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DPO-85
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La Fageda
¿Qué tienen que ver la empresa y la locura?

El texto que sigue se ha elaborado a partir de una charla que Cristóbal

Colón, fundador y presidente de La Fageda, dio en el IESE en abril de
2006, durante el Congreso «Doing Good and Doing Well». Se ha
mantenido el estilo y el tono de reflexión en voz alta que tuvo esa charla.

Una historia personal

Detrás de los proyectos están las personas y, detrás de La Fageda, hay
una buena parte de mi vida.

Nací en Zuera (Zaragoza) en el año 1949. Mi apellido es Colón y mi padre

fue tan gracioso que me puso Cristóbal por nombre, aunque muchas veces
me ha parecido una funesta ocurrencia. A los 13 años –mi padre acababa de
fallecer– entré como aprendiz en la sastrería de mi tío y allí tuve la suerte
de vivir en un mundo de artesanos que me enseñó el valor de buscar la
perfección en el trabajo.

En mí había una inquietud por dar un sentido a la vida y a mi trabajo

como parte fundamental de la existencia. En la sastrería no encontraba el
sentido que buscaba. Trabajar, para mí, no era sólo ganar dinero. Quería
que mi profesión fuera útil a los demás de alguna manera más relevante
que cosiendo chaquetas y pantalones.

Caso preparado por Alberto Ribera, Colaborador Científico, como base de discusión en clase y no
como ilustración de la gestión, adecuada o inadecuada, de una situación determinada. Junio de
2006.

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Última edición: 4/7/06

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Al acabar el servicio militar decidí entrar a trabajar como mozo de manicomio en el

hospital psiquiátrico de Zaragoza, y a los 25 años empecé los estudios de psicología. Detrás
de esa decisión había una razón de fondo: me preguntaba por qué las personas pierden, en
alguna medida y en muchos casos totalmente, aquello de más esencial que define al ser
humano. Me preguntaba por qué la sociedad los encerraba y los enterraba en vida.

En los primeros años de la década de los años setenta, los centros psiquiátricos
eran estructuras confinatorias, con celdas de castigo, patios cerrados, con
hacinamiento y miseria. Un manicomio era un cementerio para vivos. Ahí veías
deambulando a cuerpos vivos que habían perdido el alma. En el manicomio de
Zaragoza había hasta
1.500 personas, que pasaban sus días sin la más mínima intimidad y sin ninguna
sensación de individualidad. Habían perdido su dignidad. Era algo parecido a lo que
hemos visto en las películas de los campos de concentración.

Durante diez años trabajé en varios hospitales e instituciones psiquiátricas, con la

intención de arrancar a estas personas de la pasividad y de la monotonía del patio
del manicomio. Pero no acababa de interesarme por ningún proyecto concreto. Hasta
que llegó un momento en que se me cayeron los velos del marxismo y del
psicoanálisis, que eran los fundamentos sobre los que pivotaba mi vida.

El intento sucesivo fue el de poner en marcha centros de laborterapia, pues para mí era
evidente que el trabajo es algo esencial en el proceso vital de las personas. Pero
también allí la experiencia era frustrante. La ilusión inicial se desvanecía a los pocos
meses, una vez que las personas ya habían decidido salir del patio del manicomio y
descubrían que el proyecto laboral era falso: lo que producíamos no era útil para nadie,
era un subterfugio, un «como si», un «vamos a hacer como si trabajásemos». La razón
última del trabajo, que es hacer cosas útiles para los demás, allí no se realizaba. Era un
trabajo sin sentido.

En 1981, sumido en la duda sobre las corrientes ideológicas que sustentaban mi

práctica profesional, decidí llevar a la práctica la idea que desde hacía bastante tiempo
daba vueltas en mi cabeza. Había llegado a la conclusión de que solamente en una
empresa real se pueden crear puestos de trabajo reales, huyendo del «como si» de
la terapia ocupacional.

Estaba viendo la miseria y el sin sentido de cientos de personas confinadas en el

manicomio. Y estaba imaginando que éramos capaces de crear una empresa en donde
esas personas pudieran trabajar y recuperar la dignidad perdida. Se trataba de poner en
marcha un proyecto empresarial con alma, donde todos tuviéramos la posibilidad de
desarrollar nuestras potencialidades realizando un trabajo útil, remunerado y hecho en
equipo.

La Fageda: ¿una locura?

Fundamos La Fageda en el año 1982. Éramos catorce enfermos mentales y dos
psicólogos que salimos de hospital psiquiátrico de Girona con la intención de
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montar una empresa. Comenzamos como una cooperativa de limpieza y jardinería,

ofreciendo

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servicios al Ayuntamiento de Olot para limpiar la porquería y basuras que se habían

acumulado a lo largo de los años en algunos parajes forestales y fuentes de agua
natural de los alrededores. Cuando se lo expliqué al alcalde y a las autoridades locales,
nos tomaron por auténticos locos; pero les convencí y lo hicimos tan bien que nos
contrataron para ocuparnos de los jardines municipales.

Con la jardinería no lográbamos ser viables económicamente. Había que diversificar. El

paso sucesivo fue comprar vacas para producir leche. Entonces era un buen
negocio, pero con la entrada en la Comunidad Europea llegaron las cuotas de
producción y la competencia de empresas de mayor escala. Hubo que reorientar la
estrategia y surgieron los viveros de plantas para reforestación.

La idea de producir yogur llegó como consecuencia de las dificultades para vender
leche. Pensamos que, con el aumento de capacidad adquisitiva de los catalanes y la
creciente preocupación por la salud y la nutrición, se abría el mercado para un
yogur de alta calidad y elaborado con los métodos caseros tradicionales.

Hemos creado la empresa de jardinería más grande y la mayor granja de vacas de la

comarca. Tenemos un vivero de planta forestal, y desde 1993 hemos construido una
marca de postres lácticos que vende más de 30 millones de yogures al año. Nos gusta
decir que somos los líderes del yogur de granja en Cataluña: ésta es la marca por la
que nuestro proyecto se ha dado a conocer y que nos llena de orgullo y autoestima
a todos nosotros. En el Anexo 1 se recogen algunos datos económicos y financieros.

A la vuelta de los años, La Fageda ha resuelto la problemática social para la que nació.
Da trabajo y vivienda a las personas adultas con discapacidad psíquica o trastornos
mentales crónicos de la Garrotxa, una comarca del prepirineo catalán que tiene
unos
50.000 habitantes. En La Fageda trabajan 120 personas asistidas y 80 profesionales.
En el Anexo 2 se incluye documento explicativo de las categorías laborales,
definición de tareas y coeficientes de remuneración.

De entre los empleados asistidos, cuarenta viven en residencias gestionadas por la

propia cooperativa, en las que trabajan 18 profesionales incluyendo psicólogos,
asistentes sociales, educadores y enfermeros. Además, La Fageda desarrolla un plan de
cursos y otras actividades de formación, que van desde «fundamentos de genética del
ganado vacuno aplicada a la microbiología» hasta «gestión de stocks», pasando por
ofimática o habilidades de negociación.

En La Fageda no hay discapacitados. Creemos que todas las personas tenemos

capacidades diferentes. Se trata de crear un entorno en donde cada uno pueda
encontrar la posibilidad de desarrollar sus propias capacidades. Ésta es una de las
razones por la que en nuestra estrategia de comunicación nos hemos negado a
explicitar qué tipo de personas están detrás del proyecto. Nos presentamos al
consumidor como granjeros, como gente de la tierra que hace las cosas bien
hechas. Decir «compre usted este producto porque está hecho por discapacitados y
así contribuirá a una buena causa» sería un contrasentido con lo que pensamos y
deseamos que otros entiendan.
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Nosotros hemos construido una marca cargada de emoción. Las marcas tienen que ver
con los sentimientos. Son algo emocional que transmitimos al corazón de nuestros
consumidores. En nuestro caso, no hemos querido contaminarla con nuestra profunda
convicción de lo social. Nosotros nos hemos negado a utilizar el fácil recurso del
«marketing social». La marca que hemos creado compite con las líderes del sector por
la calidad percibida. Las grandes multinacionales tienen de todo: tecnología,
publicidad, recursos de todo tipo; pero no tienen vacas, no tienen ni una. Nosotros
somos granjeros, que cuidamos a los animales con ternura, y con ternura –y
sinceridad– decimos que hacemos el mejor yogur del mundo.

El mayor desafío de La Fageda fue el de abrirnos paso en los canales de

distribución. Venderle yogur a Carrefour es mucho más difícil que gestionar los
problemas –a veces difíciles, es cierto– que puedan surgir al trabajar con enfermos
mentales. El primer contacto fue a través de un amigo que era el propietario de una
cadena regional de supermercados. Su reacción inicial fue de escepticismo, ya que
nuestros precios eran sustancialmente más altos que los de las otras marcas de
yogur, pero aceptó comercializar una pequeña cantidad. Sorprendentemente se
vendieron muy deprisa. Era la prueba de que existía un segmento de mercado dispuesto
a pagar un sobreprecio por un «yogur de granja». Luego convencimos a El Corte
Inglés para que lo vendieran en sus supermercados, y eso tuvo un efecto
dominó.

En la Garrotxa, nuestro proyecto era percibido al inicio como un lugar en donde los
locos y los tontos del pueblo iban a pasar el rato. Hoy nos hemos convertido en un
proyecto emblemático para la comarca. Con esa gente, que es maravillosa, jugamos en
primera división. Competimos con las principales multinacionales del sector. Hemos
construido un proyecto con alma y lleno de sentido que llama poderosamente la
atención, no sólo entre las instituciones asistenciales, sino sobre todo en el mundo
empresarial.

Empresas que están locas

Hoy veo muchas empresas que me recuerdan a aquellos enfermos recluidos en los
manicomios de antes: personas vivas en el cuerpo pero muertas en el alma. El modelo
económico actual, en mi opinión, ha confundido los fines con los medios, y hay
demasiadas empresas que buscan el beneficio económico a toda costa y a cualquier
precio.

Vivimos en una sociedad compleja y en crisis. Mientras que en una parte del mundo
miles de personas mueren de hambre, en la otra, miles enferman por exceso de comida.
Pero la pobreza no sólo se padece en los países menos desarrollados. En los países ricos
estamos sufriendo otro tipo de pobreza no menos perniciosa y que está minando
las bases de una sociedad, que por una parte nos inunda de bienes materiales y por
otra nos arruina en lo esencial.

Estamos sumidos en una crisis de sentido, estamos obsesionados por «el tener» y
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hemos olvidado «el ser».

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Está previsto que en los próximos años, los casos de depresión se dupliquen en todo el
mundo, siendo la segunda causa de invalidez, y la demanda de salud mental aumenta
año tras año. Según datos de la Organización Mundial de la Salud, la tasa de
suicidio en el mundo ha aumentado el 60% en los últimos 45 años, veinte millones de
personas intentan suicidarse cada año, y un millón lo consigue: una persona cada
cuarenta segundos. El suicidio es la segunda causa de muerte en los jóvenes
después de los accidentes de automóvil.

Pero el enfermo mental no sólo padece un profundo sufrimiento cuando siente que su
alma se desgarra. Sufre además por el estigma social, por el rechazo que su propia
enfermedad provoca en el otro. Hoy, en España, el 90% de los enfermos mentales
crónicos no tienen acceso al mundo laboral, cuando todos los expertos dicen que el
trabajo es fundamental en el proceso de rehabilitación de estas personas.

En La Fageda estamos trabajando sin descanso con estas personas que sufren
graves desórdenes mentales, para consolidar una organización con un
planteamiento esencialmente empresarial. Trabajamos para potenciar la cadena de
valor, que permite a las empresas crecer y mantenerse en el mercado. Sin embargo,
para nosotros la cadena de valor es condición necesaria, pero no suficiente. Nuestra
gran preocupación es añadir, a la cadena de valor, una cadena de sentido, que
posibilite a cada uno de nosotros sentirnos útiles para los demás y formar parte de
un proyecto, en donde las relaciones estén basadas en el respeto y reconocimiento
mutuo.

Por eso no queremos crecer, sino promover la creación y desarrollo de iniciativas

similares en otros muchos lugares. Nos gustaría que La Fageda contribuya a
difundir dos ideas que pueden servir para humanizar las empresas:

– Primera, el sentido del trabajo es un trabajo con sentido.

– Segunda, hay que centrar la atención en las capacidades de las personas y no en

sus discapacidades.

No somos fabricantes de yogur. Somos granjeros que hacen yogur y, si algo

fabricamos, producimos sentido. Queremos ser productores de sentido para muchas
personas.
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Anexo 1
Balance de situación, 2005 (en euros)
ACTIVO PASIVO

0 ACC. DESEMB. NO EXIGIDOS FONDOS PROPIOS 1.234.509

Capital social 6.945
2.850.955 INMOVILIZADO Fondos oblig. reserva 359.613
221.247 Inmaterial Fondo voluntario reserva 731.673
293.089 I+D Resto -3.536
251.234 Concesiones admón. Resultado del año 139.815
79.274 Fondo de comercio
64.929 Aplicaciones informática
244.876 Leasing
-712.154 Amort. acum. inmaterial ING. A DISTR. V. EX. 1.001.359
1.591.323 Material Subvenciones oficiales 708.510
119.341 Construcciones Otras subvenciones 292.849
1.142.158 Instalaciones técnicas
1.170.950 Maquina+D25ria
76.469 Herramientas
900.480 Mobiliario+otros+EPI+transporte PROV. RIESGOS Y GASTOS 69.931
176.071 Construcciones en curso Fondo educación coop. 14.931
-1.994.145 Amort. acum. material Fondo de responsabilidad 55.000
1.038.385 Financiero
1.028.646 Créditos l/p a a ent. grupo
3.016 Invers. financieras permanentes ACREEDORES LARGO PLAZO 1.275.285
6.723 Fianzas constituidas largo plazo Deudas largo plazo ent. crédito 1.206.180
Otras deudas largo plazo 6.010
2.547 GASTOS. A DISTR. V. EX. Proveedores inmovilizado largo plazo 63.095
2.547 Intereses diferidos

2.368.475 ACTIVO CIRCULANTE ACREEDORES A CORTO PLAZO 1.640.893

552.093 Existencias Deudas c/p ent. c+F33 rédito 226.847
65.913 Mercancías Proveedores inmovilizado c/p 3.676
37.518 Materias primas Intereses c/p entidades crédito 6.366
110.418 Otras provisiones Proveedores 806.455
45.209 Producto en curso Acreedores diversos 525.262
325.688 Producto acabado Remuneraciones pendientes 33.312
-32.653 Prov. deprec. existencias Deudas con Hacienda Pública 38.975
1.721.910 Deudores
1.510.807 Clientes
164.327 Clientes cobro dudoso
159.030 Deudores subvenciones
-164.327 Provisión clientes insolventes
52.073 Créditos a la Admón. pública
5.978 Inv. financ. temporales
88.495 Tesoreria
7.800 Caja
80.695 Bancos

5.221.977 TOTAL ACTIVO TOTAL PASIVO 5.221.977

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Anexo 1 (continuación)

GASTOS INGRESOS

4.266.822 Consumos de explotación Ingresos de explotación 6.711.599

1.524.794 Gastos de personal Subvenciones explotación 865.037
1.153.723 Sueldos Otros ingresos explotación 19.265
371.070 Seguridad Social
279.629 Dot. amortizaciones
32.653 Variación provisiones tráfico
1.583.424 Otros gastos explotación
1.574.241 Servicios exteriores
9.153 Otros tributos
29 Otros gastos gestión

- BENEFICIOS EXPLOTACIÓN PÉRDIDAS EXPLOTACIÓN 91.420

56.501 Gastos financieros Ingresos financieros 38.440

0 Con empresas grupo /asociadas Con empresas grupo /asociadas 37.367
56.501 Otras deudas financieras Otros ingresos financieros 1.073
0 Pérdidad inversiones financ. Beneficio inversiones finac. 0
0 Variación prov. de inversiones Diferencias negat. Cambio 0
0 Diferencias negat. Cambio

- RESULTADO FINANCIERO POSITIVO RESULTADO FINANCIERO NEGATIVO 18.061

- BENEFICIOS ACTIV. ORDINARIA PÉRDIDAS ACTIV. ORDINARIA 109.481

0 Variación prov. inmovilizado Beneficio proc. inmovilizado 19.350

7.299 Pérdidas proc. inmovilizado Subv. de capital a resultado ejercicio 160.238
17.768 Gastos extraordinarios Ingresos extraordinarios 115.912
300 Gastos otros ejercicios Ingresos otros ejercicios 0

270.133 RESULTADO EXTRAORD. POSITIVO RESULTADO EXTRAORD. NEGATIVO -

160.652 BENEFICIO ANTES DE IMPUESTOS

5.303 Impuesto sobre sociedades

15.535 Dot. fondo cooperativo

139.815 RESULTADO EJERCICIO (Bº) RESULTADO EJERCICIO (Pª)

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Anexo 2
Categorías laborales La Fageda, SCCL
ADELANTO BASE
CATEGORÍA NIVEL BRUTA MES DEFINICIÓN
(COEFICIENTES)
DIRECCIÓN 0 4,0 Persona que ejerce las funciones gerenciales o la dirección de uno de los departamentos de la empresa y es
miembro del comité de dirección.
JEFE DE ÁREA 1 3,3 Persona responsable de una actividad de la empresa.
ENCARGADO 2 2,7 Es la persona que, bajo las órdenes del jefe de área, realiza la coordinación y control de un sector
concreto dentro de la empresa o dentro de una actividad de la empresa, tanto del personal como de la
actividad propiamente productiva.
OFICIAL O MONITOR 3 2,0 Persona que está especializada en una tarea concreta y tiene a un grupo de usuarios a su cargo.

OPERARIO 1ª 4 1,8 Es la persona que desarrolla un trabajo especializado sin tener un grupo de trabajadores a su cargo.

OPERARIO 2ª 5 1,5 Es la persona que realiza tareas que no requieren una especialidad concreta. Tiene plena autonomía en el
trabajo. Su producción es alta y se puede hacer cargo de otros operarios y conducir vehículos de la
empresa.
OPERARIO 3ª 6 1,3 Es la persona que realiza tareas que no requieren una especialidad concreta. Tiene plena autonomía
en el trabajo. Su producción es alta.
OPERARIO 4ª 7 1,1 Es la persona que realiza tareas que no requieren una especialidad concreta. Puede trabajar sola, pero
con supervisión, y utilizar toda la maquinaria. Su producción es media-alta.
OPERARIO 5ª 8 1,0 Es la persona que realiza tareas que no requieren una especialidad concreta; necesita normalmente de un
monitor para poder desarrollar su trabajo. Puede ser capaz de utilizar alguna maquinaria productiva. Su
producción es media.
OPERARIO 6ª 9 1,0(*) Es la persona que realiza tareas que no requieren una especialidad concreta, depende totalmente del apoyo
y seguimiento de un monitor. Su producción es baja.
APRENDIZ 10 0,5 Persona que necesita de un aprendizaje y formación para ocupar un lugar de trabajo estable. Esta
categoría se rige por la legislación laboral vigente.

(*) El coeficiente 1 corresponde al salario mínimo interprofesional, que en el año 2005 es de 513 euros.

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