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San Agustín y Santo Tomás, representan una síntesis de la visión del pensamiento
humano durante la Edad media, caracterizada por una especie de: "estatismo intelectual
general", muy bien capitalizado por las estructuras de poder estatal cristianas.
Es difícil creer- aunque fácil de ver- que durante casi mil años, el pensamiento
humano-filosófico, se hubiese mantenido sin cambios trascendentes. Son precisamente
estos dos personajes, los que representan, por un lado, la inmovilidad pragmática al
servicio de las estructuras político-estatales – en el caso de San Agustín-, y la ruptura
definitiva de estas estructuras dogmáticas.- caso de Santo Tomás – estructuras que, tanto
perjudicaron al hombre y, que a su vez, tanto beneficiaron a la Iglesia.
Claro que esta mezcolanza de intercambio entre razón y fe, solo puede explicarse
haciendo referencia a su época. El Cristianismo pudo triunfar en el Imperio Romano
gracias a que un puñado de cristianos cultos- solo cristianos cultos, el resto eran unos
pobres infelices que procedían de capas sociales bajas, como hasta ahora-, se
interesaron por modelar su religión con las categorías filosóficas del platonismo.
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Agustín representa la puntilla de ésta síntesis desafortunada, sin la cual el mundo
Occidental no se hubiera cristianizado y habría sido más libre; sin embargo, quedó
encadenado a convencionalismos sociales, ubicando a la fe, como un subterfugio social
represor de la conciencia, y colocando a un Dios, para cubrir la retaguardia del ingenuo
creyente. ¡Que fácil es evadirse del drama moral de la conciencia que plantea la
libertad! En ella no existe un Dios mágico que nos indique el camino hacia le verdad-
dice Sartré. Por su parte Nietzsche opinaría que el Cristianismo ha domesticado al
hombre para convertirlo en un animal aprisionado. Sin embargo, y sin darse cuenta, San
Agustín- con su afán de justificar al Cristianismo, colocó a esta Institución, en el campo
del estudio humano, con lo cual, él mismo dio el primer paso hacía la inevitable y
afortunada desarticulación de tales revoltijos pragmáticos entre fe y razón…Y así
transcurren los casi mil años de cerrazón infranqueable, hasta que otro cristiano, da el
empujón definitivo a los dogmas de la Iglesia y abre, con esto, la puerta a los futuros
filósofos de la Ilustración, que acabaran por ubicar, humillar y desechar dichos dogmas
de las mentes de los hombres- aunque sea, tan solo las de algunos-; me refiero a Santo
Tomás de Aquino. El toma directamente del propio Aristóteles su nueva valoración del
saber natural ante el conocimiento de la fe.
La razón no es una simple herramienta de la fe, sino que- y he aquí la valiosa ruptura-
la ubica como algo independiente. Santo Tomás haya o no querido hacerlo, contrapone
al Cristianismo con algo que no le es posible refutar: Un genuino afán por el
conocimiento y principalmente por la ciencia. Para Aristóteles, fe y razón o, alma y
cuerpo, no están unidos accidental o forzadamente. Por el contrario, existe una unión
natural y esencial entre ambos. El hombre es un ser unitario compacto. El alma por
consiguiente, es principio vital y no de otro mundo; nada tienen que ver aquí,
supercherías o pensamientos mágicos en el origen de la verdad. "Es natural al hombre
llegar a lo supersensible a través de lo sensible".
Santo Tomás dice que razón y fe no están unidas en el conocimiento de la verdad, son
más bien, vías distintas de conocimiento. Cuando Sto. Tomás separa fe de razón,
desarticula automáticamente a la fe cristiana y la relega a las mentes obtusas y
ordinarias que asumen que Dios es el motor de la historia humana, y al mismo tiempo,
coloca a la razón, como objeto de estudio libre y abierto, con lo que de ahí y en los
siglos posteriores, a los hombres les será posible avanzar en la concepción de
estructuras sociológicas, filosóficas, científicas, etc., lo suficientemente alejadas de
voluminosos obstáculos para el pensamiento claro y la salud mental, bloques y trabas
representadas por el propio cristianismo.
Resulta un tanto irónico, que haya sido, desde dentro de la propia Iglesia Cristiana, que
se originara la línea de la cual sus mismos dogmas, serían fracturados, comprobando así,
que cristianismo y sabiduría no se llevan, es más, son opuestos. Si bien aún hoy día, la
gran mayoría de los seres humanos siguen aferrados, llenos de terror, sujetados a
incoherencias salidas del pensamiento mágico religioso, se abrió, con las ideas de estos
filósofos y muchos otros, la opción de no solo abandonar estos dañinos dogmas, sino de
desenmascarar sus verdaderos intereses de poder.
Así que, queda en cada quien escoger, pero no será su criterio, sino su naturaleza la
que lo acerque o aleje de los engaños mágicos.
Vigo Alva.
2099. Timbuktoo.