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Buenas tardes, profesora, compañeros; espero que estén teniendo una bendecida semana.

Me permito participar de
este foro, entregando mis respuestas a la actividad y dejando una pregunta retórica, invitando a la reflexión.

 ¿Qué implicancias tiene para estudiantes y profesores, incorporar el enfoque de competencias y el sistema de créditos
transferibles para el ejercicio de la docencia de calidad, en los distintos escenarios y contextos de la Educación Superior?

Principalmente, es necesario señalar que un enfoque formador de competencias debe centrar al estudiante como
protagonista de su propio aprendizaje, a través de experiencias significativas que pongan en jaque habilidades de orden
superior y el desarrollo de competencias o destrezas, permitiendo, eliminar totalmente los restos que queden del
enfoque conductista y fomentar el predominio del enfoque constructivista, el cual, en su propio nombre, invita al
estudiante a “construir su propio aprendizaje”. Y realizar esto ¿será una tarea fácil o compleja?, todo dependerá de cuan
dispuesto esté el docente en poner esfuerzo y dedicación en aquello, puesto que, como señala Herrán y Álvarez (2010),
el docente debe planificar, encaminar y evaluar a sus estudiantes con un enfoque evolutivo que permite la
trascendencia, mejora y progreso tanto del individuo como de la sociedad. Entonces no hay instancias para pensar en si
se debe reformular la clase expositiva para ser transformada en una clase interactiva, o no; la respuesta es llana y es un
sí, mediante lo cual, Molina (2006a) fundamenta, valorando la importancia del estudiante como su principal modelador
y creador de su aprendizaje, y esto solo se puede lograr mediante la interacción constante dentro de una clase, dando
protagonismo al alumno y a sus ideas, cumpliendo los docentes el rol de tutores por sobre el rol de instructores, y
otorgando instancias para la adquisición, apropiación y transformación de su propio pensamiento, evitando disciplinarlo
a su imagen y semejanza.

En un mundo globalizado, moderno, tecnológico y cambiante, es primordial que el estudiante se forme como un ser
integral dentro de la sociedad; esto quiere decir, adquirir habilidades o competencias que el sujeto requiera para
desarrollar su vida social y ciudadana, tanto como para desarrollar su vida profesional en distintos contextos, y Molina
(2006a) las define como “el fruto de una experiencia buscada y explotada activamente por aquel que participa en ella”
(p.51). Ya no basta con entregar y recibir conocimientos o teoría; ahora, si bien no debe quedar obsoleta, porque forma
la base de conocimientos técnicos que un profesional debe tener en la especialidad que se desempeñe; esto debe ser
solo un complemento para el principal eje de la educación actual, es decir, la formación por competencias; debido a que
es lo que la sociedad demanda en estos momentos; un individuo buen comunicador, con una base valórica, con
aspiraciones, adaptación a diversos contextos, superación personal, sed de aprendizaje, conciencia social y en constante
cambio y crecimiento, mediante la adquisición de competencias genéricas y específicas, que mediante el Proyecto
Tuning, tal como lo presenta Menéndez (2009), se pueden trabajar desde un enfoque psicológico que logra determinar
qué tan preparado está el egresado, en qué medida adoptó sus competencias y si esto le permitirá desempeñarse y
desenvolverse dentro de la sociedad, aportando e innovando dentro de la misma; y de este modo, el Marco Nacional de
Cualificaciones (MNC), de acuerdo con los planteamientos de Lemaitre (2013), podría significar un excelente aval para
evidenciar el logro, el valor y el reconocimiento de este proceso educativo.

Por lo mismo, es muy importante que la preparación profesional posea cada vez un mayor valor frente a las
comunidades, debido a que la demanda y la exigencia de la sociedad se supera día a día, y las universidades deben ser
capaces de adoptar cambios, con nuevos programas y metodologías docentes; primando su prestigio por sus procesos y
logros de una forma reconocible y confiable para sus estudiantes y egresados, y en este aspecto, el Sistema de Créditos
Transferibles (SCT) permite, como señala Benito (2011), un mayor reconocimiento y transparencia en el quehacer del
alumnado; un desarrollo académico regido con mayor orden en la realización de sus programas y planes de estudio, los
tiempos para cada actividad o asignatura, las oportunidades, la importancia de cada logro estudiantil; y no tan solo
aquello, sino que también una cooperación significativa entre universidades, y sobre todo -recordando la influencia de la
globalización-, permite el perfeccionamiento y el aprendizaje continuo a través de la movilidad estudiantil, recurso
sumamente necesario a medida que avanzan los años, debido a la multiculturalidad que se da en cada parte del mundo.
Esta movilidad permite la creación de redes de conexión y apoyo entre universidades a nivel internacional, un
intercambio cultural y el aprendizaje de un segundo idioma en el individuo, además de permitir la vivencia de
experiencias requeridas para una formación enriquecida, innovadora e íntegra, y un mayor conocimiento de mundo por
parte de los sujetos; todo esto, en pos de un progreso individual, social y cultural (Reyes et., 2014).

 ¿De qué manera los docentes de Educación Superior deberían innovar y mejorar su docencia teniendo como eje el
aprendizaje y desarrollo de todos sus estudiantes considerando los escenarios de cambio y de tensiones en la Educación
Superior, tanto en el contexto nacional como internacional?

Lo primordial, para poder innovar y mejorar el ejercicio de la docencia en el eje de aprendizaje y desarrollo para todos
sus estudiantes, de acuerdo a diversos contextos y tensiones, es observar y analizar la situación actual de la Educación
Superior a nivel nacional e internacional. En este sentido, mediante el proyecto Alfa Tuning es posible evidenciar que
muchas universidades a nivel mundial han accedido a integrarlo en sus prácticas por la alta necesidad de la formación de
profesionales competentes no solo en lo disciplinar, sino también en lo social e individual (Menéndez, 2009). Por este
motivo, las reformas centradas en el desarrollo de competencias creo que son acertadas para asegurar el progreso de
cada sociedad y de la universalidad. En este sentido, el docente debe estar en constante formación, participación en
cursos y capacitaciones, investigación, reformulación de su propia labor, incluyendo el rompimiento de paradigmas; esto
aportaría de manera enriquecedora a la toma de nuevas decisiones pedagógicas orientadas en las convergencias
actuales.

En este mundo globalizado y tecnológico, es primordial que el docente pueda tener dominio de herramientas
tecnológicas, conocimiento y manejo de plataformas también para aportar en sus quehaceres pedagógicos; además de
formular un replanteamiento de metodologías y estrategias innovadoras que permitan la interacción, el poder captar la
atención del estudiante, la motivación a su aprendizaje y la generación de instancias de simulación o contextualización
de diversas situaciones, aportando a la creación de experiencias significativas que nutran al estudiante en sus
competencias genéricas y específicas. Y esto ¿cómo se podría lograr?, primeramente, los docentes deben conocer los
meta-perfiles de área, que como señala Beneitone et al. (2014) reúnen la amalgama de logros que una cierta área debe
lograr; y también los perfiles de egreso de las carreras en las cuales imparten sus asignaturas para entender el foco de su
meta educativa; todo esto para trabajar de manera unificada el proceso de enseñanza aprendizaje, considerando el
desarrollo humano y su participación en este proceso. Posteriormente, se pueden identificar los cambios que han
surgido en la actualidad, como, por ejemplo: situación de pandemia, multiculturalidad, inclusión de estudiantes con
capacidades diferentes, modernización tecnológica, entre otras; y las necesidades surgidas de estos cambios. Una vez
comprendida esta globalidad, el docente podrá formar íntegramente a estudiantes, ubicados en el eje del sistema
educativo, encaminando su trabajo con propuestas desafiantes que permitan la orientación al alumnado en el desarrollo
de las habilidades o competencias requeridas en su desenvolvimiento social o profesional.

Es aquí cuando el estudiante debe asumir también su responsabilidad en el proceso educativo, aprender a
autoevaluarse, a opinar y buscar el perfeccionamiento mediante la interacción, investigación y la búsqueda de la guía del
docente cuando esta sea requerida. También, los estudiantes deben ser motivados por los docentes para que efectúen
postulaciones a becas, accedan a la movilidad estudiantil y se atrevan a expandir sus percepciones, mediante la
apropiación y transformación del conocimiento con el uso de las competencias desarrolladas, que como señala Molina
(2006b), generan un engranaje de evolución y desarrollo humano, tanto para el propio individuo como para la sociedad.

En esta vereda, se puede igualmente analizar la implicancia de las Agencias de Aseguramiento de la Calidad en la
Educación Superior, tanto en Chile como en el mundo; sin embargo, en el plano nacional, esta se encuentra en
desventaja al no poseer directrices y lineamientos determinados en la función del ejercicio universitario; por lo que,
sería excelente que con influencias de la globalización, se generen instancias de intercambio ideológico entre lo nacional
y lo internacional, que tal como lo indican la OCDE (2013), y Bernasconi et al. (2020), sus posibles mejoras apuntarían a
una mayor organización, la autoevaluación constante, documentación orientativa, garantías de cumplimientos, estatus,
beneficios, etc., sobre todo ahora que ya no sería un proceso voluntario para algunas carreras profesionales, sino que
sería obligatorio.

No obstante, y a pesar de las falencias del Proceso de Aseguramiento de la Calidad en la Educación Superior Chilena, es
posible destacar que muchas carreras profesionales realizan sus propias autoevaluaciones antes y después de cada
proceso de acreditación, y he podido evidenciar mejoras en la reformulación de mallas curriculares centradas en
competencias y demandas sociales actuales, lo que también se ve reflejado en la reelaboración de perfiles de egreso, y
de este modo, nuevos enfoques también a la labor docente. (Anexo links relacionados con mi área profesional y mi
Universidad de pregrado).

-http://noticias.ubiobio.cl/2021/07/22/pedagogia-en-educacion-general-basica-culmina-informe-de-autoevaluacion-de-
cara-a-nueva-acreditacion/

-http://juntadirectiva.ubiobio.cl/wp-content/uploads/2021/03/49-2.pdf

-http://mecesup.ubiobio.cl/docencia/wp-content/uploads/2014/11/SCT-UBB.pdf

Beneitone, P., González, J., y Wagenaar, R. (2014). Meta-perfiles y perfiles. Una nueva aproximación a para las
titulaciones en América Latina. Bilbao: Universidad de Deusto. (pp. 15-31).

Benito (2011), Nuevas claves para la docencia universitaria en el espacio europeo de educación superior. (Páginas 7 a
11). Narcea ediciones. Disponible en: Nuevas claves para la Docencia Universitaria en el Espacio Europeo de Educación
Superior (untumbes.edu.pe)

Bernasconi, A., Fernández, E., Irarrázaval, I., Scharager, J., y Villalón, M. (2020). Aseguramiento de la Calidad y la Nueva
Ley de Educación Superior. Año 15 (125) Centro de Políticas Públicas. PUC.

Herrán, A. de la y Álvarez, N. (2010). Para qué enseñar: Significado y sentido de la formación universitaria: En J. Paredes y
A. de la Herrán (Coords.), Cómo enseñar en el aula universitaria. Pirámide.

Lemaitre, M. J. (2013). Marco de cualificaciones: lecciones de la experiencia internacional. Seminario sobre Marco de
Cualificaciones Consejo Nacional de Educación.

Menéndez, J. (2009). La noción de competencias en el proyecto Tuning. Un análisis textual desde la sociología de la
educación. Revista Observar. 2009. 5-41.

Molina, V. (2006a). Currículo, competencias y noción de enseñanza-aprendizaje. Necesidad de reformulación de nuestras


concepciones sobre educación. Revista PRELAC, UNESCO. 3, 49-63.

Molina, V. (2006b). Educación, evolución e individuación. Revista PRELAC.

OCDE (2013). El aseguramiento de la Calidad en la Educación Superior en Chile 2013. (pp.73-76).


Reyes, M., Rosales, J., Mariscal, M., Canett, K., López, V., y Arroyo, J. (Coords.). (2014). La movilidad estudiantil:
elemento de transformación en lo académico, personal y profesional. REDIPE.

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