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JEsUs ROMERO FLORES Monografia Municipal HISTORIA DE LA CIUDAD DE MORELIA JESUS ROMERO FLORES Prélogo de JUAN JOSE TABLADA Ediciones Morelos Distribuidas por la Casa de Michoacan Lucerna 61 México, D.F. 1952 HISTORIA DE LA CIUDAD DE MORELIA. PROLOGO José Juan Tablada LA HERMOSA MORELIA POR SU ANTANONA BELLEZA, por la atmésfera de leyenda que baiia sus piedras coloniales, y hasta por su esquivo recogimiento, hecho como de siglo claustral y de persistente romanticismo, siempre tuve a la antigua Valladolid como una de las ciudades mexicanas mas interesantes y atrayentes. La Catedral, los conventos, la alhéndiga, el venerable Colegio de San Nicolas, el acueducto, viéronme peregrino absorto, ante sus torres, muros y sillares, mientras a la sombra de ellos imaginaba yo vislumbrar a don Vasco de Quiroga, a Fray Margil de Jests, al cura Morelos, a Ocampo Y aunque parezca profano, la simple visién, el solo nombre de los conventos monjiles, me avivaba el arregosto por los famosos dulces y conservas de esencias frutales, mAximo prestigio de los claustros vallisoletanos y hasta la fecha galanfa de Morelia. Dulces que tantalizan el recuerdo con perfumada miel, “ates” epdnimos... Mas este tiltimo adjetivo me trae a la mente ciertos deliciosos versos de Alfonso Reyes: "Y monja sé yo que toda es azticar. y el diacitrén, condénate y roseta y la cominada de Alejandria y otras cosas tantas que no acabaria". Pero la “almendra amarga" de ese lindo poema, esta en que haya sido dedicado a Toledo y no a Morelia, debe pensar, resentida, viendo de reojo al poeta, la ciudad de los tres reyes y las manos de aziicar. JEsUs ROMERO FLORES Y como por todo lo anterior, desde sus preseas arquitect6nicas y sus fastos civicos, hasta su huraiio romanticismo y su magisterio en confiterfas, la capital de Michoacan me fue siempre dilecta, recibi con beneplacito, hace dias, el libro del profesor Jestis Romero Flores, Historia de la Ciudad de Morelia, que su Ayuntamiento acaba de publicar, conmemorando el cambio del nombre virreinal por el que lleva, hoy hace un siglo, en homenaje al mas grande de sus hijos. La obra es cabal, est4 escrita en claro estilo y mantiene siempre uncriterio ponderado y ecuanime que la hard grata al lector. Desde la época indigena, que es casi un limbo prehistérico, hasta la época moderna, el autor elucida y revisa atinadamente los origenes y anales de la urbe, sus administraciones, institutos, hombres publicos, préceres y benefactores, asi como sus monumentos y obras de utilidad comunal. El perfodo més pintoresco por el misterioso encanto del pasado, es el de la Colonia; los mas interesantes, los de la Independencia, la Reforma y la guerra contra imperialistas y franceses Obra meritoria, sin duda, es esta del profesor Romero Flores y que ademas de sus cualidades intrinsecas, participa de otra mas general y trascendente, propia de todas las de su indole: la de contribuir a hacer patria, a conocer mejor lo que es nuestro, a aquilatar y amarlo, que es lo mismo. La propia provincia, de donde esa obra nos llega, fue desamortecida del desdén en que la “inteligentzia" la sepultura, por obra del poeta que fuera embajador de esas regiones, Lopez Velarde, y esa, entre otras, es brillante prueba de que lo que el arte toca queda ungido de amor, consagrado y acendrado. ‘Al decir arte, no me refiero s6lo al riguroso ejercicio estético, sino también, con sentido mas alto, al del historiador que acaba de aplicar a Morelia el profesor Romero Flores en su libro que hara a cuantos lo lean amar a la ciudad cuyo encanto municipal contribuye, con otros, a fundar el amor por la patria total. Y el prestigio citadino, como lo demostraron las urbes italianas del Renacimiento, es un decisivo factor de grandeza nacional, aun rivalizando y compitiendo o quizas por esa misma emulacion. Hacer arte terrigeno, musical, literario o plastico, es sublimar a la patria y hacerla m4s amable ante propios y extraiios... Cualquier arte, 4 HISTORIA DE LA CIUDAD DE MORELIA. pero existe uno, tan eficaz, tan admirablemente desarrollado, tan accesible a todos, y esto lo hace precioso a nuestro presente afan democratico, que debiera ser adoptado y adaptada, con subvencién oficial si fuera necesario, por los escritores y artistas mexicanos. Este arte es el que cautivadoramente promulgan los libros japoneses lamados "Meisho". Son monografias profusamente ilustradas, especie de guias sentimentales y de gran sello artistico, dedicadas a ciudades, regiones y centros religiosos del Japon, que evitando la rigidez de la historia oficial, se consagran a exaltar por los més amables recursos literarios y pictéricos, la vida, la naturaleza y las obras plasticas de los lugares que describen. Hace ya varios aiios, tres lustros, escrib{ con el mismo propésito enmi libro "Hiroshigué" “iQué suerte tan diversa (en oposicién a la muy precaria y estéril de los pintores coeténeos) correria el pintor o grupo de pintores que abriendo los ojos y empuiiando el lapiz y el pincel, intentara una obra semejante a la que los japoneses realizan en los "Meisho" causa de esta digresin'. “Asociados en una empresa editorial, recopilando las bellezas de varia indole, dispersas en nuestro territorio, harfan por fin la obra viva y palpitante, la obra a un tiempo artistica y democratica que por ‘un motivo o por otro a todos interesarfa. “Realizando tal empresa los pintores mexicanos pasarfan de la condicién de parias a la de fuerzas activas en la marcha social hacia el progreso y obtendrfan con el medro pecuniario, la independencia y el éxito que desconocen. “Hacer los 'Meisho' parcial y sucesivamente, hoy por ejemplo, el de la regién lacustre michoacana; después el de alguna ciudad colonial, mas tarde el de algiin centro arqueolégico o de algiin lugar histérico "Y realizando tal empresa se lograrian paralelamente altos fines: hacer artistas; hacer arte nacional; pero sobre todo... ihacer patria!" Escrito hace quince afios, lo anterior pudo haber sido prematuro; mas no lo es ahora que la conciencia de nuestros valores es mas cabal, que la accién oficial tiene plausibles objetivos nacionalistas y que existe esa interesante pléyade de grabadores en madera, entre quienes figuran Fernando Leal, Diaz de Le6n, Fernandez Ledesma y otros 5 JEsUs ROMERO FLORES artistas que técnica y econémicamente son los indicados para cumplir esa obra de belleza, de intrinseca utilidad social y aun de gratas posibilidades financieras HISTORIA DE LA CIUDAD DE MORELIA. CAPITULO 1 Situaci6n Geogrdfica — Altura — Orografia Hidrografia — Poblacién ~ Clima Producciones naturales La ciudad de Morelia, capital del Estado de Michoacan, esta situada a los 19°42'12" de latitud Norte y a los 1946'45" de longitud Oeste del meridiano de México. Del meridiano de Greenwich dista 10191'10" al Occidente. Dista de la ciudad de México, sobre la linea del ferrocarril de México a Uruapan, 372 kilémetros y 313 por la carretera de México a Guadalajara. La altura de Morelia es de 1,886 metros sobre el nivel del mar. Morelia se asienta sobre una meseta amplia y convexa de cuyo centro se desciende en todas direcciones. Este declive es menos pronunciado para la parte Oriental, en donde casi al salir de la ciudad. y por la loma del Zapote, da principio la falda del cerro de Punhuato ‘que queda a ese rambo El expresado cerro de Punhuato es una estribacién de la sierra de Otzumatlan y se une inmediatamente por el lado Sureste con el cerro de las Coronillas a la entrada de la cafiada del Rincén, por donde desciende el rfo Chiquito, llamado también de San Miguel o de Guayangareo. Hacia el Sur se presenta el alineamiento orografico llamado lomas de Santa Maria de los Altos, orientado de Este a Oeste en una extensién aproximada de 6 kilémetros. Entre la ciudad, y el pie de estos alineamientos, corre también de Oriente a Occidente el antes expresado rio Chiquito, pasa al Sur de la ciudad separando a ésta del Parque Juarez, en la falda de las lomas de Santa Maria; envuelve a la ciudad por el Oeste y tributa al Noroeste sus aguas al rio Grande de Morelia. Este rfo tiene primeramente un curso de Sur a Norte y ya reunido con el rio Chiquito torna su cauce de Occidente a Oriente formando una region pantanosa e insalubre, que viene quedando al Occidente y Norte de este valle. Sigue el rfo circundando a la ciudad por el Norte, pasando al pie de las lomas de Santiaguito; por fin, al Ui JEsUs ROMERO FLORES Noreste de la regién encuentra su salida entre las faldas del Zapote y las lomas de la Soledad, para seguir por Atapaneo y la Goleta y el Valle de San Bartolo, hasta tributarse en la laguna de Cuitzeo. Las montafias que rodean este valle son primeramente el cerro de Punhuato que, como antes dijimos, queda al Oriente y es un desprendimiento montanoso de la sierra de Otzumatlan. E] Punhuato es un cerro basilltico, que tiene un crater desgarrado hacia el Oeste, es decir, hacia la ciudad de Morelia. Formando un todo genético y morfolégico con el Punhuato se encuentra al Sur el cerro de las Coronillas, y después, al Sureste de la ciudad, se presenta la pintoresca entrada a la caiiada llamada los Filtros, o sea, con mas propiedad, caiiada del rfo Chiquito, puesto que a este rfo se debe en parte la escisién profunda y angosta que divide al cerro de las Coronillas del alineamiento orogrAfico que de ese lugar corre hacia el Oeste, limitando al Sur del horizonte de Morelia, y que, ya dijimos, esté formado por las lomas de Santa Marfa de la Asuncién o de los Altos. Formando la canada del rio Chiquito se encuentran los cerros del Guajolote, de En medio y Cerro Azul, de cuyas vertientes descienden los arroyos de Carindapaz, Rebello y otros que forman el rfo Chiquito. El Cerro Azul se liga al Poniente con el cerro de Atécuaro, cuyo perfil abrupto se transforma al Norte en una mesa suavemente inclinada en la que se asientan San Miguel del Monte, Jestis del Monte y Santa Maria de la Asunci6n. La notable eminencia del cerro del Aguila ocupa una extensién superficial considerable en el plano de la regién, enviando poderosas corrientes basAlticas en todas direcciones, ya hacia el Oeste o sean los bordes del lago de Patzcuaro (cuenca cerrada, adyacente a la que describimos); y hacia el Sur en donde sus apéndices més resistentes a la erosién casi se ponen en contacto con los desprendimientos poreales del Cuajano, del San Andrés, del cerro de Tirio y del Atécuaro produciendo un estrangulamiento de los valles que, de Oeste a Este, son como principales: Huiramba, Lagunillas y Coapa; siendo los estrechamientos mAs notables de esta serie de valles que recorre el ferrocarril, el de Pastores, intermedio entre Lagunillas y Coapa y el de Undameo, en donde el rfo se encajona para descender 8 HISTORIA DE LA CIUDAD DE MORELIA. hacia el valle de Morelia, siempre entre las faldas del Aguila por su izquierda y los contrafuertes acantilados de Coincho y la Huerta Los contrafuertes del Aguila se desprenden hacia el Noroeste van a reunirse con la Sierra de Comanja que bordea el lago de Patzcuaro por el Norte, los septentrionales van a reunirse con el Zirate y su flanco Norte se une con el Pelén, que ligado a la vez. a las Tetas del Quinceo, separa el valle de Cuto del de Morelia. La linea orografica se continta por la cumbre del Quinceo y hacia el Noroeste por un lomerfo que separa la cuenca del Grande del valle de San Bartolo. El rfo Grande de Morelia es de caudal permanente, de corto desarrollo lineal y ademas de alimentarse de una copiosa precipitacién pluvial, sus fuentes son numerosas e importantes. Puede estimarse su gasto medio en cinco metros ctibicos por segundo. Aliméntase de los manantiales que se encuentran en las faldas del cerro de San Andrés y de la fusién de las nieves en la cumbre de este cerro en el invierno. Recibe también el contingente de los manantiales termo-minerales de Coincho y también de los arroyos que descienden de las cumbres de Atécuaro, tales como el arroyo del Muerto o de Volantes que pasa por la Hacienda de la Huerta y después el arroyo Blanco y el de las Tierras, que reunidos se tributan al rfo Grande al este de la ciudad de Morelia; también recibe el mismo rio Grande el arroyo de la Alberca, asi como el contingente de los abundantes manantiales que se localizan en las faldas del cerro de Quinceo. El agua de que se abastece la ciudad de Morelia es el rio Chiquito, en cuyo cauce se han establecido tanques-filtros, aguas arriba de la casaca del Molino de la Hacienda del Rinc6n; de estos filtros se deriva el agua para el uso de Morelia que lleva por una cafieria subterranea y no ya por el acueducto construido por el obispo Fr. Antonio de San Miguel; de esto nos volveremos a ocupar en capitulo aparte. La poblacién de la ciudad de Morelia ha sufrido muy diversas alternativas, segin nos lo demuestra la estadistica formada en diferentes épocas. A principios del siglo XIX, en el aiio de 1803, era de 18,000 habitantes. Aumenté considerablemente en la primera década de ese siglo, pues al iniciarse la guerra de independencia, en 1810, tenia ya 20,000. JEsUs ROMERO FLORES Los aiios de epidemia, las guerras, la emigracién de algunos de sus habitantes y algunas otras causas, hicieron que descendiera notablemente, pues en el aiio de 1814, segiin asienta el historiador Juan de la Torre, hicieron que se redujera su poblacién a 3,000. En 1822, en que se formé la primera estadistica del Estado por don Juan José Martinez de Lejarza, este escritor informa que tenia 14,000 habitantes. En 1842 ya se elevaba a 21,000. En el de 1868 a 25,000. El sefior licenciado don Justo Mendoza en su folleto titulado "Morelia en 1873", le da al solo casco de la ciudad 30,000 habitantes. No nos explicamos el descenso tan considerable que sufrié Morelia en los afios que siguieron, pues el sefior de la Torre informéndose en la "Memoria del Ejecutivo del Estado correspondiente al afio de 1882", le da un total de 23,835 habitantes En el censo verificado el 28 de octubre de 1900 se le senalan a Morelia 67,683 habitantes. En el de 1910, 40,042 habitantes. En donde se puede ver un enorme descenso de poblacién durante la primera década del siglo que corre Sigue marcandose igual descenso en la segunda década, pues en el censo verificado el 30 de noviembre de 1921 se marcan para esta ciudad 31,148 habitantes, es decir, casi igual cantidad a la que tenfa cincuenta aiios atras. E] censo de 1930 arrojé la cantidad de 39,916 habitantes, cifra semejante a la que tuvo veinte aiios antes. Finalmente, en 1940 dio el mumero de 44,304 habitantes para la expresada ciudad de Morelia. Indudablemente que nuestras estadisticas han venido siendo formadas con bastante deficiencia, pues no creemos que en rigor sean éstos los habitantes de nuestra capital y los hemos sefalado solamente a titulo de informacién aproximada. El clima de la ciudad de Morelia es templado, agradable y sano. Su colocacién sobre una loma, la libertad con que soplan sus vientos en diversas direcciones, sus bosques y arbolados y la proximidad de la sierra por el lado Sureste, hacen que sea un paraje sin calores ni frios excesivos, produciéndose las Iluvias de una manera normal en el perfodo correspondiente HISTORIA DE LA CIUDAD DE MORELIA. Damos en seguida los datos que nos ha proporcionado el Observatorio Meteorolégico de esta capital. Temperatura media en los tiltimos diez amos: 17°.2 décimas, al abrigo, en el termémetro centigrado ‘Temperatura maxima en mayo: 30°.6 décimas. Temperatura minima en enero: 02°.6 décimas. Presién atmosférica en el periodo de diez aiios: 609 M. M. 3 déc. Los productos naturales de Morelia son los que corresponden al clima de que disfruta. Es abundante la cosecha de maiz, trigo, frijol, garbanzo, haba, chfcharo, etc, entre las plantas alimenticias Asimismo lo es de plantas u hortalizas que en abundancia se recogen en todo el valle moreliano. El cultivo de Arboles frutales no se ha hecho todavia con la intensidad que fuera de desearse, dadas las excelentes condiciones de clima y suelo para producirse en grande escala. Apenas si en la Hacienda de la Huerta se cultivaron en algiin tiempo en una mediana cantidad para despertar una de las industrias locales, la fabricacién de "ates" o pastas de frutas; por lo general son muy pocas las casas que tienen unos cuantos frutales, mas por gusto particular que por una rama o fuente de riqueza. El durazno, manzano, peral, membrillo, chabacano, ciruela y demas Arboles de estos mismos géneros, se producen en una cantidad y calidad verdaderamente satisfactorias. u JEsUs ROMERO FLORES CAPITULO II La antigua Guayangareo ~ Los Matlalzingos La Conquista — Los primeros misioneros Consolidado el reino tarasco por el valeroso rey Taricuri, después de frecuentes luchas con los sefiorfos 0 cacicazgos circunvecinos, murié este monarca dejando en el poder a su hijo mayor Hiripan, el cual dividié su reino en tres partes: Coyuca, que fue gobernada por el propio Hiripan; PAtzcuaro, por Hicuangaje y Tzintzuntzan por Tangaxoan, en la primera mitad del siglo XV. ‘Aliados los tres monarcas emprendieron nuevas conquistas acrecentando mas el territorio, pero al fin, muertos los reyes de Coyuca y Patzcuaro, vino a recaer todo el poderfo en el rey de ‘Tzintzuntzan. ‘A Tangaxoan le sucedié su hijo Tzitzicpandacuare, quien asumi6 el poder siendo todavia muy nifio. Aun no terminaban los festejos de su coronacién, cuando los Tecos, tribu que habitaba hacia el Occidente, por la sierra de Tarecuato y el hoy valle zamorano, invadieron el reino tarasco promoviendo una sangrienta guerra al joven monarca. Tzitzicpandacuare alisté al punto su contingente Délico, reforzandolo con un grupo numeroso de soldados a quienes acaudillaban seis jefes matlalzingos, que eran aliados del tarasco. El historiador Basalenque relata as{ el hecho que nos ocupa: "Llegaron a Michoacan y fueron muy bien recibidos del Rey, y despachados a la guerra en compaiifa de los suyos. Pelearon los matlalzingos tan bien, que conocidamente ellos alcanzaron la victoria. As‘ se lo confesaron al rey, de la gran matanza que habian hecho de los contrarios. Llegado a la paga, los matlalzingos como habfan experimentado los buenos temples de la tierra, y el agrado de los tarascos, trataron, trataron con el rey que les diese tierras en su reino, y le servirfan en las guerras que se le ofreciesen. Tuvo el rey a muy buena suerte, y didles a escoger y escogieron, desde los términos de Tiripetfo hasta la de Andaparapeo. Concediéselos el rey con mucha vohuntad, pues las familias mas nobles fundaron en Charo, por los tres 12 HISTORIA DE LA CIUDAD DE MORELIA. rios que le cercan; las menos nobles en Santiago Undameo, por gozar de aquel rio; las infimas en los altos, que lamamos agora de Jestis y Santa Marfa; y por haber escogido la mitad del reino, se amaron los pirindas y el rey honré la cabecera poniéndole su mismo nombre Charao, que es tierra del Rey Nifio". Mas no sélo en esta guerra prestaron servicios importantes los matlalzingos; prestéronlos también cuando el monarca azteca Axayacatl, valido de su poderfo y viendo con recelo el auge que alcanzaba el reino tarasco, quiso cometerlo a su gobierno. El cédice Telleriano-Remensis fija el aio de 1452 cuando el rey Axaydcatl invadié por primera vez a Michoacan y el cronista Fr. Diego Duran relata pormenorizadamente este suceso. El rey azteca en persona mandé numerosisimo ejército, asi de soldados suyos como de aliados, y traspasé la frontera michoacana por los términos de Tlaximaloyan (Taximaroa) y posesiondndose de un campo junto a la laguna que esta proxima Tzinapécuaro esperé la Iegada de los tarascos, que en mimero de cuarenta mil hombres se lanzaron sobre los invasores trabandose un reitido combate, al cual s6lo puso término la llegada de la noche, sin que se decidiera la victoria por ninguno de los dos contendientes. Al dia siguiente pidié el rey tarasco al jefe de los matlalzingos, sus aliados, un refuerzo para continuar la defensa de su invadido territorio y sus aliados le proporcionaron mil cargas de flechas, rodelas, espadas, hondas y otros géneros de armas usadas por ellos. El rey se los agradeci6, pidiéndoles en seguida gente armada con la cual pudo reanudar el combate, saliendo victorioso y obligando al soberbio monarca mexicano a regresar con sus huestes diezmadas, y casi derrotado, a su imperio. ‘A esta raza leal y esforzada de los matlalzingos o pirindas pertenecian los habitantes del pueblo de Guayangareo; pueblo que, a juzgar por algunas expresiones de los documentos antiguos, estaba situado en donde ahora se encuentra la hacienda del Rinc6n, pues en diversos papeles y actas de los primeros aiios de la Colonia, hablando del rio Chiquito se dice: "el rio que viene de Guayangareo", de donde facilmente se colige que el citado pueblo no se encontraba en donde se fundé6 Valladolid (hoy Morelia) sino hacia el Oriente y por el rambo de la cafiada en donde corre encajonado el rio de referencia. En 13 JEsUs ROMERO FLORES nuestro Museo se encuentran multitud de objetos de uso doméstico y de culto religioso extraidos de pequeiios monticulos situados a la falda de la loma de Santa Maria y por el rumbo del rancho del Aguacate; objetos que indudablemente pertenecieron a la civilizacién Pirinda y cuyo estudio vendra a precisar las caracteristicas de dicha raza. Con lo anterior queda demostrado que el origen de los habitantes de la hoy ciudad de Morelia no fue tarasco, sino matlazingo. Veamos cémo fue su conquista. Dueiios los conquistadores del vasto imperio mexicano, ordend Hernan Cortés una expedici6n al reino tarasco, la cual, levada al efecto, le dio a conocer la importancia de estas tierras, asi en sus riquezas naturales como en el poderfo de su monarca. Gobernaba entonces a los tarascos Tzintzicha, llamado también Tangaxoan II. Este, acobardado por el poder de que hacfan gala los extranjeros, se sometié de paz y hasta hizo un viaje a Coyoacan, en donde residia el conquistador, para prestarle sumisién y vasallaje al monarca espaiiol, en nombre del cual se apoderaba de estas tierras. En un segundo viaje que hizo Tangaxoan a la ciudad de México, fue bautizado, abrazando la religién catélica con el nombre de don Francisco Caltzontzin, y deseando que sus stibditos fueran también bautizados, obtuvo la venida a su territorio de varios misioneros, que fueron Fr. Martin de la Coruiia, Fr. Angel de Saliceto, Fr. Angel de Valencia, Fr. Gerénimo de la Cruz y Fr. Juan de Padilla. Esto pasaba a fines del afio de 1525. Los citados misioneros habian venido a Espaiia ocho o nueve meses después que aquellos doce primeros misioneros franciscanos que fueron los apéstoles de la nueva religién entre nosotros. Llegados con Caltzontzin a Michoacan, empezaron su obra religiosa catequizando a los indios de Tzintzuntzan y de los pueblos circunvecinos; poco a poco extendieron su radio de accién a los demas pueblos y lugares del reino tarasco. En el afio de 1527 legé a México un nuevo mimero de religiosos procedente de Espaiia y entre ellos algunos que buscaron esta regién, latarasca, para hacerla objeto de sus actividades catequisticas Entre estos nuevos ministros vino uno, principalmente, cuya vida ejemplar, por el amor que consagré a la raza sojuzgada, por su 4 HISTORIA DE LA CIUDAD DE MORELIA. caracter emprendedor, por su obra de civilizacién en el orden social, por todos los caracteres y circunstancias que en él concurrfan, lo han hecho extraordinariamente simpatico y querido y cuya memoria perduraré siempre en el alma de los michoacanos, me refiero a Fr. Juan de San Miguel La obra de este apéstol, fundador de Uruapan y de otros tantos pueblos de la tierra michoacana y de la regién de Guanajuato, ha sido ampliamente resefiada por todos los cronistas, nuestros primitivos historiadores; para ello no nos detendremos sino a conmemorarlo en estas paginas con todo el respeto que este hombre bueno merece E] ano de 1531 lleg6 Fr. Juan de San Miguel a misionar entre los indios del humilde pueblo de Guayangareo, para inculcarles las practicas en la nueva religién y legé acompaiiado de otro fraile que estaba encargado de la misién de Tarfmbaro, Fr. Antonio de Lisboa. Tras de trabajar algunos dias en su obra espiritual acord6 trasladar el caserfo de la antigua Guayangareo a otro paraje, que tal vez le parecié mas propio, a cuyo efecto dio principio a la construccién de una capilla que, naturalmente, por ser esa su orden religiosa, tenia que ser dedicada a San Francisco. ‘Empez6 pues los trabajos de la ermita franciscana y en torno de ella empezaron también a construir sus moradas los indios conversos; asf fue que en poco tiempo, y por estar cerca del lugar consagrado al culto, en el antiguo pueblo Pirinda no quedaron habitantes, estando ahora junto a la capilla cristiana; empezandose a poblar lo que hoy es el rumbo de San Francisco, muy especialmente por la calle de la Aldea. Quedése encargado del culto de una manera permanente Fr. Antonio de Lisboa, que fue el primero que ejercié la cura de almas en nuestra poblacién. No quedé con esto concluida la labor de Fr. Juan de San Miguel, pues deseando que los nuevos conversos tuvieran el conocimiento de la nueva civilizacién, dispuso fundar un colegio para la instruccién de la nifiez y de la juventud a cuyo efecto abrié las aulas del Colegio de San Miguel, en las cuales el propio Fr. Juan enseiié los rudimentos de lectura, escritura y doctrina cristiana; sefialé6 renta para sus profesores, consistentes en unas tierras y molinos de donde se sacaria el producto para su sostenimiento y, finalmente, organizado el culto, 15 JEsUs ROMERO FLORES construida la capilla y fundado el colegio, se retiré a seguir sembrando la semilla de su fe y las primeras luces de la cultura de su tiempo en otros lugares. Fr. Antonio de Lisboa, como antes dijimos, quedé encargado de la administracién del culto y poco tiempo después, floreciente ya la nueva congregacidn y con alientos para mayores obras, dio principio a la construccién del actual templo y convento de San Francisco. El cronista Larrea afirma que era tal la pobreza de Fr. Antonio, pero tan grande su impulso por acometer obras atrevidas, que el actual templo y convento de San Francisco lo principié con cinco reales. Ninguno de los cronistas de la orden franciscana, y tenemos a la vista a Larrea, Espinoza y Beaumont, se ocupa pormenorizadamente de la vida de Fr. Antonio de Lisboa; carentes, por lo mismo, de datos sobre la vida de este fraile, los omitimos en esta obra. Sabemos, s{, que después administré en su lugar, siendo ya Prior del Convento de San Francisco, el P. Fr. Juan de Serpa, en cuyo tiempo se unié el Colegio de San Miguel con el de San Nicolas Obispo, al ser trasladada la Sede Episcopal de Patzcuaro a Valladolid. También consta que el IImo. Sr. Obispo Quiroga dispuso que la administracién parroquial de Guayangareo quedara distribuida por semanas entre los franciscanos y agustinos, que, poco tiempo después al que nos hemos venido refiriendo, llegaron a establecer su convento. De esta manera, por los afios de 1530 a 1531 quedé hecha la conquista espiritual de los indios pirindas de Guayangareo: con su templo franciscano, su barrio de casucas humildes por el rumbo de la Aldea, con unos cuantos espaiioles y su Colegio de San Miguel, debido todo al empeio y tesén de Fr. Antonio de Lisboa y al espfritu apostélico y generoso de Fr. Juan de San Miguel HISTORIA DE LA CIUDAD DE MORELIA. CAPITULO III Dudas sobre la fecha de la fundacién de Valladolid Entrevista de D. Antonio de Mendoza con D. Pedro Alvarado en Tiripetio — Viaje del Virrey Mendoza "Fecha de la fundacion de Valladolid Todos los historiadores que se han ocupado de Michoacan, y por consiguiente de la fundacién de la antigua ciudad de Valladolid, copiandose unos a otros, han afirmado que dicha ciudad fue fundada por el virrey don Antonio de Mendoza a su regreso de la expedicién pacificadora a la Nueva Galicia. Estamos de acuerdo en que la fundacién se haya hecho por orden del virrey Mendoza; pero no lo estamos en lo tocante a la fecha, pues de aceptarla tendriamos que negar y aceptar como nulos los documentos de la fundacién, inclusive el acta, que afirman que lo fue el miércoles 18 de mayo de 1541; que el sitio en donde se fundé ya lo conocfa desde el afio anterior el virrey Mendoza; que no pudo ser fundada al regreso de la expedicién que arriba se cita, aun cuando sf estuvo en Valladolid en su viaje de ida y de regreso, y que los historiadores antiguos incurren en contradiccién notoria afirmando, por una parte que Valladolid se fundé el 18 de mayo de 1541 y, por otra, que se hizo al regreso del sefior Mendoza, puesto que son fechas distintas la una de la otra. Oigamos lo que dicen los historiadores: Fr. Diego de Basalenque, cronista agustiniano, afirma en la pagina 42 de su libro, que el sefior Mendoza hallo un sitio que tenia las siete cualidades que segtin Platon debe tener una ciudad, y tras de enumerarlas dice que en él se fundé una ciudad con el nombre de su patria, Valladolid, por el afio de 1541. Fray Pablo de la Purfsima Concepcién Beaumont en su Crénica Franciscana de San Pedro y San Pablo dice: que don Antonio de Mendoza determiné ir a la pacificacién de Jalisco a fines de 1541, habiendo emprendido su marcha el 8 de octubre del propio afio; llegé al pueblo de Zinapécuaro y caminando adelante llegé a Guayangareo, al punto donde esta la ciudad de Valladolid y vio que era a propésito para muy buena poblacién. Dejéla para concluir su fundacién a la 7 JEsUs ROMERO FLORES vuelta de su expedicién a Guadalajara, después de haber dejado pacificadas las naciones revueltas, volvié al puesto de Valladolid, y viéndolo de tan buenas condiciones, determiné hacer alli una ciudad con el nombre de su patria y regres6 a México, haciendo casi dos aiios que habia salido de la capital. Fr. Matias de Escobar en su "Americana Tebaida", pagina 359 asienta que el sefior Mendoza, luego que salié de Zinapécuaro entré en los llanos de Tepecua o Tepari y tuvo ciertos deseos de fundar en aquellas dilatadas planicies una gran ciudad; pasé, empero, adelante sin resolverse hasta que al segundo dia legé a descubrir y aun acuartelar su ejército en el sitio en donde hoy est fundada la ciudad de Valladolid; Hamaban en aquel tiempo al puesto de los tarascos Guayangareo, que es lo mismo que rincén 0 rinconada y los pirindas le daban el nombre de Pan-tziyegui, que viene a decir lo mismo que el tarasco. Reconocié la situacién y luego con el parecer del P. San Eustacio determiné dar asiento a una ciudad, luego que volviese de la conquista de Jalisco. Hasta aqui el P. Escobar. Los tres cronistas que hemos citado incurren en un lamentable error, toda vez que, como lo probaremos mas adelante, Valladolid fue fundada en mayo, el seiior virrey salié de México hasta el 8 de octubre y no regresé sino hasta el afio siguiente, fecha que segtin estos historiadores le correspondia a la fundacién. Ahora bien, los historiadores modernos dicen lo que sigue: El Pbro. don José Guadalupe Romero en la pagina 40 de sus Noticias para la Historia del Obispado de Michoacan, asienta: "Esta ciudad fue fundada por el Virrey de Nueva Espafia Don Antonio de Mendoza en el aiio de 1540 que pasé por las tierras de este Obispado a pacificar las provineias de Jalisco”. Es lastima que el sefior canénigo Romero, en otros lugares tan acertado y erudito, haya incurrido en un error lamentable, existiendo documentos muy claros en contra de lo que él afirma El historiador D. Juan de la Torre en su Bosquejo Histérico y Estadistico de la Ciudad de Morelia, apunta el mismo hecho como lo describen los tres historiadores primitivos; pero ya le cabe duda cuando dice: "se ha tenido como un hecho indiscutible que la ciudad de Valladolid hoy Morelia fue fundada por el Virrey Don Antonio de Mendoza en la expedicién que hizo con el objeto de pacificar la 18, HISTORIA DE LA CIUDAD DE MORELIA. Provincia de Jalisco; nosotros participabamos también de esa creencia general, pero el examen de los documentos, asi impresos como manuscritos, que hemos tenido a la vista al emprender este trabajo, han engendrado en nuestro nimo dudas, que francamente no hemos podido disipar del todo”. Y mas adelante exclama: iOjalé y otros mas competentes y més afortunados, averigiien lo que a nosotros no nos fue dado investigar!. La duda del Sr. Lic. De la Torre queda disipada con el hecho de que é1 tal vez no tuvo presente y cuyo relato vamos a hacer enseguida. El conquistador don Pedro de Alvarado, aquel famoso "tonatiuh", cuyas proezas de valor y de audacia narran las paginas de la conquista de Tenoxtitlan, vivia, en la tercera década del siglo XVI, en la ciudad de Guatemala, de cuya nacién era adelantado. Pues bien, este don Pedro solicité y obtuvo del rey de Espatia Carlos V, en el afio de 1538, el permiso necesario para descubrir, conquistar y poblar las islas litorales del Mar del Sur, a cuyo efecto organiz6 una expedicién compuesta de nueve navios, una galera, una fragata y una fusta, saliendo del Puerto de Acajutla, en Guatemala, en los primeros dias de junio de 1540, Iegando con su armada al Puerto de San Buenaventura de Colima, hoy Manzanillo, poco tiempo después. Como quiera que la expedicién de Alvarado se iba a verificar en una regién comprendida en el virreinato de la Nueva Espaiia, se hacia necesario un convenio entre el adelantado y el virrey, para lo cual era indispensable una entrevista entre ambos, para firmar los convenios a que se legara; para celebrar dicha entrevista salié el virrey don Antonio Mendoza de la ciudad de México en octubre de 1540, al mismo tiempo que lo hacia el adelantado don Pedro de Alvarado, del puerto de Manzanillo, reuniéndose en el pueblo de Tiripetio, a pocas leguas de la hoy ciudad de Morelia Escogiése este lugar, porque ademas de ser un punto mas o menos intermedio entre México y Manzanillo, radicaba en él, como asiento de su dominio, el encomendero don Juan de Alvarado, pariente muy cercano de don Pedro, asi como los agustinos Fr. Diego de Chavez y Alvarado, Fr. Alonso de la Veracruz y Fr. Juan de San Romén, que tenfan establecida allf la primera Universidad de América y se encontraba poblada la comarca por gran mimero de espafioles y gente distinguida. 19 JEsUs ROMERO FLORES La entrevista se celebré firmandose la escritura el lunes 29 de noviembre de 1540, por cuyo contrato las utilidades que se obtuvieran en la expedicién serfan para ambos, por mitad, durante veinte aiios. El acto a que nos referimos revistié una solemnidad inusitada; jurando sobre los evangelios Mendoza y Alvarado, rindiéndose al rey pleito homenaje en manos de don Luis de Castilla, Caballero de la Orden de Santiago y estando presentes el obispo de Guatemala don Francisco Marroquién, el vedor Peralmindez Chirinos, el oidor don Alonso de Maldonado y los nobles caballeros don Gregorio Lépez, don Hernan Pérez de Bocanegra, don Antonio de Zarate y otros muchos encomenderos y vecinos de las regiones inmediatas. Pocos dias después regresaron, el virrey a la ciudad de México, para continuar en las arduas labores de su alto encargo y el adelantado don Pedro marché a Zapotlan en espera de que pasara el invierno, para poder emprender los descubrimientos y conquistas que habfa proyectado. Ya la historia nos narra cémo Alvarado no pudo llevar adelante sus conquistas y cual fue el fin desgraciado de este conquistador, muerto en la sublevaci6n de los indios de Jalisco, Pues bien: en el viaje que acabamos de narrar, y no en la expedicién que efectué hasta el afio siguiente, fue cuando el virrey Mendoza conocié y estuvo en el valle de Guayangareo y en aquel mismo viaje fue cuando traté con los espafioles avecindados en Michoacan sobre la conveniencia de asentar en dicho valle una ciudad, para congregar en ella a todos los que vivian dispersos en cortijos y aldehuelas, creando la poblacién que serfa, andando el tiempo, asiento de las autoridades civiles y eclesidsticas Tratada con los espafioles y muy especialmente con los principales encomenderos de Michoacan, que lo eran don Juan de Villasefior y don Cristébal de Oiiate, sobre la fundacién de una nueva ciudad, pudo ya hacer las gestiones conducentes ante el monarca espaiiol y expedir una provision virreinal, la cual fue despachada el 23 de abril del aio siguiente de 1541. ‘Aqui debemos advertir que, aun cuando la ciudad de ‘Tzintzuntzan, que habja sido asiento de los monarcas tarascos siguié teniendo en los primeros ajios de la conquista el caracter de capital, pues por cédula de Carlos V fechada el 28 de septiembre de 1534 se le dio el titulo de ciudad de Michoacan, con escudo de armas, sin 20 HISTORIA DE LA CIUDAD DE MORELIA. embargo el obispo don Vasco de Quiroga cambié la sede episcopal a Patzcuaro obedeciendo a una disposicién del propio monarca, de fecha 8 de julio de 1539. No obstante este cambio, los espafoles necesitaban fundar una ciudad en un sitio que reuniera mayores comodidades, para lo cual ya tenian hechas de antemano las gestiones correspondientes. La misma provisién virreinal dice: "Por cuanto siendo informado su Magestad que la ciudad de Michoacan se habfa puesto y asentado en parte y lugar no conveniente, y que habfa necesidad de mudarse a otra parte, me envia a mandar que informando de lo sucedido, hiciese asentar la dicha ciudad en parte y lugar conveniente y necesario para la perpetuacién de ella; en cumplimiento de lo cual estando en la dicha ciudad de Michoacén, me informé de lo susodicho en que convenfa mudarse y me consté que no habfa otra mejor parte donde se pudiese asentar sin menos perjuicios y mas conveniente, que es a do dicen Guayangareo por haber en la parte susodicha fuentes de agua, e cerca las demas cosas necesarias para la poblacién e perpetuacién de la dicha ciudad e proveimiento de los vecinos de ella e tierras para poder hacer sus heredades e tener sus granjerias sin perjuicio de los indios. Por ende por la presente sefialo el dicho sitio de Guayangareo para que en él se asiente la dicha ciudad de Mechoacan e porque para la traza de ella e repartimientos de solares se han de dar a los vecinos de la dicha ciudad para hacer sus casas y heredades e otros repartos conviene nombrar personas que entiendan en lo susodicho; confiando en Vos Juan de Alvarado y Juan de Villasefior e Luis de Leén Romano que sois tales personas, que entenderéis en lo susodicho bien fielmente mirando el servicio de su Majestad y bien de dicha ciudad, por la presente os mando que en el dicho sitio y ugar de suso nombrado, hagais e se asiente la dicha ciudad de Mechoacan y entendais en la traza y repartimiento de ella, por la mejor forma que os pareciere e veredes que mas convenga para la perpetuacién, ennoblecimiento de la dicha ciudad, senalando sitios e partes donde se haga la Iglesia Mayor e Casa Episcopal e Monasterios e Casas de Cabildo e Carcel Publica e las demas que convenga para el ornato ennoblecimiento de la dicha ciudad” No fueron tardos los comisionados en cumplir el encargo que les confiara el virrey y como apercibidos y deseosos que estaban para 21 JEsUs ROMERO FLORES ello, pasaron al Valle de Guayangareo fundando la ciudad, conforme se relata en el acta de fundacién fechada el miércoles 18 de mayo de 1541, es decir, veinticinco dias después de recibida la orden virreinal. Al acucioso investigador don Juan de la Torre le asalta una idea al ver que existia desde el aiio de 1537 una disposicién de la reina dona Juana para que se fundase la ciudad de Valladolid, y se pregunta’ éCémo pudo haber una disposicién real antes que el virrey conociera y estuviera en el Valle de Guayangareo? Esta duda se disipa al reflexionar que ya, desde hacia algunos aiios, tanto los espafioles como el obispo gestionaban la fundacién de la ciudad para asiento de las autoridades,; inconformes como estuvieron con que lo fuera Tzintzuntzan primero y Patzcuaro después. Fundada la ciudad en el mes de mayo, volvié el virrey Mendoza a pasar otra vez por Michoacan en octubre del propio 1541, es decir, un afio después de su primer viaje. Y aqui esta el error de los historiadores primitivos, al creer que en este viaje fund6 Valladolid, olvidando, 0 desconociendo tal vez que ya habia estado en dicha region con anterioridad. Esta segunda expedicién fue a la Nueva Galicia, con objeto de pacificar a los indios sublevados; sublevacién que ocasioné la muerte de Pedro de Alvarado, algunos historiadores, entre ellos Beaumont, creen que permanecié en Jalisco dos afios, pero el verfdico Garcia Icazbalceta afirma que regresé en febrero de 1542. Assu regreso tocé nuevamente la naciente ciudad de Valladolid, la cual, en los meses que tenfa de fundada poco habfa progresado. Entonces el virrey, deseando impulsarla convocé nuevamente a los moradores de los contornos, activé los trabajos del maestro alarife encargado de la traza de la ciudad y del repartimiento de los solares y prorrogé el plazo de las concesiones para terminar la construccién de las nuevas moradas. La actividad desplegada por el virrey Mendoza en esa ocasi6n, para violentar el progreso de la ciudad, ha confundido a los historiadores haciéndolos creer que el virrey fundé Valladolid a su regreso de Jalisco, cuando, como hemos visto, ya lo estaba desde ocho meses antes. R 8 HISTORIA DE LA CIUDAD DE MORELIA En el capitulo siguiente, y una vez que hemos dilucidado cuando fue la fundacién de Valladolid, resefiaremos las solemnidades que tuvieron lugar el dia de dicha fundacién. JEsUs ROMERO FLORES CAPITULO IV Fundacin de Valladolid ~ Festejos en celebracién de ese acontecimiento ~ Es elevada Valladolid al rango de ciudad ~ Détala Carlos V de Escudo de Armas Principales esparioles que se avecindaron Fundan su convento los agustinos Consecuente el virrey con el deseo de verificar la fundacién de la nueva ciudad de una manera ordenada y solemne, como correspondia a la trascendencia del acto que iba a realizarse, dispuso el dia 23 de abril de 1541 por medio de una provision, que se entendieran con la traza, repartimiento de solares y sefialamiento de ejidos, a los encomenderos donjuan de Alvarado, don Juan de Villaseior y don Luis de Le6n Romano. La poblacién quedaria asentada, no precisamente teniendo como centro la ermita de los frailes franciscanos, que ya existia, sino en medio de la loma grande y plana que forma ligeros declives para los cuatro puntos cardinales y a cuyas faldas corren los rfos de Guayangareo y el de Acuitzio El terreno era de propiedad del espafiol Gonzalo Gémez, quien lo cedié a cambio de otro situado en Ichaqueo, distante cuatro leguas al Sur. El fundo legal mediria una legua por cada viento, tomando como punto de partida el centro de la loma. Hechas pues estas prevenciones se trasladaron los comisionados al lugar indicado, con gran acompaiiamiento de vecinos de Tzintzuntzan, de Patzcuaro, de Tiripetio y de todas las estancias y poblados circunvecinos, asi de indios como de espaiioles, llevando mtisicas y gran regocijo de tambores y chirimfas y se levanté una gran enramada a espaldas de la enmita de San Francisco. Amaneci6 el miércoles 18 de mayo de 1541. La atmésfera tibia y transparente del valle convidaba a gozar del encanto y la frescura de aquel dia primaveral, que habia de ser el primero en los fastos gloriosos de un pueblo que, andando el tiempo, daria héroes y sabios y artistas, cuyos hechos ilustrarian las paginas de nuestra historia nacional. HISTORIA DE LA CIUDAD DE MORELIA. Se leyeron los decretos reales, las provisiones virreinales y todos los documentos que mandaban y autorizaban el acto que iba a verificarse; se celebré después una misa de accion de gracias por la realizacién de aquellos deseos tanto tiempo abrigados, y, acto seguido, toda la comitiva se trasladé6 al centro de la loma. Iban los nobles espafioles jinetes en poderosos caballos, aquellos caballos de ria, tan famosos entonces; las monturas lujosas, bordadas de hilo de oro, relucfan a los rayos del sol; sonaban con retintin metilico las espuelas doradas; lucfan al cinto las espadas y los estoques de labradas empuiiaduras flotaban al aire mafianero los embozos de las capas de terciopelos multicolores, que dejaban entrever los jubones acuchillados; las plumas se abatfan sobre los chambergos de anchas alas y era aquella una maravillosa comitiva en la que rivalizaban el lujo y la riqueza de los viejos conquistadores y los nuevos encomenderos. Cada caballero Ilevaba tras de s{ un no menos lujoso séquito de amigos, de pajes y de criados, atentos a las miradas y deseos de sus sehores, El eco de las montaiias repercutia el son de las misicas, el disparo de los arcabuces, el piafar de los caballos y el pregonero levantando la voz dijo de este modo: “Por virtud de la provisién virreinal y mandamiento de su Sefiorfa Tlustrisima Don Antonio de Mendoza, Conde de Tendilla, Virrey de esta Nueva Espaiia, son venidos a tomar posesion de este sitio, para asentar e poblar la ciudad de Mechoacdn e repartir los solares que son e seran de aqui adelante, con huertas e tierras para hacer sus heredades e granjerias, como por su Seforia Ilustrisima les es mandado" ‘Aqui hizo una pausa el pregonero y luego volviendo a levantar la voz pregunté si no habia persona o parecer alguno que lo contradijese o estorbase. Nadie respondié a aquel solemne requerimiento. Entonces todos los caballeros estantes y circunstantes se esparcieron por el dicho sitio empezando a hollar el suelo con sus pies, arrancando con sus manos las hierbas y las ramas de los Arboles, para dar con ello pruebas de que tomaban posesién del sitio, de que hacian en él lo que les parecia sin que nadie se los estorbase y en sefial de pertenencia plena y de pacffica posesién. 25 JEsUs ROMERO FLORES Se levanté el acta respectiva firmandola el alealde don Pedro de Fuentes, los regidores Juan Pantoja y Domingo de Medina y los principales vecinos espaiioles Nicolas de Palacios Rubios, Pedro Munguia, Juan Botello y Martin Monje. Ademés de estos sefiores, que por ser los principales se citan en el acta, firmaron los caciques de las reptiblicas de indios, los acompaiiantes al acto, vecinos de los pueblos y cortijos inmediatos y, al fin, los comisionados virreinales que al principio de este capitulo se citaron, dando fe de lo actuado el escribano del Cabildo don Alonso de Toledo. Desde luego dio principio la traza de la nueva poblacién, para lo cual ordenaron las autoridades que los indios empezaran a desmontar el sitio, limpiando el lugar en donde se iba a sefialar la plaza de armas, las casas del Cabildo (hoy Palacio de Justicia), las carceles reales, templos, comercios y carnicerias, asi como los solares para cada vecino y los que se habfan de reservar para las diversas érdenes religiosas. ‘Las fiestas profanas duraron varios dias: hubo torneos, simulacros de los caballeros, luciéndose cada cual en el manejo de las armas en que eran diestros, carreras de corceles y tiro de ballesta. Los indios, por su parte, alegraron el concurso con sus danzas y mitotes, al son de sus quiringuas y chirimias. Sefialados los solares para los espaiioles, también se les dio un pedazo a los que eran duefios de la tierra; asi desde luego se lamaron a los principales caciques 0 jefes y en torno de la ciudad nuevamente fundada se les sefialé a cada uno su pertenencia, con sus huertas, aguajes, astilleros y ejidos, que serian, andando el tiempo, como barrios de la misma ciudad: Santa Catarina, San Pedro, La Concepcién, Las Animas, San Juan, Santiaguito, etc., ete. El mismo virrey nombré, pagado por las Cajas Reales, al maestro alarife Juan Ponce, para que se encargara de trazar y alinear las calles y plazas, el cual, todavia cinco afios después de fundada la ciudad se encontraba desempenando sus labores. Llamésele a la poblacién VILLA DE VALLADOLID DE MICHOACAN, en recuerdo de la ciudad cesarea que Ileva ese mismo nombre en Espaiia. Se ha crefdo que se le dio ese nombre para recordar el lugar de nacimiento del virrey don Antonio de Mendoza, pero esto es una falsedad,; Mendoza nacié en Granada; mas bien parece que el virrey 26 HISTORIA DE LA CIUDAD DE MORELIA. propuso ese nombre a Carlos V para agradarlo, por la predileccién que dicho monarca tenfa por la citada ciudad. Mas equivocos andan todavia los que creen que la palabra Valladolid es una corrupcién de valle de Olid, atribuyendo a este conquistador el nombre, por ser uno de los primeros que vinieron a Michoacan. Se le llamé Valladolid de Michoacan para distinguirla, asi de la de Espafia, como de las ciudades que llevan ese mismo nombre en Yucatén, en Honduras y en el Ecuador Valladolid de Michoac&n ostenté el titulo de villa hasta el aiio de 1545; cuatro aiios después de su fundacién, y en la fecha indicada por real cédula de Carlos V, fechada en Zaragoza el 6 de enero, se le otorgé el titulo de ciudad. Con respecto al escudo de armas que se le concedié a Valladolid hay una confusién o equivoco entre los historiadores que tan punto tratan; equivoco relativo a la fecha en que el escudo pudo ser conferido. Un documento antiguo citado por el sefior licenciado don Juan de la Torre trae como fecha del otorgamiento real el 19 de septiembre de 1537. Esta fecha es de todo punto inadmisible, toda vez que Valladolid se funds hasta el afio de 1541. Mas verosimil parecen las fechas que seiialan dos historiadores antiguos. El cronista Fr. Pablo de la Purisima Concepcién Beaumont sefiala el 16 de septiembre de 1553 y el padre Fr. Antonio Tello sefiala el 21 de julio de 1563. Es légico desechar desde Inego la primera fecha, pues en ella aun ni siquiera estaba fundada la ciudad. De las dos restantes parece mas verosimil la del padre Tello, pues en esa fecha no solamente ya se encontraba fundada la poblacién, sino lo que es mas, ya se le habfa elevado al rango de ciudad y por lo mismo podia otorgarsele el honor de ostentar elescudo de armas. Este, segiin se desprende del documento real, fue a propuesta del virrey Mendoza y, con la mira cortesana de halagar al rey y a su familia, pidié que dicho escudo llevara tres reyes coronados, uno representando al propio Carlos y los otros dos, respectivamente, a su hermano Maximiliano y a su hijo Felipe II Por lo mismo deberia estar dividido el escudo en tres partes, una en la superior y dos en la inferior; toda la parte superior abarcada por una corona condal; por orla deberfa tener unos follajes de negro y oro, 27 JEsUs ROMERO FLORES con sus trascoles y dependencias. Con respecto a los colores, el fondo deberia ser de oro, los reyes vestidos de ptirpura, con cetro y corona; la corona de la parte superior de oro, guarnecida de piedras azules, encarnadas y verdes. Con la misma cédula real se mand6é el diseiio conforme al cual, en lo sucesivo se deberia pintar 0 esculpir el referido emblema. Los primeros espaiioles que desde el momento de la fundacién se avecindaron y labraron sus casas en Valladolid fueron: Diego Hurtado de Mendoza, Alonso Ruiz, Rodrigo Villalobos, Hernan Gutiérrez de Bocanegra y Cristbal Patifio Parece que el virrey Mendoza tuvo predileccién particular por la naciente Valladolid, pues con objeto de acrecentar su vecindario envié de la ciudad de México, poco tiempo después, a diversas familias espaiiolas, que citamos tinicamente por sus apellidos, por no citarlos en otra forma el cronista Fr. Matias de Escobar en su Americana Tebaida y as{ los ponemos enseguida: Avalos, Alvarez de Toledo, Bocanegra, Cisneros, Carranza, Covarrubias, Castillo, Cervantes, Espinoza, Chavez, Fuenllana, Figueroa, Hurtado, Herrera, Lara, Leyva, Mendoza, Monzén, Maldonado, Marin, Moctezuma, Patiiio de Herrera, Pantoja, Ruiz Alvarez, Rangel, Solérzano, Toledo, Solfs, Salcedo, Vazquez, Villalobos, Velazquez Vargas y Zitiiga. Revisando el Diccionario Autobiogrdfico de Conquistadores y Pobladores de la Nueva Espafia publicado por don Francisco A. de Icaza, nos encontramos con los nombres de algunos de los primeros vecinos de Valladolid, cuyos datos damos enseguida Luis Davila, natural de Sevilla, hijo de Gonzalo de Trujillo y de Beatriz Sanchez; vino al lado de los primeros conquistadores y tomé parte en la conquista de México, de Panuco, Nicaragua y Guatemala. Juan Pantoja, natural de Medellin, hijo de Pedro Pantoja y de Catalina Rodriguez; tomé parte en la conquista de México y, al lado de Cristébal de Olid, tomé parte en la conquista de Michoacan y de Colima. Se le otorg6 en encomienda el pueblo de la Huacana. Diego Calero, natural de Palos de Moguer, hijo de Pedro Calero e Isabel rodriguez; fue uno de los conquistadores de Pénuco y después tomé parte en las expediciones de Jalisco y Colima HISTORIA DE LA CIUDAD DE MORELIA. Andrés de Vargas, natural de Sevilla, hijo de Antonio Vargas e Isabel Damién; fue soldado de Pedro Alvarado; fue casado, tenfa siete hijos y establecida su casa con armas y caballos Pedro Moreno, natural de un pueblo de la provincia de Galicia, era capitan de arcabuceros y tomé parte en la expedicidn a la Florida con el adelantado Soto. Fue casado con una hija de Diego Calero y tenfa establecida su casa con armas y caballos, Se quejaba de la pobreza suya y la de sus suegros Doia Catalina de Soto Mayor, fue una de las tres primeras mujeres que vinieron a la Nueva Espaiia, porque pas6 a ella con Panfilo de Narvaez; fue casada dos veces y segunda vez viuda, se radieé en Michoacan. Juan Ortiz, natural de Iruela, cerca de Baeza; hijo de Miguel Ortiz y Leonor Marfn; fue administrador de las encomiendas de don Jorge Cerén. Gonzalo Gémez, natural de Sevilla, hijo de Juan Gémez y Beatriz Gémez; de edad de 12 aftos vino de Espatia, radicéndose primero en la Espaiiola; después pasé a Nueva Espaiia tomando parte en diversas expediciones, muy principalmente en la pacificaci6n de Jalisco. Fue alcalde de la ciudad de Tzintzuntzan y posteriormente se radicé en Valladolid. Francisco Morcillo, natural de Villanueva de la Cerna, hijo de Hernan Sanchez y de Elvira GonzAlez Morcillo; pasé a Nueva Espaiia poco tiempo después de la conquista y tomé parte en las expediciones de Panuco, Peiioles de chichimecas y en Michoacan. Cortés le dio la encomienda de Indaparapeo. Domingo de Medina (uno de los primeros regidores de Valladolid). Fue natural de un pueblo de Medellin e hijo de Diego Gonzalez y Ana Hernandez. Era de los soldados de Cortés a quien acompaiié en la expedicién a Honduras. Después se hallé en la expedicién de la Nueva Galicia y por ‘ltimo fue nombrado encomendero de Taneftaro. Juan de Alvarado, encomendero de Tiripetio, era originario de Badajoz, hijo de Garcia de Alvarado y de Beatriz Tordoya Juan Pacheco, natural de Montejo, hijo de Francisco y Catalina Pacheco; residié en Michoacén acompanando a Juan de Alvarado. 29 JEsUs ROMERO FLORES Juan Ponce, nacié en Sevilla, hijo de Juan Ponce y de Inés Garefa. Vino a la Nueva Espaiia a encargarse de la obra y traza de la ciudad de México. Después, segiin lo asientan los autores de México a través de los siglos, el virrey Mendoza lo comisioné para que se entendiera con latraza de Valladolid. Rodrigo Gutiérrez, sevillano también como el anterior, vino a México pocos aiios después de consumada la conquista. Rodrigo Vazquez, natural de Sevilla, hijo de Alonso y de Leonor Hernandez; tomé parte en Ja pacificacién de la Nueva Galicia. Juan Borrayo, natural de Braga, en Portugal, fue de los conquistadores de la Nueva Galicia. Gregorio de Aviiia, galego, hijo de Alonso de Aviiia y Marfa Pérez de Aviiia. Acompaiié a don Antonio de Mendoza a la pacificacién de Jalisco Francisco Moreno, nacido en Aragén, en el pueblo de Torre Hermosa, hijo de Antonio Moreno y de Catalina Alvarez. Fue también de los acompaiiantes de Mendoza en la pacificacién de Jalisco. Don Alonso de Toledo. Fue el notario que dio fe del acta de la fundacién de Valladolid, como escribano de cabildo. Era nativo de Sevilla, hijo de Diego de Toledo y de Constancia Lé6pez. También fue acompaiiante del virrey en la pacificacin de Jalisco. Antonio de Villarreal, natural de Sevilla, fue de los que vinieron a la Nueva Espaiia inmediatamente después de conquistada. Tomé parte en varias expediciones. Nicolas Lé6pez de Palacios, procedente de la provincia de Salamanca; acompaiié a Hernan Cortés a Honduras y a la pacificacién de Jalisco al virrey Mendoza. Francisco de Mendoza. También éste es uno de los muchos soldados que acompaiiaron al virrey a Jalisco y que se avecindaron en Valladolid. Era natural de Montejo Antén Ruiz, como el anterior fue soldado del virrey Mendoza, era oriundo de Moguer. Antonio de Godoy, natural de Baeza; fue al descubrimiento del Pert y por illtimo se asent6 en Michoacan. Francisco Croche, oriundo de Olmedo, fue de los pacificadores de la Nueva Galicia. 30 HISTORIA DE LA CIUDAD DE MORELIA. Pedro Carrasco, natural de Fuensalida, vino a la Nueva Espaiia con la expedicién del adelantado don Francisco de Montejo. Diego Hurtado de Mendoza, natural de la villa de Lepe, hijo de Antén Remén y de Leonor Hurtado, tomé parte en la expedicién de la Nueva Galicia. Fue casado con una hija del ‘iltimo monarca tarasco. Juan de Baeza, nacié en la poblacién de Baeza y fue de los primeros que pasaron a la Nueva Espaiia. Pocos afios después de fundada Valladolid, en 1550, pidieron los agustinos al Sr. obispo don Vasco de Quiroga que les permitiera fundar un convento en la expresada ciudad. Accedié gustoso el prelado a las instancias del Provincial, que lo era Fr. Alonso de la Veracruz, y las autoridades donaron a estos religiosos un terreno que, limitando al Norte con la plaza de armas, llegaba por el Sur hasta la orilla del rio Chiquito. Adem4s se les dieron terrenos para que construyeran capillas en el pueblo de Santa Catarina y en el de San Miguel Chicacuaro Los agustinos habjan legado a Michoacan en el aiio de 1537, trafdos al pueblo de Tiripetfo por el encomendero de ese lugar don Juan de Alvarado. EI Sr. Quiroga dispuso que el curato fuera servido por los iosos franciscanos y agustinos, turndndose cada semana. ‘Los primeros treinta y nueve afios después de la fundacién de Valladolid, esta ciudad progres6 lentamente; con toda verdad puede decirse que su progreso se resintié un poco al separarse del virreinato, en el aiio de 1550, el Sr. don Antonio de Mendoza, quien tanto habia hecho por el mejoramiento de la mueva ciudad. Después de Fr. Antonio de Lisboa, primer Guardian del convento de franciscanos, ocupé esas apostélicas tareas el padre Fr. Juan de Serpa. *Gomo todos los misioneros de los primeros aiios de la colonia, fue éste un varén dechado de virtud. Era de origen portugués, y habia venido muy joven a la Nueva Espaiia, profesando en el convento de Tzintzuntzan. Fr. Isidro Félix Espinosa, que relata la vida de este franciscano en su crénica, no sefiala la fecha precisa en que dio principio a sus labores en Valladolid. Lo vemos ya en el afio de 1580 desempefiando sus apostélicas tareas y es notable por su participacién en los asuntos relativos a la unién de los colegios de San 31 JEsUs ROMERO FLORES Miguel y de San Nicolés, al cambiarse la sede episcopal de Patzcuaro a Valladolid. HISTORIA DE LA CIUDAD DE MORELIA. CAPITULO V Breve noticia acerca de la fimdacién del Obispado de Michoacén — Don Vasco de Quiroga — Fundacién del Colegio de San Nicolés — Primeros obispos de Michoacén Dispénese la traslacién de las autoridades de Patzcuaro a Valladolid — Cambiase a esta ciudad la sede episcopal Unense los Colegios de San Miguel y San Nicolés Vienen a establecerse a Michoacan los jesuitas Primer convento de monjas — El Carmen Autoridades civiles del siglo XVI E] emperador Carlos V dispuso por real cédula de 20 de febrero de 1534, que todo el territorio de la Nueva Espafia quedara dividido en cuatro obispados, a saber: México, Michoacén, Puebla y Coatzacoalcos. En tal virtud los oidores sefialaron la demareacin que cada uno de ellos deberfa tener, y, por consiguiente, se hizo el sefialamiento de los linderos correspondientes al de Michoacén. Sin embargo, no fue sino hasta dos aiios después, en el de 1536, cuando el Papa Paulo III en el Consistorio de 18 de agosto expidio la bula fundando canénicamente este obispado. Correspondiéle ser el cuarto en todo el Continente Americano, pues el primero fue el de la Isla Espafiola, el segundo el de Puebla, cuyo obispo fue fray Julian Garcés, el tercero el de México, ocupando la mitra Fr. Juan de Zumarraga y el cuarto el de Michoacan. Dispuesta la fundacién del obispado, faltaba proveer lo concerniente a la persona que deberfa de cefiir la primera mitra y fue nombrado desde luego el R. P. Fr. Luis de Fuensalida, religioso franciscano, el cual rehusé el honor que se le dispensaba, por su reconocida modestia, alegando que los trabajos episcopales le distraerian de los ejercicios de su orden. Fue entonces designado el sefior licenciado don Vasco de Quiroga, que tenia algin tiempo en Michoacan con el caracter de visitador, nombrado por la Segunda Audiencia y en donde se habia hecho querer extraordinariamente por su caridad para con la raza indigena, Asi es que, siendo todavia seglar, se hizo cargo del obispado 33 JEsUs ROMERO FLORES Sea como algunos autores opinan, que en el afio de 1535, 0, como aseveran otros, que en el de 1537, cuando haya sido nombrado obispo el seor Quiroga, el hecho es que no tom6 posesién sino hasta el 22 de agosto de 1538 y a fines de ese afio pasé a la ciudad de México, en donde el Ilustrisimo senior Zumarraga le confirié desde la tonsura hasta la consagraci6n episcopal, volviendo en los primeros meses de 1539 a regir su obispado, estableciendo su sede en la primitiva ciudad de Tzintzuntzan. Aesto habra que decir, que ya desde el aiio de 1537 la reina dofia Juana, en cédula fechada en Valladolid, habia autorizado al virrey don Antonio de Mendoza y al propio don Vasco para que establecieran la capital del obispado en el lugar ms conveniente que fuere de su agrado. Experimentando el sefior Quiroga que no era Tzintzuntzan la ciudad més adecuada para centro de sus tareas episcopales, en 1540 la traslad6 a P&tzcuaro, no sin tener que vencer la oposicién y resistencia de los vecinos del lugar en donde se encontraba. Veintiocho afos duré el pontificado de aquel hombre benemérito de la humanidad, derramando en todo ese tiempo el inagotable tesoro de sus beneficios entre los pueblos recientemente convertidos al cristianismo. Murié don Vasco de Quiroga en Uruapan, en el aito de 1565. Entré a gobernar, en el aiio siguiente, la mitra michoacana el Tlustrisimo sefor don Antonio Morales Ruiz de Molina, quien goberné pocos aiios, siendo trasladado con igual caracter a Puebla. El sehor Morales sufrié varias contrariedades en Patzcuaro e intenté cambiar la silla episcopal a Valladolid. Sucedidle al sefior Morales Fr. Diego de Chavez Alvarado y Cortés, que fue uno de los tres religiosos agustinos que primeramente vinieron a Michoacan, estableciendo en Tiripetio, en union de Fr. Juan de San Roman y Fr. Alonso de la Veracruz, la primera Universidad de América. Entre las muchas fundaciones importantes que hizo Fr. Diego de Chavez se encuentra la de Yuriria, en donde quedé de é1 imperecedera memoria en el bello lago que es ornamento y riqueza de dicha poblacién. ‘Apenas consagrado obispo murié Fr. Diego, sucediéndole el Ilustrisimo seiior Fr. Juan de Medina Rincén. 34 HISTORIA DE LA CIUDAD DE MORELIA. Gobernaba la mitra michoacana el prelado que se menciona, cuando, con fecha 25 de diciembre de 1575 el virrey don Martin Enriquez Almanza dispuso que la Justicia y el Ayuntamiento de Michoacan que estaban en P&tzcuaro pasaran a Valladolid, verificando desde luego las elecciones para las autoridades que habrian de regir en el aiio siguiente. Hizose como el virrey lo disponfa, siendo nombrado primer alcalde mayor de Valladolid el seftor doctor don Alonso Martinez Con la traslacién de las autoridades la ciudad de Valladolid cobré nuevo impulso y Patzcuaro, por otra parte, empez6 a sufrir alguna decadencia y sea por esto o por la intencién que se habia abrigado desde el gobierno del sefior Morales, el hecho es que, con fecha 6 de noviembre de 1579 el sefior obispo Medina Rincén dio un decreto trasladando la iglesia catedral de PAtzcuaro a Valladolid, fungiendo ya tanto las autoridades civiles como las religiosas en la ultima de las ciudades nombradas, en enero de 1580. Con la traslacién del obispado de Valladolid hubo necesidad también de trasladar el Colegio de San Nicolas Obispo, que el sefior Quiroga habia fundado en Patzcuaro desde el afio de 1540. Fund6 el santo obispo el colegio de referencia, movida su piedad del celo de crear hombres ilustrados que pudieran ayudarlo en sus tareas de esparcir la luz de la civilizacién en toda la provincia, pues aunque en verdad ya los agustinos en ese mismo afio habfan establecido una Casa de Estudios Mayores en Tiripetio, no creyé de su deber eximirse él mismo de hacerlo, tan s6lo porque una de las 6rdenes monasticas hubiese creado un colegio. El prelado palpaba la falta de sacerdotes y de personas ilustradas, pues durante los primeros afios de erigida la catedral no hubo eclesiasticos ni prebendados que desempefaran el coro y otras funciones, hasta que él en persona los trajo de Espaiia. ‘Asi pues procedié a establecer su colegio, el cual muy en breve empez6 a dar frutos, encontrandose ya en pleno auge cuando la traslacién a que nos referimos. Desde el afio de 1531 existfia también en Valladolid el Colegio de San Miguel, fundado, como dijimos, por uno de los primeros evangelizadores de ese lugar. Pero este colegio, sea por la mengua a que habian Iegado sus rentas y lo dificil que le era sostener sus 35 JEsUs ROMERO FLORES profesores, sea por falta de un espiritu capaz de infundirle todo el aliento que una institucién educativa necesita, el hecho es que habia decaido considerablemente, dandose el caso de no haber abierto ya sus catedras por varios aiios. Sus rentas, consistentes en solares, casas y molinos, casi ya ni se cobraban; su edificio estaba arruinado y mas daba sefiales de muerte que impulsos de vida aquel instituto que su apostélico fundador, Fr. Juan de San Miguel, hubiera deseado ver floreciente. ‘Asi las cosas, al trasladarse, como Ievamos dicho, la sede episcopal y el Colegio de San Nicolés a Valladolid, en 1580, se empezaron a hacer las gestiones convenientes ante el alcalde mayor de la ciudad y provincia para que ambos colegios se unieran, ya que perseguian idénticos fines, y asi poder gozar con fruto de las rentas que ambos posefan. Visto el parecer del prelado y el dictamen favorable del Provincial de los religiosos franciscanos, Fr. Juan de Serpa, a quien correspondia la administracién del colegio, se acord6 la incorporacién de ambos planteles, la cual se llevé a efecto el dia 10 de octubre del propio afo de 1580; aunque de una manera condicional, es decir, siempre que el virrey aprobara lo convenido entre el Cabildo eclesidstico y el Provincial de los franciscanos. En enero de 1581 el virrey don Lorenzo Suarez de Mendoza, conde de la Corufia, aprobé lo verificado, girando a ese propésito los documentos respectivos. Era, en la época de la fusién de los dos colegios, rector de San Nicolés el sefior don Melchor Hernandez Duarte; y una de las personas que més se interesaron en aquellos aiios por la vida del colegio fue don Alonso de la Mota y Escobar, que era el dean de la iglesia catedral y que poco tiempo después fue nombrado obispo de Guadalajara. El P. Fr. Matias de Escobar asienta que, desde la incorporacién de los dos colegios, abrié sus catedras el de San Nicolas en el edificio en que actualmente se encuentra, pues dice: "que estaba inmediato al Colegio de la Compaiifa de Jestis" El Sr. obispo don Vasco de Quiroga tuvo especial empefio en traer a Michoacan sacerdotes de la Compaiiia de Jestis y afirman sus biégrafos que legé a hacer gestiones en Espafia con el propio 36 HISTORIA DE LA CIUDAD DE MORELIA. fundador de la orden, San Ignacio de Loyola, para traer a dichos sujetos. No se le concedié, sin embargo, a este prelado su deseo; pues los jesuitas vinieron a México hasta el afio de 1572, siete aiios después de haber fallecido el obispo michoacano. Los primeros jesuitas que llegaron a la capital del virreinato encabezados por el P. Sanchez enviaron a Patzcuaro a los P.P. Juan Sanchez y a los hermanos coadjutores Pedro Rodriguez y Pedro Ruiz de Salvatierra; este tiltimo como maestro de primeras letras. Los jesuitas se encargaron por algtin tiempo de la direccién y cétedras del Colegio de San Nicolas. Trasladado a Valladolid el obispado, se trasladaron también dos de los sacerdotes jesuitas, Sanchez y Rodriguez, para fundar aqui su templo y su colegio. Al principio, por su pobreza, les daban de comer los agustinos y se hospedaron en una casa ruinosa, hasta que poco a poco fueron ingeniéndose para obtener fondos. A los ocho dias de llegados el Ayuntamiento les entregé las escrituras del solar en donde deberfan construir su iglesia y convento, y los vecinos le hicieron la donacién de diez pesos tres reales, con los cuales dio principio la suntuosa fabrica que es hoy orgullo de nuestra capital. Pasado algin tiempo obtuvieron una donacién de Rodrigo Vazquez, consistente en una estancia con treinta mil cabezas de ganado menor y més tarde un donativo de ocho mil pesos, que vinieron a aumentar sus emolumentos. En diversas épocas de la historia de esta célebre institucién se le hicieron legados de mayor o menor cuantia; son de recordarse el donativo de don Luis Rodriguez, consistente en la Hacienda del Colegio con cuatro mil cabezas de ganado menor. El de Fr. Domingo de Ulloa de tres mil pesos y el del licenciado Roque Rodriguez Torrezo, de treinta mil. Entre las muchas propiedades que llegaron a tener los jesuitas se cuenta la importante hacienda de Queréndaro. De este asunto nos volveremos a ocupar al tratar de la expulsién de estos sacerdotes por orden de Carlos IIT Inmediatamente de establecidos en esta ciudad dieron principio a la fabrica de su iglesia y colegio. La fecha de su conclusién no se ha podido averiguar con certeza; el licenciado Juan de la Torre observé una antigua inscripcién que marca el afio de 1582 y cree que esa fecha 37 JEsUs ROMERO FLORES se refiera a la terminaci6n de la primera capilla, a la que correspondia la torre que hoy se ve en el angulo Sur Este del edificio; dicha capilla qued6 formando parte del colegio, construyéndose después el templo que existe frente al jardin. Por lo tanto la Compaiifa de Jestis es el tercer templo, en antigiiedad, de los que se construyeron en Valladolid. El primer convento de monjas que se funds en esta ciudad fue el de Santa Catarina de Sena, en el aiio de 1590, segtin afirma don Juan de la Torre; aun cuando el sefior canénigo don José Guadalupe Romero afirma que lo fue en 1597 y esta misma fecha le atribuye Fr Matias de Escobar. Este convento estuvo primeramente en el edificio que forma un todo con lo que fue posteriormente el Colegio de las Rosas. Vinieron a fundarlo religiosas dominicas del convento de Santa Marfa de Gracia de Guadalajara y se les dio por habitacién una casa que habia estado destinada a fabrica de patios de lana u obraje y en la que se reclufa por castigo a los vagos o delincuentes, en los primeros anos de fundada esta ciudad. En el edificio a que nos referimos permanecieron las catarinas hasta el afio de 1738, trasladandose el 4 de mayo por la tarde, en medio de una solemne procesién, al local que para dichas religiosas se construyé en la calle real, as{ llamada antiguamente y contiguo a su templo, hoy todavia llamado de Santa Catarina o de las Monjas. El convento abarcaba toda esa manzana y | siguiente hacia el Este. En la €poca de la exclaustracién, por virtud de las Leyes de Reforma, se abrié una calle para dividir dicho edificio y que es hoy una de las que llevan el nombre de Serapio Rendén. En la sacristia del templo a que nos referimos existe un cuadro de grandes dimensiones, que representa el acto de la traslacién de las monjas del convento de las Rosas a su nuevo edificio. Es curioso porque recuerda uno de los acontecimientos solemnes en aquellos tiempos. Ya para finalizar el siglo XVI, que fue el primero de nuestra vida colonial, se fund en el afio de 1593 el Convento del Carmen. Autoriz6 la fundacién de referencia el virrey don Luis de Velasco y se hizo en tiempo del obispo Fr. Alonso Guerra. 38 HISTORIA DE LA CIUDAD DE MORELIA. El 11 de septiembre del afio a que nos referimos tomé posesién del sitio y de una ermita que en él se encontraba, dedicada a la Virgen de la Soledad, Fr. Pedro de San Hilarién, primer prior de la orden carmelita. Empezaron a construir su templo y convento, que era uno de los mis extensos, pues abarcaba tres de las manzanas que ahora le son inmediatas y la huerta llegaba hasta la ribera del rio Grande. Para concluir este capitulo daremos enseguida los nombres de los alcaldes mayores que tuvo Valladolid en el primer siglo colonial. El doctor don Alonso Martinez, que habia sido nombrado alcalde mayor desde antes de 1578 y por haber pasado a la Nueva Galicia, ejercfa interinamente su empleo Juan del Hierro, volvié y presidié el Ayuntamiento por real cédula, en 20 de febrero de 1581. ‘Antonio Delgadillo, vecino de México, fue nombrado alcalde mayor con real titulo por el virrey conde de la Coruiia (interinamente en lugar del anterior) en 22 de enero de 1682 y tomé6 posesién el 23 de febrero del mismo ano. El mariscal de Castilla don Carlos de Luna y Arellano, fue nombrado alcalde mayor con real titulo y tomé posesién el 23 de septiembre de 1584; su nombramiento fue de 5 de abril del mismo aio Don Fernando Sotelo fue nombrado interinamente Justicia Mayor el 4 de mayo de 1585 por el sefior virrey don Pedro Moya de Contreras y ejercié su empleo hasta la entrada del siguiente Juan Farfan de Lizarraras, fue nombrado alcalde mayor con real titulo en lugar del anterior, en 20 de septiembre de 1586, y tomé posesién en 29 de noviembre del mismo aiio. Don Alonso de Ojiate, vecino de México, fue nombrado alcalde mayor con real titulo, para suceder al anterior, en 3 de marzo de 1588. El muy ilustre senor don Fernando Altamirano fue nombrado alcalde mayor con real titulo por el mismo virrey en 9 de junio de 1588. Este setior fue duetio de la hacienda de Santa Ana Pacueco, inmediata a La Piedad. Don Rodrigo de Vivero (el mozo), fue nombrado alcalde mayor por el virrey don Luis de Velasco, con real titulo para suceder al anterior, en 15de diciembre de 1590, y tomé posesién en 25de enero de 1591. 39 JEsUs ROMERO FLORES Luis Valderrama fue nombrado interinamente Justicia Mayor por el virrey Velasco y para tomar residencia al anterior, en 28 de julio de 1594 Bernardino Vazquez de Tapia, fue nombrado alealde mayor con real titulo por el mismo virrey Velasco en 28 de noviembre y tomé posesién en 12 de diciembre de 1594; era vecino de México y estaba de teniente don Alvaro de Reza. Don Alonso de Zitiiiga, fue nombrado alcalde mayor con real titulo por el sefior virrey en 22 de agosto de 1596, y tomé posesién en 12 de septiembre del mismo aiio. El doctor D. Fernando de Villegas y Peralta, fue nombrado alcalde mayor con real titulo, por el virrey conde de Monterrey en 19 de octubre de 1599. (El licenciado Juan Valderrama lo habia sido interinamente por el mismo virrey, esto es, Justicia Mayor para residenciar al anterior en diciembre de 1598). 40 HISTORIA DE LA CIUDAD DE MORELIA. CAPITULO VI La vida colonial — construcciones religiosas Elobispo don Juan de Ortega y Montaiiez y las Ordenanzas Eclesidsticas ~ Sujetos notables nacidos en Valladolid enel siglo XVII ~ Las autoridades civiles que gobernaron la propia ciudad en ese siglo. La monétona vida de nuestra ciudad en sus primeros siglos de vida colonial no deja al historiador ningt suceso, ningtin acontecimiento notable digno de escribirse para conocimiento de las generaciones presentes y futuras. Las ciudades a medio fabricar, alegres acaso durante el dia por la esplendidez de su atmésfera y la belleza de la naturaleza que las rodea, ctibrense desde las primeras horas de la noche con un velo de sombra, apenas interrumpido de trecho en trecho por la opaca luz de las linternas de aceite que alumbraban los retablos de piedra en los muros de los conventos y casas principales; el silencio interrumpiase por los toques de las esquilas de los monasterios que indicaban los ejercicios piadosos a que se consagraban aquellos torturados habitantes en sus estrechisimas celdas. Con frecuencia la monotonia de aquella vida se venia a interrumpir con las fiestas religiosas a los santos de los conventos, regocijandose entonces el pueblo en verbenas populares; las ferias que los virreyes habfan sefialado a cada pueblo para promover su comercio traian a veces una legién de traficantes y buhoneros que prestaban cierta alegria pintoresca; la profesién de alguna monja, el cantamisa de algiin clérigo, la jura de los monarcas y el arribo a las costas de los buques mercantes, eran las tinicas causas que excitaban a veces la curiosidad de los hombres de antaiio. ‘A principios del siglo XVII una nueva orden religiosa venia a establecerse en Valladolid y era la de los religiosos mercedarios, que construyeron su iglesia y su convento contiguo, hacia el Oeste de la ciudad. Esta orden no tuvo el gran ntimero de religiosos que las demas y nada puede decirse de sus miembros, que no dejaron rastro 4 JEsUs ROMERO FLORES alguno de su paso, ni en literatos ni en misioneros, como las otras 6rdenes ya establecidas. También en el siglo a que nos referimos se construyé el templo de la Cruz. El doctor don José Guadalupe Romero asienta que este templo fue donde primero se establecié la catedral; posiblemente en su principio fue una humilde capilla hasta que el P. Nicolas de la Serna lo reconstruy6, dejandolo en el estado en que nosotros lo conocemos y tal vez cuando la catedral se terminé y pudo ser utilizada ensu objeto. Gobernando la iglesia michoacana el obispo Fr. Marcos Ramirez del Prado, en 1640, se comenzé a construir la iglesia catedral actual. Su construccién duré ciento cuatro aiios; consignamos aqui esta noticia por referirse al siglo de que nos estamos ocupando; ya que al tratar de los edificios notables de la ciudad haremos una descripcién de esta suntuosa fabrica. A fines del siglo al que se refiere este capitulo gobernaba la mitra michoacana el Ilustrisimo sefior don Juan de Ortega y Montaiiez. Es notable este prelado por ser uno de los de més talento e ilustracién que han ocupado ese elevado puesto, por su espiritu de empresa, por su desprendimiento y por las grandes dotes de gobierno y disciplina de que dio palpables muestras ‘Antes de venir a Michoacan habja sido inquisidor del virreinato y obispo de Durango; después que dejé la silla michoacana fue nombrado arzobispo de México y luego virrey. Construy6 el sefior Ortega y Montaiiez el palacio episcopal levantando un edificio lujoso, como convenja a la distincién de su persona y a las elevadas funciones que desempefiaba; lo amueblé con todo el lujo de entonces y era ese palacio lo que hoy es el Hotel Oseguera, frontero a un costado de la iglesia catedral. Supo el obispo que las murmuraciones callejeras tenian a mal la esplendidez de su mansién, y dando una prueba de su desprendimiento y de lo poco en que tenfa las riquezas, mandé lamar al prior de los frailes juaninos y entregAndole el edificio con toda la pompa de que estaba alhajado, hizo que se trasladaran a él los enfermos del Hospital de San Juan de Dios y desde entonces se convirtié aquel espléndido edificio en la casa de los pobres y adoloridos.

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