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Psicología popular y Materialismo Eliminativista

Johan Sebastián Vallejo Zapato


Juan Esteban Herrera Gallego
Diego Andrés Villegas Florez

Docente:

Ximena Restrepo Lora

Universidad de Antioquia

Facultad de Ciencias Sociales y Humanas

Departamento de Psicología

El Carmen de Viboral

2021
Introducción

La mente humana ha sido un objeto de interés desde mucho tiempo atrás, siendo uno

de los fenómenos más atractivos y fascinantes de la naturaleza. Los filósofos y pensadores de

antaño estudiaron este problema desde una perspectiva esencialmente especulativa, sin

embargo, hace alrededor de un siglo y medio, con la creación del laboratorio de psicología

experimental en 1879, la mente es estudiada desde un punto de vista científico, y a partir de

la década de 1950 el enfoque cognitivo surgió como un paradigma relevante, proponiendo

soluciones a problemáticas y vacíos provenientes de los enfoques de estudio tradicionales. En

esta década de los 50’s se realizaron varias reuniones entre pensadores y teóricos de diversas

disciplinas como la lingüística, filosofía, psicología, entre otras, allí tuvieron lugar

contribuciones que generaron una explicación sobre la mente y su funcionamiento apelando a

términos de procesamiento de la información y entendiendo la mente como un sistema input

y output.

Con el surgimiento de las ciencias cognitivas, se revivieron viejas dicotomías sobre el cuerpo

y la mente, comenzaron a aparecer diversos puntos de vista que buscaban entender cómo

funcionaba la mente, algunos de ellos opuestos entre sí. En este escrito nos interesamos por

dos de esos puntos de vista contrarios, por un lado se propone el enfoque de la psicología

popular o psicología del sentido común (Folk psychology) cuyos principales exponentes son

Fodor y Dretske, que plantean una explicación de la conducta a partir de los estados mentales

como las creencias, los deseos, los afectos, las emociones y las intenciones, siempre

entendidos en términos proposicionales, tomando al sujeto como un agente intencional. Por el

otro lado, encontramos el enfoque eliminativista de la mente o también llamado materialismo

eliminativista, cuyos principales exponentes son Churchland y Stich, quienes consideran que

las creencias y deseos no pueden explicar la mente, ya que no son entidades físicas, teniendo
como principal postulado que nada que no sea físico, puede ser explicación de las conductas

y acciones.

Al ser posturas contrapuestas, los postulados de una rechazan tajantemente la

proposición teórica de la otra, no obstante, la inclinación por el eliminativismo conlleva a un

radicalismo y reduccionismo que hace que los términos mentalistas y las explicaciones

causales rechacen de manera absoluta el estudio mismo de la mente, ya que se descarta la

existencia de la mente en tanto no es una entidad física objetivable. Por lo que el estudio de

los procesos psicológicos quedarían relegados y situados en términos cerebrales, y con

explicaciones situadas desde el componente meramente neurológico.

En adición, la psicología popular resulta práctica para explicar el funcionamiento de

la mente, ya que al ser la psicología del sentido común, permite a cualquier persona dar

cuenta de sus estados mentales y es capaz de atribuir intenciones, creencias y deseos a los

demás, configurando un sistema de relacionamiento y explicación eficaz y útil, sin entrar en

el manejo desproporcionado de términos científicos confusos y rimbombantes. Además, el

comportamiento humano es lo suficientemente complejo como para reducirlo a causales de

estímulo-respuesta propias de entidades físicas, teniendo en cuenta que la naturaleza humana

está dotada de un componente semántico y significativo sumamente relevante que se ha

acumulado a lo largo de la historia de la humanidad.

Finalmente, la acogida de uno u otro enfoque dependerá en gran medida de la

concepción bajo la cual se tome a la psicología como disciplina, es decir, si se propende por

un estudio exclusivamente científico y experimental de la mente y el comportamiento

humano, la propuesta eliminativista será la más acorde a este propósito, sin embargo, si lo

que se desea es examinar la mente y sus contenidos de manera fenomenológica y subjetiva, la

psicología popular resulta ser la salida más aceptada, en tanto se trabaja directamente con el

conocimiento común que da sentido a la vida cotidiana de las personas. Igualmente, ambas
concepciones pueden coexistir en tanto se deja el trabajo investigativo, analitico y

experimental a los científicos, y por otro lado, se comprende la relevancia de la psicología

popular para el funcionamiento social de los grupos humanos como forma de explicación de

su comportamiento.

El Eliminativismo o Materialismo Eliminativista

Desde la década de los 80, se comienza a hablar del eliminativismo como la sucesión

de la doctrina materialista que inició Demócrito y la continuó Hobbes, desde esta perspectiva

se promovía una visión naturalista del ser humano, en la cual lo único que importaba era la

substancia física y se eliminaban los conceptos de alma y espíritu (Braun, 2008). Los autores

más destacados del eliminativismo del siglo XX fueron Sellars, Quine, Feyerabend y Rorty,

para Quine todos los términos asociados a las creencias, deberían ser eliminados y cambiados

por otros que tengan un claro correlato fisiológico; por su parte, Feyerabend tiene una postura

más radical, considerando que la psicología popular es metafísica y por lo tanto sus conceptos

no son válidos, lo cual implica que no hay procesos o fenómenos mentales como los entiende

el sentido común (Braun, 2008).

El eliminativismo busca suprimir radicalmente las explicaciones de la mente desde

una perspectiva mentalista, que supone las relaciones causales entre las creencias y los

deseos, para así proponer una visión materialista, dando paso a una explicación de

conexiones puramente neuronales de la mente. En conclusión, el eliminativismo presenta dos

premisas en contra de la Psicología Popular, la primera es que los conceptos mentales son

inexistentes, y la segunda, según la cual los estados mentales si existen, pero están

inadecuadamente descritos en el lenguaje y son producto de procesos cerebrales (Braun,

2008).
El materialismo eliminativista ha generado una nueva atención en los filósofos,

psicólogos y científicos cognitivos, especialmente por lo que implica el problema de la

metafísica en la explicación de la mente con el cambio en las teorías, las explicaciones

psicológicas y el desarrollo de la ciencia cognitiva, desde el que se ha propendido por una

eliminación radical de los postulados de la psicología popular. Son los aportes de los

Churchland los que contribuyen a la eliminación de todo vocabulario y ontología de la

psicología popular (Braun, 2008).

Los Churchland y su ataque

Son constantes los ataques por parte de estos autores en contra de la psicología

popular, exponiendo que esta teoría parte de unas formas inadecuadas de investigación,

explicación y predicción del comportamiento humano y la mente. Recalcan constantemente la

necesidad de que se elimine tanto del lenguaje como de la ontología de la mente esas

premisas del sentido común, dando lugar a un progreso de la neurociencia experimental,

demostrando así que las respuestas conductuales que propone la psicología popular no son

más que procesos fisicos que involucran factores externos y órganos internos del cuerpo

humano que son propiamente físicos y están bajo el dominio del cerebro (Del Valle, 2014).

Toda su argumentación tiene el objetivo de demostrar los siguientes errores sin solución que

plantea la psicología popular: El estancamiento teórico y empírico, la incapacidad de explicar

los fenómenos psicológicos, la incongruencia con otras disciplinas que estudian la mente y el

fracaso de poner a prueba empíricamente la psicología popular (Braun, 2008).

Los Churchland mencionan que la psicología popular se queda corta en sus

explicaciones de la mente, por ejemplo, no da explicación suficiente a las enfermedades

mentales, la facultad de la imaginación, la creatividad, o la raíz de las diferencias entre la

inteligencia de los individuos; también ignoran las funciones psicológicas y temas mucho

más complejos como la construcción interna de una imagen 3D por parte del ojo humano,
además, las explicaciones se quedan cortas para entender la memoria, las ilusiones

perceptivas, el aprendizaje, entre otros. Sin embargo, estos autores no afirman que la

psicología popular es una teoría falsa o que no sirva para que los individuos expliquen su

realidad, sino que, es una teoría vacía, incompleta e incapaz de construir un sistema

explicativo y de comprensión de la compleja realidad de la mente (Braun, 2008).

Viéndolo desde el punto de vista de estos autores, la psicología popular no es una

teoría que explique suficientemente el funcionamiento la mente humana, es por ello que no se

considera una ciencia sino una simple teoría corta, de allí las críticas que caen sobre ella por

parte de los autores eliminativistas, los cuales resaltan el valor del materialismo en tanto que

las reacciones y conductas de las personas se pueden explicar por medio de estudios

experimentales con resultados objetivos y generalizables evidenciados por disciplinas

científicas como la fisiología y la neurología.

La psicología popular o del sentido común

Braun (2006) define la psicología popular como “... Un conjunto de conceptos

interrelacionados que usan las personas ordinarias para comprender, explicar y predecir el

comportamiento y los estados mentales propios y ajenos” (p. 78). La principal manifestación

de esta es el lenguaje, en la sociedad se encuentran comúnmente términos para describir los

estados mentales (deseos, creencias, intenciones, sensaciones y afectos). Los seres humanos

somos seres sociables y participamos cotidianamente en una serie de prácticas para las cuales

necesitamos un vocabulario común que nos permita interactuar con nuestros estados

psicológicos y con los de los demás. La psicología popular es ese marco teórico, red

conceptual o de principios para entender, explicar y predecir las conductas propias y de otros

(Braun, 2006).

La psicología popular estuvo excluida del ámbito científico durante mucho tiempo, ya

que el conductismo no daba lugar a esos estados internos de la mente, por ejemplo, Skinner
llamaba a estos estados internos como “Ficciones explicativas”, las únicas explicaciones que

se daban o eran permitidas, eran las propuestas por los principios de la teoría conductista. La

psicología cognitiva abrió de nuevo la necesidad de análisis de estas teorías, por la incursión

del procesamiento de la información y el afán del desarrollo de las nuevas Inteligencias

Artificiales, fue la psicología cognitiva la que promovió la comprensión de los estados

mentales desde la teoría popular y cotidiana de la mente (Braun, 2006).

El desarrollo del cognitivismo estuvo estrechamente relacionado con la psicología

popular, siendo esos estados internos los causantes del comportamiento, y las

representaciones mentales, lo que computacionalmente se iba a manipular, entonces se

inscribió el término “teoría” para explicar el manejo que tenemos los seres humanos de todos

los objetos cotidianos, una teoría interna que proporciona ese entendimiento. Un ejemplo

actual de que la ciencia cognitiva busca entender el procesamiento mental desde los términos

del sentido común es que utiliza un término acuñado por la psicología popular que es el de las

actitudes proposicionales. La psicología cognitiva fue quizás el movimiento que promovió

más la concepción de que nuestra comprensión cotidiana de nuestros estados mentales

constituye una teoría popular acerca de la mente (Braun, 2006).

Crítica al eliminativismo

Churchland menciona que la psicología popular reúne en gran parte a los fenómenos

que han sido motivo de estudio y preocupación para la filosofía de la mente es un marco

conceptual que unifica la mayoría de los fenómenos que han preocupado entre ellos se

encuentran, la teoría de la acción, el problema de las otras mentes, la explicación y

predicción del comportamiento, la intencionalidad de los estados mentales, la naturaleza de la

introspección, el problema mente-cuerpo y la semántica de los predicados mentales. Para este

autor, la psicología popular constituye todo un marco conceptual y merece ser entendida

como una teoría que integra y le da funcionalidad a los temas complejos de la mente. Las
personas que utilizan la psicología popular utilizan el vocabulario, las generalizaciones y el

marco conceptual de esta teoría, de la misma manera a cómo lo hacemos comúnmente con

otras teorías científicas. Según Churchland, las personas no seríamos capaces de explicar y

predecir el comportamiento de otras personas con facilidad si no existiera una teoría (Braun,

2006).

Es por ello que vemos cierta debilidad en lo que plantea este autor, porque a la vez

que ataca a la psicología popular, también le da un valor como teoría; bajo esta misma línea,

y atendiendo a un argumento de peso según la propia lógica estructural del eliminativismo, se

puede pensar en esta como una teoría que se refuta a sí misma, ya que si el eliminativismo es

verdadero, entonces el eliminativista debe darle cabida a un fenómeno intencional como lo es

la verdad, dado que para afirmar algo uno debe creerlo. En síntesis, para que el materialismo

eliminativista se afirme como una tesis, el eliminativista debe creer que es verdad, y si ese es

el caso, entonces hay creencias y el reclamo eliminativista es improcedente, lo cual da cabida

a la psicología popular y sus nociones como la verdad o la intención.

Conclusión

Luego de someter a consideración las premisas principales de cada uno de los

enfoques, tanto la psicología popular como el eliminativismo demuestran ser modelos de

explicación apropiados y funcionales para el estudio de la mente y el comportamiento

humano, ofreciendo cada uno explicaciones que se adecuan a nivel contextual del cual surgen

y cumpliendo un papel satisfactorio para los actores involucrados, siendo así que el

eliminativismo responda de manera efectiva a los cuestionamientos e inquietudes de los

científicos experimentales que someten sus hipótesis a comprobaciones empíricas, y por otro

lado, las nociones de la psicología popular que manejan las personas del común y que apelan

a explicaciones funcionales en términos simples, cotidianos y efectivos sobre la mente.


Ambos enfoques responden a necesidades diferentes, por lo que la existencia de uno de ellos,

no debería suponer el rechazo o la negación de su opuesto.

Ante la revisión de estas dos posturas surgen preguntas tales como ¿Qué pasaría si se

elimina de tajo la terminología propuesta por la psicología popular que aún utilizan

profesionales y personas del común? ¿Será posible llegar a una terminología en común, que

satisfaga las demandas científicas, sea práctico desde el lenguaje popular y de cuenta de los

mismos fenómenos mentales que ocurren en el cerebro? ¿Acabará el eliminativismo radical

con el estudio y la concepción de la mente que tienen algunas ciencias cognitivas? o ¿Habrá

forma alguna de que el eliminativismo y la psicología popular lleguen a un punto en común

en el que den lugar a la creación de nuevo conocimiento? Jerry Fodor gran defensor de la

psicología popular encontró además de los avances científicos en los que se ha visto la

utilidad de esta, una de las mejores evidencias argumentativas a favor de la postura del

sentido común, Fodor dice que es algo que usamos constantemente, no queremos dejarla,

puesto que no tenemos otra alternativa para la explicación de la acción humana, está

arraigado a nosotros esos conceptos de las actitudes proposicionales, no tenemos ninguna

idea de cómo explicarnos a nosotros mismos a excepción de ese vocabulario de creencias y

deseos, y a falta de otro eficiente es mejor callar (López, 1989).

Por último vale resaltar que la psicología popular tiene una forma pertinente de

entendernos cómo humanos, nos presupone como sujetos que actuamos por razones que

pueden ser equivalentes a causas teleológicas, realizamos conductas por nuestras

motivaciones. Si seguimos los postulados eliminativista deberíamos eliminar todas estas

propiedades de explicación causal, esto supondría una anulación de la concepción del ser

humano cómo agente en el mundo.(Braun, 2006) .


Referencias

Braun, R. (2006). La situación de la teoría y terminología de la psicología popular y el futuro

de la psicología científica. Persona, 9, 77-94. Recuperado de:

https://www.redalyc.org/pdf/1471/147112814003.pdf

Braun, R. (2008). El eliminativismo filosófico y su ataque a la psicología. Persona, 11, 51-

67. Recuperado de: https://www.redalyc.org/pdf/1471/147117608003.pdf

Del Valle, M. e Hídalgo, L. (2014). Una revisión a la explicación de la conducta desde la

teoría del conductismo y el materialismo eliminativo (Tesis de pregrado), Universidad

de Cartagena, Cartagena-Colombia. Recuperado de:

https://repositorio.unicartagena.edu.co/bitstream/handle/11227/1659/TESIS

%20ENTREGADA.pdf?sequence=1&isAllowed=y

López, J. (1989). El caso contra la psicología popular. Cognitiva, 2 (3), 227-242.Recuperado

de: https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=2669688. -

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