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El Primer Manto Sagrado, es el Manto de Fuego Blanco: proviene de las Altas Jerarquías
de Ángeles, Arcángeles y Maestros del Fuego Blanco, dirigida por el Arcángel Gabriel. EL
fuego o llama blanca es una poderosa energía que trabaja en nuestro cuerpo mental, es
un clarificador mental, libera la mente de pensamientos obsesivos, negativos, eleva la
frecuencia de los pensamientos, conectando nuestra mente a la Mente Superior. Es muy
útil para retirar la energía psíquica que se encuentra en espacios, o entornos y se
incorpora en nuestra mente como propia.
El Segundo Manto Sagrado, es el Manto de Fuego Azul del Arcángel Miguel: este Manto
Sagrado nos conecta con el Templo de Fuego Azul del Arcángel Miguel, nos conecta con
su fuerza protectora, tiene la facultad de que nuestra aura se vuelta fuerte y sólida,
protege el aura de toda energía densa y cerrara el cuerpo astral ante toda energía
discordante.
El Tercer Manto Sagrado, es el Manto Dorado de Cristo: este Manto tiene la facultad de
fortalecer el cuerpo causal. El Rayo Dorado de Cristo tiene el poder de expulsar cualquier
agente extraño del aura. Le confiere al campo energético una fuerza sagrada, ya que
activa al Presencia Magnánima y compasiva del Avatar de Cristo en nosotros.
Colocación de los Mantos Sagrados (de preferencia de pie).
Frotando las manos en forma circular a la altura del pecho, para activar nuestros chakras
palmares, solicitamos la asistencia y presencia de los amados Maestros, Guías y Ángeles
Guardianes.
“Solicito al amado Arcángel Miguel, a la fuerza del Fuego Azul Divino a las altas Jerarquías
del Fuego Azul, descienda sobre mí el Manto de Máxima Protección Sagrada, desde la
cima de la cabeza hasta las planta de los pies, coloca amado Arcángel Miguel las
codificaciones sagradas de fortalecimiento y protección, sellando mi aura y ordeno que
ninguna energía densa está autorizada a permanecer en mi campo energético y ahora
se retiran en el nombre de la Luz Divina”
“Solicito, activo y manifiesto el Manto Dorado de Cristo sobre toda mi aura, desde la cima
de mi cabeza hasta la planta de los pies, ordeno y decreto que mi energía es sagrada,
que mi consciencia es una extensión sagrada de la Fuente Divina y que Yo Soy, Yo Soy, Yo
Soy”.
De pie, con los pies bien plantados en postura firme, con la mano de poder elevada
hacia la luz y con autoridad y firmeza.
“En el nombre de nuestro Padre Madre Dios, de la fuerza infinita de la Luz, en el nombre
del Ser Superior de Luz que YO SOY, solicito y manifiesto el Espejo de Fuego Dorado del
Espíritu Santo, para que pose en mí, con gran fuerza.
En el nombre del Fuego de Dios, quedo protegido por el Espejo Divino del Espíritu Santo, y
establezco que todo pensamiento, acción, intención, que sea dirigida hacia mí, rebote en
el Espejo Divino, hacia su origen o hacía el Universo, según lo determine la Fuente”.
El amor es el camino…