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DICCIONARIO _ ESPASH HITOLOGIA GRIEGA Y ROMANA DIRIGIOO POR RENE MARTIN ACTEON Este joven cazador tebano debe su celebridad a su trégica yy cruel muerte. Acteén, que ha- ‘fa sido iniciado en el arte de la caza por el centauro” Quirén’, se jactaba de su habilidad afir- ‘mando que superaba a la propia Artemisa”. Un dia que recorria, Jos bosques acompafiado de su. jauria, sorprendié a la casta diosa baiiindose desnuda en las. aguas de un ro, La diosa, enti recida, le rocié con agua y Ac- ‘edn qued6 transformado en- tonces en un ciervo. Sus perros se lanzaron en su persecucién sin reconocerle y, después de darle caza, le despedazaron ¥ devoraron. La jauria vagé mui- cho tiempo por los bosques en busca de su amo hasta llegar a la caverna de Quirén, que, con- :movido por los gemidos de los ypertos, model6 una imagen que reproduefa fielmente ta figura del joven cazador imprudente. 4 Lit. EI poeta latino Ovidio (43a. C-17d, C.)relatz en el libgo I de sus Metamorfsis la cera de Diana’, la diosa de Inala», y la huida desespe ‘ada del joven trasformado en ciervo persegudo por sa propia jaurfa sedienta de sangre, A Drincipios del siglo xvi, Mira de Amescua escribi6 su Fabula de Acteén y Diana, y un siglo mds tarde, en el xvi, José An- tonio Porcel y Salablanca hace luna recreacién burlesca del ‘mito en su poema Acted y Diana. El mismo tratamiento Dbrleseo dieron al mito Alonso del Castillo Solérzano y Mel- chor de Zapata (siglo xvi), 4 Teon. Entre las obras anti- ‘guas, sefalaremos Artemisa ‘matando a Acteén, crétera ariega de h. 460 3. C, Lameis- morfosis de Acteén inspirs a ‘muchos pintores posteriores: Parmigianino, 1523, Fontane- listo; escuela de Fontaine- Dons bleau, siglo xv1, Louvre; Ti iano, 1556, Edimburgo, 1559, Londres. ADONIS Se trata de una divinidad de origen sirio, como demuestran fanto su nombre (en fenicio Adén significa «sefior», re- lacionado con el término he- breo del Antiguo Testamento Adonai, «mi seior») como sus éneulos con Afrodita’ (la feni~ cia Astarté) y su culto, particu- Tarmente importante en la ciu- dad de Biblos pero extendido también por (odo el Mediterr ‘neo oriental, sobre todo en Ate- nas y Alejandra. En el mito griego, Adonis aparece como el fruto de una unin incestuosa entre Tias, rey de Siria, y Mirra, hija del monarca. Afrodita, conside- riindose ofendida por la joven, Te habria inspirado un loco deseo por su padre que Mi- rra consiguid satisfacer recu- rriendo a una treta. Cuando ‘Tias comprendi6 que haba ya- cido con su hija, quiso matarla 'y Mirra tuvo que huir. Después ‘de vagar desconsolada durante mucho tiempo, los dioses* se apiadaron de ella y 1a meta- morfosearon en el drbol de la mirra, cuyas ramas destilan unas gotas aromaticas; las I agrimas de la muchacha. Algin tiempo después de operarse la metamorfosis®, la corteza del frbol se abri6, dando a luz un hermoso nifio, Adonis, que crecié hasta convertirse en un joven de deslumbrante belleza. De él se enamoré apasionada- mente Afrodita, que le segufa dondequiera que iba y le con- virt6 en su amante. Un dia que ‘Adonis cazaba fue atacado por ‘un jabalf y murié a consecuen- cia de las heridas. La diosa, abrumada por el dolor, hizo acer de su sangre la roja ané= ‘Adonis desperts también la pasidn de Perséfone* y las dos diosas se disputaron el amor del joven. Esta rivalidad se si- segtin algunas. versio- nes, en la infancia del héroe —Afrodita habria confiado el hhebé a Perséfone para que lo educara— aunque, sezin otras, tuvo lugar después de su tré- gica muerte. Zeus’ tuvo que rmediar en el conflicto y decidis que Adonis permaneciese la tercera parte del afio con Persé= fone y otros cuatro meses junto a Afrodita, dejando la tetcera parte restante ala eleccidn del joven. Adonis prefirié la com- paiiia de Afrodita Tulano, Venus y Adonis, Este paso anual del sombrio reino de los muertos al mundo risuerio y florido de la diosa del amor fue fcilmente interpre- tado como una imagen de ta vida de Ia naturaleza, un sim- bolo del ciclo de la vegetacién. Constituye uno de los grandes mitos de muerte y resurreccién de la Antigiiedad, Mackid, Museo del Prado Durante las fiestas de Ado- nis, celebradas en Atenas en pleno verano, las mujeres dis ponfan unos pequefios reci pientes con semillas que, rega- das con agua tibia y expuestas al sol, crecfan en pocos dias pero se marchitaban préctica- mente con la misma rapidez: cera los Ilamados «jardines de Adonis». Aunque es evidente aponis que este rito presenta una clara relacién con el mundo vegetal, no debe leerse en 61 una ima- gen del ciclo vital de la natura- Teza, y menos aiin de los traba- {jos agricolas, sino que, por el contrario, venta a simbolizar la fragilidad de la seduccién, la esterilida. # Lengua. La palabra adonis tna pasado a la lengua conver- tida en nombre comin para de signar a un joven de belleza y apostura notables. La expre- sn jardines de Adonis ha set- Vido, desde la Antigiedad, pra referirse metafGricamente cualquier proyecto inmaduro ‘cuya fragilidad y falta de con- sistencia parecen condenarlo de antemano al fracaso, El nombre de este personaje ‘nico ha servido también para bautizar un género de plantas herbceas; de una de sus espe- cies, la Adonis versalis, se ex- trae laadoniina, un principio activo utilizado como t6nico cardiaco. En poesia griega clisica, reci- bia el nombre de verso ad6- nico 0 verso adonio el que cerraba Ia estrofa séfica, La métrica espaftola adopts el ‘mismo nomire para designar a un pentasflabo dactlico, utile 4 zado desde el siglo x1v como verso auxiliar en los hemisti ‘quios de arte mayor y en la se- guidilla, que empez6 a utili arse como verso indepen- diente a partir de Cristobal de Castillejoy aleanz6 su mayor auge en el neoclasicismo, 4 Lit, La imerpretaci6n sim- bélica del mito, que Ovidio habia relatado en el libro X de sus Metamorfosis, permanece presente en el Sueiio de Poli {filo de Francesco, Colonna (1499), relato ineidtico al que [Nerval dedicaré un notable co- mentario en su Viale @ Oriente (1851). Bn el Renacimiento, 1a figura de Adonis fue protago- nista de numerosos poemas: Hurtado de Mendoza, Fabu- a de Adonis, Hipdmenes y Atalanta (1553); Juan de la Cueva, Llanto de Venus a la ‘muerte de Adonis (publicado cen 1582). El tema continda ‘con gran fortuna lteraria en el siglo xvi tanto en poesfa —Toan de Tassis, conde de Villamediana, Fabula de Ve- nus y Adonis (1611-1615); Soto de Rojas, «Adonis», en Paraiso cerrado para muchos yjardines abiertos para pocos (1652); Tirso de Molina, «Fé- pula de Mirra, Adonis y Ve- rus» (1685), en la obra tea- tral Detettar aprovechando— ‘como en teatro: Calderon dela Barca, Venus y Adonis (1659- 1660), primera obra ereada en Espafia con la intencién de {que Fuese cantada en su total dad. La piezateatral de Lope de Vega Adonis y Venus (1604), ofrece una. versién pastor del mito, como tam- bil el Adonis cle La Fontaine (1669), donde el poeta francés subrayael paso del tiempo que amenaza al hermoso adoles- cemte. La obra capital de Giambattista Marino, Adonis, novela poéticadivida en veinte cantos (1623), se entra particularmente en las pruebas iniciticas que debe superar el héroe*, primero en el jardin donde reside Venus’, en a isla de Chipre,y mis tarde a ravés de un viaje planetario. En la ‘bra de Marino, sin embargo, Adonis muere sin posibitidad de retomo y no aleanza la con dicién de divinidad, El tema del «jardin de Adonis» ocupa jgualmente un espacio desta ccado en la poesia inglesa, en particular en la obra de Spen- Ser tiulada la Rena de las ha- das (1590), que alcanza la di- ‘mensi6n de alegoria filos6fi- a, Lo mismo suede en el ‘Adonis y Venus de Shakespeare aponis (1593), donde la aventura apa rentemente humana de Adonis puede interpretarse como ol simbolo de 1 Belleza pura amenazada por el tiempo. Este mito también fue objeto dere creaciones burleseas durante el barroco: Castillo Sol6rzano, «), y se la conocia también como Citerea AFRODITA Arodita o Venus en la escultura romana de Venus italic, Sevilla, “Museo Arquedlogico (da de Citera»), Ciprs («la chi- priota») o también Anadiome (ala que vino del mar»). Afrodita es la protagonista de numerosos relatos de caric- ter amoroso. Zeus la entregé en AFRODITA matrimonio al habil aunque nada apuesto Hefesto*, pero Afrodita se prendé pronto del feroz Ares y se citaba con él en secreto, Su esposo. informado por Helio® del adulterio, quiso Vvengarse y consigui atrapar en tuna red a los dos amantes enla- zados, presenténdolos ast ante todos los dioses del Olimpo", a quienes previamente habfa con- vvocado para avergonzar pibli- camente a los adiilteros. En el Olimpo, cuenta Homero, reson6, centonees la risa inextinguible de los dioses, De los amores ilegt- timos de Ares y Afrodita nacie- ron Eros", Anteros, Deimo (el ‘Temon), Fobo (cl Terror) y Har- monia’. —> aes, Afrodita concedié sus favo- res 4 otros dioses: a Hermes” —e cuya unién nacié Herma- frodito"—, a Poseidén’, tam- bién a Dioniso”, con quien en- ‘gendré a Priapo*. Sin embargo, parece haber sido Adonis’, un ‘semidigs' helenizado de origen oriental, ¢1 que consiguié des- pertar la més ardiente pasién cn el coraz6n de la diosa, Su ‘muerte dramética —destrozado por un jabalf en el curso de una cacerfa—, venganza sin duda de alguna divinidad celosa, su- mio a la diosa en el més terrible dolor, Mientras cortfa hacia su 8 ‘amante moribundo, una espina le atravess el pie y las gotas de su sangre titeron de pérpura las rosas, blancas hasta aquel fu- nesto dfa. Afrodita no desdefi como amantes a los simples ‘morales, como Anquises, prin- cipe frigio de quien tuvo a Eneas*. => ADONIS. La region de Fria es preci samente el marco de todas las leyendas relacionadas con ta guerra de Troya’. Sobre el monte Ida tuvo lugar el eélebre Juicio de Paris, donde Hera’, ‘Atenea y Afrodita rivalizaban por la posesién de la manzana de oro destinada «a la més be- lla». Designado para arbitrar el conflicto, el joven pastor, hijo del rey troyano Priamo”, eligi6 a la diosa del amor, que Te hubfa prometido entregarle a la més hermosa de las mortales, la be= Ila Helena esposa de Menelao ais se dirigié a Esparta y rapt Helena con ayuda de Aftodita, Fhecho que sita ala diosa en el origen de la guerra de Troya. A pesar de la ayuda que siempre dispens6 a los troyanos, particu- larmente a Paris y Eneas —in- ‘luso serfa herida en una oca- sién, al acudir en socorro de sa hijo Eneas en wn combate que le enfrentaba al aqueo Diome- ddes—, no pudo evitar la caida y 9 destruccién de Troya, Eneas consiguié escapar, levando consigo los Penates* de la ciu- dad, y fundaria una «nueva Troya». Este episodio esté rla- cionado con tos origenes troya- nos de Roma’. —> PARIS. Paris no fue el tinico mortal que se vio favorecido por Afro- dita, Gracias a ella Jasin’ ob- tuyo el amor —y la preciosa ayuda—de Medea’, Hipéme- nes consigui6 a Atalanta, Pig- ‘malién* pudo ver como la esta tua que habia creado cobraba vida y Eneas logré desperta la pasiGn de Dido’, reina de Car- ago. Pero en la. mitologia ‘abundan mas los easos que pre sentan a Afrodita como una di- vinidad cruc! que castiga sin piedad @ todos aquellos que despiertan su rencor 0 descui dan su culto. Afrodita se venga entonces inspirando pasiones monstruosas 0 fatales. Pasifae: yy Fedrat son posiblemente los ejemplos mas famosos, junto a Hip6lito’, castigado por su aversi6n a las mujeres, Eos* (la Aurora), que habia cedido a los requerimientos de Ares, fue castigada por la diosa con una inreprimible pasién hacia el gi gantesco Oridn. Segtin cierios relatos, seria también la res- ponsable de la muerte de Or- AFRODITA, feo’. Persiguié con su odio a Psique*, amada de Bros, cuya belleza consideraba una afrenta personal. Castig6 el desdén de Tas mujeres de Lemnos ha- ciendo que desprendieran un ‘olor insoportable que provoes el rechazo de sus maridos, a quienes terminaron extermi- nando para formar una socie~ dad constituida solo por muje= Tes, > EOS, FEDRA, HIPOLITO, PASIFAE, PSIQUE, Este cardcter vengativo de la Afrodita griega no aparece tan acusado en Roma, que ha- cia el siglo ma, C. la asimilé a Venus", una antigua diosa la tina de la vegetacicn. En Roma aparece més bien como una di- vinidad bienhechora y prictica- ‘mente podrfa considerase como diosa nacional: Sila atribuys sus vietorias a Venus Felix (fe liz, propicia): Pompeyo invocs a Venus Victrix (victoriosa) y (César rindi6 culto a Venus Ge- nitric (madre), presentindose a sf mismo y a su linaje (gens ue ia) —supuestamente inaugu- rado por Julo, hijo de Eneas y niieto por tanto de Venus— ‘como descendientes de la diosa. 4 Lengua, Con el nombre de Afrodita se relaciona el adje- ‘AFRODITA tivo/sustantivo aftodisiaco, ‘aque provoca el deseo sexual» Este se designa a veces con el nombre de afradisia, cuyo an- ‘6nimo, anafrodisia, equivale a altigidez, ¢ Lit, Mezclada con innume- ables mitos, Afrodite es una figura omnipresente en la lite- ratura griega, Nos limitaremos a sefialar que Platén, en Fedra (siglo a. C), expone la teo- ria segin la cual existen dos ‘Afroditas na celeste, que sus- cite el amor elevado: otra po- polar, que provoca el amor sensual En Roms, el poeta epictreo La- crecio (siglo | a, C.) invoca a ‘Venus al principio de su poema ‘como povencia Suprema, fuente de toda vida y simibolo del Pla- cer (voluptas), que consitye el ‘maximo ideal de los epictireos. ‘Algo mds tarde, Virgilio, en la Eneida, da carta de nobleza ala leyenda sobre los origenes tro- yyanos de Roma y presenta a ‘Venus como ta duleisima y ma- temal protectora de Eneus. Por el contrario, Apuleyo (siglo 1 4. C.) la caricaturiza en el ‘Cuento de Amor y Psique, doo- de Jaretata como una madras- tra celosa y malvad Durante el Renacimiento, la cconcepci6n platénica del amor 10 se mezela en ocasiones con tuna visin cristiana (Ronsard, Amores, 1552; Spenser, Cua: tro himnos, 1596). En el barroco, Ia diosa puede ‘parecer com un mero preiexto para variaciones sobre el tema ‘del amor, como en el Adonis de Giambattista Marino (1623), donde es «rsina de las rosas>. ese a ello, su poder destructor, herencia de la literatura antigua, reaparece en autores como Ra- «ine, donde la vemos «aferrada ‘con ufas y dientes a su presay (Fedra, 167) La literatura romantica, parti- ccularmente la alemana, asocia poder malsfico y sensualidad (como Wagner). En la novela fantéstica de Merimée La Ve- ‘nus de Ite (1837), una miste- riosa estatua de la diosa he= ‘chiza a un joven desposado y ‘causa su muerte. La imagen de Venus parece debilitarse con Jos afios: mientras Rimbaud, en su Verus Anadiomene, «espan- tosamente bella» (Poesias, 1870), reivindica una estética do Ia fealdad, Pierre Louys lofrece en su Afrodita (1896) ‘una lectura simbolista de la ‘Ankigdedad, donde el amor y la muerte se funden en una espe- Cie de erotismo «fin de siglo > ADONIS. 4 Feon. De ta Antigiedad se- fialaremos, entre numerosas ‘obras maesiras, EI navimiento de Afrodita, bajorrelieve del trono Ludovisi, h. 460 a, Louvre; Cabeza de Afrodita, procedente de Ampurias, si- ‘glowa.C, Barcelona; Cabeza de Venus (posible copia de la de Cnido de Praxiteles), siglo ww a. C, Tarragona; Venus itd fica, mérmol romano, Museo Arqueolégico de Sevilla; Afro- daa en ta concha, terracota de Tanagra siglo m a. C., Louvre: Ia Venus de Milo, finales det siglo 1 a, C., Louvre; el fresco pompeyano que representa Las amores de Marte y Venus, h. 50a, C, Népoles, Mas tarde se repetran especialmente los temas siguientes: su nacimiento (Venus al nacer con amorclto, siglo a. C., Mérida, Badajoz; Botticelli, Venus Anadiomene, 1485, Florencia; Alexandre Cabanel, Nacimiento de Venus, hh, 1863, Paris), sus amores aduiteros (el Veronés, Venus y Marte, siglo xvi, Turin), et cconeursa de belleza (EI juicia de Paris: Cranach el Viejo, 1529, Nueva York; Rubens, si- slo xvi, Madrid) © simple. como el ideal de belleza 30: Lucas Cranach, Ve- ‘nus, 1509, San Petersburgo, AFRODITA Ermituge; escuela de Fontane- bleau, Venus en su tocador, siglo xvi, Louvre; Canova, Ve- ‘nus Borghese, mirmol que re- presenta a Puulina Bonapare, 1805, Roma; Velazquez, Ve- ‘nus del espejo, b. 1650, Lon- ‘res, National Gallery. Tizieno Ja pint6 en Ofrenda a Venus, h, 1518, Madrid, Museo del Prado, yen Venus recredndose en la misica, siglo v1, Ma- Arid, Museo del Prado. Salva dor Dalf trata esta figura mito- Togiea de una manera muy personal en su Cabeza otorri- nolégica de Venus, 1966, co- lecein privada, yen Venus de ‘Milo de los cajunes, 1963, co- leecién Max. Clarac-Seron, > ADONIS, RS, ‘¢ Mus Encontramos los mis mmos temas: Lully, Ef na cimiento de Venus, ballet, bh, 1660; Campra, Los amores dde Marte y Venus, épera, 1712: Carl Orff, Triunfo de Afrodita, pera, 1953, Enel Tannhituser de Wagner, 1845, Venus apa rece asimilada a la divinidad _germénica Holda, de andlogos atributos: es la malética dis- pensadora de un placer que se ‘opone al verdadero amor, Georges Brassens cant6 pari- ccularmente su figura en ean- cones como Les Amours dan: AGAMENON tan, Le Bulletin de Samé —donde alude a las enferme- dades venéreas—o Les Trom- pentes de la renommée, ADONIS, # Cin, Fernando Cerchio y Victor Turjanski, Afrodixa, diosa del amor, 1958; la Afro: dita de Fuest (1982) es una adaptacion de 1a obra homé- rnima de Pierre Louys. AGAMENON: Hijo de Atreo y de Aérope, nieta del rey eretense Minos’, Agamenén es el ilustre rey de Argos y de Micenas. La maldi- cin que pesa sobre su familia, asf como su papel como jefe de las tropas griezas durante 1a guerra de Troya, sellaran un destino donde la estrecha im- bricacién de tragedia y gloria adguieren tintes ejemplares. > ATRIDAS. Expulsa a st tio Tiestes del trono de Micenas con la ayuda de Tindéreo, rey de Esparta, con cuya hija Clitemnestra* se habfa casado después de haber matado a su primer marido, Téntalo, hijo del rey Tiestes, as{ como al hijo de ambos. De esta unién maldita, inaugurada con un doble asesinato y a la que Clitemnestra se somete a disgusto, nacerén dos hijas, If 2 genia’ y Electra’, y més tarde un hijo, Orestes Después del rapto de He- Jena*, hermana de Clitemnestra y-esposa de Menelao™, hermano ‘menor de! monarca, Agamenén. es elegido jefe supremo de la expedicién griega contra Troya. Convertido en «rey de reyes» y aureolado de una majestad triunfante, deberd afrontar una terrible decisién personal: of- denar el saerificio de su hija Ifi- zgenia, designada por el adivino Caleante* como victima propi- ciatoria para aplacar la ia de la diosa Artemisa’, Esta, iritada contra Agamenén, habia en- viado una prolongada calma chicha que manten‘a a ta flota aquea inmovilizada en la rada de Aulide, Viendo que era el Ainico medio para que la expe- dicin pudiese continuar su ca- mino hacia Troya, Agamenén termina por aeceder al sacrifi- cio, hecho que no ha acrecentar el rencor de Clitem- nestra contra su marido. Al cabo de nueve aos de escaramuzas ante Ios muros de Ja sitiada Troya, 1a hostilidad Jatente entre Aquilest y Aga- ‘menén se pone violentamente de manifiesto en una disputa que enfrentard a ambos héroes* por la posesién de la cautiva 1B Briseida, Agamenén, que en el ‘curso de una expedicién contra tuna ciudad veeina se habia apo- derado de Criseida, hija de un sacerdote de Apolo”, fue obli- gado a devolver a su cautiva para poner fin ala peste que el dios, iritado por la actuacién del monarca, haba enviado so- bre las filas griegas. Despe- chado, Agamendn reclamé como desagravio a Briseida, la cautiva favorita de Aquiles. Este tiltimo, furioso, se negé a combatir en lo sucesivo. Des- pués de protagonizar varias proezas en el campo de batalla, ‘Agamen6n, herido, se vio obli- gado a reconeiliarse con Aqui- les y le devolvié a Briseida > CALCANTE. A su regreso de Troya, Agamenén es asesinado por Egisto, hijo incestuoso de Ties- tes, que durante Ia ausencia del monarca se habia convertido en amante de Clitemnestra y dduefio de Micenas. De las di- versas versiones del asesinato, Ia que mayor fortuna ha tenido es aquella que nos presenta al rey saliendo de su baflo y ca- yendo bajo la espada del ase- ‘Sino, incapaz de defenderse al tener trabados los brazos por ia camisa que su esposa Clitem- nestra le habfa ofrecido después AGAMENON de coser sus mangas. Clitem- nesira no solo fue cémplice de este asesinato, sino que tam bién habria participado en él, ademds de matar por celos a ‘Casandra’, hija de Priamo’, ue Agamendn obtuvo como botin de guerra y habfa convertido en su concubina. 4 Lit, Alo largo de todo el re lato de la Hliada, eorgulloso ‘Agamenén conserva el presti- ‘gio de la funcién monérquica de Ia que es simbolo viviente, ‘pero muy raras veces aparece representado en el combate: el ppeso de su autoridad, man- hada por una violencia des- ‘mesurada, queda particula ‘mente patente con motivo de su enfrentamiento con Aguile. La Orestiada, eélebre tilogia, de Esquilo (458 a, C.), dese- rrolla la implacable maldicidn ‘que pesa sobve la familia real, donde cada miemibroes alter. nativamente cazador y pres: cl éguila negra de Agamendn, ELECTRA, IGEN, ORESTES. # Jeon. Agamensn ha inspi rado sobre todo a los pintores del perfodo napolesnico, como Guésin (Clitemnestra y Egisto disponiéndose a atacar a Agee ‘mend, 1817, Louvre) 0 In- ares, cuyo lienzo Los embaja dores de Agamendn (Paris) ‘obtuvo el primer gran premio de Roma en 1801, > aguiuss. 4 Mas, Milhaud, Agamencn (1927), 6pera oratorio incluida dentro de su Orestiada, = ones 4 Gin. > ELECTRA, oENI, ALCESTIS Hija del rey Pelias y esposa del rey Admeto de Tesala,pro- tegido de Apolo, ofrecié su vida para evitar la muerte de su esposo. Simboliza por tanto el amor conyugal. Heracles", ‘cuando descendié a los Infier” nos*, Ia liber6 del reino de las sombras* y Ia acompaié de wuelta a fa tierra, tan bella y jo- ven como en el momento de su muerte. 4 Lit Euripides (siglo va. C.) eseribi6 una Alcestis donde el personaje de la esposa que aacepta morir en lugar de su ‘marido resulta particular- ‘mente conmovedor; sin em: bargo, la escena de Heracles borracho aporta una nota e6- mica a la tagedia Evocada en la Leyenda de las ‘mujeres ejemplares de Chait ‘er (1386), Aleestis es la rina de Quinaulten Aleestis 0 ‘ALOADAS El triunfo de Alcides,libreto para la dpera de Lally (1674) {que inspirar numerosas obras el mismo tiulo durante todo el neoclasicismo ¢ incluso hasta el siglo xx, desde la Alcesiis de Hugo von Hof. rmannsthal (1893) hasta mis: terio de Alcestis de Marguerite ‘Yourcenar (1963) ‘¢ eon. De la Antiguedad se- falaremos La despeiida de Ad- ‘meio y Alcests (scoracién de ‘asia, siglo va. C., Pari) y ‘numerosis decoraciones fune- arias. Rodin esculpié una Muerte de Alcestis, 1999, Par Mis, Lully, Alcestis 0 Et triunfo de Aleides, tragedia I ria, 1674; Gluck, Alcests, pera, 1767 ALCIDES: ‘Otro nombre por el que era ‘conocido + HERACLES. ALCMENA Esposa de > ANerreidx, ALEJANDRO ‘Otro nombre de > Paris, ALOADAS: Hijos de Poseidén’, estos igantes* tuvieron la osadia de alzarse contra los doses’. Lle- garon @ apresar a Ares’, al que AMALTEA retuvieron prisionero durante trece meses encadenado dentro dde una vasija de bronce, y pre- tendieron asaltar el cielo po- niiendo el monte Pelién sobre el ‘monte Osa (que miden 1.650 y 1.550 metros, respectivamente) con el fin de aleanzar la cima del Olimpo’, antes de ser ful- minados por el rayo de Zeus’ AMALTEA. Esta ninfa” fue la nodriza de Zeus". Rea’, al ver que su es- poso Crono” iba devorando a todos sus hijos conforme na- cfan, decidié esconder a su ol timo hijo, Zeus*, en el monte Ida, situado en la isla de Creta Allf lo recogié 1a ninfa Amal- tea; las abejas destlaban para el nif la miel mas dulce y las ca- bras lo alimentaban con su le- che. Un dia, segdin cuenta Ovi- dio, la cabra que alimentaba a Zeus se rompié un cuerno; ‘Amaltea lo llen6 de flores y de frutos y se lo ofrecié a Zeus quien, en agradecimiento, con- virtié a la ninfa y ala cabra en estrellas (Ia constetaci6n de Ca- pricomio). Cuando Zeus luché contra los titanes” se hizo una armadura con la piel de esta ca- bra: la égida” Segiin otras versiones del mito, el nombre de Amaltea co- 16 rresponderia no a la ninfa, sino ala propia cabra. + Lengua, El euemo de Amal: tea ocuero de la abundancia, ‘designado también con el tér- mino de comucopia, se ha convertdo en el sfmbolo de la feeundidad. Laexpresion tener) el cuerno de la abundancia se aplica a quien goza de una situacién econémica privilegiada que ademésmejora_progresiva- ¢ Lit. Esta leyenda aparece en Calimaco (Himnos, 146, siglo ma. C.) y en Ovidio (Fastos, V, 115). # Ton. En el cud de Coy- pel Jdpiter con los coribantes, siglo xvn, Versalles, Amaltea aparece junto a Rea, En La educacién de Jipiter, tema del ‘que Jordaens realiz6 al menos cinco versiones (1635-1640, Louvre, Lodz, Bruselas, Cas- se), Sa representa ordefiando la cabra, El mismo motivo aparece en el lienzo de Poussin Jipiter nit eriado por la ca- ‘bra Amaltea, siglo xv, Museo Imperial de Berlin, AMAZONAS Pueblo de mujeres cazadoras yy guerreras. La tradiciGn mitica Poussin Jipiter nif erlado por la eabra Amelten, Berlin, Museo imperial insiste en la poderosa fascina- ign que estas feroces «brba- ras», ajenas a las costumbres sriegas, ejercfan sobre los hom- bres; fascinacién en la que se ‘mezclaban inguietantemente la atraccién sexual y una descon- fianza instintiva. Descendientes de Ares", dios de la guerra, originarias de Jos confines del Ponto Euxino (el mar Negro) —bien del Céu- aso 0 bien de la Célquide, pa- tria de Medea’—, su teino pa- rece situarse en Escitia (al sur de Rusia) 0 en Temiscira, al norte de Asia Menor, o tal vez en Tracia, Rechazaban la auto- ridad de los hombres —euya presencia solo toleraban como esclavos— y se gobernaban a si mismas, con una reina a su frente. Aunque se unfan oca- sionalmente con hombres de tribus vecinas para reprodu- cise, mataban o sometfan ala esclavitud a sus hijos varones. En cuanto a sus hijas, una tra- dicin atribuye alas amazonas la costumbre de cortarles el seno derecho para facilitar a préctica del tiro con areo, lo |AMAZONAS {que explicara la etimologfa de Ta palabra que da nombre a este pueblo —bastante discutida—, ‘que significa «privadas de un echo» (mazos). Eran devotas de Artemisa’, con la que com- partfan tanto la afici6n por ka caaza como su voluntad de vivir Iejos de los hombres, Diversas leyendas las presentan como ri- vales de algunos de los més destacadios héroes’ griezos: Be- lerofontes’, Heracles’, uno de ‘euyos trabajos consistié preci samente en apoderarse de! cin turdn de su reina, Hipslita; Te- seo’, que logré conquistar, a la fuerza 0 por amor, el corazén de Antiope", de la que tuvo un hijo, Hipdlito”; Aquiles*, cuyo coraz6n inflam6 de amor ta tima mirada de Pentesile reina de las amazonas, que ha bia acudido en socorro de Pr mo" y ala que el héroe dio muerte ante los muros de Troya” ¢ Lengua. Una amazona es una mujer que monta a caballo ‘colocando amibas piernas det mismo lado de Ia sila. La pa lara se utiliza también a ve~ ees, humoristicamente, para ar ala. prostituta que ejerce su oficio en Jos automé. viles de los elientes. Por otra desi 18 parte, el gran rio de América del Sur llamado Amazonas debe su nombre al hecho de que los conquistadores espa- Toles que lo descubrieron to- ‘maron por amazonas alos be~ Ticosos indios que habitaban cn sus mingenes —tal vez de- Dido a sus largas eabelleras—. de ah la apelaci6n rio de fas Amazonas, que al simp cearse se convirti6 en el Ama ‘Lit: La literatura antigua hace frecuentes alusiones a las jonas, pero sin dedicarles, ninguna obra espectfica, [La guerra cootra las amazonas aparece evocada en la Teseida de Boccaccio (1339-1340), ast ‘como en los Cuensos de Can: terbury de Chaucer (1387). El amor de Aquiles por la reina de las amazonas es tratado en la Penesilea de Kleist (1808). En ‘general, puede decirse que aur {que la figura de la amazona no siempre proporcions materia para un tema literaro, aparece «en cambio como tein de fondo ‘en numeross obras que evocan ‘mujeres que, sin ser necesaria mente «guerreras», sf resultan sviriles» y fuertes y asumen funciones normalmente reser: vvadas a los hombres bien prescinden de estos. ‘Amazona mueria, Napoles, Museo Arqueologico Nacional Los libros de eaballerias espa oles del siglo xv1, y en espe. cial las Sergas de Esplandin (1510) de Garei Rodriguez de Montalbo, primera continua: ci6n del eélebre Amadis de Gawia, recuperan la figura de las amazonas. El carfcter m- lico de estos seres procedentes de un lugar nada conereto pero «en todo caso leano, venta muy bien para habitar la atmésfera repleta de magia, reinos extra fos personajes extraordina rs de estas novelas. Al frente de las amazonas de Montalbo se encuentra la reina Calatia, descendiente dela Hipalita mi ‘oldgica, una mujer grande de cuerpo, hermosa, joven, va liente, fuerte y diestra en el ante de la guerra. Habitan la todavia por aquel entonces imaginaria— isla de Califor- nia, situada en un lugar impr ciso de las Indias cercano al Paraiso terrenal, Anos mi tarde lo conguistadores espa ‘oles pondrian el nombre de California a a zona del estado de EE.UU. porque su visi6a les records la descr da por Monalbo del Feino de las amazonas Esta figura aparece frecuente ‘mente asociada a a de la «ma jer fatal», la devoradora de hombres implacable y sin co raz6n, Bl personaje de Lady Arabelle, que seduce a Fla de Vandenesse en Bi iio del va le, de Balzac (1836), consti tuye un gjemplo perfecto: ex. es también una temible seduetora inacce- sible a los semimientos. Sena- laremos, por ditimo, que las amazonas grecolatinas se han AMBROSIA asociado frecuentemente a las wwalkirias de la mitologfa es- ccandinava, con quienes com- pasten el caricter guerrero ys independencia respecto de los hombres. ‘¢ Ieon, Las amazonas apare- ‘cen frecuentemente represen- tadas en vasijas antiguas: Aqui- les dando muerte ata reina de {as amazonas, 540 a. C., Lon- res; Amazonas a caballo, &n- fora etrusea,h. el siglo Va. C., Paris. La Amazona Mattei, es- cultura del siglo v a. C. (Roma), representa a la gue- rrera herida, mientras que en cl Museo Arqueoligico Nacional ‘de Napoles se conserva una es- ‘cultura helenfstica que repre- senta una Amazona muerta del siglo ma. C Rubens pint6 una Batalla de las amazonas (1615, Munich) que destaca por su extraordinario sentido {el movimiento, # Cin, Las aventuras de estas ‘guerreras intrépidas, cuyo po- der de seduccién representa ‘una amenaza para la vida de Jos héroes, han fascinado tam- bién a los cineastas: Walter Lang, 1 marido de ta ama- oma, 1933; Vittorio Sala, La reina de las amazonas, 1960; ‘Terence Young, Las amazonas, 1973; AI Bradley, Las ama- 2 ‘z0mas hacen el amor y la gue- ra, 1973, y Supermdn contra {as amazonas, 1973; Clifford Brown, Macisto contra la reina de las amazonas, 1973, AMBROSIA Del griego ambrosia, «ali- ‘mento de inmortalidad» (16r- mino derivado de la palabra brotos, «mortal, precedida del prefij privativo a-), era el mis- terioso alimento de los dioses* al cual debfan su inmortalidad y que acompafaban con una bebida denominada nécta # Lengua. Sc ha dado este nombre aun género de plantas, de Ia familia de las compues- tas, algunas de cuyas especies se toman en infusin. En sen {ido figurado, el término am bbrosfa se wiliza para designar algtin manjar exquisito y deli- ado. AMOR El tema del amores sin duda 1 més importante de la mitolo- fa grecorromana. Excepiuando Artemisa’-Diana’ y Atenea’- Minerva’, las diosas virgenes, todos los diosest y todas las diosas experimentan aventuras, amorosas que van del simple deseo camal ala pasién més in- a tensa, Estos amores unen tanto a las divinidades entre s{(Ares* ¥ Afrodita’, por ejemplo) como ‘aun dios y una mortal (Zeus* y Leda’, Dinae* 0 Alemena) 0 también a una diosa y un mor- tal (como Afrodita y Anquises, Tetist y Peleo*), y por supuesto a Jos simples seres humanos (Fedra” ¢ Hip6lito*, Medea* y Jasén, Dido* y Eneas’). De es- tas uniones, la mayoria de las veces ilegitimas y a veces aduil- teras, nacen hijos que, cuando son fruto de una divinidad y un mortal, son denominados hé- oes? o semidioses’ =F CvPIDO, BROS, PSIQUE. ANDROMACA Hija de Beti6n, rey de Te- bast —ciudad misia de la Troa- de proxima a Troya—, y esposa de Héctor’, hijo de Pria- ‘mo*, simbotiza el amor conyu- gal y filial frente a a crueldad de ia guerra. Su padre y sus siete hermanos murieron a ma- nos de Aquiles* durante una ex- pediciGn de castigo que Ios ‘riegos dirigieron contra la ciu- dad de Tebas cuando corrfa el ‘octavo afio de la guerra contra los troyanos. Con Héctor tuvo un hijo, Astianacte, Al caer Troya sufti6 el ‘mismo destino cruel que espe- |ANDROMACA raba a todas las cautivas troya- nas, que fueron repartidas entre los vencedores, Andrémaca tocé como botin a Neoptélemo —también amado Pirro, CASANDRA, HELENA, ANDROMACA ¢ Lit, La Wiada ba inmortali- zado la imagen de Ia «viuda de Héctor» sollozande desgarra- doramente sobre el cuerpo de su marido muerte (canto XXIV). Homero nos presenta 8 la esposa enamorada viendo parti Ilena de temor a su es. pposo, el mils valeroso de los ‘uerreros troyanos, en una es- cena de emocién y ternura fa miliar que contrasta fuerte- ‘meate con la brutalidad de los combates (canto VI). Frente a Helena’, coqueta y adltera, Andrémaca es la encarnaciéon de Ia fidelidad conyugal, al igual que Penélope” en la Oui sea (> vLises). Euripides es- cenifica su angustia y su coraje ejemplar: Andrémaca, arras- trada por el eruel Neoptslemo lejos de su hijo Astianacte, que iba a ser despeiado desde las smuallas de Troya en Las tro- yanas (415 a. C.); en Andro- maca (424 a. C.) tendré que defender curamente al. bas- tardo que tuvo de su nuevo ‘amo contra los celos de Her- ‘Séneca recoge las quejas de las ‘cautivas reducidas a ln esclavi tud en su obra Las rroyanas, tragedia compuesta entre 49 y 62.d.C.;en esta pieza, Andrs- ‘aca se enfrenta con un teri ble dilema; salvar a su hijo 0 respetarel recuerdo de su es poso mucrto, mismo dilema, serd el nudo de Ia tragedia de Racine del mismo titulo, Vir- gilio, por su parte, en su epo- peya la Eneida (29-19 a. C.) ‘muestra el emotivo reencuen- tro de dos supervivientes del desasiretroyano: Eneas’ al de- sembarcar en el Epiro, encon- trard a Andromaca llorando so- bre el cenotafio de su amado Héctor (canto IID, Mis adelante veremos reapa- recer la figura de Andrémaca en diversas obras dedicadas a Ia guerra de Troya, como por ejemplo el Roma de Trove, de [Benoit de Sainte-Maure (siglo xu); La Troade, de Robert Garnier (1579), 0 también en La guerra de Trova no tendrd Iugar, de Giraudoux (1935). Racine la convierte en prota: ‘gonista absoluta de su tragedia, Andrbmaca (1667), donde en- ‘cama la fdelidad wgica a un esposo amado y el desearra- ‘miento de la madre. El poema, dde Baudelaire «El cisne» (Las flores del mal, 1857), dedicado ‘8 todo aquel que ha perdido lo que nunca pode reeuperar», empieza con estas palabras: «;Andrémaca, enti pienso!>, ¥ ‘compara la melancolia del pa- 2 seante parisino en una ciudad ccambiante con el dolor que ‘comparten todos los exiliados. ‘ Iean. David, El dolor y ios Tamentos de Andrémaca sobre ef cuerpo de Héctor, 1783, fragmento del cuadro de in- ‘greso en la Academia, Paris, Bellas Artes, ANDROMEDA Exposa de —> PERsto. ANFITRION Nieto de Perseo”, y como tal bisnieto de Zeus*, fue rey de Tirinto, en el Peloponeso, Su esposa, Alemena, era tan bella que Zeus se enamors perdida- mente de ella, pero ante su in- quebrantable fidelidad el sefior del Olimpo* se vio obligado a adoptar la apariencia de Anfi- tridn para poseerla. Engafiando de este modo a su marido mientras crefa estar entre sus brazos, Alemena concibié de ‘Zeus un hijo destinado a gran- des hazafias: Heracles’. 4 Lengua. El término anfie tric ha pasado al lenguaje co- rriente para designar ala per- sona que recibe invitados a su ‘mesa 0 en su casa, La palabra sosias, que se aplica a la per- sona que tiene un extraordina- ANFITRION Fio parecido con otra, esti asi- mismo relacionada con este mito (IT). # Lit, Este relato mitolégico se presiaba evidentemente a una lectura vodevilesca y a todo tipo de versiones e6mi- ‘cas. La més antigua conocida es el Anfitrién de Plauto (h 200 a. C.), de la que puede de cirse que derivan todas las de- mas, En ella aparece un perso- naje, el esclavo Sosias, cuya ‘apariencia tomaré Mercurio’, al igual que Jipiter* adoptaré la de Anfitrién, La tadicién, por un curioso mecanisma «ni velador», quiso que ambos, amo y esclavo, pasaran al len- ‘2uaje corriente convertidos en ‘nombres comunes. Desde Ia pieza de Plauto, ef tema del dios que adopta la apariencia de un mortal con el objetivo de seducira una mu: jer ha inspirado numerosas va- Fiantes no solo por la renabili- ‘dad cémica de los juegos de ‘equivocos # que se prestaba, sino también por la presencia subyacente de un tema igual ‘ment rentable: las duds sobre la identidad, Retrou volvi6 so- bre el modelo de Plauto con Los sosias (1636), lo mismo hizo Molitre con Anjlirion (1668). La pieza de Moligre ANEITRITE termina con un suntuoso festin que Jdpiter, siempre oculto bajo ia epariencia de Anfitrién, oftece al rey y a sus amigos; el criado Sosias, que ha renun- ciado definitivamente a saber cul de los dos Anfitriones es el verdadero, concluye excla- ‘mando: «(El verdadero Anfi- {rida Jes el Anfitrién que nos dda de conars De aqui deriva el ‘empleo de la palabra para de- signar al huésped espléndido que agasaja magnificamente a sus invitados (> LENGUA). El tema volverd a ser tratado por Kleist (Anglin, 1806) inspi rindose en Molitre, y més tarde por Giraudoux (Avy 38, 1938), Este mito puede relacionarse de forma mas general con el tema 4el doble, que puede adoptar di versas formas, De este modo, ‘en cuanto al motivo de la se BESTIARIO, HUMAMDAD, PRO- MeTED, ANTEO Este monstruoso gigante’, hijo del dios Poseidén* y de Gea’, la madre Tierra, vivia en el desierto de Libia, donde se habia convertido en el terror de Jos viajeros que por allfacerta ban a pasar debido a que tent la aficién de adornar con sus exineos el templo que habia erigido en honor de su padre Heracles’, en el curso de su busqueda de las Hespérides’, tuvo que enfrentarse a él, pero el monstruo” parecia invencible ya que cada vez. que su cuerpo ‘ocaba el suelo, su madre Gea 26 le daba nuevas fuerzas. Hera- cles consiguié estrangularlo le- vantindolo en vilo para evitar que rozara la tierra. Luego tomé a Tinge, la esposa del gi- ante, y tuvo con ella un hijo, Sofax, fundador de la ciudad de Tinis (Tanger). # Fon, Se le representa siem- pre luchando contra Heracles, Destacaremas la vasija de Eu- fronios, siglo va. C., Louvre Pollaiolo (siglo x) tat6 en di versas ocasiones el tema de Anteo tanto en escultura como en pintura (Florencia: e pi. tor Baldung Grien supo dotar de viva expresividad alos 10s- ties de ambos. adversarios (post. 1529, Cassel), ANTIGONA Hija de Edipo* y Yocasta y hhermana de Ismene, de Etco- cles y de Polinices’. Antigona compa a su padre cuando este, al descubrir el crimen y el incesto que habia cometido, parti6 hacia el exilio después de arrancarse los ojos. Se refu- siaron en Colona, un puebleci- Mo del Atica, donde la muerte trajo finalmente la paz a Edipo. ‘Antigona regres6 entonces a Tebas*. Después de que Eteo- cles y Polinices se matarsin mu- 2 tuamente en su lucha fratricida por el poder, su tfo Creonte, * Convertido en rey, dispuso que se tributasen honras funebres al primero, pero prohibi6, bajo pena de muerte, que Polinices, recibiera sepultura por haber combatido contra su propia pa- tria, deeretando que su cadkiver quedase expuesto a las alima- fas y alas aves de rapifa. Las tradiciones griegas establecian el deber sagrado de seputtar a Jos muertos, sefialando que en caso contrario el alma del di- funto vagaria eternamente sin reposo y nunca podrfa acceder al reino de las sombras®. Is- mene se someti6 al edicto de Creonte: no asf Antigona, que transpredié conscientemente la prohibicién del tirano por amor a su hermano y en nombre de «das leyes no escritas ¢ inmuta- bles de los dioses'» (Séfocles, Antigona). Condenada a ser emparedada viva, Antigona pone fin a su vida ahoresndose. Su prometido Hemén, hijo de Creonte, se da muerte sobre el cuerpo sin vida de Antigona, y la esposa de Creonte, a su vez, se suicida de dolor. = INFIERNOS, TEBAS. # Lit, Esta versign de los he- cchos es la que termin6 impo- ANTIGONA, nigndose con las eélebres ta ‘gedias de S6focles, Antigona (440 a. Cy Edipo en Colona (representada postumamente en 401 a, C2). En realidad, las tae dliciones més antiguas son he- terogéneas: Antigona aparece ce algunas como hija de Euri szania y Edipo, no siendo por tanto fruto de un ineesto; en ‘ocasiones se la presenta como esposa de Hemién y madre de tun hijo: en otras versiones se afirma que Hemén fue devo ado por la Exfinge” Euripides renueva.el tema en Las fenicias (h, 408 a. Co, y la presents abandonando Tebas tras Ia ‘muerte de sus hermanos y en compan de su padre: El caso de Antigona es particlarmente idustrativo de lo vanos que pue- ‘den resutar Ios intentos de r= ‘construir la ebiografia» cohe- rente de los héroes"y heroinas de los mitos. Es tarea del poeta ‘rear, partiendo de datos dis- petsos, personajes tgicos que den la medida del hombre y se ‘mpongan sla posteridad. An- tigona ha quedado desde S6to- cles como la herofna eapaz de asumir los valores ticos mis elevados y pagar por ello con su vida, como el simbolo de Ia resistencia contra cualquier forma de tirana, ANTIGONA Sin embargo, cuando el mito literario sobre Antigona em- pieza a cobrar cuerpo en as le tras europeas y antes de encar- ner la oposici6n a fa tiranta, ‘Antfgona habia simbolizado fundamentalmente la adhesién ‘los valores familiares, Ast aparece en las tradueciones ro- smances de la tragedia de Séfo- cles, tanto en Ia italiana de Luigi Alamanni (1533) como cn la francesa de Baif (1573), {y también en Ia creacién origi nal de Robert Garnier (1580), donde puede detectarse ya una cristianizacién del mito, Lo ‘mismo se observa en la inter pretacién que offece Rotrou en su Antigona (1637) y sobre todo en el relato épico de Ba- Manche (1814), que la con Vierte en una heroina moderna, ‘une santa comparable por su bnegacién y esprit de sacri ficio a Juana de Arco. Enel siglo x1x Antigona inspi- rari lareflexién de los romén- ticos alemanes, especialmente parti de Ia traducei6n que de Ia pieza de Sofocles realiza Holderlin que, en sus Obser- vaciones sobre Aniigona (1804), ve en ella una figura blasfema y violenta. Segtin el fildsofo Fiegel, el mito de An. tigona pone de manifiesto la 28 ccontradicein misma que con- denaba a muerte a la sociedad ariega, vietima de Ia tensién entre 10s valores morales de la ciudad, encarados en una fi- ‘gura masculina, Creonte, y los valores morales «naturales» que profesa.Antigona como mujer (Estetica, 1835). La interpretacin abiertamente politica del mito se gesta du- rante el siglo xix. El conflicio cnire las eyes escritasy las le= yes no escritas se convierte en ‘al que enfrenta al individuo contra el poder absoluto, Esta interpretacidn aparecia ya es- bozada en la Antfgona de Al- fieri (1783). donde se denun- ciaba enérgicamente la razsn de Estado y el poder mondr- ‘quico, Por extensién, Antigona se conviere en el simbolo de la rebeldia y de la libertad anticonformista, como en la pieza de Jean Cocteau repre: sentada en 1922 con una puesta en cena vanguardista La Antfgona de Anouilh, re- presentada en 1944 durante la ‘ocupacién alemana, parece ha- berse convertido para muchos lectores en el mejor simbolo del espiriu de la resistencia sin embargo, el autor queria ‘conseguir una cierta rehablita- cidn de la figura del mariscal Péain, en la medida en que pretendia explicar la eleccién de Creonte. Antigona, por su idealismo y su aspiraciGn a la pureza, ecuerda a otras herof- nas de Anouilh, La resistencia la autoridad es también la in- terpretacién que ofrece Bertolt Brecht en su Amufgona (1948), yy la que aparece en la novela {de Hochhuth La Antigona de Berlin (1964), donde una joven berlinesa desaffa el poder de Hitler enterrando en secreto el ceadver de su hermano, asesi- nado por sus declaraciones hotles a los nazis. En a obra teatral Antigona (1939), Salva dor Esprit se sirve del mito para trtar mas 0 menos diree- tamente el tema de la guerra civil espafiola 4 Jeon. Antigona ante Creon: te, énfora griega, posterior al siglo v a. C., Berlin. El escul tor Joseph-Charles Marin rea- liz6 una notable terracota al estilo antiguo que representa a Antigona y Edipo, h. 1800, Paris. # Mis. Antégona, Opera: Ho- negger, 1927; Carl Orff, 1948. Anrigona, ballet inspirado en la tragedia de S6foctes, mi- sica de Mikis Theodorakis, coreografia de John Cranko, 1959, antiorE ‘Apolonio y Taurisco de Redas, £1 toro Farnesio, Museo Nacional ‘de Napoles, ANTIOPE Hija de Nicteo, regente del reino de Tebas’. Zeus’, pren- dado de su gran belleza, la per- siguié y consigui6 unirse a ella bajo la apariencia de un stir dejandola encinta. Temiendo la ira de su padre, Antiope buses refugio en Sicién, donde dio a luzdos gemelos. Abrumado de pesar y de vergilenza, Nicteo se suicid, no sin antes haber en- comendado a su hermano Lico que le vengara. Este dltimo i ‘adi entonces la ciudad de Si cidn, mat6 a su rey y trajo a Antfope prisionera a Tebas. Los gemelos recién nacidos ANTROPOGONIA fueron abandonados en el monte Citerén, donde unos pa tores los encontraron y se en ceargaron de su erianza, Anifo- pe, maltratada por Lico y su es- posa Dirce, que la habia convertido en su esclava, con- sigui6 huir y reunirse con sus hijos. Estos la vengardn ma- tando a Lico y Dirce, a la que ataron a los cuernos de un toro {que la destroz6 contra unas ro- ‘cas. Dioniso*,irritado por este crimen, se veng6 de Antfope haciéndota enloguecer. Antiope anduvo errando por toda Grecia hasta que finalmente la enco 119 el corintio Foco, héroe” epé- nimo de la Fécide, que la curs de su locura y la convirtié en su esposa La leyenda habla de otra Antfope que a veces se con- funde con esta. La «segunda» Antiope serfa hermana de Hi- polita, reina de las amazonas*, que dio a Teseo* un hijo, Hips lito 4 Lengua. Los responsables de un servicio francés de leinformética se las areglaron para formar ef nombre Antiope EDAD DE ORO, HUMANE DAD, PANDORA, PROMETEO. APOLO Dios del fuego solar y de la belleza, de las artes plisticas, de la misiea y de la poesta, es también el dios oracular y el dios de la purificacién. Su po- der es temible s hijo de Zeus" y de Leto y tiene una hermana gemela, ‘Artemisar, como el Sol tiene por hermana a la Luna, Des 31 pués de muchas tribulaciones provocadas por la eelosa Her su madre dio a luz a los geme- los en la isla de Delos, que a partir de entonces se convirtié cn una tierra sugrada donde na- die tendria derecho a nacer nia morir, En esta isla transcurri6 la infancia de Apolo, que al crecer partié hacia el pais de los hiperbireos’, donde perma~ necié por espacio de un aio, Se dirigié luego a Delfos, donde leg en mitad del verano, y allf malé a Pitén’, un monsiruo que tenfa atemorizado al pais. Para conmemorar su victoria sobre la serpiente, Apolo funds los Juegos «Piticos». Luego se apoders del ordculo de Temis" que hasta entonces haba deten- tado el monstruo, y consagré el Iripode sagrado donde se senta- ria la Pitia, una joven sacerdo- tisa que transmitfa en términos ambiguos los ordculos que le inspiraba el dios ‘Apolo fue desterrado del Olimpo* en dos ocasiones. La primera vez por haber conspi- ado contra Zeus junto a Posei- don’, Hera’ y Atenea’, y la se- sgunda por haber asaeteado con sus flechas a los efclopes’,alia- dos de Zeus. Su primer castigo, alservicio del rey Laomedonte, Consistié en construir las mura~ Praxitles, Apolo Saurdctono, Paris, Museo del Louvre as de Tro: pero como el negé a pagarle lo convenido, Apolo se vengé er viando sobre la ciudad una peste que diezmé a la pobla- cin. La segunda vez fue deste- rrado a Tesalia para cuidar los rebafios del rey Admeto, el es- poso de Alcestis’. Una vez su- peradas estas pruebas, Apolo POLO recupers su libertad y su puesto en.el Olimpo. El més hermoso de los dio- sest tuvo numerosas aventuras amorosas no demasiado afor- tunadas. Varias ninfas* desper- taron su pasidn, pero no siem- pre lo recibieron con los bra- zos abiertos: Cirene, que concibid de él a Aristeo; CI tia, a la que transformé en he~ liotropo para castigarla por ha- berle traicionado; Dafne", que, para escapar del acoso deli sistente dios, suplies y obtuvo ser transformada en laurel. Tayo amores con las musas”, como Talia, con quien engen- dé a los coribantes, 0 Urania, de cuya unidn se dice que na- ci6 Orfeo*, Entre sus amantes figuran también algunas mor- tales: Ia infiel Cordnide, con quien tuyo a Asclepio*: Crei- sa, madre de Kn; Castalia, una sencilla joven de Delfos que huy6 de él y fue transformada ‘en fuente; Psémate, que conci- bid a Lino; Casandra’, que su- frid un horrible castigo por ha- berse negado a ceder ante el dios. Apolo am también al jo- ven Jacinto* y lo convirtié en flor cuando ‘un accidente le privé de la vida; la metamor- fosist en ciprés de Cipariso, otro joven que despert6 su pa- 2 sién, eausé en el dios una gran afliccién. > sacinto. Las funciones de Apolo son iltiples: dios de la armonta, se Ie atribuye Ia invencién de la inisiea y de la poesfa, que he= chizan el corazén de hombres y dioses; se sirve para ello de Ia lira, que obtuvo de Hermes", ¥ también de la flauta, objeto de tuna violenta disputa con Mar- sias*, a quien desoll6 vivo por haber osado medirse con él Apolo inspira a los creadores versos regulares y equilibrados Frecuentemente dirige las dan- zas de las musas en el monte Parnaso’; es entonces «Apolo Musageta». Las cérites* le ‘acompatian. Es también el dios ‘que purifica: conoce el arte de sanar los euerpos, alejando de ellos toda impureza. Es «el bri- llante», «el luminoso» (phoibos, en griego), dios del calor solar que hace germinar y madurar Jos frutos, dios del verano, que cada ano trae a los hombres cuando regresa del lejano pats de los hipertyireos. El poder de este dios es temible, tan temible como el det Sol, del que es una imagen mitica: mata con sus flechas a los hijos de Niobe* y envia la peste contra las huestes de Agamenén*, que no respeté ala hija de su sacerdote Crises. 33 Dios guerrero, se pone del lado de los troyanos durante el con- flicto contra los aqueos. Lobos, cabritillos, cisnes, cuervos y delfines son sus animales* pre feridos, y su planta sagrada es 1 laurel —tributo a 1a esquiva Dafne— cuyas hojas mastica la Pitia durante sus trances. Los tomanos adoptaron muy pronto a este dios presti- gioso, cuyo nombre conserva- ron, reteniendo sobre todo su poder sanador y sus atributos solares (frecuentemente apa- rece designado con el nombre de Febo). El emperador Au- gusto (63 a. C.-14d,C.) le con- virtié en su dios tutelar € hizo correr el rumor de que Apolo era su padre. # Lengua. Bn cl lenguaje co sriente, un apolo es un joven de belleza perfeca. El adjetivo ‘apolineo, en su acepeién org nal, hereda este mismo signifi ‘edo, funcionando como siné- nimo de «apuesto, atractivo», ‘veces en sentide irdnico; en tuna segunda acepcién, forjada por el fildsofo alemsin Nietzs- che, se aplica a lo que se ca- factetiza por su proporcién, cquilibrio y armonfa, oponién- dose en este sentido a dioni- siaco (> BIONISO). apoio El nombre det dios ha servido para bautizar al eélebre pro- gama espacial estadounidense cuyo principal objetivo fue ddesembarco del hombre en la Lana (programa Apolo). Antes se habfa dado su nombre una, hermosa mariposa, la Parnas- sius apollo, también llamada ‘mariposa parnasiana. => DANE. 4 Lit, Apolo est: muy pre sente en la Hiada, donde fre- cuentemente desempena la funcién de protector de Pais Todos los poetas griezos y la- tinos le rinden homenaje como inspirador divino de sus obras. Tanto en La Replica como en Las leyes, Plan (428-348 a. C.) insist en Ia importancia del culto a Apolo, necesario para satisfacer a las masas po- pulares que reclaman una ma- aia ritual, Durante 1a Edad Media y el Renacimiento, Apolo se con funde frecuentemente, desde tuna perspectiva poética, eon el propio Dios, como puede verse en el dramaturgo portugués Gil Vicente (El templo de Apolo, 1526) 0 en Ronsardy Jos poe- tas de la Pade, para quienes el artista inspirado es un «sa. cerdote de Apolo». Con el tiempo, Apolo se ind convir= APOLO. tiendo fundamentalmente en el simbolo det Sol regio y divino. Juan de la Cueva dedies el pri- ‘mer libro de su obra Coro Fe- eo de romances historiales (1585) a Apoto. Sobre los amo- res del dios y Leueotoe, larval e Clitia, el portugués Juan de Matos Fragoso escribié la f&- bula burlesca Apolo y Leucotoe (1652), Otrade las conquistas el dios sirve de argumento ala comedia de Calderén de la Barca Apolo y Climene (se- ‘gunda mitad del siglo xvi). En el romamticismo, Apolo volverd a representar el im: ppulso de la inspiracién. En el Hiperién de Hldertin (1797- 1799), e dios se confunde con las figuras de Jépiter, de Dio- niso” y de Cristo, apareciendo ‘con el nombre de Hiperin, pa dre de Helio’, con el cual apa- rece fusionado; segtin HOlder- Lun, el poeta esta investido de una mision divina y expresa a través de su rebelién el re- ‘cuerdo de su origen solar. A mismo en Keats (Hiperidn, 1819), Apolo encarna el ac eso al saber y la bisqueda de luna nueva poesfa. También ‘desde una teflexién estética aparece la figura de Apolo en Nietzsche, particularmente en El nacimienta de la tragedia 34 (1872), donde representa el ‘mundo del suenio, del orden y dl equilibrio, oponigndose en «este sentido a Dioniso, simbolo dl arrebato y del desborda- miento de las fuerzas ereado- as; de esta definicidn procede cl término apolinismo. + Teon. Enure as numerosas es: culturas de la Antigiedad que celebran al mas bello de los dioses citaremos el Apolo de Veies, terracota etrusca, siglo VI a. C,, Roma; el Apolo Saurde ‘ono, Praxiteles, siglo 1v a. C., copia romana, Louvre. Dios so: lar, Apolo es una figura omni- presente en Verses, la ciudad el Rey Sol citaremos ol grupo Apolo servido por las musas, esculpido por Girardon para el boxquecillo de Apolo, 1666- 1673, Madrid también cuenta con una fuente dedicada al dios Apolo, esculpida en el siglo xvi por Manuel Alvarez. Los artistas eseogieron a menudo cescenas llenas de movimiento (Bemini, Apolo y Dafue, b. 1620, Roma: Rodin, Apolo ‘aplastando ala serpiente Pits. ryeso, 1895, Buenos Aires) ode ‘emocién (Rafael, Apolo y Mar- sias, 1509, Roma) # Mais. El laurel de Apolo, zarauela, b. 1657; Mozart, 35 Apoto y Jacinto, comedia en tun acto, 1763; Stravinski, Apolo Musageta, ballet, 1928. Muchas dpenss que figuran en- ‘te Tas primeras de la historia de la misica tienen como tema central el episodio de Dane: la ‘més antigua es la de Peri (Dae, 1597); la mds célebre, lade Richard Strauss (Dati, 1938) + Cin. La pelicula Apolo XU (1995), ditigida por Ron Ho- ward, narra la desafortunada aventurn de Ia tripulacion de la nave espacial estadounidense ‘que da titulo ala einta, que se encontré accidentalmente per- dia en el espacio. AQUERONTE Este hijo de Helio" y de Gear fue transformado por Zeus’ en un rfo subterraneo como castigo por haber propor- cionado agua alos titanes*, que se habian rebelado contra los dioses, traicionando asi a los Olimpicos’. E Aqueronte cons- titufa la frontera entre el mundo de los vivos y el mundo de los muertos (los Infiernos’). Las sombras»* de los muertos se acercaban a su orilla eran re- ccogidos af pore! barquero Ca- ronte*, que los pasaba al otro lado previo pago de un dbolo ‘AQUERONTE. ‘que siempre se ponfa en la boca de los difuntos. Era un viaje sin retoro (excepto en la doctrina imistica de la reenearnacién, de la que Virgilio se hace eco en el canto VI de la Eneida, Dos rios, uno en Grecia y ‘otro en Epiro, Hevaban este nombre. 4 Lengua. La mariposa noe- ‘urna conocida con el nombre vulgar de mariposa de la muerte 0 esfinge de la cala- vera, porque presenia sobre su tOrax unas manchas que re- ccuerdan esta figura, responde al nombre cute de Acherontia, otra alusin a la muerte simbo- lizada por la calavera # Lit, Virgilio describe «el abismo cenagoso hirvient. agitado por pesados borboto- nes» (Eneida, VI). Racine, en Fedra (1677), expresa cl ca- ctr irreversible de la muerte ‘con el siguiente verso: «Y el rapaz. Aqueronte nunca suet su presa.» En su poema «El desdichado» (Las quimeras, 1854), Gerard de Nerval exalta con estas palabras los poderes ‘igicos de poeta, que le per~ miten traseender Ia muerte: «Dos veces vietorioso atravesé cl Aqueronte.» > INFIERNOS, ORFEO, aquis AQUILES Es uno de mas seftalados hé- oes" griegos. Su nombre sim- boliza el valor en el combate y el {mpetu fogoso de los senti ‘mientos. Su infancia fue excep- cional: su padre, el mortal Pe- leo, descendia de Zeust, y su ‘madre, la diosa Tetis*, pertene- fa al linaje de Océano”, dios del océano. Su madre quiso ha- cerle inmortal, para lo cual le sumergi6 de niflo en las mégi- cas aguas del rio Estige*, que tenfan la propiedad de volver invalnerable al que se bafiara en ellas, Para ello tavo que su- jetarle por un talén, que al no recibir el contacto con las aguas del rio seria el nico punto vulnerable de su cuerpo, Segtin otra versi6n, Tetis fo ha- bria sometido a la accién del fuego con la esperanza de puri- ficar de este modo el compo- nente mortal que Aquiles habia hheredado de su padre Peleo. Pero este consiguié arrancarle a tiempo de las llamas, aunque eltalén derecho del nifio qued6 dafiado por el fuego. Mis ade lante, el centauro” Quirén* re- pararia cl daiio causado por el experimento de Tetis reempla- zando el hueso quemado por el de un gigante* célebre por su velocidad, cualidad que se 36 transmitirfa a Aquiles, a quien desde entonces se conocerfa ‘como «el de los pies ligeros» (pedas ochus). La tradicion fundi6 ambas versiones, sin embargo contradictorias, de tal vez dotado de una velocidad excepcional y con el talén como tinico punto vulnerable, ‘Su educacién no fue menos. excepcional. Quirén, el mas sa- bio de los centauros, le ensefis Jas virtudes morales y guerreras al tiempo que le alimentaba con entrafias de leén y jabalf. Ya adulto, Aquiles se revela como tun temible guerrero, convir- tiéndose en uno de los princi- pales campeones aqueos de la guerra de Troya’. Desoyendo los presagios y temores de su madre Tetis, que fe habfa anun- ciado que morirfa en esta cam- pafia, el héroe se embarca hacia Troya al frente de sus fieles ‘mirmidones’. Una tradicién se- cundaria refiere que Tetis, siibiendo el destino que aguar- daba a su hijo, habia conse~ guido ocultarlo durante nueve anos en la isla de Esciros, en la corte del rey Licomedes, dis- frazado de mujer y bajo el nombre de Pirra (ala Name- ante», por sus cabellos rojizos). De los amores de Aquiles y 37 Deidamia, una de las hijas del rey Licomedes, nacié Pirro, también llamado Neoptélemo. Ulises’, que sabia que Troya no podria ser tomada sin Aquiles, ide una argucia para sacar al héroe de su retiro: disfrazado de mereader, se present6 en la corte de Licomedes ofreciendo ‘asus hijas ropas y otras chu- cherfas femeninas bajo las cua- Jes habfa escondido armas. Aquiles no pudo disimular su alegria al verlas, descubrién- dose asf ante Ulises, al cual no le fue dificil convencerlo para que se uniese a la campatia, Te- tis no tuvo més remedio que ceder ala voluntad de su hijo y Je arm6 magnificamente para ia expedicién bélica, proporcio- néndole dos caballos inmorta- les dotados de la facultad del habla, un antiguo obsequio de Poseidén’. Aquiles se reunié con la armada aquea en Aulide. Alli se enfrent6 por vez. pri- ‘mera ala voluntad del rey Aga- ‘menén*, que habfa decidido in- molar a su hija Ifigenia’, pero ni Ia c6lera nil arrojo del hé- roe consiguieron evitar el saei- ficio de la muchacha Mas tarde, ya ante los mu- 10s de Troya, Aquiles fue acu- mulando proeza tras proeza. Sin embargo, al décimo afio de Rubens, Tetis boriondo a Aquiles en [a laguna Estigia, Sarasota Flo- ida), Ringing Museum of Art Ja campafa se produjo un nuevo enfrentamiento entre el héroe y Agamendn: el rey se apoderé de Briseida, la cautiva de cdlera, se retir6 a su tienda y se negé a combatir en lo suce- sivo, trayendo la derrota sobre las filas griegas. Solo la muerte de su mas querido amigo, Pa- troclo’, que habia caido a ma- nos de Héctor’, consiguid que Aquiles regresara, lameante de furia y dolor, al combate. Aqui les carg6 contra Troya, persi- guid tres veces a Héctor en toro a las murallas de la ciu- dad, consiguié darle alcance y AQUILES, Jo mat6 con su espada. Despucs de haber rendido honras ftine- bres a Patroclo, Aquiles, enlo- quecido por la pérdida de su amigo, até el cuerpo de Héctor a su carro y lo arrastré por el polvo. Las siplicas de Priamo* rey de Troya y padre de Héctor, ‘consiguieron finalmente hacer mella en la magnanimidad de Aaquiles, quien accedi6 a devol- ver el cuerpo del caido a su padre a cambio de un elevado rescate, Fue en este momento cuando Paris’, guiado por Apolo*, logts herir mortal- mente al héroe en el talon. ‘Algumnos relatos secundarios hos muestran a Aquiles durante tuna de las escaramuzas que se desarrollaron en la llanura de ‘Troya, dando muerte a Pentesi- lea’, la reina de las amazonas*, que habfa acudido en defensa de los troyanos, 0 combatiendo en duelo con Memnén, el hijo de Eos’, y algunos nos hablan también de los amores del hé- roe con Polixena, una de las hi- {jas de Priam. > CALCANTE. # Lengua. Talon de Aquiles ‘inico punto débil de algo o de alguien que, por lo demés, es invulnerable. La expresion re- Uirarse (alguien) bajo su tienda 38 se emplea en ocasiones para designar la acttud de alguien que, como Aquiles, se niega a tomar parte en una accién 60- lectiva movide por el despecho © porla edlera. # Lit, La tradicion homérica’ (Siglo ve aC) conviente a Aquiles en el héroe principal de la Hada, enyo tera central explcito es, precisamente, «la célera de Aquiles». Poderoso guerrero, se distingue por su velocidad («Aquiles, et de los Pies ligeros»), su belleza y,s0- todo, por su caréeter inde- pendiente y fogoso. Es cierto que ama la gloria, pero ms to- dlavia ta amistad y el amor. El canto XIde la Odisea nos deja ‘entrover, entre las sombras del Hades’, el alma de Aquiles {que ha acudido la invocaciéin de Ulises: la sombra: del éroe lament su vida terrestre y ex: presa ansiosamente su preocu- ‘pacién por la suerte de su hijo Neopislemo. Los estoicas condenaron seve ramente a este hstoe dominao por las pasiones, pero el rey de Macedonia, el gran Alejandro (siglo wv a. C.), hard de él su ‘modelo. El trégico griego Eu: ripides (siglo v a. C.) Ie con- vierte en uno de los protago- nistas de figenia en Aulide, El » poeta latino Estacio (siglo) Ie \dedica una obra épica, la Agui- leida, de la que solo Megs a es- cri dos eantos que relatan la Infancia del héroe. La figura de Aquiles atravicsa los siglos como el madelo del héroe guerrero, desde el In fierno de Dante (Divina come- dia, 1307-1321) 0 la Aquleida bizanina —poema anénimo del siglo xv—, hasta la Agui- leida (1799) de Goethe, cen- trada en el valor del héroe ante ‘su muerte inminente, o EI es- ‘eudo de Aguites (1955), un l= bro de poemas de Wystan Au- den consageado a la guerra, Bosein (siglo xv), en su so- eto CXXVIII («EI hijo de Pe- leo, que eelebrado...»), com para al héroe griego con su amigo Garcilaso: si Aquiles consiguis la gloria, Garcilaso también podra llegar a ella dems del tema de la e6lera de Aquiles, simboto del carée- ter sobrehumano del héroe y de su incapacidad para adap- tarse al mundo de los homisres (André Suarés, Aquiles venga- dor, 1920), el episodio més tratado por la posteridad ha sido el del retro del héroe en Exciros —con el travestismo del héroe y sus amores con Deidamia—, sobre todo en el AQUILES A4mbito lirico, En este sentido, destaca particularmente Me- tastasio, cuya Aquiler en Esci- ras dio origen a una famosa pera de Caldara (1736). El mismo episodio inspirs tam- bign a Marguerite Yourcenar su recopilacién de relatos ttt: lada Fuegos (1932). BI amor dde Aquiles por la reina de las ‘amazonas encontrs un trata: miento dramtico en Ia Pente- silea (1808) de Kleist. Ram6n de la Cruz se centré en la fi- _gura de la esclava favorita del héroe en su zarauela heroica Briseida (h. 1768), a la que Antonio Rodriguez de Hita se cencarg6 de poner musica En el verso «Aguiles inmvila zancadas» que aparece en La Jover parca (1917), Paul Va- léry alude al famoso argu- mento con el cual Zenén de Elea pretendia demostrar la imposibilidad del movimiento, cexplicando que ni el mismo Aquiles seria capaz de aleanzar ‘a.una tortuga siempre que esta tuviera sobre 61 una venta, por pequetia que fuera. Por sltimo, recordemes que la deseripcién homérica del aes- ccudo de Aquiles» se ha con- vertido para los tedricos mo- dernos en el modelo mismo de deseripeidn literaria de una AQUILON ‘obra de arte. Diego Hurtado de Mendoza (primera mitad del siglo xv1) dedie6 su soneto XXXIV @ este tema («EI es: ido de Aquiles, que ba- Tiado...»). Se trata de una tra- ‘duccién directa de uno de fos Emblemas de Aleiat, # Icon. La Antigttedad con- virti6 las hazatas de Aquiles en tema de gran nimero de es ceulturas (siglos v y v, Louvre) ¥ de pinturas sobre cerdmica (Embajada de Aya, Ulises y Didmedes ante Aquiles para instarle a luchar contra los rroyanos, Louvre). EL episodio de los amores del hérae con Briseida fue profusamente ilustrado (Rapto de Briseida, pinwra sobre copa griega, Londres: Despedida de Aquiles y Briseida, fresco, siglo 1a. C. Pompeya). En los siglos que siguieron, los pinores ilustra ron profusamente su juventud (Rubens, Quirdn educando a Aguiles, boceto para tapiz 1630, Rotterdam, y Tetis ba fiando a Aquiles en la laguna Estigia, siglo xvn, Sarasota, Ringling Museum of Art: Jean-Baptiste Regnautt, Edie cacién de Aquiles, obra de pre sentacién en la Academia, 1783, Louvre; Delacroix, La ceducaciin de Aquites, boceto, 40 1848, Montpellier) y su paso por el gineceo de Esciros (Ru: bens, Aguiles entre las hijas de Licomedes, h. 1616, Madrid asf como el episodio de Bri- seida (Giandomenico Tiép lo, Briseida ante Agamenén, fresco, villa Valmarana, ¢glo xvii). EI héroe aparece también en el tapiz de Tuan de Riles Historia de Aquiles, siglo xv, Santiago de Compostela. © Mas. Lully. Aquiles y Pol xena, Opera, 1687; Calda ra, Aquiles en Esciros, Ope! 1776; Antonio Rodriguez do Hita, Briseida, zarzueta, h. 1768, sobre texto de Ramén dela Cruz, Cin, Marino Girolami, La eélera de Aquiles, 1962. AQUILON Dios que los romanos iden- tificaron con el griego > B6- REAS. ARACNE Segtin Ovidio, esta joven, que fue transformada en ara (en griego, arachné), era hija de un tintorero lidio. Hubfa adqui- rido tanta reputacién en el arte de tejer que hasta las ninfas* de Ja regi6n acudfan para admirar sus obras, Arucne, orgullosa, se 4 ARACNE, Veléoquez, Las hllanderas o Fébula de Aracne, Madr, Museo del Prado atrevi6 a desaliar a la diosa Ate- nea’, patrona de las bordadoras y las teiedoras, La diosa repre- Sent6 entonces sobre su tela a los doce dioses* del Olimpo*, la disputa que la enfrent6 con Po- seidin* sobre el nombre que de- bia darse a la ciudad de Atenas y.en las cuatro esquinas, la de- rrota de los mortales que habian osado medirse con los dioses. ‘Aracne represent6 las metamor- fois de los dioses y sus escan- dalosas intrigas amorosas: Eu- ropa’ y Zeus’ transformado en toro, Ledar y Zeus convertido cn cisne... Atenea nada pudo objetar a un trabajo tan per- fecto, pero en un rapto de celos desgarré furiosa la tela de Ia jo- ven, Aracne se ahores de de- sesperacién, Atenea, tal vez apiadada, le salvé la vida con- viriiéndola en arafa 1 Lit. EI mito aparece en las Metamorfosis de Ovidio (siglo 18, C) libro VI, versos 5-145, # Teon. Velizquez, Las hilan deras 0 Fébula de Aracne, 1637, Madrid, Museo. del Prado, ARCADIA ARCADIA Esta regiOn central del Pelo- poneso, poblada de pastores de rudas costumbres que adoraban al dios Pan’ y cubierta de espe- sos bosques, era, en la imagi- nacién de los antiguos, el pats itico de una felicidad pastoril que hace pensar en el mito del buen salvaje», tan caro al si- glo xvitl. Desde esta perspec- tiva, la Arcadia era una especie de paraiso terrestre cuyos habi tantes, los arcadios, Hevaban una vida consagrada por entero a la miisica y al canto (reflejo idealizado de la vida de los pas- tores, tenida por «ociosa» en ‘comparacién con la de los agri- cultores). # Lit, El arcadismo fue una especie de ideologia (0 de ideal) muy de moda en la Roma surgida de las guerras civiles del siglo ra. C. Consis- tia.en oponer a valores «mate- Fiales», como el poder y la riqueza, otros valores «espiri tuales» cuya autenticidad se ‘encareefa —el amor ala natu raleza, el culto a fa belleza, el gusto por la masica—, todo ello desde una perspectiva que podria calificarse de «ecolo- gismo avant la lenres. Tales son los ideales que expresa 2 Virgilio en sus Bueéticas (42- 37 a.C), poniendo en escena a stores msicos y poctas p= ximos a los miticos arcadios, ‘aunque integrando también te- ‘mas «realistas» relacionados con la politica contempordnea. En 1502 el poeta y humanista napolitano Tacopo Sannazaro dio el titulo de La Arcadia a tuna novela cuyo personaje principal es un amante desgr- iado que intenta olvidar su tristeza al lado de los pastores areadios Insprada en los auto- res antiguos (especialmente en Tederito, Ovidio y Viesilio), esta obra un poco afectada, que pintaba con tintes idflicas la vvida de los pastores, tuvo un sxito inmenso en toda Europa, en ella se inspiraron La Avca- dia de Philip Sidney (1590) y La Arcadia de Lope de Vega (1598), De Sannazaro deriva el _g6nero pastorl en sus diversas ‘manifestaciones, ampliamente cultivado en Espatia a lo largo de los siglos xvi y xvut. En poesfa, este género adopta la forma de ézloga en la que un pastor —generalmente trasunto del autor— canta su amor por tuna pastora 0 ninfa’. Son fu rmosas, entre otras, las tres églogas eserites por Garcilaso de Ia Vega entre 1526 y 1836. Poussin, Los pastores de la Arcadia, Paris, Museo del Louwre En prosa, la Diana de Jorge de ‘Montemayor (1559) da inicio un género, el de la novela pastoril, de gran fama en los siglos de oro, Todas tienen ¢a- racteristicas similares: varios pastores, mas poetas y fl6so- fos que simples rsticos, ha- bilan ininterrumpidamente de sus amores no correspondidos. Su mayor aspiracién es recu- perar Ia llamada edad de oro To que lleva consigo. necesa riamente, un menosprecio de la vida de la corte y una alabanza ela de la aldea, La naturaleza 1 los sentimientos, no obstante, estén totalmente idealizados hhasta convertirse en arqueti- ‘pos. Suelen presentaralteman- cia de verso —procedente de Ja lirica tradicional eitaliani- zanle— y prosa. A la obra de Montemayor le siguié la Diana enamorada (1364) de Gaspar Gil Polo. Se considera que la vkima novela pastries la Cintia de Aranjuez (1629) dde Gabriel del Corral, Entre la ‘obra de Montemayor y esta tile tima se publicaron mis de cua renta novelas pastor el Gxito que tuvo el género en Espa, Pero noes un caso ais- s. Tales ARES lado, sino que el género pas- toril_ se desarroll6 también cen otros paises europeos, Por ejemplo, el mas célebre ejemplo francés es La As- trea (1607-1628) de Honoré eure, # Teon. Los pastores de la Ar- cadia de Poussin (1639, Louvre) evocan la fragilidad de la dicha con Ia inseripeién Etin Arcadia ego («Yo tam- bign vivien la Arcadia»). ARES Dios de la guerra, es origi- natio de Tracia, una comarca semisalvaje situada al norte de Grecia famosa por sus caballos y por sus fieros guerreros. Hijo de Zeus’ y Hera’, forma parte de los Olimpicos", pero resulta dioso para la mayoria de ellos, incluso para su propio padre Zeus. En la Mada, poema gue- rrero por excelencia, combate del lado de los troyanos y se zambulle 207050 en la furiosa refriega escoltado por divinida des sombrias como Eride* (a Discordia), Deimo (el Temor) y Fobo (el Terror). «Azote de Tos mortales», «sangriento ho- micida», «loco», tales son los epitetos mas frecuentes que le designan en la epopeya homé- 4 Sin embargo, no siempre sale vietorioso en los combates; de hecho resulta varias veces herido, sobre todo en sus en- frentamientos con Atenea’, di- vinidad también guerrera con quien forma una pareja perfec- tamente antitética, Atenea, diosa virgen que encarna la fuerza inteligente, respetada por los dioses’, prevalece siem- pre sobre la desmesura y la viril brutalidad de Ares, dején- dole incluso en el més espan- {oso de los ridiculos, como por ejemplo cuando este, alcanzado por una gruesa piedra lanzada por la diosa, se retira gimo- feando lastimosamente del campo de batalla de la mano de Afrodita’ ‘Atenea no es la nica que le pone en situaciones humillan- tes. Dos veces es herido por Heracles" y trece largos meses permanece prisionero de los ‘Aldadas*, encadenado en una vasija de bronce de la que fi- nalmente —pero en wn estado lamentable— consigue resca- tarlo Hermes’. Bl episodio mas conocido, sin duda, es Ta risible situacién en que lo puso He- festo’ cuando lo sorprendi, en flagrante delito de adulterio, con su esposa Afrodita: el dios de la guerra y la diosa del amor ‘Ares o Marte en el lenzo de Bottceli, Londres, National Gallery quedaron apresados en la red magica preparada por el habil Hefesto, que present6 asf a la pareja culpable a la mirada de todos los Olimpicos. > AFRODITA, Ademés de los hijos que tuyo con esta diosa, Ares en- gendré una prole numerosa y violenta: las feroces amazonas', el cruel Diomedes, que alimen- taba a sus yezuas con came hu- mana; Flegias, incendiario del templo de Apolo’, y otros di- versos personajes igualmente funestos. Para vengar a su hija Aleipe, violada por un hijo de Poseidén*, Ares maté al ofen- sory tuvo que comparecer ante Jos dioses para ser juzgado so- bre la misma colina donde ha- bia sido cometido el crimen. Fue absuelto. El lugar recibi6 el nombre de Areépago (colina de Ares) y se convirtié en la sede dal primer tribunal criminal de Atenas encargado de juzgar los delitos de sangre, Los romanos asimilaron Ares a ‘su dios Marte". # Lengua, Actualmente ele rmino de aredpago se uiliza en sentido iénico para designar a un grupo de personas a quienes se atribuye competencia 0 au- loridad para resolver ciertos sums, Lit, Ates aparece en nume~ rosas obras, pero rara vez ‘como personaje de primera fila, Podemos citar el Adonis ‘de Marino (1623), Os Lusiadas de Luis de Cambes (1572), La sdtira de los dioses, poema burlesco de Francesco Brac- ciolini (1618), centrado en el episodio de los amores de Ares ARETUSA, y Afrodita, yLa Venus de Mu rano de Istvan Gydgydsi (1664), poem narrativo en el que el poeta htingaro canta los, mores de los grandes senores. En épaca contemporinea po- demos encontrar presidiendo Ia recopilacién poética de ‘Wystan Auden titulada les cudo de Aquiles (1955), cen- trada en el tema de la guerra, Sobre los amores del dios con, Afrodita-Venus*, Juan de la Cueva escribié un poema en ‘ctavas, Los amores de Marte »» Venus (h. 1604), cuya escena ‘dela visita de Apolo a la fra- ‘gua de Vulcano™- Hefesto pa- rece ser un antecedente ltera- Fio del cuadro de Velizque7. Enel siglo xvi el nombre ro- mano del dios de la guerra se utilizaba en sentido genérico para designar al oficio de las armas, al que se oponta el de Tas letras; doble faceta esta de los poetas de a época. Nume- rosos. poemas presentan al «fiero Marte» o al «furor de Marte» como un obstéculo que cl poeta enamorado encuentra para dedicarse a cantar su * Teon. Ares, llamado Marte Borghese, es una réplica r0- ‘mana de una obra del siglo v a. C. (Louvre); en obras poste- 46 riores, Ares aparece prictiea ‘mente siempre representado junto a Venus (Botticelli, h, 1485, Londres), sorprendi- do por Vulcano (Boucher, si- ‘go xvi, Londres). Sefialare- mos ademas el Marte y Rea Silvia de Poussin, siglo xv, Louvre; por el vinculo que es- tublece entre el dios antiguo y In historia de Francia, el Marte ofreciendo armas a Lis XII de Rubens (siglo xvul, Dul wich); Veldequee, EI dios Marte, 1640, Madrid, Museo del Prado; por sus efectos de luz y de sombra, el Marte de Rembrandt, 1655, Glasgow; por ukimo, el Marte desar ‘mado por Venus y as gracias, escuela de David, 1824, de un violento cromatismo. ARETUSA Esta ninfa del Peloponeso, cuyo nombre griego era Aret- hhousa, despert6 un violento de- seo en Alfeo, dios del rfo que lleva este nombre. Aretusa in- tent6 escapar de él sumergién- dose en el mar, pero Alfeo la persiguid sobre las olas hasta Sicilia, donde Artemia’, pro- tectora de Ia divinidad, Ia me morfoses en fuente. Todavia en Ja actualidad, la fuente Arewusa atrae a los turistas que visitan 4 Siracusa; es un estanque donde crecen papiros baitados por el agua de una fuente caudalosa, Estamos muy posiblemente ante tino de esos «mitos funda- mentales> que forjaron los an- tiguos para explicar un hecho constatable, ya que el rio Alfeo desaparece éfectivamente bajo tierra antes de reaflorar para lunirse con el mar (> ESTUDIO GENERAL DELA MITOLOGIA GRE~ CORROMANA, LA. ESENCIA DEL tro). ¢# Lit, José Antonio Porcel y Salablanca, Fabula de Alfeo y Aretusa (sigho XV). eon, El perfil de Arctusa, rodeacio de peces, aparece re- presentado en el anverso de tuna decadracma acuflada en Siracusa a principios del siglo ¥a.C. (Biblioteca Nacional, Paris). Jean TI Restou, Alfeo y Arewsa, siglo xvi, Tours. ARGO Son varios los personajes mitolégicos que Mevan este nombre. Uno de ellos, nacido de la primera mujer mortal que se uni6 a Zeus’, fue rey del Pe~ loponeso. Dio su nombre a aquellas tierra, el cual se man- tuvo para una ciudad, Argos, de gran importancia durante 1a ARGO 6poca micénica, cuya diosa t- telar era la diosa Hera Un segundo Argo ¢s el constructor del navio de los Argonautas’. > ARGONAUTAS, JASON, El més conocido, sobre {odo a partir de su nombre lat- nizado Argos (de Argus), es un ser dotado de una fuerza prodi- giosa y provisto de cien ojos re partidos por todo su cuerpo (se- guin otra tradicién, en realidad «solo» tendrfa dos pares de ‘ojos, uno de ellos detras de la cabeza). Entre sus victimas fi- ‘gura Equidna, un monstruo* fe- ‘menino madre @ su vez de monstruos. Argos era un euar- din perfecto ya que incluso ‘cuando dormfa mantenfa cons- tantemente abiertos al menos la mitad de sus ojos; por eso la celosa Hera confié a su custo- dia 2 la joven lor, ya transfor- mada en ternera. Zeus, apia- dandose de su amante, envi6 a Hermes* en su ayuda, el cual consiguié dormir a Argos y le dio muerte, Hera, como agra- decimiento péstumo, sembr6 Jos ojos de su fiel servidor so- bre el plumaje de su ave em- blemética, el pavo real. > 1. Ulises* dio el nombre de Argo ‘su perro, Un emotivo epi dio de la Odisea narra cémo el ARGONAUTAS héroe*, tras veinte altos de au- sencia, regresa disfrazado a faca: el tinico en reconocerle ssu fiel Argo, ahora viejo, que muere después de saludar por dltima vez a su amo, Lengua. Se designs con el \érmino argos a la persona muy Vigilante («Nunca se apartaba de ela la gitana vieja, hecha un ‘argos», Cervantes). En ciertos ‘medios, la palabra designa una publicacin que proporciona in formaciones expecializadas, particularmente la cotizacién de vehiculos de ocasi, ‘Icon, El motivo mis repre- sentado es el instame de la muerte de Argos: Mercurio y Argos, Rubens, h, 1636-1638, Dresde y Madrid; Velazquez, 1659, Madrid, Museo. det Prado; Aglero, Paisaje con Mercurio y Argos, siglo Xvt, Madrid, Museo del Prado; La muerte de Argos de Rubens (Colonia) muestra a Juno" reco- siendo los ojos de Argos para, ‘adornar con ellos su pavo reel ARGONAUTAS Heroes" que acompafiaron a Jas6n* en la expedicién organi- zada para conquistar el vello- cino de oro", Dehen el nombre su navfo, el Argo" —que en 48 griego significa «veloz»—, que es también el de su constructor; son por tanto «los marinos del Argos Después de haber consul- tado el oréculo de Delfos, Ja- s6n, 2 quien su to Pelias habia mpuesto la biisqueda del fabu- Joso vellocino, reine con ayuda dde Hera” un grupo de valerosos Ihéroes, en un principio origina- rios de Tesalia, para formar la tripulacién. Pero muy pronto la leyenda afiade al grupo a Hera- cles" y a otros héroes proceden- tes de las mas variadas regio- nes. En efecto, las listas de ex- pedicionarios que proponen las diversas tradiciones existentes sobre el mito, en perfodos dife- rentes, reflejan el deseo de las ciudades griegas de celebrar a sus propios héroes locales por haber participado en esta glo- riosa empresa. Los nombres ins ilustres, sin embargo, figu- ran en todos los «catilogos», ‘que cuentan con un niimero re- lativamente fijo de participan- tes: de cincuenta a cincuenta y cinco hombres, cincuenta de ellos a los remos. > JASN. ‘Ademés de Jas6n, capitén de la expedicién, encontramos entre otros a Argo, hijo de Frixo y constructor del navi Argo, cuya proa fue tallada en 9 ARGONAUTAS Parentino, Expedicion de los Argonautas, Padua, Museo Civico Ja madera de un roble proce- dente del bosque sagrado de Dodona, ofrecido por Atenca’, que le habia conferido ademés el don de la profecfa; a Tifis, su piloto, que aprendid el arte de la nayegacién, entonces ain desconocido, de boca de la pro- pia Atenea; a Orfeo, el masico tracio cuyo cometido era mat- car la cadencia de los remeros; 2 varios adivinos, entre ellos Anfiarao; a Calais y Zetes, los dos hijos alados de Boreas’, dios del viento del Norte; los Dioscuros*, Castor y P6lUx; a ‘Acasto el propio hijo de Pelias, que se uni a la expedicién en el tiltimo momento; a Peleo y su hermano Telaméin; a Linceo, dotado de una vista extraordi- nariamente aguda, como el lince cuyo nombre porta, y por altimo a Heracles, el gran héroe tebano, que interviene particu- larmente en un episodio. de la travesfa: el rapto de Hilas. = VELLOCINO DE ORO. ARGONAUTAS Los Argonautas embarcan en el puerto tesalio de Pégasas después de haber hecho un sa icio a Apolo’, y su primera escala serd la isla de Lemnos, habitada tinicamente por muje- res, Estas, a quienes Afrodita’ habfa castigado impregnindo- las de un insoportable hedor, habfan sido abandonadas por sus maridos y para vengarse habfan exterminado a todos los varones de la isla. Las lemnia- nas, libres ya de la maldicién de Afrodita, acogieron con agrado a los Argonautas; estos se unieron a ellas y repoblaron de este modo la isia, Después de detenerse en Samotracia para iniciarse en los misterios Grficos, penetraron en el Helesponto y desembarcaron en Ia isla de Cicico, cuyo rey les recibié con la mayor hospi- talidad. Al dia siguiente reem- prendieron su ruta, pero unos vvientos contrarios les arrojaron ‘nuevamente sobre la costa de la isla en plena noche. En la oscu- ridad, que impedfa que los habitantes de la isla y los Argo nautas se reconocieran, se enta- ‘bi un feroz combate en el cual murieron numerosos islefios, entre ellos el propio rey Cicico, atravesado por una lanza. arro- jada por Jas6n, que posterior- 50 mente ofrecer en su honor lunos suntuosos funerales. En el momento en que el Argo alcanzaba Bitinia se rom- pid el remo de Heracles, vién- dose forzados a hacer escala para reponerlo, Mientras Hera- les se dirigfa a un bosque pré- xximo con el objeto de encontrar un arbol apropiado para fabri car otro remo, el joven Hilas, a quien Heracles amaba, recibié el encargo de sacar agua de un oro. Las ninfas’ que alli habi- taban, maravilladas por la be- leza del joven, le atrajeron ha- cia sus dominios acusticos, donde perecié ahogado. Abru- mado de dolor por la desapari cin de Hilas, Heracles se lanzés una inGtil busqueda de su compariero y no Hlegé a tiempo para embarcar en el Argo. El Viaje prosiguid sin é1, pues ya el Destino" (0 las moiras’) ha- ‘fan predicho que Heracles no participarfa en la conquista del vellocino de oro. En el pais de los bébrices, cel rey Amico desafié a un com- bate singular a los Argonautas, pero el luchador Pélux le maté rompiéndole el crineo. Mis tarde el Argo tuvo que hacer es- cala en Tracia, en la orilla eu- ropea del Helesponto; alli los héroes fueron acogidos por el 31 rey Fineo, hijo de Poseidén’ Dotado del don de la profecta, Fineo habia sido castigado por los dioses* por haber osado pe= netrar en ciertos secretos: Zeus? le cog6, haciendo ademis que Jas harpfas’ se arrojasen sobre sus alimentos y, después de de- vorar parte de las viandas, en- suiciasen el resto con sus exere= mentos cada vez que pretendia comer. Los hijos de Boreas, Calais y Zetes, hicieron huir a estos monstruos* mitad mujeres ritad aves, liberdndole por fin de su acoso. Fineo, en agrade- cimiento, revel6 a los Argo- nautas e6mo franquear el si- guiente obstéculo de su ruta: las siniestras rocas Cianeas. Las rocas Cianeas —literal- mente las «rocas azules» tam= bign Hlamadas las Simplégades, las rocas que chocan entre s»— eran dos escollos méviles ue se cerraban uno contra el iro cada vez que un navio pre tendfa franquearlos, aplastén- dolo y destruyéndolo. Después de haber soltado una paloma, que logré pasar entre las rocas perdiendo tinicamente una pluma de la cola, los Argonau- tas, con ayuda de Atenea, con- siguieron atravesar a toda velo- cidad et paso de las Cianeas ‘con escasos dafios: solo la popa ARGONAUTAS, del Argo sufti6 un leve desper- fecto, como le habia sucedido a la paloma. Desde entonces, por Yoluntad del Destino, las rocas Cianeas permanecieron inmé- viles. Ya en el Ponto Euxino, es decir, en el mar Negro, el Argo prosiguié su viaje sin proble~ ‘mas hacia la Célquide aunque sin su piloto Tifis, que habia muerto de enfermedad en el pais de los mariandinos, siendo sustituido al timén por Anceo, Avistadas las costas de la C6l- quide, término de su viaje, el navio remont6 finalmente el rio Fase y ech6 anclas ante la capi tal, Bea. Jasin se presents entonces ante el rey de la Célquide, Ee- tes, y le expuso el objeto de su misiGn, Con la secreta espe ranza de desembarazarse de él, el rey Eetes le impuso una prueba de fuerza y habilidad: uncir al mismo yugo una pareja de toros con pezufias de bronce que despedian fuego por los ollares, arar con ayuida de estos, tun extenso campo y sembrar en Jos sureos asf abiertos los dien- tes de un dragén, matando por Gltimo al ejéreito de hombres, armados que naceria. de tal siembra. Ayudado por los po- deres de la maga Medea’, hija de Betes, a quien Afrodita ha- ARGONAUTAS bia inspirado un ciego amor por sé, el héroe salié victorioso de tan temible prueba, pero el rey se negs pese a todo a entre garle el vellocino de oro. Siempre ayudado por Me- dea, 2 quien habia prometido el ‘matrimonio, Jasén consiguis apoderarse del preciado objeto aprovechando que la hechicera habia dormido con sus sortile- tis al draz6n encargado de su custodia, y ambos huyeron ha~ cia el Argo, que inmediata- ‘mente lev6 anclas y se hizo a la mar. Betes se lanzé en persecu- cidn de los fugitivos y Medea, para retrasar el alcance, no dud6 en matar a su hermano pequeiio, que habia embareado con ella, ¥ lanzar su cuerpo MEDEA. Desviados de su ruta por tuna tempestad que les arrojé a la costa de Libia, donde tuvie- ron que cargar con el Argo a hombros para atravesar el de- sierto, los Argonautas consi- guieron finalmente Hegar a Creta. La isla, gobernada por el rey Minos’, estaba custodiada por un gigante” de bronce Ila- mado Talos, un monstruo aut6- mata construido por Hefestor que recorria tres veces al da la costa para impedir la entrada de 3 intrusos. Los Argonautas estin punto de ser destruidos por el gigante, pero una vez, més se salvaron gracias a Medea, cu- yas artes consiguieron descu- brirel punto vulnerable de Ta- Jos —un clavo situado en el tobillo del autémata, que rete- nia la sangre de su. tnica vyena—y destruitlo. ‘Tras hacer escala en Egina, Jos Argonautas costean Eubea yentran en Yolco cuatro meses Aespués de su parida. Jason en- {regs el vellocino de oro a Pe- lias y luego condujo el Argo a Corinto para consagrarlo a Po- seidén # Lengua. El nombre de ar- ‘gonauita se ha aplicado a una especie de pulpo propia de ma- res céldos, «um tipo de velero «de competiciénutilizado en las escuclas de vela y también a la {ripulacién de uno de tos sub- ‘marinos atémicos destinados en el ovéano Antico. El nombre del navio Argo de- signa a un grupo de tres cons- telaciones del hemisferio aus- ‘ral ¢ Lit. El conjunto de esta le- yenda, extremadamente com- pleja y cuyo niécleo primitivo es anterior a los poemas homé- ricos*,rivaliza en celebridad ARGONAUTAS con el otro gran periplo mari- timo legendario: la Odisea. Es ‘conocida sobre todo a través del extenso poema épico Las ‘argonéuricas, de Apotonio de Rodas (siglo ma. C) ‘Como en el caso de los poe- ‘mas homéricos, surgieron nu- rmerosas adaptaciones de las aventuras del Argo: los amores de Jasin y Medea, en particu- Jar, inspiraron una gran varie- dad de poemas y piezas dr iméticas. En Roma, Valerio Flaco (siglo 1d. C.) escribis ‘una epopeya imitada de Ia de Apolonio y con el mismo ti- tulo, pero no desprovista de originalidad en la deseripcién {el sentimiento amoroso. => IASON, MEDEA, 4 Teon. Reunién de los Argo- nawias en presencia de He- racles y Atenea, crétera preg, siglo va. C., Louvre; Gusta- ve Moreau, Los Argonautas, 1887, Paris, En el Museo Ci- vico de Padua se conserva un lienzo titulado Expedicién de los Argonautas, atribuido [Bernardo Parentino, '¢ Cin, Después de Los gigan- tes de Tesalia, de Riccardo Freda (1960), el filme de Don Chalfey Jasén y fos Argonau- tas (1963) traduce en image ‘nes, con logrados efectos espe

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