN 84-86589-28-8
359
Otros títulos de Editorial Peregrino
Comentando el texto “El que no escatimó ni Cuando observas la Cruz de Cristo, ¿qué
a su propio Hijo [...] ¿cómo no nos dará tam- ves? ¿La derrota de un hombre crucificado
bién con él todas las cosas?” (Romanos que sufre injusta y vergonzosamente?
8:32), la autora comienza su libro con este No —dice el Dr. Lloyd-Jones—.
comentario: Considerar la Cruz un fracaso es perder de
Querido Señor, esta mañana los dedos vista el propósito y la gloria de ese aconteci-
de la fe tocan con alegría este carillón de miento decisivo que se produjo en el monte
dulces campanas, haciéndolas sonar con Calvario. Porque en Jesucristo, y especial-
júbilo para alabanza de tu misericordioso mente en su muerte, Dios estaba cumpliendo
nombre. una promesa hecha en el amanecer de la
Historia humana. Estaba posibilitando que
¡Cómo no nos dará! mujeres y hombres imperfectos tuvieran una
¡Cómo no nos dará! relación personal con su Creador perfecto.
¡El que no escatimó! En el presente libro, el Dr. Lloyd-Jones
¡Cómo no nos dará! muestra clara y detalladamente la veracidad
de esta impresionante afirmación y analiza
¡Qué repique de absoluto triunfo es sus enormes implicaciones para todo el
este! Ni una sola nota de duda o de incerti- mundo en la actualidad.
dumbre estropea la música celestial.
¡Despierta, corazón mío, y comprende que ISBN 84-86589-93-2
es tu fe la que produce tan gloriosa melodía!
¿Apenas puedes creerlo de alegría? Sin
embargo, es benditamente cierto, porque el
Señor mismo te ha dado la gracia, y luego
acepta el tributo de gratitud y alabanza que
esa gracia proporciona”.
Susannah Spurgeon (1832-1903)
—de soltera, Susannah Thompson— fue la
esposa del famoso príncipe de los predicado-
res C.H. Spurgeon. Esta obra nos transmite
un mensaje de profunda espiritualidad,
devoción a Cristo y comunión con Dios; todo
ello envuelto en un encantador lenguaje
poético.
ISBN 84-86589-94-0
360
Otros títulos de Editorial Peregrino
El amanecer del cristianismo del Nuevo Jesús fue crucificado. Aparte de la fe, hay
Testamento en un aposento alto en suficiente evidencia como para que no haya
Jerusalén y su triunfo definitivo cuando duda acerca del hecho. ¿Pero podemos decir:
“vendrán muchos del oriente y del occiden- “Jesús fue crucificado por mí”?
te, y se sentarán con Abraham e Isaac y Las últimas palabras de Jesucristo en la
Jacob en el reino de los cielos” marcan res- Cruz nos proporcionan una percepción de las
pectivamente el principio y el fin del recorri- profundidades de sus sufrimientos, la medi-
do general de este volumen de textos escri- da de su actitud compasiva hacia el género
tos por el obispo J.C. Ryle. humano y su victoria sobre el pecado.
Sermones en algunos casos, conferen- Mediante unas sencillas meditaciones en
cias en otros, demuestran todos ellos la estas palabras de nuestro Salvador, el autor
robusta doctrina evangélica y la aplicación nos confronta con las singulares reivindica-
práctica que son características del estilo de ciones del Hijo de Dios.
Ryle. El autor, Paul Tucker, se formó en el
Con la viveza de cada palabra y frase, el South Wales Bible College y ministró en
celo evangelizador del escritor y su afectuo- Gales, en el este de Londres, en Irlanda del
sa preocupación pastoral cautivan la aten- Norte y en el condado de Surrey (Inglaterra).
ción del lector. Pocos son, sin duda, los que Fue también presidente de la European
no resultarán conmovidos e instruidos por Missionary Fellowship.
estos mensajes dotados de un tono extraor-
dinariamente contemporáneo. ISBN 84-86589-97-5
ISBN 84-86589-88-6
361
Otros títulos de Editorial Peregrino
96 pp. 192 pp
ISBN 84-86589-92-4
362
Otros títulos de Publicaciones Aquila
¿Te has preguntado alguna vez, quizá casi ¿Es importante la iglesia local?
desesperado: “Cómo puedo vivir la vida cris- ¿No podrían los cristianos pasar sin ella?
tiana fructífera y victoriosa-mente?” ¿Realmente importa si participo en ella o
Puesto que pareces fracasar miserable- no?
mente, ¿no deberías escuchar más atenta-
mente la enseñanza que te promete “Vida Daniel E. Wray, ex pastor de la Iglesia
con V mayúscula”? Congregacional de Limington, Maine,
¿Debería seguir los “secretos” de la EE.UU., suscita estas preguntas en este
vida espiritual que prometen transformarte opúsculo y, al responderlas, proporciona una
de “luchador” en “vencedor”? enseñanza bíblica, práctica y saludable.
Albert N. Martin encara estas preguntas Aquí tenemos una guía fiable en cuanto a la
y las responde cabalmente a partir de la cuestión de ser miembro de una iglesia.
Escritura. Establece seis grandes principios
de experiencia espiritual genuina, denuncia
la enseñanza desequilibrada y falsa, y cons-
truye un fundamento seguro para una vida
cristocéntrica.
Escrito con el estilo vívido, directo y
popular que ha hecho su predicación tan
ampliamente apreciada y respetada, Cómo
vivir la vida cristiana, del Dr. Martin, contie-
ne un mensaje vital para todo cristiano en la
actualidad.
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“Hoy, la Iglesia encara una crisis moral den- “El matrimonio —afirma Andrew
tro de sus propias filas. Su fracaso en cuanto Swanson— es una de las preguntas más
a tomar una posición fuerte contra la mal- importantes en las que jamás pensarás”. En
dad (aun en medio de ella), y su tendencia a ¿Con quién me casaré?, el autor subraya los
estar más preocupada por lo que es conve- principios más importantes que nos da la
niente que por lo que es correcto, ha privado Escritura para guiarnos a una elección sabia
a la Iglesia de poder y honradez bíblica [...] y satisfactoria de un cónyuge para toda la
Sería difícil mostrar otra área de la vida cris- vida.
tiana que esté más generalmente descuida- Estos principios son sencillos y claros.
da por la Iglesia evangélica moderna que la Pero no siempre son fáciles de poner en
disciplina eclesiástica”. práctica. Andrew Swanson escribe con sensi-
Escribiendo con estas convicciones, bilidad acerca de las luchas y dificultades
Daniel Wray responde a las tres principales que los jóvenes de diferentes culturas afron-
cuestiones que implica la disciplina de la tan en esta área de la vida. Convencido de
Iglesia. ¿Por qué practicarla? ¿Cómo debe que la promesa de Dios —”yo honraré a los
administrarse? ¿Quiénes deberían ser disci- que me honran”— es válida para hoy, escri-
plinados? Él es consciente de las dificultades be de una forma realista y alentadora acerca
que algunos cristianos tienen en esta área, y de las maneras como Dios guía y dirige a
considera de maneras muy prácticas las res- aquellos cuyo principal deseo es hacer su
puestas que ofrece la Escritura a las cuestio- voluntad.
nes más comunes que suscita este asunto.
Este conciso opúsculo constituye una Nacido en Aberdeen en 1943 y habiendo
guía ideal para el estudio personal y el colo- recibido su formación en Escocia y el sur de
quio en grupos dentro de una iglesia. Su pro- Gales, Andrew Swanson ingresó en el
pósito es señalar el camino de regreso a la ministerio cristiano en 1970, cuando fue lla-
práctica bíblica de la disciplina de la Iglesia. mado a servir en la Iglesia Bautista en
Geneva Road, Darlington (Inglaterra). Su
influencia estaba siendo crecientemente
valorada en Gran Bretaña cuando, en 1983,
respondió a un llamado para para servir a
Cristo en Oriente Medio, donde actualmente
tiene su hogar. Andrew Swanson y su esposa
Daphne han estado casados durante veinti-
cinco años y tienen cuatro hijos.
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Posiblemente, nunca se había cuestionado Los nuevos creyentes necesitan crecer, ¿pero
tanto como ahora el carácter, la vigencia y la cómo?
importancia del día del Señor como el día de Algunos cristianos se quedan estanca-
reposo cristiano. Por un lado, están aquellos dos en su crecimiento, ¿por qué?
que insisten en el sábado como el día a guar- Todos los cristianos deberían buscar la
dar no sólo en el Antiguo Testamento sino en madurez espiritual, ¿pero lo hacen?
todos los tiempos. Por otro lado, están los Crecimiento cristiano saludable ofrece
que vacían el día de reposo de su carácter pautas bíblicas para crecer hacia la madurez.
vinculante, reduciéndolo a una mera orde- Explica el patrón de la obra de Dios en la
nanza veterotestamentaria. vida de su pueblo y concluye con un breve
El problema, sin embargo, no es nuevo. chequeo espiritual. Pertinente a todas las
Hace más de un siglo, los autores de este etapas del desarrollo espiritual, proporciona
opúsculo —J.C. Ryle y A.A. Hodge— escri- un manual que será especialmente útil para
bieron para dar una respuesta clara y bíblica los nuevos creyentes.
a las objeciones que ya entonces se levanta-
ban contra lo que había sido la interpreta- Sinclair B. Ferguson fue profesor de
ción histórica y el consenso universal de la Teología Sistemática en el Westminster
Iglesia desde los tiempos de los apóstoles. Theological Seminary, y actualmente es pas-
En la primera parte, J.C. Ryle prueba tor de una iglesia en Escocia (Reino Unido).
contundentemente la autoridad bíblica sobre
la que descansa el día de reposo, y en la
segunda parte, A.A. Hodge demuestra que el
día del Señor que guardamos los cristianos
es esencialmente el mismo que el día de
reposo que se observaba en el Antiguo
Testamento.
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Este libro consta de cuatro conferencias pre- “Dadle del fruto de sus manos, y alábenla en
dicadas por el Pastor Albert N. Martin (de las puertas sus hechos”. Proverbios 31:31
Trinity Baptist Church, Nueva Jersey) en la Para una mujer cristiana, la maternidad
Conferencia de Ministros de The Banner of es el sutil arte de edificar una casa con gra-
Truth de 1979 en Sydney, Nueva Gales del cia: «La mujer sabia edifica su casa; mas la
Sur, Australia. Estas conferencias son exposi- necia con sus manos la derriba» (Pr. 14:1). La
ciones bíblicas impactantes de un tema obra de cada uno es significativa, porque
importantísimo que afecta vitalmente la vida contribuye hacia el plan a largo plazo. Cada
y el futuro de la Iglesia de nuestro Señor clavo ayuda a que una casa se mantenga en
Jesucristo. No es solamente una exposición la tempestad. Pero la maternidad no es una
escrutadora de las Escrituras relacionadas fórmula simple. Edificar una casa —el parto,
con el tema, sino un llamado inequívoco e la educación, la disciplina— exige un santo
ineludible al arrepentimiento y la reforma gozo y amor a la belleza. La madre que teme
radical. Albert N. Martin declara que, contra- a Dios no teme al futuro.
riamente a la práctica de muchas iglesias en
la actualidad, existe una teología bíblica de Nancy Wilson es esposa de un pastor y
la formación ministerial. La Biblia no guarda ama de casa en Moscow, Idaho, Estados
silencio en cuanto a este tema. “[…] la Unidos. Es autora de El fruto de sus manos:
Biblia contiene una teología de la formación El respeto y la mujer cristiana, y escribe una
ministerial, y que es nuestra responsabilidad columna para mujeres en la revista
descubrir esa teología, y habiéndola descu- Credenda/Agenda. Ella y su marido Douglas
bierto, comenzar a implementarla a cual- tienen tres hijos adultos.
quier precio. Debemos hacer esto aun al pre-
cio de tomar la Espada de la Verdad y la
Reforma Radical y clavarla en las tripas del
Señor Conveniencia, el Príncipe
Pragmatismo y la Reina Tradición, y dejarlos
revolcando en su sangre, hermano, si eso es
lo que la obediencia a la Palabra de Dios
requiere”.
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