A oA
MOSTRAR LO QUE NO PUEDE SER VISTO.
LA PERSPECTIVA EN LA PUESTA
EN ESCENA POSDRAMATICA
Por Maaike Bleeker |
ryt
-67-
“Nunca podremos comprender una imagen a menos que
captemos los modos en los que ella muestra lo que no
puede ser visto”, escribe W.J.T. Mitchell en Iconologia:
imagen, texto, ideologia, de 1986.’ Mitchell realiza esta |
afirmacién en el contexto de una discusién sobre el modo
en que la perspectiva produce una imagen del mundo
visible, una imagen que es construida segin una légica
particular y tal como es vista desde un punto de vista
especifico. Esta construcci6n es explicitamente visible en
los dibujos en perspectiva en los que las lineas que se
alejan sirven para constituir una unidad que da como
resultado la participacién de los elementos en una tota-
lidad significativa.
El punto en el que esas lineas se encuentran (el punto
de fuga) es un espejo del punto desde el que la escena
Tepresentada es vista. La escena llega al espectador y lo/
—— ————— ———————————_
1. V3.1 Mitchell. Iconotogia: imagen, texto, ideologia, Buenos Aires, Capital
intelectual, 2016.
____4-68-
N
A
A a
I la invita a ocupar ese sitio privilegiado. Al tomar esta
E jon como implicita en la construccion de la imagen,
t 5
posic’
al espectador se Je otorga una vista perfecta desde la que
todo se ve del modo en que deberia verse,
Este punto de vista implicito en la imagen, sostiene
Mitchell, no solo senala una ubicacién en el espacio
concreto desde la que la escena representada es vista,
también sefala un punto de vista implicito en los espa-
cios simbdlicos abiertos por el discurso. “Discurso” refiere
aqui a los habitos semidticos que nos permiten comuni-
carnos y pensar, y que, al mismo tiempo, nos prescriben
modos de hacerlo. El discurso conlleva tanto actitudes
epistemoldgicas como supuestos no revisados sobre el sig-
nificado y sobre el mundo. El lenguaje puede ser parte
del discurso, pero el discurso, ciertamente, no se limita
exclusivamente al lenguaje.
Como individuos aprendemos a participar en discursos
y, de este modo, a darle sentido al mundo. Al hacerlo,
aprendemos a ver el mundo segtin las actitudes y presu-
puestos que son parte de esos discursos. Ellos se vuel-
ven parte de nuestra visién del mundo, una vision que
encontramos (0 no) reflejada en las representaciones con
las que nos vemos confrontados.
Por lo tanto, al mostrar la escena desde un punto de
vista particular, una imagen muestra mas de lo que en
realidad puede verse. Como sostiene Mitchell: “Parte del
poder del ilusionismo de la perspectiva fue que parecia
revelar no solo el mundo exterior visible, sino también
la propia naturaleza del alma natural cuya visién es
tepresentada”.’ Este entrelazamiento de lo que es visto
lo que no es visto, dice Mitchell, constituye el atractivo ¢
incluso la credibilidad de la imagen perspectiva.
2. Ibid.
a. |a,
MOSTHAR LO-QUE NO PUEDE SEH VISTO
LA_PERSPECTIVA COMO METAFORA
Hoy la construccion de la per
mente v:
pectiva artificial es clara-
ible como una construccién, como una técnica
para producir imagenes, Esta técnica puede ser ubicada
en tiempo y en espacio, es decir, puede ser historizada,
Mas que presentarnos la ilusién de un acceso directo al
mundo “tal como es” o “tal como realmente lo vemos”, la
perspectiva artificial aparece como un modelo, Sin em-
bargo, como sostendré mas adelante, precisamente por
poseer esa cualidad modélica, la perspectiva puede ayu-
darnos a comprender como vemos lo que vemos, y por qué
algunas de las cosas que vemos son mas convincentes,
impactantes 0 perturbadoras que otras, no solo en la pin-
tura, sino también en el teatro. Es mas, la perspectiva
como modelo me ayuda a relacionar estos efectos con el
discurso que media lo que pensamos que vemos, incluso
en aquellos casos en que lo que vemos parece no estar
mediado por nada.
Esto no equivale a decir que la vision “tal como suce-
de” [as it “takes place” en el teatro es la misma que la
vision que tiene lugar en la pintura o el dibujo [as vision
“taking place”). No es mi intencién reducir una a la otra.
Mas bien, propongo tomar a la perspectiva “ocurriendo”
en la pintura como modelo, como metafora conceptual o
reflector que me ayuda a “ver" la vision en el teatro bajo
una nueva luz.’ Mi punto de partida sera la comparacién
de Hans-Thies Lehmann de la estructura dramatica y la
perspectiva pict6rica, que trata en su libro Teatro posdra-
matico, de 1999."
3, Sobre la idea de los conceptos como metaforas y “reflectores”, ver Mieke
Bal, “Scared to Death”, The Point of Theory: Practices of Cultural Analysis,
Amsterdam University Press, 1994,
4, Hans-Thies Lehmann, Teatro posdramdtico, Ciudad de México y Murcia,
Paso de gato/CENDEAC, 2016,MAS eE
-70-
TEATRO COMO/Y PERSPECTIVA
Hans-Thies Lehmann introduce el término “posdramatico”
para referirse a un amplio rango de fendmenos que con-
figuraron al nuevo teatro de Europa occidental durante
aproximadamente las tiltimas dos décadas. “Posdramati-
co” indica que este nuevo teatro presenta un desplaza-
miento mas alla del teatro dramatico del pasado, pero que
al mismo tiempo presupone al teatro dramatico como el
trasfondo sobre el que tanto los creadores como el publico
lo perciben. La gran diferencia entre lo dramatico y lo pos-
dramatico es un cambio en la légica estética que subyace
a la aparicién de los diversos elementos que componen eal
evento teatral. Lehmann observa un desplazamiento gra-
dual de lo que llama la “arquitectura logocéntrica” tipica
del teatro dramatico (con sus raices en la tradicion aristo-
télica) hacia una “arquitectura del paisaje” en el escenario
contemporaneo.
Para explicar la légica que subyace al teatro dramati-
co, Lehmann lo compara con la perspectiva pictorica. El
drama actia como el marco de una imagen que se abre a
otro mundo. El marco ayuda al espectador a entender todo
lo que aparece en la escena como parte de una totalidad
significativa. La vision presentada por el marco dramatico
implica una perspectiva particular. Tal como es presenta-
da por el drama, esta perspectiva se caracteriza por te-
ner un telos o finalidad. Esta finalidad le otorga unidad y
coherencia en vista de un propésito o razon. La jerarquia,
la unidad, la claridad y la légica causal colaboran pat
que el espectador capte el orden l6gico escondido en la
agitacion de la accién escénica. De este modo, el teat!
Ses el mundo segin creencias invisitl®
a rrden mundial, la historia y la realidad. Es| a
hacerse nrecente Presentadas en escena en el sentido, ;
Mas bi es 0 visibles a través de signos teatrales-
ien, ellas hablan a través, o estan implicitas dent!MOSTRAR LO QUE NO PUEDE SER VISTO
de la propia estructura de la representacion. Para decirlo
con las palabras de Mitchell citadas mas arriba, ellas reve-
lan el alma cuya vision es representada.
En la etapa posdramatica, el marco dramatico es decons-
truido o rechazado. Esto provoca cambios radicales tanto
en la construccién del evento dramatico como en el modo
en que este se dirige al publico. El drama como un marco
unificado, a través del cual los elementos y actividades
que se observan en el escenario adquieren un significa-
do claro y sin ambigiiedades, da lugar a lo que Lehmann
describe como una “multiplicacién de marcos”. En un ar-
ticulo de 1997 que precede a sus argumentos en Zeatro
posdraméatico, habla de estructuras poéticas, de una musi-
calizacién de la materia del lenguaje y del “poder des-se-
mantizador del cuerpo y la visualidad en cuanto tal”, que
interrumpen “la peculiar mezcla de Dios, orden, légica,
causalidad, origen, imagen paterna y palabra”,° que cons-
tituye la estructura logocéntrica del teatro dramatico.
Este poder des-semantizador siempre ha estado ahi, pero
se encontraba bloqueado y desviado en el periodo del tea-
tro literario.°
Ademas de experiencias teatrales fascinantes e intere-
santes, este nuevo teatro presenta un desafio para el ana-
lisis de la performance y la teoria del teatro. Para entender
estas realizaciones escénicas y los efectos que evocan, no
basta con entender el significado de los simbolos teatrales
tal como son presentados dentro del marco de la estruc-
tura dramatica. A menudo, una perspectiva de ese tipo se
encuentra completamente ausente o aparece solo para ser
deconstruida y reemplazada por otros marcos, o rechazada
Para poder abrirse a lo que parece ser un contacto mas
directo con lo que realmente esta presente en la escena.
Derrumbando las convenciones teatrales, los intérpretes
-n-
5, Ibid.
6. Ibid.
a ed-72+
re SEEN
nos ofrecen destellos (0 algo mas) de “ellos mismos” com
seres vivos que se paran literal o figurativamente desnu-
dos frente a nosotros. Se muestran a si mismos, y nada
mas que a si mismos, o al menos eso parece.
PRESENCIA VERSUS REPRESENTACION
El discurso analitico y tedrico que rodea al nuevo teatro, a
menudo, evoca a la vieja -y, a esta altura, dudosa- Oposi-
cion entre el teatro y la performance, en la que el teatro
es entendido en términos de convenciones, representacién
y mediacion, y la performance actia como su otro, desar-
mando las convenciones y prometiendo una presencia in-
mediata. Como dice Elin Diamond en un texto de 1996,
en este discurso “el teatro estaba cargado de reverencia
a la autoridad del dramaturgo, sus actores disciplinados
a la tarea referencial de representar entidades ficticias”,
mientras que los espectadores se encontraban igualmente
disciplinados, “obligados a identificarse con los proble-
mas psicolégicos de los egos individuales y atrapados en
un mundo espacio-temporal tinico cuyo suspensos, giros
y aplazamientos podian decodificar mas o menos facil-
mente”. A la performance, por otro lado, se le otorgaba el
honor de “desmontar la autoridad textual, el ilusionismo
y al actor canénico en beneficio del cuerpo polimorfo del
performer. Al rechazar las convenciones de la interpreta-
cién, el o la performer se presenta a si mismo/a como un
cuerpo sexual, permeable y tactil, que flagela la narrati-
vidad de la audiencia y la barrera entre el escenario y ¢l
espectador”,”
La ironia en la descripcién de Diamond ya indica que
ella se sitda actualmente a una cierta distancia de esta
i
7. Blin Diamond, “Introduction”, en Elin Diamond (ed.), Performance and
Cultural Politics, Nueva York y Londres, Routledge, 1996.
_——MOSTRAR LO QUE NO PUEDE SER VISTO
celebracién de la presencia inmediata y de la franqueza
como fue caracterizada por la teoria temprana de la per-
formance. Para citar a Diamond nuevamente, “en linea con
la declaracion posestructuralista de la muerte del autor, el
foco en la performance hoy se ha desplazado de la autori-
dad al efecto, del texto al cuerpo, a la libertad del espec-
tador de crear y transformar significados”.® En la actuali-
dad, cuando se habla de la nocién de presencia, aparece
entre comillas o se utilizan en su lugar conceptos como
“efecto de presencia”. La “presencia”, hoy, es entendida
como algo necesariamente retérico que siempre depende
de la representacién, es decir, que depende de otros sig-
nificados y, por lo tanto, permanece dentro del ambito de
lo que ya esta construido. El “siempre ya” de Derrida ha
dejado marcas profundas.
Con su incesante deconstruccién de la plenitud meta-
fisica, Derrida desenmascara como una ilusién la creencia
metafisica de que los signos siempre tienen su fundamen-
to en algtin tipo de comienzo original y definitivo que es
experimentado como una presencia completa autovalida-
da. Esta ilusion puede ser vista operando en la oposicion
entre el habla -en tanto evidencia originaria autodemos-
trada-, y la escritura -la actividad posterior y secundaria,
que ocurre después, que representa o transcribe-. Esta
oposicién de habla y escritura tiene su paralelo en otras opo-
siciones como identidad/diferencia, presencia/ausencia,
realidad/imagen, cosa/signo y literal/metaforico. Se asu-
me que en cada una de estas categorias existe un grado
cero: uno de los términos es tratado como original, ge-
nérico y primario; mientras que el otro es considerado
subsidiario y determinado por su relacién con el primero.
La estrategia de Derrida es deconstruir cada una de estas
oposiciones para mostrar que lo que primero aparece como
el término privilegiado y originante es tan secundario y
8. Ibid.
-2B-mn eee
“Th
dependiente como el termino menor al que supuestamente
da origen. El originario ‘real para si mismo” sin la agencia
de los signos, la presencia definitiva, esta constituido por
esos signos. Al mismo tiempo, esto implica que los signos
secundarios -como los textos que representan un mundo
anterior- dejan de ser secundarios. En cambio, ellos se
vuelven parte de un mundo en el que los signos nunca
estan ausentes. Su “significado”, entendido como una re-
lacién con aquel mundo sin signos, se transforma en un
fantasma, la reificacién de una presencia ilusoria.
Y aun asi, a pesar del hecho de que nosotros, hoy, so-
mos demasiado conscientes de que lo Real (con R mayiiscu-
la) permanecera por siempre fuera de nuestro alcance, de
que los cuerpos significan en y a través de actos performa-
tivos, y de que la naturaleza es un producto cultural mas
que algo natural dado, parece dificil evitar las oposiciones
conceptuales como representacion y presencia, significado
y materialidad -y todo el resto que las acompaiia-, cuando
nos vemos confrontados con las estrategias utilizadas en
la escena posdramatica contemporanea. En parte, porque
estas estrategias parecen estar dirigidas al corazén de es-
tas oposiciones, a jugar con ellas, desarrollando térmi-
Nos opuestos unos contra otros. Aun cuando toda funda-
cién binaria de estas oposiciones pueda haberse vuelto
sumamente problematica, en cuanto efectos, ellas estan
mas presentes y son mas impresionantes.
Aqui la perspectiva como modelo puede ayudamos @
pensar las oposiciones binarias en términos relacionales,
es decir, a entender la manera en que tanto la “presencia”
y la representacién como el modo en que aparecen opues-
tas surgen en relacién a un punto de vista especifico. Asi
al hacer visible la légica cultural invisible que subyace #
Muestra concepcién del mundo visible, la perspective BUS
de ayudamos a ser mas conscientes de las limitaciones 4°
\a libertad del espectador para crear y transformar signif-
cados, y a mostrar esta ldgica en funcionamiento, inclus?
——>e
amazmmeo@
- B4-
Mantienen el lugar de las diferencias dentro del sistema por
medio de una referencia a algo anterior al sistema, mientras
que es el sistema mismo el que garantiza su estatus. Por
esta razon, estos metasignos pueden servir como indica-
dores significativos que llaman la atencién sobre la légica
invisible que opera en el sistema del que son parte. Ellos
presentan un punto de partida para un anilisis de la logica
que opera al interior de estos sistemas, un punto de par-
tida que permite comenzar “desde el interior” de ellos, en
vez de compararlos como representaciones de una presencia
originaria que existe fuera de ellos. De este modo, estos
indicadores significativos permiten un andlisis que toma en
cuenta el saber posmoderno de que lo que estamos empare-
jando con nuestras representaciones no es un cierto tipo de
mundo primario, sino, en palabras de Mitchell, “un mundo
ya arropado por nuestros sistemas de representacién’,”° Es-
tas ropas no cubren ningun tipo de realidad desnuda que
podria estar ahi al descubierto. Mas bien, para utilizar el
dictum de Judith Butler en Cuerpos que importan,”* el mun-
do solo se materializa en estos sistemas de representacién.
Por lo tanto, mas que enfocarse en la apariencia confusa
de la materialidad en si misma, deberiamos preguntarnos a
quién interesan en primer lugar las oposiciones de materia
y significado, realidad e imagen, cosa y signo, presencia y
ausencia. La perspectiva de quién esta involucrada aqui
y como media en lo que Pensamos y vemos?
ZQUIEN VE?
En un dibujo en
Perspectiva, el punto de fuga refleja el pun-
to de vista, el
punto desde el que la escena representada
a
20. W.J.T. Mitchell, conologia, op. cit,
a Judith Butler, Cuerpos que importan, Sobre tos limites materiales ¥
Scursivos del sexo, Buenos Aires, Paidés, 2010.4
MOSTRAR LO QUE NO PUEDE SER YISTO
es vista. En el grabado de Durero, el punto de fuga refleja
el ojo del artista firmemente bloqueado en su lugar por la
estructura que fija su mirada en la mujer que tiene enfren-
te. La imagen presenta, de este modo, una provocadora
ilustracion de la afirmacién de Mitchell de que el punto de
vista presentado por una imagen no solo marca una ubica-
cién en el espacio concreto, sino también en los espacios
simbélicos abiertos por el discurso. No es dificil ver por
qué este grabado fue un objeto de analisis tan provechoso
para la critica feminista del siglo XX al sesgo de género
que opera en la llamada vision objetiva.
El punto de fuga también juega un rol crucial en
Looking for Peter de Gonnie Heggen,” en donde ella vincula
la critica feminista de la vision con el ver y el ser visto tal
como ocurren en el teatro. El Peter al que el titulo de la obra
r refiere es Peter Pan, el célebre personaje de la obra hom6-
nima. “Peter Pan es la maxima ambicién de todas las actri-
ces, asi como Hamlet lo es para los actores”, escribe Roger
Lancelyn Green en 1954 en su libro Fifty Years of Peter Pan.”?
Hay una curiosa ausencia de simetria en esta aseveracion
aparentemente simétrica, dado que Peter, como Hamlet,
nominalmente es un varén. Sin embargo, a diferencia de |
Hamlet, Peter Pan ha sido interpretado desde siempre por
mujeres. Hamlet también ha sido interpretado por mujeres
muchas veces, incluso por algunas de las mejores actrices
de cada época. Sin embargo, parece sumamente improbable
que fuera considerado la maxima ambicién de una actriz. Y
Peter Pan, si le creemos a Roger Lancelyn Green, lo es.
Una de las pocas veces en las que una gran compaiiia
profesional le dio el papel de Peter Pan a un hombre fue en
= 85-
a
ee
22, Looking for Peter, coreografia de Gonnie Heggen. Bailarines: Gonnie
Heggen, Yasuko Yokoshi, Noortje Bijvoets, Viviane Rodrigues de Brito.
Peter Pan: Nini Portman. Estrenada el 14 de noviembre de 1996 en el
Teatro Frascati, Amsterdam.
23, Roger Lancelyn Green, citado en Marjorie Garber, Vested Interests: Cross
Dressing and Cultural Anxiety, Nueva York y Londres, Routledge, 1992.
(Di 4mae ee
- 86 -
1982, con la Royal Shakespeare Company. El director justi.
ficé esta decision al declarar su deseo de hacer que la obra
fuera una verdadera tragedia. Hablo de “elevarla del gueto
del teatro para nifios y transformarla en una obra maestra
nacional”.* Y para hacerlo, necesitaba a un hombre. En
realidad, no es muy dificil imaginar que no es lo mismo si
Peter Pan es interpretado por un hombre o por una mujer.
Mucho mas dificil, sin embargo, es justificar esa diferencia
y explicarla en términos de signos y referentes.
Peter, ademas de ser el nombre del famoso personaje,
es también la jerga para referirse al miembro masculino.
En el psicoanalisis freudiano, “looking for Peter” (“mirar a
Peter” o “buscar a Peter”, el titulo de la obra de Heggen),
marca el momento crucial en el desarrollo de la identidad
sexual. El hecho de volverse consciente de las diferencias
anatomicas entre el pene y la vagina no constituye ese
momento crucial, sino que resulta de “mirar” la ausen-
cia o presencia de un factor tnico. La diferencia entre el
hombre y la mujer aparece asi como la diferencia entre
tener y no tener, entre hombre y no-hombre. Visto de este
modo, parece légico que una mujer sea mas adecuada que
un hombre para interpretar a Peter Pan. éQuién podria ser
mas adecuado para interpretar a un nifio que no quiere
crecer y transformarse en un hombre que una mujer, un
no-hombre, alguien que nunca sera un hombre?
La eleccién de la Royal Shakespeare Company de dar-
le el papel a un hombre significa literalmente poner el
Peter” en Peter Pan, una decision critica que segiin la
compariia liberaria a la obra del paramo del teatro dirigido
@ nifos y la transformaria en una obra maestra del drama
vente a Looking for Peter, Heggen presenta su propia
eso no tre rae significa poner el “peter” en Peter Pan, ¥
‘Orma a su obra en una tragedia. Al contrario-
24. Cit jori
Citado en Marjorie Garber, Vested Interests, op. cit.
SS| OY
MOSTRAR LO QUE NO PUEDE SER visto
LA POLVERA DE PETER
En el escenario, cuatro mujeres demuestran que son capa-
ces de transformarse en hombres reales, incluso mas reales
de los que habitualmente vemos en la realidad. Con la mis-
ma facilidad, se transforman en mujeres reales y en varios
animales. Los movimientos sugieren patrones reconocibles,
pero antes de que se desarrollen completamente, ya se han
transformado en algo diferente nuevamente. En lugar de
presentar un marco claro para la interpretacion de lo que
se presenta en el escenario, la obra llama la atencién sobre
la ambigiiedad de lo que realmente esta ahi para ser visto.
En su interpretacién, estas mujeres no representan
una historia, sino que muestran transformaciones de apa-
riencia y comportamiento, cruzando constantemente los
limites que dividen a los sexos y a la cultura de la natu-
raleza. El comportamiento de las mujeres en el escenario
cuestiona las distinciones entre lo masculino y lo feme-
nino, la naturaleza y la cultura, lo humano y lo animal,
en cuanto categorias ontolégicamente fundadas en lo que
“esta ahi”. Ellas muestran que todo eso no es mas que una
puesta en escena que depende de la utilizacion de los
signos correctos.
Pero entonces, en cierto punto, una demostracion de
masculinidad fluidamente se transforma en un striptease.
Cada una de las mujeres saca una polvera, un accesorio tra-
dicionalmente femenino que realza la femineidad de quien |
la usa o la porta, tal como lo hacen los senos falsos, las pes-
tafias postizas, los tacos altos y los corsés. Incluso si quien
los usa es un hombre, como es el caso del travestismo.
Son accesorios que deben funcionar en un nivel cosméti-
co. Realmente no cambian la identidad sexual de quien los
porta. Son parte de la performati' idad de género. Es decir,
cuando un hombre usa pestafias 0 senos postizos, eso no
lo transforma en una mujer. Incluso las intervenciones qui-
rirgicas funcionan en este nivel cosmético. Una cirugia de
-87-mA SSE
amAmme@
- 88 -
senos no transforma a un hombre en una mujer. Solo hay
una operacién que modifica la identidad sexual,
Cuando en Looking for Peter las mujeres
veras dentro de sus bombachas, usandolas
de masculinidad analogo al modo en que los SeNOs falsos
pueden funcionar como un signo de femineidad, se produ-
ce un momento comico. Ellas presentan a las polveras como
un signo de masculinidad, pero lo que su Performatividad
demuestra es que esto no funciona de ese modo. Si, en el caso
de un hombre, ocultar los érganos sexuales puede contribuir
@ que parezca mas femenino, incluso si sabemos que se trata
de un hombre; en una myjer, el ocultamiento del drgano se-
xual detras de un pene falso solo aumenta nuestra conscien-
cia de la ausencia de un pene real, es decir, solo aumenta
la femineidad. Jugando con esta asimetria, Gonnie Heggen
llama la atencién sobre el hecho de que no todos los signos
son iguales. “Simplemente mirar” lo que los signos pueden
significar implica pasar por alto el modo en que esos signos
funcionan dentro de una cierta logica representacional. Es
decir, implica pasar por alto el modo en el que aparecen
como parte de una cierta vision del mundo, en este caso,
una vision en la que las mujeres aparecen como no-hombres,
poseedoras de una falta que no puede ser ocultada.
Ponen sus pol.
Como un signo
REPOSICIONANDOSE
El movimiento critico de Heggen confronta a la audiencia con
su propia mirada: cual es el limite entre lo que piensas que
ves y lo que realmente esta alli para ser visto? En su obra, ella
presenta un anilisis critico de la légica cultural que subyace
al modo en que los cuerpos en un escenario son vistos. Se
zambulle directo en el centro de un area disputada por la pet-
formatividad versus la materialidad, el género versus la sexua-
lidad, la cultura versus la naturaleza, la representacién versus
la auténtica presencia, para mostrar al cuerpo auténtico queMOSTRAR LO QUE NO PUEDE SER VISTO
“esta ahi para ser visto” como un fetiche. Lo que aparece como
presencia directa es, de hecho, el producto de la materia y la
performatividad y el deseo propio de nuestra mirada.
Heggen cuestiona la supuesta autenticidad multiplican-
do el marco y sus resultados en una experiencia confusa.
Confusa no porque una “perceptibilidad aumentada” del
cuerpo “lo conduzca de nuevo a si mismo”, sino porque con
esta estrategia, ella cuestiona la idea de que podemos verlo
“tal como es”. Pareciera que somos capaces de ver todo y,
aun asi, sentimos que nuestra vision, de algtin modo, esta
“enmarcada”, que no somos completamente libres. Aqui, la
perspectiva como modelo puede ayudarnos a entender como
esta multiplicacion de marcos transforma la vision en un pro-
blema y por qué esto puede ser considerado un acto politico.
Al exponer al “peter” como un signo, mas que como una
presencia real, Heggen presenta el reverso deconstructivo
de la oposicién binaria que inaugura las concepciones domi-
nantes de la diferencia sexual. Ella muestra el modo en que
esta oposicién binaria tiene como resultado una desviacion
subjetiva en el campo visual. Demuestra que una perspectiva
alternativa es concebible. Partiendo del cuerpo femenino,
el cuerpo masculino es un cuerpo con algo extra, una parte
que funciona como signo. Si esta encendido, es un hombre.
Si no esta encendido, es una mujer. De este modo, Heggen
demuestra que lo que es visto ya implica un punto de vista, y
que ese punto de vista, como sostiene Mitchell, no solo mar-
ca una ubicacion en el espacio concreto, sino también en los
espacios simbélicos abiertos por el discurso. Lo que es visto,
Por lo tanto, debe ser entendido en relacién a un punto de
vista particular desde el que es visto como tal.
La obra de Heggen demuestra asi que lo que parece ser
vision objetiva esta mediado por un punto de vista subjetivo.
Esta subjetividad, en su involucramiento con la vision, no es
el sujeto (re)presentado en el escenario o el cuerpo expuesto
a nuestra mirada. El sujeto de la vision es la posicién desde
la que el cuerpo es visto. Es el destinatario.
- 89 -mae >s
amaAmme@
-90-
=
En la obra de Heggen, la multiplicacion de marco
senta al espectador una direccién complicada. Esta direccion
es confusa no solo porque cuestiona la perspectiva teleolagi:
ca provista por el drama, sino porque cuestiona la sugerencia
de la ausencia de perspectiva. Cuestiona la separacion entre
quien ve y lo que es visto, constitutiva de la vision objetiva,
Cuestiona la posicién segura del espectador, una posicién
marcada por la ausencia, y exige un reposicionamiento,
La desviacién subjetiva del campo visual no puede
simplemente ser deshecha. La obra de Heggen demuestra
que no podemos simplemente elegir verla de un modo 0
de otro. Las diferentes perspectivas presentadas no son
equivalentes. Sin embargo, la obra provoca un cambio en
cuanto desnaturaliza la perspectiva dominante e invita a
lo que Kaja Silverman denominé “mirada productiva”.
Silverman reconoce que posiblemente no haya nada
que podamos hacer para prevenir conscientemente que
ciertas proyecciones ocurran una y otra vez de una manera
casi mecanica. Sin embargo, esto no significa que no sea
posible realizar un cambio 0, como ella lo llama, “hacer
operativo lo ético”: “Lo ético se vuelve operativo no en
el momento en que las fobias y los deseos inconscientes
toman posesién de nuestra mirada, sino en un momento
posterior, cuando evaluamos lo que recién ‘vimos’ e inten-
tamos -con un autoconocimiento inevitablemente limita-
do- mirar de nuevo de un modo diferente. Una vez mas,
entonces, el momento de la agencia consciente es escrito
bajo el signo de la Nachtrdglichkeit, la ‘posterioridad”™.
Es esta reconsideracién posterior, este volverse conscien-
te de la relacion entre quien ve y lo que es visto, la que
Puede transformar la mirada en una mirada productiva ¥ 4
la confusién del teatro posdramatico en un acto politico.
S pre.
—— |
ee a
25. Kaja Silverman, El umbral del mundo visible, Madrid, Akal, 2009. |