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nfierno[editar]

Artículo principal: Infierno (Divina comedia)

Infierno, Canto I (por Gustave Doré).


La primera parte describe cómo Dante se halla perdido en un bosque oscuro en su mediana
edad y entra en una cueva al pie del monte Sion, cerca de Jerusalén. Tres animales alegóricos le
salen al paso: una pantera, una loba y un león. Estos animales representan los pecados que
pueden atacar a Dante. La pantera representa la lujuria y la ciudad de Florencia que lo ha
exiliado. La loba es, según los comentaristas, el pecado de la codicia, y más allá de esto el poder
temporal del Papa en Roma. El león representa la soberbia, y el poder de Francia, que pretendía
dominar Italia. Después se narra el descenso del autor al Infierno, acompañado por el poeta
latino Virgilio, autor de la Eneida, a quien Dante admiraba, y que en la Edad Media tenía una
curiosa fama de mago. Acompañado por su maestro y guía, desciende al Infierno, que tiene
forma de cono con la punta hacia abajo y que como indica Agnelli, en la obra se indican diez
giros a la izquierda, infiriendo que cada uno es de 36°, formando así una circunferencia completa
al final.4
En el infierno los poetas se encontrarán los que están siendo sometidos a castigo, según la
gravedad de los pecados cometidos en vida. En las puertas se advierte: "Lasciate ogni speranza,
voi ch'entrate / Quien entre aquí, abandone toda esperanza".
El primer círculo corresponde al limbo, donde se encuentran las almas inocentes de los que
obraron bien, pero desconocieron el mensaje de Jesucristo porque nacieron antes que él. Esas
almas no sufren, pero no pueden participar del Paraíso. Allí se encuentra a un grupo de cinco
grandes poetas, entre los cuales es aceptado como el sexto.
Dante encuentra en el Infierno a muchos personajes antiguos, pero también de su época
(muchos de ellos enemigos de Dante o que colaboraron en su destierro), y cada uno de ellos
narra su historia brevemente a cambio de que Dante prometa mantener vivo su recuerdo en el
mundo; cada castigo se ajusta a la naturaleza de su falta (contrapasso) y se repite
eternamente. Jorge Luis Borges5 cita como los mejores pasajes la historia de Paolo y Francesca,
amantes adúlteros que se conocieron al leer en el libro de Lanzarote los amores de la
reina Ginebra y esta persona, que fue motivo de inspiración y homenaje por poetas románticos y
contemporáneos, así como la historia del conde Ugolino da Pisa, que se comió a sus propios
hijos, y del último viaje de Ulises. Son también impresionantes el tránsito por el bosque de los
suicidas, la travesía del desierto donde llueve el fuego, donde Dante se encuentra a su
maestro Brunetto Latini, y la llanura de hielo de los traidores, estos últimos, considerados los
peores pecadores entre todos. En el último círculo "judesco", el Canto trigésimo cuarto, Dante se
encuentra en la cuarta zona del noveno círculo, en el hielo del Cocito, donde son castigados los
traidores de los benefactores, durante la noche del 9 de abril de 1300 (Sábado Santo), o, según
otros comentadores, del 26 de marzo de 1300. Los traidores están sumergidos en hielo y al llorar
las lágrimas les cortan los ojos. Se describe a Lucifer como un demonio de tres cabezas dentro
de cuya boca principal se hallaba Judas, al cual mordía con sus filosos colmillos como un
juguete, mientras este gritaba de dolor; en las otras mordía a los asesinos de Julio César, Marco
Junio Bruto y Casio.
Agarrados al pelaje de Lucifer van descendiendo, pero de repente se encuentran subiendo,
porque han pasado el centro de la Tierra y se encaminan a las antípodas. Allí vuelven a ver las
estrellas.

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