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EL DOCUMENTO Q

James M. Robinson
Paul Hoffmann
John 5 . Kloppenborg
BIBLIOTECA DE ESTUDIOS BÍBLICOS
107

Otras obras publicadas


por Ediciones Sigúeme:

- R. BüUmann, Historia üc la iradición sinóplicu (BEB 102) -


- G. TIicissen-A. Merz, ElJesús histórico {^^d> 100)
- G. Tlicisscn, La religión de los primeros- cristianos (BEB (08)
- U Luz, El evangelio según san Mateo I-Iíí (BEB 74, 103, 104)
- G. Thcissen, Colorido local y contexto histórico en los evangelios (BEB 95)
- H. Baiz-G. Schmxácv, Diccionario exegético del NT \'\\ (BEB 90-91)
- H. Köster, introducción al Nuevo Testamento (QEG> 59)
- R. Bultmann, Teología del Nuevo Testamento (BEB 32)
- J. Jeremias, Palabras desconocidas de Jesús (BEB 14)
EL DOCUMENTO Q
EN GRIEGO Y EN
ESPAÑOL
Con paralelos del evangelio de Marcos y
del evangelio de Tomás

JAMES M . ROBINSON, PAUL HOFFMANN,


JOHN S. KLOPPENBORG (EDITORES)
MILTOÑ C. MORELAND (EDITOR EJECUTIVO)

SANTIAGO GUIJARRO (EDICIÓN ESPAÑOLA)

PEETERS EDICIONES SÍGUEME


LEUVEN SALAMANCA
2002 2002
Cubierta diseñada por Chrisíian Hugo Martín

The Sayings Gospel Q in Greek and English


Título original:
with Parallels from the Gospels of Mark and Thomas

Traducción del texto griego; Santiago Guijarro


Tradución de la introducción inglesa; Esther Mique!

© Peeters, Leuven 2001


© Ediciones Sigúeme S.A., 2002 _ .
García Tejado, 23-37 - E-37007 - Salamanca / España
www.sigueme.es

ISBN: 84-301-1464-5
Depósito legal: S. 1.055-2002
Fotocomposición Rico Adrados S.L., Burgos
Impreso en España / ÜE
Imprime: Gráficas Varona
Polígono E ! Montalvo, Salamanca 2002
COMITÉ EDITORIAL DEL
PROYECTO INTERNACIONAL Q

Stanley D. Anderson
Robert A. Derrenbacker, Jr.
Christoph Heil
Thomas Hieke
Paul Hoffmann
Steven R. Johnson
John S. Kloppenborg
Milton C. Moreland
James M. Robinson
CONTENIDO

Prólogo 11
Los textos de Q en el orden de Mateo 13
Divergencias respecto del orden de Lucas :... 17
introducción (James M . Robinson) 19
Siglas 99
El texto de Q en griego y en español 103
Concordancias de Q (John S. Kloppenborg) 203
Lecturas-recomendadas 231
PRÓLOGO

El Documento Q en griego y español con paralelos del evan^


gelio de Marcos y del evangelio de Tomás es esencialmente una
versión abreviada y simplificada de The Critical Edition of Q:
Synopsis including the Gospels of Matthew and Luke. Mark and
Thomas with English, German, and French Translations of Q
and Thomas, editada por James M . Robinson, Paul Hoffmann, y
John S. Kloppenborg (Milton Moreland, editor ejecutivo), que
fue publicada en el 2000 por Fortress Press para Norteamérica y
por Peeters Publishers para ía Unión Europea. Fortress Press há
publicado también en el 2001 un librito titulado The Sayings of
Jesus: The Sayings Gospel Q in English, sin el texto griego.
El texto ctíúco de Q, que es el resultado del trabajo que han
realizado de forma continuada durante casi dos décadas los
miembros del Proyecto Internacional Q, se presenta aquí en pá-
ginas enfrentadas, con el texto griego a la izquierda y su traduc-
ción española a la derecha. Ambos utilizan la versión simplifi-
cada que ya fue publicada en The Critical Edition of Q. Allí
aparecía resaltada en la parte inferior de las páginas de la iz-
quierda para facilitar su consulta. Esta versión libera aí lector dé
ía amplia batería de siglas que fueron necesarias para presentar
la reconstrucción del texto crítico. Por esa razón ahora sólo apa-
recen ias siglas necesarias para indicar el grado de certeza del
texto en cada caso (véanse las siglas más adelante, en p. 99).
La Concordancia del vocabulario de Q preparada por John S!
Kloppenborg, que aparece en su versión completa en la Critical
Edition of Q, se reproduce aquí en un formato más asequible, en!
el sentido de que sólo se incluye el vocabulario más significatí^j
YO, aunque se amplía incluyendo la traducción española de cada
término griego.
¡2 El Documento Q

Las amplísimas bases de datos preparadas por el Internatio-


nal Q Project, en las que se basa la reconstrucción del texto crí-
tico de Q, han sido publicadas en una serie de varios volúmenes,
bajo el título: Documenla Q: Reconstructions of Q Through Two
Centuries of Gospel Research Excerpted, Sorted, and Evaluated
(Peeters Press, Leuven I996ss).
LOS TEXTOS D E Q E N EL ORDEN D E MATEO

Mateo Duplicado Q (Lucas) Evangelio Página


en Mateo de Tomás
3,101 3, [01, 104
3, 1.5 3,13; 11,10b 3, 2b-3a 104
3,7-10 7. 19 3,7-9 104-106
3. 11-12 3,16b-17 106
3,[13.16-]7| 3, 5-6; 17,5b-c 3,121-221 106
4, 1-11 4,1-4.9-12.5-8.13 108-110
4,13 4, 16 110
5, 1-4,6 4, 25 6, 20-21 54; 69,2 110-112
5, 11-12 6, 22-23 69, la; 68, 1 112

5, 13 14,34-35 182
5, 15 11,33 33, 2-3 148
5, 18 24, 34a.35.34b Í6,17 184
5,25-26 12,58-59 170
5,32 19,9 16, 18 186
5, 39b-40 5,42b 6,29 114
5,I41I 6,[29<->30/Mt5,41I 114
5.42 5,40 6,30 95 114
5,44 6,27-28 112
5,45 5,48 6,35c-d 112
5,47 5,46 6,34 95 116
5,48 5,45 6,36 116
6, 9-13 11,2b-4 138

6,19-21 19,21b 12, 33-34' 76,3 162


6,22-23a 11,34 24,3 150
14 El Documento Q

Mateo Duplicado Q (Lucas) Evangelio Página


en Mateo de Tomás
6,24 16,13 47,2 184
6,25-33 12,22b-31 36 162-164

7,1-2 6,37-38 116


7, 3-5 6,41-42 26 118
7, 7-11 11,9-13 '92,1;94 140
7,12 22,40 6,31 6,3 114
7, 13-14 13,24 174
7, 16b 6,43 45, 1 120
7,21 12, 50a 6,46 120
7, 22-23 13,26-27 174
7, 24-27 6,47-49 122
7, 28a 7, la 122
8,540.¿13? 15,21-23a.25-28 7, lb.3.6b-9.¿10? 122-124
8, U-12 13,29.28 174
8, 19-22 9, 57-60 86 128-130
9, 32-34 12,22-24 n , 14-15 140
9, 37-38 10,2 73 130

10, 7-8 4,17 10,9 14, 4c 132


10, lOb-11 10,12 10,7-8 14,4a-b 132
10,14 10,10-11 134
10,15 11,24 10,12 134
10,16 10,3 39,3 136
10,19 10,20 12,11-12 '160

10,24-25a 6,40 118


10,26 12,2 5, 2 = 6, 5 154
10, 27 12,3 33,1 154
10,28-31 12,4-7 156-158
10,32-33 16,27 12,8-9 158
10, 34 12,1491 10 168

10,34 12,51 16,1-2 168


Los textos de Q en el orden de Mateo 15

Mateo Duplicado Q (Lucas) Evangelio Página


en Mateo de Tomás
10,35-36 12,53 16,3b 168
10,37 19,29a 14,26 55; 101,1-2 180
10,38 14,24b 14, 27 55,2 182
10,39 16,25 17, 33 182
10,40 18,5 10, 16 136
11,2-6 7,18-19.22-23 124
11,7-10 7,24-27 78 124-126.
II, 11 7,28 46 126
11,12-13 16,16 Í,84
11,16-19 7,31-35 128
11,21-24 n,23b.2Ib;Í0,15 10,13-15 136
11,25-27 10,21-22 , 61,3b 136-138

12, 25-28 11,17-20 140-142


12,1291 11, [21-22] 35 142
12, 30 11,23 144
12,32a-b 12,31.32c 12,10 44 i5;8
12,33 7,17.20a; 20b=I6a 6,44 45,1 120
12, 34-35 3,7b 6,45 . 45, 2-4 120
12, 38-40 16,1.2a.4 11,16.29-30 14'6
12,41-42 11,32.31 148
12,43-45 11,24-26- 144
11,¿27-28? 79,1-2 446

13, 16-17 10,23-24 138


13,31-32 13,18-19 20 172
13,33 13,20-21 96,1-2 172
15,14 6,39 34 118
16,[3bl 12,[561 91,2 i 70
17,20b 21,21 17,6 48 190
18,6-7 17,2.1 Í86
18, 12-13 15,4-5a.7 107 Í88
- 18, 10.12-14 15,([8-101 • l!88
18,15.21 17,3-4 ¡'90
E¡ Documento Q

Duplicado Q (Lucas) Evangelio Página


en Mateo de Tomás
22, 28.30 200
20,|161 19,30 13,[301 4,2 176
2,1,1321 21,25c.29 7,129-301 128

.}Í% 2-10
14,'!6-I8.¿19-20?.2L23 178

23,¿l-2a? 11, ¿39a? 150


23,4 11.46b 152
23, 5-7 11,43 150-152
23,[121 . 18,4 14,illl 178
23,13 11,52 39,1-2 152
23; 23 11,42 150
23,25|26al.26b ll,39b.[40l.41 89 150
23,27-28 11,44 150-152
23,29-32 11,47-48 152
23,34-36 11,49-51 154
23,37-39 21,9b '13,34-35 Í76

17,1201 113, 1-2 190


24,[231 24, 26 I7,|2il 113,3-4; 3 190-192
24,26-27 24,23 !7,23 194
24, 28 !7,37 194
24,37-39a 17,26-27 196
17,¿28-29? 196
24,39b 17,30 196
24,40-41 24,18 17,34-35 61, 1 196
24,43 12,39 21,5; 103 166
24,45-51 25,2ib 12,42-46 166-168

25, 10-12 13,25 174


25,14-15b.l9-29 25,20-26; 13,12; 8,22 19, 12-13.15-24.26 ¡98
DIVERGENCIAS RESPECTO DEL O R D E N
DE LUCAS

Suele pensarse que Mateo tuvo tendencia a reorganizar el or-


den de Q con el objeto de elaborar sus largos discursos, mientras
que Lucas trató de mantenerlo. En la preparación de The Critical.
Edition of Q se examinaron estas divergencias en el orden entre
Mateo y Lucas allí donde se daban. Y ciertamente, en la mayoría
de los casos el orden de Lucas, y no el de Mateo, es el que pare-
cía reflejar el de Q. En consecuencia, lo normal es seguir el or-
den de Lucas para encontrar un texto en El Documento Q Sin
embargo, en aquellos casos en los que resulta evidente que el or-
den de Q es el de Mateo y no el de Lucas, seguiremos esta re-
construcción de la secuencia de Q, en lugar de la lucana.
Algunos casos en los que la secuencia lucana no es la de Q
son los siguientes ^:
Q 4, 5-8: entre Q 4, 9-12 y Q 4, 13.
Q 6, 35c-d: entre Q 6, 27-28 y Q 6, 29.p9-^>30/Mt 5, 411.30-
32.34.
Q n , 16: entre Q 11, 17-20.[21-22l.23-26.¿27-28? y Q 11,
29-30.

1. Esta es ía justificación de la costumbre ampliamente aceptada a la ho-


ra de citar Q utilizando ei número de capítulo y de versículo de Lucas. Este
modo de proceder fue introducido en la planificación inicial de The Criticai
Edition of Q. Cf. James M. Robinson, The Sermon on the Mount/Plain: Work
Sheets for Reconstruction of Q: SBL SP ( 1983) 451 -452, citado más adelante
en la Introducción.
2. Véase la discusión en; James M. Robinson, «Instances of Matthew =
Q Order», un apartado de: The Sequence of Q: The Lament over Jerusalem, en
R. Hoppe-U. Busse (eds.), Vom Jesus zum Christus: Christologische Studien.
Festgabe fiir Paul Hoffmann zum 65. Qeburistag (BZNW 93), De Gruyter, Ber-
lin-New York 1998, 225-260, especialmente 227-232.
18 El Documento Q

Q 11,42: entreQ ll,34-35.¿39a?yQ ll,39b.41.


Q 11,52: entreQ 11, 46byQ 11,47-51; 12, 2-3.
Q 12, 33-34: entre Q 12,2-12 y Q 12, 22b-31.
Q 13,29: entre Q 13, 27 y Q 13, 28|30l.
' Q 17,33: entre Q 14,26-27 y Q 14,34-35.
Q 15,4-5a.7|8-10l: entre Q 17, 1-2 y Q 17, 3-4.
Q 17, 37: entre Q 17,23-24 y Q 17,26-27.

La posición de Q 6, 39 y Q 6, 40 es difícil de determinar.


Convencíonaímente se presentan en el orden lucano.
Aquellos textos que se encuentran sólo en Mateo y no en Lu-
cas, y que se piensa que deberían incluirse en Q, se han situado
siguiendo la secuencia de aquellos textos de Mateo más próxi-
mos que tienen en Lucas un paralelo procedente de Q, conside-
rando que esta sería su hipotética posición en Q:
Mt 5,41 : entre Q 6,29 y Q 6,30.
INTRODUCCIÓN

James M. Robinson

Eí propósito de esta Introducción es documentar los momen-


tos más decisivos de ía historia de la investigación de Q, a partir
de la cual se configura la situación actual de su estudio. Conce-
demos especial atención a las diversas formas en las que, a Ib
iargo de los años, han sido resueltos los problemas que dificiil-
tan eí proyecto de establecer un texto crítico de Q
Durante el siglo XIX el estudio de Q se vio favorecido por un
cúmulo de factores que consiguieron acreditar su existencia co-
mo la soiución más viable al así llamado «problema sinóptico»:
¿cómo explicar el hecho de que Mateo, Marcos y Lucas narren
aproximadamente la misma historia en más o menos el mismo
orden, mientras que Juan utiliza ün procedimiento completa-
mente diferente? Respuesta: Mateo y Lucas compartieron dos de
sus fuentes: Marcos y ima colección ya desaparecida de dichos
usualmente denominada «Q».
Sin embargo, la manera en la qué por primera vez fue formur
lada esta solución hacía muy difícil conceíjir siquiera la posibili-
dad de reconstruir un texto crítico de Q, ya que.el punto de par-
tida de los estudios sobre Q era el presupuesto de que esté
documento había sido elaborado por el apóstol Mateo en arameo,

I. Para una presentación más detallada, cf. J. S. Kloppenborg, Excavating


Q: The History and Social Setting of the Sayings Gospel, Fortress, Minneapo-
lis 2000. Para una presentación más ceñida, centrada en el siglo XX, cf. la di-
sertación de su estudiante A. Kirk, Compositional Analysis of Q in the History
of Scholarship, en The Composition of the Sayings Source: Genre, Syncroky,
and Wisdom Redaction in Q (NovTSup 91), Brill, Leiden 1998,2-64. Cf. tain-
bién D. R. Catchpole, Did Q Exist?, en The Quest ofQ, T&T Clark, Edinburgh
1993, 1 -59 y Ch. M. Tuckett, Introduction: The Existence of Q, en Q and the
History of Early Christianity: Studies on Q, T&T Clark-Hendrickson, Edln-
burgh-Peabody MA 1996, 1-39.
20 El Documento Q

una obra de la cual nada habría sobrevivido. Esta suposición,


aunque muy atractiva desde el punto de vista teológico por cuan-
to garantizaba la apostolicidad del escrito, llegó a hacer práctica-
mente imposible el acceso a Q, pues difícilmente podría alguien
acceder, tras los evangelios canónicos de Mateo y Lucas, escritos
en griego, a una fuente aramea puramente hipotética, que, en el
mejor de los casos, estaría sólo atestiguada por algún aramaísmo
ocasional, supuestamente camuflado bajo el texto griego. El tex-
to arameo del propio documento Q habría permanecido indocu-
mentado e inaccesible para siempre. Entendida en estos términos,
Q nunca habría dejado de ser una mera hipótesis, y jamás habría-
mos podido citar realmente su propio texto.
Sólo de forma gradual, y en especial durante la última parte
del siglo XX, este tipo de argumentos -cuya atracción tenaz es~
tribaba en su valor apologético- fueron completamente sustitui-
dos por criterios objetivos basados en la observación empírica de
los rasgos redaccíonales de Mateo y Lucas. Pues una vez que es-
tos rasgos han sido inferidos a partir del trabajo redaccional de
ambos sobre Marcos, pueden ser aplicados al análisis de los di-
chos de Q ^.
Ahora ya no es necesario seguir considerando a Q como una
pura hipótesis, como una entidad meramente postulada, escon-
dida de forma inaccesible tras los evangelios de Mateo y Lucas.
El resultado de esto, en épocas más recientes, ha sido la prolife-
ración de las reconstrucciones totales o parciales del texto grie-
go. El Documento Q que aquí presentamos en griego y español

2, Aunque este argumento ha sido ampliamente desarrollado durante la


última generación como resultado de la aplicación de la crítica redaccional, no
es realmeiltc nuevo, tf. K. Lake, The Date of Q: The Expositor, Seventh Series
7 (1909) 494-507,495'-49ó: «Si observamos su forma de tratar a Marcos, po-
demos con.statar que taj)to Mateo como Lucas lo utilizan con un grado consi-
derable de fidelidad, excepto en pequeños detalles de dicción, tales como el
; cambio del presente histórico, característico de Marcos, por un tiempo pasado,
más correcto desde el punto de vista literario. Es inusual que ambos alteren a
Marcos en el mismo lugar y de la misma manera, y el número de situaciones
donde esto parece ocurrir debería probablemente quedar reducido de forma
considerable mediante la crítica textual. Por tanto, tenemos buenas razones pa-
ra creer que, normalmente, ei texto original de Q está preservado bien en Ma-
teo, bien en Lucas, y una crítica inteligente debería hacernos capaces de acer-
tar a la hora de elegir entre los dos».
Introducción .21

está basado en la colaboración de un equipo de investigadores


que, desde 1985^ han estado trabajando juntos bajo la denomi-
nación de «Proyecto Internacional Q».

1. Los logia árameos de Papías

Existen dos términos, con una misma raíz, que frecuente-


mente han sido considerados como referidos a los dichos de Je-
sús: logia (en griego, Xóyia; sing., Xóyiov), y logoi (en-griego,
^óyoi; sing., ^óyog). Puesto que uno de ellos, logia, fue utiliza-
do a principÍQS del siglo ÍI por Papías en referencia a Mateo, se
supuso inicialraente que con él se estaba designando á Q. Fue a
partir del descubrimiento del Evangelio de Tomás, en el que se
denomina logoi a los dichos de Jesús, cuando comenzó a aban-
donarse la tendencia a utilizar logia para designar a Q. Esta cues-
tión resultó ser mucho más que un debate insignificante sobre
terminología, ya que tras ella se escondía un interés apologético,
a saber, el origen mateano, y por tanto apostólico, de Q.

a) Los logia de Papías como colección aramea de dichos de


Jesús atribuidos a Mateo. Friedrich Schleiermacher

En 1832, Friedrich Schleiermacher interpretó los textos de Pa-


pías, escritos a comienzos del siglo W, asumiendo que el térmi-
no logia (XÓ7ia)'se refería a los dichos de Jesús. Papías, en efec-
to, había escrito una obra titulada AOYÍCÜV xu^iaxtóv e^riyTicFLg,
que Schleiermacher identificó como im escrito titulado Exegesis
de los dichos del Señor. En ella, Papías declara que Max-datog
[lèv oúv 'EpQaíOL òiaXéxTcp xa Aóyta a u v e t á ^ a t o , fiQ^riveu-
aev 6' aiixà cbg fiv òvvatòg exaoTog, lo cual fiie interpretado
por Schleiermacher así: «Mateo compuso los dichos en el dialec-
to hebreo [= arameo], y cada uno los interpretó como pudo».
Schleiermacher defendió ía tesis de que la fuente aramea no era

3. Eusebio, Hist, eccl 3,39,16. Los textos de Papías son ahora accesibles
en Synopsis Quattuor Evangeliorum (Deutsche Bibelgesellschaft 15), ed. Kurt
Aland, Stuttgart, redivierte Aufl. 1996,2. korrigierter Druck 1997,547.
22 El Documento Q

lo mismo que el evangelio canónico de Mateo (como Papías ha-


bía erróneamente supuesto), sino rma fuente perdida, escrita por
el apóstol y subyacente al actual evangelio canónico de Mateo
(otorgándole, así, el nombre y la autoridad del apóstol). Dicha
fuente estaría formada por «logia», término erróneamente enten-
dido por Schleiermacher, quien creía que se referia a «dichos»:
Mateo escribió una colección de dichos de Jesús, que conte-
nía bien sentencias individuales, o discursos más extensos, o
ambas cosas a la vez, sin duda lo más probable; ya que la
propia expresión de Papías no puede haber querido decir otra
cosa**.

Puesto que Schleiermacher creyó que la coleccióii de dichos


de Mateo no había sido utilizada en los demás evangelios canó-
nicos y, consecuentemente, tampoco por Lucas ^ no puede ser
considerado el descubridor de Q. Sin embargo, ai fundamentar
su tesis en un testimonio patristico tan antiguo, inevitablemente
sugirió que la colección tenía origen apostólico. Difícilmente
puede exagerarse el peso que este argumento ha tenido a lo lar-
go de todo el siglo XIX. Fue también él quien empezó a utilizar
el término iogia^ procedente de Papías, como término técnico
(inexacto) para designar lo que mucho después llegaría a cono-
cerse como Q.

b) «El auténtico Mateo» que también utilizó Lucas.


Christian Hermann Weisse

En 1838, el filósofo de Leipzig Christian Hermann Weisse pre-


sentó por vez primera el argumento sobre el que se fundamenta la
existencia de Q, a saber: que tanto Mateo como Lucas utilizaron,
además del evangelio de Marcos, una colección de dichos:
Si aceptamos en relación con la obra mencionada [el evange-
lio de Lucas] que se sitúa respecto a Marcos en una relación
similar a la del evangelio de Mateo; y que, como éste último

4, R Scheleiermacher, Ueber die Zeugnisse des Papias von unsern beiden


erstén Evangelien: TSK 5 (1832) 735-768, aquí 73S.
5. Ibi4.,151.
Introducción 23

[Mateo], sólo que con más libertad y buscando un cierto prag-


matismo en la narración, entreteje en la trama de la narración
de Marcos los XóyLCt de Mateo además de un impresionante
número de otras informaciones adicionales, permaneciendo
sin embargo a lo largo del proceso completamente indepen-
diente de nuestro evangelio de Mateo así como [Mateo] se
mantiene independiente respecto de [Lucas], se constatará
que, en la medida en que esta tesis no contradice los testi-
monios históricos sobre el evangelio de Lucas, tampoco es
necesaria ninguna justificación preliminar externa de la mis-.
ma. En las palabras iniciales de su obra, el propio Lucas nos
dice que ha utilizado testimonios extemos sobre el itinerario
vital del Redentor, los cuales estarían más cerca de la primera
fuente [Marcos]... Pero, después de todo lo que hasta ahora
hemos ido haciendo notar, el supuesto de que entre las fuentes
por él utilizadas se encuentran los escritos de Marcos y el au-
téntico Mateo [es decir, Q] resulta tan verosímil que debería*-
mos sorprendernos extraordinariamente si ese no fuera el car
so. Por tanto, podemos avanzar confiadamente por el camino
que hemos emprendido en relación también con Lucas, con lá
conciencia de que precisamente de esta forma damos cuenta
de los testimonios históricos del mejor modo posible^.

Esto nos conduce a reflexionar brevemente acerca de la rela-


ción entre los otros dos sinópticos aí margen de su conexión co-
mún con Marcos. Como previamente hemos indicado, pensa-
mos que dichas relaciones son independientes, entendiendo por
ello que cada uno de los dos eviangelistas usó las fuentes comu-
nes de forma independiente, no que cada uno de ellos recurrie-
ra, en toda o la mayor parte de su obra, a fuentes no utilizadas
por el otro. Nuestra convicción más firme es que, no sólo Mar-
cos, sino también la colección de dichos de Mateo es fuente co-
mún para ambos'.

6. Ch. H. Weisse, Die evangelische Geschichte kritisch und philosophisch


bearbeitet (2 vols.) I, Breitkopf und Härtel, Leipzig 1838,55-56.
7. Ibid., 83. Éste es el decisivo pasaje en relación al origen de la hipóte;
sis Q citado por W. G. Kümmel, Das Neue Testament: Geschichte der Erfor-r
schung seiner Probleme (Orbis Academicus 3.3: Probiemgeschichten des Wis-
senschaft in Dokumenten und Darstellungen), Karl Alber, Freiburg-München
1958,185.
24 Et Documento Q

c) «K» (L) para \óyia. Heinrich Julius Holtzmann

En 1863, Heinrich Julius Holtzmann presentò una compara-


ción detallada entre los dichos de Mateo y Lucas de un modo tan
convincente que consiguió la aceptación general de Q^. En efec-
to, a pesar de !a persistencia de algunos puntos de vista minorita-
rios, la hipótesis que afirma la existencia de esta fuente continúa
siendo hasta hoy la posición predominante, aunque, evidente-
mente, a lo largo de todos estos años haya sido perfeccionada en
varios aspectos.
Holtzmann, todavía por deferencia a los logia de Papías, lla-
mó a esta fuente de dichos «A» (L):
Más bien nos adherimos a la hipótesis, perfectamente sencilla, de
que existe otra fuente griega compartida por Mateo y Lucas. En
lo sucesivo, y en espera de que se demuestre cuál es su naturale-
za precisa, designaremos dicha fuente con la sigla A (Xóyia) ^.

2. Los Xóyoi del Evangelio de Tomás

a) R Oxy. 1. Bernhard R Grenfell y Arthur S. Hunt

En 1897, la publicación realizada por Bernhard P. Grenfell y


Arthur S. Hunt del P. Oxy. 1, formado por fragmentos proceden-
tes de una colección desconocida de dichos (en la que ahora re-
conocemos ai Evangelio de Tomás), con el título de AOFIA lE-
SOY, ilustra hasta qué punto se había extendido el uso del
término Xóyia para designar estas colecciones de dichos. En la
reedición de la obra, un año después, los autores resumían la re-
cepción inicial de aquella publicación:
Finalmente, respecto a las cuestiones sobre los orígenes y la
historia, declarábamos en dicha edición nuestro convencimien-
to en relación a cuatro puntos; 1) que estamos en presencia de
una colección de dichos, no de extractos procedentes de una na-
rración evangélica; 2) que no son dichos heréticos; 3) que son

8. H. J. Holzmann, Die syuoptiseíien Evangelien: Ihr Ursprung uncí ge-


schichtlicher Charakter, Engcimann, Leipzig 1863.
9. !bid.,m.
introducción 25

independientes de los cuatro evangelios en su forma actual; 4)


que son anteriores al año 140 d.C. y podrían incluso retrotraer-
se hasta el siglo I. Como es natural, estas afirmaciones, espe-
cialmente la primera, han sido calurosamente discutidas. Se ha
intentado mostrar que los «Logia» son extractos del Evangelio
de los Egipcios (ílarnack), dei Evan^dio de los Hebreos (Bi\~
tilToi) o del Evangelio Je los Ebioniias (Zíihn); y, a partir de di-
ferentes puntos de vista, se han descubierto en ellos tendencias
místicas, ebionitas o terapéuticas. Por otro lado, nuestra posi-
ción ha recibido el apoyo general de críticos tales como Swcíc,
Rendei Harris, I Icinrici y Lock; y, hasta ei momento, la discu-
sión ha tendido a confirmamos en nuestra opinión original

b) Recordando los Kóyict / Xòyoi de Jc^ús.


J. Rendei Harris y Walter Lock
o
Evidentemente, P. Oxy. 1 provocó una discusión considera-
ble. J. Rendei Harris llamó la atención sobre la fórmula de intro-
ducción repetida en cada uno de ios dichos, Xéyei 'l(r\oov)g,
«Jesús dice», relacionándola con la fórmula de Hch 20, 35:
|iVTi[xovEi3eiv te TCÜV Xóycov TOÍJ xajQiou IriaoóJ o t i axixòg sí-
KEv, «para recordar las sentencias de Jesús, el cual dijo...». Da-
do que prácticamente la misma fórmula aparece también en 1
Clem 13, 1; 46, 7 y Pol. FU. 2, 3, Rendei concluía:
Aquí encontramos la misma peculiaridad, es decir, una cita-
ción de Logia, que no proceden de nuestros evangelios, junto
con un prólogo que hace referencia al recuerdo de lo que Él
dijo. Además, hemos visto que este fenómeno se repite cuatro
veces. Concluimos que dicho prólogo fue la fórmula intro-
ductoria del libro, el cual empezaría seguramente de un modo
parecido a este: «Debemos recordar qué cosas dijo nuestro
Señor en sus enseñanzas, pues Él dijo...» y, a continuación,
vendría probablemente el primer Logion

10. B. R Grenfell-A. S. Hunt, AOPIA IH20Y.- Sayings of our Lord,


Henry Frowde for the Egypt Exploration Found, London 1897, vuelto a publi-
car como: « 1. A O f í A IH20Y», en The Oxyrhynchus Papyri I, Egyptian Ex-
ploration Fund, London 1898, 1-3, aquí 2. •
U . J. R. Harris, The Logia and the Gospels: Contemporary Review
(1897) 346-348, aquí 348.
26 El Documento Q

Aunque la fórmula de recuerdo resultó estar ausente de la


primera línea del Evangelio de Tomás, Rende! Harris tenía razón
al intuir que la fórmula estándar mediante la cual se introduce
cada dicho había sido tomada de esa frase inicial No reparó, sin
embargo, en el hecho de que esa fórmula de recuerdo sólo habla
de XÓYOt, nunca de ^óyia (aunque Pol. Fil. 2, 3 no usa ninguno
de los dos términos). Walter Lock, también bajo el estímulo de
P. Oxy. 1, defendió ese mismo año una tesis muy parecida en la
que, sin embargo, conjeturaba con más coherencia que el título
del escrito debía ser Aóyoi I T J O C D :
Además, existen dos puntos en los que yo introduciría un ca-
veat, un caveat que la historia de la discusión parece hacer ne-
cesario. Pienso, en primer lugar, que deberíamos adoptar una
posición flexible en relación al título exacto Aóyia. No digo
que sea incorrecto, pero es preciso recordar que carece de
cualquier autoridad como título de este documento. A muchos
puede parecerles una sugerencia muy probable, sin embargo,
-teniendo en cuenta que la frase X-oyia TTÌOOÙ no aparece en
ninguna parte, que el término itoyia o xa Xóyia con ©eoü o
TOij KuQÍou 0 KuQiot>íá, parece significar en la mayor par-
te de los casos, tanto en el siglo I como en el 11, bien el Anti-
guo Testamento bien la totalidad del mensaje evangélico, y
considerando pasajes tales como Hch 20,35; Ap 21,5, Clem.
Rom, XIII y los Jtioi:oL X,ÓYOI de las Epístolas pastorales, me
parece al menos igualmente probable que el título real fuera
AóyoL 'Iiicroü. De cualquier forma, si Logia fuera correcto,
«dichos» sería ima traducción poco adecuada. La expresión
«sentencias solemnes» u «oráculos» reproduciría mejor las
connotaciones autoritativas del término

c) Petición de principio en el uso de Xóyia.


J. Armitage Robinson

Partiendo de aquí, ya en 1902 Armitage Robinson rechazó el


uso del término Xóyia para Q por considerarlo una «petición de
12. W. Lock, Ch. 3. Interpretation of the Text, en W. Lock-W. Sanday,
Two Lectures on the «Sayings of Jesus» Recently Discovered at Oxyrhynchus,
Clarendon, Oxford 1897,15-27, aquí 16.
¡ntrodticcutfí 27

principio», ya que sugería que Q debía ser identificado con lop


logia de Mateo mencionados por Papías;
Querría dar aquí un aviso extremadamente necesario en reia-
ción a la confusión introducida por el intento de dar un nom-
bre a este documento perdido... No tenemos ninguna eviden-
cia de que alguna vez haya existido un libro titulado Logía,y
aplicar este nombre al documento que estamos considerando
supone cometer una petición de principio y prejuzgar nuestro
estudio. Debemos conformamos con hablar de nuestro docu-
mento perdido como el documento griego no-marcano utili-
zado por san Mateo y san Lucas. Logia es un nombre carga-
do de presupuestos. Desearía que no volviéramos a oírlo en
conexión con esto ' \

Esta crítica a ia etiqueta logia, como título que presupone


una petición de principio, ha sido repetida con tanta frecuencia '1^
que entre Jos estudiosos de lengua inglesa ha dejado de utilizar-r
se por completo en referencia a Q. En Alemania, sin embargó
aún continúa en uso.

d) P. Oxy. 654: ^óyoi

La publicación en 1904 del P. Oxy. 654, en el que se conserva


las palabras introductorias de la misma colección de dichos ya
testimoniada por P. Oxy. 1 (demostrando con ello que se trataba
del Evangelio de Tomás), hizo que el rechazo de Xóyicc a favor dé
, Xóyoi resultara insoslayable En efecto, la fórmula con la que

13. J. A. Robinson, The Study of the Gospels, Longmans-Green & Co.,


London-New York-Bombay-Calcuta 1902, quinta reimpresión (citada en el ori-
ginal inglés) 1909, 68-70.
14. El argumento de la «petición de principio» fue repetido por B. W. Ba-
con, A Turning Point in Synoptic Criticism: HTR 1 (1908) 55; Id., Studies in
Matthew, Henry Holt, London 1930,92, en su critica a los exegetas alemanes,
quienes presuponían que lafrasede Papías aúvcá^ig TÜ>V Xoyicov se refería a
Q, designandola como una colección de dichos {Spruchsammlung). Cf. tam-
bién, más abajo, J. C. Hawkins, Horae Synopiicae, Clarendon, Oxford 1899,
segunda edición revisada y aumentada 1909, reimpreso 1968, 107.
15. En realidad, dicha conclusión se vio dificultada por dos errores del
copista que habrían podido oscurecer la naturaleza del comienzo: Oí-
T01010lAOrOIOI[...l, es decir, o<í>tot oííoi} Xóyoi oí [...]. Cf. B. R
28 Et Documento Q

comienza P. Oxy. 654 utiliza Xoyoi: o<iJ>TOi o í { O L } XóyOL oi


[àjióxQuq)oi ove, eXá-]^Tia£v lTi(oot3)g ó Xjhv... («Estos son
los dichos [secretos] [que] Jesús [dijo...] el Viviente»). Enterados
de esto, y ante los argumentos de Rendel Harris y Lock, Grenfell
y Hunt se retractaron formalmente del uso que habían hecho del
término logia en el título de su primera publicación:

Existe un considerable parecido entre el esquema de lí, 1-3,


«las palabras,.. que dijo Jesús... y dijo» y la fórmula emplea-
da para introducir algunas de las citas más antiguas de los di-
chos de nuestro Señor.
...Al tratar la serie presente de dichos, todas las cuestiones
concernientes al significado de este último término \logici\
deben quedar al margen

Kirsopp Lake manifestó inmediatamente su apoyo a este


cambio de terminología:

.. .Pocas veces la crítica ha estado tan absolutamente justificada.


Se ha descubierto el título y ha resultado ser Lúgoi, no Logia.

Enseguida, Adolf Hamack propuso como título de Q : AoyoL


-coü KupLou I T I O O X ) , « D i c h o s del Señor Jesús»

Grenfell-A. S. WxxnXy New Sayings of Jesus and Fragment of a Lost Gospel from.
Oxyrhynchus, Henry Frowde-Oxford University Press American Branch, Lon-
don-New York 1904, vuelto a publicar como 654. New Sayings of Jesus, y 655.
Fragment of a Lost Gospel, en The Oxyrhynchus Papyri, Part IV, Egyptian Ex-
ploration Fund, London 1904,1-22,22-28. Grenfell y Hunt transcribieron erró-
neamente: {ot} TOÍOLOL^ÓyOLOL [...].
16. B. P. Grenfell-A. S. Hunt, New Sayings of Jesus and Fragment of a
Lost Gospel from Oxyrhynchus, 13.25; Id., The Oxyrhynchus Papiri, Part IV
(donde se usa el original griego ^0701 en vez de una traducción inglesa), 13.
17. K.. Lake, The New Sayings ofJesusand the Synoptic Problem: HibJ 3
(1905) 332-341, aquí 333. Para una cita completa de esta casi definitiva decla-
ración, cf. I M. Robinson, The «Incipit» of the Sayings Gospel Q: RHPR 75
(1995) 9-33, aquí 23-24.
18. A. Hamack, Sprüche und Reden Jesu: Die zweite Quelle des Mat-
thäus und Lukas (Beiträge zur Einleitung in das Neue Testament, 2), Hinnch-
s'sche Buchhandlung, Leipzig 1907, 132. Harnack señala que esta posición ya
había sido anticipada por R. Harris y Lake, 132, nota 1. A. Polag, Fragmenta
Q: Textheft zur Logienquelle; Ncukirchener Verlag, Neukirchen-Vluyn 1979,
H 982,28, sigue en esfe punto a Hamack. I. Havener, Sayings of the Lord Jesus,
en Q: The Sayings of Jesus. With a Reconstruction of Q by Athanasius Polag
Introducción 29

e) El uso en el siglo I : Xóyoí - «dichos»

Podemos resumir como sigue toda la información que posee-


mos procedente de la segunda mitad del siglo I en relación con
la utilización del término Xóyoi, nunca X6yi% para designar di-
chos de Jesús:
1. En la conclusión del Sermón Inaugural de Q (Q 6,47-49),
donde esperaríamos encontrar algo semejante a un cííuio o una
frase introductoria apropiada, aparece la exhortación no sólo a
escuchar, sino también a guardar los Xóyoi de Jesús (jià^ ó
axoúcov p^ou xovc, Xóyovg xal [fx-q] jtotcov avxovq..., «todo el
que escucha mis palabras/dichos y [no] los pone en práctica...»).
Claramente se refiere a los «dichos» inmediatamente preceden-
tes que componen el Sermón Inaugural. Esta fórmula se mantie-
ne como conclusión en el Sermón del Monte de Mateo (Mt 7,
24-27) y en el Sermón del Llano de Lucas (Le 6, 47-49).
2. La fórmula de Q 7,1 (xal èyéveto ote ejrXrjQínaev xoùg
Xóyoojg TOÚTOUg,. «y sucedió que cuando terminó estos di-
chos»), adoptada por Mateo como conclusión estereotipada en
tres de sus cinco grandes discursos (Mf 7, 28; 19, 1; 26, 1), uti-
liza el térmirio ^óyoi para designar esas colecciones de dichos
de Jesús. La escena que viene imnediataraetite a continuación en
Q, «La fe del centurión en la palabra de Jesús», destaca la fe del
centurión en la autoridad del "kóyog de Jesús (Q 7, 7).
3. Pablo (1 Tes 4, 15) utiliza Xóyog en la fórmula introduc-
toria de un dicho que atribuye al Señor (èv Xóyoj 'KVQLOV, «en im
dicho del Señor»),
4. Hch 20, 35 hace uso del término Xóyoi en lo que parece
haberse convertido en una fórmula estereotipada, que se utiliza
para introducir dichos de Jesús: p-vi^^oveojeiv TS XWV Kóyíxiv
xov KVQÍov Triaoij o t i ctutóg tbizv («recordar los dichos del
Señor Jesús, que Él dijo.,.»). Reaparece e n i Clem 13^ 1: \XS^VÍ\-
jxévoL Tcov Xóytüv xov nvQÍov l-qaoij, oug e'káXr\OEy, («recor-
dando los dichos que pronunció ei Señor Jesús»), seguida de la
exhortación a obedecer los «dichos santos» de Jesús (xoTg áyio-

(GNS), Michael Glazier, Wilmington D E ' I 9 8 7 ; reimpresión Liturgical Press,


Colleueville Mí 1990,123.
30 El Documento Q

TtQZKéoL XóyoL<;; 1 CIem 13, 3), donde de nuevo el autor se re-


fiere a los dichos de Jesús^como sus Xóyoi. Lo mismo ocurre en
1 Clem 46, 7: M.vr|o'9TiT£ Tcbv Xóycov TOV -KVQÍOV ^lr\oov («Re-
cordad los dichos del Señor Jesús»).
5. Ap 22, 6 se refiere a la revelación de Cristo resucitado;
K a i eijtév ^ o i ' CUTOI oí Xóyot Jtiorol nal áXir&ivoí («Y me
dijo: Estos dichos son dignos de fe y verdaderos»).
6. 'Didajé 1, 2-3 a obtiene su título a partir del uso que hace
en la frase inicial de una fórmula introductoria de dichos (desig-
nados como ^óyoi) seguida de su interpretación (en este caso su
h\hax% «enseñanza»). En efecto, la Didajé comienza con el nú-
cleo fundamental de los dichos de Jesús ( X Ó Y O L ) qué, según Did
1, 2, consiste en la combinación del amor a Dios y al prójimo
(Me 12, 30-31) con la versión negativa de la regla de oro (Q 6,
31). A continuación viene la fórmula: T O T J T W V 6E TÓOV Xóytov
6t6axVi éoTtv avTq, «ahora bien, la enseñanza de estos dichos
es esta» {Did 1,3a). Es prácticamente la misma fórmula que en-
contramos en el dicho introductorio del Evangelio de Tomás, co-
locado en una posición similar: [65 áv T T I V éQtxTiveí]av xcov
'zovx[<bv eíÍQTi...] «quienquiera que [encuentre] ]a [in-
terpretación] de estos dichos.. .»?'^. La traducción latina de Rufi-

19. La restauración de la laguna está asegurada por la traducción copta,


aquí completa (>4ag Hammadi II, 2, 32.13), en la cual el término griego
éeíAr)V8Ía es utilizado como palabra prestada y el témino copto Í^XP^B pro-
porciona la traducción sahídíca estándar de la palabra Xóyoq. Ambos aparecen,
por ejemplo, aquí y en.la propia introducción,, lugares donde también se con-
serva en P. Oxy. 654 el término griego Xóyia.
20, C f también Me 4,34, donde el término sinónimo éniXuaig está pre-
supuesto y se entiende como «resolución», es decir, como la explicación de las
«parábolas» oscuras de Jesús: XCOQtg 6é naQa^oKy\c, oÍ3% ekáXsi amoXq, xax'
téíav 6é ToE? (xadr^Táig é:t£Xuev návra («Y no les hablaba sin parábolas,
pero en privado les explicaba lodo a sus discípulos»). El término técnico
ncLQQrpixx. se usa para expresar este tipo de franqueza o libertad de palabra en
su grado más elevado (Me 8, 32); xat JiaQQrioíq xóv Xóyov éXáXei («y les
decía estas palabras con toda claridad»). Jn 16,25.29 emplea un contraste aná-
logo entre %aQC>i\iia («adivinanza») y naQ^oía («franqueza», «claridad»)
para referirse a los dichos oscuros de Jesús y su interpretación. La fórmula her-
menéutica que aparece en la exégesis pesher de Qumrán es similar. El papel
que en el género de los evangelios juega esta idea de interpretar los dichos de
Jesús ha sido discutida en el prólogo {Einleitung) a la obra de J, M. Robinson,
Messiasgeheimnis und Ceschichtsverstandnis: Zur Gaítungsgeschichte des
Markus-Evangeliums (TB 81), Chr. Kaiser, München 1989, V-IX, aquí IX.
Introducción 31

no del término ÒiÒa^iÌ, que aparece en la primera línea de la Di-


dajéy es justamente interpretatio'^K
7. El comienzo de R Oxy. 654 (Evangelio de Tomás) per-
tenece claramente a esta lista en razón del u s o que hace del
término Xóyoi: o<'u>Toi oí {oi} Xóyoi ol [djcóxQ'uq)OL ove,
eXáj/Xtioe-v ^\'r\{Gov)z, ó ttt>v... («Estos son los dichos [se-
cretos que pronunció] Jesús el Viviente»), inmediataniente se-
guido de la frase donde se invita a buscar su «interpretación»
(égH-Tiveta). Esta formulación se repite, probablemente como
imitación consciente, en e l comienzo del Libro de Tomás ( e l
.Competidor) (Código de Nag Hammadi 11, Tratado 7). Pues, en
efecto, empieza con: «Los dichos secretos que el Salvador dijo
a Judas Tomás, los cuales y o , también yo Matías, anoté mientras
iba caminando, oyéndoles hablar entre sí». En ambos casos se
menciona el nombre del escriba. El comienzo del Baruc grie-
go, prácticamente contemporáneo, es parecido: K a i OUTOI oi
^.óyoiTOij pLpXtou, ove, EYQCctpev Bapoux tJiòg NTÌQIOU ULOÍJ
Maaacttou.
8. El Cristo resucitado de Le 24,44 utiliza ima fórmula casi
idéntica a la de P. Oxy. 654: oxixoL ot lòyov p.ot) ove, zká'kx\Qa
TtQOc, v\ià<;'èxx.wv ovv -up,tv.
El uso frecuente de Xóyoi durante el siglo í, en este sentido
cuasi técnico, junto con la total ausencia del término Xóyia en
referencia a los dichos de Jesús, indica con claridad que debe-
mos hablar de Q como Xoyoi y no como Xóyia.

f) Uso en el siglo II: Xóytcx = «oráculos»

Por su parte, se usa Xóyia en su sentido habitual (Liddell-


Scott: «Oráculo, especialmente cuando se ha preservado desde
tiempos antiguos..más frecuente en plural») en Rom 3,2; Hch
7, 38; Hb 5, 12; 1 Pe 4, 11 - y presumiblemente también en Pa-
pias^^-. Dieter Lührmann ha demostrado claramente que Papías

21. Eusebio, Hist eccí. 2,2,253.


22. J. C. Hawkins, Horae Synopticae, p. Xlll, traduce la referencia de Pa-
pías como: «Mateo compuso los oráculos...». K. Lake traduce: «Interpretación
de los oráculos del Señor», «Mateo recopiló ios oráculos...», en Eusebius: The
Ecclesiastical History with an English Translation I (LCL, 2 vols.), Heine-
32 El Documento Q

no reprodujo con su término X-oyia la terminología original; más


bien lo que hizo fiie dar un significado nuevo a los dichos de Je-
sús, y de ahí que utilizara también una terminología nueva.
La tesis de este estudio es que, en los inicios de las investiga-
ciones sobre Q, se produjo un malentendido debido a la inter-
pretación que Schleiermacher dio a los comentarios de Papías
sobré los evangelios de Mateo y Marcos. A lo largo del siglo
XIX, la hipótesis de las dos fuentes fue desarrollada, en parte,
de forma independiente respecto a dicha interpretación, y en
parte, apelando a ella. Al final del siglo XIX rompió definiti-
vamente toda vinculación con la misma, viéndose, sin embar-
go, ahora sustentada en buena medida por el descubrimiento
de nuevos evangelios apócrifos...
Pero, en la medida en que Papías entendió los dichos de Jesús
como Xóyia, según el sentido estricto del término, les otorgó
a ellos, 0.0 a la palabra griega X-óyiov, un significado nuevo.
Papías se sitúa, así, como iniciador de una tradición que po-
demos retrotraer basta el siglo I I . . .
Papías fue eí primero en entender los dichos de Jesús como si
fueran oráculos preservados desde la antigüedad. Pero al no
encontrar para ellos en toda la tradición anterior más que tra-
ducciones y/o interpretaciones pobres, a veces incluso falsas,
y teniendo en cuenta que un oráculo requiere siempre una in-
terpretación, quiso proporcionarles él mismo una^^

De hecho, esto se hace evidente en el uso del propio Papías. En


efecto, utiliza X,ÓYOI cuando se refiere a dichos, sean estos de los
presbíteros (toùg x(bv JtQeopUTÉpCDV àvé^pivov Xóyovc, [«in-
dagué en los dichos de los presbíteros»]), de los apóstoles (xoùg
\\ky xihv COTOOTÓX.a)v Xóyovc, [«los dichos de los apóstoles»]) o la
interpretación que hace Aristón de los dichos de Jesús (Td)V xov
xuQÍou Xóyíáv ÒLTiyriaeig [«interpretaciones de los dichos del
SeñoD)])^"*. Papías cambia luego al uso de X,óyva cuando dice que

marm-Harvard University Press, London-Cambridge MA 1926, reprint 1959


(aquí citada), 291.297.
23. D. Lührmann, Q: Sayings of Jesus or Logia?, en R. A. Piper (ed.),
The Gospel behind the Gospels: Current Studies on Q (NovTSup 75), Brill,
Leiden 1995,97-116, aquí 97-98.108.111.
24. Eusebio, Hist, eccl 3, 39, 4.7.14.
Introducción 33

ni Pedro, ni por tanto Marcos, introdujeron orden alguno en los


oráculos del Señor (oxi^ woJteQ oúvxa^LV tcov Hugiaxcov jtoto-ú-
íiEvog Xoyííúv [«sin introducir, por así decir, orden alguno en los
oráculos del SeñoD>])^^. Puesto que, con toda seguridad, los Xóyia
de Marcos no se refieren solamente a los dichos de Jesús, la men-
ción que sigue inmediatamente, relativa a la recopilación efectuada
por Mateo (xa Àóyta ovvexá^axo [«coleccionó los oráculos»]),
no debe entenderse tampoco referida sólo a dichos, sino a la tota-
lidad del evangelio de Mateo El libro de Papías, al que Eusebio
menciona por su título A O Y Í C O V xuQiaxcov e^riyiíoecog («Inter-
pretación de los oráculos del SeñoD>)^', no limitaba su contenido a
dichos de Jesús, sino que incliua también «hechos maravillosos y
otros pormenores»tales como, por ejemplo, la resurrección de un
cadáver en relación con las hijas de Felipe, otro milagro asociado
con Justo Barsabás, y un mileniarismo que disgustó profundamen-
te a la inteligencia de Eusebio Por tanto, el vocabulario de Papías
no proporciona ningún fundamento válido para pensar que su refe-
rencia al evangelio de Mateo como escrito formado por Xóyia sea
el resultado de haberlo confundido con lo que seguramente era una
referencia a una colección anterior de dichos. En resumen, Papías
no proporciona evidencia alguna a favor de que Xóyia fiiera utili-
zado como un término técnico para designar los dichos de Jesús en
el cristianismo primi1¡ivo, lo cual habría podido justificar eí empleo
de dicho término en la investigación moderna para designar la
fuente de dichos utilizada por Mateo y Lucas.

3. Qpara designar QuQlie,-«fuente»

a) Q en vez de Xóyoi

En la práctica, sin embargo, ni el descubrimiento realizado


por Rende! Harris y Lock de la fórmula de rememoración de los
25. /eíí/.,3,39,4.15.
26. Ibid.,3,39,l^y
27. /6id.,3,39, 1.
28. Ibid., 3, 39, 8: jtaQÓOo^á ttva tcncoQei xai akXa.
29. Ibid, 3, 39, 9-13.
34 El Documento Q

Xóyoi de Jesús, ni el hallazgo por parte de Grenfell y Hunt de la


introducción a la colección de Xòyoi contenidos en P. Oxy. 654,
que es, realmente, la introducción del Evangelio de Tomás, ni
tampoco la propuesta defendida por Hamack de elevar Xóyoi al
rango de termino incluido en el título de Q, condujo a la sustitu-
ción de Logia por Logoi como término técnico entre los estudio-
sos. En su lugar se impuso la designación Q como alternativa pa-
ra reemplazar la sigla A de Holtzmann (la c\ial, sin embargo,
hubiera podido redefinirse como una abreviación de Aóyoi).
«Q.» (con un punto, cuya función es dejar claro que debe en-
tenderse como una abreviatura de Quelle^ «fuente») se utilizó por
primera vez en 1880^°, pero «Q» no fue usada simplemente como
un símbolo hasta la década de los 90, a partir de Johannes Weiss:
.. .una dependencia respecto al Marcos primitivo (A) está ex-
cluida, pues aquí Lucas no refleja en absoluto a Marcos. En
general, ambos siguen otra fuente común, a saber, Q
30. F. Neirynck ha estudiado la historia de la designación Q en pugna con
otras designaciones sugeridas: The Symbol Q(= Quelle): ETL 54 (1978) 119-
125; Once More: The Symbol Q: E T L 55 (1979) 382-388, ambos artículos han
sido de nuevo publicados en su colección de ensayos Evangelica: Gospel Stu-
dies-Etudes d'Évangile, Peelers and Leuven University Press, Leuven 1982,
683-689.689-690. En ellos Neirynck réttotrae el uso de Q a I Weiss en 1890; en
un escrito posterior. Note on the Siglum incluido en el segundo volumen de
la colección de ensayos Evangelica II: 1982-1991, Leuven University Press and
Peelers, Leuven 1991, 474, lo retrotrae hasta el artículo de E. Simons publica-
do en 1880, Hat der dritte Evangelisl den kanonischen Matthäus benutzt?, Uni-
versitäts-Buchdruckerei von Carl Georgi, Bonn. Simons utilizó la sigla como
una abreviación de Quelle en una disertación en la Kaiser-Wilhelm-Universität
de Estrasburgo, con la que consiguió persuadir a su profesor H. J. Holtzmann
para que abandonara su teoría del Urmarkus: H. I Holtzmann, Lehrbuch der
historisch-kritischen Einleitung in das Neue Testament, Freiburg i.B. ^1886,
357.363-365. Neirynck cita a Simons para aclarar que este usa normalmente A,
sobre todo cuando discute la posición de Holtzmann. Sin embargo, cuando la
posición de B. Weiss aparece implicada, Simons utiliza a veces «A (resp. Q.)»
(p. 29), «A (Q)» (p. 30), o simplemente «Q. (Die apostolische Quelle nach W.)»
(p. 22), «die W.'sche Q.» (p. 95), o simplemente «Q.» (p. 68). Esto podría indi-
car que B. Weiss ya habría introducido la designación «Q.». Sin embargo, la
fuente a la que se refería Weiss era mucho más extensa de la actual Q, pues in-
cluía, por ejemplo, gran cantidad de material narrativo: «Die Aufstellung der
Matlhädsquelle (Q)», en Die Quellen der synoptischen Überlieferung (TU 32,
3), J. C. Hinrichs'sche Buchhandlung, Leipzig 1908,1-75.
31. J. Weiss, Die Verteidigung Jesu gegen den Vorvmrfdes Bündnisses mit
Beelzebub TSK 63 (1890) 557, citado por Neirynck, TAe Symbol Q (^Quelle),
Introducción 35

Más tarde, el símbolo fue aceptado por Paul Wernle en 1899:


«Denominemos a esta -hipotética- fuente Q» ^\
John Caesar Hawkins ilustra el proceso por el cual el cambio
a favor del uso de «Q» prevaleció sobre el que prefería Logói.
Efectivamente, en 1909 escribía:
La fuente ampliamente utilizada por Mateo y Lucas, al mar-
gen de Marcos. En la primera edición de este libro (1899) el
título de esta sección era: «Los Logia de Mateo como una
fuente probable». Desde entonces, los investigadores ingleses
y estadounidenses han seguido mayoritariamente a los alema-
nes en la designación de esta fuente como Q (=Öwe//e), pues
ha sido admitido de forma general que denominarla «Los Lo-
gia de Mateo» supondría caer en una petición de principio, ya
que se asumía como algo cierto que Mateo y Lucas utilizaron
el documento mencionado por Papías... Pero eí abandono de
este nombre en favor del símbolo neutral Q no implica nece-
sariamente querer provocar la petición de principio en sentido
contrario, ignorando las razones existentes para seguir mante-
niendo que Jos dos únicos documentos mencionados por el
autor más antiguo interesado en el problema de las fuentes
son precisamente esos dos qtie de una forma tan patente se ha-
cen reconocibles en el primer y tercer evangelios

De este texto se desprende con claridad que Hawkins todavía


identificaba los X,óyia de Papías con Q. La petición de principio
ha quedado simplemente encubierta, disimulada bajo el inofen-
sivo símbolo objetivo Q. En realidad, todavía en el año 19U
Hawkins seguía abogando por el título KuQiaxà Aòyia, sobre
la base del testimonio de Papías

686, nota 17. Para entonces el punto ya había desaparecido. Cf. además J.
Weiss, Die Parabelrede bei Markus: TSK 64 (1891) 291 ; Id., Die Komposition
der synoptischen Wiederkunftsrede: TSK 65 (1892) 248; Id., Die Predigt Jesu
vom Reiche Gottes, Vandenhoeck und Ruprecht, Göttingen 1892, 8. Bernhard
y J, Weiss usaron más tarde «Q» en Die Evangelien des Markus und Lukas
(K.EK l , 2), Vandenhoeck und Ruprecht, Göttingen 4892, pp. III-IV279-2S3.
32. P. Wemle, Die synoptische Frage, Mohr-Siebeck, Leipzig-Freiburg
i.B.-Tübingen 1899,44: «Diese -hypothetische- Quelle sei mit Q bezeichnet».
33. J. C. Hawkins, Horae Synopticae, H 909.
34. Id., Probabilities as to the so-called Double Tradition of St. Matthew
and St. Luke, en W. Sanday (ed.), Studies in the Synoptic Problem: By Members
of the University of Oxford, Clarendon, Oxford 1911, 95-140, aquí 119.
El Documento Q

b) La irrelevancia de Papias

La consecuencia de esta falta de coherencia durante eí siglo


XIX ha sido que, medio siglo después, se ha hecho necesario
volver a repetir el debate En 1965 Roger Gryson dio a conocer
un informe completo de la investigación realizada en torno a la
cuestión de Papías, que concluía de ia siguiente manera;
E l resultado de estas observaciones es que el uso del término
XóyuDV en los Padres del siglo II no podría servir para acreditar
las teorías según las cuales, en el testimonio de Papías sobre
Mateo, las palabras xa Xóyta se refieren a dichos de Jesús o a
oráculos del Antiguo Testamento. Por otro lado, sí podría ser
utilizada como argumento por quienes piensan que estas pala-
bras designan el conjunto de material «que puso en orden» Ma-
teo con el fin de componer su evangelio, y que estos í^óyta, así
como los wuQtaxà Xóyta de los que Marcos nos ha dejado re-
cuerdo en su obra, no consisten sólo en dichos del Señor {xa
Í£%^ivxo. [«las cosas dichas»]), sino también en narraciones de
sus obras y acciones (xa Jtgax'OévTa [«las cosas hechas»])

35. J. M. Robinson, A O F O I SO^QN.- Zur Gattung der Spruchquelle


Q, en E. Dinkier (ed.), Zeit und Geschichte: Dankesgabe an Rudolf Bulimann
zum 80. Geburtstag, Mohr-Siebeck, Tübingen 1964,77-96, más tarde en una
edición revisada y aumentada en H. Koester-J. M. Robinson (eds.), Entwic-
klungslinien durch die Welt des frühen Christentums, Mohr-Siebeck, Tübingen
1971, 67-106. También eh inglés fue revisada, aumentada y publicada como
LOGOISOPHON: On the «Gattung» ofQ, en J. M. Robinson (ed.), The Futu-
re of Our Religious Past: Essays in Honour of Rudolf Bultmann, SCM-Harper
and Row, London-New York 1971,84-130, más tarde como LOGOI SOPHON:
On the «Gattung» of Q, en J. M. Robinson-H. Koester (eds.), Trajectories
through Early Christianity, Fortress, Philadelphia 1971 (paperback edition,
1979), 71-113. La sección final, Jew/iA Wisdom Literature and the «Gattung»
LOGOISOPHON, se reimprimió en The Shape ofQ: Signal Essays on the Sa-
yings Gospel, 51-58.
36. R. Gryson, Ä propos du Témoignage de Papias sur Matthieu: Le sens
du mot Xòyiov chez les Peres du second siede: ETL41 (1965) 530-547, aquí
547. Un punto de vista similar fue repetidamente defendido por J. Kürzinger,
Das Papiaszeugnis und die Erstgestalt des Matthäusevangeliums: BZ, n.F. 4
(I960) 19-38; Die Aussage des Papias von Hierapolis zur literarischen Form
des Markusevangeliums: BZ, n.F. 21 (1977) 245-264; Papias von Hierapolis:
Zu Titel und Art seines Werkes: BZ, n.F. 23 (1979) 172-186, aquí 176 (donde ci-
ta el mismo texto de Gryson). Estos escritos han sido reimprimidos en su co-
lección de artículos." Papias von Hierapolis und die Evangelien des Neues Tes-
taments: Gesammelte Aufsätze, Neuausgabe und Übersetzung der Fragmente,
Introducción 37

Es decir, el tipo de lenguaje que usa Eusebio (Hist. eccl. 3,39,


15) en relación con el evangelio de Marcos: ov [IÉVTOL TÓ^EL t a
Ì3KÒ Tou "ÍÍVQIOV r\ "kEx^éyxa x\ Kqaypévxa... ovx WZÍZQ OIJV-
Ta^LV xG)v oiUQiaxcov jtoioiJp,8vog Xoyitov («No,'ciertamente,
en orden, las cosas que dijo o hizo el Señor... sin hacer, dijéra-
mos, una ordenación de los oráculos del SeñoD>), parece dejar
claro que Xóyta incluye tanto Xzypivxa como JiQax^évxa, no
sólo lo que se dijo, sino también lo que se hizo, y por tanto, cuan-
do inmediatamente después se aplica al evangelio canónico de
Mateó, no estaría sugiriendo que se trata de una colección de di-
chos (Eusebio, Hist, eccl 3, 39, 16).
Algo, pues, parecido a un consenso ha empezado a producir-
se en relación a la cuestión de Papías y Q. Werner Georg Küm-
mel lo expresaba en la siguiente conclusión:
Es correcto, a la hora de estudiar las relaciones literarias entre
los evangelios, dejar al margen las referencias a Papías, a pe-
sar de su gran antigüedad".

Helmut Merkel estuvo de acuerdo en que Kümmel «reprodu-


ce, casi con toda seguridad, la opinión más extendida entre los
partidarios de la crítica histórica» ^^:
Ciertamente, existe hoy total acuerdo en que la interpretación
sobre la niente de dichos, repetida una y otra vez desde
Schleiermacher, no es exacta; al fin y al cabo, el fragmento
acerca de Marcos también habla de Xóyux HUQiaxá)

Dieter Lührmann coincide con esta opinión:


L a solución moderna dada al problema sinóptico se libera así
de la tradición de la Iglesia primitiva...

kommentierte Bibliographie (Eichstätter Materialien, Abt. Philosophie und


Theologie, 4), Pustet, Regensburg 1983: BZ I960 = 1983, 9-32; BZ 1977 =
1983,43-67; BZ 1979 = 1983,69-87, aquí 73.
37. W. G. Kümmel. Einleitung in das Neue Testament, Quelle & Meyer,
Heidelberg 201980, 29.
38. H. Merkel, Die Überlieferungen der alten Kirche über das Verhähms
der Evangelien, en D. L . Dungann (ed.)," The Interrelations of the Gospels,
Mercer University Press, Macon GA 1990, 566-590, aquí 566.
39. Ibid,511.
38 El Documentq Q

Hoy nadie argumenta a favor de la existencia de Q a partir de


la cita de Papias transmitida por Eusebio. Para todos los que
aceptan Ja hipótesis de las dos fuentes, dicha existencia se
desprende del análisis de los evangelios sinópticos"'^.

4. ¿Un documento Q en arameo?

a) Diferentes recensiones de una traducción griega del arameo.


Julius Wellhdusen

Entender erróneamente la referencia de Papias como un testi-


monio a favor de un documento Q en arameo ha sido en gran me-
dida la causa de la extendida suposición de qiie sería inútil intentar
reconstruir un arquetipo griego, y mucho menos arameo, de los tex-
tos de Q existentes en las comunidades de Mateo y Lucas. Pero
desde el momento en que Papias ha dejado de ser im factor a tener
en cuenta en el estudio de Q, imo de los obstáculos para dicha re-
construcción ha quedado, a todos los efectos prácticos, eliminado.
Sin embargo, Wellhausen había defendido el origen arameo
de Q, apoyándose menos en la autoridad de Papias que en sus
propios conocimientos de lingüística semítica:

40. D. Lührmann, Q: Sayings of Jesus or Logia?, 101. Lürmann afirma


esto a pesar de estar en desacuerdo (p. 109, nota 20) con la disertación de su
alumno U. H. J. Kórtner, Papias von Hierapolis (FRLANT 133), Vandenhoeck
und Ruprecht, Gottingen Ì 983, quien defendía a partir del comentario de Papias
sobre Marcos que WyLa se refiere no específicamente a dichos, sino también a
hechos. F. Neirynck, Q: From Source to Gospel: ETL 71 (1995) 421-430„aquí
422, nota 7, aunque está de acuerdo en excluir a Papias de la discusión, señala
que el «nadie» de Lührmann es un poco exagerado, y menciona al respecto a H.
Koester, Einfiihrung in das Neue Testament, Walter de Gruyter, Berlin-New
York 1989, 608 (versión inglesa: Introduction to the New Testament IL History
and Literature of Early Christianity [Hermeneia, Foundations and Facets], For-
tress-de Gruyter, Philadelphia-Berlin-New York 1982,172). Sin embargo, en la
segunda edición inglesa (2000, p. 177), Koester cambia la hipótesis de un do-
cumento Q originalmente escùto en arameo «con diferentes traducciones grie-
gas» por la de un documento «compuesto originalmente en griego», de modo
que Papias sólo podría estarse refiriendo a tradiciones arameas subyacentes a
Q- Koester, Ancient Christian Gospels: Their History and Development, SCM-
Trinity Press International, London-Philadelphia 1990, traduce normalmente el
título de Papias como «dichos» (pp. 33.189.316), y sólo en una ocasión como
«interpretaciones de los oráculos del Señop> (p. 337, nota 3).
Introducción 39

Si estos dichos derivan de Q, esta fuente tuvo que estar dis-


ponible para ambos evangelistas todavía en arameo. Ade-
más, ambos debieron usar también en gran medida una mis-
ma traducción griega, de ahí que el grado de coincidencia
en la expresión griega fluctúe manifiestamente si se com-
paran perícopas enteras. Esta, inusual situación no deja de
parecerme un tanto problemática, incluso suponiendo que
pudiera quedar suficientemente explicada diciendo que en
unos casos los dos evangelistas repiten la traducción griega
disponible según el criterio y la preferencia de cada cual,
unas veces literalmente, otras veces alterándola un poco,
mientras que en otros casos la reemplazan por una nueva
traducción del original arameo"'.

Wellhausen renunció después a la idea de un texto arameo de


Q, e intentó dar mejores razones de esa «situación inusual», co-
rrectamente calificada como «un tanto problemática», apelando
a recensiones divergentes del texto griego de Q:
A pe.sar de que el grado de acuerdo en las expresiones griegas
fluctúa y de que algunas variantes sólo pueden ser satisfacto-
riamente explicadas a partir de lecturas o interpretaciones di-
ferentes de un arameo original, debemos retener la idea de
que los íragmentos de Mateo y Lucas secuencialmente coin-
cidentes provienen de una misma fuente, es decir, Q. Esta si-
tuación es claramente inusual y requiere una explicación: no
se debe suponer que ambos evangelistas tuvieron delante las
fuentes, una escrita en griego (de aquí los acuerdos) y la otra
en arameo (de aquí las diferencias). Por el contrario, ambos
las conocieron únicamente traducidas al griego. La traducción
griega fue en un principio sólo una, pero luego se diversificó
en distintas recensiones originadas a partir de correcciones ul-
teriores basadas, en parte, sobre el original arameo. Un caso
parecido es, por ejemplo, el de la Septuaginta. Mateo y Lucas
usaron recensiones distintas de Q"*^.

4 J. /. Wellhausen, Einleitung in die drei ersten Evangelien, Reimer, Berlin


1905,68.
42. J. Wellhausen, Einleitung in die drei ersten Evangelien, M911, la se-
gunda edición revisada y reimprimida con la misma paginación en Evange-
lienkommentare, de Gruyter, Berlin-New York 1987, 59-60.
40 El Documento Q

b) (Deficientes) traducciones de una colección oral o escrita


de «chreiai». Matthew Black

La tradición inglesa compartió el supuesto dominante del


origen arameo de Q, incluyendo'el recurso a la hipótesis del Q
arameo para exphcar las divergencias entre Mateo y Lucas.
Como estudioso representativo de esta posición en la primera
mitad del siglo "XX, tenemos aT. W. Manson''^ En la segunda mi-
tad, ha sido Matthew Black quien de forma más autorizada de-
fendió la tesis del origen arameo del documento, manteniendo
que Q reflejaba (deficientes) traducciones de dicha lengua. No
deja, sin embargo, de sorprender hasta qué punto ha reducido
este autor el alcance de sus reivindicaciones a favor de esta te-
sis, a pesar de que, eii su momento, íuera su defensor más des-
tacado:

Esta evidencia en Q de «griego no procedente de traducción»


es tan importante como la evidencia de traducción, y denota
algo más que pequeñas mejoras editoriales por parte de los
evangelistas. A la vista de esto, es dudoso que podamos justi-
ficadamente describir a Q como una traducción aramea sin
más. Ciertamente, parece claro que lo máximo que el elemen-
to arameo puede probar es un origen arameo, pero no que es-
temos siempre ante una traducción de un texto original arameo.
Y en cualquier caso, es el factor literario griego el que ha te-
nido la última palabra en la configuración de la tradición Q
Los datos de los propios evangelios a favor de la existencia de
un documento arameo son necesariamente especulativos"**.

John S.Kloppenborg extrajo la conclusión de que las diver-


gencias entre Mateo y Lucas en la expresión literaria de Q no
deben ser explicadas apelando a (deficientes) traducciones del

43. H. D. A. Major-T. W. Manson-C. J. Wright, The Mission and Messa-


ge of Jesus: An Exposition of the Gospels in the Light of Modern Research,
Dutton, New York 1938, M953 (aquí citada), 18.
44. M. Black, «Synoptic VariantsfromAramaic», en An Aramaic Approach
to the Gospels and Acts, Clarendon, Oxford 1946, H954, ^ 1967 (aquí citada), 189-
196, aquí 191 (incluido por primera vez en las «Notas suplementarias» en
270-278, aquí 274, es decir, ausente en 1946); y «Mìstt^nslation and hiterpreta-
tion of Aramaic», en ibid., 197-243, que incluye «The Source Q», 203-208.
Introducción 41

arameo, sino á la labor redaccional de los evangelistas. Esta


conclusión es un elemento constitutivo de los actuales esíuerzos
por reconstruir un texto crítico de Q:
Aunque Black ha demostrado.de forma convincente la pre-
sencia de semitismos en Q, la hipótesis de una traducción
deficiente es, en el mejor de los casos, insegura. Más aún,
este tipo de explicación se apoya sobre tantos imponderables
-tales como el supuesto de que tanto Mateo como Lucas
conocían el arameo y que, sin embargo, sólo ocasionalmente
usaron de este conocimiento-, que, en comparación con la
solución redaccional, es claramente mucho más engorrosa.
Para ser convincente, una hipótesis de traducción debería ex-
plicar no sólo la variación ocasional, sino también una gran
parte de los desacuerdos entre Mateo y Lucas. Más aún, de-
bería mostrar que no es posible dar razón de las variaciones
mediante una explicación más sencilla, a saber,- la de la mo-
dificación redaccional. En ausencia de tales demostraciones
estamos obligados a concluir que, aunque ciertas porciones
de Q dejan ver un estilo griego semiíizante y probablemente
delatan un origen en un medio lingüístico arameo, no hay
ninguna prueba convincente de que haya existido una for-
mulación literaria en arameo "'^

Blaek respondió a su vez, admitiendo que la existencia de


una fuente aramea, incluso para partes de Q, podría, ser inde-
mostrable:
Que esta cuestión complicada resulta difícil de explicar es al-
go acerca de lo que he argumentado en un artículo reciente.
Papías podría perfectamente referirse a una Colección hebrea,
es decir, aramea, de chreiai (dichos, etc.) de la que Q sería el
equivalente griego y para el que sería la principal fuente...
Lo que yo intentaba era determinar aquellas partes de Q que
fueron originalmente compuestas en arameo. Ahora añadiría la
consideración de que estas partes pudieron transmitirse de for-
ma oral o escrita, y que constituirían precisamente la Vorlage

45. J. S. Kloppenborg, «The Origina! Language of Q», en The Formation


of Q: Trajectories in Ancient Wisdom Gollections (Studies in Antiquity and
Christianity), Fortress, Philadelphia 1987 (reimpresión en Trinity Press Inter-
naüonal, 2000), 51-64, aquí 59.
42 El Documento Q

aramea de Q. Quizás no seamos capaces de probar la existen-


cia de una colección aramea de chreiai identificable con par-
tes de Q, pero tampoco podemos, como hace KIoppenborg,
rechazar enteramente la hipótesis'**.

KIoppenborg ha respondido con la siguiente conclusión:


La tesis de un origen arameo de Q es extraordinariamente dé-
bil. El origen de la especulación, el informe de Papías sobre
Mateo, es, en el mejor de los casos, legendario. Los datos lin-
güísticos empleados para demostrar un origen arameo son es-
casos y lo poco que existe admite explicaciones más sencillas
que evitan la hipótesis de otro documento. Finahnente, la im-
ponente e improbable logística necesaria para explicar que
Mateo y Lucas pudieran ocasionalmente revisar su texto grie-
go de Q recurriendo a una versión aramea escrita, a la que
ambos deberian haber tenido acceso (¡y deberían haber sido
capaces de leer!), reduce casi a cero la posibilidad de demos-
trar la existencia de un Q arameo

La ruptura con la tendencia a interpretar la referencia de Pa-


pías a los X-óyict «hebreos» como una referencia a los ^óyoi de
Jesús en Q, y el cada vez menor número de elementos identifica-
dos como (deficientes) traducciones de im hipotético Q arameo al
cual poder apelar para explicar divergencias de expresión entre
Mateo y Lucas, así como el uso que hace Q de los LXX ha
conducido al abandono general de la hipótesis de que Qfiaeori-
ginalmente escrito en arameo y luego traducido de diferentes
formas al griego. Por el contrario, Q es un texto griego cuyo ar-
quetipo griego, subyacente tras los evangelios de Mat^o y Lucas,
bien podría uno intentar reconstruir.

46. M. Black, The Aramaic Dimension in Q with Notes on Luke J 7, 22-


Matíhew24, 26 (Luke 17, 23): JSNT 40 (1990) 33-41, aquí 33-34.36. El autor
se refiere a su artículo The Use of Rhetorical Terminology in Papias on Mark
and-Matthew: JSNT 37 (1989) 31-41.
47. X S. KIoppenborg, «The Language of Q», en Excavating Q, 72-80,
aquí 80.
48; S. Schulz, «DieSeptuaginta-Benutzung», en Q: Die Spruchquelle
der Evangelisten, Theologischer Verlag, Zurich 1972, 27-28.49-50. Para una
recensión crítica del libro de Schulz, cf P. Hoffmann, BZ 19 (1975) 104-115, y
en relación a la importancia exagerada atribuida a los LXX, 108-109.
43

5. Mateo sin Q: Jesús el Apocalíptico

a) Mt 10, un texto histórico hasta en sus menores detalles

La consecuencia lógica de rechazar la existencia de Q fue


dramáticamente ilustrada por Albert Schweitzer, quien consi-
deró la hipótesis de los dos documentos, exitosamente formu-
lada por su propio profesor de Estrasburgo, Heinrich Julitis
Holtzmann, una mera táctica evasiva para soslayar la inevita-
ble aunque penosa conclusión de que Jesiís fue un apocalíptico
fanático. En su lugar, Schweitzer prefirió la hipótesis defendi-
da por Ferdinand Christian Baur en la que se daba prioridad a
Mateo:
Los investigadores se ahorraron tener que percatarse de la am-
plitud y dificultad del problema, en primer lugar porque,
bajo la influencia de la obra de Christian Hermann Weisse,
Die Evangelienfrage (1858), y de la de Heinrich Julius Holtz-
mann, Die synoptischen Evangelien (1863), abandonaron la
opinión de Ferdinad Christian Baur (1792-1860) y la escuela
de Tubinga, según la cual el evangelio de Mateo sería el más
antiguo y primigenio, y consideraron como tal al evangelio de
Marcos. Las preferencias por este evangelio más breve permi-
tieron a los investigadores considerar que el importante mate-
rial ofrecido por Mateo pero no por Marcos no era del todo
válido. Precisamente este material es el que contiene aquell¿|s
discursos y relatos en los que se revela que las ideas de Jesus
se asemejan a la escatologia del judaismo tardío. Se trata so-
bre todo del Sermón de la Montaña (Mt 5-7), el gran discurso
del envío de los discípulos (Mt 10), la pregunta del Bautista y
las afirmaciones de Jesús con ocasión de aquella (Mt U), el
discurso sobre la venida del Hijo del hombre y sobre el juicio
que este tenía que realizar (Mt 25)...
La cuestión decisiva en la búsqueda del Jesús histórico no íes
cuál de los dos evangelios más antiguos es un poquito más an-
tiguo que el otro. Esto es, por lo demás, una cuestión de tipo
literario a la que apenas es posible responden El problema lii^s-^
tórico de la vida de Jesús no se puede reconocer, y mucho me-
nos resolver, a partir de la informaciónfragmentariade Mar-
cos. Las diferentes narraciones de los dos evangelios más
antiguos son igualmente valiosas, pero la abundancia de Ma-
44 El Documento Q

teo le confiere mayor importancia. Baur y su escuela le con-


cedieron, correctamente, la preferencia"^.

Aunque Schweitzer fue cauto en sus declaraciones, la posi-


ción que adoptó en relación a las fuentes sólo resulta compren-
sible en el supuesto de que él mismo considerara el evangelio
canónico de Mateo como la obra de un testigo ocular de los he-
chos, lo cual equivale a tratarlo como si procediera indiscuti-
blemente del apóstol Mateo -posición que ha prevalecido siem-
pre en la exegesis precrítica desde Papías-. Schweitzer descartó
simplemente como absurdos los esfuerzos por descomponer en
sus fuentes las «instrucciones para la misión» de Mateo, cuya
detallada historicidad era decisiva para su propia interpretación
del ministerio público dé Jesús. Aunque tanto entonces como
ahora se reconoce normalmente que en Mt 10 hay material pro-
cedente del apocalipsis de Marcos interpolado entre las instruc-
ciones para la misión de Marcos y de Q, las cuales están a su vez
mezcladas entre sí, con material especial de Mateo y con el de
otras partes de Q, Schweitzer mantuvo que:
Por lo tanto, este discurso [Mt 10] es histórico en su totalidad
y hasta en sus menores detalles, precisamente porque, según
la perspectiva de la teología moderna, debe ser considerado
como no his'tórico...

49. A. Schweitzer, Von Reimarus zu Wrede: Eine Geschichte der Leben-


Jesu-Forschung, Mohr-Siebeck, Tübingen 1906. La segunda edición, simple-
mente titulada Die Geschichte der Leben-Jesu-Forschung, Mohr-Siebeck,
Tübingen 1913, está considerablemente revisada, especialmente en las sec-
ciones finales que estamos discutiendo aquí. Las referencias son de la pri-
mera edición, pero cuando existe paralelo indicamos también entre parénte-
sis la paginación de la segunda, ambas según '1951 y la nueva publicación
como Siebenstern-Taschenbuch 77-78, München 1966. Citamos también aquí
un Vorrede retrospectivo del año 1950, que comenzó a incluirse en la edición
de 1951, '^1951, pp. VÍ.XII y 1966, 30.36 (versión inglesa: The Quest of the
Historical Jesus: A critical Study of Its Progress from Reimarus to Wrede, Mac-
millan, New York 1910, paperback edition 1961, reimprimida en 1968, no in-
cluye el prólogo de 1950. Pero sí aparece en la actual traducción inglesa de la
segunda edición: The Quest of the Historical Jesus: First Complete Edition, cd.
J. Bowden, SCM-Fortress, London-Minneapolis MI 2000, p. XXXV-XLV, aquí
XXXVI.XL. Existe versión eñ castellano de los primeros diecisiete capítulos
de la obra, que incluye también el prólogo a la edición de 1950: Investigación
sobre la Vida de Jesús, Edicep, Valencia 1990,14).
introducción 45

Siendo esto así, deberíamos considerar con qué derecho la


teología moderna rechaza los grandes discursos de Mateo
como meras «composiciones». Propongo, simplemente, que
alguien intente mostrar cómo el evangelista, mientras daba
vueltas en su cabeza'a la tarea de componer un discurso de
envío dedos discípulos, mitad con piezas procedentes de di-
chos de la tradición y de la «teología comunitaria», y mitad
inventado, tuvo ía curiosa idea de hacer hablar a Jesús acer-
ca de asuntos totalmente inoportunos y nada prácticos, para
luego aportar la prueba de que nuncailegaron a hacerse rea-
Hdad^o.

b) La vida de Jesús de Albert Schweitzer

Schweitzer se propuso ir más allá del descubrimiento reali-


zado por Weiss sobre la naturaleza escatològica de la predica-
ción del Reino ^' extendiendo, de forma coherente, esta interpre-
tación escatològica a toda la «vida y obra» de Jesús (literal-
mente: «conducta y acción») hasta el propio fin de su ministerio
público:
Johannes Weiss demuestra el carácter absolutamente escato-
lógico de la predicación de Jesús sobre el reino de Dios. Mi
contribución consiste fundamentalmente en que, por mi par-
te, he llevado adelante la posición de Weiss haciendo com-
prender que no sólo su predicación, sino incluso su vida y
sus actuaciones estuvieron determinadas por la esperanza
escatològica".

Este proyecto desembocó en la publicación de su propia «vi-


da de Jesús», con la que este autor concluyó su personal Bús-

50. A. Schweitzer, Von Reimarus zu Wrede, 360 {Die Geschichte der Le-
ben-Jesu-Forschung, 1951, 140y 1966,420; versión inglesa: The Quest of the
Historical Jesus, '1910, 363; ^2000, 330-331).
51. J. Weiss, Die Predigt Jesu vom Reiche Gottes (versión inglesa: Jesus
Proclamation of the-Kingdom of God).
52. A. Schweitzer, «Vorrede zur sechsten Auflage», en Die Geschichte der
Leben-Jesus-Forschung, 1951, p. VIII y 1966,32 (versión inglesa: The Quest
of the Historical Jesus, ^2000, 330-331, p. XXXVII; versión cast.: Investiga-
ción sobre la Vida de Jesús, 16).
46 El Documento Q

queda delJesús histórico. Schweitzer toma como punto de par-


tida la fascinación de its^s por las parábolas que hablan de la
cosecha:
Si esta interpretación genuinamente «histórica» del misterio
del reino de Dios es correcta, Jesús debió haber esperado
que el Reino llegaría durante el tiempo de la cosecha. Y es-
to es exactamente lo que esperaba. Esta es, de hecho, la ra-
zón por la que envía a sus discípulos. Deben dar a conocer
en Israel, con toda la rapidez posible, lo que está a punto de
suceder".

Jesús proyectó el envío de los Doce creyendo que sería su úl-


tima intervención antes del final:
Les dice claramente (Mt 10,23) que no espera volverlos a ver
en el siglo presente. La parusía del Hijo del hombre, que es
lógica y temporalmente idéntica con el amanecer del Reino,
acaecerá antes de que hayan podido completar un rápido re-
corrído anunciándolo por las ciudades de Israel

Schweitzer describió así «el significado del envío de los dis-


cípulos y el discurso pronunciado en aquella ocasión por Jesús»:
El propósito de Jesús es poner en movimiento el desarrollo
escatològico de la historia, propiciar el cumplimiento de las
últimas catástrofes, la confusión y la lucha, de las que surgirá
la parusía, introduciendo así la fase supra-humana del drama
escatològico

Schweitzer estaba convencido de que «en el momento de su


envío» Jesús «no esperaba que volvieran antes de la parusía»
Pero eso es precisamente lo que sucedió:

53. A. Schweitzer, Von Reimarus zu Wrede, 355 {Die Geschichte der Le-
ben-Jesu-Forschung, 1951,405 y 1966,415; The Quest of the HistoricalJesus,
4910, 358; ^2000, 326).
. 54. Ibid., 355 {ibid., 1951,405 y 1966,416; The Quest of the Historical
Je5K5,'1910, 358-359; ^2000, 327).
55. '. Ibid., 367 (la cita no aparece en la segunda edicjón ni en las siguien-
tes; The Quest ofthe Historical Jesus, '1910,371).
56. Ibid., 383 (la cita no aparece en la-segunda edición ni en las siguien-
tes; The Quest of the Historical Jesus, '1910,386).
Introduccióh 47

Ni llegaron los sufrimientos, ni la efusión del Espíritu, ni


tampoco la Parusía del Hijo del hombre. Los discípulos vol-
vieron sanos y salvos, y llenos de una orguliosa satisfacción
(Me 6,30)".

Schweitzer sacó la consecuencia inevitable:


La historia real desautorizó la historia dogmática sobre la que
se fundamentaba la acción de Jesús. Un acontecimiento de la
historia sobrenatural que debía haber tenido lugar en un mo-
mento particular no ocurrió. Esto fue para Jesús, quien vivía
totalmente inmerso en la historia dogmática, el primer acon-
tecimiento «histórico», el suceso central que clausuró eí ante-
rior periodo de su actividad y'confirió al periodo siguiente
una orientación nueva

El hecho de que el final apocalíptico no llegara antes de que


se completara la misión debió ser una terrible desilusión para Je-
sús. Se sintió forzado a cambiar su estrategia:
Este cainbío fue motivado por el incumplimiento'de las pro-
mesas hechas en el discurso de envío de los Doce. Él había
creído en aquel momento que estaba desencadenando la tri-
bulación final y forzando así la llegada del Reino. Pero el ca-
taclismo no había tenido lugar. Siguió esperándolo todavía
después de la vuelta de los discípulos...
Al dejar Galilea abandonó la esperanza de que la tribulación
final diera comienzo por sí sola. Si se retrasaba, esto quería
decir que todavía había algo más que hacer, y que todavía al-
gún otro violento intentaría apoderarse violentamente del rei-
no de Dios. El movimiento de conversión no había sido sufi-
ciente. En el momento en; que, de acuerdo con su propia
misión, había decidido enviar a los discípulos con el mensaje,
había arrojado también la rama ardiendo que debía encender
el fuego de las pmebas finales. La llama se extinguió

57. Ibid., 360 {Die Geschichte der Leben-Jesu-Forschimg, 1951, 411 y


1966, 421; The Quest of the HistoricalJesus,n9lO, 364; ^2000,331).
58. Ibid.,355 {ibid, 1951, 406 y 1966,416; The Quest of the Historical
Jesus, '1910, 359; ^2000, 327).
59. Ibid, 385-386, {ibid., 1951, 434-435 y 1966, 442; The Quest of the:
HLstorical Jesus, '1910, 389; ^2000, 347-348).
48 El Documento Q

Así pues, Jesús tomó la determinación de ir a Jerusalén por la


Pascua para provocar su propio martirio, como forma alternativa
de forzar a Dios para que trajera el fin:
...su muerte debe, finalmente, forzar la llegada del Reino...
Pues ahora Jesús identifica su condena y ejecución intrahis-
tórica con las tribulaciones pre-mesiánicas anunciadas. Esta
forma imperiosa de forzar la entrada de la escatologia en la
historia es, también, su destrucción; es, simultáneamente, su
afirmación y abandono

Esta resolución heroica terminó en una segunda y todavía


jnás dolorosa conírontación con la historia real, que desemboca
en su último grito angustiado: «Dios mío. Dios mío, ¿por qué
me has abandonado?».
El Bautista aparece y grita: «Arrepentios, pues el Reino de los
cielos está a punto de llegaD>. Poco después se presenta Jesús,
quien, consciente de ser el Hijo del hombre que viene, se apo-
dera del timón del mundo para poner en movimiento esa últi-
ma revolución que debe llevar a su término la totalidad de la
historia ordinaria. La rueda se resiste y él se lanza sobre ella.
Entonces empieza a girar y le aplasta. En vez de conseguir ha-
cer presente las condiciones escatológicas, las ha destruido.
La rueda sigue girando y el cuerpo destrozado de este único
Hombre inmensamente grande, tan fuerte como para creerse
el guía espiritual de la humanidad y capaz de reorientar el cur-
so de la historia según su propio designio, cuelga todavía de
ella. Esta es su victoria y su Reino

La investigación posterior se ha apartado con espanto de


esta descripción excesivamente apocalíptica del ministerio pú-
blico de jesús defendida por Schweitzer. Una imagen seme-
jante de fanático iluso es muy poco atractiva. En su lugar, ha
preferido seguir el ejemplo de Weiss limitando su estudio a la
predicación escatològica de Jesús, posición que quizás esté
ejemplificada de la forma más clara en la obra de Bultmann,

60. /¿-íW., 387-388, {í6íU, 1951, 435.437 y 1966, 443-444; TheQuestof


the HistoricalJesus, '1910,390-391; ^2000, 348-349).
61. Ibid., 367 {The Quest ofíhe Historical Jesus, 370-371).
Introducción 49

Jesus Sin embargo, en cierto sentido Schweitzer tenía razón


al afirmar que este mensaje apocalíptico necesariamente tuvo
que significar algo en la «praxis real» de Jesús, en su «vida y
su obra».
A pesar de todo, la posición de Schweitzer era insostenible
para la investigación crítica en curso, principalmente porque sus
presupuestos metodológicos, como el de la no existencia de Q,
estaban ya anticuados. Su intento de reconstruir la vida de Jesús
a partir del testimonio directo de Mateo sólo sirve para ilustrar el
precio que es necesario pagar por dar un salto atrás como este,
rechazando el estudio crítico para volver a una perspectiva más
tradicional sobre las ñientes; al menos si se está dispuesto á ope-
rar con esa coherencia sin miramientos que caracteriza a los ge-
nios como Schweitzer.

6. La esencia del cristianismo según Q q según el kerigma

a) Adolf Harnack versus Julius Wellhausen

Después de que William Wrede excluyera al evangelio de Mar-


cos de la categoría de los informes históricamente exactos sobre
los que sería posible fìmdamentar con confianza la investigación
del Jesús histórico los investigadores criticos dirigieron su aten-
ción de forma natural hacia Q, pues la enseñanza recogida en es-
tos dichos de Jesús había sido la base sobre la que Adolf Harnack
había construido su «esencia del cristianismo».

62. R. Bultmann, Jesus (Die Unsterblichen: Die geistigen Heroen der


Menschheit in ihrem Leben und Wirken mit zahlreichen Illustrationen, 1),
Deutsche Bibliotek, Berlin n.d. (1926); Mohr-Siebeck, Tübingen ^1929 y nu-
merosas reimpresiones posteriores (versión inglesa: Jesus and tìie World, Scrib-
ner's Sons, New York 1934. En el «Prefacio del traductoro a la nueva edición
de 1958, L. P. Smith y E. H. Lantero explican la razón de la ampliación del ti-
tulo: «Tanto los editores como los traductores consideraron que el título Jesus
and the World conseguía expresar una idea más definida del contenido y la
perspectiva del libro que el título original Jesus. El cambio se realizó con la
aprobación del autor»).
63. W. Wrede, Das Messiasgeheimnis in den Evangelien, Vandehoeck &
Ruprecht, Göttingen 1901 (versión inglesa: The Messianic Secret, Clarke,
Cambridge-London 1971).
50 El Documento Q

E n cualquier caso, si consideramos la enseñanza de Jesús des-


de una perspectiva general, constatamos que es posible clasifi-
carla en tres apartados. L a naturaleza de los mismos es tal que
cada uno de ellos contiene de algún modo la totalidad, que, por
tanto, puede ser íntegramente expuesta a partir de cualquiera
de sus respectivos enfoques.
En primer lugar, el reino de Dios y su venida.
En segundo lugar, Dios como Padre y el valor infinito del al-
ma humana.
En tercer lugar, la justicia superior y el mandamiento del
amor^.
Pero el hecho de que todo el mensaje de Jesús pueda reducir-
se a estos dos principios -Dios como Padre, y un alma huma-
na hasta tal punto ennoblecida que puede unirse, y realmente
se une, con é l - nos muestra que el Evangelio no es en modo
alguno una religión positiva como las demás; que carece de
elementos estatutarios o particularistas; que es, por tanto, la
esencia misma de la Religión ^^

Wellhausen, sin embargo, entendía Q en analogía mucho más


estrecha con el Marcos de Wrede, ya que, según su opinión, Q
era posterior a Marcos y, por tanto, difícilmente más fiable:
Lo más importante a la hora de hacer una comparación es lo
que parece ser una mera diferencia superficial: la niente [Q],
que sólo aparece de forma muy escueta en Marcos, se hace

64. A. Hamack, Das Wesen des Christentums: Iß Vorlesungen vor Studie-


renden aller Fakultäten im Wintersemester 1899-1900 an der Universität Berlin,
Hinrichs'sche Buchhandlung, Leipzig 1900,33. Un estudiante, W. Becker, taqui-
grafió las conferencias que luego Harnack preparó para publicarlas. Fue un in-
mediato oßsi-ie//er: M900, de 11.000 a 15.000 ejemplares; de 45.000 a 50.000 en
1903; de 56.000 a 60.000 en 1908; 70.000 en 1925. Reimpresiones más recien-
tes son: A. Hamack, Das Wesen des Christemtums: Neuauflage zum fiinßlegsten
Jahrestag des ersten Erscheinens mit einem Geleitwort von Rudolf Bultmann,
Klotz, Stuttgart 1950; Id., Das Wesen des Christentums: Mit einem Geleitwort
von Wolfgang Trillhaas (Gütersloher Taschenbücher and Siebenstern, 227), Gü-
tersloher Verlagshaus Mohn, Gütersloh 1985; Id., Das Wesen des Christentums:
Herausgegeben und kommentiert von Trutz Rendtorff, Kaiser and Gütersloher
Verlagshaus, Gütersloh 1999; 33 (1900), 40 (1985) y 87 (1999) (versión inglesa:
What Is Christianity, Williams and Norgate, London-Edinburgh-Oxford and Put-
nam, New York 1901, tercera edición revisada [aquí citada] 1904,52).
65. A. Hamack, Das Wesen des Christentums, 41 (1900), 47 (1985) y 96
(1999); What is Christianity, 65.
Introducción

evidente por todas partes en Mateo y Lucas. Esto es suficien-


te para probar la prioridad de Marcos también respecto a Q

La reconstrucción completa y comentada de Q realizada por


Harnack fue, en gran medida, un intento de refutar a Wellhausen:
Yo, por el contrario, creo poder mostrar en las siguientes pá-
ginas que Welljiausen, en su caracterización de Q, se ha deja-
do influir inconscientemente por las tendencias de san Mateo
y san Lucas, atribuyendo a Q lo que realmente pertenece a es-
tos evangelios, y que, en no pocos pasajes, ha dado prioridad
a san Marcos basándose en fundamentos insuficientes. Por
tanto, las conclusiones a las que he llegado se oponen fuerte-
mente a los resultados de su criticaci

No obstante, Harnack mantuvo el presupuesto de un hipotéti-


co origen arameo de Q; pues dicho presupuestó estaba implica-
do en la tesis del origen apostólico mateano del documento, me-
diante la cual se justificaba, a su vez, la autoridad definitiva que
Harnack atribuía a Q:
Teniendo en cuenta que nuestro evangelio de san Mateo no
pudo haber sido compuesto por un apóstol, y que el testimo-
nio tradicional: Max-^aLog 'EpQatòt Oiákénxcg^ xà Xóyia
a u v e x á | a x o [«Mateo recopiló los dichos/oráculos en lengua
hebrea = aramea»] está datado en torno ya al año 100 d.G.,
existe una gran probabilidad de que Q sea obra de san Mateo,
pero nada más puede añadirse al respecto... Pero quienquiera
haya sido el autor, o mejor, el redactor de Q, fue un hombre
digno del mayor respeto. A su reverencia y fidelidad, a su in-
genuo sentido común, debemos esta valiosísima colección de
dichos de Jesús...
Por un lado, san Marcos -donde, página tras página, el estu-
diante se desespera a causa de las incoherencias, discrepancias
y los elementos increíbles de su narración-, sin cuyo evangelio,
sin embargo, careceríamos de cualquierfragmentocontinuo de
información histórica consistente y concreta relativa a la vida
de Jesús; por el ofro, esta recopilación de dichos, la única qué

66. J. Wellhausen, Einleitung in die drei ersten Evangelien, '1905, 84,


nota l;n911,75,nota2. :>
67. A. ìkarnàck, Sprüche undReden Jesu, 136 {The Sayings of Jesus, 194).
LI Documento Q
nos proporciona una idea realmente exacta y profunda de la
enseñanza de Jesús, libre de sesgos apologéticos o de cual-
quier otro tipo, y que, sin embargo, no nos ofrece ningún da-
to de tipo histórico...
¿Cuál de ellos es el más valioso? Dieciocho siglos de cristia-
nismo han dado respuesta a esta cuestión y su testimonio es fi-
dedigno. El retrato de Jesús ofrecido por los dichos de Q se ha
mantenido en el primer plano... La colección de dichos y san
Marcos deben seguir manteniendo su posición dominante, pe-
ro la primera tiene la precedencia. Y, lo que es más importan-
te, la tendencia a exagerar el elemento apocalíptico y escatolò-
gico en el mensaje de nuestro Señor, y a relegar los elementos
más puramente religiosos y éticos a una posición subordinada,
encontrará siempre su refutación en Q. Esta niente es la auto-
ridad para lo que constituye el tema central del mensaje de
nuestro Señor -esto es, la revelación del conocimiento de Dios
y la invitación moral al arrepentimiento y a creer, a renunciar
al mundo y ganar el cielo-, esta y nada más^^.

Más tarde, en 1911, Wellhausen publicó una segunda edición


de su obra en la que volvía a defender su anterior posición, toda-
vía con más fuerza
Entre las dos Guerras Mundiales, los críticos de las formas,
Rudolf Bultmann ™ y Martin Dibelius", asumieron ambos la

68. Ibid. ,172-173 {The Sayings of Jesus, 248-25 i ).


69. 3. WelShausen, Einleitung in die drei ersten Evangelien, ^1911, 170-
176. En un «Corolario» añadido refutó el argumento de K. Lake, The Date oj
Q, según el cual Q habría sido escrito no después del 50 d.C.
70. El único ensayo sobre Q escrito por R. Bultmann antes de la primera
Guerra Mundial, sólo dos años después de la segunda edición de Wellhausen,
se apoya explícitamente en este autor en vez de hacerlo en Harnack: Was láfii
die Spruchquelle iiber die Urgemeinde erkennen?: Oldenburgisches Kirchen-
blatt 19 (1913) 35-37.41-44, aquí 35 (versión inglesa: What the Sayings Sour-
ce Reveals about the Early Church?, en J. S. Kloppenborg (ed.), The Shape oJ
Q: Signal Essays on the Sayings Gospel, Fortress, Minneapolis 1994,23-34,
aquí 23, nota 1 : «La siguiente explicación presupone una solución definitiva al
problema sinóptico que, obviamente, no puedo exponer aquí con más detalle.
Refiero al lector a B. Weiss.1908; Jülicher 1904 y Wellhausen 1905,1911»). R.
Bultmann, Jesus, 18 (reimpresión 1951,16): «La traducción de los textos evan-
; gálicos sigue frecuentemente la de J. Wellhausen».
71. M. Dibelius, Die Formgeschichte des Evangeliums, Mohr-Siebeck,
Tubingen 1919, revisada ^933, =1966 (ed. Günter Bornkamm), 236, nota 1,
Introducción 53

existencia de Q, aunque sus puntos de partida estaban, sin embar-


go, más próximos a Wellliausen que a Harnack, pues íue Well-
hausen''^ quien iiabía anticipado la nueva orientación kerigmática:
Es como Crucificado, Resucitado y Retomado como Jesús se
constituye en Mesías cristiano, no como maestro religioso. El
Evangelio real es el Evangelio apostólico que predica la fe en
el Cristo, no el Evangelio de Jesús que prescribe a la Iglesia
su moral... Y la expresión a la que intencionadamente se ad-
hiere Harnack, «no el Hijo, sino únicamente el Padre pertene-
ce al Evangelio», es básicamente falsa en tanto en cuanto pre-
tenda reivindicar un hecho y no sea, meramente, la expresión
de un postulado'^.

Harnack había afirmado, ciertamente, que «.el Evangelio, tal


como fue proclamado por Jesús, hace referencia solamente al
Padre y no alHijo»'^'^. Wellhausen, citándole aparentemente de
oídas, omitió la precisión decisiva, a saber, .«tal como fue pro-
clamado por Jesúpy Por supuesto, el «Evangelio» en el que
Wellhausen pensaba era claramente el de la Iglesia, es decir, el
kerigma que en el transcurso de la historia llegó a constituir lo

remite a Wellhausen, Einleitung in die drei ersten Evangelien, '1905, 66-67,


para justificar su propio escepticismo en relación a Q (citado más abajo) (ver-
sión cast.: La historia de las formas evangélicas, Edicep, Valencia 1984, 231,
nota 423).
72. M. Hengel, en la introducción («Einleitung») de Evangelienkommen-
tare, p. VI-VII: «Concluye con una áspera crítica a la investigación desarrolla-
da durante el siglo XIX en torno a la vida de Jesús, de alcance mucho mayor
que la de A. Schweitzer, con quien argumenta críticamente. Esta crítica revela
contactos, en muchos aspectos, con Martin Kahler y la primera teología dia-
léctica de K. Barth y R. Bultmann. La influencia del exegeta neotestamentario
Wellhausen es visible con la màxima clarídad en el ámbito de la investigación
crítica sobre los evangeliosproducida entre las dos Guerras Mundiales, a cuya
fructificación contribuyó de forma personal».
73. J. Weilhausen, £'i«/eí/un^ in die drei ersten Evangelien, H911, 153,
también citada por Hengel en su «Einleimng», Evangelienkommentare, p. VII,
La cita no aparece en la primera edición.
74. A. Harnack, Das Wesen des Christentums, 91 (1900), 90 (1985) y 154
(1999); What Is Christianity, 147.
75. A. Harnack, Das Wesen des Christentums, en las notas finales añadi-
das a la edición de 1908 (56.000 à 60.000 ejemplares) llamó la atención sobre
esta omisión que distorsiona el sentido de su planteamiento (en la p. 183 de la
edición de 1950 y en las pp. 154-155, nota 22 de la edición de 1999).
54 El Documento Q

que podríamos denominar «la esencia del cristianismo», expre-


sada, por ejemplo, en el credo Apostolicum y otros credos poste-
riores; mientras que, por el contrario, el mensaje de Jesús fue y
ha seguido siendo ampliamente relegado, aunque de forma oca-
sional haya sido redescubierto por algunas personas, como Fran-
cisco de Asís.

b) Adolf von Hamack versus Karl Barth

El debate entre Wellhausen y Hamack se reprodujo en gran


medida durante 1923, en un debate entre Hamack y Karl Barth.
Es claro en este punto que la teología dialéctica había creado un
clima intelectual en el que la posición de Wellhausen relativa a la
escasa importancia, por no decir falta de legitimidad, de la fuen-
te Q debía necesariamente prevalecerHamack hablaba de «la
conexión estrecha, incluso equivalencia, entre amor a Dios y
amor aí prójimo», que constituye «el corazón del Evangelio»^'';
a lo que Barth respondía preguntando: «¿Qué otra cosa probaría
con mayor claridad que Dios no da vida sin antes haber aniqui-
lado, que precisamente ese *corazón' (no del Evangelio, sino de
la Ley)?»^^. Las sentencias centrales del mensaje de Jesús (Me
12, 28-34 par.) que Hamack exaltaba como «Evangelio» eran,

76. Este intercambio de opiniones fue publicado en Die christliche


Welt, 1923: A. Harnack, Fünfzehn Fragen an die Verächter der wissenschaft-
lichen Theologie unter den Theologen, 6-8; K. Barth, Fünfzehn Antworten
an Herrn Professor von Harnack, 89-91; A. Hamack, Offener Brief an
Herrn Professor K. Barth, 142-144; K. Barth, Antwort auf Herrn Professor
von Harnacks offenen Brief, 244-252, y A. Harnack, Nachwort zu meinem
offenen Brief an Herrn Professor Karl Barth, 305-306. Este debate se ha
vuelto a publicar en K. Barth, Gesammelte Vorträge III: Theologische Fra-
gen und Antworten, Evangelischer Verlag, Zollikon 1957, 7-31, aquí 7-9.9-
13.13-17.18-30.30-31 (versión inglesa en James M. Robinson [ed.], The Be-
ginnings of Dialectic Theologie I, John Knox, Richmond VA 1968; A.
Harnack, Fifteen Questions to Those Among the Theologians Who Are Con-
temptuous of the Scientific Theology, 165-166; K. Barth, Fifteen Answers to
Professor von Harnack, 167-170; A. Harnack, An Open Letter to Professor
Karl Barth, 171-174; K. Barth, An Answer to Professor von Harnack's Open
Letter, '175-185, y A. Harnack, Postscript to my Open Letter to Professor
Karl Barth, 186-187).
77. A. Hamack, Fünfzehn Fragen, 8 {Fifteen Questions, 165).
78. K. Barth, Fünfzehn Antworten, 11 {Fifteen Answers, 168).
Introducción 55

por tanto, para Barth «Ley», frente a la cual apelaba al «Evange-


lio» de Dios, que da vida solamente después de la muerte, es de-
cir, en una relación dialéctica con la muerte. Xa consecuencia
derivada de la clasificación de Jesús cómo judío, propuesta por
Wellhausen "^^ y Bultmann desde la perspectiva de la historia de
las religiones, fue interpretada teológicamente como la dialécti-
ca entre Ley y Evangelio; en este sentido, Q, por definición, no
es Evangelio, sino Ley.
Mientras Q se refiere a sus propios dichos con expresiones
como «los pobres son evangelizados» (Q 7, 22), Pablo afirma
claramente que cualquier otro Evangelio distinto de su kerigma,
incluso si viniera de un ángel, es anatema (Gál 1, 8-9). Esta ten-
sión se ha mantenido hasta nuestros días Como trasfondo teoló-
gico del debate sobre si se debe o no dar siquiera el nombre dé
«evangelio» a los «Evangelios de dichos», tales como Q y el
Evangelio de Tomás^K

79. J. Wellhausen, Einleitung in die drei ersten Evangelien, '1905, 113;


^1911, 102: «Jesús no fue un cristiano, sino un judío».
80. R. Bultmann, Das Verhältnis der urchristlichen Christusbotschaft
zum historischen Jesus (SHAW. PH, Jg. 1960, Abh. 3), Winter, Heidelberg
1960, ^1962, 8 (versión inglesa: The Primitive Christian Kerygma and the His-
torical Jesus, en C. E. Braaten-R. A. Harrisville [eds.], The Historical Jesus
and the Kerygmatic Christ, Ahingdon, Nashville 1964,15-42, aquí 19: «He si-
do, además, criticado porque en mi libró Primitive Christianity m he incluido
la predicación de Jesús en el capítialo dedicado al «Cristianismo primitivo», si-
no en el capítulo sobre «Judaismo», concibiendo, por tanto, a Jesús como ju-
dío. De fonna similar, se ha objetado que en mi Teología del Nuevo Testamen-
to he afirmado que la predicación de Jesús pertenece a los presupuestos de la
teología neotestamentaria. Frente al reproche de que concibo a Jesús como Un
judío y le incluyo en la esfera del judaismo, debo, en primer lugar, simplemen-
te preguntar: ¿Fue acaso Jesús -¡el Jesús histórico!- un cristiano? Ciertameriie
no, si la fe cristiana es fe en él como él Cristo. E incluso en el caso de que él
hubiera sabido que era el Cristo [«Mesías»] y hubiera realmente exigido fe eh
su propia persona en tanto que Cristo, no habría sido todavía un cristiano y no
debería ser presentado como sujeto de la fe cristiana, aunque sea, sin embargo,,
su objeto»).
81. En relación con la discusión sobre la legitimidad de llamar a Q «Evan-.
geiio de Dichos», cf. F. Neirynck, Q: From Source to GospehKTL 71 (1995)
421 -434; J. S. Kloppenborg, «Q as a 'Gospel'; What's in a Name», en Excava-
ting Q, 398-408.
56 E! Documento Q

7. Crítica de las formas

a) Q como un estrato. Martin Dibelius

También en otros aspectos la crítica de las formas contribuyó


a mermar la importancia de Q. En efecto, el foco de interés había
dejado de situarse en las fuentes escritas incorporadas en textos
más tardíos y se había desplazado a las tradiciones orales someti-
das a la influencia de sus contextos sociales. En consecuencia,
que Q fuera o no un único documento griego susceptible de ser
reconstruido dejó de ser una cuestión relevante.
Dibelius abandonó la idea de un hipotético texto arameo subya-
cente al Q griego, pero, a pesar de ello, era muy escéptico respec-
to a la posibilidad de que Q fuera un documento griego tangible.
El texto usado por Mateo y Lucas era griego, pues de lo con-
trario no sé daría la coincidencia que de hecho se da entre
ellos. Pero resulta lógico imaginar este hecho como sigue: los
dichos fueron traducidos muy pronto al griego en el seno de
una comunidad bilingüe y posteriormente esa traducción grie-
ga fue recopilada en territorios de lengua griega. Esta expli-
cación de los hechos resulta más verosímil que la altemativa,
a saber, una primera recopilación de dichos de Jesús en ara-
meo, que habrían sido traducidos luego, como una colección,
al griego. En este caso habría que suponer que la primera gCT
neración realizó ya una actividad literaria considerable, algo
que debiéramos descartar.
Pero la dificultad mayor surge cuando se reflexiona sobre el
género literario de Q. De hecho, no tenemos idea de si es po-
sible y en qué modo podían conformar un libro unos textos
que constituyen por sí mismos piezas independientes... En to-
do caso, en esta como en otras cuestiones debemos tener cui-
dado para no hablar con demasiada confianza de Q como si
fuera una entidad claramente determinada.
Olvidar esto implica correr el riesgo de imaginar que pode-
mos apoyarnos en esta fuente, en realidad desconocida, con la
misma seguridad con que lo hacemos en el evangelio de Mar-
cos, que existe como realidad tangible ante los ojos, olvidan-
do que.en el primer caso se trata sólo de una hipótesis...
Tal límite metodológico nos obliga a renunciar a la posibili-
dad de reconstruir la fuente Q en toda su amplitud, pues, in-
Introducción 57

eluso en el caso de aquellos textos reconstruibles, debemos


preguntarnos con toda seriedad si de hecho pertenecen todos
a la misma «obra». Lo cual resulta muy dudoso y de hecho ha
sido cuestionado. Los conocimientos de que disponemos so-
bre la fuente Q en el estado actual de las investigaciones al
respecto aconsejan hablar más de un estrato que de un docu-
mento. Reconocemos claramente que las comunidades esta-
ban interesadas en reunir dichos de Jesús.tal y como los reúne
Q, pero no sabemos si los esfuerzos realizados en este sentido
dieron como resultado uno o más libros; es más, no sabemos
tan siquiera si eran realmente libros

Según Dibelius, este «estrato» pertenece al género parenético


que prevaleció en la primera generación cristiana, y es anterior
a la reordenación cristológica de los dichos en un esquema de ti-
po más biográfico:
Podemos afirmar, por consiguiente, que desde muy pronto
-y, en concreto, ya en época de Pablo- se llevaron a cabo
recopilaciones de dichos de Jesús, puestos al servicio de la
parénesis...
Pero conviene hacer dos observaciones: la primera es que en
el conjunto del material de Q que podemos reconocer como
tal no hay referencia alguna a la historia de la pasión; si nues-
tra fuente hubiera tenido una orientación narrativa habría que
esperar en primer lugar ima historia de la pasión... La segun-
da observación es la siguiente: el material de Q llegado hasta
nosotros no revela interés narrativo en sus contenidos esen-
ciales. En relación con la supuesta fuente, sólo podemos con-
cluir la existencia de piezas discursivas que aparecen incluso
las más de las veces como unidades independientes, es decir,
desprovistas de cualquier marco concreto...
Así pues, en la orientación general de los grupos de materia-
les atribuibles a Q se puede atisbar aún claramente la orienta-
ción original de tales recopilaciones: su pretensión no es la de
narrar hechos de la vida de Jesús, sino transmitir sus palabras
para que sean observadas y sirvan de instrucción

82. M. Dibelius, Die Fqrmgeschichte-des Evangeliums, 234-236 (versión


cast. : La historia de las formas evangélicas, 229-231 ).
83. Ibid., 244-245 (versión cast.: ibid., 237-238).
58 El Documento Q

b) Q, un documento diversamente traducido. Rudolf Bultmann

Bultmann retuvo la hipótesis del Q arameo defendida por


Wellhausen, pero abandonó el supuesto de una única traducción
griega:
Debemos concluir que Q, originalmente escrita en arameo,
file traducida de diversas maneras al griego, pues es evidente
que Mateo y Lucas tuvieron ante sí distintas traducciones de
esta ftiente

Por su parte, Bultmann, a diferencia de Dibelius, parece


haber concebido Q no como un mero estrato literario, sino co-
mo un documento singular con un comienzo y una conclusión
diferenciadas:
Q... tiene como prefacio la predicación escatològica de Juan
el Bautista; vienen a continuación las Bienaventuranzas, car-
gadas de conciencia escatològica; forman el final palabras
que hablan de la parusía

En ambos casos la consecuencia es que, durante todo el perio-


do de la crítica de las formas, no hubo arquetipo griego único de
Q que pudiera esperarse reconstruir. Puesto que Dibelius pensaba
que Q debía ser realmente no un texto único, sino im número in-
determinado de textos separados y que, por consiguiente, era
mejor pensar en él como un estrato en vez de como'un texto es-

84. R. Bultraann, Die Geschichte der synoptische Tradition (FRLANT.NF


12), 1921, ^1931 revisada, 354 (versión cast.: Historia de la tradición sinóptica.
Sigúeme, Salamanca 2000,388-389). En una nota a pie de página, Bultmann se
refiere no sólo a la obra de Wellhausen, Einleitung in die drei ersten Evangelien,
^1911, 59-60, sino también, y en primer lugar, a A. Jülicher, Einleitung in das
Neue Testament, ed. Erich Fascher, Mohr-Siebeck, Tübingen ' 1904,340-341. La
importancia de la dependencia respecto a Jülicher y Fascher ha sido puesta de
manifiesto por G. Bomkamm, Evangelien, synoptische: RGG, 3^^ ed., 2 (1958)
753-766, aquí 755-756; 758-760, 756.
85'., R. Bultmann, Theologie des Neuen Testaments, Mohr-Siebeck, Tü-
bingen I.Lieferung 1948,43; '1958,n965,44(versióncast: Teologia del Nue-
vo Testamento, Sigúeme, Salamanca ""2001, 86).
86. Esta conjetura fue desarrollada hasta sus últimas consecuencias por
W. L. Knox, The Sources of the Synoptic Gospels il. St. Luke and St. Matthew,
Cambridge University Press, Cambridge 1957.
introducción 59

crito, y Buitmann lo concebía como un texto arameo con varias


traducciones griegas, la posibilidad de una reconstrucción crítica
de Q parecía haber sido definitivamente descartada.

8. Q en la secuencia lucana .

a) Burnett Hillman Streeter yT.W. Manson

Durante este tiempo la tradición inglesa permaneció en gran


parte al margen de la crítica de las formas y, por tanto, continuó
manteniendo su alto grado de confianza en la existencia de un
documento fiable de Q, posición esta a la que Hawkins había
llegado ya a comienzos del siglo Este planteamiento fue de-
sarrollado por Burnett Hillman Streeter alcanzando su forma
estándar y su máxima difusión con la obra de T. W. Manson, Lös
dichos de Jesús, donde se incluía un comentario a Q Sin em^
bargo, el comentario de Manson no está basado en un texto crí-
tico de Q, sino tánicamente en los textos de Mateo y Lucas im-,
presos en columnas paralelas, detrás de los cuales, de alguna
manera, debe esconderse Q.
Respecto a la secuencia de Q, había una gran confianza en
que coincidía con el orden de Lucas, pues existía una tradicional
falta de confianza en la secuencia de Mateo, basada en la idea
que entonces se tenía sobre el uso que Mateo hace de Marcos^'*:

87. J. C. Hawkins, Horae Synopticae, 1899, M909, y Probabilities as to


the So-called Double Tradition of St. Matthew and St. Luke, 1911.
88. B. H. Streeter, «0n the Original Order of Q» y «The Original Extent
of Q», ambos en Studies in the Synoptic Problem, 141-164, 185-208; y The
Four Gospels, Macmillan, London 1924, reimpreso en 1951.
89. H. D. A. Major-T. W Manson-C. J. Wright, The Mission and Message oj
Jesus. ^\ escrito The Sayings of Jesus de Manson constituye el libro I I de esta
obra, 301 -639: «3. The Sources: (a) The Document Q», 307-312; «Text and Com-
mentary: 1. The Document Q», 331-440. Lá contribución de Manson a este volu-
men fue publicada separadamente como The Sayings of Jesus as recorded in the
Gospels according to St. Matthew and St. Luke arranged with introduction and
commentary, SCM, London 1949, reimpresa en 1971: «3. The Sources; (a) The
Document Q», 15-21; «Text and Commentary: I. The Document Q», 39-148.
90. Esta opinión relativa a la seeuencia constituía la hipótesis de trabajo
y la conclusión del estudio básico de Streeter, «On the Original Order of Q»,
145-147.
60 El Documento Q
AI margen de otros presupuestos anticuados, como pensar que
Marcos relata acontecimientos «según su orden histórico», o que
Q es «una colección informal de dichos», el precedente del uso
de Marcos por parte de Mateo («reordenó completamente la se-
cuencia de prácticamente todas las secciones de los seis prime-
ros capítulos de Marcos»), 3obre el que se basa la hipótesis de
trabajo, no es un argumento adecuado. Realmente Mt 12-28 si-
gue el orden de Marcos sin apenas excepciones, al menos con
tanta fidelidad como Lucas. Donde no ocurre esto es en Mt 3-11
(dé ahí el reordenamiento mateano de Me 1-6). La razón es que,
dentro de esta primera gran unidad redaccional de su obra, Ma-
Jeo dirige la atención no tanto a Marcos como a Q, en cuyo tex-
to inserta material marcano (así como bastante material posterior
de Q; cf. Mt 5-7; 10) cada vez que resulta útil para desarrollar el
programa de Q^'.

b) Vincent Taylor

Vincent Taylor hizo avanzar un paso más el argumento a fa-


vor del orden lucano aportando la que consideraba nueva e irre-
futable evidencia en relación a la coincidencia de dicho orden
con el de Q, siendo su objetivo colocar la hipótesis Q sobre ba-
ses sólidas Según este autor, al construir Mateo cada uno de
sus cinco discursos (y, por supuesto, también al componer el
«resto de Mateo»), habría recorrido cada vez todo el material de
Q en su propio orden, extrayendo presumiblemente los dichos
que se adecuaban al tema tratado (aunque en muchos casos la re-
lación con un «tema» unificador es difícil de detectar). Puesto
que, según la tesis de Taylor, el material de Q en cada discurso
sigue la-secuencia lucana, esta quedaría confirmada como la se-
cuencia de Q.
Sin embargo, la enorme cantidad de excepciones a una tesis
tan sencilla hace que su esquematismo resulte muy poco fiable,

91. J. M. Robinson, T/ie Matthean Trajectory from Q to Mark, en A. V.


Collins (ed.), Ancient and Modern Perspectives on the Bible and Culture: Es-
says in Honor ofHansDieter Éetz, Scliolars, Atlanta 1998(1999), 122-154.
92. V Taylor, The Order of Q: JTS n.s. 4 (1953) 27-31, reimpreso en Id.,
New Testament Essays, Eerdmans, Grand Rapids MI 1972,90-94.
Introducción 61

a pesar de un segundo ensayo en el que se intenta aportar argu-


mentos más detallados a su favor Cuando en muchos casos la
regla resulta realmente imposible de aplicar, incluso admitiendo
que Mateo podría haber recorrido Q varias veces en la composi-
ción de un solo discurso, Taylor explica las divergencias en el or-
den utilizando argumentos variados: la preferencia por la posi-
ción de Marcos; o la preferencia por la posición de M (en la que
se piensa como una fuente escrita y, por tanto, con un orden f i -
jo); o la omisión de algunos dichos utilizados en discursos ante-
riores; o,' simplemente, la interpretación mateana. Aunque algu-
nos de estos argumentos son, sin duda, explicaciones correctas
de las excepciones a la regla, todos ellos acumulados resultan
poco convincentes.
Hoy el punto de partida continúa siendo la secuencia lucana,
pero sin que exista prejuicio alguno en su favor. El orden de Q es
una cuestión abierta que debe ser establecida en cada caso par-
ticular^"*. Más arriba, inmediatamente después del Prólogo, he-
mos reproducido «Los textos de Q en el orden de Mateo» y las
«Divergencias respecto del orden de Lucas».

9. Proclamación y redacción

a) La revitalización de los estudios sobre Q.


Martin Dibelius y Günther Bornkamm

La revitalización del estudio de Q después de la Segunda


Guerra Mundial se produjo fundamentalmente en Heildelberg
bajo la dirección del sucesor de Dibelius, y discípulo de Bult-
mann, Günter Bornkamm. Bornkamm fue uno de los fundado-
res de la crítica redaccional, innovación exegética característica

93. Id., The Original Order of Q, en A. J. B. Higgins (ed.), New Testa-


ment Essays: Studies in Memory of T. W.Manson, 1893-1958, Manchester Uni-
versity Press, Manchester 1959, 246-269, reimpresa en V. Taylor, New Testa-
ment Essays, 95-118.
94. J. M. Robinson, The Sequence of Q: The Lament over Jerusalem, en
R. Hoppe-U. Busse (eds.). Von Jesus zum Christus: Christologische Studien.
Festgabe fur Paul Hoffmann zum 65. Geburstag (BZNW 93), Walter de Gruy-
ter, Berlin-New York 1998. 225-260.
62 El Documento Q

de la época de posguerra, que fue inaugurada con su análisis


crítico-redaccional de la escena de la tempestad calmada en Mt
8, 23-27:
Pero esta caracterización del relato de la tempestad calmada
como un «milagro de la naturaleza» no agota su significado
en Mateo. Este le da un sentido nuevo, que no aparece todavía
en los otros evangelistas, por la inclusión en un contexto de-
terminado y por su misma presentación...
Si esta observación es correcta, significa que Mt no sólo es
transmisor del relato, sino también su más antiguo exegeta,
y de hecho el primer intérprete que relaciona la travesía de
los discípulos con Jesús y el hecho de calmar la tormenta
con el seguimiento y, de este modo, con el pequeño barco de
la Iglesia

El enfoque de la crítica redaccional hizo que la reconstruc-


ción del texto crítico de Q resultara metodológicamente más fac-
tible, ya que permite utilizar los rasgos distintivos sintácticos,
terminológicos y teológicos (en sentido amplio) de Mateo y Lu-
cas, identificados mediante el análisis de sus respectivas formas
de redactar ei materia! tomado de Marcos, como criterios obje-
tivos con los que identificar luego sus intervenciones redaccio-
nales en Q. Estas «huellas» distintivas de Mateo y Lucas sobre
los dichos de Q facilitan la reconstrucción del texto crítico, por
cuanto permiten identificar y eliminar los efectos de la redac-
ción mateana o lucana. Esto sirve para hacer salir a la superficie
el texto crítico del propio Q.
Martin Dibelius ya había anticipado el método de la crítica
redaccional en el caso de Q al distinguir entre el grueso- del ma-
terial más primitivo y las adiciones posteriores incorporadas en
las redacciones de Q:

95. G. Bomkamm, «Die Sturmstillung im Matthäusevangelium», en


Wort und Dienst: Jahrbuch der theologischen Schule Bethel, NF 1 ( 1948) 49-
54, reimpreso en G. Bomkamm-G. Barth-H. J. Held, Überlieferung und Ausle-
gung im Matthäusevangelium (WMANT 1), Neukirchener Verlag, Neukirchen
1960,48-53, aquí 49.51 (versión cast.: La tempestad calmada en el evangelio
de Mateo, en R. A. Monasterio-A. R. Carmena [eás.],La investigación de los
evangelios sinópticos y Hechos de los apóstoles en el siglo XX, Verbo Divino,
Estella 1999, 193-199, aquí 195.196).
Introducción 63

Con todo, se puede admitir que ía colección utilizada por Ma-


teo y Lucas revela ciertas huellas de desarrollo: parece, en
efecto, que en ella han sido asumidos textos que, aunque de
origen muy diverso, desempeñan en este contexto la misma
función, a saber, interpretar la tradición de los dichos de Jesús
para revelar quién era aquel cuyas palabras se habían recopi-
lado en la comunidad...
Todo ello respondía no a un interés histórico o biográfico, si-
no práctico. Sólo que ese interés práctico fue más allá de los
límites del interés que, como hemos visto, había presidido la
recopilación de dichos de Jesús; lo que se pretende ahora no
es sólo deducir de las palabras de Jesús soluciones y reglas
para la propia vida, sino que se quiere encontrar además en
ellas una respuesta a la pregunta por la naturaleza de quien las
había pronunciado... Tampoco puede excluirse totalmente
que tales características de la denominada fuente Q tuvieran
su origen en un influjo del evangelio de Marcos. No podemos >
afirmar nada cierto al respecto, ya que desconocemos total-
mente la época en que nació la fuente Q y la cronología de su
desarrollo

De hecho, Dibelius había coiupartido la hipótesis, entonces


dominante, que fijaba el origen dé los materiales de Q en torno a
la mitad del siglo I o incluso antes:,
Probablemente existió más de una colección de dichos; en
cualquier caso, la existencia de colecciones semejantes a la
contenida en nuestro supuesto documento Q es totalmente
probable, incluso en la época en la que Pablo estaría recibien-
do instrucción misionera de quienes le habían precedido en la
fe, es decir, en la década de los treinta o al comienzo de la de^
los cuarenta del siglo I d.C.

Al datar las colecciones contenidas en Q incluso antes del


año 50 d.C. y su redacción en una fecha probablemente posterior

96. M. Dibelius, Die Formgeschichte des Evangeliums', 245-247 {versión


cast.: La historia de las formas evangélicas, 238-239).
97. Id., Die Bergpredigt, en G. Bornkamm (ed.), Botschaft und Ge-
schichte: Gesammelte Aufsätze 1: Zur Evangelienforschung, Mohr-Siebeck, Tü-
bingen 1953,79-174, aquí 97-98 (versión inglesa: The Sermon oftheMount,
Scribners, New York 1940,28-29).
64 El Documento Q

a la de Marcos, es decir, al año 70 d.C. o incluso más tarde (ha-


ciendo, por tanto, de alguna forma justicia tanto a Hamack como
a Wellhausen), Dibelius invitaba a hacer el esfuerzo de distinguir
entre la tendencia operativa en la última redacción y la tendencia
operativa en las colecciones primitivas originales. La crítica re-
daccionai de Q se había hecho inevitable.

b) El mensaje distintivo de la comunidad Q. Heinz Eduard Tödt

L^ tesis doctoral de Heinz Eduard Tödt en Heidelberg el año


1956 centró la atención en el problema relativo a la falta de di-
chos relacionados con la muerte y resurrección de Jesús en Q:
Harnack subraya correctamente una y otra vez que la concep-
ción de la pasión de Jesús presente en el evangelio de Marcos,
el así llamado paulinismo de Marcos, está ausente de Q. ¿Có-
mo es posible erjtender esta ausencia en un material transmiti-
do por una comunidad que, en cualquier caso, debía estar fa-
miliarizada con el tema de la pasión de Jesús?

Tödt reconoció que la deducción lógica de los estudiosos de


la crítica de las formas conducía a subrayar la centralidad del ke~
rigma y, en consecuencia, reducir la importancia de los dichos
de Jesús, considerando de este modo a Q como secundaria:
Los maestros del método de la crítica de las formas, Bult-
mann y Dibelius, establecieron ambos, cada uno a su modo, la
prioridad teológica del kerigma comunitario de la pasión so-
bre el material de Q.
... La fe de los primeros cristianos consistía en creer que la pa-
sión y resurrección significaba el comienzo de una nueva era.
En consecuencia, vivían en -la expectativa de un final inmi-
nente. El punto de referencia desde el que orientaban sus vi-
das era, exclusivamente, lo que Dios había realizado en la
cruz y la resurrección. Sólo después de que se hiciera eviden-
te el retraso del fin, los cristianos, comprendieron que necesi-

98. H. E . Tödt, Der Menschensohn in der synoptischen Überlieferung,


Gütersloher Verlaghaus Möhn, Gütersloh 1959,217 (versión inglesa: The Son
of Man in the Synoptic Tradition, SCM-Westminster, London-Philadelphia
1965, 237).
Introducción 65

taban instrucciones morales válidas con las que regular sus vi-
das en el mundo. Así, en esta etapa más tardía, los dichos fue-
ron recopilados como suplemento secundario del único nú-
cleo central de la fe, el kerignia de la pasión

Esta etapa tardía en que se formó Q, en contraste con el kerig-


ma, no requería una fecha tan avanzada como la que le había
asignado Wellhausen, pues se trataba básicamente de una posi-
ción lógica, es decir, teológica, en razón de la cual Q era secim-
daria respecto al kerigma. En efecto, si Dibelius había subrayado
la presencia de dichas colecciones parenéticas ya en la experien-
cia de Pablo, también Bultmann había atribuido Q a.lacomimi-
dad primitiva: «Me parece que la fuente de dichos {Spruchque-
lle) utilizada por Mateo y Lucas es la fuente más cercana a la
comunidad primitiva» Más aún, Tödt tenía la impresión de
que, en realidad, Bultmann había postulado la existencia de una
comimidad Q, pues esta era la consecuencia lógica de haber ad-
mitido que, desde sus propios orígenes, la comunidad primitiva
utilizó los propios dichos de Jesús como contenido de la pro-
clamación.

Un paso decisivo en la comprensión adecuada de este mate-


rial de Q fue el dado por Bultmann. Bultmann fue conscien-
te de que la comunidad primitiva conservó la proclamación
de Jesús y siguió proclamándola. Y, de hecho, existen nume-
rosos pasajes cuya conservación y recopilación pueden fácil-
mente entenderse como resultado de la urgencia por realizar
semejante tarea. Evidentemente esta idea está en contra de la
tesis dominante, según la cual el mensaje central y más anti-
guo de la proclamación fue sólo el kerigma de la pasión. En
su lugar, asume la existencia de una comunidad que habría
aceptado como misión central propia la transmisión del men-
saje de Jesús

99. Ibid., 218 {The Son of Man in the Synoptic Tradition, 238).
100. R. Bultmaim, Was läßt die Spruchquelle über die Urgemeinde er-
kennen?, 35 (versión inglesa: What the Sayings Source Reveals about the Early
Church, 23).
101. H. E. Tödt, Der Menschensohn in der synoptischen Tradition, 225-
226 {The Son of Man in the Synoptic Tradition, 247. La preferencia de la tra-
ducción inglesa por la expresión «teachings of Jesus», totalmente ausente en el
66 El Documento Q

Pero file el mismo Tòdt el primero en extraer las consecuen-


cias de haber reconocido que Q no era simplemente el material
parenético de una Iglesia primitiva monolítica, subordinado, por
tanto, a su kerigma oficial Por el contrario, en Q se nos ofre-
cería el mensaje central de una comunidad Q concreta cuyo «ke-
rigma» sería precisamente el conjunto de dichos de Jesús:
Existen dos ámbitos de tradición que se distinguen entre sí
tanto por sus contenidos como por su historia. El centro de
uno de ellos es el kerigma de la pasión; el centro del otro es la
intención de hacerse cargo nuevamente de la proclamación
del mensaje de Jesús. El material de Q pertenece a este se-
gundo ámbito... Las concepciones que conforman el kerigma
de la pasión permanecieron al margen del mismo. Queda, por
tanto, probado que el material de Q es una fuente indepen-
diente de conocimiento cristológico '^^

A partir de Tòdt el estudio sobre Q no ha dejado de tener con-


notaciones sociológicas: el grupo Q, las consecuencias -a las
que antes no se les prestaba atención- del impacto de Jesús en
sus oyentes y beneficiarios en Galilea.

c) El mito de la Sabiduría en Q. Ulrich Wilckens

La tesis doctoral de Wilkens en Heidelberg, también en 1956,


hacía especial énfasis en ía orientación claramente sapiencial de
muchas partes de Q:

original alemán, oscurece la tesis de Tòdt, para quien el mensaje de Jesús es,
por sí mismo, un tipo de proclamación y no únicamente enseñanza ética para
catecúmenos cuyo bautismo tendría como fundamento su fe en el kerigma de
la cruz y la resurrección).
102. Para esta posición estándar cf., por ejemplo, T. W. Manson, The Mis-
sion and Message of Jesus, 308: «La explicación más probable es que no hay
historia de la pasión porque no resulta necesaria, pues Q es un libro para la ins-
trucción de quienes ya son cristianos y saben de memoria la historia de la cruz».
103. H. E. Todt, Der Menschensohn in der synoptischen Überlieferung,
244-245 {The Son of Man in the Synoptic Tradition, 268-269. La traducción in-
glesa de «Verkündigung der Botschaft» como «teaching of what Jesus had
taught» oscurece de nuevo el énfasis de Todt en el hecho de que fue la misma
proclamación de Jesús lo que continuó siendo proclamado como una alternati-
va al kerigma pascual y no como una aplicación ética o catequética del mismo).
Introducción 67

El tema de la Sabiduría que abandona la tierra se encuentra


también en un dicho de Q, la amenaza de Jesús a Jerusalén:
Mt 23,37-39 par. Le 13,34-35. En Mateo, este dicho sigue a
otra amenaza dirigida, en esta ocasión, contra «esta genera-
ción», Mt 23,34-36; Le 11,49-51 .• Mateo ha retenido de Q la
secuencia de los dos dichos, pero Lucas ha conservado del
primero únicamente la introducción (6iá ToiJto >tat r| aoqjía
Tov OecO eiJtev [«Por esto, también la Sabiduría de Dios di-
jo...»]). Por tanto, el dicho de Mt 23, 37ss debió ser original-
mente en Q un dicho de la Sabiduría que Mateo puso en boca
de Jesús... Se manifiesta claramente aquí un eco del mito na-
rrado en 1 Henoc 42: la Sabiduría, resignada, se retira de nue-
vo al cielo. Había deseado reunir en tomo suyo a los habitan-
tes de Jerusalén como si de sus propios hijos se tratara, pero
ellos no quisieron. Ahora se aleja de ellos, los abandona a su
propia suerte hasta la parusía del Mesías
Se da una situación similar en relación con el dicho de Mt 11,
16-19 (Le 7, 31-35)... Estos «hijos de la Sabiduría» son ver-
daderamente los suyos, son quienes, en contraste con la mas-
sa perditionis de «esta generación», se han vuelto hacia ella.
La Sabiduría ha encontrado reconocimiento entre ellos, mien-
tras que, entre los demás, se la rechaza desde todas partes. Pe-
ro ¿cómo se explica que aparezca aquí la Sabiduría cuando,
en definitiva, el discurso trata de Juan y de Jesús? Bien, Juap
y Jesús son sus mensajeros, son los que la representan y a tra^
vés de los cuales ella habla. Igual que en Sah 7, 27, la Sabi-
duría,' «una generación tras otra, entra'en álmaá santas y las
hace aptas para ser amigos de Dios y profetas»

Algo muy similar ocurre en Mt 11,25-27 = Q 10, 21-22:


...Jesús habla como revelador, como la Sabiduría... La perí-
copa, por tanto, tiene una relación muy estrecha con las espe-
culaciones sobre la Sabiduría de los libros de Ben Sira y Sabi-
duría... Mt 11,25ss puede considerarse incluido sin ninguna

104. U. Wilckens, Weisheit und Torheit: Eine exegetisch-religionsge-


schichtliche Vntersuchungzu 1. Kor. l und 2 (BHT 26), Mohr-Siebeck, Tübin-
gen 1959,. 163-164. Cf también su artículo ooípía: TWNT 7 (1964), 465-5^9,
especialmente «Die Logienquelle», 515-518 (versión inglesa:TDNT7 [1971],
465-526, especialmente «The Logia», 515-517).
105. Id., Weisheit und Torheit, 197-198.'
E! Documento Q
68
dificultad en esta tradición. En nuestro contexto sólo interesa
el hecho de que aquí se ha producido una fusión entre la per-
sona de Jesús y la figura de la Sabiduría

Por esta razón yo, que participé en este debate de Heidelberg


mientras disfrutaba de un año sabático entré 1959-1960, sugerí
que el género liíerarío de Q podría ser el género sapiencial

d) La visión deuteronomista de la historia. Odil Hannes Steck

Odil Hannes Steck, en su tesis doctoral de 1965 defendida en


Heidelberg (donde era también asistente), mostró que la huella
de la perspectiva deuteronomista de la historia estaba presente
en la totalidad de la Biblia. Tal perspectiva servía para mostrar la
inocencia de Dios en relación con todos los desastres sufridos
por Israel, especialmente la caída de Jerusalén en el año 856
a.G-, interpretándolos como la consecuencia inevitable del asesi-
nato de los profetas que Dios había enviado. Esta visión deute-
ronomista de la historia surgió en el judaismo, de forma especial
en aquellos textos sapienciales que fueron más tarde incorpora-
dos al cristianismo primitivo. Entre estos últimos, se la reconoce
sobre todo en Q 6,23c; 11,49-51; 13,34-35:
Le 6,22-23; Mt 23,29-31 [Q 13,34-35] y Le 11,49-51 mues-
tran que esta relación no se limita al tema aislado del destino
violento de los profetas. En Mt 23, 29-31 se incorpora tam-
bién la relación conceptual de este elemento con la tradición
deuteronomista de la historia del judaismo tardío '°^; en Le 6,
22-23 la coherencia entre la noción del sufrimiento de los jus-
tos y las afirmaciones deuteronomistas sobre los profetas

106. ,/eíí/.,.198-200(Wilkens incluye aquí Mt 11,28-30, a pesar de que,


por faltar en Lucas, no parecía pertenecer a Q).
107. J. M. Robinson, Basic Shifts in German Theology: Interpretation 16
(1962) 76-97, aquí 82-86, y «LOGOI SOPHON: On the 'Gattung' of Q», en.
Trajectories through Early Christianity, 71-113.
108. La expresión «judaismo,tardío» ha sido incorrectamente utilizada
hasta hace poco para designar el judaismo contemporáneo de la «antigüedad
tardía», como si se tratara él mismo de un judaismo tardío (cf el caso anterior
de A. Schweitzer). Pero en realidad, durante la «antigüedad tardía» lo que se
tiene es el judaismo primitivo.
Introducción 69

apunta al contenido conceptual de esta esfera de la tradición;


y en Le U , 49-51 encontramos una unidad tradicional clara-
mente formulada que se deriva de ella

Aunque Q 11,49 está efectivamente introducido como si fue-


ra un dicho de la Sabiduría, y el envío de emisarios desde la
creación del mundo no se adecúa a un orador humano, ni siquie-
ra a Jesús, es realmente en Q 13,34-35.donde el lenguaje presu-
pone con más claridad a la Sabiduría personificada. Steck mos-
tró que,-como en el caso de Q 11,49-51, sus raíces se hallan en
la literatura sapiencial judía:
Por tanto, después de todo, creo poder concluir, junto con mu-
chos estudiosos, que la Sabiduría personificada era el sujeto
original del dicho... ¡El sujeto del dicho sobre Jerusalén es,
pues, la Sabiduría de Eclo 24 que habita en Jerusalén, el lugar
que Dios le ha concedido como residencia, y que se identifica
con la leyl De aquí que Le 13, 34-35 muestre cónio-yendo
aún más allá de 11,49-50- esta forma de entender la Sabiduría
ha sido ahora conectada con la visión deuteronomista de la his-
toria. Si ya en Eclo 24 el mito de la Sabiduría juega un papel
en el hecho de que la Sabiduría, tras ser despreciada por las de-
más naciones, encuentra un lugm: de residencia precisamente
en Israel, de nuevo vuelve a jugarlo en Le 13, 35ba [«no me
volveréis a ver...»]. Pues, en definitiva, en el trasfondo de es-
ta declaración está la imagen de la Sabiduría que claudica y as-
ciende al cielo. Por tanto, en el dicho sobre Jerusalén se pro-
duce un avance en el desarrollo de la tradición de Eclo 24,
mucho más radical de lo que parecía posible imaginar: es pre-
cisamente la Sabiduría, que carece de morada entre las nacio-
nes, pero que ha encontrado residencia en Israel, la í{ue ahora
se dispone a abandonar también Israel

Según Steck, esta forma drástica de aplicar las consecuencias


de la visión deuteronomista de la historia sólo encaja en el con-

109. O. H. Steck, Israel und das gewaltsame Geschick der Propheten:


Untersuchungen zur Überlieferung des deuteronomistischen Geschichtsbildes
im Alten Testament, Spätjudentum und Urchristentum (WMANT 23), Neukir-
iJiencr Verlag, Neukirchen-Vluyn 1967, 286.
110. /6i£/., 230-232
70 El Documento Q

texto del sitio de Jerusalén, tiempo en el que también otras fuen-


tes judías hacen predicciones parecidas:
¿Es acaso posible concebir en la tradición judía un anuncio
de juicio tan horrendo como este? Las dificultades para en-
tender los dichos como una creación cristiana, así como el
resultado de nuestro análisis en términos de la historia de
las tradiciones, según el cual existe una conexión entre las
tradiciones sapiencial y deutéronómica en sus formulacio-
nes tardías, y el hecho de que no se detecte un solo elemen-
to específicamente cristiano, señalan, definitivamente, en
esta dirección. Este anuncio judío de juicio, que arranca to-
da esperanza de futuro al propio pueblo, resulta más com-
prensible si pensamos que debió ser pronunciado bajo la
impresión inmediata dé ver la catástrofe cerniéndose sobre
Jerusalén...
Consecuentemente, todo parece corroborar la hipótesis de que
el dicho sobre Jemsalén es un anuncio judío de juicio pronun-
ciado entre los años 66 y 70 d.C. en el interior de Jerusalén o
sus cercanías. Si se examinan los paralelos mencionados, el
supuesto de que se podría tratar de un vaticinium ex eventu re-
sulta innecesario e, incluso, tiene hechos históricos claros en
su contra. Si se pasa revista a las distintas facciones presentes
en Jerusalén durante el tiempo de la guerra judía, comproba-
mos que el autor del dicho no pudo encontrarse entre los ze-
lotas ni, en general, entre los partidarios de la guerra; por el
contrario, debió seguramente pertenecer al grupo de los parti-
darios de la paz, quienes veían en el movimiento de resisten-
cia la razón para temer el juicio de Dios, que se haría realidad
en la captura y destrucción de la ciudad. El análisis de la si-
tuación en términos de la historia de las tradiciones sugiere
que Le 13,34-35 nació en los mismos círculos, liderados poi
maestros de sabiduría, que el dicho de juicio recogido en Le
11,49-59, anterior a él en el tiempo

Esto condujo a Steck a la conclusión, hasta cierto punto ex-


traña, de que Mt 23, 37-39 par Le 13, 34-35 no pudo haber per-
tenecido a Q, ya que, a pesar de que el alto grado de coinciden-
cia verbal entre Mateo y Lucas habría conducido en otras

111. ./olí/., 237-239.


Introducción 71

circunstancias a esta conclusión, la datación tradicional situaba a


Q en época mucho más temprana:
Ponemos aquí entre paréntesis el dicho sobre Jerusalén, pues,
a pesar de la amplia coincidencia entre las formulaciones de
Mateo y Lucas, su relación con la fuente de dichos no es cla-
ra. .. La razón por la que el dicho fue incorporado en la tradi-
ción cristiana pudo ser la expectación ante la caída de Jerusa-
lén, de la que también habrían participado los cristianos
palestinos, los cuales se habrían apropiado del dicho y lo ha-
brían puesto en boca de Jesús

Más aún, la revitalización de la visión deuteronomista de la


historia en el tiempo inmediatamente anterior al sitio de Jerusa-
lén ofreció a Steck la idea clave para entender Q:
Admitimos que la visión deuteronomista de la historia, en la
formulación que de ella hace el judaismo tardío, no está como
tal temáticamente presente en Q. Pero, como ciertamente ocu-
rre en el caso de la tradición judía tardía, puede estar, a modo
de conocimiento implícito, sólo en el trasfondo de la presen-
tación y, sin embargo, haber sido también presupuesta como
marco conceptual comprehensivo en el que se situarían las
sentencias individuales, y con cuya estructura conceptual es-
tarían relacionadas

i) La redacción de Q. Dieter Lührmann

Aunque Steck no había hecho extensivo a ptros textos de Q


^con la excepción de Q 6, 23c "'*) él tipo de análisis que su hipó-
tesis de trabajo avalaba, Dieter Lührmann (profesor asistente en
Heidelberg entre 1965-1968), en su habilitación de 1968 dedica-
ba a Bomkamm, elevó la tesis de Steck a la categoría de Tendenz
:aracterística de toda la redacción de Q Lührmann constató
:iue, dado el alto grado de coincidencia verbal entre Mt 23, 37-

112. /èli/., 283, nota I


113. Ibid.,2S6.
114. Ihid., 257-260.
115. D. Lührmann, Die Redaktion der Logienquelle (WMANT 33), Neu-
drchener Verlag, Neukirchen-Vluyn 1969.
72 El Documento Q

39 y su paralelo Le 13,34-35, su exclusión de Q era inaceptable.


«Sus argumentos (ausencia de contexto, datación tardía) nada di-
cen sobre la posibilidad o imposibilidad de que pertenezca a
Q» Por el contrario, sería preferible modificar la datación ha-
bitual de Q, fijada a mediados del siglo I o incluso antes, para
ajustaría a un marco temporal posterior Pero incluso Lühr-
mann sólo pudo avanzar con mucha cautela en esta dirección,
aunque forzado por la necesidad: «Todas estas observaciones in-
dican que la redacción de Q no debería datarse en fecha dema-
siado temprana, sino, más bien, en el contexto de la comunidad
helenística de los años 50 o 60»
El desplazamiento gradual de la datación de Q que ha tenido
lugar a lo largo de la última generación, desde su supuesta loca-
lización en tomo al año 50 d.C. hasta alrededor del 70 d.C, ha
conseguido de forma sutil que algunas de las perennes cuestiones
problemáticas de la investigación de Q hayan sido nuevamente
sopesadas. Si Q no fiie compuesta en la generación anteríor a
Marcos, sino que los dos escrítos son contemporáneos, entonces
el uso de Q por parte de Marcos sería, consecuentemente, menos
probable"^, Más aún, esta datación tardía de la redacción de Q
haría aún más necesarío suponer la existencia de colecciones an-
teriores insertas en Q; tal como había argumentado Dibelius.
Este periodo de intensa investigación en tomo a Q alcanzó
sus conclusiones preliminares en 1972, con la monografía sobre
Q publicada por Siegfried Schulz Este autor consideró Q co-
mo un texto escrito en griego y mostró que era razonable com-

116. /¿ííU,44,nota5.
111. . Representativo de las muchas fechas que pueden proponerse es T. W.
Manson, The Mission and Message of Jesus, 312: «About the middle of the*
first century, probably rather before than after A.D.' 50»
118. D. Lührmann, Die Redalction der Logienquelle, 88.
.119. El estudio reciente más exhaustivo en tomo al uso de Q por parte de
Marcos es el de H. T. Fleddermann, Mark and Q: A Study of the Overlap Texts
(BETL 122), Leuven University Press-Peeters, Leuven Í995. Pero la «valora-
ción» del mismo realizada por F. Neirynck y publicada en el mismo volumen,
262-307, y la recensión de J; Verheyder^, Mark and Q: ETL 72 ( 1996) 408-417,
refutan los detalles de la argumentación con suficiente consistencia, para con-
cluir desechando esta teoría como opinión minoritaria.
120. S. Schulz, Q: Die Spruchquelle der Evangelisten, 5. EI autor decla-
ra que su trabajo se basa en los seminarios sobre Q dirigidos por él desde 1960.
Introducción 73

parar la probabilidad de la redacción mateana de Q con la luca-


na, en cada imo de los casos donde se presenta una divergencia
de vocabulario:
Así como las sorprendentes coincidencias de vocabulario en el
material de Q nos permiten inferir una fuente en forma de co-
lección escrita en griego, del mismo modo, el orden de las se-
cuencias y la existencia de dobletes nos llevan a pensar en una
fuente escrita que Mateo y Lucas tuvieron ante los ojos. Cuál
de los dos evangelistas, Mateo o Lucas, ha preservado el texto
original de Q, es algo que no puede saberse con antelación, si-
no que debe ser verificado en cada caso particular, básicamen-
te con la ayuda de un estudio estadístico de vocabulario

Desgraciadamente, Schulz no siguió adelante con una re-


construcción del propio texto de Q

f) El inicio de la investigación católica sobre Q.


A thanasius Polag y Paul Hoffmann

Durante esta etapa se constata por todas partes un renovado


interés por Q. Pero es especialmente en el ámbito de la Iglesia
Católica romana donde resulta más evidente, una vez que la en-
cíclica Divino afflante Spirítu, publicada en 1943 y seguida de
la Constitutio dogmatica de divina revelatione «Dei Verbum»,
permitiera a los estudiosos utilizar el presupuesto de la existen-
cia de Q '^^ El trabajo de Athanasius Polag sobre Q, en Trier,
quedó recogido en una tesina de licenciatura en 1966 y una te-
sis doctoral en 1968 La habilitación de Paul HofEmann en

121. Ibid.,A\.
122. Id., Griechisch-deutsche Synopse der Q-Überlieferungen, Theolo-
gischer Verlag, Zürich 1972, es un folleto impreso de forma independiente co-
mo complemento de la monografía, pero sólo reproduce los textos paralelos de
Mateo y Lucas, como ya había hecho Manson con anterioridad.
123. Ciertamente, había habido algunos precursores, como J. Schmid,
Matthäus und Lukas: Eine Untersuchung des Verhältnisses ihrer Evangelien
(BibS[F] 23,2-4), Herder, Freiburg i.B. 1930.
124. A. Polag, Der Umfang der Logieiiquelle (escrito mecanografiado en
1966) y Ore Chrisíologie der Logienquelle (mecamgrafiíiáo en 1968); Id., Die
Christologie der Logienquelle (WMANT 45), Neukirchener Verlag, Neukir-
74 El Documento Q

Münster, en 1968, estudió de forma aún más sistemática las di-


mensiones teológicas de QJ-^
Del impresionante número de los primeros estudiosos de Q
que publicaron sus resultados entre los años 50 y principios de
los 70, .Hoffmann es el único que ha continuado hasta hoy in-
vestigando de forma consecuente sobre el tema, y el único cu-
yos puntos de vista han avanzado de acuerdo con el progreso
general de la investigación. A l principio expresó ,sus dudas
acerca de la viabilidad de una teoría redaccional, pues todavía
daba por supuesta una datación temprana de Q, según la cual
no sólo había menos tiempo disponible, sino también menos
necesidad de una redacción distinta de la habitual recopilación
informal de dichos en conglomerados más pequeños de tradi-
ción Sin embargo, con el tiempo Hoffmann se ha converti-
do en un defensor de la teoría redaccional de Lührmann, así
como de la datación tardía de Q;
Mi trabajo actual en la historia de la redacción es, al mismo
tiempo, un intento de corregir un error cometido en mi «Ha-
bilitationsschrift»., Studien zur Theologie der Logienquelle...
Me distanciaría, sin embargo, de mis propios argumentos en
Studien por el hecho de que juzgo correcta la referencia de
Steck a la situación de la guerra judeo-romana...
La cuestión de la antigüedad y el origen de los auténticos di-
chos HH [Hijo del hombre], reimidos sobre todo en Q 17, ne-
cesita de una investigación más exhaustiva en este contexto.
Al hacer esto, deberíamos desembarazamos del presupuesto,
demasiadas veces asumido como evidente, de que en los di-
chos HH nos encontramos con la tradición cristiana más anti-
gua o, incluso, con la propia tradición prepascual. En este
punto, deseo corregir expresamente mi propia posición

chen-Vluyn 1977; y, finalmente. Id., Fragmenta Q: Textheft zur Logienquelle.


Gran parte del contenido de Fragmenta Q ha sido traducido al inglés en I. Ha-
vener, Q, the Sayings ofJesus, With a Reconstruction of Q by Athanasius Polag.
125. P. Hoffmann, Studien zur Theologie der Logienquelle (NTAbh.NF
8), Aschéndoríf, Münster 1972, M975, M982.
126. "En esto consistía la crítica a Hoffmann que hacía D. Lührmaim, Die
Redaktion der Logienquelle, 8.
127. P. Hoffmann, QR und dèr Menschensohn: Eine vorläufige Skizze,
en F. van Segbroek-C. M. Tuckett-G. van Belle-J. Verheyden (eds.), The Four
Gospels 1992: Festschrift Frans Neirynck (3 vols.) I, Leuven University Press-
Introducción 75

La consecuencia es una nueva forma de entender la teología


de Q en relación con esa situación tardía:
El dicho [Q 13,34-35] recapitula los esfuerzos inútiles en fa-
vor de Israel y refleja la expectación ante la inminente des-
trucción de Jerusalén o, quizás, el hecho consumado, en el
marco de la visión deuteronomista de la historia, entendién-
dola como la consecuencia del rechazo de los enviados...
Si asumimos que este es el contexto de la RQ [redacción de
Q], algunos elementos característicos de la misma encuen-
tran una explicación plausible. Mencionaría, ante todo, la in-
tensificación de la expectación ante lo inminente... Parece
más plausible relacionarlos con la fase final de la guerra ju-
día contra los romanos. En la situación de crisis política vivi-
da en el interior de los círculos judíos, especialmente los ze-
lotas, pero también en los grupos cristianos, como lo prueba
la tradición palestina reelaborada que encontramos en Me 13,
esta fase originó la expectativa de la inminente irrupción del
final de los tiempos... La recepción cristiana de. lás>declara-
ciones en parte tradicionales de Q, caracterizadas por dicha
expectación ante lo inminente, no es tanto el legado de un
fervor escatològico, cuya actualidad se habría prolongado
durante décadas, cuanto la señal de un resurgir de la primiti-
va expectativa cristiana en respuesta al reto producido por
una situación de crisis sociopolitica general al final de la dé-
cada de los 60. Esto se correspondería mejor con la intuición
general de la sociología de la religión, según la cual las ex-
pectativas apocalípticas se originan, generalmente, en olea-
das y son reacciones a situaciones concretas de crisis.
La tradición palestinense del tiempo de la guerra judeo-roma-
na preservada en Me 13, que -aparte de Q- representa la pri-
mera evidencia de la recepción cristiana de la expectativa del
HH [Hijo del hombre] de Dn 7 (aunque ya transformada), sir-
ve también-ahora para iluminar la cuestión relativa a la apari-

Peeters, Leuven 1992, 421-456, aquí 421, 451, nota 50, 452, nota 56. Reim-
preso en su recopilación de artículos, Tradition und Situation: Studién zur
Jesusüberlieferung in der Logienquelle und den synoptischen Evangelien
(NTAbh.NF 28) Aschendorflf, Münster 1995, 243-278, aquí 243, 273, nota 51,
274-275, nota 57 (versión inglesa: «TheRedactionof QandtheSonof Man: A
preliminary Sketch», en The Gospel Behind the Gospels: Current Studies on Q,
159-198, aquí 159, 191-192, nota 50, 193. nota 56).
76 El Documento Q
ción de los dichos HH en Q... No menos importante, la apari-
ción paralela de este tipo de expectativa en Me Í3 y en RQ
podría indicar que la noción del HH adquirió especial signifi-
cación para los círculos cristianos durante esta fase tardía de
la transmisión de Q, es decir, en el periodo en torno al año 70,
y que fue entonces cuando tuvo lugar su recepción e integra-
ción teológica en el material tradicional de Q, que no se había
caracterizado previamente por la referencia a él...
L a «datación tardía» de RQ aquí propuesta podría, finalmen-
te, explicar el uso de la noción de HH en los círculos cristia-
nos de la segunda mitad del siglo I . . .
Las consideraciones precedentes presuponen una considerable
proximidad, tanto en el espacio como en el tiempo, respecto al
evangelio de Mateo. SÍ suponemos el periodo en torno al año
70 para RQ y al 80 para RMt [redacción de Mateo], estaríamos
ante una diferencia temporal de diez o, como máximo, veinte
años. Por tanto, se hace nuevamente evidente que RQ represen-
ta realmente sólo una «etapa intermedia» en el desarrollo de la
tradición cristiana desde el Jesús de la historia hasta el evange-
lio de Mateo. Esta es, quizás, una de las razones por las que Q
no ha sobrevivido como documento independiente, sino única-
mente como tradición recibida por los grandes evangelistas '^^

L a definición de «redacción de Q » utilizada por Lührmann


ha conseguido hoy la aceptación general de los especialistas, y
constituye el presupuesto de la siguiente etapa de la historia de la
investigación de Q

128. P. Hoffman, QR und der Menschensohn: Eine vorläufige Skizze, 451 -


453.456 (Tradition und Situation 213-114.116219,; «The Redaction of Q and
the Son of Man:'A preliminary Sketch», 192-193.195.197). La hipótesis de que
la redacción de Q tuvo lugar después de la Guerra Judía, en tomo al año 75, ha
sido defendida por B. L. Mack, The Lost Gospel: The Book of Q and Christian
Origins, Harper San Francisco, San Francisco 1993, 177 (versión cast.: El
Evangelio perdido, Martínez Roca, Barcelona 1994), y M. Myllykoski, The So-
cial History of Q and the Jewish War, en R. Uro (ed.), Symbols and Strata: Es-
says on the Sayings Gospel Q, The Finnish Exegetical Society-Vandenhoeck
und Ruprecht, Helsinki-Göttingen 1996, 144-199, aquí 199.
129. J. S. Kloppenborg, The Sayings Gospel Q and the Quest of the His-
torical Jesus: HTR 89 (1996) 307-344, aquí 321, nota 66, ha ofrecido una lis-
ta impresionante de todos cuantos aceptan la tesis redaccional de Lührmann.
Dicha lista incluye a la mayoría de los investigadores importantes que actual-
mente se dedican al estudio de Q.
Introducción 77

10. Orígenes sapienciales deQy del Evangelio de Tomás

a) Un evangelio de sentencias sapienciales en el trasfondo de


QyEvTom. Helmut Koester

Helmut Koester, inicialmente alumno de Bultmann ftre


luego asistente de Bornkamm en Heidelberg entre 1954-1956,
donde completó su habilitación en 1956 y continuó como profe-
sor hasta 1959. Por estas fechas ya residía en Harvard, donde ha-
bía llegado como profesor invitado en 1958, llevándose consigo
la tradición de la investigación de Q existente en Heidelberg:
El precedente literario de la recopilación y transmisión cristia-
na de im tipo particular de dichos de Jesús fue el «Gattung» lo-
goi sophon, que se había desarrollado fiandamentalmente den-
tro del movimiento sapiencial judío. Esta forma literaria en uso
sirvió como foco de cristalización para la conservación de un
aspecto particular de la manifestación y obra histórica de Jesús,
a saber, el de su enseñanza. No es posible discutir aquí las com-
plejas cuestiones relativas a los dichos o grupos de dichos, au-
ténticos y primitivos, que conformaron estas colecciones tem-
pranas, más antiguas que Q y los evangelios. Es, sin embargo,
altamente probable que en tales colecciones, al igual que en la
propia enseñanza de Jesús, predominaran las sentencias sa-
pienciales, enunciados legales (critica de la conducta tradicio-
nal y afirmaciones relativas a una nueva conducta), dichos pro-
fetices (entre los que se incluirían algunos de los dichos en
primera persona, bienaventuranzas y amenazas) y parábolas.
Como se desprende en parte de Q, los dichos en los que se pre-
dice la pasión, muerte y resurrección de Jesús, así como el ma-
terial' que refleja el desarrollo de una evaluación cristológica de
su persona, estaban aún ausentes; tampoco formaban parte de
estas colecciones primitivas las predicciones apocalípticas de-
talladas, como las que encontramos en Me 13, o regulaciones
específicas para la vida de la Iglesia {Gemeinderegeln),
¿Cuál era la orientación teológica de dichas colecciones de lo-
goil La respuesta a esta cuestión depende totalmente del mar-

130. La tesis doctoral de Koester en Marburg, en 1954, había centrado ya


ta atención en la tradición no canónica de dichos; Synoptische Überlieferung
bei den apostolischen Vätern (TU 65), Akademie-Verlag, Berlin 1957.
78 El Documento Q

CO cristológico pospascual al que en cada caso estuvieran su-


bordinadas. Q «domesticó» los logoi mediante un tipo de con-
cepción apocalíptica en la que se identificaba a Jesús con el
Hijo del hombre futuro. Marcos (y por consiguiente Mateo y
Lucas) encontró el modo de incorporar los logoi en el «evan-
gelio» desarrollado sobre la base del primitivo kerigma hele-
nístico (paulino). Ninguna de estas tendencias parece, sin em-
bargo, haber afectado a la tradición de logoi que desembocó
en el Evangelio de Tomás. El criterio que controla los logoi de
Tomás parece estar íntimamente conectado con el propio prin-
cipio interno de este Gattung, por su capacidad para encauzar
la transmisión de los dichos de Jesús: la autoridad de la pala-
bra de sabiduría como tal, fundamentada sobre el supuesto de
que la Sabiduría está presente en el maestro de la palabra

Apoyándose en la posición de, Philipp Vielhauer, según la


cual los dichos sobre el Hijo del hombre apocalíptico no proce-
den del propio Jesús Koester sostuvo que eran tardíos en la
trayectoria de Q (y totalmente ausentes en Q\ Evangelio de To-
.más) y que sólo servían para oscurecer la orientación sapiencial
previa de Q:
A pesar de que su principio fundamental no tiene relación al-
guna con la confesión de fe en la pasión y resurrección de Je-
sús, la base del Evangelio de Tomás es una colección de di-
chos más antigua que los evangelios canónicos. Su principio,

131. H. Koester, GNOMAI DJAPHOROl: The Origin and Nature of Di-


versification in the History of Early Christianity: HTR 58(1965) 279-318, aquí
300-301 (versión alemana: GNOMAI DÍAPHOROI: Ursprung und Wesen der
Mannigfaltigkeit in der Geschichte der frühen Christentums: ZTK 65 [1968]
160-203, aquí 184-185. E l texto alemán fue publicado de nuevo-en Entwic-
klungslinien durch die Welt des Frühchristentums, 107-146, aquí 129-130. E l
texto inglés ha sido de nuevo publicado en Trajectories through Early Chris-
tianity, 114-157, aquí 137-139, de donde procede la cita, ligeramente modifi-
cada en la ùltimafrasecon el fin de hacerla más literal).
132. Ibid., 138, nota 66: «Es muy dudoso que en esta etapa existiera al-
gún dicho apocalíptico sobre el Hijo del hombre. C f Philipp Vielhauer, «Got-
tesreich und Menschensohn in der Verkündigung Jesu», en Festschrift für
Günther Dehn, 1957, 51-79; Id., Jesus und der Menschensohn: ZTIIK'60
(1963) .133-177; ambos artículos han sido reimprimidos en Aufsätze zum
Neuen Testament (Theologische Bücherei, 31), 1965, 55-91.92-140. C f tam-
bién N. Perrin, Rediscovering the Teaching of Jesus, Harper & Row, New York
\961,passim».
Introducción 79

sin embargo, no es de naturaleza menos teológica. Entiende la


fe como el acto de creer en las palabras de Jesús, un creer que
hace presente y real para el creyente aquello que Jesús procla-
mó. El catalizador que provocó la cristalización de estos di-
chos en un «evangelio» es la convicción de que el Reino está
presente de forma única en la predicación escatològica de Je-
sús y que en sus palabras se desvela una sabiduría etema acet-
ca del auténtico ser del hombre...
La relación de este «evangelio de dichos», a partir del que se
ha desarrollado el Evangelio de Tomás, con la fuente sinópti-.
ca de dichos Q es, todavía, una cuestión abierta. Sin ninguna
duda, la mayor parte de su material son dichos de Q (a los que
habria que añadir algunos dichos de Marcos), pero de una ver-
sión de Q en la que faltaría la expectativa apocalíptica del Hi-
jo del hombre y cuyos temas dominantes serian la escatologia
radical del Reino predicada por Jesús y la revelación de la sa-
biduría divina en sus mismas palabras '^^

c) Dos ediciones de Q. John S. Kloppenborg

Esta revitalización. básicamente alemana de los estudios so-


bre Q que tuvo lugar hace más de una generación, una vez trans-
plantada a América volvió a convertirse en centro de atención,
gracias, sobre todo, a la síntesis realizada por John S. Kloppen-

133. H. Koester, One Jesus and Four Primitive Gospels: HTR61 (1968)
IQ'i-l^l, aquí 229-230, reimpreso en Trajectories through Early Christianity,
(aquí citado), 158-204, aquí 186. El texto alemán fue publicado en H. Koester-!
i M. Robinson, Entwicklungslinien durch die Welt des Frühchristentums, 147-
190, aquí 172-173. En su Whro mis r&cimXQ, Ancient Christian Gospels: Their
History and Development, SCM-Trinity Press International, London-Philadelf
phia 1990, Koester analizó con más detalle la relación existente entre «Tomás:
y la Fuente sinóptica de dichos (Q)» (pp. 86-95), concluyendo: «Por tanto, el:
Evangelio de Tomás, o depende de la versión más antigua de Q o, con más pro'-
habilidad, comparte con el autor de Q una o varias colecciones muy antiguas de'
dichos de Jesús» (p. 95). Ch. M. Tuckett presenta una crítica a esta posición en
Q and Thomas: Evidence of a Primitive «Wisdóm Cospel»? A Response to H.<
Koester: ETL 67 (1991) 346-360; S. J. Patterson la respalda en su exposición
Wisdom in Q and Thomas, en L. G. Purdue-B. B. Scott-W. J Wisemann (eds.jj
In Search of Wisdom: Essays in Memory of John J. G. Gammie, Westminsterr
John Knox, Louisville KY 1993,187-221. C f también más abajoja síntesis de
un argumento en favor de un pre-texto de Q para el fragmento Q 12, 22b-3ili
(Libres de ansiedad, como los cuervos.y los lirios).
80 El Documento Q

borg en su tesis doctoral leída en Toronto, el año 1984 Este


autor construye su teoría a partir de la identificación del redactor
de Q, debida a Luhrmann, mi identificación del género literario
sapiencial y la importancia atribuida por Koester a las fuentes
subyacentes a Q y a Tomás. Ciertamente, este último se ve obli-
gado a retrasar la redacción de Q hasta las inmediaciones del año
70 d.C. en la medida en que resulta necesario explicar de algún
modo la existencia de lo que parecerían ser colecciones pre-re-
daccionales (no deuteronomistas) de material de tipo sapien-
cial Ya el propio Lührmaim había llamado accidentalmente la
atención sobre tales colecciones arcaicas:
Esta forma de coleccionar dichos existe en otros lugares de la
tradición sinóptica lo mismo que en Q, por ejemplo, en el dis-
curso programático que constituye la base del Sermón del Lla-
no de Lucas y del Sermón de la Montaña de Mateo (Le 6,20-
49 // Mt 5,1-7,29), en Q 12, 22-32.33-34, en Q 12, 2-7, o en
Le 11,33.34-36... Ejemplos de este tipo pueden multiplicarse.
La presencia de tales colecciones sugiere que Q es ya el re-
sultado (provisional) de un largo proceso de transmisión y
que, consiguientemente, su contenido no es homogéneo. Por
el contrario, como ocurre en otras partes de .la tradición si-
nóptica, Q refleja varias etapas del proceso de asimilación de
la predicación de Jesús por parte de la Iglesia primitiva

Sin embargo, Lühfmann, apoyándose en Steck, situaba la


tendencia sapiencial de Q lo más cerca posible de la redacción
final, donde la sabiduría aparece personificada de acuerdo con el
modelo del mito de la Sabiduría:
Un conjunto de dichos claramente influenciados por la litera-
tura sapiencial judía es justamente el último estrato, es decir,

134.. X S. Kloppenborg, The Formation of Q: Trajectories in Ancient Wis-


dom Collections.
135. La tensión resultante entre las colecciones arcaicas y la redacción
reclama un estudio crítico proñmdo; cf J. M. Robinson, The Critical Edition of
Q and the Study of Jesus, en A. Lindemann (ed.), The Sayings Source Q and
the Historical Jesus {BETL), Peelers, Leuven 2001,27-52.
136. D. Luhrmann, Die Redaktion der Logienquelle, 84 (versión inglesa:
«Q in the History of Early Christianíty», en The Shape of Q: Signal Essays on
the Sayings Gospel, 59-73, aquí 59).
Introducción 81

el estrato que está más próximo a la redacción final de Q des-


de el pimto de vista cronológico, aunque no necesariamente
desde el histórico-tradicional. A primera vista, este dato po-
dría no parecer sorprendente, pues la influencia de esta co-
rriente en la predicación de Jesús es reconocible en otros lu-
gares de la tradición sinóptica. Sin embargo, lafrecuenciay el
carácter especial de estos dichos, así como la estructuración
global de Q según el modelo de un género literario propio de
la literatura sapiencial, indica que esta influencia ha tenido
una importancia considerable en la transmisión de Q

Por otra parte, Kloppenborg prefirió identificar como etapa


primitiva básica de Q no los discursos de la Sabiduría personifi-
cada, sino seis «discursos sapienciales» que, según él, habrían
sido agrupados en un primitivo estrato escrito de Q, pues es en
ellos donde habría sido interpolado el materíal posterior que re-
fleja una redacción deuteronomista, y no a la inversa:
Junto con los grandes complejos en los que se hacen patentes
los motivos del juicio y la polémica, hay importantes unidades
cuya orientación redaccional básica es parenética, exhortativa
e instructiva, y que, en virtud de su estructura, podrían equipa-
rarse con la «instrucción», género literario ampliamente atesti-
guado de la literatura sapiencial.,Entre estas unidades estarian:
1. Q 6, 20b-23b27-35.36-45.46-49;
2. Q 9,57-60.(61-62); 10,2-11.16;
3. Q 11,2-4.9-13;
4. Q 12,2-7.11-12;
5. Q 12, 22b-31.33-34, y probablemente
6. Q 13, 14; 14, 26-27; 17, 33; 14, 34-35.
Puesto que algunos de estos bloques contienen interpolacio-
nes secundarias que expresan el punto de vista polémico de la
redacción, es razonable asumir que la instrucción exhortativa
es literariamente anterior al material polémico y que, en algún
momento del desarrollo de Q, el material de tipo instructivo
fue reelaborado de acuerdo con esta otra perspectiva '^^

137. Ibid, 97-98 {The Shape ofQ, 69).


138. J. S. Kloppenborg, «The Sayings Gospel Q: Literary and Stratigra-
phic Problems», en Symbols and Strata: Essays on the Sayings Gospel Q, 1-66,
aquí 48.
82 El Documento Q

Se ha dicho '^^ que la tesis de Kloppenborg es una entre otras


formas posibles e independientes de expresar el presupuesto,
ampliamente aceptado, de que los agregados por él identificados
son agregados primitivos, compuestos con anterioridad a la re-
dacción final de Q:
Tres de estos están entre las primitivas «colecciones» prcTre-
daccionales mencionadas por Lührmann Cinco pertenecen
a la lista de los que, según Siegfried Schulz, pueden retrotraer-
se al «kerigma de las comunidades Q más antiguas, situadas
en las zonas limítrofes entre Palestina y Siria» Cinco están
incluidos en la lista confeccionada por Dieter Zeller de los
«seis grandes grupos de dichos que podrían haberse desarro-
llado en tomo a un núcleo de exhortaciones» '''2. Cuatro están
entre las colecciones previas a Q, formadas por dichos aforís-
ticos de estructura similar, sefíalados por Ronald A. Piper en
su tesis presentada en Londres '''^ Cuatro están en el Sermón
del Monte, que Dieter Betz data en torno al año 50 por consi-
derarlo una consecuencia del concilio de Jerusalén

Es sorprendente que estudios tan divergentes en metodología


. y orientación tiendan a un acuerdo tan amplio en relación a la

139. J. M. Robinson, The Q Trajectory: Between John and Matthew via


Jesus, en B. A. Pearson (ed.). The Future of Early Christianity: Essays in Ho-
nor of Helmut Koester, FoxtiQSS, Minneapolis 1991,173-194, aquí 185-189.
140. D. Lührmann, Die Redaktion der Logienquelle, 84: unidades 1, 4
(sólo Q 12,2-7) y 5.
141. S. Schulz, Q: Die Spnichquelle der Evangelisten, 57-175: unidades
1 (excepto Q 6,43-49), 3,4 (sólo Q 12,4-9), 5 y 6 (sólo Q 16, 17-18).
142. D. Zeller, Die weisheitlichen Mahnsprüche bei den Synoptikern (feb
17), Echter Verlag, Würzburg 1977, 191: unidades 1 (excepto Q 6,34-35a.37b-
38a.39-40), 2 (excepto Q 9,57-62; 10,8b.l Ib, pero con Q 10, 12), 3 (excepto Q
11,9-13), 4 (excepto Q12,11-12, pero con Q 12,9-10), 5. Sin embargo. Zeller no
ha hecho suya la teoria de Kloppenborg sobre la existencia de una primera edición
sapiencial de Q. C f D. Zeller, Redaktionsprozesse und wechselnder «Sitz im Le-
ben» beim Q-Material, en J. Delobel (ed.), Logia-Les paroles de Jésus-The Sa-
yings of Jesus: Memorial Joseph Coppens (BETL 59), Peeters-Leuven University
Press, Leuven 1982,395-409; D, Zeller, Eine weisheitliche Cnmdschrift in der
Logienquelle?, en The Four Gospels 1992: Festschrift Fmns Neirynck\, 389-401.
143. R. A. Piper, Wisdom in the Q Tradition: The Aphoristic Teaching of
Jesus: unidades 1 (excepto Q 6, 20b-23b.46-49), 3 (excepto Q 11, 2-4), 4 (aña-
diendo Q 12,8-9), 5 (excepto Q 12,33-34).
144. H. D. Betz, The Sermon on the Mount (Hermeneia), ed. Adela Yabro
Collins, Fortress, Minneapolis 1995: unidades 1,3, 5 y 6 (sólo Q 13, 24-27).
Introducción 83

existencia de estos agregados sapienciales en una etapa primiti-


va del desarrollo de Q. Los dos más relevantes, Q 6, 20-49 (el
Sermón inaugural) y Q 12,22b-31 (Libres de ansiedad como los
cuervos y los lirios) están, incluso, en todas estas listas.
Kloppenborg ha acogido esta «observación relativa a la cour
vergencia entre los resultados obtenidos por Zeller, Kloppen-
borg y Piper» '"^j y él.mismo ha incluido a Heinz Schürmann en
la lista:
Se podría también señalar que Schürmann, a pesar de sus du-
das a la hora de aceptar el modelo estratigráfico de Kloppen-
borg, reconoce ahora la importancia que tienen en la compo-
sición de Q esos seis discursos de instrucción, organizados
según temas, y está de acuerdo con que tales «discursos» fue-
ron unidades «completas» con anterioridad a la redacción fi-
nal de Q '^^

Incluso a su pesar, Migaku Sato puede ser también incluido


en esta lista de defensores de los agregados primitivos:
Las colección aquí mencionadas -dicho sea, más que nada,
como una concesión- son precisamente las que Zeller y Klop|-
penborg han identificado como las colecciones sapienciales 1
2, 3 y 5 de la primera edición de Q

145. X S, Kloppenborg, The Sayings Cospel Q: Literary and Stratigrci-


phic Problems, 51.
146. Ibid., 53-54. Kloppenborg se refiere al artículo de H. Schürmann
Zur Kompositionsgeschickte der Redenquelle: Beobachtungen an der lukani-
sehen Q-Vorlage,, en C. Bussmann-W. Radi (Qás.),'^Der Treue Gottes trauen:
Beiträge zum Werk des Lukas: Für Gehard Schneider^ Herder, Freiburg 1991,
326-342, aquí 327-328.332.
147. J. M. Robinson, Die Logienquelle: Weisheit oder Prophetie? Anfra-
gen an Migaku Sato, Q und Prophetie: EvT 53 (1993) 367-389, aquí 385. C f
M. Ebner, Jesus-ein Weisheitslehrer? Synoptische Weisheitslogien im Tradi-
tionsprozess (HBS 15), Herder, Freiburg 1998, 32: «Además, Robinson ha
conseguido mostrar que Sato -aunque sin mencionarlo en su proyecto global-,
en el caso de las composiciones sapienciales que éí mismo identifica como eta-
pas preliminares de su libro profético, se aproxima mucho a los seis 'discursos
sapienciales' que, según Kloppenborg, constituyen el contenido básico más an-
tiguo de Q -por cierto, ya seleccionados por Zeiler en 1977-: discurso progra-
mático (Q 6), discurso de misión (Q 10), instrucción sobre la oración (Q 11),
invitación a liberarse de la ansiedad (Q 12) y, para terminar, una exhortación fi-
nal (Q 13-14)».
84 El Documento Q

Kloppenborg desarrolló ulteriormente su argumentación afir-


mando que estas colecciones sapienciales ftieron reunidas en lo
que podría considerarse una primera edición de Q» anterior a la
redacción deuteronomista:
Teniendo en cuenta las técnicas de interpolación e inserción,
es razonable suponer que los «discursos sapienciales» existían
ya deforma escrita cuando fueron glosados. En caso contra-
rio,; deberíamos encontrar un mayor grado de homogeneidad y
menor cajitidad de transiciones abruptas '""^

Este es el aspecto de la tesis de Kloppenborg que ha encon-


trado mayor resistencia, oscureciendo a veces el consenso casi
total conseguido en relación a la existencia de los agregados
sapienciales primitivos. Esto se debe, en parte, a la idea am-
pliamente extendida de'que el periodo inicial estuvo dominado
por las ideas apocalípticas y fue únicamente el retraso de la pa-
rusía, con el consiguiente debilitamiento del «entusiasmo»
apocalíptico, lo que habría hecho necesario, en una segunda
etapa, el reconocimiento.de las realidades corrientes de la vida
cotidiana'''*.
Este tipo de consejos banales para la vida cotidiana es lo que,
de forma bastante poco crítica, se ha asociado en los estudios so-
bre Q con el término «sapiencial» Sin embargo, semejante
idea de lo sapiencial, para el marco temporal que nos ocupa, ha
sido superado por los estudios de G. Gammie sobre las tra-
yectorias seguidas por la literatura sapiencial judía. A partir de
dichos estudios Kloppenborg extrae la siguiente conclusión:

148. I S. Kloppenborg; The Formation of Q, 244.


149. Debe señalarse la crítica a esta posición expresada por Todt y
Hoffmann.
150. Para un resumen de la literatura especializada en la que se señalan los
errores de esta deducción y se ofrece documentación sobre los dichos sapien-
ciales de Q, cf J. M Robinson, Die Logienquelle: Weisheit oder Prophetie?,

151. J. Gammie, The Sage in Sirach y From Prudentialism to Apocalyp-


ticism: The Houses of the Sages Amid the Varying Forms of Wisdom, ambos en
J. Gammie-L. G, Perdue (eds.), The Sage in Israel and the Ancient Near East,
Eisenbrauns, Winona Lake-1990, 355-372.479-497, y J. Gammie, Paraenetic
Literature: Towards the Morphology of a Secondary Genre [within wisdom li-
terature], en Paraenesis: Act and Form (= Semeia 50 [1990]), 41-77.
Introducción 85

Aunque algunas formas literarias adoptadas por los sabios


-por ejemplo, la instrucción- demostraron poseer una ex-
traordinaria estabilidad a lo largo de todo un milenio o inclu-
so más, el contenido de la tradición sapiencial es significati-
vamente diverso y adaptable...
Por tanto, caracterizar Q como escrito «sapiencial» no signi-
fica que esto,implique una imagen de Jesús como maestro de
sabiduría intrascendente, prudencial; menos aún, que impli-
que un mundo intelectual absolutamente impermeable a las
influencias de la escatologia y de las tradiciones proféticas y
narrativas de Israel

Al margen de cómo se ex;plique el oscurísimo orígen de lá


comunidad Q, Kloppenborg insiste en que su análisis es de ca-
rácter iiterarío y no está necesariamente vinculado a deducciones
o presxipuestos históricos:
Afirmar que los componentes sapienciales estuvieron en los
orígenes de Q, y que los oráculos profetices de Juicio y los
apotegmas que presentan a Jesús en conflicto con «esta gene-
ración» son secundarios, nada implica acerca del origen histé-
rico-tradicional último de ninguno de los dichos. Es cierta-
mente posible, incluso probable, que algunos materiales de la
segunda fase de la composición sean prepascuales o, por lo
menos, muy antiguos; y que algunos de los elementos presen-
tes en los origenes de Q sean, desde el punto de vista de la au-
tenticidad o de la historia de la tradición, relativamente re-
cientes. La historia de la tradición no es convertible en historia
literaria, y es esta última la que aquí estamos esmdiando

Kloppenborg concluye su reciente y detallado informe sobre


la investigación de Q como sigue:
Tal vez no sea demasiado pretencioso sugerir que, junto al
acuerdo general propiciado por las investigaciones de Lühr-
mann, a saber, que la polémica contra «esta generación» y los
anuncios de juicio constituyen los elementos temáticos confi-
guradores de un cierto nivel redaccional del Evangelio de di-
chos, un segundo punto de consenso ha tomado forma: Una

152. J. S. KJoppenborg, Excavating Q, 385.388.


153. Id., The Formation ofQ, 245.
86 El Documento Q

clave esencial para comprender la formación de Q es recono-


cer la presencia de grandes bloques de dichos sapienciales, te-
máticamente organizados, en cada uno de los cuales todos los
dichos exhiben una estructura, «Sitz im Leben» e intención
retórica similar

d) El error de un escriba en el trasfondo de Q.


T. C. Skeat, James M. Robinson y Christoph Heil

Uno de los agregados sapienciales que aparece en todas las


listas arriba mencionadas, la exhortación a vivir libres de ansie-
dad como los cuervos y los lirios (Q 12, 22b-31), ha sido identi-
ficada en un texto escrito en griego, anterior al texto arquetipo
de Q utilizado por Mateo y Lucas Dicho texto se encuentra
en Evangelio de Tomás 36, en la versión de R Oxy. 655, donde
ha sido preservada una forma muy antigua de este pequeño agre-
gado de dichos. En efecto, este papiro fragmentario atestigua la
lectura o^b §a[L]veL, «no carda», libre, por tanto, del error de co-
pista que encontramos en el texto canónico de Mateo 6,28, don-
de se lee aií^ávo^jaLV, en el paralelo Lucas 12, 27: att^ávei,
«crece». El único lugar donde está atestiguada la lectura correc-
ta es en la lecmra original del Códice Sinaitico, en Mt 6,28 (ot)
lévcuaiv, itacismo por ou ^aivouoiv que fue sin embargo
borrada por el primer corrector, el cual prefirió la lectura matea-
na habitual au^ávo-UGLv (es decir, «no cardan» fue «corregido»
y sustituido por «crecen»)

154. Id., The Sayings Gospel Q: Literary andStratigraphic Problems, 55.


155. T. C. Skeat, The Lilies of the Field: ZNW 37 (1938) 211-2Í4.
156. T. C. Skeat, en una carta fechada en abril de 1999, explicó porqué el
cambio de -ai- a -£- en el caso de ov lévouoiv debe considerarse una fluctua-
ción oral normal, miehtras que el cambio de oú a au- y de -ai- a -á- en el ca-
so de oú ^aívEL, que se convierte en aú|ávei, son errores Ele copista: «Cier-
tamente, las vocales no se intercambiaban descuidadamente, sino que eran
escritas de modo que reflejaran la pronunciación. En el caso de aulávet y oú
^aívei, es claro que au y ou no se pronunciaban de forma idéntica, como tam-
poco at y á. Sin embargo, ai y e se pronunciaban, con toda seguridad, de for-
ma idéntica, como ocurre en griego moderno, lo cual explica que el escriba del
Sinaitico escribiera |£vouoi en lugar de ^aivouoi».
157. J. M. Robinson-Ch. Heil, Zeugnisse eines schriftlichen, griechischen
vorkanonischen Textes: Mt 6, 28b a*, P Oxy 655 I, 1-17 (EvT 36) und Q 12.
Introducción 87

Un examen más atento muestra que en P. Oxy. 655, el dicho


36 del Evangelio de Tomás tampoco presenta otros rasgos que la
investigación crítica de todo el siglo XX (sin haber consultado el
papiro) había venido identificando correctamente como intru-
siones secundarias en este agregado antiquísimo, más tarde in-
corporado enQ'^^:
1. Según Q 12,22b, Dios proveerá de la comida y el vestido
necesarios, como en el ejemplo de los cuervos (Q 12,24) y los
lirios (Q 12,27). Sin embargo, Q 12,23 interrumpe el desarrollo
lógico dei pensamiento en ei seno de este pequeño agregado al
degradar la comida y el vestido en favor de valores más eleva-
dos, a saber, el «alma/vida» y el «cuerpo» (i|)tJX'n Y (Jw^a), ex-
presando una estructura de valores espirituales en modo alguno
ejemplificados por los cuervos y los lirios. De aquí que Q 12,23
y las referencias a y^vjx] y.ocó^a hayan sido'consideradas adi-
ciones secundarias, y, de hecho, ¡resulta que están ausentes del
dicho 36 del P Oxy. 655!
2. El versículo Q 12, 25, donde se expresa de forma sombría
nuestra incapacidad para elevamos por encima de la «suela de los
propios zapatos» (literalmente: «aumentar la propia estatura», ó
«incrementar la duración de la propia vida»), no sólo se interpo-
ne entre la mención de los lirios (Q 12,27) y la de ios cuervos (Q
12, 24) en la secuencia de Q, haciendo necesarío reintroducir el
contexto original mediante la inserción del versículo redaccional
Q 12, 26, sino que además contrasta fuertemente con la esplén-

27: ZNW 89 (1998) 30-44. Para una crítica a este ensayo, cf. J. Schröter, Vor-
synoptische Uberlieferung auf P. Oxy. 655? Kritische Bemerkungen zu einer er-
neuerten These: ZNW 90 (1999) 265-272. C f la rèplica a esta crítica en J. M.
Robinson-Ch. Heil, Noch einmal: Der Schreibfehler in Q 12, 27: ZNW 92
(2001) 113-122.
158. J. M. Robinson-Ch. Heil, The Pre-Q text of the (Ravens and) Lilies:
Q 12. 22b-3I andP Oxy 655 (Gos.Thom. 36), en S. Maser-E. Schlarb (eds.).
Text und Geschichte: Facetten theologischen Arbeitens aus dem Freundes- und
Schülerkreis. Dieter Lührmannzum 60. Geburtstag{MTStHf^ 50), 1999,143-
180; un resumen más fácil de. leer puede encontrarse en J. M. Robinson, A
Written Greek Sayings Cluster Older than Q: A Vestige: HTR 92 (1999) 61-77..
Cf también los últimos artículos y el «Excursus on the Scribal Error in Q 12,
27», en The Critical Edition o/Ö- PP- XCIX-CI, así como J. M. Robinson-CH.
Heil, The Lilies of the Field: Saying 36 of the «Cospel of Thomas» and Secon-
dary Accretions in Q 12, 22b-3h NTS 41 (2001) 1-25.
88 El Documento Q
dida confianza en la providencia de Dios que caracteriza al agre-
gado en su conjunto. En R Oxy. 655, sin embargo, el dicho 36
continúa ininterrumpidamente con el tema de la confianza en
Dios: «¿Quién podria aumentar tu estatura? ¡Ese mismo te pro-
porcionará el vestido!».
3. El climax del mensaje original -que vuestro Padre os pro-
veerá de las necesidades básicas de comida, bebida y. vestido-
reaparece en Q ,12,29.30b de forma apropiada formando ima in-
clusión con el punto de partida, en Q 12, 22b. Sin embargo, va
seguido de un segundo climax, en Q 12, 31, donde por primera
vez se introduce en el agregado una referencia al reino de Dios y
que, por lo tanto, ha sido considerado un añadido secundario.
¡Esta anticlimática referencia al Reino también está ausente de
R Oxy. 655!

\\. La edición critica de Q

a) El texto mínimo de Q

Lo que ha permitido que una edición crítica de Q pareciera al


menos :una posibilidad ha sido el desvelamiento progresivo del
documento como texto escrito originalmente en griego, cuyas
redacciones mateana y lucana es posible detectar y eliminar apli^
cando los métodos y resultados de la crítica redaccional,, a saber,
mediante la identificación de los rasgos redaccionales de Mateo
y Lucas a partir de sus respectivas formas de tratar a Marcos.
Sin embargo, el propio plan de trabajo, concebido según el
modelo de la papirologia y la critica textual, ha procurado man-
tener su imparcialidad en relación al particular status quaestio-
nis de la interpretación de Q en la época en la que fue inicial-
mente asumido por el Proyecto Internacional Q. Su intención es
que la Edición critica de'Q y El Documento Q puedan ser uti-
lizados como instrumentos básicos de nuestra disciplina por

159. Evidentemente, los que rechazan de forma global la existencia de Q


no pueden quedar satisfechos: M. Goulder, Is Q a Juggernaut?: JBL 115
(Í996) 667-681; lá.. Self-contradiction in thelQP: JBL 118 (1999) 506-517. El
Proyecto Internacional Q se ha abstenido de entrar en debates interminables
Introducción 89

estudiosos de todas4as tendencias Por esta razón su método


no ha presupuesto ningún punto de vista particular relativo a la
estratificación del texto de Q, ni tampoco en relación' con el
grado o manera en que dicho documento pueda reflejar senten-
cias del propi'o Jesús y/o de una comunidad Q. El único presu-
puesto, del que deperide fa posibilidad misma del proyecto, es el
resultado conclusivo general de la historia de la investigación de
Q, a saber, la existencia de un. texto de Q escrito en griego, que
hizo la función de arquetipo en relación a las copias disponibles
en las'comunidades mateana y lucana, que fueron las utilizadas
por sus evangelistas. Es justamente este arquetipo lo que la Edi-
ción critica de Q ha intentado reconstruir y El Documento Q
quiere hacer más fácilmente accesible a los estudiosos,
La empresa empezó como im proyecto de investigación titu-
lado Q: Una colección perdida de dichos de Jesús, que se inició
conjuntamente en el Instituto de Antigüedad y Cristianismo en
1983 y en la reunión anual de ia Sociedad de Literatura Bíbli-
ca (1983-1984), como un «estudio de los informes sobre Q». Uno

acerca de la existencia de Q con el fin de concentrar su energía (Goulder: «Su


enorme dedicación», p. 506) en reconstruir eí texto de Q, asumiendo que, al fi-
nal, esto será el argumento más útil y convincente a favor de su existencia. C f
la respuesta de R. A. Derrenbacker Jr.-J. S. KIoppenborg, Self-Contradiction in
the IQP? A Reply to Michael Goulder: JBL 120(2001)57-76.
160. La opinion actual está, evidentemente, muy dividida; «Der Entwurf
von J. M. Robinson und H. Köster und die darauf aufbauende amerikanische
Position» es el título de una subsección de la obra de J. Schröter, Erinnerung an
Jesu Worte: Studien zur Rezeption der Logienüberlieferung in Markus, Q und
Thomas (WMANT 76), Neukirchener Vertag, Neukirchen 1997,132-136, don-
de se recoge uno de los puntos fundamentales de la polémica. Una postura has-
ta cierto punto similar es la de R. A. Horsley y l A. Draper, Whoever Hears You
Hears Me: Prophets, Performance, and Tradition in Q, Trinity Press Interna-
tional, Harrisburg PA 1999. La posición opuesta está representada por T. Zöc-
kler, Jesu Lehren im Thomasevangelium, E . J. Brill, Leiden 1999, 2, nota 4:
«Ciertamente, Schröter trata solamente una parte de los dichos de Tomás, pe-
ro discute a fondo la historia de la investigación de Tomás y de Q en conexión
con la cual emite algunas críticas aceradas en contra de las propuestas de in-
vestigación de Koester y Robinson. Realmente, es a esto último hacia lo que
está decididamente orientada la obra». Según M. Ebner, Jesus - ein Weisheits-
lehrer? Synoptische Weisheitslogien im Traditionsprozess, 31, «suponer la exis-
tencia de un núcleo sapiencial de Q nos parece la solución más plausible y la
que hace más justicia al texto».
161. «New Project Launchè6>, Bulletin of the Institute for Antiquity and
Christianity 10.4 (1983) 6.
90 El Documento Q

de los primeros acuerdos adoptados se ha convertido hoy en


práctica general dentro del ámbito de la investigación de Q, a sa-
ber, el de citar a Q haciendo uso de la numeración correspon-
diente al capítulo y a los versículos lucanos ^^2. Los informes se
convirtieron en un «Seminario sobre Q» (1985-1989) que, a su
vez, fue elevado al rango de «Proyecto Internacional Q» por el
Comité de investigación y publicación de la Sociedad de Litera-
tura Bíblica (SLB) en 1989 Con la ayuda de Leif Vaage y Jon
Daniels, por entonces investigadores asociados para el Proyecto
Q del Instituto de Antigüedad y Cristianismo, se preparó un bo-
ceto (titulado Pap. Q) con el que se inauguró el Proyecto en la
reunión anual de la SLB en Anaheim (California), en noviembre
de 19^5. Contenía, letra por letra, el texto compartido por Mateo
y Lucas (aunque hubo de hacerse con transliteración, pues aún
no se disponía de procesadores de texto en griego), con siglas
que identificaban las lagunas producidas por las divergencias en
la redacción de Mateo y/o Lucas. Una breve introducción expli-
caba ios criterios de la reconstrucción:

162. J. M. Robinson, The Sermon on the Mount/Plain: Worksheets for


the Reconstruction ofQ: SLB.SP 22 (1983) 451-454, aquí 451-452: «Podría-
mos adoptar la norma de citar a Q de la siguiente manera: Q 6,20 (en lugar de
Le 6, 20 par., 0 Le 6, 20 //, o Mt 5, 3 // Le 6, 20). Esta práctica indicaría que
parte del contenido de Le 6, 20 se considera proveniente de Q (aunque no im-
plica necesariamente que sea Lucas quien preserva la redacción o el orden de
Q, en vez de Mateo o alguna otra forma de expresión parcialmente divergente
de ambos). Este sería un modo novedoso de referimos a Q como entidad exis-
tente por sí misma que, a su vez, evitaría el problema de numerar los dichos de
Q con un sistema diferente al de Lucas (como ocurre, por ejemplo, con la nu-
meración de los 114 dichos del Evangelio de Tomás). Así, podríamos referirnos
a un versículo concreto sin necesidad de decidimos prematuramente sobre un
sistema de numeración que pronto podría volverse anticuado, ni tener que es-
tar constantemente cambiando de numeración (problemas que ya han surgido
en el estudio del Evangelio de Tomás)». De hecho, entre todos los sistemas de
numeración propuestos para Q, sólo este, basado en Lucas, ha tenido acepta-
ción general.
163. Para una exposición más detallada de los comienzos del proyecto,
cf. J. M. Robinson, The Sayings of Jesits: Q\ The Drew Gateway 54.1 (1983
[1985]) 26-38, aquí 35-37; Id., A Critical Text of the Sayings Gospel Q: RHPR
72 (1992) 15-22 (ponencia presentada en el encuentro de SNTS de 1991); y R
Neirynck, The International Q Project: ETL 69 (1993) 221-225, reimpreso en
su Q-Synopsis: The Double Tradition Passages in Greek, Revised Edition with
Appendix, Leuven University Press-Peeters, Leuven 1995,75-79.
Introducción 91

Las páginas que siguen son una simulación moderna de la es-


criüira de un papiro muy estropeado, donde las letras recono-
cibles están insertas en una íramade siglas que simulan las fi-
bras deterioradas de las lacmae. Como si se tratara de un
papiro único, este boceto contiene exclusivamente los restos
de lo que habría sido la colección perdida de dichos de Jesús,
familiarmente conocida como Q.
Al reelaborar de diferente manera el texto con el fin de incor-
porarlo a sus respectivos evangelios, Lucas y Mateo hicieron
un papel análogo al de la polilla y el orín en el proceso de co-
rrupción de un papiro. Pues cada vez que uno de los dos ha-
cía un cambio, creaba para nosotros una situación engorrosa,
efectivamente, en aquellos lugares donde la semejanza entre
los dos evangelios obliga a suponer una dependencia común
respecto a Q, pero en los que, sin embargo, Lucas y Mateo di-
vergen en algunos detalles de orden o vocabulario, no es POT
sible determinar con claridad quién ha alterado y quién há
conservado el texto de Q. De aquí que ambas lecturas se vuel-
van sospechosas, resultando un texto fragmentado semejante
a un papiro acribillado de lacunae. Medíante el arduo proceso
de analizar la sintaxis, el vocabulario y la teología de los
evangelios canónicos de Mateo y Lucas y del evangelio pre-
canónico Q, es, sin embargo, posible intentar rellenar esas la^
cunae, de forma análoga a como se procede en la edición de
un papiro '^^

Este «texto mínimo de Q» fue considerado como punto de


partida del trabajo subsiguiente:
Es de esperar que esta impresión del Pap. Q pueda ser reem-
plazada por sucesivos bocetos de, Q, a medida que el trabajo
avance desde su punto de partida en la etapa análoga al papiro
agujereado, hacia un texto crítico capaz de ser constantemen-
te perfeccionado

164. J. M. Robinson-L. Vaage-J. Daniels, Pap. Q, The Institute for Anti-


quity and Christianity, Claremont CA 1985. La Introducción (pp. 1-2) está
escrita por Robinson, mientras que la transcripción del texto mínimo de Q
afectado de lacunae (pp. 3-20) es obra de Vaage y Daniels. La Introducción
comienza con el párrafo citado, 1.
165. Ibid.,1.
92 El Documento Q

Sin embargo, ya desde sus comienzos, este ejercicio de in-


vestigación especializada fue proyectado dentro de un contexto
mucho más amplio e importante, pues a través de él se abría una
nueva forma de acceso a Jesús y a sus primeros seguidores:
E l texto crítico resultante se distancia del propio Jesús en (al
menos) una etapa; pues los dichos que en él se le atribuyen
(junto con Juan) fueron, en realidad, proclamados en nombre
de Jesús por sus seguidores galileos. Este texto crítico estará,
sin embargo, más cercano a Jesús que Mateo y Lucas, en la
medida en que casi todos ios dichos atribuidos a Jesús por es-
tos evangelistas son reelaboraciones del texto Q. Un texto crí-
ticode Q es, por tanto, algo indispensable para avanzar en
nuestra comprensión de Jesús, de sus inmediatos seguidores y
de los evangelios de Mateo y de Lucas. Esta difícil, pero no
imposible, tarea crítica lleva asociadas, por tanto, consecuen-
cias de importancia incomparable, pues resulta a todas luces
evidente que el impacto ejercido por el movimiento de Jesús
se revela con mucha más frescura cuando aparece libre de la
«envoltura acolchada» con que lo rodeó la generación si-
guiente

b) El Proyecto Internacional Q

Una «Sección Q», dirigida a un público amplio, se ha mante-


nido sin interrupción como parte del propio programa anual, de la
SLB, mientras que los miembros del Proyecto Internacional Q,
codirigidos por James M . Robinson y John S. Kloppenborg, se
han venido reuniendo anualmente, durante uno o dos días de tra-
bajo intenso, justo antes de las sesiones anuales de la SLB (1989-
1996) así como también una o dos veces cada verano en algu-
no de los centros del Proyecto ( 1 9 9 1 - 1 9 9 4 ) L o s editores

166. Ibid.,\.
167. À la reunión celebrada en Anaheim el 17.11.89 asistieron 21 miem-
bros, 23 a la de.Nueva Orleans del 16.11.90, 24 a la de Kansas City del
22.11.91,24 a la de San Francisco del 20.11.92,29 a la de Washington D.C. del
18-19.11.1993,26 a la de Chicago del 17-18.11.1994,23 a la de Philadelphia
del 1,6.11.1995 y 25 a la de Nueva Orleans del 23.11.1996.
168. A la reunión celebrada en Claremont los días 12-14.7.1991 asistie-
ron 15 miembros, 15 a la de Claremont los días 31.7-2.8.1992, 19 a la de To-
Introducción 93

generales también se han reunido regularmente (1995-1999)


para revisar y editar el texto crítico de Q.
En 1992 Paul Hoffmann propuso crear una ramificación ale-
mana del Proyecto Internacional Q en la Universidad de Bam-
berg. Desde la primera reunión organizativa allí celebrada (del
21-25.6.1993), los níiembros de Bamberg no han dejado de par-
ticipar én las sesiones del Proyecto Internacional Q.
En 1994 la editorial Peeters Press se ofreció para publicar las
bases de datos, evaluaciones y texto crítico resultantes del pro-
greso del Proyecto Internacional Q. A este efecto se firmó un
contrato en Bamberg, en 1995. Esta serie, titulada «Documenta
Q: Reconstructions of Q Through Two Centuries of Gospel Re-
search Excerpted, Sorted, and Evaluated)), ha publicado ya cinco
volúmenes '''' y otros nuevos continuarán apareciendo.
El trabajo realizado en la Edición crítica de Q y ElDacumen-
to Q ha sido especialmente estructurado con el fin de minimizar
toda posible influencia subjetiva y alcanzar vai nivel global de ob-
jetividad. Para proteger los resultados frente al subjetivismo de
los investigadores particulares, se adoptaron medidas de control y
equilibrío consistentes en requerír la colaboración de más de cua-
renta especialistas para establecer la primera versión así como

romo 6-8.8.1993, 15 a la de Claremont del 23 al 27.5.1994 y 16 a la de Rat-


tenbach, Alemania, del 22-26.8.1994.
169- Los editores generales se reunieron en las siguientes fechas y luga-
res; 1-10.6.1995 (Bamberg), 16.11.1995 (Philadelphia), 11-21.8.1996 (Bam-
berg), 22.11.1996 (Nueva Orieans), 20-25.7.1998 (Bamberg) y 27-31.7.1999
(Bamberg).
170. Q 11, 2b'4 (The Lord's Prayer), 1996; Q 4, I-I3.16: The Tempta-
tions of Jesus - Nazara, 1997; Q12, 49-59: Confessing and Denying - Speaídng
against the Holy Spirit - Hearings before Synagogues, 1997; Q 22, 28.30: You
ma Judge the livelve Tribes of Israel, 1998.
171. Casi cada año, desde 1990hasía I997,'eí Proyecto InternacionalQ
ha ido publicando en el fascículo de octubre de JBL aquellos dichos cuyo tex-
to crítico había establecido el año precedente; 109 (1990) 499-501; UO (1991)
494-498; 111 (1992) 500-508; 112 (1993) 500-506; 113 (1994)495-499; 114
(1995) 475-485; 116 (1998) 521-525. Estos inforines no contienen los'dichos
en el orden reconstruido de Q, sino en el que las correspondientes bases de da-
tos y evaluaciones se hacían disponibles, eran discutidas y finalmente votadas.
Por tanto, aunque las decisiones relativas al orden de los dichos en Q estaban,
evidentemente, implicadas en el proceso, si había desacuerdo en este aspecto
entre Mateo y Lucas no se las incluía en ios informes anuales.
94 El Documento Q

el posterior trabajo conjunto de los tres editores generales, en-


cargados de perfeccionarlo y convertirlo en el texto definitivo.
Este es el texto que ha sido publicado con todos los pormenores
en la Edición crítica de Q, y aquí, en un formato simplificado,
con el título de El Documento Q. El texto crítico tiene también la
ventaja de no ser el producto exclusivo de una única generación
de investigadores, pues, en la medida en que la base de datos uti-
lizada se extiende retrospectivamente hasta el descubrimiento de
Q en 1838, contrarresta, de alguna forma, el peligro inherente a
enfatizar demasiado la perspectiva actual.
Mientras que en las generaciones anteriores la tendencia pre-
dominante era dejar sin determinar la expresión exacta de los di-
chos de Q, dando únicamente la referencia de los versículos
evangélicos tras los que se ocultaban, durante el tiempo en el que
el Proyecto Internacional Q ha estado trabajando se ha produci-
do, incluso al margen de su contexto, un asombroso incremento
de ios esfuerzos encaminados a reconstruir las expresiones exac-
tas del documento.

c) La traducción española

El estilo de la traducción pretende reflejar el del propio tex-


to de Q. Se ha evitado enmendar el texto con el fin de mejorar
su estilo, pretensión esta que ya se hace manifiesta en Mateo y
Lucas, y cuya influencia sigue siendo visible en la cadencia l i -
túrgica de la mayoría de las traducciones. Lo que aquí se tradu-
ce es la misma fuente Q. Inversamente, lo que podamos conje-
turar que quiso decir Jesús, Juan o aquellos que estuvieron
implicados en la transmisión oral tampoco condiciona la tra-
ducción (véase, por ejemplo, Q 3,16b más abajo). Esta sólo in-
tenta reflejar los dichos tal como el redactor de Q parece ha-
berlos entendido.
Ofrecemos una traducciónfi*esca,en la que hemos intentado
evitar un tipo de lenguaje tan familiar (a veces, tan ofensivo) que
anule el interés por escuchar lo que el texto tiene que decir, pe-
ro también hemos huido.de una forma de expresión tan provoca-
dora que pueda atraer la atención del lector sobre sí misma en
Introducción 95

perjuicio del contenido Se busca, en definitiva, hacer accesir


ble la intención del propio texto: «Todo aquel que escucha mis
palabras y las pone en práctica...» (Q 6,47).
Se ha preferido el lenguaje inclusivo, procurando, de nuevo,
que la atención no quede prendida del propio lenguaje y que se
respeten, al mismo tiempo las limitaciones culturales del texto
recibido. No se asunie, a este respecto, que Jesús o el movimien-
to Q hubieran sido capaces de superar intelectualmente las limi-
taciones de su propia cultura'". Por eso, las referencias patriar-
cales a Dios como Padre benevolente se han dejado tal como
están (Q 6, 35c.36; 10, 21 bis.22 tris; 11, 2b.l3; 12, 6.30), y no
se ha sustituido, por ejemplo, el comienzo del padrenuestro por
una invocación políticamente más correcta: «Madre-Padre» o
«Progenitor».
Las designaciones aplicadas a Jesús plantean sus propios
problemas. Hemos mantenido la traducción «Hijo del hombre»
(Q 6, 22; 7, 34; 9,58; 11,30; 12, 8.10.40; 17, 24.26.30), en lu-
gar de la forma «Hijo de la humanidad». Sólo escribimos «Hi-

172. Como ejemplo ilustrativo, cf. R. J. Miller (ed.). The Complete


Gospeis. Annotated Scholars Version, Polebridge, Santa Rosa CA 1992, edi-
ción revisada y aumentada, tercera edición (= primera de Harper Collins par
perback edition, Harper San Francisco, San Francisco 1994). Esta obra inp
cluye un pequeño pero valioso comentario (p. 448) en el que se explica ét
criterio seguido para traducir n-aHÓpiog y oiiaí por «Congratulations» y
«Damn»: es únicamente el «lenguaje performativo» el que debe traducirse
con los equivalentes modernos, no el lenguaje tradicional, que es un «len-
guaje arcaico hoy prácticamente vacío de sentido». Sin embargo, puesto qué,
al menos en este caso, el lenguaje novedoso y provocativo se ha convertido
en el centro de atención y en el foco de la discusión, distrayéndolas del sig-
nificado que el texto intenta transmitir, se tiende a evitar, cada vez más, este
tipo de traducciones.
173. L. Schottroff, Itinerant Prophetesses: A Feminist Analysis of the Sa-
yings Source Q (Occasional Papers, 21), Institute for Antiquity and Christia-
nity, Claremont CA 1991; Id., Wanderprophetinnen: Eine feministische Analy-
se der Logienguelle: EvT 51 (1991) 332-344. Melzer-Keller, «Jesus und die
Frauen in der Logienquelle», en Jesus und die Frauen: Eine Verhältnisbestim-
mung nach den synoptischen Überlieferungen (HBS 14), Freiburg, Herder
1997, parte 4, 330-353; Id., Frauen in der Logienquelle und ihre Trägerkre^s:
Ist Q das Zeugnis einer patriarchatskritischen, egalitären Bewegung?, en S. H.
Brandenburger-T. Hieke (eds.), Wenn Drei das Gleiche sagen... Studien zu den
ersten drei Evangelien (Theologie 14), Lit, Münster 1998, 37-62; Id., Wie
frauenfreundlich ist die Logienquelle?: BK 54 (1999) 89-92.
96 El Documento Q

jo del hombre» con mayúscula cuando el dicho en cuestión su-


giere un personaje sobrehumano (Q 12, 40; 17, 24.26.30), en
analogía con la mayúscula de «Dios» y de «Padre». También
mantenemos «Hijo» en las referencias al Hijo de Dios (Q 3, 22;
4,3.9; 10,22 tris).
Normalmente, xÚQios,. según el uso judío corriente (LXX),
se refiere a Dios como «Señor» (Q 4,12.8; 10, 2.21; 13, 35; 16,
13). En otros casos, sin embargo, la referencia es un «dueño»
humano, como el cabeza de familia o el dueño de un esclavo (Q
12,42.43.46; 13, 25; 14, 21; 19, 16.18.20), o también el maes-
tro (Q 6, 46; 9, 59), aunque sin duda tales designaciones huma-
nas adquirieron de forma progresiva un grado indeterminado de
contenido teológico de carácter cristológico.
El término «Espíritu» plantea problemas similares: Si Q 3,
16b conservara una tradición antigua sobre el Bautista, la ex-
presión ev jtv£Ú[xaxt áyícp x a l Jt-upi, estaría referida a la acción
apocalíptica de Dios y podría haber significado «con viento
santo y fuego», es decir, con huracanes devastadores y relámpa-
gos, entendidos como acciones divinas en el contexto del juicio.
Sin embargo, teniendo en cuenta que Q interpreta este dicho en
referencia a Jesús, a quien señala como «el que viene» (Q 7,
19.22), la frase ev %vzv\iaxi indicaría el Espíritu presente en
Jesús y sus seguidores (Q 4, 1; 12, 10.12). Con todo, este senti-
do no está tan desarrollado como las connotaciones trinitarias
sugeridas por el término «Espíritu santo». Por tanto, elegimos
una traducción intermedia: «con Espíritu santo» y «el Espíritu
santo». La mayúscula no se usa nunca en relación con otras
fuerzas sobrehimianas, tales como espíritus malignos (Q 11,
24.26), demonios (Q 7, 33; 11, 14 bisAS bisÁ9.20) o ángeles
(Q 4, 10; 12, 8.9).

d) El Documento Q en griego y en español

No pretendemos que El Documento Q en griego y en español


sea algo definitivo. Los avances tecnológicos en el uso del orde-
nador hacen cada vez más posible la asimilación de grandes can-
tidades de datos, lo que implica a su vez nuevos avances en la
Introducción 97

metodología Como ha quedado claro a partir de los dos siglos


de investigación sobre los evangelios que los miembros del Pro-
yecto Internacional Q han seleccionado, clasificado y evaluado,
así como del aparato crítico incluido en la misma Edición crítica
de Q, los esfuerzos del pasado por reconstruir el texto de Q han
estado siempre acompañados por importantes diferencias de opi-
nión entre los investigadores. Sin ninguna duda, esta diversidad
continuará existiendo en el futuro, aunque también se producirán
avances capaces de obtener la aceptación general.
El Documento Q así como la Edición crítica de Q quieren
ser, en virtud de su presentación y formato, instrumentos que
faciliten el estudio de Q y que, por consiguiente, estimulen es-
te proceso en curso. De forma análoga, la colección «Docu-
menta Q», donde se publican las bases de datos y las evaluacio-
nes, mostrará con claridad cómo se fueron consiguiendo los
acuerdos sobre criterios presupuestos en El Documento Q y ha-
rá accesible al público una gran cantidad de material producido
a lo largo de aproximadamente dos siglos, en tres o más len-
guas, y con frecuencia disperso en revistas inaccesibíes o libros
agotados. Por tanto, cabe esperar que el proceso de perfeccio-
namiento del texto de Q continúe en la colección «Documenta
Q» y en otros lugares con ritmo acelerado, de forma que cada
poco tiempo vuelva a ser aconsejable realizar una revisión elec-
trónica y/o impresa de la presente obra.

174. Ya se han publicado algunas herramientas metodológicas creadas


con ordenador: P. Hoffmarm-T. Hieke-U. Bauer (eds.). Synoptic Concordance:
A Greek Concordance to the First Three Gospels in Synoptic Arrangement, sta-
tistically evaluated, including- occurrences in Acts; Griechische Konkordanz zu
den ersten drei Evangelien in synoptischer Darstellung, statistisch ausgewer-
tet, mit Berücksichtigung der Apostelgeschichte, 4 vols., de Gruyter, Berlin-
New York 1999-2000. Of la recensión de F. Neirynck en E T L 75 (1999) 407-
418. Por el contrario, la disertación de T. Bergemann, Q auf dem Prüfstein: Die
Zuordnung des Mt/Lk-Stoffes zu Q am Beispiel der Bergpredigt (FRLANT
158), Vandenhoeck & Ruprecht, Göttingen 1993, a pesar de recurrir a la re-
ciente tecnología informática, se limita a estadísticas de palabras y no puede
considerarse un avance metodológico. C f A. Denaux, Criteria for Identifying
Q-Passages: A Critical Review of a Recent Work by T. Bergemann: NovT 37
(1995) 105-129; así como la recensión deT. Hieke en BK 54 (1999) 95-96; y J.
S. Kloppenborg, Excavating Q, 62-66.
SIGLAS

La compleja batería de siglas que aparece en la Edición Crí-


tica de Q es indispensable para poder entender la discusión sobre
la que se ha establecido el propio texto crítico. Pero, en atención
a quienes centran su interés en el texto de Q así establecido y nc
en el proceso por el que se ha llegado a establecer, el texto críti-
co de Q ha sido reproducido aquí como un texto continuo, sin di-
chas siglas.
Las únicas siglas utilizadas aquí son aquellas que indican ej
grado de certeza atríbuido al texto, ya que esto parece importan-
te para cualquiera que desee utilizarlo:
[ I Los corchetes dobles se colocan a ambos lados de nú-
meros de versículos o de un título, cuando toda una sección es-
tá implicada, así como de palabras individuales en griego o espa-
ñol para indicar que a esos versículos, secciones o palabras se
les atribuye un grado de certeza {C}, en una escala descenden-
te que va desde {A} hasta {D} (y donde {U} expresa indeter-
minación).
« » Las comillas angulares se utilizan en el texto griego pa-
ra indicar que unfragmentodetermiijado del texto Q aparece só-
lo en un evangelio y que, por tanto, no se puede establecer una
versión crítica del mismo mediante la comparación usual entre
los dos evangelios. Este es el caso de Q 6, |[29'^30/Mt5,41| 10.
7.8; 12, 33.I491; 14, 21; 15,18-Í0| 17, ([21b| En la traducción
española, los dobles corchetes angulares señalan también la
esencia o desarrollo de un pensamiento, o los términos más pro-
bables de una traducción, en aquellos casos en que, a pesar de nc
poderse reconstruir el texto gríego, la conjetura parece muy
plausible. Este es el caso de Q 4, 2; 6, 37.42; 7,129-30| 10,21;
11, [21-22141.48. [541, [55]; 14, ¿18?.¿19?;.17, [21]. Al mismo
¡00 Siglas

tiempo, esta sigla .identifica aquellas palabras que han sido in-
troducidas debido a la necesidad de expresar el texto en un espa-
ñol correcto, a pesar de que no existe un equivalente explícito en
el original griego.
... Los tres puntos señalan un texto que no puede ser re-
construido y del que ni siquiera pueden sugerirse ideas acerca de
lo que podiia ser su contenido o intención.
.. Los dos puntos indican que quizás existía ahí un texto im-
posible de reconstruir, aunque incluso esto es incierto.
¿? En aquellos casos en los que incluso la existencia de un
texto es dudosa, los números de los versículos y, si se trata de
toda una sección, el título de la misma se colocan entre signos de
interrogación con el fin de llamar la atención sobre el alto grado
de incertidumbre del caso, por ejemplo, Q 11, ¿27-28? ¿Escu-
char y guardar la Palabra de Dios?
< > Los corchetes angulares simples señalan una corrección
en el texto.
<-> Un guión que apimta en las dos direcciones indica la lo-
calización dé un dicho de Q que no aparece en Lucas y que, por
tanto, no puede ser identificada mediante la numeración de los
capítulos y versículos lucanos. En su lugar se escriben antes y
después del símbolo los versículos de Lucas que estarían antes
y después del dicho, de modo que su ubicación en Q. quede to-
talmente determinada, y luego se añade la referencia mateana
del texto: Q 6,29-í-'-30/Mt 5,41.

Los textos paralelos del Evangelio de Marcos y Tomás han si-


do reproducidos debajo de cada sección de Q. La traducción es-
pañola de los paralelos márcanos se basa en la de La Casa de la
Biblia, Pero, tanto en el caso de Marcos como en el de Tomás se
ha adaptado el lenguaje con el fin de acomodarlo a la traducción
de Q; de mòdo que lo que es igual en griego se ha traducido de
forma idéntica en español y lo que diverge en griego se ha ver-
tido de forma diferente en español. Esto facilita la comparación
rigurosa entre Q, Marcos y Tomás, incluso en sus respectivas tra-
ducciones españolas.
Los fragmentos griegos del Evangelio de Tomás contenidos
en P. Oxy. 1, 654 y 655 se reproducen en el griego de los textos
Siglas 101

originales. En estos casos se utilizan las siglas usuales para la


edición de papiros:
[ ] Indica una laguna. Las letras restauradas se colocan entre
los corchetes.
Se coloca un punto debajo de las letras cuyo reconoci-
miento visual es ambiguo.
( ) Los paréntesis rodean las expresiones que en el texto grie-
go original aparecen abreviadas, pero que la transcripción ha
completado. Tal es el caso de los nomina sacra, por ejemplo,
T(riao'ö)g en la forma habitual de citar.
< > Los corchetes angulares señalan la corrección del editor
de una omisión o error del escriba: EvTom 33,1 (R Oxy. 1) en Q
12,3.
Todo cuanto no aparece en el texto copto original pero que es
necesario añadir para que la traducción al español resulte fluida
se inserta entre paréntesis.
El texto completo del Evangelio de Tomás se ha preservado
casi íntegramente en la traducción copta del Códice I I , Tratado 2
de Nag Hammadi. El texto griego que aquí presentamos es la re-
troversion realizada por la Berliner Arbeitskreis für koptisch-
gnostische Schriften.
Las abreviaturas en las referencias a la literatura académica
son las del Handbook of Style: For Ancient Near Eastern, Bibli-
cal, and Early Christian 'Studies, ed. Patrick H. Alexander et a l ,
Hendrickson, Peabody MA 1999, complementado con el lATG^
en caso de necesidad.
EL TEXTO DE Q
EN GRIEGO Y EN ESPAÑOL
¡04 El Documento O

El texto de Q
en griego
con los paralelos de los Evangelios de Marcos y de Tomás

Q3,<0>
<Incip¡t>
Mt 3, O Le 3, O
I<...TTIOOD...>1

Q3,2b-3a
Presentación de Juan
M t 3 , 1-6 Lc3,2b-3a
2b <...> Tcüávví)...
3a <...> jtáoa...Ti.. neQÍxcoQO... xov ToQÓávov <...>,

Me 1,4
EyéveTO TcoáwTig ó pamí^cov év xf) gQTifxcp xal XI^QIJOOÍOV J3á3t-
TLO[ia ^exavoíag eíg ctcpeotv á^iaQxtcóv.

Q3,7-9
Juan anuncia el juicio
Mt3,7-10 Le 3, 7-9
7 leírtevl xoíg PQXIOM'É'VO^Í^S [OXXOL^I pajixialQfjvaLf
y£vvr|jj,axa EXI6V(ÜV, xíg -ujiéóeLlev it^iv cpuyeív ájtó xfjg
fxeXX.O'úaTig ÓQyfjg; .
8 JtOLTiaaxs cóv xaQJtóv á^iov xfjg [xexavoíag xal |ÍT] 6Ó|TI-
xe A-éyeiv év éauxoig- JtaxéQa EXOJXEV XÓV 'ApQaá^i. X-éyco
yáp úfiív 6x16x!vaxai ó -O-eóg EH XCÓV XÍ-O^COV XOIJXWV k-^ziQai
xéxva xQ 'ApQaáfx.
El texto de Q en griego y en español 105

El texto deQ
en español
con los paralelos de los Evangelios de Marcos y de Tomás

Q3,<0>
<Incipií>
Mt 3,0 Lo 3,0
[<... Jesús...>!

Q3,2b-3a
Presentación de Juan
Mt3,1-6 Lc3,2b-3a
2b <...> Juan...
3a <...> toda... la., región... del Jordán <...>.

Mol, 4
Apareció Juan el Bautista en el desierto, predicando un bautismo de
conversión para el perdón de los pecados.

Q3,7-9
Juan anuncia el juicio
Mt 3, 7-10 Le 3, 7-9
7 Dijo a la [gente que venía aj ser bautllzadaj: raza de víbo-
ras, ¿quién os advirtió para huir de la cólera que se acerca?

8 Dad, pues, un fruto digno de conversión y no os gloriéis di-


ciendo en vuestro interior: Tenemos por padre a Abrahán.
Porque os digo que Dios puede-sacar de estas piedras hijos
de Abrahán.
106 El Documento Q
9 f\Òr\ Ò8 1^ álívT] JtQÒg xi\v QÍ^av xwv òévÒQcov xeitai- Jtàv
ovv òévÒQOv Jtoio-uv xaQJtòv xaXòv èxxójcTexai xciì elg

Me 1,5
xal è^ejtOQeueto jtQÒg auTÒv jrctaa r| 'louÒata xéga xal oí l e -
QOooX.'up.LTaL Jtávxeg, xai èpaitti^ovro iiji* amoù èv tip 'logòavri
7ioxa\i(b è^onoX-oyoufAevoi xàg apapTiag avx(x>v.

Q 3, Ì6b-17
Juan y el que viene detrás
Mt3,11-12 Le 3, 16b-17
16b èycb ¡lev v\ià<; pajtxitco p v ] ijòaxi, ó òè òjciaco \iov sp-
XÓ[t8vog laxfQÓteQÓg \iOv èotiv, oxj còx el\à Ixavòg x[à]|
•UJtoòrmaxIal [paoxálaai* aitxòg xj^ag p a n x i a e i èv jiveijfAaxL
[áyícüj xai TÌVQ'V
17 cu xò JtxTJOv è v xfj xsiQÌ avxov x a l ÒLaxa-O-aQLEi XT)V
aXcova atJxcO x a l aojvá^ei xòv atxov eig XT)V ctTcoO'rixriv
avxov, xò Òè axvQov x a x a x a ú a e i J I I J Q I áapsoxcp.

Me l,7b-8
7b EQxexat ó loxvQÓxzQÓg \iov OJILOÜ) ¡aou, O'S oiix et^iL Ixavòg
xijijjag }\,iJ0aL xòv tp,ávxa xwv 'UJtoòrinaTcov avxov.
8 èyib èpajctioa v\iá(; vòaxi, avxòg Òè pajtxioei t)|aàg èy Jtveij(ia-
XL áyícp.

Q 3, <21-22>
[El bautismo de Jesús]
Ut3, 13.16-17 Le 3, 21-22
[2111" 'h\oov.. pajtXLa'&s...v8cpx'&il...o... oúpavo...,!
[221 [ x a l . . xò :JtvEÌj^a ... èjt' axíxóv ... DÌ... .1
El texto de Q en griego y en español 107

9 Ya está puesta el hacha junto a la raíz de los árboles. Y todo


árbol que no dé buen fruto será cortado y arrojado al fuego.

Me 1,5
Y acudía a él toda la región de Judea y todos los habitantes de Je-
rusalén, y eran bautizados por él en el río Jordán después de reco-
nocer sus pecados.

Q3,16brl7
Juan y el que viene detrás
M t 3 , 11-12 Le 3, 16b-17
I6b Yo os bautizo [con] agua, pero el que viene detrás de mí
es más fuerte que yo. Yo no soy digno de Iquitarle] las sanda-
lias. Él os bautizará con Espírihi IsantoJ y fuego.

17 Tiene su bieldo en la mano y aventará su parva, y reunirá el


trigo en su granero, pero la paja la quemará en un fuego que
no se apaga.

Me 1, 7b-8
7b Detrás de mí viene e! que es más fuerte que yo. Yo no soy digno
de inclinarme para desatar la correa de sus sandalias.
8 Yo os he bautizado con agua, pero él os bautizará con Espíritu
Santo.

Q3,<21-22>
bautismo de JesúsJ
M t 3 , 13.16-17 Le 3, 21-22
[21] Jesús... bautizado, se abrió el cielo]]
[[22J [y .. el Espíritu ... sobre él... Hijo ....]]
108 El Documento Q
Me 1,9-11
9 K a l evevexo ev èxeLvaig xalg fuaégaig i\k^tv 'l^oov<; àjtò Na^a-
QÈx xfi5 Ta^iXatag xat epajtxío-dii eig xòv 'lopSávTiv IÍJCO 'Icoáv-
vov.
10 xat eíidug avapaívcov ex xoD ÓJÓatog elÒev o%it,o\iévovc, xoitg
o u g a v o ù g x a l xò nveíiaa à g jcegtoxeQàv xaxapatvov elg a t i x ó v
11 x a l cptiivti eYÉvexo èu xwv o ù p a v t ó v où ei ó ulóg \iov ó
otYaitTixóg, èv odi eíiSóxTiaa.

Q 4,1-4,9-12.5-8.13
Las tentaciones de Jesús
M t 4 , 1-11 • Le 4, 1-13
1 [ó] 6é Ttioo-Og l[ávlr|[[x'^l letg] XT]1[V1 egTi|x|Iov ÍJJCÓ] xlovj
jivei)[iaIxog]l
2 jteiQaladfjvail VKÓ XOV bia^óXov. x a l . . . fmÉQag xeoo
gáxovxa,éjteívaoev.
3 xal £LJE8v avx(^ 6 Óiá|3oX.og" eí uíóg el xov -decO, eíjté tva
oí XÍ'dOl CUTOl CtQXOl YÉvcDvxai.
4 x a l ájiExpL-Oi^ [aiL)x<a)>l ó 'Irioo'Og- yéyQaJixaL oxt OXJX ETC'
dQxcp ^óvcp ^rioexai ó av^pcojiog.
9 ata0aX.a^páveL atíxóv [ó ÓiápoJ^ogl etg l£Qouaa>.Ti^i xat
ecxT^oev auxóv éjtl xó megúyiov xov tegoíj x a l EIJIEV aíixíp-
81 ulóg el xcO '&80'ü, ^áks oeavxov xáxco*
10 YÉYQCtjrxai yáp 6xi xoig ¿yvé^oLg amcO évxeXsixai n e p i
aoí3
11 xai em XEIQ^V ágcOaív ae, [xrijroxe jtpoaxóalíTig jrgóg Xi-
•Oov xov ;ió5a oo-u.
12 xal [ájtoxpi^elg] euitev aijxcp ó IrjgcOg' yéypajtxai' ovx
8XJteiQáo8ig XÚQLOV X Ó V -O-eóv cou.
5 xai JcapaXaupávet atixóv ó StápoXog elg ogog [-uipTiXóv
Xtav| xai Óeíxvuoiv avxíb náoag xág paaiXeíag xcO xóo-
\iov xai XTiv 6 ó | a v a-iuxcóv
6 xal eutev avxiü' xaüxá ooi jrávxa 6cóoco,
El texto de Q en griego y en español 109

Me 1,9-11
9 Por aquellos días llegó Jesús desde Nazaret de Galilea y fue bau-
tizado por Juan en el Jordán.

10 Y en cuanto salió del agua vio rasgados los cielos y al Espíritu


descender sobre él como una paloma.
11 Y se oyó una voz desde los cielos: Tú eres mi Hijo amado, en ti
me complazco.

Q 4,1-4.9-12.5-8.13
Las tentaciones de Jesús
M t 4 , 1-11 Le 4, 1-13
1 Jesús fue llevado HalJ desierto por el Espíritu

2 [para ser] tentado por el diablo. Y «no comió nada» durante


cuarenta días,.. sintió hambre.
3 Y le dijo el diablo: Si eres Hijo de Dios, manda que estas
piedras se conviertan en panes.
4 Y Jesús [le| respondió: Está escrito: No sólo de pan vivirá el
ser humano.
9 (El diablo] le llevó a Jerusalén y le puso en el alero del tem-
plo y le dijo: Si eres Hijo de Dios, tírate abajo.

10 Pues está escrito: Dará órdenes a sus ángeles sobre t i .

11 y te tomarán en sus manos, para que tu pie no tropiece con


la roca.
12 Y Jesús le [respondió] diciendo: Está escrito; No pondrás a
prueba al Señor tu Dios.
5 Y el diablo lo llevó a un monte [muy alto] y le mostró todos
los reinos del mundo y su gloria

6 y le dijo: Todo esto te lo daré


El Documento Q
110

7 sáv JtQoaxuvr|ari5 \ioi.


8 x a l [ájtoxQL'&eigJI ó iTiaoíjg eiJtev avx<^' yéyQaKxav
Qiov TÓv "O-eóv oov jTQoaxuvriaEig x a l avx(b fxóvcp XaxQZV-
aeig.
13 x a i ó óiápoX-og áqpÍTiaiv avxóv.
Me 1, 12-13
12 Kal e'ú'&íjg TÓ Jiveí^ia aíiTÓv éxpáXXei eíg TT)V eQT¡|aov.
13 xal r\v év x|| éQr||.i.q) xeoaeQáxovra fméQag jteiQa^óiAevog vnó
xov oaxavá, xal r|v [xexá xcbv di^QÍcov, xal oí áyyeXoi 6LT]X
aúxíp.

Q4,16
Nazará
Mt4,13 Le 4, 16
< . . . > N a ^ a 0 á <...>.

Me 6, 1
Kal é|fi^d8v éxet'&ev xal e^x^'^^oc'' ^i-g '^'^'^ naxgíba aijxoij, x
áxo^O'U'&o'OoLv aíix^ ol ^a-drjxal avxov.

Q 6,20-21
Dichosos los pobres, los hambrientos y los añigidos
Mt 5 ; 1-4.6 Le 6, 20-21
20 < . . . > x a l lénáQlag xo[[i)g ócp-OaS^p-oúgl a-uxoíj [eig xoijgl
[ia:&tixá|[gl axjxoíj .ley...' \xa%áQioi oí Jtxcoxoí, OXL [xJiiE
Qa] éoxlv r\ p a o d e í a xov #£oij.
21 [xaxáQLOL oí jreivcüvxeg, OXL xoQxao'Orialeo^e]. [xaxágioi
ol [jcev'OloI'Olvxeg, 0x1 [[jtaeaxXr)'0r|a<so'8'£>I.
El texto de Q en griego y en español

7 si te postras ante mí.


8 Y Jesús le [respondió]] diciendo: Está escrito: Ante el- Señori
tu Dios te postrarás y sólo a Él le darás culto.

13 Y el diablo le dejó.

Me U 12-13
12 A continuación, el Espíritu lo impulsó hacia el desierto.
13 Y estuvo en el desierto cuarenta días tentado por Satanás; esta-
ba con las fieras y los ángeles le servían.

Q4,16
Nazará
Mt4,13 Lo 4, 16
<...> Nazará <...>.

Me 6, 1
Salió de allí y fue a su pueblo, y le seguían sus discípulos.

Q 6,20-21
Dichosos los pobres, los hambrientos y los afligidos
M t 5 , 1-4.6 Le 6, 20-21
20 <...> Y Ilevanjtando sus [ojos haciaj sus discípulos dijo:
Dichosos los pobres, porque [vuestro] es el reino de Dios.

21 Dichosos los que tenéis hambre porque [seréis] saciados.


Dichosos los [que estáis afligidos], porque [seréis consolados].
¡12 El Documento Q

EvTom 54 (Nag Hammadi I I 2 )


Aévei TT)ootjg- ^axáQLOt oi írTOD/ot, 6tL •ufxetéQa éotlv T| paoiXeía
TCOV oiíQavwv.

EvTom 69, 2 (Nag Hammadi I I 2)


paxáQiOL oí Jteivcovxeg, iva xoQxao'&fí -q xoiXía zov OéXovtog.

Q 6,22-23
Dichosos ios perseguidos
Mt5,11-12 Lo 6, 22-23
22 iiaxápLOÍ éoTE oxa-v óveiÓLOíoaLV 1)1X09 ^cti PLCÓHCÜOLV
x á l |£ÍJt]coaLV [jtávl JIOVTIQÓV [xa-d^J •up.wv evexev xoij •uloO
xeij áv&QCÓJtOV.
23 xocLQEXE x a i [áYCtXXiaa^Ej, oxi ó [xio'&óg uiicbv JcoA.'ug éy
xQ cuQavcp- cuxíog yaQ [[éóía)|avj xcüg Jt0oq)r|xag xcug

¿"vTom 69, la (Nag Hammadi 112)


Aéyei 'iTiooüg* |xaxá0LOL oí óeÓLtoy^évoi év Tfj xaQÓta aíixwv.

EvTom 68, 1 (Nag Hammadi I I 2)


Aéyei'iTiooüg* |j,axáeioL éoxe oxav ^IOIÍOCOOLV upag xpct 6LCÍ)|{ÜOIV
•ú^dg.

Q6,27-28.35c-d
Amad a vuestros enemigos
Mt 5, 43-44 Le 6, 27-28.35c-d
27 áyajtáxe xcüg éx&Qoix; v\i{óy
28 [xall jtQOOE'úxEa'&E VTÍZQ XCOV [ÓICÜXJÓVXÍOV v\iá<;,
35c-d ojicog yávna'&E DIOI XOÓJ jtaxQÓg XJ^ICOV, OXL XÓV f(kiov
avxov ávaxéXXsL EJtl Jtoviipcüg x a i [áya'&o'ug x a l PQEXEL
EJTL ÓLxaíotjg x a i áÓLxcugli.
El texto de Q en griego y en español 113

EvTom 54 (Nag Hammadi 112)


Dice Jesús: Dichosos los pobres, porque vuestro es el reino de lo_s
cielos.

EvTom 69, 2 (Nag Hammadi Í I 2 )


Dichosos los que tienen hambre, pues se saciará el vientre del que
desea.

Q 6,22-23
Dichosos los perseguidos
M t 5 , 11-12 Le 6, 22-23
22 Dichosos vosotros cuando os insulten y os Ipersigan] y di-
gan [contra] vosotros [toda clase de] maldades por causa del
Hijo del hombre.
23 Alegraos y [exultad], porque vuestra recompensa será
grande en el cielo; pues así [[persiguieron] a los profetas ante-
riores a vosotros.

EvTom 69, la (Nag Hammadi I I 2)


Dice Jesús: Dichosos los perseguidos en su corazón.

EvTom 68, 1 (Nag Hammadi I I 2)


Dice Jesús: Dichosos vosotros cuando os odien y os persigan.

Q6,27-28.35c-d
Amad a vuestros enemigos
Mt 5, 43-44 Le 6, 27-28.35c-d
27 Amad a vuestros enemigos
28 [y] orad por los que os [persiguen],
35c-d así seréis hijos de vuestro Padre, que hace salir su sol so-
bre malos y [buenos, y envía la lluvia sobre justos e injustos].
114 El Documento Q

Q 6,29-30
Renunciar a los propios derechos
Mt 5, 38-42 Le 6, 29-30
29 [ o g o j ae IgaíTÍ^et] etg TT)V oiaYpva, atQÉi|)ov |[at)TQ|
x a l xrp àXh(\y' x a l [TCX) "&éXovTL OOL xQi'dfívai xal] t ò v
Xitcóvá 0OV [Xapetv, ctcpeg autcp] x a l xò \\iáiiov.
p9-*-^30/Mt 5, 411 [«xoti oaxig ae aYYaQeijaei yXKiov ev,
"íijtays ^ex' a-òxofi 6iJo.»J
30 xü) aixotjvxí ae òóg, xal [OCÍTOI X[[OÍJ 6avi<^o|iévo'u> xa]
o[àl [XTi ajt|aíx8Ll.

£v7ow 95 (Nag Hammadi I I 2 )


(1) [AéYEL'iTjaoijg]' èàv exT^xe àpYiJQLOv, ^T) Óaveí^exe,
(2) àXXà ÒLÒoxe [aùxò] JTOQ' o í oùx ájto^r|p.iÍ'ecr&e aiixá.

Q6,31
L a regla de oro
M t 7 , 12 Le 6, 31
x a l xa'9;cbs -OéXere i v a jtoicoaLv ii^tv oí avdgcojtoi, oíjxíog
jtoieixe aiíxoTg.

EvTom 6, 3 (R Oxy 654)


[xal o XL |a.ia]eLX8.|j,Ti JtoLeLx[8*]

EvTom 6, 3 (Nag Hammadi 11 2)


xal o TI ^xioeixe ¡ÍT) jTOLeíte.
El texto de Q en griego y en español 115

Q 6,29-30
Renunciar a los propíos derechos
Mt 5, 38-42 Le 6, 29-30
29 [A quien te abofetee! en la mejilla, preséntale] también la
otra; y [al que quiera llevarte ajuicio para quitarte] la túnica,
[dale] también el manto.
29 [29-<-^30/ M t 5,41] [«Y si alguien te obliga a acompañarle
una milla, ve con él dos».l
30 A l que te pide, dale; y |a quien te pida prestado] no le re-
clames [lo tuyo].

EvTom 95 (Nag Hammadi I I 2)


(1) [Dice Jesús]: Si tenéis dinero, no prestéis a interés.
(2) Dad, más bien, a quien no os io devolverá.

Q6,31
L a regla de oro
M t 7 , 12 Le 6, 31
Tratad a los demás como queráis que ellos os traten a vosotros.

EvTom 6, 3 (P. Oxy 654)


[y] no hagáis [lo que] odiáis.

EvTom 6, 3 (Nag Hammadi 112)


Y no hagáis lo que odiáis.
I¡6 El Documento Q

Q6,32.34
Amad sin condiciones
Mt 5, 46-47 Le 6, 32.34
32 .. ejij •-. àyaitlàlte xovc, ctyajccúVTag íi^iag, xíva [iia'&òv
exete; o-uxl xctl OL xeXcovai xò at)xò JtOLOÍjaiv;
34 x a l èàv [òaviarixe jrap' (ov èXjxi^exe Xapetv, xí<va \i\,o~
^ov exe>xel; oiixl xal [ol EOVIXIOI X Ò axjxò JIOLOÍJOIV;
EvTom 95' (Nag Hammadi I I 2 )
(1) [AéyeiTriaoiJg]* èày ex^xe agyijQLov, \x\\ oaveí^exe,
(2) òXkà ÒLÒoxe [auto] Jiag' ou oijx àjro?.Ti|X\|)8a08 aí)xá.

Q6,36
Sed compasivos como vuestro Padre
Mt 5,48 Le 6, 36
lyívleo-^e olxxígjiovgg cbg .. ó JiaxTjg -uncov OIXXLQ^LCDV eoxív.

Q 6,37-38
No juzguéis
M t 7 , 1-2 Le 6„ 37-38
37 .. fXT] xgívexe,... fxri XQLdfjxe- [ev ^ yàg x0L|j,axi XQLVEXE
XQL'^OEO'&E,]
38 [xal] EV (ü fiéxQCü IIEXQELXE ^EXQTi-OriaExaL v\iXv.

Me 4,24b-e
pXéjrexe xí àxouexe. sv w fAéxgíp fxexQelxe ¡j-exeii-diíaeTat v\ily xal
jtQooxediíaexai viiiv.
El texto de Q en griego y en español 117

Q 6,32,34
Amad sin condiciones
Mt 5,46-47 Lo 6,32.34
32 .. Si amáis a los que os aman, ¿que mérito tenéis? ¿Acaso
no hacen lo mismo los publícanos?
34 Y si [prestáis a quienes esperáis que os devuelvan, ¿qué
mérito tenéis?] ¿Acaso no hacen lo mismo [los gentiles]?

EvTom 95 (Nag Hammadi 112)


(1) [Dice Jesús]: Si tenéis dinero, no prestéis a interés.
(2) Dad, más bien, a quien no os lo devolverá.

Q6,36
Sed compasivos como vuestro Padre
Mt5,48 Lo 6, 36
Sed compasivos como., vuestro Padre es compasivo.

Q 6,37-38
No juzguéis
Mt7,1-2 Le 6, 37-38
37 No juzguéis «y» no seréis juzgados. [Pues seréis juzgados
con el criterio con que juzguéis.]
38 [ Y ] os medirán con la medida con que midáis.

Me 4,24b-e
Prestad atención a lo que escucháis: Os medirán con la medida con
que midáis, y se os añadirá más.
118 El Documento Q

Q6,39
Un ciego que guía a otro ciego
Mtl5,14 Le 6, 39
^,r|TL òvMaxai TucpXòc; xDCpÀòv ÒÒTÌYSLV; oti^l à|j.ipÓT8Q0i sig
póiKjvov jteaoDvTat;

EvTom 34 (Nag Hammadi I I 2 )


AsyeL 'iTiooüg- tucp^og èàv {rtQoáYti xvcpXóv, à\i<póxtQoi K'ITCXOV
OLV Etg pó'&uvov.

Q6,40
E l discípulo y el niaestro
Mtl0,24-25a Le 6, 40
ovx eoTiv fiadriTTig iijtèp xòv ÒLÒaoxaXov [àpxexòv tcp
jxa"&r|Tfi Lva yévr\¡xai (bg ó òiòacxa^og avxov.

Q 6,41-42
L a mota y la rama ^
Mt7,-3-5 Le 6,41-42
41 TL Òè pXéjteig xò xágcpog xò èv x<^ òcp-daX^cu XOIJ àòzk-
cpoij aov, xr\v òè èv xcp o(b òqi'daXixcp òoxòv o-ò xaxavoeTg;
42 jTcog ... xcp àòeX.qp(p aou' àcpeg èxpaXco xò xágcpog [ex]
xíoü] ò(p'&aX|i[oai] aou, x a l iòov r\ òoxòg èv xcò òqp'&a?^p,à)
oou; lüJtoxpixá, èxpaJ^e jrpcóxov èx xoij ocp-OaX-p-olj OOD XT)V
Òoxóv, x a l xóxe òiapXéolJeig èxpaXeiv xò xágcpog ... x...
òcpil'aXia,... xov àÒek(pov oov.

EvTom 26, 2 (P. Oxy 1)


[...] xal xóxe StapXéipeLg èxpaXetv xò xágcpog xò èv xcp òcp'&aX|a,w
xoO àÒèXipoxj ao-u.
El texto de Q en griego y en español IJ9

Q6,39
Un ciego que guía a otro ciego
Mtl5,14 Le 6,39
¿Acaso puede un ciego mostrar el camino a otro ciego? ¿No
caerán los dos en el hoyo?

EvTom34 (Nag Hammadi I I 2)


Dice Jesús: Si un ciego guía a otro ciego, los dos caen en el hoyo.

Q6,40
£1 discípulo y el maestro
Mtl0,24-25a Le 6, 40
Un discípulo no está por encima del maestro. [Le basta al dis-
cípulo llegar a serj como su maestro.

Q 6,41-42
L a mota y la rama
Mt7,3-5 Le 6,41-42
41 ¿Cómo es que ves la mota que hay en el ojo de tu herma-
no, y no te das cuenta de la rama que hay en tu propio ojo?
42 ¿Cómo «puedes decir» a tu hermano: Deja que saque la
mota [del tu ojo, mientras tienes la rama en tu propio ojo? H i -
pócrita, saca primero la rama de tu ojo, y entonces podrás ver
claramente para sacar la mota del ojo de tu hermano.

EvTom 26, 2 (P. Oxy. 1)


[...] y entonces podrás ver claramente para sacar la mota del ojo de
tu hermano.
120 El Documento Q
EvTom 26,1-2 (Nag Hammadi I I 2)
(1) Aáyet Ti^aoüg* xó xÓQcpog xo év rcp ócp'&aXixo) xov áÓeJ^.ípo'O
oov ^Hiteig, xr\v 6é 6oxóv XTIV év t w ó(pdaX|A<I) oov ov pXéJceig.
(2) oxav éxpáX.xig xfiv 6oxóv ex xoüocpdaXfxoiJ oov, xóxe óiajSXé-
tjjetg éxPa>.8tv xó xáQ<pog ex xov ó(pdaX¡xo1j xoíj dóe^cpot) oov.

Q 6,43-45
E l árbol se conoce por sus frutos
Mt 7,15-20; 12, 33-35 Le 6,43-45
43.. o'ü<x> éoxiv óévÓQOv xaXóv JTOLCOV xapjióv oajtQÓv,
ovbe |jtáX,ivI 6év6QOV oajtgóv jtoicüv xaQJtóv xa>-óv.
44 ex yáQ xov xaQjtoíj xó SévÓQOv Ywcboxexai. fj,r|XL ou-
IXéyovoiv 8^ áxav&tbv ovxa f\ éx XQLPÓXCOV oxacptjX|[ág|
45 ó áya-Oióg ctv&QCOJtog éx xoü áya'&O'O •^oa^QoIj en^ák-
XEÍ áya^á, x a l ó jrovTjpóg pvO-Qcojtogl éx xov 7iovy\Qov
I'Oi^aa'UQO'Ol kn^áXKsi TcoviiQá* éx yctQ jteQiooeófxaxog xaQ-
Óíag XaksX xó oxófxa [ai)xoíj|.

EvTom 45, 1-4 (Nag Hammadi I I 2 )


(1) AéyeL Ti^ooiJg- ov XQvyGiOLV e| áxav&wv axaípv'kág ovbi
ovXkéyovoiy ov-aa ano xQipóXov o-u yocQ óióóaaiv xaQjtóv.
(2) áyadóg ctv&QWJtog ítQoqpéQet áya'&óv xi éx xoti dTiaatJQO-O
avxov.
(3) xax[óg] áv&Qcojtog jipocpépei jrovriQá éx xoD ^oaueoD
atjxoij xotj xaxoij, óg (éoxtv) év xfi xaQÓí^t avxov, xal Xak€i
Jt0VT]Qá.
(4) éx yáQ xov jteeiooeúiAaxog xfjg Xagóíag jtQocpéQet 3tovT|pá.

Q6,46
No basta con decir ¡Señor, Señor!
Mt7,21 Le 6,46
xí.. nakzlxe' xv^ie xxiQie, x a l ov iroteiTE a Xéyto;
El texto de Q en griego y en español
121
EvTom 26, 1-2 (Nag Hammadi 112)
(1) Dice Jesús; Ves la mota que está en el ojo de tu hermano, pero
no ves la rama que está en tu propio ojo.
(2) Cuando saques la rama de tu ojo, entonces podrás ver clara-
mente para sacar la mota del ojo de tu hermano.

Q 6,43-45
£1 árbol se conoce por sus frutos
Mt 7,15-20; 12, 33-35 Le 6,43-45
43.. No hay árbol bueno que défrutomalo, ni |tampocol árbol
malo que défrutobueno.
44 El árbol se conoce por el fruto. ¿Acaso se cosechan higos
de los espinos, o uvas de los abrojo[s]?
45 El hombre bueno saca cosas buenas del tesoro bueno, y el
IhombreJ malo del mal [tesoro] saca cosas malas, pues de la
abundancia del corazón habla [su] boca.

EvTom 45, 1-4 (Nag Hámmadi I I 2 )


(1) Dice Jesús: No se recogen uvas de los espinos, ni se cosechan
higos de los abrojos, pues no dan fruto..
(2) Un hombre bueno ofrece lo bueno de su tesoro.

(3) El hombre malo ofrece lo malo del tesoro malo que está en su
corazón y dice maldades.

(4) Pues de la abundancia del corazón ofrece maldades.

Q6,46
No basta con decir ¡Señor, Señor!
Mt7,21 Le 6, 46
¿Por qué.. me llamáis: Señor, Señor; y no hacéis lo que digo?
122 El Documento Q

Me 3, 35
65 yaQ dv jroirio'fi TÓ '&éXT|jxa xov •©•eo'O, outog abzhs^óc, \xov x a i
á6eX,cpfi x a l [ArixTip éotív.

Q 6,47-49
Las casas edificadas sobre roca y sobre arena
Mt 7, 24-27 Le 6,47-49
47 Jtág ó áxcúcov ^tou x... ^.óy... x a l Jtoicov auxcúg,
48 ofioióg Eoxiv ávQ'Qcójtcp, 6g 4)xo6ófiTiasv [auxcíj XT^VJ
oíxíav 8Jtl xr\v jtéxpav x a l xaxépr] •q PQOXTI x a i fiX.'Oov ot
j t o x a ^ o i [[xai e j t v e u a a v o l avefxoil x a l jtQooéjtEoav xx\
olxL(^ éxEÍvi;], x a l c u x ETEEOEV, XE-^E^EX-LÍOXO yáp éjtl XTJV jté-
XQav.
49 x a i [jtágl ó áxoijcov \\xov xovc, X-óycDg! x a l ^ÍT) ^loicov
laiixoxjg] ojioióg éaxtv áv&pcójtcp 6$ (pxoóófxíjaev laxixoíj
xr)vl cíxíav EJTI XT^V 6.\\\iov x a l xaxépr] f| PQO%T] x a l fíX.'9-ov
OL jroxafxol [ x a l EJCVEuaav o l áv£|j,0L] x a l TCQoa8XOT|)av xfj
olxía éx8ÍVT), x a l E'U'^g ejtEOEv x a l •qv [f| Jtxcoaigl aijxfig
^lEyáí^TiI.

Q 7, L3.6b-9.¿10?
L a fe del centurión en la palabra de Jesús
Mt 7,28a; 8, 5-10.13 Le 7,1.3.6b-10
1 [ x a l eyéYETo OXEI ¿[jtXrjpcoIoEV .. xoúg Xóyovc, xoúxoug,
£iafjX,'9'8v 8Lg Kacpapvaoúfx.
3 orj^-Oev axjxcp éxaxóvxaQx[o]g oraQaxaXcov a-uxov [xai
XÉyíoy] ó Jtaig l]xov xaxcog 8x<8i>. x a l 'kiyzi aúxcp- eycol
zk^(X>v 'd-£Qajt8Úa[a)]] attxóv;
6b-c x a l ájtoxQLtóg ó exaxóvxaQxo^ ecpiT ^•ÚQLE, OÚX EI^Í
Ixavóg iva picu xjjtó xfjv oxéyriv EiaéXdrig,
7 bXka ebré Xóycp, x a l La'&r|[xcúl| ó Jtatg ^ou.
El texto de Q en griego y en español J23

Me 3, 35
El que haga la voluntad de Dios, ése es mi hemiano, mi hermana :y
mi madre.

Q 6,47-49
Las casas edifícadas sobre roca y sobre arena
Mt 7, 24-27 Le 6, 47-49
47 Todo aquel que escucha mis palabras y las pone en práctica
48 se parece a un hombre que edificó [sul easa sobre la roca;
cayó la lluvia, vinieron las riadas, [soplaron los vientosl y se
abatieron sobre aquella casa, pero no se derrumbó, porque es-
taba cimentada sobre la roca.

49 y [todol el que escucha [mis palabras] y no [las] pone en


práctica se parece a un hombre que edificó [su] casa sobre la
arena; cayó la lluvia, vinieron las riadas, [soplaron los vien-
tos] y sacudieron aquella casa, y enseguida se derrumbó y
fue muy grande su [ruina].

Q 7,1.3.6b-9.¿10?
L a fe del centurión en la palabra de Jesús
Mt7,28a; 8,5-10.13 Le 7,1.3.6b-10
1 [Y cuando].. terminó estas palabras entró en Cafamaún.

3 Se acercó a él un centurión que le rogaba [diciendo: M i ]


chico [está mal. Y él le dijo]: ¿Tengo que ir [yo] a curarlo?

6b-c El centurión le respondió diciendo: Señor, yo no soy dig-


no de que entres bajo mi techo,
7 pero di una palabra, y mi chico [quedará] curado.
El Documento Q
J24
8 jcai yò.Q èycò ctvO-QíiOJcóg eifAL 'UJtò e^oajoiav, e^tí^v vjr'
è[xautòv oTQaxLCÓxag, xal ^éyco xoiixco- jtOQeú'^xt, xal jto-
QETJexaL, xal àXXcp* è p ^ o u , xal EQy^Exax,, xai xw òottXtp fxou*
jtOLTioov xoíjxo, xal jtoieT.
9 axoijcrag Òè ó 'Iriaoüg è'&aij|ia0£v xal eurcev xotg axo-
XoudoüaLV XÉYíü x)|itv, oùÒè èv xw lagar]?^ xcoauxi^v jiía-
XLV EUQOV.
¿10? <.->

Me 2,1

èv OLXíi) èoxtv.

Q 7,18-19.22-23
Pregunta de Juan sobre el que ha de venir
Mtll,2-6 Le 7, 18-19.22-23
18 ó .. T(jDávvT]g [axo'úaag J I E Q I jrávxcov xoijxcovl jié^ip-
[agl Olà xcov [xa-fi^rixcóv avxov
19 [eijrev] a-uxíp* oh eí ó èpxópevog r\ IEXEQUOV J I Q O O S O -
xcÍ)p.Ev;
22 xal ajtoxQL'O'elg surtev avxoig- jtoQEudévxEg òtjrayYSÌ^axE
IcúávvTj á axoijiEXE xal pXéjTExe- •xuqjJ^.ol avapXÉJXoDotv xal
XCoXol jT£Qun;axoíj.aiv, J^EJtpol xa'&agí^ovxaL xal xcocpol axo-
úouoLv, xal vEXQol eyeÍQOvxaL xal nxtoxoi EvaYY^^ííO'vxai"
23 xal p,axáQLÓg èaxw 6g èàv oxavòa^io-Oìì èv £[AOÍ.

Q 7,24-28
Más que un profeta
Mt 11.7-11 Le 7, 24-28
24 xoijxwv òè àjteX'&óvxiDv típ^axo XÉYEIV xolg oxXoig jcegl
I w á v v o v xí e^iíA.'&axE Eig x-qv Egr^ov '&Eáaao'9'ai; xáXa-
[lov vito àvEpou aaX£uòp.£vov;
El texto de Q en griego y en español 125

8 Pues también yo estoy sometido a autoridad, y tengo solda-


dos bajo mi mando, y le digo a uno: Ve, y va; y a otro: Ven, y
viene; y a mi esclavo: Haz esto, y <do» hace.

9 AI oír esto Jesús se quedó admirado y dijo a los que le se-


iían: Os aseguro que ni siguiera en Israel he encontrado una
; como esta.
. 10? <..>

Me 2, 1
liando entró de nuevo en Cafamaún, al cabo de algunos días sé co-
niò la voz de que estaba en casa.

Q 7,18-19.22-23
Pregunta de Juan sobre el que ha de venir
Mt 11,2-6 Le 7,18-19.22-23
18 Juan, [al oír hablar de todas estas cosas], envió a algunos
de sus discípulos
19 [para preguntarjle: ¿Eres tú el que ha de venir, o heinos de
esperar a otro?
22 Y él les respondió diciendo: Id y contadle a Juan lo que es-
táis viendo y oyendo: los ciegos recobran la vista, los cojos ca-
minan, los leprosos son purificados, los sordos oyen, los muer-
tos resucitan y a los pobres se les anuncia la buena noticia.
23 Y dichoso el que no se escandalice de mí.

Q 7,24-28
Más que un profeta
Mt 11,7-11 Le 7, 24-28
24 Cuando éstos se marcharon comenzó a hablar, a la gente
acerca de Juan: ¿Qué salisteis a ver'en el desierto? ¿Una caña
zarandeada por el viento?
126 El Documento Q
25 àXKà TÍ 8§riX,'daT£ lôeîv; dv&pœjcov èv iiaXanoïç f|[xçpL8a-
M-évov; lÔoi) 01 xà ¡lakana (poQoiJvx8ç èv xoîç oïxoiç xcov
ßaoiXecov 8laív.
26 àXkà ri è.^r\kùaxe lòzlv; JTQocprixriv; v a l Aeyco v\iXy, nai
jieQioaóxeQov KQOf^r\Tov.
27 cuxoç èaxLV Jiegl ov ysypamaL- lôo-ù [èyòl àKOoxéïXo}
XÒV áyyekóv [xov JIQÒ rtgoacójtooj oov, oc xaxaaxeuaoei
xriv óOóv oov èjXJCQoa'Ô'Sv aov.
28 XÉytí) v\xiv oi)x èyriYeQ'taL èv YevvTixoîç yuvaixcov [xeí-
to)v 'Icüávvov ó ô è fxixQÓX8Qoc èv xfì ßaoiXeia xoij -Ö-ECÖ
^elÇcov auxcíj èaxiv.

Me 1,2
Ka'&ibç yéyQajTxaL èv x<^ 'Hoaîçt xœ Jt^ocpiÎTT)- lÔoù àkooxéXK<j)
XÒV áyyeXóv [lov JIQÒ TCQOOCÓJTOU OOU, ÔÇ xaxaoxeuáoEL XTÌV
òOóv aou'

EvTom 78, 1-3 (Nag Hammadi I I 2)


(1) Aéyei 'h\oovç (ôtà) tí è^r\k^axE eiç TÒV àyQÓv; 'Oeaaaodat
xáXa\iov oaXzvó[L£vov vnò xov àvé^iou;
(2) x a l •osáaao&ai avdQcojtov ¡xaXaxa l|xáxLa txovxo. [œç oí] ßa-
oiKzlç. [-ufj-cöv] xal oí ^isyiorávoL •íiptov;
(3) ouTOt exo-uoLv xa [{láxia xa p-aXaxa xal ov Ôojvrioovxai
yvcûvat XTiv à^Tideiav.

EvTom 46 (Nag Hammadi I I 2)


(1) Aéyet ITIÖOÖC- àjtò 'Aôà^i [LSXQI Tcoáwou toíj ßaimoxo-ö èv
yevvTiTOLç yuvaixtöv [AEÍ^COV Iwáwo-u tov ßajtTioxoij oíioeíc èo-
XLV, iva ... oí oípdaXnoi auxoíj.
(2) eurtov ôé* öattc ^ILXQOÇ yevriaexaL èv vpXv xr\v ßaodeiav
yvcuoetat xal ¡.leí^tüv Icoávvo-u eoxai.
El texto de Q en griego y en español ¡27
25 Entonces, ¿qué salisteis a ver? ¿Un hombre vestido lujosa-
niente? Mirad que quienes llevan vestidos lujosos están en los
palacios de los reyes.
26 Entonces, ¿qué salisteis a ver? ¿Un profeta? Yo os digo que
sí, y más que un profeta.
27 Este es aquel de quien está escrito: He aquí que yo envío
mi mensajero por delante de ti, el cual preparará tu camino
ante de t i .
28 Yo os digo: No ha surgido entre los nacidos de mujer uno
mayor que Juan; pero el más pequeño en el reino de Dios es
mayor que él.

Me 1,2
Según está escrito en el profeta Isaías: He aquí que envío mi men-
sajero por delante de ti, el cual preparará tu camino.

EvTom 78, 1-3 (Nag Hammadi H 2)


(1) Dice Jesús; ¿Para qué salisteis al campo? ¿Para ver una caña
agitada por el viento,
(2) y para ver a un hombre con vestidos lujosos [como vuestros] re-
yes y vuestros notables?
(3) Estos llevan vestidos lujosos y no podrán conocer la verdad.

EvTom 46 (Nag Hammadi I I 2 )


(1) Dice Jesús: Desde Adán hasta Juan el Bautista no hay, entre
los nacidos de mujeres, nadie mayor que Juan el Bautista, para
que sus ojos no ...
(2) Pero yo dije: El que entre vosotros se haga pequeño, conocerá el
reino y será mayor que Juan.
El Documento Q
Q7,<29-30>
[A favor y en contra de Juan]
Mt21,32 Le 7, 29-30
[29] [«TJX-OEV yàp IcDawr^s jiQÒg -ufxàg»,.. oíxeXòJvaL x a l
... è...aav ...1
I30M... òè ... ai)x... .1

Q 7,31-35
Esta generación y los hijos de la sabiduría
Mt 11, 16-19 Le 7, 31-35
31 xívL .. ófAOlCDOCü xT|v y e v e à v xaúxTiv x a i XLVL è<ax>lv
ó(iOL<a>;
32 ójioía èoxlv jraLÒiotg xa^p-évoig è v [xaXg] à y o g i a t g ] a
jrQoácpcovoüvxa [xoig éxégJoLg XéyouaLV T]i)Xrjaa|i£v v\¿iv
xal ov% d)0XT|cyao'&e, è-^pTivrioanEv xal o i i x ExXa-úaaxE.
33 '^X'&Ev yàg IcoáwTjg |xr|.. EO'&ÍCÜV [xVixe Jtívwv, xal XéyExe-
òai^óviov Exei.
34 •qXdev ó xcü av^gojjtou eadícov xal JILVOÍV, x a l Xé-
tJLÒg
yEXE- Xbov av&pcojtog cpáyog x a l oivojtóxrig, xe^-covcov q)L-
Xog xal á^aQXcoXíüv.
35 x a l èÒixaio)'^ f) oocpta àjtò xcov xéxvcov atixfjg.

Q9,57-60
Seguimiento radical
M t 8 , 18-22 Le 9, 57-60
57 x a l EtJtév xig atjx^' axoXovdriaa) aoi oatou èàv àjiéQXil-
58 xal, eÍ7t£v atJxcp ó ^hpovc; a i akòmnzc, cpcoXEOùg EXOU-
aiv xal xa JtExetfvà xoi5 cugavoij xaxaaxrjvcóaEig, ó òè uiòg
xcu avOQCÓJtoi) ov% sxei Jtoíj xr\v x8cpa>.Tiv XX,LVT].
59 Exegog Òè Eurrev aiixü)- XIJQLE, ejtíxpEojJÓv ¡loi %Q<hxov
ajte^.deív xal dai^iaL xòv Jtaxéga pou.
El texto de Q en griego y en español 129

Q 7, <29-30>
[A favor y en contra de Juan]
Mt21,32 Le 7, 29-30
129] [«Porque vino a vosotros Juan» ...... los publícanos y ...
le creyeron]
[30] [pero <<las autoridades religipsas» lo «rechazaron».]

Q 7,31-35
Esta generación y los hijos de la sabiduría
Mt 11, 16-19 Le 7, 31-35
31.. ¿A qué compararé esta generación? ¿A qué <se> parece?

32 Se parece a unos niños sentados en [la] plaza, que provo-


can [a otros] diciendo: Os hemos tocado la flauta y no habéis
bailado; hemos entonado "endechas y no habéis llorado.
33 Porque vino Juan, que no comía ni bebía, y decís: Tiene un
demonio.
34 Y vino el Hijo del hombre, que come y bebe, y decís: Es
un comilón y lui borracho, amigo de publícanos y pecadores.

35 Pero la sabiduría es justificada por sus hijos.

Q 9,57-60
Seguimiento radical
M t 8 , 18-22 Le 9, 57-60
57 Uno le dijo: Te seguiré adondequiera que vayas.
58 Y Jesús le dijo: Las zorras tienen madrigueras y los pájaros
del cielo nidos, pero el Hijo del hombre no tiene donde recli-
nar la cabeza.
59 Otro le dijo: Señor, permíteme que vaya primero a enterrar
a mi padre.
130 El Documento Q

60 ELJtev Ó8 aiíxq»" anokov-^zi p,oi x a i dcpeg toxjg vexpcug

É'vTom 86 (Nag Hammadi I I 2 )


(1) AÉYet 'Iriooug- [al áXcójtEKeg ex^uJíJiv xoitg [cpcoXeo'ug atjxwv]
xai xá jcexeivá e/ei [xriv] xaxaoxrivooLv auxwv,
(2) ó 6é utóg xoD ár&QCÓJtot) otix e/si JtoíJ x'qv •)iB(paXr\v avxov
xUvT] xal ávcíTcaijaTixai.

Q10,2
Trabajadores para la mies
Mt 9, 37-38 Le 10,2
..Xsye.'.. xoTg ^a^T^xaig avxov- ó (xév -^eQiaixog jxoAúg, ot Óé
SQYOtxai óXíyor ÓEtí'dTixe o^v xov XVQÍOV XOV ^ZQIO\IOV
ojrcog Expá}^Ti épyáxag elg x o v -O-EQiaióv avxov.

EvTom 73 (Nag Hammadi I I 2 )


Aéyet Iriaoijg- ó (^év ^epiofióg ;toXúg, ol óé é^yárcti óXtyor
6er|^x8 6e xoij XTJQÍOU iva éxpáXT] zQyóxac, elg xóv.-OeQia^óv.

Q10,3
Ovejas en medio de lobos
Mt 10, 16 Le 10,3
VKáyzxz- Ihov ájtoaxéXX.a) xj^tag cbg jtQÓpaxa ev [xéaco
Xijxcov.

EvTom 39, 3 (P. Oxy. 655)


[x)¡j.etg] Sé Ye^íveo&e cpeóvi]p,0L o)[g ócpeig xal oc]xéQai[oL wg jrs-
QtOX8]Qa[L].
El texto de Q en griego y en español 131
60 Y él le dijo: Sigúeme y deja que los muertos entierren a
sus propios muertos.

EvTom 86 (Nag Hammadi ÍI2)


(1) Dice Jesús: [Las zorras tienen sus madrigueras] y los pájaros
tienen sus nidos.
(2) Pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza para
descansar.

Q10,2
Trabajadores para la mies
Mt 9, 37-38 Le 10, 2
Dijo a sus discípulos: La mies es abundante, pero los trabaja^
dores son pocos. Rogad, pues, al Señor de la mies para qué
mande trabajadores a su mies.

EvTom 73 (Nag Hammadi 112)


Dice Jesús: La mies es abundante, pero los trabajadores son pocos;-
rogad, por tanto, al Señor para que mande trabajadores a la mies.

Q10,3
Ovejas en medio de lobos
Mt 10, 16 Le 10,3
¡Poneos en camino! Mirad aue os envío como ovejas en me-
dio de lobos.

EvTom 39, 3 (R Oxy. 655)


[Vosotros], por tanto, [sed astutos como serpientes, y] sencillos [co-
mo palomas].
132 El Documento Q

EvTom 39, 3 (Nag Hamm^di I I 2 )


ù^eLg Òè YLveo'f^e cpQÓVLfO
i L cbg oí ocpeig x a i àxè^aioi (bg aí Jte-

Q10,4
Sin provisiones
Mt 10,9-lOa Le 10,4
[XT] p a a x á t e t e |paA.}^ávxLov|, \x.i\ jcripav, jxrj iijtoÒrifxaTa,
|j,T]Òè pápOov* x a l ¡iTióéva x a t à T Í I V ÓÒÒV aajcáor]a'&8.

Me 6, 8-9
8 xal JtagriYV^i^^'V aiixolg iva priòèv aiQcooLV eíg óÒòv el firi gáp-
ÒOV [xóvov, )xx\ aptov, |xfi Jiiípav, |J,TI elg -criv ^covriv xaXxóv,
9 àXX,à i)jtoÒeÒe|j,évo'ug aavoáXia, xal [XT) èvòiJoriaOe òuo
XLTüJvag.

QIO, 5-9
Cuando entréis en una casa o en una ciudad
Mt 10,7-8.10b-13 Le 10,5-9
5 elg fiv Ó'ctv eLoé>.'^xe olxíav, [jtQCJtov] ^éyete' eLQr|VT|
[xQ OLXCp XOTJXÍpl
6 xal èàv yàv èxet f| -uiòg eÍQrjvrig, eX.'&áxco f| elprivr) 'U|xcòv
èjt' atjxóv e|[il Òè fXT), i^ eíprivii tj^còv [èqp'] xiixctg [ejito-
XQafprjxco].
7 lèv a-uxfi òè xfj oixíal |X8v|[e]]xé «eo^íovxeg xal Jtívovxeg
xa Jtap' aijxcov»- à|iog yÓQ ó ègyctxTig xo-O [xio-Ooó) avxov.
[[(ir| iiexapaívexE èg oixíag elg oixíav.J
8 xal eig r\y dv jtpX-LV 8Ícf|[éQX'n*^'9'^I '^^^ òéxcovxai xj^àg,
[«ea^íexe xà TcapaTL-Q-é^teva •U[XLV»1
9 xal deQajceijexe xoxig èv avxfj ao'&evIo'Ovxag] xal Xiyzxz
[a'uxotg]'.. TÍYYixev scp' "UM-cíg 'h paatXeía xcO # 8 0 i j .
El texto de Q en griego y en español 133

EvTom 39, 3 (Nag Hammadi I I 2 )


Vosotros, por tanto, sed astutos como las serpientes, y sencillos co-
mo las palomas.

Q10,4
Sin provisiones
Mtl0,9-Í0a LclO,4
No llevéis [bolsa], ni alforja, ni sandalias, ni bastón; y no sa-
ludéis a nadie por el camino.

Me 6, 8-9
8 Les ordenó que no tomaran nada para el camino, excepto un bas-
tón; ni pan, ni alforja, ni dinero en la faja,
9 sino que calzaran sandalias. Y no os pongáis dos túnicas.

Q 10,5-9
Cuando entréis en una casa o en una ciudad
Mtl0,7-8.10b-13 Le 10, 5-9
5 En la casa en que entréis decid [primero]: Paz [a esta casa].

6 Y si allí hay un hijo de paz, que vuestra paz venga sobre él.
Y si no, que vuestra paz [vuelva a] vosotros.

7 Quedaos [en esa casa], «comiendo y bebiendo lo que ten-


gan», pues el trabajador merece su salario. [No vayáis de casa
en casa.]
8 Y en la ciudad en que entréis y os reciban, [«comed lo que
os pongan»]
9 y curad a los enfermos que haya én ella, y deeid[les]: El rei-
no de Dios ha Uceado a vosotros.
]34 El Documento Q

Me 6, lOb-e.12-13
lOb-c ojtou èàv EiosX'^xz eìg oixiav, èxel [xévete ecog ctv è|éX'&Ti-
t£ èxet'&ev.
12 K a l è|8>.'&óvTeg èxrjp'u^av iva ^letavocooiv,
13 x a l 6aL[aóvLa KoXkà h^é^aXXov, x a l TÌ^etcpov è>.aL(p noXXovg
àQQCuOTOug x a l è'&eQaneuov.

EvTom 14,4a-e (Nag Hammadi I I 2)


(4a) x a l oxav eloéQX'n'^'^^ Jtaaav yfiv x a l jtEQutaTTÌTE èv xaig
Xcópaig,
(4b) oTav jtagaóéxwvxai v\i&q, èodiexe xò jtaQaxi'&ép.evo'v -ù^tv
(4c) (xal) -^egaTteijete xoùg àa^^eveig èv axixotg.

Q 10,10-12
Respuesta al rechazo de una ciudad
Mt 10, 14-15 Le 10,10-12
10 slg TÌv Ò'ctv TCÓXiv elaéX.'&Tixe x a l \ir[ Òéxcovxai ítp-ág,
èlefoxÓM'E'voi' ^1*^1 T^W? ^àXzcic, èxsiv-rig]
11 èxxiva^axs xòv XOVIOQXÒV XCÒV Jtoòcov i)(j.¿óv.
12 Xéyco v\iiv [òxi] 2o6ó[xoig àvexxóxepov scxai èv xfj
r||asQa èxeivri f\ xf] jtóX-ei èxelvri.

Me 6, 11
x a l òg ctv xóJTog Sé^rixaL -ufxàg |j,-nòè àxo-uocoaiv xjjxójv, èxnio-
Qeuó[j,£voL èxetdev èxxLva|axe tòv xoljv xòv -ÒJtoxaxo xojv Tto-
òtbv vn&v elg [laQXVQioy a-ùtoìg.
El texto de Q en griego y en español 135

Me 6, lOb-c. 12-13
lOb-c Cuando entréis en una casa, quedaos allí hasta que os mar-
chéis de ese lugar.
12 Ellos marcharon y predicaban que se convirtieran.
13 Expulsaban muchos demonios, y ungían con aceite a muchos
enfermos y los curaban.

EvTom 14, 4a-c (Nag Hammadi I I 2)


(4a) Y si entráis en cualquier tierra y recorréis los campos,

(4b) si os acogen, comed lo que os pongan.


(4c) Curad a los enfermos que haya entre ellos.

Q 10,10-12
Respuesta al rechazo de una ciudad
Mt 10,14-15 Le 10, 10-12
10 En la ciudad en que entréis y no os reciban, salid fuera [de
eilal
11 y sacudid el polvo de vuestros pies.
12 Os digo que aquel día será más llevadero para Sodoma que
para esa emdad.

Me 6, 11
Si en algún sitio no os reciben ni os escuchan, salid de allí y sacu-
did el polvo de la planta de vuestros pies, como testimonio contra
ellos.
Í36 El Documento Q

Q 10,13-15
Maldición contra las ciudades de Galilea
Mt 11,21-24 Le 10, 13-15
13 oxiai aoi, X o g a ^ í v ovaí OOL, Bri'&aaíóá" oxi el év TÚQÍÜ
x a l 2L6a)VL éyevri'&rioav ai 6vvá¡xeL5 a l Yevójxevai év v^ív,
jtáXai dv év aáxxíp x a l a3To6(p ^etevórioav.

14 jtXT|v TiJQtp xal SLÓCOVL ávexxóteQov eorai év xfí XQÍOEL


T) "¿[itV.
1 5 x a l 01J, KacpapvaoiJn, |ATI eoog oiigavoíj -uilíco-driari; ecog
10V (^bov xataprior).

Q 10,16
E l que OS recibe a vosotros a mí me recioe
Mtl0,40 Le 10, 16
ó óexó^evog xi^dg é|j,E óéxexai, [xal] ó é^é 6exó|xevog Óé-
Xexai xóv ájTooxeL}^avxá ¡xe.

Me 9, 37
og dv 8v TÍtív xotoÚTíov jtaLÓLCüv Óél'qxaL éjtl xtp óvó[xaxL ^ou, éfxé
Séxexat- x a l og dvz\izóáxrixaL, oíix épé Óéxetai oKXb. xóv ditoa-
xeíXavxá p.e.

Q10,21
E l misterio revelado a los sencillos
Mt 11,25-26 Le 10,21
év ... eutev é|oiAoXoYoü^aL ooi, Jiáxeg, xú^te xoO o-ugavoí
x a l xfjg yfíg, oxi éxQutpag xaüxa airó oocpcóv x a l ouvexcúv
xal díiexá^-vilJag a m a vriJiLOLg- val ó jxaxriQ, OXL cuxcog
EiJÓoxLa éyévexo éiiJXQOo^év ao-u.
El texto de Q en griego y en español 137
Q 10,13-15
Maldición contra las ciudades de Galilea
Mt 11,21-24 Le 10,13-15
13 ¡Ay de ti Corozaín! ¡Ay de t i Betsaída!; porque si los por-
tentos realizados en vpsptras se hubieran realizado en Tiro y
en Sidón, hace tiempo que se habrían convertido con saco y
ceniza.
14 Por eso, el día del juicio será más llevadero para Tiro y Si-
dón que para vosotras.
15 Y tú, Cafamaún, ¿acaso te elevarás hasta el cielo? Bajarás
hasta el infierno.

Q 10,16
E l que os recibe a vosotros a mí me recibe
MtlO,40 Le 10, 16
El que os recibe a vosotros me recibe a mí, Iy]| el que me re-
cibe a mí recibe al que me ha enviado.

Me 9,37
El que recibe a un niño como éste en mi nombre, a mí me recibe; y
el que me recibe a mí, no me recibe a mí, sino al que me ha enviado.

Q 10,21
E l misterio revelado a los sencillos
Mt 11,25-26 Le 10, 21
En «aquel tiempo» dijo: Te doy gracias, Padre, Señor del cie-
lo y de la tierra, porque has ocultado todas estas cosas a los
sabios e inteligentes, y se las has revelado a los sencillos. Sí,
Padre, porque así te ha parecido bien.
138 El Documento Q

Q 10,22
Sólo el Hijo conoce al Padre
Mtll,27 Le 10, 22
3távxa \xoi jcapsòó-dr) -UJTÒ TOÌJ naxQÒ<; \iov, nai ovÒeig
YLVCóaxei xòv •ulòv si |XTI Ó JtatriQ, ovÒz tòv naxsQa [tig
YLVCÓOXELI 81 \ir\ ó viòg x a l (p eàv ^ovXr\xai ó vlò<; ànoxa-

EvTom 61, 3b (Nag Hammadi I I 2)


jtttQeÒó'Oii [xoi èx xc5v TOÌ3 naxQÒg \iov.

Q I O , 23-24
Dichosos los que veis
M t l 3 , 16-17 Le 10,23-24
23 (xaxáQiOL ol ocp-O-aXi^ol ot pX-éjtovteg d pXsjtete .. .
24 >.ÉYOi) YàQ xJfüv OTL jto?c>col jtQOcpfixai xal paaiXetg ...riaav
lòeiv d pXéjEexe xal oijx elóav, xal axcDoai d à x c u e t s xal
oiíx TJxotjaav.

Q 11,2b-4
L a oración de Jesús
Mt6,7-13 Le n , 2 b - 4
2b [òtav] jtQoaeúxI'nlo^e [A,8Y8t8l- náxzQ, aYiaa-Orixco xò
ovoyiá oov èX^éxco fj paaiXeía aov
3 xòv^dpxov r|[xa)v xòv ejtLOÚoiov òòg r||aXv af||X8Q0v
4 xal.dqsec; f|fùv xà òcpeiXrifxaxa ri[X(í>v,' <hc, x a l f||j,8ig
dq)r|xafa8v xoXg ocpsiX-éxaig y\\i(bv x a l fxr] etaevéYxrig rmctg
slg íC8LQao|xóv.
El texto de Q en griego y en español ¡39
Q 10,22
Sólo el Hijo conoce al Padre
Mt 11,27 Le 10,22
Todo me lo ha entregado mi Padre, y nadie conoce al Hijo si-
no el Padre, y tampoco conoce al Padre nadie sino el Hijo, ;y
aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.

jEvTom 61, 3b (Nag fíammadi II2)


Me lo han entregado de las cosas de mi Padre.

Q I O , 23-24
Dichosos los que veis
Mt 13, 16-17 Le 10,23-24
23 Dichosos los ojos que ven lo que veis...
24 Pues os digo que muchos profetas y reyes desearon ver lo
que vosotros veis y no lo vieron, y oír lo que vosotros oís y no
lo oyeron.

Qll,2b-4
L a oración de Jesús
Mt6,7-13 Le l l , 2 b - 4
2b [Cuandol oréis, [decid]: Padre, que tu nombre sea santifi-
cado; que venga tu reino.
3 Danos hoy el pan necesario;
4 y perdónanos nuestras deudas, como nosotros perdonamos
a los que nos deben; y no nos pongas en tentación.
140 El Documento Q

Q l l , 9-13
Pedid y se os dará
Mt7,7-n Le n , 9-13
9 Xéy(ú xj^iiv, altelTE nai óo'&riaeTaL V\ÍLV, ^TiTeixe xal
eíipTiasie, jtQoúexE xai ávoLyTjaExaL vnXv
10 Jtag yáp ó alxcüv XafApávei xal ó ^rixtov EÚyLOHEi nal xw
XQOiJovxL ávoLyriaExau
11XL5 Eoxiv ég t)|X(ov dv&gcoatog, 6v aixr|a8L ó uíóg auxcíj
ágxov, fXT) Xl'&ov £jii66oEi aiix^;
12 xal ix'Ovv alxriaeL, |XT] ócpLv EJtLÓwoei cxoxo);
13 El ovv ufiEíg jtovTiQol ovxEg oí6ax8 Sófiaxa áya-O-d ói6ó-
vai ToTg xéxvoig v\i(bv, nóotci \xoXkoy 6 jtaxriQ é l oíípavoí)
ócóosi dya^ct xoXg aíiovoLV auxóv.

£vr£>m 92, 1 (Nag Hammadi II2)


Aéyei 'Ii^oo'Og* ^TiTeíxe xaL zvQr]0£X£.

EvTom 94 (Nag Hammadi II 2)


(1) [Aéyeji lT]aoíig' ó ^rixwv e-ugriaet,
(2) [xíp xQOÚovTi] ávoiyriaexau

Q l l , 14-15.17-20
Jesús no actúa con el poder de Belcebú
Mt 9,32-34; 12,25-28 Le 11,14-15.17-20
14 xal 8l<|é>]paXJ[<8v>] 6aip,óyLov xwtpóv xai éxpXir&év-
xog xeij 6ai|xovL0tJ zkakx\<5zv ó xcocpóg x a l é-^aó|j,aaav oí
oxXoL.
15 xivég Sé 8Ínov év Bes^^epoí)^ xw CXQXO'VXL XCÍJV Sottfio-
vícov éxpáX>.ei xa Óai^óvta.
17 ELSd)g 6é xa 6iavormaxa auxcov EIJIEV aíixoig- ircdoa pa-
o d e í a ^EQLcr&etoa [xa-^'I éauxíjlgl épT^DüxaL xal n á o a
oíxía |i8Qta^£loa xa'd' éauxTíg ov axa'&iíoExaL
El texto de Q en griego y en español 141
Q l l , 9-13
Pedid y se os dará
Mt7,7-ll Le 11,9-13
9 Yo os digo; Pedid y se os dará, busead y encontraréis, lla-
mad y se os abrirá.
10 Porque lodo el que pide recibe, el que busca encuentra y al
que llama se le abrirá.
11 .. ¿Quién de entre vosotros, si su hijo le pide pan, ie dará
una piedra?
12 ¿O si le pide un pez, le dará una serpiente?
13 Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar cosas buenas a
vuestros niños, ¿cuánto más vuestro Padre del cielo dará co-
sas buenas a quienes le piden?

EvTom 92, 1 (Nag Hammadi I I 2 )


Dice Jesús: Buscad y encontraréis.

EvTom 94 (Nag Hammadi I I 2)


(1) [Dice] Jesús; El que busca encontrará,
(2) [al que llama] se le abrirá.

Q l l , 14-15.17-20
Jesús no actúa con el poder de Belcebú
M t 9 , 32-34; 12, 25-28 Le 11, 14-15.17-20
14 Expulsó un demonio mudo, y una vez expulsado el demo-
nio, el mudo habló, y la gente se quedó admirada.

15 Algunos decían: Con el poder de Belcebú, príncipe de los


demonios, expulsa los demonios
17 Sabiendo lo que pensaban, les dijo: Todo reino dividido in-
ternamente queda devastado, y toda casa dividida interna-
mente no podrá subsistir.
142 El Documento Q

18 ncá. el ó aaxavág èqp' éaojTÒv s¡j,8Qto6Ti, Jtcòg aia-OiíasTai


f| ^aoikela avxov;
19 x a l El syá> èv BeeX^spoí'?^ ín^ak'kw xa òaL|a,óvLa, ol ojíol
"ùfxcòv £v TÍvi kn^á'k'kovoLv; òià xovxo avxóí xQLtal eaovrai
v\x<òv.
20 EL òè £v óaxTÚXcp -O-EOÙ kyò expáXXco xa òaL^óvLa, ctga
scp:0aa8v ècp' ijfxàg f| paaLAEta xov -^zov.

Me 3, 22-26
22 Kai ol YQa|i,^axEL5 ot àjtò IEQOOOXIJJXCÚV xaxapávxeg eXeyov
OXL BeeX^epoùX e/ei xal OXL èv xíp CCQXOVXI TWV 6ai[xovítov
expáXXei xa 6ai|xóvia.
23 Kal jtQoaxaXeaáíJ.evog aíjxoug èv jtaQapoXatg eXeyev a-uxoig-
jrc5g oúvaxai oaxavàg oaxaváv expáXXeiv;
24 xal èàv paoLXeía è(p' éauxrìv pegia^, ov òvvaxai oxa^vai T)
paoLXela exeívri*
25 xal èàv olxía ècp' éauxíiv p,8QLa-&|í, ov óuvriaexai r\ oixía exeí-
vT| oxa^vai.
26 xal e,l ó oaxavàg ccvéax'ri ècp' éauxòv xal e^eQÍadT), ov Òvva-
xai oxfivaL àXXà xéXog EXEL.

Q l l , <21-22>
[Saquear al fuerte]
Mtl2,29 Le 11, 21-22
[21] [ o ]
[22] [ o ]

Me 3, 27
¿tXX' oí) òiJvaxaL cuóíílg eig XTJV otxtav TOO lox^eoO eiazXi)á>v xa
a-Kzvi] avxotj OiaQJtáoat, èàv |xf] JCQCÜTOV xov IOX'UQÒV òr|OTi, xal
XÓX8 XT)v olxíav aiixoü OLaQJtáaei.
El texto de Q en griego y en español ¡43
18 Y si Satanás está dividido internamente, ¿cómo podrá sub-
sistir su reino?
19 Y si yo expulso los demonios con el .poder de Belcebú,
vuestros hijos ¿con qué poder los expulsan? Poreso^ ellos se-
rán vuestros jueces.
20 Pero si yo expulso los demonios con el dedo de Dios, en-
tonces es que el reino de Dios ha llegado a vosotros.

Me 3, 22-26
22 Los maestros de la ley que habían bajado de Jerusalén decían:
Tiene dentro a Belcebú. Y también: Con el poder del príncipe de los
demonios expulsa los demonios.
23 Él los llamó y les propuso estas comparaciones: ¿Cómo puede
Satanás expulsar a Satanás?
24 Si un reino está dividido internamente, ese reino no puede
subsistir.
25 Y si una casa está dividida internamente, esa casa no podrá
subsistir.
26 Y si Satanás se ha rebelado contra si mismo y está dividido, no
puede subsistir, sino que ha llegado su fin.

Qll,<21-22>
[Saquear al fuerte]
Mt 12,29 Le 11,21-22
[21] [«La casa de un hombre fuerte no puede ser saqueada».]
[22] [«Pero si otro más fuerte !e vence, será saqueado».]

Me 3, 27
Nadie puede entrar en la casa de un hombre fuerte y saquear su
ajuar, si antes no ata al fuerte; sólo entonces saqueará su casa.
144 El Documento Q

EvTom 35 (Nag Hammadi I I 2 )


(1) Aéyei Tiiooíjg" o\s Oxivaxaí xig eloeXdeiv elg X T I V olxíav xoD
loxuQOtJ piá^eo^at aitxòv si ¡AT) Òr|OTi xàg XSÍQCtg aiixoij.
(2) xóxe xTiv olníav aiiXQü ¡aexa'&rigeL.

Q 11,23
Conmigo, o contra mí
Mtl2,30 Le 11,23
ó [ifi a>v [xex' eptoij uax' è[xoi3 eaxiv, xal ó |a,T] owaycov ¡IEX'-
èp,O-0 0XOQ3TL^8L.

Me 9,40
og yaQ oxix eaxiv xad' TJnoJv, ttjtèg fm-wv soxtv.

Q 11,24-26
E l regreso del espíritu impuro
Mt 12, 43-45 Le 11,24-26
24 oxctv XÒ axá'OoQXOv jcvetj^a è^éX,'^ àiiò xoi; dvdQCÓJiO'u,
húqxzxai hC avúOQCüv xójtíov ^rixoiJv avájravoiv x a l o^x
evQLOxeu [XÓXEI XéyEL' eig xòv o l x ó v ¡lou èjTLaxQéi|>co O-OEV
E^fj^^OV
25 xal èX-Oòv exigíaxEi a£aaQa>[j.évov xal X£xoa[XTi|i£vov.
26 xÓTE JioQEVExat x a l jtagaXa^pávEL ¡xe'O' éauxot) èjixà
EXEpa JtV£iJ|j,axa jtovTipóxEQa éavxoíj xal EloeX-Oóvxa xa-
xoixEi EXET- xal yívexai xa soxaxa xoíj dv&Qcójíou EXEÍVOU
XEÍQOva xcáv jtQcóxcov.
El texto de Q en griego y en español 145

EvTom 35 (Nag Hammadi I I 2)


(1) Dice Jesús: Uno no puede entrar en la casa del fuerte para for-
zarle si no le ata las manos.
(2) Entonces despojará su casa.

Q 11,23
Conmigo, o contra mí
Mt 12.30 Le 11,23
El que no está conmigo está contra mí; y el que no recoge
conmigo desparrama.

Me 9,40
Pues el que no está contra nosotros está a favor nuestro.

Q 11,24-26
E l regreso del espíritu impuro
Mt 12,43-45 Le 11,24-26
24 Cuando el espíritu impuro sale de ima persona, deambula
por lugares áridos buscando descanso, pero no lo encuentra.
lEntoncesl dice: volveré a mi casa de donde salí.

25 Y al regresar la encuentra barrida y limpia.


26 Entonces va y trae consigo otros siete espíritus peores que
él, y entra para quedarse a vivir allí. Y la situación final de
aquella persona es peor que la del principio.
146 El Documento Q

Q l l , ¿27-28?
¿Escuchar y guardar la Palabra de Dios?
Le 11,27-28
¿27-28? ..

EvTom 79,1-2 (Nag Hammadi I I 2 )


(1) Eíjtev amcp yuvr) tig ex xov oyO^ov [xauaQÍa T| %oùia i3aa-
x á o a o á 08 x a i ot ^aoTol oí '9•Qé^^íavTég oe.
(2) EiJtev aí)x[fi]- ^ a x á g i o i ot axo-óaavreg TÒV Xóyov xov Jta-
TQÒg (xal) aXri'&íog <puXá|avxsg a ü t ó v .

Q 11,16.29-30
E l signo de Jonás para esta generación
Mt 12, 38-40 Le 11, 16.29-30
16 TLvèg [òèl.. ktJ\xo\}v jtag' avxov ox\\\.zlov.
29 [ój 08 .."[eljt8v]¡ ..• r| yeveá avxx] yevsà jtovriQá .. èoxLv
OTl|X8tOV ^T1T8L, Xttl Orj^SLOV Ott OcOlflOEtat aVXf\ 81 \ir\ TÒ
armsTov'lcovct.
30 [[xa-dUcog yàQ èyéveto Icovag xoTg Nivevitaig aTi[x8L0v,
ovxixìc, eoxai [xal] ó uÌòg toii àvO'Qcojtou xfj yevect xavxr\.

Me 8, 11-12
11 K a t èlfjX'&ov oí OaQLOaLot x a l fJQ^avTO ovt,r\xzlv avxip,
^TiTO-OvTsg TzaQ' avxov armeiov ctJtò xov ovQavbv, iteiga^ovreg
aiiTÓv.
12 x a l à v a o T e v a l a g xcp jcveu^atL avxov Xéyev xi r\ yeveà avxr\
^•iltel or\\ieiov; à\ir\v Xéyco ÌÌ^ILV, 81 'ÓoOriaETaL xf\ yeve^ xavxr\
OT]^£L0V.
El texto de Q en griego y en español ¡47
Q l l , ¿27-28?
¿Escuchar y guardar la Palabra de Dios?
Le 11,27-28
¿27-28? »

EvTom 79, 1-2 (Nag Hammadi 11 2)


(1) Una mujer de entre la gente le dijo: Dichoso el vientre que te
llevó y los pechos que te alimentaron.
(2) Él le dijo: Dichosos los que han escuchado la palabra del Padre
(y) la han guardado de verdad.

Q l l , 16.29-30
El signo de Jonás para esta generación
Mt 12, 38-40 Le 11, 16.29-30
16 Algunos .. le pedían un signo.
29 Y.. |él dijol..: Esta generación es una generación .. mala;
pide un signo, pero no se le dará otro signo que el signo de
Jonás.
30 Pues así como Jonás fue un signo, para los ninivitas, así
[también] el Hijo del hombre lo será para esta generación.

Me 8, 11-12
11 Se presentaron los fariseos y comenzaron a discutir con él, pi-
diéndole un signo del cielo para ponerlo a prueba.

12 y «él», dando un profundo suspiro, dijo: ¿Por qué pide un signo


esta generación? Os aseguro que a esta generación no se le dará
ningún signo.
148 El Documento Q

Q 11,31-32
Más que Salomón y que Jonás
Mt 12, 41-42 Le 11, 31-32
31 paoíUaaa VÓTOU éyepdriOETai év -cfj xQÍaei peta xfic; ys-
vecíg xaiíXT^g x a i xaxaxQivEi axjxfiv, oxi flXdev EX xójv JTE-
Qáxcov xfjg yfíg áxoíjaai xr|v ooqpíav So^ofxcovog, xal lÓO'U
TíKzlov SoXoji-covog WÓE.
32 ctvÓQEg Nivemxat ávaoxrioovxai EV xf) XQÍ-OEL ^Exá xi)g
yevEág xaiiXTig xal xaxaxpivo'OoLv a'uxriv, OXL [lexEvóriaav
eig xó xyiQuyixa 'Icova, xal lÓoií jtXeiov 'Icová WÓE.

Q 11,33
L a lámpara sobre el candelero
Mt5,15 Lcll,33
ovÓslg xaL<eu> Xv^vov xal xídiioiv aijxov [Eig xp-újtxrivll
Ó.XX' éjtl XT]v Xti^vLav, [xal Xá{uiei atáaiv xotg év xfí olxÍQtl.

Me 4,21b-c
Rxt EQxexat ó ^.ijxvog iva ^jró xóv ¡ÍÓÓLOV xeOf] f\ vnó XIÍ)V
xXívtiv; oiJx tva ém XT]V Xuxvíav xe'&fi;

¿"vTbm 33,2-3 (Nag Hammadi I I 2 )


(2) OítSelg yÓQ J^óxvov a-v|)ag xí-dr^oiv ijjtó xóv ^ÓÓLOV ovbz elg
XQÚJIXTIV,
(3) d.XV eni %r\y Xvxvíav xídrioiv, tva jtávxeg ot eiajtoQeuó^xevoi
xal ol éxjtoQsuójxevot pXéjtcoatv xó cpójg aüxoij.
El texto de Q en griego y en español ¡49

Q 11,31-32
Más que Salomón y que Jonás
Mt 12,41-42 Le 11,31-32
31 En el día del juicio la reina del Sur se levantará 9ontra es-
ta generación'y la condenará, porque vino desde los confines
de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón, y aquí hay
algo mayor que Salomón.
32 En el día del juicio los habitantes de Nínive se levantarán
contra esta generación y la condenarán, porque se convirtieron
por la predicación de Jonás, y aquí hay algo mayor que Jonás.

Q 11,33
L a lámpara sobre él candelero
M t 5 , 15 Le 11,33
Nadie enciend<e> una lámpara y la pone [en un lugar oculto],
smo sobre el candelero, [y alumbra a todos los que están en la
casa].

Me 4,21b-c
¿Acaso se trae la lámpara para ponerla debajo del celemín o deba-
jo de la cama? ¿No es para ponerla sobre el candelero?

EvTom 33,2-3 (Nag Hammadi 112)


(2) Nadie prende una lámpara y la pone bajo el celemín o en un lu-
gar escondido,
(3) sino que la pone sobre el candelero, para que todos los que en-
tran y los que salen vean su luz.
150 El Documento Q

Q 11,34-35
E l ojo malo oscurece todo el cuerpo
Ut 6,22-23 Le 11,34-35
34 ó Xvxvoc, xov acDfxaTÓg eativ ó óq)'daX^óg. ...av ó óqp^aX-
j^óg oov ájtXo'Og f|, oXov t ó o(b\iá oov (pcoxeivóv éaxKivJ*
...av Ó8 ó ócp^a^ixóg oov Jtovi^góg f|, oXoy xó aco^á oov
OXOX8LVÓV.
35 el ovv xó cpcog xó sv aol axóxog SOXLV, XÓ axóxog Jtóaov.

EvTom 24, 3 (P. Oxy. 655)


[cpwg 5cr]xLV [ev áv&QCÓjrcp cpjcoxeivcp, [xai cptoxí^et x<b xjóoticp
[oX,qp* é á v (XT) (píoxí^JT), [xóxe oxoxeivóg é]axLV.

EvTom 24, 3 (Nag Hammadi 112)


cpcog éoxtv év áv^Qcóíxcp cpcoxeivcp, x a l q^coxt^ei x^ xóa|a,(p oXc^-
eáv \ir\ cpcoxí^T), axoxeivóg écrciv.

Q 11, ¿39a?.42.39b.41.43-44
Maldiciones contra los fariseos
M t 2 3 , l-2a.5-7.23.25.26b-28 Le 11, 39.41-44
¿39a?..
42 oiial v\iXv [xoTgl OapLaaíoiIgl, OXL djíoósxaxo'óxe x6
f|6x)Q0p.ov xal xó dvT]'0-ov xal xó XX)|XLVOV xal |[d(pf|xaxe]]
xriv xQÍoiv xal xó sA.8og xal XT|V JIÍOXLV xaijxa óe eóet
,:n;oLfiaaL xáxeiva \ir\ [dcpiélvaL.
39b otial vpXv, |[<x>OL<g>I <I>aQtoaLoi|<g>l, OXL xa'daQÍ^gxe
xó e^íO'dev xov 7toxr\QÍov xaí. xfjg JtaQOijJLÓog, soco-O-ev 68
YÉfxKotjaLv] é l ápjraYfig xal áxQaoLag.
41 [[xa'&aQLa<ax8>l.. x6 évxóg xov JCOXTIQLOU, .. xal.. xó éx-
xóg aiíxcO xa'&apóv...
El texto de Q en griego y en español 151
Q 11,34-35
£1 ojo malo oscurece todo el cuerpo
Mt 6, 22-23 • Le 11,34-35
34 La lámpara del cuerpo es el ojo. Si tu ojo está sano, todo tu
cuerpo [esíá| iluminado. Pero si tu ojo es malo, todo tu cuer-
po «está» a oscuras.

35 Y si la luz que hay en t i es oscuridad, ¡qué grande la os-


curidad!

EvTom 24, 3 (P Oxy. 655)


Hay [luz en una persona] iluminada, [e ilumina al] mundo [entero.
Si no ilumina, entonces] está a oscuras.

EvTom 24, 3 (Nag Hammadi I I 2)


Hay luz en una persona iluminada, e ilumina al mundo entero. Si no
ilumina, está a oscuras.

Q 11, ¿39a?.42.39b.41.43-44
Maldiciones contra los fariseos
Mt23, l-2a.5-7.23.25.26b-28 Le 11, 39.41-44
¿39a? ...
42 Ay de vosotros, fariseos, que pagáis el diezmo de la menta,
del eneldo y del comino, pero [descüidáisl la justicia, la mi-
sericordia y la fidelidad. Estas cosas habría que hacer sin des-
cuidar aquellas.
39b Ay de vosotros, fariseos, que purificáis por fuera la copa
y el plato, pero por dentro están llenos de rapiña y ambición.

41 jPurificadJ .. el interior de la copa... y ... su exterior... puro.


152 El Documento Q

43 oval vyXv xotg Oagioaíoig, oxi íipiX<iiLT£> |TT)V JCQÍOTO-


xXtoLav èv.Totg oeúnvoig xal] TTIV JtQCüxoxa'&EOQLav èv xatg
ovvayiüydxc, xal xcùg aajraa(ioiüg EV xaig àyogaig.
44 oval v}j.ív, [<xoLg> Oa9LaaLOL<g>J OXL [èajxè [àgi xà
[xvrifiELa x à àòriXa, x a l o l àv&Qcojroi o l JiEQLjraxovvxEg
Ejrávío ovx ol'ÒaoLV.

Me 12,38b-39
38b pXéjteTe àjrò x(bv Y0a{j,p,axéa)v xcòv -^e^óvicov èv oxoXaXg Tte-
Qutaxeiv x a l ào^rtaaixo'ùg èv xatg aYO^atg
39 xal jtQCuTOxa'&EÒQÌag èv xatg ouvavcoyaLg x a l iniQcoxoxXiOLag
èv xolg òeuivoig,

EvTom 89, 1 (Nag Hammadi I I 2 )


Aéyet Iriooñg- (òtà) XL vútxexe xò E^ODOEV XOÜ jtox-riQÍcu;

Q l l , 46b.52.47-48
Maldiciones contra los maestros de la ley
Mt 23, 4.13.29-32 Le n,46b-48.52
46b [xal] ovai vtxiv xoig |[vo|iLx|oLg, Òxi [ÒEa^Ev]l<EX£> (pOQ-
xia ... [xal èjT;Lxi'd']<£xe> [ènl xovg w^ovg xcòv avOgcójccov],
avxol [6È1 xcp òaxxvXcp V|J,CÚV OV ['&£X]<8xe> [xivíjoaij avxá.
52 ovai vfALV TOig Ivo|j,Lx]oig, ÒXL XXELEXE [XT]V paadEÍav]
x[<ov #eov> E^iJtQOO'&Ev xcòv avdQü)jE(üv|- vp,£tg ovx
Elaf|X'&axE [ovòè] xovg eloEQXojtévovg à(pÌEXE EtaeX'dElv.
47 ovai vfj.iv, OXL oixoòofxetxe xà, i^iVTìfxeta xcòv jtQotprixcùv,
01 Òè jtaxÉQgg V|XQ)V àjtéxxELvav avxovg.
48 ... fxaQXVQ[8LX£ éavxoig ÒXL vici] èoxE xwv jtaxépcov
ViXCÓV. ..
El texto de Q en griego y en español 153

43 Ay de vosotros, fariseos, que <os> gusta [cl mejor asiento


en los banquetes! y el puesto de honor en las sinagogas, y los
saludos en las placas.
44 Ay de vosotros, [fariseos], porque [sois eomoj los sepul-
cros ocultos, y las personas que caminan sobre ellos no lo
saben.

Me 12, 38b-39
38b Guárdaos de los maestros de la ley que buscan pasearse lujosa-
mente vestidos y los saludos en las plazas,
39 y los puestos de honor en las sinagogas y los mejores asientos en
los banquetes.

EvTom 89, 1 (Nag Hammadi I I 2 )


Dice Jesús: ¿Por qué laváis por fuera la copa?

Qll,46b.52.47-48
Maldiciones contra los maestros de la ley
Mt 23, 4.13.29-32 Le ll,46b-48.52
46b [Y] ay de vosotros, [maestros de la ley], que [atáis] pesa-
dos fardos ... [y los colocáis sobre las espaldas de los demás,
pero] vosotros no movéis el dedo para [llevarllos.
52 Ay de vosotros, [maestros de la ley], que cerráis [el reino
<de Dios> para los demás]. N i entráis vosotros, [ni] dejáis en-
trar a los que quieren entrar.
47 Ay de vosotros, que edificáis los sepulcros de los profetas,
aunque vuestros padres los mataron.
48 ... dais [testimonio contra vosotros mismos de que sois hi-
jos] de vuestros padres....
¡54 El Documento Q

EvTom 39,1-2 (P. Oxy. 655)


(1) [Xévei l(Tiaov)5' OL Oa^iaaloL xal ol yQa\L\iaTeíg] 8>.[a|5ov
xàg uXelÒbcg] tfjg [yvcóaecog. a\)TÓí e]xQU'i|í[av avxáq.
(2) oijxe] etaf]X.[-&ov, oijte xoííg] 8i08g[xofAévoug à(pfj]xav
[elaeX'&eLv]

£v7íjw 39, i-2 (Nag Hammadi I I 2)


(1) Aéyei lT}aoí)g' oí Oagtoaiot xal oí YOctM-M-axelg sXapov xàg
xXeXòag xfig Yvtóoecúg, exQ-uipav aiixág.
(2) ovxE eíofjJ^'&ov xal xoùg -O-é^-ovxag eioeXOeiv ctfpfixav.

Q l l , 49-51
Juicio de la Sabiduría contra esta generación
M t 2 3 , 34-36 Le 11,49-51
49 Olà xoCxo xal ri acepta .. eurcev àjrooxeXco [jTQÒgl arixoìig
Jtgoqprixag xal cjotpoiig, xal el avxü)v ajtoxxevcíJoiv xal
ÒLCÓICUOLV,
50 fival ex^T^xTi-drí xò aLp,a jtávxcov xcav jí0ocpT}xd)v xó ex-
x£xv[xévov àjtò xaxaPoX-fíg KÒO\XOV ano xfjg YBveàg xav-
trig,
51 àjtò aíp-axog "Ape?^ £cog aí^iaxog Zaxagíov xov anoXo-
\iévov \izxa^v xov 'OuaiaaxriQLOtJ x a l XOÍJ OÍXOTJ- val XSYCO
•u^tv, èx^iixii-OrioExai àjtò xfíg Y^'^^òig xaijxrig.

Q 12,2-3
Todo secreto será conocido
Mt 10,26-27 Le 12, 2-3
2 cuÒèv xexaXu^liévov èoxlv 6 oiix ájioxaXijqí'OriaexaL xal
xgojjTxòv o ov Yvcüo-Qriaexai.
3 o Xéyco v\iXv èv xfj axoxL<^ eurcaxe sv xw cpcoxí, xal o £ig xò
cug àxoijexe xTiQij|axe ejtl xcbv ocü^,áxü)v.
El texto de Q en griego y en español 155

^v7bm39,1-2 (P. Oxy. 655)


(1) [Dice Jesús: Los fariseos y los escribas recibieron las llaves] del
[conocimiento. Ellos] las han escondido.
(2) [Ni han] entrado, [ni han] dejado [entrar a los que iban a entrar].

EvTom 39, 1-2 (Nag Hammadí U 2)


(1) Dice Jesús: Los fariseos y los escribas recibieron las llaves del
conocimiento y las han, escondido.
(2) Ni han entrado, ni han dejado a los que querian entrar.

Q l l , 49-51
Juicio de !a Sabiduría contra esta generación
Mt 23, 34-36 Le 11,49-51
49 Por eso, también la Sabiduría .. dijo: Les enviaré profetas
y sabios, y a algunos de ellos los matarán y los perseguirán.

50 De modo que se le pedirá cuentas a esta generación de la


sangre de todos los profetas derramada desde el comienzo
del mundo.
51 Desde la sangre de Abel hasta la sangre de Zacarías, que
pereció entre el altar y la morada. Sí, os lo aseguro, se le pe-
dirá cuentas a esta generación.

Q 12,2-3
Todo secreto será Conocid*^
Mt 10,26-27 Le 12,2-3
2 No hay nada escondido que no vaya a ser revelado, ni nada
oculto que no vaya a ser conocido.
3 Lo que os digo en la oscuridad, decidlo a plena luz; y lo que
escucháis al oído, proclamadlo sobre los tejados.
J56 El Documento Q
Me 4, 22
ov yág éoriv •y.gvnxov éctv uva q^avegcoOrí, ovbé iyévexo án
XQUípov dXX i v a ekbr[ elg tpavsQÓv.

.^vrow 5, 2 (P. Oxy. 654)


[oii Y«0 ¿cfjxiv xpuTctóv 6 oiJ ípave[QÓv YevtiOETaL], x a l deda^-
Hévov 6 o[vK eYee^oexai].

EvTom 6, 5 (P. Oxy 654)


[©•uósv yág éatt]v á[jt]ox8XQ[iJ|XM-évov o ov cpavegóv eorai].

^vTom 33, l(P.Oxy. 1)


XÉYEL 'I(Tiaoij)g- <6> áxoijeig [EJI<; TÓ ev ¿xíov QQV, TQ[VTO xript)-
^ov ...]

EvTom 5, 2=6, 5 (Nag Hammadi I I 2 )


5, 2=6, 5 oti YttQ éoxLv XQUJITÓV 6 ov cpavepóv yevrioeTai.

£vrí>m 33, 1 (Nag Hammadi 112)


AÉYei 'iTiocíig- 6 áxovoeig elg tó cug o o v , elg xó áXKo ov<; XT|QU-
| o v EJil TüJv ówviáxoiv \1[J.0JV.

Q 12,4-5
No temáis a Los que matan el cuerpo
Mt 10,28 Le 12,4-5
4 x a l (ZT) cpopeio^E ájtó xtüv cijtoxxelvjvóvxcoy xó ototAa,
xf]v 6é ijJDXTiv fiT) ÓDvafxévüJv otJtoxxetvaL'
5 cpopetode óé .. xov Óuvá^evov x a l i4)uxf]v x a l oco^a ájto-
Xéoat év x<fí> yeévvn.
El texto de Q en griego y en español 157
Me 4, 22
Pues nada hay ocuho sí no es para ser manifestado; ni hay nada es-
condido si no es para que se haga manifiesto.

EvTom 5, 2 (P. Oxy. 654)


[Pues nada hay] ocuho que no vaya a hacerse manifiesto, ni ente-
rrado que [no vaya a ser resucitado].

EvTom 6, 5 (P. Oxy. 654)


[Nada hay] escondido [que no vaya a hacerse manifiesto].

EvTom 33, 1 (P. Oxy. I)


Dice Jesús; <Lo que> escuchas en uno de tus oídos, [proclámalo...]

EvTom 5, 2=6, 5 (Nag Hammadi II 2)


5, 2=6, 5 Nada hay oculto que no vaya a hacerse manifiesto.

EvTóm 33, 1 (Nag Hammadi I I 2 )


Dice Jesús: Lo que escuchas en tu oído, proclámalo al oído de otro
sobre vuestros tejados.

Q 12,4-5
No temáis a los que matan el cuerpo
Mtl0,28 Le 12, 4-5
4 Y no temáis a quienes matan el cuerpo, pero no pueden ma-
tar el alma.
5 Temed, más bien,.. ál que puede hacer perecer el alma y el
cuerpo en la Gehenna.
158 El Documento Q

Q 12,6-7
Vosotros valéis más que los pájaros
M t 10, 29-31 Lc\2,6-7
6 ovyi [jrávTgJ oTQOD'&La JccoXoíivTaL áaaapíjcov bvof, x a l
8v ég axJTüJv cu jteoeitai sjtl xi\v yf\v d v e v xov [jtaxQÓg
Tj^icovJ.
7 -Ufiíüv [Óe] xal aí tgíx^g xfjg xeqpaXfjg jictaat f|QÍ'9'|j,Ti([[xévaL
eiaívl. [XTi q)op€LO'&8- jroXXcov atQOU'&ícDv ÓLacp8Q8T8 -unetg.

Q 12,8-9
Dar testimonio de Jesús
Mt 10, 32-33 Le 12, 8-9
8 Jiág 6g [áv] ófioXoYi1o|[T]] sv é^iol 8|ajtQoa'&8v tcov
áv&QWJtüJV, nafi ó vlog xov áv&Qcójtoi)! ó^oXoyriaKeLl ev
aiíTíp e^jiQüa-O-ev tcov áyyéXíov ..
9 6g -6' dv áQvr\or\xaí (as e^JtOoo-^ev xcov dv^Qcójtcov,
aQVTiK'&riaeTai]! e^tJtQOO-Oev tcov áyyéXíav...

Me 8, 38
og ydQ édv éjtaiaxiJvdfj ¡as x a i xoiig éi^oug Xóyovc, áv x^ yzveg.
xavxx\ xfj [AOixaXíói x a l á\iaQXtí>Xi^, x a l ó víog xo'ü áv&QCÓTcov
éjtaiox'uv'OTiaexaL axixóv, oxav zk&r\ év xfi ÓÓ^T] XCO jraxQÓg
O'uxo'O |j,£xd xcov dvyéXaiv xüjv ctyícov.

Q 12,10
Hablar contra el Espíritu
Mtl2,32a-b Le 12, 10
xal 5g édv eiJtTi Xóyov elg tóv vlbv xov av^Qéjíov dcpe-Srioe-
xai avx<^- 6g ó' dv |[8un;]|r) eig tó ayiov jivetj^a o i i x dcpe-Orjae-
xai avx(b.
El texto de Q en griego y en español ¡59

Q12,6-7
Vosotros valéis más que los pájaros
Mt 10, 29-31 Le 12,6-7
6 ¿Aeaso no se venden [eineo] gorriones por [dos] ases? Y ni
uno de ellos eae sobre la tierra sin que lo permita [vuestro
Padre].
7 Pues también todos los cabellos de .vuestra cabeza están con-
tados. No temáis, vosotros valéis más que muchos gorriones.

Q12,8-9
Dar testimonio de Jesús
Mt 10,32-33 Le 12,8-9
8 Todo aquel que dé testimonio de mí delante de los hombres,
también [el Hijo del hombre] dará testimonio de él delante de
los ángeles..
9 Pero el que me niegue delante de los hombres, [será negado]
delante de los ángeles ...

Me 8, 38
Pues el que se avergüence de mí y de mis palabras en esta genera-
ción adúltera y pecadora, también el Hijo del hombre se avergonza-
rá de él cuando venga en la gloria de su Padre con los santos ángelesi

Q 12,10
Hablar contra el Espíritu
Mtl2,32a-b Le 12,10
A aquel que hable contra el Hijo del hombre le será perdo-
nado. Pero ai que [hable] contra el Espíritu santo no le será
perdonado.
¡60 El Documento Q
Me 3, 28-29
28 'A^iTiv XéYíü •úfitv OTL Jtávra ácpeíhíaETaL xoíg utoig xtov ávdQW-
3TC0V xa ót|ia0xr|[Aaxa nal ai pXaa(pTi[xíai o a a eáv p^aaípri^ii^acooLV
29 os 6' áv pXaoíprijiiíati 815 xó 3iveij|xa xó ayiov, oux e^ei áípeoLV
elg xóv alíbva, áXXá evoxóg EOXIV alcovíou á[xaQXT)[xaxog.

SvTb/M 44 (Nag Hammadi I I 2 )


(1) AéYEL iTiGOíg* og áv p^aocprijirtori slg xóv jcatéga, átpe^oe-
xat axixü).
(2) xal og áv pX.aacpTmT|oxi elg xóv víóv, ácpe'&r|aexat am(^.
(3) og ó' áv |3?cao<pii(AiíoT] elg xó nyzv^a xó ayiov, oux ácpE^ae-
xai avxío OAJXE éitl xfjg yfjg ovxe év xw oveavíp.

Q 12,11-12
Comparecer ante ia sinagoga
Mt 10,17-19 Le 12,11-12
11 oxav ÓE Eiocpégcooiv íifiág [[<eíg>I xág ouvaYCüYág, \xi\
^EQifxvrioTixE Jiüjg •fi xi EumixE-
12 [xól YCtO layiov itvzv^a Óióálei] '¿|a[ág] EV ...r] xfj (üQq. xí
£un;<T]T£>.

Me 13, 9-11
9 BXÉJcexe 6E xJtxeLg éauxoijg* Jtagaócóaovaiv u¡j,ág eig owéÓQia
uat etg auvaYcoyág Óagrioeode uai ém -^Y^M-ÓVCOV wal paoiXécov
oxa'diíoeo'&e evexev é^xo-O eig fAagx'úgiov axíxotg.
10 u a i elg Jiávxa xa E-OTÍ] jtQcáxov 6et KTiQuxdfívai xó ziiayyz-
Xiov.
11 xal oxav áyo^oiv íi^Aag jtogaSiÓóvxeg, ^.T^ n;0o^egip.vaxe xí
^aA,r|OTixe, áXK' 6 éáv 6 0 ^ V[LIV év éxeívti x^í (ógq. xovxo ^aXetxe-
ov yág éoxs v\ieu; oí ^a?i,oiJVX8g á>.Xá xó jrveijixa xó áyLov.
El texto de Q en griego y en español 161

Me 3, 28-29
28 Os aseguro que todo les será perdonado a los hijos.de los hom-
bres, los pecados y cualquier blasfemia que digan,
29 pero el que blasfeme contra el Espíritu santo no tendrá perdón
jamás, sino que será reo de pecado eterno.

EvTom 44 (Nag Hammadi 112)


(1) Dice Jesús: al que blasfeme contra el Padre le será perdonado.

(2) Y aíque blasfeme contra el Hijo, le será perdonado.


(3) Pero al que blasfeme contra el Espíritu santo, no le será perdo-
nado ni en la tierra ni en el cielo.

Q 12,11-12
Comparecer ante la sinagoga
Mt 10, 17-19 L c l 2 , lí-12
11 Cuando os hagan comparecer ante las sinagogas, no os
preocupéis de cómo «vais a hablar» ni qué vais a decir.
12 Pues [el Espíritu santo os enseñará] en aquel., momento lo
que tenéis que decir.

Me 13, 9-11
9 Cuidad de vosotros mismos. Os entregarán a los tribunales, seréis
azotados en las sinagogas y tendréis que comparecer ante goberna-
dores y reyes por mi causa para dar testimonio ante ellos.
10 Pero es preciso que antes se anuncie la buena noticia a todos los
pueblos.
11Y cuando os lleven para entregaros, no os preocupéis antes de lo
que vais a decir. Decid aquello que os sea dado en aquel momento,
pues no seréis vosotros los que habléis, sino él Espíritu santo.
162 El Documento Q

Q 12,33-34
Acumular tesoros en el cielo
M t 6 , 19-21 Le i 2, 33-34
33 «|j,ri •^oavQÍ^zxs v\iXv 'Qx]oavQovc, sm xf[g yf\^, bnov
of]5 xal pQWOig ácpaví^eL xai ojtcu xXéjtxai Siopijaaotjoiv
xai xXéjttotjaiv» dTjaauQL^ete Óé I)[XLV ^ca-UQO... év
cüQavIü)]!, ojicü orne OT]g ovxt PQtóoig ácpaví^ei x a i ojtou
xXájtxai ov SLOQTJoaotJOLv ov6k %kémovoiv
34 ojtcu yáp éotiv ó 'Oriaa'UQÓg OOU,£X8L éotai xai f| xap-
óía aov.

Me 10,211?
ev oe voxsQzv ijnaye, boa'é%eig7t(bXr\oov xal 5óg xoíg jutoxoLg,
xal egeig •QriaaTjQÓv év oíipavcp, xal SeiJQO áxoX.oij'O^et [XOL.

EvTom 76, 3 (Nag Hammadi I I 2)


t,r]xeiXB xal -ú^eíg TÓV -^Tioa-ugóv axtxoíj xóv ávéxXetJixov (xal)
Hévovxa bitov ov oT)g elg pgíbaiv éyyí^ei oiSÓé axcoXril occpaví^et.

Q12,22b-31
No andéis preocupados
M t l 6 , 25-33 Le 12, 22b-31
22b óiá xcOxo Xéyo) v\ivv' [ir] n£Qi\xváxz xíj ip'ux'ñ v\i(hv xí
cpáyrixe, ^T]Ó8 x(b o(b\iaxi v[i(bv xí év6i3aTio'&8.

23 ovxl 11 '^'^xh TcXzlóv éoxtv xfjg xpocpfig xal xó acof^a xov


8v6'úfxaxog;
24 xaxO[vor|aax8xo'ugxópaxagoxiou ajtsípouaLV ovbs "O-e-
QL^ouatv cuÓé o^váyoijaLv elg áncdrixag, x a l ó -Osóg xpé-
cp8L aiixcúg' ovx UfAeig \ioXkov ÓLacpépExs xtóv Ti8X8Lvtov;
25 xíg 6é é l v\i(vv [xepi^vcov SijvaXai jtpoatóvaL éjtl XT]V
r)>.LXLav axJxo'O nf{xvv ...
El texto de Q en griego y en español ¡63

Q 12,33-34
Acumular tesoros en el cielo
M t 6 , 19-21 Le 12, 33-34
33 «No atesoréis tesoros sobre la tierra, donde la polilla y la
herrumbre corroen, y donde los ladrones abren boquetes y ro-
ban». Atesorad más bien tesoros... en el cielo, donde ni la po-
lilla ni la herrumbre corroen, y donde los ladrones rio abren
boquetes ni roban.
34 Donde está tu tesoro, allí estará tu corazón.

Me 10,2lb
Una cosa te falta: vete, vende lo que tienes y dáselo a los pobres; así
tendrás un tesoro en el cielo. Luego ven y sigúeme.

EvTom 76, 3 (Nag Hammadi I I 2)


Buscad también vosotros su tesoro imperecedero, que está donde la
polilla no puede llegar para devorarlo, ni el gusano «lo» corroe.

Q 12,22b-31
No andéis preocupados
Mt 16, 25-33 Le 12, 22b-31
22b Por eso os digo: No andéis preocupados por vuestra vida
«pensando» qué comeréis, ni por vuestro cuerpo «pensando»
con qué os vestiréis.
23 ¿Acaso no es más importante la vida que la comida, y el
cuerpo que el vestido?
24 Fijaos en los cuervos: no siembran ni cosechan, ni acumu-
lan en graneros, y Dios los alimenta. ¿Acaso no valéis voso-
tros más que los pájaros?
25 ¿Quién de vosotros, a fuerza de preocuparse, puede añadir
un codo a su estatura?
164 El Documento Q

26 xal jrepl EvÔupaToç xi \iZQi\ivaxe.;


27 xaxaluá'&elxe xà xQÎva Jiœç aii^avìeif oii XOJTL|[ÇC| oxiôè
vri-ûleif Xéyd) Ôè II^LV, oxtÔè 2oXo[X(bv èv náor\ xfi ÔO^TJ
aiixoD jieQießaXexo cbç ëy xovxcov.
28 et ôè èv àyQib xòv xÓQXOv Övxa ori^Epöv xal aìJQiov EIÇ
x^tßavoy ßaXXop-Evov ó "^EOÇ OVX(ÛÇ à[^cpiÉ|[vvuoLv]|, ov
jtoXXiû fxöXXov tifxâç, ôXiyojtLaxoi;
29 ^lï] [oxJvl [ie$Lp,VT|OTixe XéyovxEç* xi cpáyco^iEv; [TÍI* XÍ Jtico-
M-sv; [fj]- XL JtEpLßaXio^E'&a;
30 jtávxa yàQ xaüxa xà E'OVT] ènit'nxo'ooiv OLÔEV [yàçl ò
jtaxTìQ v\x(x)v öxi XQîl^exE xoijxcûv [ájtávxcovj.
31 Çîixeîxe ôè XT]V ßaaiXELav aijxoij, xal xaijxa Jjcávxa]
JTQOOXE'ÖTiaEXaL IJfXÏV.

EvTom 36,1 (P. Oxy 655)


[XÉYÊL l(Tiaoi))ç* |J.Ti p,£QL[xvàxe à]jrò jtQcot ë[(jDç ô'Tjjé, [xrixJE à(p'
éajt[Épaç ëcoç JTIQCÜL, ^T)xe [xf) xpocpti új^cov xt cpaiyiTie, \ii\xe] xfi
ax[o>.fi v\i{bv] xi èvôij[oT)]CTde.

£:v7bw 36, 1 (Nag Hammadi ïi 2)


AéyeL 'l^oovç fxf) [X8QL[xvâxe òtJtò JTQÍOL êioç ôipè x a l à(p' éajrégaç
Ecoç JtQcoL xi èvôuaeo'&e."

£vrc7m36,4(P.Oxy655)
xiç ày jiQoaô<£L>T) EJÏI Tf|v eíA-ixíav ii^iöv; aiixoiç ôjwaei IJ^IELV
XÒ êvôufxa v\i&y.

EvTom 36, 2-3 (P. Oxy 655)


(2) [jtoX]Xcp XQeL[oaov]Éç è[axe] xcöv [XQL]VO)V, äxL[va o]v ^a[L]veL
oùÔè viri-Ö-JEL.
(3) x[al] ëv èxQvx[eç 8]vô[v][xa, xi 8v[a..]aL VHBÏÇ.
E! texto de Q en griego y en español 165

26 Y por ei vestido, ¿por qué os preocupáis?


27 lObservad] cómo crecen los lirios. No se afanan ni hilan, y
sin embargo os digo que ni Salomón en todo su esplendor se
vistió como uno de ellos.
28 Y si a la hierba, que hoy está en el campo y mañana se
echa al horno. Dios la viste así, ¿acaso no hará mucho más
por vosotros, hombres de poca fe?
29 [Por tantoj, no andéis preocupados diciendo: ¿Qué come-
remos? [0:1 ¿Qué beberemos? [O:] ¿Con qué nos vestiremos?
30 Pues todas estas cosas las buscan los gentiles. Ya sabe
vuestro Padre que tenéis necesidad de todas ellas.
31 Buscad, más bien, su Reino y [todas! estas cosas se os da-
rán por añadidura.

¿"vT^w 36,1 (P, Oxy. 655)


[Dice Jesús: No andéis preocupados] desde la mañana hasta [el
anochecer, ni] desde la tarde [hasta] la maríana; ni [por la comida]
«pensando» qué vais a comer, [ni por] el vestido «pensando» con
qué [os vais] a vestir.

EvTom 36, 1 (Nag Hammadi I I 2 )


Dice Jesús: No andéis preocupados desde la mañana hasta el ano-
checer y desde la tarde hasta la mañana «pensando» con qué os
vestiréis.

EvTom 36, 4 (R Oxy. 655)


¿Quién puede añadir algo a vuestra estatura? Ese os dará vuestro
vestido.

EvTom 36, 2-3 (P. Oxy. 655)


(2) [Vosotros sois mucho] más valiosos que los [lirios], que [no] te-
jen ni [hilan].
(3) Y, teniendo un vestido,... ¿ Q u é . . vosotros ... ?
166 El Documento Q

Q 12,39-40
^1 Hijo del hombre llegará como un ladrón
Mt 24, 43-44 Le 12, 39-40
39 [EX8ÍV|O Òè yivóaxexe el fiòei ó olxoÒeojióxTig Jtoía
ÒTL
(pvXanxi ó xX.éjtTT]g ÍQxeiaL, ov'n áv [el'aojev òioQ^X'Q^'vctL
TÒV olxov aiíTO-O.
40 xai v\isí<; ylveoO-e E T O L ^ O I , OTL fj O I J S O X E I T E ÒQQ. Ó ulóg
xov àwÙQÒKOV ÍQxexai.

Me 13, 35a-b
YQTjYOQeíte ovv ovx olÒaxe yàg jróxe ó xijQiog Tfjg olxíag 'éQX£x<xi,

EvTom 21,5 (Nag Hammadi I I 2)


olà toiJTO Xéyo)- el [AavO'ávei ó oixoòeojtótrig OTL é^x^T^cti ó
«XéíCTTig YQr¡Yoer|oei jugtv èA,^etv avxòv xat oíix éáaei avxòv óto-
QÚlaL xriv olxíav autoü tfíg jSaoLXeíag autoí xov aÍQgLv xa oxeitri
avxov.

EvTom 103 (Nag Hammadi I I 2 )


AsYEL iTiaotJg' [xaxáQLog ó av&Q(ünoc„ 6g olóev [JTOLQ)] [IZQEI oi
Xtioral eloéexo'vtaL, tva àvaoxàg ouvaYáYti xi]v ^aoíkzíav avxov
xal 7ttQit,ú)Or\ xy\v òo(pvv avxov jtplv slaTCOQeijeadaL avxovg.

Q12,42-46
E l siervo fiel y el infiel
M t 24,45-51 Le 12,42-46
42 xLg apa èoxlv ó TtLOXòg òovXof; IxalJ cpQÓvi^og ov xa-
x80XT]aEV ó xu^iog èjtl xfíg olxexeíag avxov xov òolójjvai
[aiíxclg] Ev xaLQW XTJV XQOcpr|v;
43 p,axáQLog ó ÒovXoc, Exetvog, ov eí^-Otov ó xvQiog avxov
stipricei oíJTCog jtOLOÍjvxa'
El texto deQ en griego y en español 167

Q 12,39-40
£1 Hijo del hombre llegará como un ladrón
Mt 24, 43-44 Le 12,39-40
39 Sabed esto: Si el dueño de la casa supiera a qué hora de la
noche va a llegar el ladrón, no le permitiría hacer un boquete
en su casa.
40 Estad vosotros también preparados, porque a la hora que
menos penséis llega el Hijo del hombre.

Me 13, 35a-b
Así pues, velad, pues no sabéis cuándo va a llegar el dueño de la
casa.

EvTom 21,5 (Nag Hammadi I I 2 )


Por eso os digo: Si el dueño de la casa averiguara que el ladrón va
a llegar, estaría en vela antes de que éste viniera, y no le permitiría
hacer un boquete en la casa de su reino para llevarse sus bienes.

EvTom 103 (Nag Hammadi I I 2 )


Jesús dice: Dichoso el hombre que sabe por qué parte van a entrar
los ladrones, de modo que se levantará y reunirá su reino, y se ce-
ñirá la cintura antes de que ellos entren.

Q 12,42-46
E l siervo fiel y el infiel
Mt 24, 45-51 Le 12,42-46
42 ¿Quién es, pues, el siervo fiel [y] sensato al que el señor ha
puesto al frente de su servidumbre para que [lesj dé la comi-
da a su tiempo?
43 Dichoso aquel siervo, a quien sií señor encuentre haciendo
esto cuando vuelva.
168 El Documento Q

44 |áfxif)v] Xéyo) v[ilv bu ém Jtdoiv xolg VTtÚQxovoiy avxov


%axaoxx\ozi avxóv.
45 éáv 68 8LJt'r) ó bovXog éxelvog EV xfj naQbíg. a-uxoij- %QO-
vít,ei ó XIJQ105 \i0Vy xal ctelíixai xújtxeiv xoiig [avvSoijXo-üg
axíxoíjl, ¿O'^íltill Ó8 xal TCÍVIT] p,£xá xtüv] |i8'du|[óvxcüvl
46 fílei ó xijQiog xoíj bovXov exeívoij ev r\\iéQg. f\ oi) Jtgoa-
óoxg xal év iogq. f\ ov yivéomiy xai Ói^oxofiriaei a m ó v
xal x 6 ¡xépog auxoáj \izxá x(bv ájtíoxcov -OriaeL.

Me 13, 36
(xf) éX'&íbv élaícpvíig eijQT) xi^ág xa'&eúóovtag.

Q12,<49>.51.53
Los hijos contra los padres
Mt 10, 34-36 Le 12,49.51.53
[49] l«Tcvq fiX^ov |3aX,8iv éjxl XTJV yí\v, xal xí -déXcD el fiÓT)
ávriqp-Oti.»]!
51 [Óox8Tl|x8 6x1 fjX'&ov paXeTv elpiívqv km xi]v yx\v] oíjx
rík^ox pa?l8iv,8iQriviiv áXXá \iáxaiQav.
53 rik'&ov yág bixáoai vlbv [xaxá] jtaxQ[óg xalj -O-UYCtÉQOt
Ixaxál xíjlgl m-IT^^QUO^I ct't't'ñg, Ixai] vúfACp'nv [xaxctl xíjlgl
3T8V'0'eedIg] axixfjg.

Me 13,12
xal JtaQaScúoei ábeXcpbc, á6eX(póv elg -^ávaxov xal jtaxfiQ xéx-
vov, xal éiítavaoxTioovtaL t é x v a éjcl Yovetg xal davatcboouoLV
auToúg*

EvTom 10 (Nag Hammadi II2)


Aéyet li^aoüg" epaXóv KVQ eíg xóv xóofxov. xal ISoit XTIQCÓ axíxó,
ecog av nvQóí.
El íexto,de Q en griego y en español 169

44 Os aseguro que le pondrá al frente de todas sus propiedades.

45 Pero si ese siervo diee en su eorazón: M i señor tarda. Y eo-


mienza a golpear a [sus eonipañeros], «y se pone a» comer y
a beber [con los] borrajchos],
46 llegará el señor de ese siervo el día que no lo espera y a la
hora que no conoce, lo castigará severamente y le hará correr
la suerte de los incrédulos.

Me 13,36
No sea que llegue de improviso y os encuentre dormidos.

Q12,<49>.51.53
Los hijos contra los padres
Mt 10, 34-36 Le 12,49.51.53
[4911«He venido a arrojar fuego sobre la tierra, y cómo de-
searía que hubiera prendido ya».]
51 [¿Penlsáis que he venido a arrojar paz sobre la tierra? No
he venido a arrojar paz, sino espada.
53 He venido a dividir al hijo contra el padre, [ y ] a la hija
[contra] su madre, [y] a la esposa [contra] su suegra.

Me 13,12
El hermano entregará a la muerte a su hermano, y el padre al hijo; y
se levantarán los hijos contra los padres y los matarán.

EvTom 10 (Nag Hammadi I I 2 )


Dice Jesús: He arrojado fuego en el mundo, y lo guardaré hasta
que arda.
170 El Documento Q

EvTom 16, l-2.3b (Nag Hammadi II2)


(1) Aéveí 'Iriaoüg- xáxa SOJÍQÜOLV OÍ ctvdQcojtot oti rjXOov paXetv
eÍQrivrjv éjrl TÓV xóopov,
(2) ual oitx oí6aoLV ott fjX'&ov paXeív 6ia¡a8Qiop,o'0g sjtt TTIV yx\v,
jtíjQ, i^áxaiQav, itokzyiov....
(3b) ó jtaTTip 87tt ta> uío) xal ó uíóg éjtl JtatQÍ.

Q12,<54-56>
[Discernir el tíempo|
Mtl6,2-3 Le 12, 54-56
[54]] [... óijjíag yevoiaévTig ^éyete- evÓía, JtvQpá^ei yáp ó
oupavóg*!
[551 \^^^ ^QCüí- ormeQov xet[tcóv, jtVQgá^st yctQ OTvyvá^cov
ó otjQavóg'l
[561 ( t o JiQÓacDJEOv TOV o v Q a v o v oí6aT8 ÓLaxQÍvEiv, TÓV
xaiQÓv Ó8 o v Sóvac&e;!!

EvTom 91,2 (Nag Hammadi lí 2)


XéyeL avTOLg- xó TCQÓCCOJCOV TOÜ oxtQavoü x a l xfíg Yfjg niSLQá^exe,
xóv 6É xaxá JCQÓOOJJTOV {ifxcbv ovx ot'Saxe xal xóv xaigóv xoiJxov
oux oLÓaxe TceLpá^stv.

Q12, 58-59
Líbrate de tu adversario
Mt 5, 25-26 Le 12, 58-59
58 [ecog O T O V ] ... \kz%a xov ávTióíxov cov év xfj ó6^, 6óg ég-
yaaíav áTcr]XXáx^aL bsC a-utov, |u,r|Jtoté ae JtagaÓcp [ó ávtí-
óixog] Tcp XQLxfí xal ó x0iTr)g xcp VK(\QÍXT\ xal [ó
<'L>jT;T]géTr]g> ae] p[alX[8Ll 8Íg cpvXaxrjv.
59 Xéyco 0 0 1 , ov egéX'&'ng éxeí'O'ev, eog TÓ[V]1 eoxaxov
[xo6pávTT]v| ájtoStóg.
El texio de Q en griego y en español 171

EvTom 16, l-2.3b (Nag Hammadi I I 2 )


(1) Dice Jesús: Tal vez piensan los hombres que he venido a arrojar
paz sobre el mundo.
(2) Y no saben que he venido a arrojar división sobre la tierra, fue-
go, espada, guerra...
(3b) El padre contra el hijo y el hijo contra el padre.

Q 12, <54-56>
[Discernir el tiempoj
Mtl6,2-3 Le 12,54-56
[541 L " Cuando llega el atardecer decís: Buen tiempo, pues
el cielo está rojizo.]
555J [ Y por la mañana: Mañana hará mal tiempo, pues el cie-
lo está rojizo y cargado.]
[56] [Sabéis discernir el aspecto del cielo. ¿Y no podéis «dis-
cernir» este tiempo?]

EvTom 91, 2 (Nag Hammadi I I 2 )


Les dijo: Examináis el aspecto del cielo y de la tierra, pero no co-
nocéis al que tenéis delante de vosotros, y no sabéis examinar este
tiempo.

Q 12,58-59
Líbrate de tu adversario
Mt 5, 25-26 Le 12,58-59
58 [Mientras] vas de camino con tu adversario, procura l i -
brarte de él, no sea que [tu adversario] te entregue al juez, y el
juez al alguacil, y [el <alguacil> te] meta en la cárcel.

59 Te digo que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el úl


timo [cordante].
172 El Documento Q

Q 13,18-19
£1 grano de mostaza
Mt 13, 31-32 Le 13,18-19
18 xívi ó^oía 80tLV f| paadeía xàv f^Eov xal XÍVL ó^oLÓaco
av%r\v;
19 o\ioía èaxlv xóxxcp otvájiecog, ov Xapcbv dviS-gojcog
ePaXev elg Ixfjjrlov avxov' xal TIOJ^TIOEV xai èyévexo elg
ÒévÒQOv, xai xa Jiexeivà xov o^gavov xaxeaxrivcooev è v
xolg xA,áoois a-uxoD.

Me 4, 30b-32
30b 3t(ò5 ó[AOi6acoM'8v xfiv paciXeíav xoD •^sov f\ ev xívt aíixifiv

31 (bg xóxxíp aiváJCEcog, og oxav ajtagíj èjtl xfjg yf\<^, ^LXQÓXEQOV


6v jrávxcav xwv ajrseixáxcov xwv è m xfig yfig,
32 xal oxav oiragfi, à v a p a t v e i xal ^ívexat |j.eT^ov Jtávxojv xcóv
Xaxávcov xal jtoieí xX.áoo'ug [ieyakovg, (boxe òvvao'^ai VKÒ xf]v
axiàv avxoi) xà Kexzivà xov ovQavov xaxaaxrivoùv.

EvTom 20 (Nag Hammadi I I 2 )


(1) Eijtov ot ^a'&Tìxal xw ITIOO-O- emè TI^ILV, XLVL ó^ioia èoxlv ri pa-
oikeia xcov oiiQavüJv.
(2) ELJCEv aiixotg- ò\xoia èoxlv xóxxcp otvájrewg.
(3) i^LXQÓg èoxLv nagà nàvxa xà ojtéQ^axa.
(4) oxav òè 7izor\ èjtl xìiv Yfjv xfiv eQya^o^évriv, JTOLEL xX.aÒov \ié-
yav xal vívExat oxÉJtTi xoig jtexELVotg xop otipavoD.

Q 13,20-21
L a levadura
Mtl3,33 Le 13, 20-21
20 [xal JtáXtvf XLVi ófxoLüJOO) XTIV paodeiav xoi5 -beov;
2% ó^ioia èoxlv C'UM-H» '^ì'v X-apoDoa yvvr\ èvéxQuiiJEv Eig
àksvQov oàxa xgia Etog cu è^v^-tó'^Tl 6X.ov.
El texto de Q en griego y en español m

Q13,18-19
E i grano de mostaza
Mtl3;31-32 Le 13, 18-19
18 ¿A qué se parece el reino de Dios, y con qué lo compararé?

19 Se parece a un grano de mostaza, que un hombre toma y


echa en su [campol Creció y se convirtió en un árbol, y los
pájaros del cielo anidaron en sus ramas.

Me 4, 30b-32
30b ¿Con qué compararemos el reino de Dios, o con qué parábola
lo expondremos?
31 Es como un grano de mostaza, que cuando se siembra en la tie-
rra es la más pequeña de todas las semillas de la tierra.
32 Pero, una vez sembrada, crece, se hace mayor que todas las hor-
talizas y echa ramas tan grandes que las aves del cielo pueden ani-
dar a su sombra.

EvTom 20 (Nag Hammadi I I 2 )


(1) Los discípulos dijeron a Jesús: Dinos, ¿a qué se parece el reino
de los cielos?
(2) Él les dijo: Se parece a un grano de mostaza.
(3) Es la más pequeña de todas las semillas.
(4) Pero cuando cae sobre la tierra cultivada, echa una gran rama y
se convierte en refugio para los pájaros del cielo.

Q13,20-21
L a levadura
Mt 13,33 Le 13,20-21
20 [Y «dijo» también]: ¿Con qué compararé el reino de Dios?
21 Se jparece a la levadura que una mujer tomó y ocultó en
tres medidas de harina hasta que todo fermentó.
174 El Documento Q

EvTom 96, 1-2 (Nag Hammadi I I 2 )


(1) A[8Ye]i iTiaoijg* f| ^aoiXeía xov naxQÒc, ófxoía èoilv yuvatxí
[xivi].
(2) eXapev ¡XLXQÓV xi t,v\ir\(; (xal) 8JíQ'u['i[jev] aiixriv etg akzvQov
(xal) enoír\oev avxò àQxoug \ieyakov<;.

Q 13,24-27
No os conozco
M t 7, 13-14.22-23; 25,10-12 Le 13, 24-27
24 eloéX-^axe Ota xfjg oxevfjg "Otipag, oxt TCOA,XOL ^TixTioovaiv
elaeX.'OeLV xal ÒXLYOL [[elalv ol <8LaeQxÓM'8voi òC> atíxfí<g>l.
25 cccp' cu áv leYEQ'^tíI o [oixoóeajíóxTigl xal xX8Lo[r) xlfiM
-OnjQalv x a l àQ§r]o^8 8|Ü) éoxávai x a l xpoúeiv XT]V íJ-ÚQav]
Xéycvxeg xiJQie, àvoi^ov r\\ilv, xal ajcoxpi'&slg 8Q8L v^ilv
cux OLÓa v\iá(;,
26 XÓX8 apleo'd'e ^éyeLv scpáYOfxev evcojtióv ooxj xal ejtío-
p,8v x a l 8v xatg JiJ^axeíaig f|^cóv èòiòa^ag*
27 x a l 8Q8l Xéycov v\xlv oijxolòa ÌJ^àg- ájióaxiiTe ctJt' SjicO
[oli 8QYCt5óp,svoi xr)V avo\iíav.

Q 13,29.28
Vendrán muchos de oriente y occidente
M t 8 , 11-12 Le 13,28-29
29 [ x a l Jto>.Xoll alto avaxoXíóv x a l ò-uo^c&v fí^cuoiv xal
avaxXLdriaovxai
28 [XExa 'ApQaà^i x a l l o a à x x a l laxcbp èv xfj pa0d8Ígt
xcO -O-ecó, [i)[x<eT>gl 6s 8xpX[Ti'0T|a<8a#8> elg xò axóxog x ò l
è|a)[x.8Qovl' èx8L eaxai ó x>.auafiòg xal ó pQuy^òg xcov
òòóvxcov.
El texto de Q en griego y en español ¡ 75

EvTom 96, 1-2 (Nag Hammadi I I 2 )


(1) Jesús [dice]: El reino del Padre se parece a [una] mujer.

(2) Tomó un poco de levadura, la ocultó en harina, (e) hizo con ella
grandes panes.

Q 13,24-27
No os conozco
M t 7 , 13-14.22-23; 25,10-12 Le 13,24-27
24 Entrad por la puerta estrecha, porque muchos tratan de en-
trar y [soni pocos [los <que entran por> ellaj.
25 Pues cuando [se levante el dueño de \ casa] y cierre la
puerta [y empecéis a llamar a lá puerta desde fìieraj diciendo:
Señor, ábrenos. Él os responderá diciendo: No os conozco.

26 Entonces empezaréis a decir: Hemos comido y bebido


contigo, y has enseñado en nuestras plazas.
27 Y él os dirá: No os conozco. Apartaos de mí, malhechores.

Q 13,29.28
Vendrán muchos de oriente y occidente
Mt8,11-12 Le 13,28-29
29 [Y muchos] vendrán de oriente y de occidente y se sentarán

28 con Abrahán, Isaac y Jacob en el reino de Dios, pero [vo-


sotros seréis] expulsados [a las tinieblas de] fuera. Allí será el
llanto y el rechinar de dientes
176 El Documento Q

Q13,<30>
Los úitimos serán los primeros
Mt20, 16 Le 13,30
saovxai oí éa^aToi JtQcotOL xat oí JCQWTOI EO^axcu]

Me 10,31
jToXX,oL òè èoovxaL jtQüJTOL eoxcttOL xal 01 eoxctxoL JTQCÒTOU

EvTom 4, 2 (P. Oxy. 654)


OTL jTO^XoL eoovxai JT[QCÓTÒL 80XCXX0L xal] ol èaxctxoL Jtpcòxoi,

EvTom 4, 2 (Nag Hammadi I I 2)


oxL jtoX-Xol eoovxai JTQWXOL éoxaxoi,

Q 13,34-35
Lamento sobre Jerusalén
Mt 23, 37-39 Le 13,34-35
34 'Ie0Ot)aaXT]fj, 'lepotJoaX-Tijj,, fj ajtoxxeívo'uaa x o ù g JIQO-
q)r|xag x a i Xi'&opo?cOi}oa x o ù g àjceoxaXjiévo'ug JtQÒg aíjxriv,
jtooáxig fi'&éX'naa ejiiouvaYaYetv x a xéxva a c u , o v xQÓJtov
OQvtg ímovváyzi x|[àl vooaía axjxfjg I5JTÒ x à g méQvyac,, x a i
o v x r|^£Xriaax£.
35 IÒDI) àq)L8xai "U^ILV Ó OLxog v\i(bv. \éy<ü .. xijiiv, ov {ir\ ÍOT]-
xe ^8 scog RIEL oxe} el'jtrixe- 8X)?^oYTijiévog ó eQXÓM-^'vog ev
òvó|j,axi x u ^ i o u .

Me 11,9c
eù^OYnfxévog ó èQXCM-^'vog èv òvó[xaxi XXJQLOD-
El texto de Q en griego y en español J 77

Q13,<30>
[Los últimos serán los primeros]
Mt20, 16 Le 13,30
[.. Los últimos serán los primeros, y los primeros los últimos.]

Me 10,31
Pues muchos prmieros serán últimos, y los últimos primeros.

EvTom 4, 2 (R Oxy 654)


Porque muchos [primeros] serán [últimos, y] los últimos primeros.

EvTom 4, 2 (Nag Hammadi 11 2)


Porque muchos primeros serán últimos.

Q 13,34-35
Lamento sobre Jerusalén
M t 23, 37-39 Le 13,34-35
34 Jerusalén, Jerusalén, que mata a los profetas, y apedrea a
los que le son enviados. Cuántas veces he querido reunir a tus
hijos, lo mismo que la gallina reúne a sus polluelos bajo sus
alas, y no habéis querido.

35 Por eso se os quitará vuestra casa. Os .. digo que no me ve-


réis hasta [que. llegue «el momento» en que] digáis: Bendito
el que viene en nombre del Señor.

Me 11, 9c
¡Bendito el que viene en nombre del Señor!
178 El Documento Q

Q14,<11>
[£1 que se exalta será humillado]
Mt23, 12 Le 14, 11
|jiag ó xjipcáv éauTov xajreivco'drioetai, xai ó raneivcov zav-
Tov xiilKO-^oeTaL]

Q 14,16-18.¿19-20?.21.23
Los invitados a la gran cena
Mt 22, 1-14 Le 14, 15-24
16 avd-Qconóg tig ejtoíeL SsÍJtvov [^éya; xal éxáXeosv
jro?.?^©!)^]
17 x a i cíTcéaxEiXev xóv óo'OXov axjxo'u |xfí OJQCC XO-O Seíjtvou]
sbteiv xoig xexXrmévoig- 80XEcr&£> OT^I- '^^TI £xoLp,á éaxLV.
18 ... áyQÓv,..
¿19?
¿20?..
21 «xal < > ó SoüXog < > xQ XUQÍCÜ auxoü xatjxa.» xóxe
ÓQYi'O'&sig ó oixo6eajtóxTig EIITEV X^ ÓOTjXq) avxoij-
23 E^EX.'&E EÍg xág óóoijg xal oaoug eáv £'UQ<Tig> xaX£a<ov>
i v a YE[j,L0'dfí \x.ov ó otxog.

EvTom 64 (Nag Hammadi I I 2)


(1) AsYsi 'iTiaoüg* ¿tv&Qcojtíp xtvl ^ÉVOL -fíoav xal éxoi^iáaag xó
Óeljcvov ájtécrcELXev xóv 6o13Xov aúxoütVa xaXéai;i xcüg lévaug.
(2) fjX'&Ev JtQÓg xóv jTQoíxov (xal) EIJTEV auxíp- ó xÚQióg [ÍOD xa-
Xeí ae.
(3) ELJtev á^YÚptoc sóáveiaa éfAJtógoLg, oí eXe-úoovTai xfig éajtá-
Qag- jtogeiJoonaL éjtLxáaoeiv aíixotg, jcaQaLxoí3p,aL JCEQI xoij Sebi-
vou.
(4) éX'dcüv jTQÓg ex8Qov EijtEv avxtp* ó xÚQLÓg [iou éxáXeaév oe.
(5) ELTcev aiJXíp- olxíav fiyÓQaaa xal aboljolv ¡.le rméQav oux
exjxaiQco.
(8) éX'&íbv JtQÓg EXEQOv EijrEv avx(h- 6 nvQióc, \ibv ndkel oe.
Ei texto de Q en griego y en español 179
Qi4,<n>
[El que se exalta será humillado]
Mt23, 12 Le 14, 11
¡Todo el que se exalta a sí mismo será humillado, y el que se
humilla a sí mismo será exaltado.]

Q 14,16-18.¿19-20? 21.23
Los invitados a la gran cena
Mt22, 1-14 Le 14, 15-24
16 Un hombre preparó una [gran] cena [e invitó a muchos].

17 Y envió a su siervo [a la hora de la cena] para decir a los


invitados: Venid, porque ya está preparada.
18 «Uno se excusó a causa de su» campo.
¿19? «Otro se excusó a causa de sus negocios».
¿20? ..
21 «Y el siervo <regresó y dijo> todo esto a su señor». En-
tonces, el dueño de la casa, muy enfurecido, dijo a su siervo:
23 Sal a los caminos y llama a los que encuentres para que se
llene mi casa.

EvTom 64 (Nag Hammadi 11 2)


(1) Dice Jesús: Un hombre tenía huéspedes, y cuando hubo prepa-
rado la cena envió a su siervo para que invitara a los huéspedes.
(2) Fué al primero (y) le dijo: Mi señor te invita.

(3) Él dijo: He prestado dinero a unos comerciantes, que vendrán


por la tarde. Iré para darles instrucciones. Me excuso de «asistir» a
la cena.
(4) Fue a otro y le dijo: Mi señor té ha invitado.
(5) Él le dijo: He comprado una casa y me requieren un día. No
podré «ir».
(8) Fue a otro y le dijo: Mi señor te invita.
180 El Documento Q

(9) etJtev aÙTtp- XW^TIV riyogaoa (xal) n;oQeiJonaL Xaßew xòv


p i o d ó v ou Ôuvqoo^aL èA.'&eLv, JtacaiTpùixai.
(6) èQxo[xevoç JTQOÇëtegov emev aÙTcp- ó XÚQIÓC [Í.OUxaXet ae.
(7) emev aíitíp- ó (piXoç ¡ion yajxriaei xal èyò) ôeuivov Jtoiriao)-
oí) ÒwVìoo^xav eXroevv, jiaeaitov^av'jieQt TOÜ oeuivou.
(10) èçxo^Êvoç ó Ôoû^oç EtJtEv lib JtuQÍO) aííToü- oi)ç èxdXeoaç
etc to Ôeïnvov niaçtixiioarco.
(11) eiJtev ó uijQtoç tiy ÔOTJXO) aùtoû- e^eXde e^œ eiç tàç oôoùç
(xat) ooouç èàv euçTiç eLoáyaYe ïva ÔEurviiocooLv.

Q 14,26
Odiar a la propia familia
Mtl0,37 Le 14,26
|[<oç>]| OXÍ |iiaeï TÒV jcatéça xal Tr|v p-Tixéça où <ô'uvaxai
8lvai> [XOTJ <[xadT]xr|ç>, xai I<oç>] <0'U [ALaEL> x<ò>v vtòv
xal x<f|v> ^yaxepa ou Ôuvaxai elvai, ¡lou (^a-^x-riç.

Me 10, 29b
oùÔetç èoxLV ôç òc(pf|xev olxíav TÍ àôeXcpoiJç r\ àÔeXcpàç T] jAT^xéga
ÌÌ jiatéga fi xéuva fi aygoiic ëvexev k\iov xal EVEXEV XOÖ evayye-

EvTom 55 (Nag Hammadi I I 2)


(1) AéyeL 'ITIODÙÇ* OOTLÇ OV ^toriaei xòv Jtaxéga avxov x a l XTIV
P-Tixéga aiiTOV otj Ôuvrioexai elvai ^ou na^tr|ç.
(2) uai ooîLç où mör)oei xoùç aoeXtpouc aiiioi) xal làç àôeXqjàç
aÙTOÎJ. xal oil ßaaxaoEL xòv oxaugòv a-uxoö ôç èycó, où yevfiae-
xaí \iov â^LOç.

EvTom 101,1-2 (Nag Hammadi I I 2)


(1) "Ooxiç où ^iar|oet xòv jrafxeca] aùxoo xal xf]v ^TITÉQO aùxoû
àç èyo) où Ôuvrioexai eîvai \iov [i[a'&r\x]r\<;.
(2) xal ooxiç [où] cptXiioEL xòv [jtaxéga] aùxoij [xa]i xf|v ^qxÉQa
aùxoû ôç èycô où ÔuviioExat EÎvai \iov ¡j-íadí^xTic].
El texto de Q en griego y en español 181

(9) Él le dijo: He comprado una aldea (y) voy a recibir las rentas.
No podré ir. Me excuso.
(6) Fue a otro y le dijo: Mi señor te invita.
(7) Él le dijo: Se casa mi amigo y prepararé una cena. No podré ir.
Me excuso de «asistir» a la cena.
(10) El siervo regresó y dijo a su señor: Los que habías invitado a la
cena se han excusado.
(11) El señor dijo a su siervo: Sal ñiera a los caminos (y) trae a los
que encuentres para que cenen.

Q 14,26
Odiar a la propia familia
Mtl0,37 Lcl4,26
I<El que>J no odia a «su» padre y a «su» madre no <puede
ser discípulo> mío, y |[<el que>l <no odia> a «su» hijo y a
«su» hija no puede ser discípulo mío.

Me 10, 29b
Nadie que haya dejado casa o hermanos o hermanas o madre o pa-
dre o hijos o campos por mí y por el evangelio...

EvTom 55 (Nag Hammadi I I 2)


(1) Dice Jesús: Todo aquel que no odie a su padre y a su madre no
podrá ser discípulo mío.
(2) Y todo aquel que no odie a sus hermanos y a sus hermanas, y no
toma su cruz como yo, no será digno de mí.

EvTomm, 1-2 (Nag Hammadi I I 2 )


(1) Todo aquel que no odie a su [padre] y a su madre como yo, no
podrá ser [discípulo] mío.
(2) Y todo aquel que [no] ame a su [padre y] a su madre como yo,
no podrá ser [discípulo] mío.
182 El Documento Q

Q14,27
Tomar la propia cruz
Mtl0,38 Le 14,27
.. be, X.a^(3ávsL tov otaupóv avxov xal áxoXo'U'det
ójcíaco (XOTJ, ov bvvaxai slvaí, ^lou ^adr^trig.

Me 8, 34b
et T15 "Q-éXet ÓJiíaoo ^tou áuoXouOstv, ájtapVTiaáa'&o) éauxóv xal
ccQáTco xóv otauQÓv auToü x a i áxoX.O'U'&eLTCo [AOL.

£:v7bm 55, 2 (Nag Hammadi 112)


xal oOTig oí) ^iLaei toug ádeX-cpoüg auxcü xal xág áSeXcpág auxcü
xal oí) paoxá^ei xóv axauQÓv aíiTOü (pg éyco, oí)X yevTfiaexai fAOU
á^iog.

Q17,33
Ganar o perder la propia vida
MtlO,39 Le 17, 33
[ój 8X)QJ[cbv] xf^v opux'nv at)X0Tj ctJtoXéaei aí)xriv, xal |ól ájto-
Xéolagl xriv '\]^vyy\v auxcO [evsxev é^oül síiQrioeL auxTiV.

Me 8,35
6g yete eáv •^i'ky\ xr\v ijjux'qv aíixoü awoai ájcoXéoei aíixrjv 6g ó'
áv ájtoXéoei XTIV aíixoü evéxev z^ovi xal XOÍJ eúaYYsXío'u
00)081 aíixr|v.

Q 14,34-35
L a sal que pierde su sabor
M t 5 , 13 Le 14,34-35
34 [xaXóvl xó dXag- éáv óe xó dXag ^coQav&fi, év xívi
[ápxvl^oexai;
35 o-uxe eig yfjv ouxe eig xojtgíav [e-oí&exóv soxiv], s^co páX-
Xcuaiv axjxó.
El texto de Q en griego y en español J83

Q14,27
Tomar la propia cruz
MtlO,38' Le 14,27
.. El que no toma su cruz y viene detrás de mí, no puede ser
discípulo mío.
Me 8,34b
Si alguno quiere venir detrás de mí, que se niegue a sí mismo, que
cargue con su cruz y que me siga.
EvTom 55, 2 (Nag Hammadi I I 2)
Y todo aquel que no odia a sus hermanos y a sus hermanas, y no to-
ma su cruz como yo, no será digno de mí.

Q17,33
Ganar o perder la propia vida
Mtl0,39 Le 17, 33
[[El que encuentrel su vida la perderá, y |el que] pierda su pro-
pia vida [por mí] la encontrará.
Me 8, 35
Pues el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su
vida por mí y por la buena noticia, la salvará.

Q14,34-35
L a sal que pierde su sabor
M t 5 , 13 Le 14, 34-35
34 [Buena] «es» la sal. Pero si la sal pierde su sabor, ¿con qué -
la [salarán]?
35 No [vale] ni para la tierra ni para el estiércol. La tiran fuera.:
J84 El Documento Q

•Me 9,49-50a
49 nctg yáQ JÍVQÍ ctí^LO'&riaeTaL
50a xaXòv xò akag hày òè xò akag ávákoy 7évT]xaL, èv xivt avxò
àgxvoexe;

Q 16,13
Dios 0 Mammón
Mt6,24 Le 16, 13
oxjòelg òóvaxai òvoi x^gioig ÒovXzvziv f\ yàg xòv èva
\xior\o£i xal TÒv EXEQOV àyari-r\OEi, f\ évòg àvOélexai xal xov
exégov xaxacpgovriaeL. c u Òuvao'&e -O-eco ÒCU)\,8-U8LV xal
Iia^covgi.

EvTom 47, 2 (Nag Hammadi I I 2 )


xal où òijvaxai ÓoD^og òual xuQÌoLg XaxQzvziv. f\ xòv èva
XL[Ar|aeL xai xòv exeQov V^QÌOBI.

Q 16,16
Desde Juan se anuncia e! reino de Dios
Mt 11, 12-13 Le 16, 16
ó .. vó¡^og xal ot jtQOCpfjxaL pcogl Icoáwcu- òtjcò xóxe f) pa-
OL^eia xoij -bzov piá^exat xal ptaoxal ágjtá^cuaiv aùxriv;

Q 16,17
L a ley no pasará
Mt5,18 Lcl6,17
lexjxojtcbxegov 6é èoxiv xòv] oùgavòlv] xal |[xf)vl yfjlv] Jta-
Q£X.^|[eLV r\ ima èv f\l [liaM xEQaialv] XOÓJ vóp,cu [jieaeiv].
El texto de Q en griego y en español 185

Me 9, 49-50a
49 Todos van a ser salados con fiiego.
50a Buena es la sal. Pero si la sal se vuelve insípida, ¿con qué ía
salaréis?

Q 16,13
Dios o Mammón
Mí 6, 24 . Le 16, 13
Nadie puede servir a dos señores, pues odiará a uno y amará
al otro; o se pegará a uno y despreciará al otro. No podéis ser-
vir a Dios y a Mammón.

EvTom 47, 2 (Nag Hammadi I I 2 )


Y no puede un siervo reverenciar a dos señores, pues honrará a uno
y afrentará al otro.

Q 16,16
Desde Juan se anuncia el reino de Dios
Mt 11,12-13 Le 16,16
.. La ley y los profetas «llegan» [hastal Juan. Desde enton-
ces el reino de Dios sufre violeneia'y los violentos, tratan de
apoderarse de él.

Q16,17
L a ley no pasará
Mí 5,18 Le 16,17
lAntes] pasarán el cielo y [la] tierra, [que se pierda una letra
o] una coma de la ley.
186 El Documento Q

Me 13, 30-31
30 'ApTiv Xéyco íip-ív oxi oi! [XT]" ;n:a0é^'&Ti f| ysveà avxr\ }xé%Qi<^ ov
xavxa itávxa yévTjtai.
31 ó oíiQavog xal i^ yfj Tcagzkzvoovxai, ot Òè Xóyoi \iov ov \xy\
TzaQeXEvoovxai.

Q 16,18
E l repudio provoca adulterio
Mt5,32 Le 16, 18
jtag ó aJtoXiJíov %r]v yuvaixa avxov [xaí yaio-cov <àXA.Tiv>]
\ioixzvei, xai ó àKo'kEkv\Lévy\v ya\i(vv \ioLxlzvzi}.

Me 10, llb-12
11b 65 ctv à:n;o^tiO'n xriv yuvalxa ai}xov xal ya^riari áXh\v
fAotxoi^oti' zTt" avxr\V'
12 xal èàv avxy] ànoXvoaoa xòv avaga avxy\(; ya\ir\oy\ akXov
fxoLxáxau

Q 17,1-2
No escandalizar a los pequeños
Mtl8,7.6 Le 17, 1-2
1 aváyxTi èX-deiv xa axávoaXa, ^TXTIV cual 61' ov EQX^'^'^^-

2 X.'uaixeX.Ei axixcp [eli Xí'&og {ivXixòg jtegíxeLxaL jtEQi xov


xgáxvíXov atjxoñ xal égQutxaL Eig xriv 'dáXaaoav fi i v a
oxavOaí^íoT) xwv [XLXQÍOV XOXJXÍOV eva.

Me 9,42
Kal og av óxavÓaXíoi;! eva xcov ¡XIXQCÜV XOÚXCOV XC5V jrLoreuóvxcov
etg e\ié, naXóv eaxtv auxcü \iaXXov el Jtegíxeixai \ivXog òvixòg Ke-
pi xòv xgáxTiXov aùxoij xal jSépXTjxaL elg xriv -^áXaaoav.
El texto de Q en griego y en español 187

Me 13, 30-31
30 Os aseguro que no pasará esta generación antes de que todo es-
to suceda.
31 El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.

Q16,18
E l repudio provoca adulterio
M t 5 , 32 Le 16, 18
Todo el que repudia a su mujer [y se casa con <otra>l comete
adulterio, y el que se casa con una repudiada comete adulterio.

Me 10, llb-12
1 Ib El que repudie a su mujer y se case con otra comete adulterio
contra ella;
12 y si ella repudia a su marido y se casa con otro, comete adulterio.

Q 17,1-2
No escandalizar A los pequeños
Mtl8,7.6 Le 17, 1-2
1 Es inevitable que haya escándalos, pero ay de aquel que los
provoca.
2 Sería preferible [que] le ataran alrededor del cuello una pie-
dra de molino y íe arrojaran al mar, antes que escandalizar a
uno de estos pequeños.

Me 9,42
Y al que escandalice a uno de estos pequeños que creen en mí, más
le valdría que le ataran alrededor del cuello una piedra de molino y
lo echaran al mar.
188 El Documento Q

y i s , 4-í)a.7
L a oveja perdida
Mt 18, 12-14 Le 15,4-7
4 xí,g < > av&QíOJiog í% ÍÍ^CÓV < > z%< > é x a t ò v jiQÓpata
xal [aJioXéoag] ev è§ atítcov, ovlxi ócpiíolei t a evevrixovxa
evvéa p m xa OQTII x a l jroQeuI^elg ^ r i m ] xo làjroXwXógl;
5a x a l èàv yivv(ta\. eÚQeXv aiixó,
7 Xéyo} {t|iív ÒXL x^^Lgei èjt' a-uxò) ^.ctXXov r\ kni xotg
èv8vf|xovxa èvvéa xotg fxfi jtsjtXavq^évoLg.

^vTbw 107 (Nag Hammadi I I 2)


(1) AéyEL iTiooíig- r) p a o d e í a ófiOLa èoxlv àv&Qcójrip jtoi|XÉvi
^XOVXL é x a x ò v jtQÓpaxa.
(2) 8v ev avxoíg, xò néytoxov, ejrXavri-Or]. xaxéXutev xa èvevr)xov-
xa evvéa (xal) e^iíxíioev xò ev, ecog amó.
(3) xojciáoag euiev x^ JCQOpáxw* déXco oe i c a g à x à èveviixovxa
èwéa.

Q15,<8-10>
| L a moneda perdida]
Le 15, 8-10
18] [«TÍ xíg yuvT) èxouaa òéxa òpaxi^àg èàv àjtoXéoti
Òpax^iTiv fiiav, oxtxì- ajrxsi Xúxvov xal oagot xr|v olxiav x a l
ÌT]X£l Ecog EiSQt];»!
[9] [«xal eÚQOlJoa xaÀst xàg cpiXag x a l Yeixovag XÉyouaa'
Xàgi^xé ^loi, oxL evQov xf]v ÒQaxM-Tiv -fìv àjccóXeoa.»]

IlOJ [«oijxíog, Xéyoy ij^tv, YÌvexai xaQà <£(AJtQoo^ev> xcov


àyyéX(uy km. evi à\xaQX(aX(b ^exavoo-Ovxi.»]
El texto de Q en griego y en español 189

Q15,4-5a.7
L a oveja perdida
M t l 8 , 12-14 Le 15,4-7
4 ¿Quién de entre vosotros que tenga cien ovejas y [pierdal
una de ellas, no deja las noventa y nueve [en el monte] y va a
[buscar] la [perdida]?
5a Y si resulta que la encuentra,
7 os digo que se alegrará por ella más que por las noventa y
nueve' que no se extraviaron.

EvTom 107 (Nag Hammadi 11 2)


(1) Dice Jesús: El reino es semejante a un pastor que tenía cien
ovejas.
(2) Una de ellas, la más grande, se extravió. Él dejó las noventa y
nueve, (y) la buscó hasta que la encontró.
(3) Cansado, dijo a la oveja: Te quiero más que a las noventa y
nueve.

Q15,<8-10>
[La moneda perdida]
Le 15, 8-10
[8] [«¿O qué mujer que tenga diez dracmas, si pierde una
dracma, no enciende una lámpara y barre la casa, y busca has-
ta que la encuentra?»]
[9] [«Y cuando la encuentra llama a sus amigas y vecinas, y
les dice: Alegraos corunigo, porque he encontrado la dracma
que había perdido».]
[lOJ I«Os digo que del mismo modo los ángeles se llenan de
alegría por un pecador que se convierte».]
¡90 El Documento Q

Q 17,3-4
Perdonar al hermano que te ofende
M t l 8 , 15.21-22 Le 17,3-4
3 ááv áfxaQtriori [ele; ok} ó ctóeXcpóg oov, Í7íixi\ir\oov a-uxíp,
xai, eáv I^exavoriaril, ácgeq avx(b.
4 xai eáv ejtxáxig xf\q r||aégag á[xapxr|aTi elg oé xai éjtxáxig
ácpr|08Lg aiixcp.

Q17,6
Fe como un grano de mostaza
Mt 17,20b Le 17,6
st 'é%sxs jtLOXLv 6g xóxxov aLvájtecog, íXéysxe áv xf] auxa-
^ívq) xaúxT]- éxQL^tó-Oi^xi xal qp'üxeú'&TiXL év xfi •^akáoor\- xal
vjirixotjaev dv v\xlv.

Me ll,22b-23
22b exexe KÍOXW -^EOV.
23 ctM-Tiv Xéyo) íífitv OXL og áv SUJIT] xcp OQSL XOÚXÜ)- aQ'&TixL x a l
|3XTi-9titL elg xi]v ^áXaocav, xal \ir\ SiaxQidfi év xf] xaQÓíí? aúxot)
dXXá jttcxexiT) 6xi ó Xakel yLvexat, eoxai atixw.

EvTom 48 (Nag Hammadi 112)


AéyeL Iriao'üg- é á v óiio elgriveijatoaiv év áXXriXoig ev xai xf]
a-uxfi oLxía, eQOíaiv x(h OQSV ^ e x á p a xal [xexapr|oexaL.

Q17, <20-21>
(El reino de Dios está dentro de vosotros]
Mt24,23 Le 17, 20-21
[20] [«'EjteQcoxT^-Oelg Óe Jtóxe SQxexai r\ paciXeía xoíj -Oso^j
ájrexQÍ'&T] aiJxoLg xal eljtev* oijx eQXfii^ctL fj paaiXeía xov
•^Eov \iexa jcaQaxTiQrjoecog,»]
El texto de Q en griego y en español 191

Q 17,3-4
Perdonar al hermano que te ofende
Mt 18, 15.21-22 Le 17,3-4
3 Si tu hermano peca [contra ti], repréndele, y si [se arrepien-
te], perdónale.
4 y si peca contra ti siete veces al día, perdónale siete veces.

Q17,6
Fe como un grano de mostaza
Mtl7,20b- Le 17, 6
Si tuvierais fe como un grano de mostaza, diríais a esta mo-
rera: Arráncate y plántate en el mar. Y os obedecería.

Me ll,22b-23
22b Tened fe en Dios.
23 Os lo aseguro, el que diga a este monte: Quítate y arrójate al
mar, y no dude en su corazón, sino que crea que va a suceder lo que
dice, le sucederá.

EvTom 48 (Nag Hammadi ÍI 2)


Dice Jesús: Si dos están en paz entre ellos en una misma casa, dirán
al monte: Quítate de ahí, y se quitará.

Q17,<20-21>
[El reino de Dios está dentro de vosotros]
Mt24,23 Le 17, 20-21
[20] [ «Preguntado sobre cuándo vendría el reino de Dios
íes respondió diciendo: El j-eino de Dios no vendrá aparato-
samente».]
192 El Documento Q

pi] Ibov u)Ôe TJ- «lÔoiJ yctp f| ßaaiXeia xov •Oeoû èv-
TOç "ujxwv ècrnv.»]

Me 13,21
Kal TÓxe èav xtç ti^LV zhcr\- ïôe (ijôe ó xQiozóc,, l'Ôe èxeî, ^ir) JTLO
T81J8Te"

EvTomZ, 1-3 (P. Oxy. 654)


(1) Xéyei 'I['ri(ooij)ç* èàv] oí êXxovxsç <i»fxaç [eutcoaiv vixXv
lôoù] ^ ßaötXeia èv otjçafvq), lîiAâç cp'&rioexai] xà jtexetva xot)
oiiQiavoi*
(2) èàv ô' 8uta)aLV ö]xi IÌÌJTÒ xf)v yriv èax[tv, 8ÍoeX8ÚoovxaL] oí
iX'&ueç xfiç -&aXa[aoîiç jtQocpMoavjxeç ii^âç-
(3) ual •il ßaa[LX8La xotJ deoij] èvxoç vy^ibv [èoJxL [uàxxoç.]

¿"vrow 3,1-3 (Nag Hammadi I I 2 )


(1) Aéyet 'Iiiaoûç- èàv oí riyou^evoL vycàç, eîjtcûaiv i}\\iy Ibov f|
ßaoiXeia èv xw oùçavcp èoxiv, qp'ÔTiaexai i)[xàç xà Jtexetvà xov
oxjQavoij.
(2) èàv (ô') EutcooLv ii^îv èv x'ô OaXáoori èoxLV, cp-OTioovxai X)\io.ç,
ot Lx-Ônjcç.
(3) àXXà f| ßaodeta èvxôç X)[AÎOV èoxiv xal èxxoç -UIACOV.

EvTom 113 (Nag Hammadi I I 2 )


(1) EtJiOv avx^ oí p.tt'&Tixaì a-òxco" JÏOÎÇC "niAècc êQX8xat f) ßaoi-
Xeía;
(2) oi)x 8Qxexai ^exà àjcoHaQaôoxiaç.
(3) ovu egotJöLV lôo-ù wôe T] looù èx8L.
(4) àXkà. '^ ßaoiXeia xoíj jraxçoç èoxQWixévi] èoxiv sm xf|ç yfjc
xal oí àvdQOJjcoi 01) pXeirouoLv aítxiív.
El texto de Q en griego y en español 193

p l l [«Y no dirán:» ¡Mira, aquí «está»!, o: «¡Allí está! Porque


el reino de Dios está dentro de vosotros».!

Me 13,21
Si alguno os dice entonces: ¡Mira, aquí está el Mesías! ¡Mira, «es-
tá» allí! No lo creáis.

EvToml>, i-3(P.0xy. 654)


(1) Dice Jesús: [Si] los que <os> engañan [os dicen: Mirad,] el reino
«está» en el cielo, «entonces» los pájaros del cielo [os precederán].

(2) [Si os dicen] que está debajo de la tierra, los peces del mar [en-
trarán precediéndolos.
(3) Pues el remo [de Dioslestá dentro de vosotros [v fiiera.l

EvTom 3.1-3 (Nag Hammadi I I 2 )


(1) Dice Jesús: Si vuestros guías os dicen: Mirad, el reino está en el
cielo, «entonces» los pájaros del cielo os precederán.

(2) Si os dicen: Está en el mar, los peces del mar os precederán.

(3) Pero el reino está dentro de vosotros y foera de vosotros.

EvTom 113 (Nag Hammadi I I 2)


(1) Le dijeron sus discípulos:¿Qué día vendrá el reino?

(2) No vendrá con espectación.


(3) No dirán: ¡Mirad, aquí «está»!, o: ¡Mirad, allí «está»!
(4) Sino que el reino del Padre está extendido sobre la tierra y los
hombres no lo ven.
194 El Documento Q

Q 17,23-24
E l Hijo del hombre llegará como un rayo
Mt 24,26-27 Le 17,23-24
23 eáv eurtwaiv v\)Xy' Ihov év tfj égri^cp éorív, é§éX.'&r|T8*
lóot) év Toíg xa|xeíoi5, ^IT) Sico^rite*
24 wajceQ yáp y\ áargajtT] z%zQxzxa\, ano ávaroXcov xai, cpaí-
vExat 80)5 Suap,cüv, oÍJtcog eoxai [ój utóÍ[gl TOÍ3 ávO'QCÓJCOu
[áv xr\ fi(.i£QQt amovj.

Me 13,21
Kal TÓxe éáv xig •ü^Xv eÍjrT)* tÓe wÓe ó xQioxóg, i6e éxeí, fi-f] nio-
xeúexe'

.^v7c'w3,l-2 (P. Oxy654)


(1) Xévst 'I[Ti(ao'0)5- éáv] oí eXxovxsg <'6>^ág [eijtcoaiv t)|iív
1601)] paoiXeía év o'6Qa[vcp, í)(xag (pOi^oexat] xa Jtexeivá xoü
,oí(Q[avoij-
(2) éáv 6' eíjKtíatv ojxt íin;ó x-qv YH'V 80X[LV, ElaeXeTJoovxai,] oí
LX^úeg xfjg -^aXáíoarig jtQocpdáoav]xEg •u[xág-

EvTom 3, 1-2 (Nag Hammadi ÍI 2)


(1) AÉYEi 'Iriaoijg* éáv oí riyoiJiAEVOi ú^ág eíiiítíaLV \)[ALV' IÓOIJ T|
paadeía év xíp o-Ogavíp éoxiv, (p-^riOExat íi^tág xá jtexsivá xo-0
oupavov.
(2) éáv (S') EtjríüOLv vyXv év xíj daXáaoTj" éoxív, (p-OTiaovxaL úixág
oí LX'&iJEg.

Q 17,37
Los buitres alrededor del cadáver
Mt24,28 Le 17,37
OJTOX» x6 jtxa)p.a, 8K8L aDvax'9T)00vxai ol áexoL
El texto de Q en griego y en español 195

Q 17,23-24
£1 Hijo del hombre llegará coma un rayo
Mt 24, 26-27 Le 17,23-24
23 Si os dicen: ¡Mirad, está en el desierto! No salgáis. ¡Mirad,
está dentro de casa! No vayáis detrás.
24 Porque así como el relámpago brilla desde occidente has-
ta oriente, así aparecerá el Hijo del hombre |en su día].

Me 13,21
Si alguno os dice entonces: ¡Mira, aquí está el Mesías! ¡Mira, está
allí! No lo creáis.

EvTom3, 1-2 (R Oxy. 654)


(1) Dice Jesús: [Si] los que <os> engañan [os dicen: Mirad,] el
reino «está» en el cielo, «entonces» los pájaros del cielo [os pre-
cederán].
(2) [Si os dicen] que está debajo de la tierra, los peces del mar [en-
trarán precediéndolos.

EvTom 3, 1-2 (Nag Hammadi I I 2 )


(1) Dice Jesús: Si vuestros guías os dicen: Mirad, el reino está en el
cielo, «entonces» los pájaros del cielo os precederán.

(2) Si os dicen: Está en el mar, los peces del mar os precederán,

Q17,37
Los buitres alrededor del cadáver
Mt24,28 Le 17,37
Donde está el cadáver, allí se reunirán los buitres.
m El Documento Q,

Q 17,26-27.¿28-29?.30
Como en los días de Noé
Mt 24, 37-39 Le 17, 26-30
26 .. [xa-Otüd .. ¡évéveto év xlai[gl rijiégailgl Níoe, ovTcog
Eoxat [ev T<fi> ril^ée<a>] lov vlov xcO ávOgcóíto-u.
27 I(bs yág fjaav év taig ^[xágaig éxeívaigl XQWYOvteg xai
7CÍVOVTE5, yafxcüvxeg xal ya^LgovxEgl áxQL r\g f\\iéQaq
eiofíX'O-ev NCOE elg xriv xiptóxóv, xal r\k^ev ó xaxaxXojo^ióg
xal fjgev anavxag,
¿28-29? ..
30 o-uxcog eoxai xal fj f|^iée<;t ó xilóg xoij áv^génov ájioxa-
A-úJiTExau

Q 17,34-35
A uno se lo Uevarán y a otro lo dejarán
Mt 24,40-41 Le 17,34-35
34 Xéy<a v\dv, eoovxai Óúc [év xw aygcp], elg KaQaKa\x.^á-
VExai xal Elg ácptexaf
35 6iJ0 áXridouaaL év xcp [xúXco, [Xta JcaQaXafxpávexai xal
[lía dcpÍExai.

Me 13,16
xal ó eig xóv áyQÓv ¡xf) éjtiotQEipáTCO eig xa ÓJtíaco agai xó Í\iá-
xLov aüxoíj.

EvTom 61,1 (Nag Hammadi 11 2)


Aéyei líiaoüg- Óúo ávaíxaúoovxai éjtl xUvTig, ó etg ctJiodaveTxat,
ó etg ^rjaexaL
El texto de Q en griego y en español ¡97

Q17,26-27.¿28-29?.30
Como en ios días de Noé
Mt 24, 37-39 Le 17,26-30
26 .. |Como sucedió en losj dias de Noé, así será [en el día]
del Hijo del hombre.
27 [Pues'así como en aquellos díasl comían y bebían, se ca-
saban y se entregaban en matrimonio, hasta el día en que Noé
entró en el arca, y llegó el diluvio y se los llevó a todos.

¿28-29? ..
30 Así será también el día en que el Hijo del hombre se ma-
nifieste.

Q17,34-35
A uno se lo llevarán y a otro lo dejarán
Mt 24,40-41 Le 17,34-35
34 Os lo aseguro: Estarán dos [en el campoj; a uno se lo lle-
varán y a otro ío dejarán.
35 «Estarán» dos moliendo en el molino; a una se la llevarán
y a otra la dejarán.

Me 13,16
El que esté en el campo, que no'regrese para tomar su capa.

EvTom 61,1 (Nag Hammadi I I 2 )


Dice Jesús: Dos descansarán en el lecho; el uno morirá, el otro vivirá.
198 EI Documento Q

Q 19,12-13.15-24.26
E l dinero confíado a lös siervos
Mt 25, 14-30 Le 19, 12-26
12 áv:o-Qcojtóg Tig àitoò'mioìv
13 enákeosy òéxa ÒovXovg eavxov xal è'òcoxev aùtolg òéxa
jxväg [xal ehizv aT5to<ì>g' itQajiiaxzvoao^e zv ò 80xo|iai].
15 .. [^letà]... [noX'òv XQÓvovJ eQ^etai ó x-úpiog xcáv
òovXmv èxeivctìv x a l ouvaigei Xóyov \xzx' aùxcov.
16 x a l |<f)>>.'&<£v>I ò jtpcöxog Xéyov XI3QL8, T| ^vä oou
òéxa itQoo'r]Qyáoaxo jivàg.
17 x a l eiJtev axixcp- eù, àya'O'è òovXz, éjtl ò^lya fjg jtioxóg,
83x1 noXkiòv az xaxaaxr|0co.
18 x a l r\k^zv ó [oeúxeQogl Xzyoiv %VQLZ, r\ \iyä oov
8JtOLT|asv jtévxe p.väg.
19 eljtEv [aiixlö)' |l8'ù, àya-^z òovXz, zju, òXiya fjg jcioxóg,!
èjtl Jto^wv 08 xaxaoxTjaü).
20 x a l vikùzv ó exspog ^éycov XV0L8,
21 PYVO3V¡ oe ÖXL oxX.TiQÒg 8L av^QCOJtog, '&8QÍ^Ü)V ÖJTOTJ OV%
eojteiöag x a l ovváywv ö^sv ov Òieoxó^jTioag, xaì cpoßi-p-
'&8lg ajceX.'&cbv] exQUipa l<xr\v \iväv> oov} èv [xfj yr\f L6|[8]|
ex8ig xò aóv.
22 X,8Y8L aijxcp* jrovr)Qè 6o'üX8, fjOeig öxi -^epí^co ÖJto'u ov%
eajr8i0a xal auváyco o^ev ov ÒieoxÓQjtiaa;
23 [eöei oe ovv ßaXeiv] \iov x[[àl àeyijQLla xoTgl x^ajce-
^Lxaigl, xal eX-Ö-cbv éycb 8XO^ioá^r|V dv xò é^iòv aìiv xóxcp.
24 àpaxE ovv àif avxov XTJV \iväv xal oáxe xcp exovxi xàg
Òéxa [xvag-
26 xw lyàQÌ 8X0VXI Jtavxl öo-Öxiasxai, xoíj òè \xr\ exovxog
x a l o z-xzi aQ'Oriasxai ajt' auxcój.

Me 13,34
'Qg av&Qtojtog àjtóÒTifxog àcpelg TÍIV olxiav avxov xal Soùg xotg
ácúA-oig atixoij xfjv è^cuotav éxáoxo) xò eQyov auxoo xal xcp
-ÍHJQÜJQW evExeíXaxo iva yQTiYOQfi
El texto de Q en griego y en español ¡99

Q19,12-13.15-24.26,
E l dinero confiado a los siervos
Mt 25, 14-30 Le 19, 12-26
12 .. Un hombre, al marcharse de viaje,
13 llamó a diez siervos suyos y Ies dio diez minas [y les dijo:
Negociad hasta que regrese.]
15 .. | A I cabo de mucho tiempo] viene el señor de aquellos
siervos y les pide cuentas.
16 [Vino] el primero diciendo: Señor, tu mina ha producido
otras diez minas.
17 Y él le dijo: Bien, siervo bueno, has sido fiel en lo poco, te
pondré al frente de mucho,
18 Vino el [segundo] diciendo: Señor, tu mina ha dado cinco
minas.
19 Él [le] dijo: [Bien, siervo bueno, has sido fiel en lo poeo,|
te pondré al frente de mucho.
20 Y vino el otro diciendo: Señor,
21 [sabía] que eres un hombre duro, que cosechas donde no
has sembrado y recoges de donde no has esparcido, y, por
[miedo, fixi] y escondí [tu mina] en [la tierra]. Aquí tienes lo'
tuyo.
22 Él le dijo: Siervo malo, sabías que cosecho de donde no he
sembrado y que recojo de donde no he esparcido.
23 [Por eso tendrías que haber dado] mi dinero [a los cambis-
tas], y al volver yo habría recibido lo mío con los intereses.
24 Así pues, quitadle la mina y dádsela al que tiene las diez
minas.
26 [Porque] a todo el que tiene se le dará, y al que no tiene se
le quitará hasta lo que tiene.

Me 13, 34
Es como aquel hombre que se marchó de viaje dejando su casa, y
encomendó a cada uno de los siervos su tarea, y encargó al portero
que vigilase.
200 El Documento Q

Me 4, 25
6g yctQ e/ei, óo-drioeTaL avx^' xal 05 ovx e/ei, xai. 6 ex^t
«D-Orioetai ¿ut' atjtotj.

£vrom 41 (Nag Hammadi ÍI2)


(1) Aéyet Itiaoüg* oorig exei év TÜ X^^Q^- auxo'O, Óo-OriasTai avxí^

Q 22,28.30
Vosotros juzgaréis a las doce tribus de Israel
Mtl9,28 Le 22, 28-30
28 •up.eig .. o i áxoXo'U'^oa'vxég \iov
30 xa'Or|0eo'9-£ ém -Q-QÓVIOUS] ngívovxeq xág ócbÓExa
El texto de Q en griego y en español 201

Me 4, 25
Pues al que tiene se le dará, y al que no tiene se le quitará hasta lo
que tiene.

EvTom 41 (Nag Hammadi lí 2)


(1) Dice Jesús: A aquel que tiene en su mano, se le dará.
(2) Y a aquel que no tiene, incluso lo poco que tiene se le quitará.

Q22,28,30
Vosotros juzgaréis a las doce tribus de Israel
Mt 19,28 Le 22, 28-30
28 Vosotros, los que me habéis seguido
30 .. os sentaréis sobre tronos para juzgar a las doce tribus
de Israel.
CONCORDANCIA

Introducción

Esta concordancia recoge sólo el vocabulario más significati-


vo de Q que aparece en El Documento Q en griego y en español,
excluyendo los artículos definidos, las preposiciones, las partícu-
las, los pronombres personales y los pronombres relativos. Todos
los verbos van precedidos de la sigla v. antes de la traducción es-
pañola. No se ha tratado de ofrecer un elenco completo de los
significados de bastantes términos griegos. Tales listas pueden
encontrarse en Frederick William Danker, A Greek-English Lexi-
con of the New Testament and Other Early Christian Literatur^
(tercera edición, basada en W. Bauer, Griechisch-deutches Wör-
terbuch zu den Schriften des Neuen Testaments und der früfir
christlichen Literatur, sexta edición; ed. Kurt Aland y Barbata
Aland, eon Victor Reichmann, así como en las ediciones inglesas
anteriores de W F. Arndt, F. W. Gingrich y F. W. Danker, The Uni-
versity of Chicago Press, Chicago-London 2000), o bien en H. G.
Liddell-R. Scott-H. S. Jones, .^4 Greek-English Lexicon Clarendon
Press, Oxford 1968. En español puede consultarse H. Balz-G.
Schneider (eds.). Diccionario exegético del Nuevo Testamento,
2 vols. (BEB 90-91), Sigúeme, Salamanca ^2001 y ^2002.
La presentación de la concordancia permite ima fácil identiifi-
cación visual de los diversos tipos de vocabulario presentes en Q:
3,7 Las citas en negrita se refieren al vocabulario que se
encuentra al. mismo tiempo en Lucas y en Mateo^ y
por tanto constituye el vocabulario «mínimo» de Q.
Sin embargo, esto no significa que necesariamente
las palabras en negrita aparezcan en el mismo caso^b
tiempo en Mateo y en Lucas.
'204 El Documento Q

3, 7 El tipo normal se utiliza para el vocabulario que se


encuentra en Mateo o en Lucas, y que el Proyecto In-
ternacional Q ha asignado a Q con una probabilidad
de ( A } o { B } .
[3, 71 Las citas entre corchetes dobles designan el vocabu-
lario con probabilidad {C} que se encuentra en El
Documento Q en griego y en español, y por tanto en
la concordancia. Ahora bien, como puede suceder
que un verso completo sea asignado a Q con probabi-
lidad (C) y al mismo tiempo Mateo y Lucas coinci-
dan en el uso del mismo lexema, hay algunos casos
en los que el número aparece en negrita entre cor-
chetes, por ejemplo, XÉyto Q Í12,54}. En este caso,
tanto en Mateo como en Lucas, encontramos leyere,
pero debido a que el verso en su conjunto no se asig-
na con seguridad a Q, aparece entre corchetes [ 1-
;<<12, 33» Este tipo de comillas señala el vocabulario de las fra-
ses que parecen haber tenido su origen en Q, pero que
ahora sólo reflejan el sentido general de lo que conte-
nía. Q. Esta sigla se utiliza normalmente para frases y
versículos que se encuentran sólo en un evangelio
([«Q/Mt 5, 41»]; «12, 33»; [«12, 49»]; «14, 21a»;
[«15, 8-10»]; «17, 20.21b»). Aunque parece que el
versículo o la frase proceden de Q, es imposible re-
construir el texto completo o determinar con un cier-
to grado de probabilidad la formulación exacta de Q
que subyace a la redacción del evangelista.
i, 7 Las citas en cursiva designan el vocabulario que no se
encuentra en Q, debido a que se le ha asignado una
probabilidad {D} o {U}. No distinguimos entre el vo-
cabulario tipo {D} y {U}, pero el lector de El Docu-
mento Q en griego y en español puede determinar con
facihdad sí el lexema en cuestión se encuentra sólo en
Mateo o en Lucas, puesto que su lugar estará señalado
en la columna de Q con ( ) si el texto se encuentra só-
lo en Mateo, y con [ ] si se encuentra sólo en Lucas.
Los pasajes {U}, puesto que son indeterminados, es-
tán señalados con [( )] en la colunma de Q cuando
Concordancia 205

existe texto tanto en Mateo como en Lucas. En estos


casos, el vocabulario mateano y lucano del tipo {D}
se incluye en la concordancia, así como las palabras
de Mateo y de Lucas en el caso de vocabulario del ti-
po {U} cuando existe texto en Mateo y en Lucas.
La decisión de incluir el vocabulario {D} y {U}, a
pesar de que obviamente se corre el riesgo de incluir
datos redaccionales en la concordancia, puede ser un
exceso de inclusividad, pero esta opción es preferible
a la de excluir ambos grupos de vocabulario. Hay al-
gunos casos en los que el sentido de Q es bastante
claro, a pesar de que el Proyecto Internacional Q no
ha sido capaz de decidirse entre Mateo y Lucas. Por
ejemplo, en Q 4, 2, Mateo dice viìoxeijaag (ayunan-
do), mientras que Lucas dice otiK Eípayev otiòèv (no
comió nada). El PIQ no encontró argumentos para de-
cidir entre las dos opciones, y en consecuencia regis-
tró la variante como {U} en el texto de Q. Ahora bien,
puesto que hay un acuerdo básico entre Mateo y Lu-
cas en el significado, parece preferible incluir ambos
grupos de vocabulario en la concordancia en lugar de
excluirlos, porque esto implicaría excluir una coinci-
dencia básica de sentido.
<16,18> Los ^editores de El Documento Q en griego y en espa-
ñol han considerado a veces necesario proponer lec-
turas hipotéticas, que aparecen en el texto crítico de
Q y en la concordancia entre corchetes angulares. En
la mayoría de los casos dichas lecturas poseen cierta
base en Mateo o en Lucas. Por ejemplo, en Q 16, 18,
Mateo no posee un texto válido, mientras que Lucas
dice étégav, que es probablemente un término luca-
no. En este caso, se ha propuesto como lectura hipo-
tética de Q <aXh\v>, y por ello <16,18> aparece en
la concordancia bajo àXKo<^.
206 El documento Q

Concordancia

"ApeX, (Abe!) aSixog (injusto)


e 11,51 Q16,351
*Afípaa(A (Abrahán) áetóg (buitre)
e 3,8; 3,8; 13,28 fi 17,37
aYOtdóg (bueno) ct^eTÉCL) (v. rechazar)
Q Í6, 351; 6,45; 6, 45; 6, 45; fill7.i0l
11,13; 11, 13; 19,17; |19, aqiCí (sangre)
191 fill,50; 11,51; 11,51
o.yaXKiá<si (v. exultar) aiQO) (v. tomar, llevar, quitar)
fi 16, 231 fi4,ll; 17, 27; 19,24; 19,26
ayajüáco (v. amar) aiTécü (v. pedir)
66,27; 6,32; 6,32; 16,13 fi 6,30; H , 9; 11,10; 11,11;
àyyaQeuco (v. obligar) 11,12; 11,13
e(6,'29-^30/Mt5,4ll áxádaQTOg (impuro)
áyye'kog (ángel, mensajero) fi 11,24
Q 4, 10; 7, 27; 12, 8; 12, 9; áxavda (espinas)
í«15.10»! fi 6,44
ayio^iX) (u santificar) áxoKou'&étó (v. seguir)
fi 7,9; 9,57; 9,60; 14,27; 22,28
áyiog (santo) áxovtü (v. oír, escuchar)
e p , 161; 13,22112,10; [[12, fió,47; 6,49; 7,9; |7, 181; 7,
121 • 22; 7, 22; [7. 291 10, 24;
ayogá (plaza) 10, 24; 10, 24; //, 28; 11,
e 7,32; 11,43 31; 12,3
ayogá^to (v. comprar) óngaoLa (ambición)
QJ4J8; 14,19; 17, 28 fill,39
áyQÓg (campo) aXag (sal)
212^28; 14,18; [17,34] fi 14,34; 14,34
àòeXqpóg (hermano) áXeuQOV (harina)
e 6,41; 6,42; 6,42; 17,3 fi 13,21
àÒTiA-og (oculto) ctXT|"&to (v. moler)
fi 11,44 6,17,35
g.àr\g (Hades) áXXá(pero)
filo, 15 Q 7,7; 7,25; 7,26; U , 33; 12,51
Concordancia 207

àkXoc, (otro) avzvxóz, (soportable, llevadero)


66,29; 7,8;<16, 18> 210,12; 10,14
aXíov (era, parva) áv8[xog (viento)
63,17 2116» 481; 16,491; 7,24
òtXcóJtTìI (zorra) ávTi-&ov (eneldo)
29,58 21U42
á^aQ-távco (u pecar) ávr)Q (varón)
217,3; 17,4 211,32
ápagttoXóg (pecador) áv&QWJtog (hombre, ser humano)
27,34; [«15, 10»! 24,4; 6, 22; 6,31; 6,45; fó.
áfxeXéo) (v. descuidar) 451; 6,48; 6,49; 7,8; 7,25;
2 ^4.18 7, 34; 7, 34; 9, 58; 11, 11;
òcpr|v (amén) 11, 24; 11, 26; 11, 30; 11,
^ 2112,441 44;]ln,46l;Ill,521; 12,8;
à|,i|X05 (arena) 1112, 8|; 12, 9; 12, 10; 12,
26,49 40; 13,19; 14,16; 15,4; 17,
àptcpiévvTJfAL (v. vestir) 24; 17, 26; 17, 30; 19, 12;
2 7,25; [[12, 281 19,21
àp<pÓTeQOi (ambas, las dos) ávíoTTipL (v. levantarse)
26,39 211,32
òcvapXéjTco (v. mirar) ávoLYüJ (v. abrir)
27,22 2 53,211; 11,9; 11,10; 13,25
d v á y x T i (necesidad, ser necesa- ávopía (anemia)
rio) 213,27
Q14,18;\l,\ ctvráxw (v. adherirse, ser fiel a)
ccváyco (v. llevar, conducir) 216,13
214,11 ávTLÓLXog (adversario)
avaxXívco (u sentarse) 2 12,58; [12, 581
213,29 avuSpog (árido, seco)
avájtauoLg (descanso) ^ 211,24
211,24 á|ívri (hacha)
avájTTü) (v. encender, prender) 23,9
2I«12,49»1 a^iog (digno)
a.vaxzkXtí) (v. levantar,, hacer 23,8; 10,7
subir) anayytXkd) (v. anunciar)
26, 35 , 67,22
àyaxoKr\ (oriente) d.na\xé<á (v. reclamar)
213,29; 17,24 2 [6, 301
208 El Documento Q

ànaXkàoodì (v. librarse) anocnekXíD (v. enviar)


fi 12,58 fi 7, 27; 10,3; 10,16; 11,49;
ànac, (todo) 13,34; 14,17
fip. 2 4 1 1 2 , 301; 17,27 aiixo) (v. encender)
àJCÉQXOM'Cti' marcharse) fií«15, 8»1
fi 7, 24; 9, 57; 9, 59; 14. 18; apa (por tanto)
119,211 fin,20; 11. 48; 12,42
djiiotog (incrédulo) aQyvQLOv (dinero)
fi 12,46 fi 19,23
ctJtXoCg (simple, sano) c(QL%éco (v. contar)
fi 11,34 fi 12,7
ctJio6exaxó(ü (v. pagar el diezmo)
àgxexóg (suficiente)
fi 11,42 fi 16,401
òtQvéo^iai (v. negar)
ànoÒrméo) (v. ausentarse, mar-
fi 12,9; 12,9
charse)
ágjcayTi (rapiña)
fi 19,12
fi 11,39
àn:oòiòa)[xi (v. pagar, devolver)
ocQJiá^ci) (u apoderarse, arrebatar)
fi 12,59
fi 16,16
anicOriXTi (granero)
ctgxog (pan)
23,17; 12,24 fi4,3;4,4;ll,3;ll,ll
àJCOxaXujiTCtì (v. revelar, descu- agtúco (v. salar)
brir)
fi 1114, 341
fi 10,21; 10,22; 12,2; 17, 30
ágx^l^^^ (^- comenzar)
àjioxQLVOnaL (v. responder)
fi 7, 24; 12, 45; Í13, 251; 13,
fi 4, 4; 14, 81; [[4, 121; 7, 6; 7,
26; 14. 18
22; / / , 29; 13, 25; |I«17,
áQX<^y (príncipe, jefe)
20»! fi 11,15
ajTOXTeívco (v. matar) dopeoxog (inextinguible)
e 11,47; i i , 45; 11,49; 12,4; fi 3,17
12,4; 13,34 ctoOevéíü (v. estar enfermo)
áJtóXXvjit (v. destruir, matar, filio, 91
perder) aaJtá^oixaL (v. saludar)
fili, 51; 12, 5; [15, 41; |15, fiI0,4
4l;|«15,8»l;|«15,9»l;i7, aoJtaoiAÓg (saludo)
2P; 17,33; 17,33 fi 11,43
anoKvüi (v. despedir, divorciarse)àooàQiov (as [moneda romana])
filó, 18; 16,18 fi 12,6
Concordancia 209

àoxeajtri (relámpago) 52; 12, 31; 13, 18; 13, 20;


217,24 13, 28; 16, 16;1«17, 20»1;
at)X,é(o (v. tocar la flauta) [[«17, 20»I; ff«l7, 2b>|; 22,
^27,32 30
ausavo) (v. crecer) paoi^EÚg (rey)
212,27; 13,19 27, 25; 10, 24
aijQiov (mañana) paaíXioaa (reina)
212,28 211,31
acpavíí;(ü (v. corroer) |3aaxát,a) (v. llevar)
2«12,33»; 12, 33 23,16; 10,4;;/, 27
àcpLi^p-L (v. dejar, abandonar, per- BetXt^e^ovl (Belcebú)
donar) 211,15; 11,19
2 4 , 13; 116, 291; 6,42; 9, 60; Br]^aaLSá(v) (Betsaida)
11, 4; 11,4; | l l , 4 2 l ; [ [ l l ,
2 10,13
421; 1U52; 12,10; 12, 10; ^iát,iü (v. hacer violencia)
13, 35; 15, 4; 17, 3; 17, 4;
216,16
17,34; 17,35
^laotTig (violento)
aíQÍov(\\\x (u apartarse)
2 i6,16
2 13,27 pXéjrcü (v. mirar, ver).
ccxuQov (paja)
Q 6,41,1, 22; 10, 23; 10, 23;
23,17
10,24
póduvog (pozo, hoyo)
paAXávTLov (alforja, bolsa)
26,39
2110, 41
pouXri (decisión)
páXXto) (v. arrojar, echar, invertir)
23,9; 4,9; 12,28; S« 12,49»fl; Ql7,30l
12, 51; 12, 51; 12, 58; 13, (3o'úXop,aL.(v. querer, elegir)
19; 14,35; 119,231 210,22
pajtxí^co (v. bautizar) poüg (cabeza de ganado, toro)
23, 7; 3,16; 3,16; ^y|; p , 2 •/< 19
2/1; l3,2ll;|7,2Pl;tt7,5í?l pgéxoJ (v. llover, hacer llover)
pájtxio^a (bautismo) 2tt6, 351;/7,2P
2tt7,29l pQOXñ (lluvia)
paQ-úg (profundo) 26,48; 6,49
2 íi. 46 pQuy^ióg (rechinar)
paaiXeía (reino, dominio) * 2 13,28
24,5; 6,20; 7,28; 10,9; 11, pewoig (polilla)
2; 11,17; 11,18; 11,20;U, 2 «12, 33»; 12, 33
210 E¡ Documento Q

TaKíl.aía (Galilea) yQa\x\xaxzvc. (escriba)


Q1116
ya\ii<ü (v. casarse) YQÚcptü (v. escribir)
Q}4,30; [[16,181; 16,18; 17,
6 4 , 4 ; 4,8; 4,10; 4, 12; 7,27
27
yuvTi (mujer, esposa)
yaiiL^co (v. dar en matrimonio) 6 7 , 2 8 ; ; ; , 27; 13,21;;^, 20;
617,27 [[«15, 8»1; 16^8
yÉEwa (Gehenna)
612,5 Saifxóviov (demonio, espíritu)
6 7 , 3 3 ; 11,14; 11,14; 11,15;
ysítov (vecino)
11,15; 11,19; 11,20
6 [[«15,9»¡1
SáxTuXog (dedo)
ye\iit.oi (v. llenar)
6 11,20; 11,46
6 14,23
6av(8)í^(i) (v. prestar)
yénco (v. estar lleno)
Q16,301; [6,341
6 1 1 » 39
Óet (v. ser necesario, tener que,
yevsá (generación) deber)
6 7,31; 11,29; 11,29; 11, 30; 611,42; [19,231
11,31; 11,32; 11, 50; 11, ÓeíxvunL (v. mostrar)
51 64,5
yéwrma (raza) ÓElJCVov (cena, banquete)
63,7 6 [ l l , 4 3 l ; 14,16; [14,171
ysvvTitóg (nacido) 6éua (diez)
67,28 6l«15,8»1;19,13; 19,13; 19,
yf\ (tierra) 16; 19,24
6 1 0 , 2 1 ; 11,31; 12, 6; «12, 6év6QOv (árbol)
33»; |«12,49»1; 12,51; 14, 6 3 , 9 ; 3,9; 6. 43; 6, 43; 6,43;
35; 16,17; [[19,211 6,43; 6,44; 13,19
ywojim (y ser, llegar a ser, su- Óéofxai (v. pedir, rogar)
ceder, acontecer) 610,2
Q13, 2114,3;6.35;|6, 361; óeop.eúto (v. atar)
16, 401; n, 11; 10, 13; 10, 6 [11,461
13; 10, 21; 11, 26; / / , 27; óeo^WTTiQiov (cárcel)
11,30; / / , 41; 12,40; [[12. Q7,1S
541; 13, 19; 15, 5; [«15, ósmegog (segundo)
10»1;[17,26117,28 e 119,181
YLvcóauco (v. conocer, reconocer) Séxo|j,at (v. recibir, acoger)
66,44; 10,22; 110,221; 12,2; 6 1 0 , 8 ; 10,10; 10,16; 10,16;
12,39; 12,46; [[19,211 10, 16; 10,16
Concordancia 211

Siap>.éníO (v. ver claramente) SLCÓXO) (V. perseguir)


26,42 216, 221; |6,231; [6, 281; H ,
SuxpoX.og (diablo) 49; 17.23
24,2; 4,3; 4,5;f4,9]]; 4,13 ooxécü (V. parecer, creer, suponer)
oiaxa-O-agí^O) (v. limpiar, aven- • 2 3; 8; 12,40; 112,511
tar) ooxip,á^o) (U examinar)
23,17 21"^'
ÓiaxQÍvü) (v. juzgar, distinguir) Ò 0 X Ó 5 (rama)
2 l i 2 , 561 2 6,41; 6,42; 6,42
Siavóíi^a (pensamiento) bò\xa. (regalo, don)
21U17 211,13
òiaouoQJii^O) (v. esparcir, despa- 6 ó | a (gloria)
rramar) 24,5; 12,27
219,21; 19, 22 ècuXeuctì (V. servir, ser esclavo)
ÒtacpéQO) (v. llevar, ser diferente, 216,13; 16,13
ser más valioso) òoijXog (esclavo)
212,7; 12,24 Q 6, 40; 6, 40; 7,8; 12,42; 12,
óioáoxaXog (maestro) 43; 12, 45; 12, 46; 14,17;
26,40; 6,40 «14,21»; 14,21; 19,13; 19,
StOáaxü) (v. enseñar) 15; 19,17; fl9,191; 19,22
212,12; 13,26 SQax^T) {dracma [moneda grie-
6í6cop.t (v. dar) ga])
24,6; 6,30; 11,3; 11, 9; 11, 2 [[«15, 8»1; |«15, 8»1; |«15,
13; 11, 13; 11, 29; 12, 42; 9»1.
12,58; 19,13; 19,24; 19,26 Òuvap-ai (v. poder, áer capaz)
òiÉQXOM'ai (v. pasar, andar errante) 23,8;6,39;($,42;12,4;12,5;
211,24 12,25; 1112,561; U.20;<i4,
SíxaLog (justo) 26>; 14,26; 14, 27; 16,13;
216,351 16,13
omaióco (v. justificar) Súva^ig (fiierza)
217, 2P1; 7,35 210,13
OLOQ-úooo) (v. abrir un boquete) ovo (dos)
2 «12, 33»; 12, 33; 12,39 2 Í I 6 , 29^30/Mt 5,41i; Í12,
6Lxá^ü> (v. separar, dividir) 61; 16,13; 17,34; 17,35
2 12, 53 S-uopáotaxTog (pesado)
6LXOTop,éa) (v. castigar, partir un QJl. 46
trozo) hvo]X'i\ (occidente)
212,46 213,29; 17,24
212 El Documento Q

öcoÖexa (doce) 8»|;[«15,10»1;M 75; 16,


fi 22,3ft 13; 16, 13; 16, 17; 16, 17;
6(ö|j.a (terraza, tejado) 17,2; 17,34; 17,34; 17,35;
012,3 17, 35
dcíZQyo\}.a\, (v. entrar)
éáco (v. dejar, permitir) 6 7,1; 7,6; 10, 5; [lO, »1; 10,
e|12, 391 10; 11, 26; 11, 52; 11,52;
éYYÍ^to (v. acercarse, estar cerca) 11,52; 13, 24; 13, 24; <13,
010,9 24>; 17,27
eyeÍQtí) (v. levantar, alzarse) eloqpáQco (v. llevar, introducir)
ß3,8;7,22;7,28;ll,31;|i3, 6 1 1 , 4 ; 12,11
251 Euaxóv (cien)
k.y7iQVJtx(x> (v. esconder, ocultar) 615,4
Q 13,21 éua-róvxaQXog (centurión)
éOvixóg (pagano, gentil [adj.]) ^ 67,3;7,6
el6, 341- éxpáXXoj (v. expulsar, echar)
e^og (pagano, gentil [n.]) 6 6 , 42; 6,42; 6,42; 6, 45; 6,
012,30
45; 10,2; 11,14; 11,14; 11,
eiJEOv (v. decir [aoristo])
15; 11, 19; 11, 19; 11, 20;
Ö[3,7E;4,3;4,3;4,6;4,8; 4,
13,28
9; 4, 12; [6, 221; 6,42; 7,7;
éxel (allí)
7,9; 17, 191; 7,22; 9,57; 9,
6 1 0 , 6; 11,26; 12,34; 13,28;
58; 9,59; 9, 60; 10,21; 11,
117,21117,37
15; 11, 17; / / , 27; 11, 28;
111,291; i i , JP;11,49; 12, éxei-dev (de allí)
612,59
3; 12,10; ¡12, 101; 12, 11;
12, 12; 12, 45; 12, 54; 13, éjíeívog (aquel)
25; 13, 27; 13, 35; 14,17; 6 6 , 4 8 ; 6,49; 10, 10; 10, 12;
14, 18; 14. 19; 14, 20; 14, 10,12; 10, 21; 11,26; 12.
21;|«17,20»l;|77,2il; 17, 72; [[12, 391; 12,43; 12,45;
23; 19, 12; ¡[19, 131; 19,17; 12,46;|17,27l;19,15
19, 19 éx^iltéco (v. buscar)
elQrjvi] (paz) 6 1 1 , 50; 11, 51
Ö10,5; 10,6; 10,6; 10,6; 12, euuÓJixw (v. cortar, talar)
51; 12,51 63,9
815 (uno [numeral]) áxjreLQá£,ü) (v, poner a prueba,
ÖI6,29^30/Mf5,411; 12,6; tentar)
12, 25; n,r¡; 15, 4; í«15, 64,12
Concordancia 213

EKQL^óco (v. arrancar de raíz) e^wdev (de fuera)


611,39
EJtTLvaooto (v. sacudir) é^córeQOg (exterior)
610,11 6113,281
éxTÓg (exterior) éjta'&QOL^ü) (v. reunir)
611,41 6 11 29
Exxéco (v. derramar) éjraLQCO (v. levantar, alzar)
611,50 616,20]]; 27
eXeog (misericordia) éjtEQWtáca (v. pedir)
611,42 ^ 6I«17,20»1

EXJCL^CO (V. esperar) £jT;tÓíÓ(tí(XL (v. dar)


6 1 1 , 1 1 ; 11,12
e\xKOQÍa (negocios) éjtL^riTécú (v. buscar)
614, 19 612,30
EvÒu^j-a (vestido) sni'&v^étu (v. desear)
612,23; 12, 26 6 iO. 24
EVOúco (v. vestir) éjctoúoLog (necesario)
612,22
èvEvi^xovxa (noventa) ájciOTQéípco (v. volver)
615,4; 15,7 , 6110,61; 11,24
èvvéa (nueve) éKwnJváY<ü (v. reunir)
^ 6 15,4; 15,7 613,34; 13,34"
èvTéX,X(o (v. mandar, dar órdenes) éjrtxLT^^i (v. colocar, poner)
64,10 ^ 6 [[11,461
evTÓg (dentro) éjriTifiáctí (v. reprender)
6 n , 4 1 ; í « 1 7 , 21»! 617,3
k^,éQXO\xav (v. salir, marcharse) éjriTQéjTíü (v. permitir)
6 7, 24; 7, 25; 7, 26; 10, 10; 69,59
11, 24; <U, 24; 12, 59; 14, EJiTÓ (siete)
18; 14, 23; 17, 23; 17, 24; 611,26
17.29 Ejrráxtg (setenta)
è^o^toX,07éo> (v. confesar, reco- 6 17,4; 17,4
nocer) Eeyá^onai (v. trabajar)
610,21 613,27 -
elouoía (autoridad) EQYaota (ocupación, ganancia)
67,8 6 12, 5 8
£^(ü (fuera) éQyáxTig (trabajador)
6|l0,10S;ttl3,25S;14,3S 6 10,2; 10,2; 10,7
214 El Documento Q

EQTìiAog (solitario, desierto) exiSia (buen tiempo)


fi 4,1; 7,24; 17,23 fi [[12, 541
èQT]jióco (v. devastar) e'uSoxía (beneplácito, confian2a)
filo, 21
èeX^l^at (v. ir, venir) eudsTog (apto, adecuado)
fii3, 7|; 3,16; p , 22l 4, 16; fi 114.351
6,48; 6,49; <7, 3>; 7,3; 7, eir&Tjg (enseguida)
8; 7,8; 7,19; [7,29l; 7,33; fi 6,49
7,34; 11,2; 11,25; 11,31; evKOTtog (fácil)
12,39; 12,40; 12,43; [«12, ^2116,171
49»I;12,51;12,51;12, 53; evXoyétí) (v. bendecir)
13,35; 14,17; i4. 20; 17,1; fi 13,35
17, 1; [«17, 20»II; [[«17, 8ÚQL0xa> (v. encontrar)
20»]); 17,27; 19,13; 19,15; fi7, 9; 11,9; 11,10; 11, 24;
1<19, 16>I; 19, 18; 19, 20; 11,25; 12,43;14,23;15,5;
19,23 [[«15, 8»1; [«15, 9 » ! tt«15,
epcoTÚO) (v. preguntar) 9»1?17, 33; 17, 33
Q 14, 18; 14. 19 éX'&QÓg (enemigo)
ea-&í<i> (v. comer) fi6,27
Ql4, 21 7,33; 7, 34; 10, 7; e.xib\a (víbora)
QlO. 81; 12, 22; 12, 29; 12, fi3,7
45; 13,26; 77, 25 exü) (v. tener)
eaxatog (último) fi3,8; 6,32; 7,3; 7,8; 7,33; 9,
fi 11,26; 12,59; 113,301; [[13, 58; 9,58; 14,18; 14.18; 14,
301 19; 15, 4;ff«15, 8»1; 17,6;
eacü^ev (desde dentro) 19, 21; 19, 24; 19, 26; 19,
fi 11,39 26; 19,26
ereQog (otro)
e [[7, 191; 17, 321; % 59; 11, Zax<XQÍcíc; (Zacarías)
26; 14. 19; 14, 20; 16, 13; fi 11,51
16,13; 19,20 t,á(i) (v. vivir)
etoitiog (preparado) fi4,4
fi 12,40; 14,17 t,evyr\ (yugo)
ev (bien) fi 14. 19
e 19,17;119, 191 t,TiTÉcü (v. buscar)
eíiaYYeXí^O) (v. anunciar buenas fi 11,9; U , 10; 11,16; U,24;
noticias) 11,29; 12,31; 13,24;j[15,
fi 7,22 41; f«15, 8»1
Concordancia 215

^iifiTl (levadura) •&eóg (Dios)


e 13,21 6 3,8; 221; 4,3; 4,8; 4,9;
Cup.óoj (v. fermentar) 4,12; 6, 20; 7, 28; [7. iúl;
613,21 |7, 301; 10, 9; 11, 20; 11,
20; 77, 2B\ I I . 49; <11,
rjÔT] (ya, ahora) 52>; 12. 8; 12. 9; 12, 24;
6 3 , 9 ; í«12,49»]]; 14,17 12,28; 13, 18; 13, 20; 13,
r|ôiJoapov (menta) 28; 16, 13; .16, 16; |«17,
611,42 20»1; [[«17, 20»1;
f)íííi) (v. llegar) 21»1
612,46; 13,29; [[13,351 -&eQajceij(o (v. curar, cuidar)
•qXixta (edad, estatura) 6 7 , 3 ; 10,9
6 12,25 •&eeí^Cü (v. cosechar)
ííkoc (sol) 612,24; 19,21; 19,22
66, 35 •^eptojióg (cosecha)
i^jiéca (día) 6 1 0 , 2 ; 10,2; 10,2
6 4,2; 10,12; 12,46; 17,4; '&T]Xá^a) (v. amamantar)
[[17, 241; 17, 26; |[17, 261; 677,27
[[17, 271; 17,27; 77, 25; 77, -OT^oauQL^co (u atesorar)
29; 17, 30 6 «12, 33»; 12, 33
•9T)oauQÓ5 (tesoro)
dáXaoaa (mar) 66,45; 16,451; «12, 33»; 12,
6 1 7 , 2 ; 17,6 33; 12,34
•dájiTCO (v. enterrar) •&QTivéoj (v. cantar endechas)
6 9,59; 9,60 67,32
'&o.vvi.át,<\i (v. admirarse, maravi- -^QÍ^ (cabello, pelo)
llarse) 612,7
6 7 , 9 ; 11,14 •&QÓvog (trono)
•ftEáupai (v. ver) 622,30
67,24 •QuyátTiQ (hija)
^eiov (sulfuro) 612,53; 14,26
6 17. 29 (puerta)
déXo) (v. querer, desear) 6 13,24; 13,25; 113,251
6 [[6, 29S; 6, 31; 7(3. 24; [11, ^oiactTTieLov (altar)
461; [[«12, 49»1; 13,34; 13, 6 ",51
34
de^eXuDco (v. cimentar) laxíbp (Jacob)
66, 48 613,28
El Documento Q

láofiai {v. curar) 'Itóávvrig (Juan)


67,7 2 3 , 2 ; p . 2/1; 7,18; 7,22; 7,
Í6e (¡mira!) 24; 7,28; 17,291; 17, 2P1; 7,
6119,211 33; 16,16
LÒL05 (propio) 'Icovàg (Jonas)
614,18 611,29; 11,30; 11,32, 11,32
looú (he aquí, he ahí) lora (iota [letra griega])
QU 221; 6,42; 7,25; 7,27; 7, 616,17
34; 10,3; U,31; 11,32;;/,
41; 13, 35; |17, 21|; [[«17, xai&aQL^OD (v. limpiar, purificar)
21»1; 17,23; 17,23 67,22; 11,39; [11,411
legóv (templo) xadagóg (limpio)
64,9 611,41
leQOuoaXriiJi (Jerusalén) %áur\\iLai (v. sentarse)
24, 9; 13,34; 13,34 67,32; 22,30
ÍTiooug (Jesús) HCídÍ0TT]^L (v. poner, colocar)
6I<3, 0>1; 13, 2/1; [3,211; 4, 612,42; 12,44; 19,17; 19,19
1; 4,4; 4,8; 4,12; 7,;; 7,9; xad(óg(como)
9,58; IJ, 39 e6,31;[[Il, 301; 117, 261; / 7,
ixayóg (v. ser digno, capaz) 28
63,16; 7,6 xaiQÓg (tiempo, momento)
t|AáTiov (túnica, vestido) 6./Ö, 2/; 12,42; [12,561
66,29 jíaíü) (v. quemar, prender)
tva (para) 611,33
24,3; 6,31; 5, 57; [6,401; 7,6; xaxcog (de mala forma)
l!,4I;in,5Ql 14,23; 17,2
'Io0óávTi5 (Jordán) xáXa|.iog (caña)
6 3 , 3 ; p , 2;l 67,24
'loaáx (Isaac) xaX,éa) (v. llamar, invitar)
613,28 6 6, 46; 114, 161; H 17; 14,
TogariX (Israel) 23;[<«15,9)»I; 19,13
6 7,9; 22,30 xaXóg (bueno, hermoso)
i'oTTiiAL (v. colocar, poner) 6 3, 9; 6, 43; 6. 43; 6, 43; 6,
64,9; 11,17; 11,18; ¡13,25l 43; [14, 341
ioxupóg (fuerte, poderoso) xaXÚJtTco (v. ocultar)
63,16 612,2
iX'&iJg (pez, pescado) xaQOía (corazón)
611,12 26,45; 12,34; 12,45
Concordancia 217

xapjtóg (fruto) xel^at (u poner, estar puesto)


63,8; 3,9; 6, 43; 6, 43; 6,43; 63,9
6,43; 6,44 xsQaía (coma)
uápcpog (brizna, mota) 616,17
Q6,41; 6,42; 6,42 x8CpaXr| (cabeza)
xaTOpaívco (v. descender, bajar, 69,58; 12,7
derramar) xfiJiog (jardín)
6 6,48; 6,49; 10,15 6113,191
xaTapoXT) (fundación, principio) •KÍ-]QVy\ia (anuncio, proclamación)
611,50 611,32
xaTaxaico (v. consumir) XTiQÚaocü (v. proclamar, anun-
63,17 ciar)
xaxaxXuoiaóg (diluvio) 612,3
617,27 xipwxóg (arca)
xctraxQÍvw (v. condenar) 617,27
611,31; 11,32 HLvéco {v. mover)
xaxaAeíjTCü (w abandonar) 6 [[11,461
6<i(5 xXáoog (rama)
x a r a p a v d á v ü ) (v. aprender) 6 13,19
e 112, 271 xXaícú (v. llorar)
xatavoécü (v. observar, conside- 67, 32
rar) K>.audp,óg (llanto)
66,41; 12, 24 613,28
xaTaaxe'uáí;co (v. preparar) xKeíü) (v. cerrar)
67,27 6 11, 52; 113,251
xaTaoxr)vóüJ (v. anidar) xXéjtXTig (ladrón)
6 13,19 6 «12, 33»; 12,33; 12,39
xaTaoxTivcüaig (nido) xXéjTXùi) (u robar)
69,58 6 «12, 33»; 12,33
xatacpQovéw (v. despreciar) xXipavog (homo)
6 16,13 ¿12,28
xaroLxécü (v. habitar, quedarse a jíAívtü (v. reclinar)
vivir) 69,58
611,26 xo00ávxrig (cordante [moneda
xáTü) (debajo) romana])
Q4,9 6112, 591
KatpaQvaoúi^i (Cafarnaún) x ó x x o g (semilla, grano)
6 7 , 1 ; 10,15 613,19; 17,6
2¡8 El Documento Q

xoLX,La (vientre) xÚQtog (Señor, señor, dueño)


Q11.27 6 4, 8; 4, 12; 6, 40; 6. 40; 6,
xotAL^co (v. recibir) 46; 6,46; 7,6; 9,59; 10,2;
Q 19,23 10, 21; / / , 59; 12, 42; 12,
xovLOQTÓg (polvo) 43; 12,45; 12,46; 13, 25;
Q10, u 13,35; «14,21»; 16,13; 19,
xOJtLácü (v. trabajar, cansarse) 15; 19,16; 19,18; 19,20
612,27 xcüq?óg (sordo)
xOJtpía (estiércol) 67,22; 11,14; 11,14
_fil4,35
xÓQa| (cuervo) XoXiiá (v. decir, hablar)
Q 12, 24 66,45; 11,14; 77, 39
xoo^éco (v. limpiar, ordenar) Xai^pávcD (v. recibir)
611,25 6116, 291; 116, 341; 11,10; 13,
xóofAog (mundo) 19; 13,21; 14, 27
6 4 , 5; 11,50 Xá|Ano) (v. alumbrar, dar luz)
xQLfAtt (juicio, disputa) 6111,331
e 16,371 Xaóg (pueblo)
xpívov (lirio) Q\3,2Í\17,29\
612,27 XaTQeúo) (v. servir, dar culto)
xQLVü) (v. juzgar) 64,8
616,291; 6,37; 6,37; 16, 371; Xéyw (v. decir, hablar)
Í6,37122,30 6 3, 8; 3, 8; [5, 221; 6, 42; 6,
xQLOLg (juicio, justicia) 46; [7, 31; 17, 31; 7,8; 7,9;'
6 10,14; 11,31; 11,32; 11, 7,24; 7, 26; 7,28; 7,32; 7,
42 33; 7,34; 10,2; 10,5; 10,9;
x^LiTig (juez) 10,12; 10,24;ttl1,21; 11,9;
611,19; 12,58; 12,58 11, 24; 77. 27; 11, 39; 11,
xgoúü) (v. llamar, golpear) 51; 12,3; 12,22; 12*27; 12,
6 1 1 , 9 ; 11,10; 113,25] 29; 12, 44; |72. 54\, [12,
xQÚJtTTl (lugar oculto) 541; 12,59; 13, 25; 13, 26;
e un, 331 13, 27; 13, 35; 15, 7; [«15,
xQUJttóg (oculto) 9»1; [«15, 10»1; 17, 6; 17,
612,2 34; 19, 16; 19, 18; 19, 20;
xQÚircco (v. ocultar) 19,22 -
6 10,21; 19,21 X,ejtQÓg (leproso, enfermo de la
xúf-uvov (comino) piel)
611,42 67,22
Concordancia 219

Xíav (mucho) p,aoTÓg (pecho)


Q14,5Ì Q1127
XidopoXéco (u lapidar, tirar pie- ^áxctLpa (espada)
dras) 612,51
013,34 fxéyag (grande)
XíOog (piedra, loca) 6 6,49; 7,28; 7,28;|14, 161
í23,8;4,3;4,U; 11,11; 17,2 fAs^o) (v. emborracharse, estar
Xóyog (palabra) borracho)
6 6 , 4 7 ; [6,491; 7 , 1 ; 7,7; 11, ^ e 112,451
28; 12,10; 19,15 péXXco (v. estar a punto de)
Xxixog (lobo) 63,7
610,3 pévco (u permanecer)
XvoixsXéo) (v. ser preferible) 610,7
617,2 [xeQÍ^íü (v. dividir)
Xvxvia (lámpara) 611,17;n,17;ll,18
611,33 nepi^váct) (v. preocuparse)
Xvxvog (luz, lámpara) 6 12, 11; 12, 22; 12, 25; 12,
611,33; 11,34; |«15, 8»¡ 26; 12,29
AíÓT (Lot) pégog (parte, herencia)
QJ7, 28:17,29 612,46
, í^éoog (medio)
[i(X^xr\c, (discípulo) 610,3
6 6, 20; 6, 40; [6, 401; 7, 18; ¡xetapaívo) (u ir, cambiar, de
10,2; II. 5P;<14,26>; 14, lugar)
26; 14.27 . 6 [[10,71
paxáQiog (dichoso) |j-8TapéXo}xai (v. lamentar)
6 6 , 20; 6, 21; 6, 21; 6, 22; 7, 6!Í7,301
23; 10, 23; 11, 27; 11, 28; peravoéü) (v. arrepentirse)
12,43 6 10,13; 11,32; |«15, 1,0»1;
p.aXaxÓ5 (lujoso) ^ 117, 31
67,25; 7, 25 pexávoia (conversión)
¡láXXov (más) 63,8 : '
6 11,13; U 5; 12,24; 12,28; p.exQéco (medir)
15,7 66,38; 6,38
p,a^wvág (Mammón, dinero) l^éipov (medida)
616,13 66,38
jxapTUQéa) (v. dar testimonio) pTiÓé (ni)
6111,481 6 1 0 , 4; 12,22
220 El Documento Q

\ir\òzL<; (nadie) Na!;aQá (Nazará, Nazaret)


210.4 24,16
jcoxe (no sea que, a no ser que) vai (si)
24,11; 12,58 27,26; 10,21; 11,51
^rjTe (ni) vexijóg (muerto)
Q7,33; 7,33 2 7,22; 9,60; 9,60
[XTitriQ (madre) vri^oj (v. hilar)
2 12,53; 14,26 212, 27
\i't\xi (no) vfiKLOg (niño)
26, 39; 6,44 210,21
[tVKQÓc, (pequeño) vr\oxBvo> (v. ayunar)
27,28; 17,;2
[XÍXtov (milla [romana]) NiveiJiTTìg (Ninivita)
2[[6-29-^30/Mt5,411 211.30; 11,32
vonLXÓg (experto en la ley)
^iLoéto (v. odiar)
217,501; Ill,46l;|11.52l
214, 26;<14,26>;16,13
vó^og (ley, costumbre)
latodóg (salario, recompensa)
2 16,16; 16,17
26,23; 6, 32; l<6, 34>I; 10,7
vooaíov (poliuelo)
uva (mina [moneda griega])
213,34
2 19, 13; 19. 16; 19, 16; 19,
vÓTog (sur)
18; 19, 18; I<19, 21>I; 19,
211,31
24; 19, 24
vúncpTi (novia, esposa)
^VT^elov (tumba)
212,53
2 11,44; 11,47 Nwe (Noé)
[AOtXaXíg (adúltero) fi 17,26; 17,27
QIJ.29
jxotxeúoj (v. cometer adulterio) óÒTiyéco (v. guiar, mostrar el ca-
216,18; [16,181 mino)
|j.óvog (solo) 26,39
e4,4;4,8 óóóg (camino, senda)
[ivXinóc, (piedra de molino) 27,27; 10, 4; 12,58; 14,23
fi 17,2 òòoug (diente)
\xvXog (molino, piedra de molino) 213,28
fi 17,35 • odev (de donde, por tanto)
[XCüQaívo) (v. desvirtuarse, perder 211,24; 19,21; 19, 22
sabor) oí6a (v. saber)
fi 14,34 2 | 7 . 501; 11, 13; 11,17; 11.
Concordancia 221

44; 12,30;12,39;|12, 561; óveiSí^O) (v. insultar)


13,25; 13,27; 19,22 66,22
olxeTeta (esclavos domésticos) ovo|Aa (nombre)
612,42 6 1 1 , 2 ; 13,35
oLxía (casa) ojtou (donde, allí donde [con
66,48; 6,48; 6,49; 6,49; 10, éáv])
5; [10, 71; [10, 71; [[10, 71; 6 9, 57; «12, 33»; «12, 33»;
11,17; [[11,331; [[«15, 8»1 12, 33; 12, 33; 12, 34; 17,
oíxoÓEOJiótTig (dueño de la casa) 37; 19,21; 19,22
612,39;II13, 251; 14, 21 QTTiog (para que)
OLXo6o[xécú (v. constmir, edificar) 66, 35; 7, 3; 10,2
6 6 , 4 8 ; 6, 49; 11,47; 11, 48\ ópáo) (v. ver, mirar)
17,28 6 7, 25; 7, 26; 10, 24; 10, 24;
olxog (casa) • 13,35; M 75
ÓQVri (ira, cólera, furia)
67,25;¡Í10,51; 11,24; 11,51;
.63,7
12, 39; 13,35; 14,23
olxTÍQucov (compasivo) OQy^tfSi (v. enfadarse, enfurecerse)
614,21
6 6,36; 6,36
oQVtg (pájaro)
oivo:7tÓTri5 (borracho)
6 13» 34
^ 67,34
OQog (colina, montaña)
óXiyÓJtiOTog (de poca fe)
6 4 , 5; [[15,41
612,28
ÓQX£op.ai (u bailar, danzar)
óXLyog (poco, pequeño)
67,32
6 10, 2; 13, 24; 19, 17; |19,
otav (cuando)
191
66,22;[[11,21; 11,24;//. 34;
oXog (todo, completo)
12,11
611,34; U,34; 13,21 OTE (cuando)
OíJ.oio$ (semejante, como) 6 n , 11113,351
6 6 , 48; 6, 49; 7, 31; 7,32; 13, OTi (que, porque)
18; 13,19; 13,21 6 3 , 8 ; 4,4; 4,10; 6,20; 6,21;
ói^OLÓO) (v. parecerse, ser como) 6, 21; 6, 23; 6, 35; 10, P;
6 7 , 3 1 ; 13, 18; 13,20 lio, 121; 10,13; 10,21; 10,
ófxoLcog (de forma semejante) 21; 10, 24; 11,31; 11, 32;
Q17.28. 11,39; 11,42; 11,43; 11,
ótxoXoYéo) (v. confesar, hablar en 44; 11,46; 11,47; [11,481;
favor de) //. 48\ 11,52; 12, 24; 12,
6 1 2 , 8 ; 12,8 30; 12, 39; 12, 40; 12, 44;
222 El Documento Q

12,51; 13,24; 14,17; 15,7; oíg (oído, oreja)


I«15, 9»S; 19,21; 19,22 212,3
ou, ovx, ovx (no) OÍJT8 (y no, ni)
Q 3,16; H 21 4, 4; 4, 12; 6. 2 12, 33; 12, 33; 14, 35; 14,
37; 6,40; 6,41; 6,43; 6,46; 35
6,48; 7,6; 7,28; 17,29}; 7, o-UTog (este)
32; 7,32; 9,58; 10,24; 10,
2 3 , 8 ; Í 5 , 221; 4,3; 4, 6; 7,1;
24; U , 17; 11,24; 11, 29;
7,8; 7,8; |7, 18| 7, 24; 7,
11,44; 11,46; 11,52; 12,2;
27; 7, 31; |10, 51; 10, 21;
12,2; 12,6; 12,10; 12,24;
10, 21; 11, 19; 11. 27; 11,
12, 24; 12, 27; 12, 28; 12,
33; 12, 39; 12, 40; 12, 46; 29;, 11, 30; 11,31; 11, 32;
12,46; 12, 51; 1112,561; 12, 11, 42; 11,49; 11, 50; 11,
59; 13, 25; 13, 27; 13, 34; 51; 12, 12; 12, 22; 12, 27;
'13, 35; U, 20; 14, 26; 14, 12, 30; 12, 30; 12, 31; 14,
26;<14,26>; 14,26; 14,27; 20; «14, 21»; 17,2; 17,6
14,27; 16,13;I«17,20|; 19, ouTCog (así, de esta forma)
21; 19,21; 19,22; 19,22 2 6 , 23; 6, 31; 10, 21; 11,30;
oítat(¡ay de!) 12, 28; 12,43; [«15, 10»1;
Q 10,13; 10, 13; U , 39; 11, 17,24; 17,26; 17, 30
42; 11,43; 11,44; 11,46; ovxí (no)
11,47; 11,52; 17,1 26,32; 6, 34; 6, 39; 12,6; 12,
ovbé (y no, ni) 23; [15,41; [«15, 8»1
Q6, 40; 6,43; 7,9;[7, 501; 10, ócpeiAÉTTig (deudor)
22; un, 521; 12,24; 12,24; 211,4
12,27; 12,27; 12, 33; í[/7, óq)£LXrip.a (deuda)
21}
611,4
ortósíg (no, ninguno, nadie, nada)
óqrOaXpóg (ojo)
21; 10,22; 11, 33; 12,2;
2[6,201; 6,41;6,41;6,42;6,
16,13
ouv (así que, por tanto, pues) 42; 6,42; 6,42; 10,23; 11,
. 23,8; 3,9; [7, 371; 10,2; 11, 34; 11,34; 11,34
13; 11, 35; ¡12, 291; |I9, óqjig (serpiente)
231; 19,24 211,12
ouQavóg (cíelo) 6x?sog (muchedumbre, gentío)
213,211; 6,23; 9,58; 10,15; 2[3,71; 7,24; 11,14; 77. 27;
10,21; 11,13; 12, 33; fil2, II. 29: 11, 39; [72,54
541; |12, 551; Í12, 561; 13, o^lJiog (atardecer)
19; 16,17; 17, 29 . 21112.541
Concordancia 223

jtaiòiov (niño) 7; 12,8; 12,27; I2,30';lll2,


67,32 311; 12, 44; |14, H l ; 14.
jtalg (criado, chico) 18;i6,18; 77, 29; 19,26
67,3;7,7 Jtaxfie (padre)
TtáXai (hace tiempo, antigua- 63,8; 6, 35; 6,36; 9,59; 10,
mente) 21; 10, 21; 10,22; 10,22;
610,13 10,22;11,2;11,13;U,47;
jiáXiv (además, por otro lado) 11,48; [12, 61; 12,30; 12,
6[[M31;I13,201 • 53; 14,26
jTaQa7Lvop,aL (v. venü-, llegar, pre- Jteiváü) (v. estar hambriento, te-
sentarse en) ner hambre)
6 P . 21} 64,2; 6,21
7taQCLbibv>\ii (v. entregar, confiar) :tEiQáí;a) (v. tentar, probar)
6 1 0 , 22; 12,58 64,2
jraQaLxéopaL (v. preguntar, soli- Tteigaoiióg (tentación, prueba)
citar) 611,4
6 Í< 18; 14,18; 14.19 Jté^wrci) (v. enviar)
jragaxaXéo) (v. invitar, pedir, con- 67,18
fortar, consolar) jtev^epá (suegra)
616,211; 7,3 612,53
jraQaXappávco (v. recibir, llevar- jrevdéü) (v. estar triste, lamentar-
se, traer) se por, estar, de luto)
6 4, 5; i l , 26; 17,34; 17,35 6[6;2ii;
jtaQattÍQTioLg (ostentación) Jtévtí: (cinco)
6lí«17,20»]l 6112.61; i4. 19; 19, 18
jraQaTÍ-^pi (v. proponer, pre- JtÉQa; (fin, límite, frontera)
sentar) 611,31
6S10,8J jTEpipáXXü) (v. echar alrededor,
JcagéQXopat (v. pasar, pasar de poner, vestirse)
largo) 612,27; 12, 29
616,17 TTEQÍXEljiai (v. estar colocado al-
jtapoilJÍg (plato) rededor, ser rodeado por)
QU,39 6ttl7,2]]
jtag (todo, cada) jtEQLjtatéco (v. caminar, pasear)
6 3 , 3 ; 3,9; 4,5; 4,6; [6,221; 6 7, 22; 11,44
6,47; 16. 491; [[7, 181; 17. TCEQLacieupa (abimdancia, pleni-
29|; 10,22; 11,10; U , 17; tud, exuberancia)
11,17; 111,331; 11,50; 12, 66,45
'•224 El Documenta Q

TteQLOoÓTEQOg (màs grande, ma- nvéíú (v. soplar)


yor, más) 216,481; [6,491
jtoiéco (v. hacer, realizar, prepa-
jreQtxíüQog (área, región) rar, ganar)
63,3 23,8; 3,9; 6,31; 6,31; 6,32;
jrexetvóv (pájaro) 6, 34; 6. 43; 6. 43; 6,43; 6,
29,58; 12, 24; 13,19 43; 6,46; 6,47; 6,49; 7,8;
iíréxQa (roca, cimiento) 7,8; 11,42; 12, 43; 14,16;
2 6,48; 6.48 19,18
Kr\Qa (alforja, bolsa) jTÓXig (ciudad)
210,4 210, 8; 10, 10; fflO, lOl; 10,
Ttrixvi; (codo) 12
212,25 rtoXug (mucho, más)
aívco (v. beber). ' 26,23; 10,2; 10,24; 11,31;
2 7, 33; 1,34; \ 0 ; i ; i 2 , 2 9 ; n,J2;U,7; 12,23; i2,2&;
12,45; 13, 26; 17, 27; 77. 13, 24; [13, 291; [ H . 161;
28 [19,15|;19,17;I9. 19
JEÍJCxco (v. caer, derrumbarse) jTOVTiQÓg (malvado, malo, malig-
2 6, 39; 6, 48; 6, 49; 12, 6; no)
ttl6, 17E 2 6 , 22; 6, 35; 6, 45; 6,45; 6,
jtiaxeúcD (v. creer) 45; 11, 13; 11, 26; U , 29;
Q17.29U7.30Ì 11,34; 19,22
jcioxic, (fe, creencia, confianza) nopEiJOfiai (v. ir, partir)
: 27,9; 11,42; 17,6 2 7 , 8; 7, 8; 7, 22; I I , 26; 14,
jrtoxóc; (creyente, fiel) yp;15,4
,212,42;19,17;|19,19]1 jrÓQVTi (prostituta)
rcXaváü) (v. extraviar, descarriar) 217.291
"'.215,7 jtoaáxtg (¿cuántas veces.,.?, ¿con
ji^axeiot (plaza, calle ancha) qué frecuencia...?)
213,26 213,34
7Ú.f\v (pero, mas, sin embargo) nóaoc, (¿cuan grande?, ¿cuánto?)
e 10,14; 17,1 211,13; 11,35
JtXriQÓa) (v. cumplir, llevar a tér- jtoxafióg (río, corriente, riada)
mino) 26,48; 6,49
eí7,ii Tcóxe (¿cuándo?)
jTvetJ^ia (espíritu, viento) 2[«i7,20»l
2 3, 16; [3,2211; 4,1; 11,24; jiOTTiOLOV (copa, cáliz)
; 11,26; 12,10; 112,12]] 211,39; 11, 41
Concordancia 225

jtoù (en alguna parte) ^TtQcoTOxa-OeOQia (primer puesto.


69,58 lugar de honor)
Jtoijg (pie) 611,43
6 4 , 1 1 ; 10,11 JtQWTOxXtaía (primer asiento [en
jtQaYp.axeúofA.aL (v. negociar, ha- la mesa], lugar honorífico)
cer negocios) 6111,431
6 19,13 jtQòJTog (primero)
jtpópaTov (oveja) 6 6,42; 9, 59; [[10, 51; 11,26;
6 10, 3; 15,4 41; 113, 301; [13, 301;
jiQoaOojcáo) (v. estar a la expec- 14.18; 19,16
tativa, esperar) rtteQÚyiov (pináculo, punta)
67,19; 12,46 64,9
n;eooepYáCo|iaL (v. aproximarse. JtxÉQXJ^ (ala)
venir) 613,34
619,16 3TTÚ0V (pala para aventar, bieldo)
KQOOtXixo\ia[. (v. orar, rezar) 63,17
6 6,28; 11,2 nx(b]xa (cadáver)
TCQoaHÓJUü) (v. golpear, apalear. OI7>37
maltratar) itxcbOLg (derrumbamiento, caída)
6 4 , 1 1 ; 6,49 616,491
JTQoaKUVÉü) (v. adorar, reve- TíXdiXOc, (pobre, mendigo)
renciar, doblegarse, someterse) 66,20; 7,22
6 4,7; 4,8 TtvQ (fuego)
jiQOOJtíJi-ca) (v. caer, arremeter) 63,9; 3,16;3,17;I«12,49»1;
616,481 17, 29
jrQOOTÍ'&rii.iL (v. añadir, conceder) jfUQQá^Cü (v. estar rojo)
6 12,25; 12,31 6 l l 2 , 541; |12, 551
jtQoaípcovéco (v. llamar, dirigirse jtcoXéto (v. vender)
a alguien) 612,6; 17. 28
67,32 Jitttg (¿cómo?)
jiQÓoíüTCQV (cara, rostro) 66,42; 11,18; 12,11; 12,27
6 7,27; 1112,561
7iQO^ir\xr\g (profeta) gápOog (bastón, vara, cetro, palo)
66,23; 7,26; 7,26; 10,24; 11, ^ 610,4
47; ,11, 49; 11, 50; 13,34; éajcí^to (v. golpear, abofetear)
16,16 ^ .616.291
jtQtuí (de madrugada) QÍ^a (raíz)
6ffl2, 551 63,9
226 El Documento Q

QÍjttco (u arrojar, tirar) ouoQjti^ü) (v. dispersar)


ei7,2 fill, 23
oáxHog (sayal, vestido de tela oxoxeLvóg (oscuro, oscurecido)
de saco) fill, 34
filo,13 ouoTÍa (oscuridad)
aaXeúü) (v. agitar, sacudir) fi 12,3
fi 7,24 (jxótog (oscuro, oscuridad)
oaJiQÓg (podrido, malo) fili, 35; 11,35; 13,28
Q 6. 43; 6, 43; 6,43; 6,43 Sooòó^a (Sodoma)
oaQÓtD (v. barrer) fi 10,12; 77, 29
fi 11,25; [[«15,8»! 2o>.0|xd)v (Salomon)
aatavág (Satanás) fi 11,31; 11,31; 12,27
fill, 18 aocpia (sabiduría)
aátov (medida) fi7,35; 11,31; 11,49
fi13,21 aocpóg (sabio)
OTi^SLOv (signo) fil0,21; 11,49
fill, 16; 11, 29; 11, 29; 11, ajtSLQCú (v. sembrar)
29; 11,30 fi 12,24; 19,21; 19,22
ofmegov (hoy) ajtoSóg (ceniza)
fi 11, 3; 12,28; Í12,55l fi 10,13
ar|5 (polilla, gusano) oxa'ueóg (cruz)
fi «12, 33»; 12,33 fi 14,27
otaycóv (mejilla) OTaq)uXT) (racimo de uvas)
fió, 29 fi 6,44
2L6(ÓV (Sidón) (néyi\ (tejado', techo)
fi 10,13; 10,14 fi7,6
aíva:ítL (mostaza) orevóg (estrecho)
fi13,19; 17,6 fi 13,24
OLTog (grano, trigo) otó|ia (boca)
fi3,17 fi 6,45
ojtavÓaXí^to (v. escandalizar, ha- OTQaxLcbTTig (soldado)
cer tropezar) fi7,8
fi 7,23; 17,2 oxQÉcptó (v. cambiar)
oxávdaXov (escándalo, tropie- fi 6,29
zo) OTQOU'OLOV (gorrión)
fi 17,1 fi 12,6; 12,7
oxXriQÓg (duro) cjTuyva^tù (v. entristecerse)
fil9,21 fi![12,55E
Concordancia 227

ovxápivog (morera) xíg, l í (¿quién? ¿qué?)


617,6 6 3 , 7; 6, 32; 6, 34; 6, 41; 6,
oDxov (higo) 46; 7,24; 7,25; 7,26; 7,31;
66,44 7,31; 11,11; 11,19; 12,11;
ovWéytü (v. recoger, reunir) 12, 12; 12, 22; 12, 22; 12,
66,44 25; 12, 26; 12, 29; 12, 29;
onváyuj (v. congregar) 12, 29; 12, 42; [«12, 49»1;
63,17,11,23; Ì2, 24; 17, 37; 13, 18; 13, 18; 13,20; 14,
19,21; 19,22 34; 15,4; [[«15, 8»1
cruvavoDYri (sinagoga, asamblea) TÓxog (interés)
611,43; 12,11 619,23
ouvaÍQco (v. rendir cuentas) TÓTTog (lugar)
611,24
619,15
TÓte (entonces)
otivÒouXos (consiervo)
61112,451 6 P , 2/1; 6, 42; [[11, 241; 11,
ouvexóg (sabio, inteligente)
26; / / . 39; 13, 26; 14,21;
16,16
610,21
XQanet,íxi](; (banquero, cambis-
acopa (cuerpo)
ta)
611,34; 11,34; 11,34; 12,4;
6119,231.
12, 5; 12,22; 12,23
TQáxTiírog (garganta, cuello)
617,2
ta^ietov (almacén, interior)
TQeTg (tres)
QÌ2. 3; 17, 23 613,21
xaiteLVÓtü (v. humillar) XQÉqjco (v. alimentar, nutrir)
6114,111; [[14,111 612,24
-céuvov (niño, niña) TQÍpoXog (cardo, abrojo)
63,8;7, 35; 11,13; 13,34 66,44
TeXct)VT|g (publican©, recaudador XQÓKog (modo, manera)
de impuestos) 613,34
6 6 , 32; |7,29S; 7,34 -EQOcpri (alimento, comida)
T e a a e p á x o v t a (cuarenta) 612,23; 12,42
64,2 TQùjyo) (v. comer, masticar)
TÍ'OTI^I (V. poner, situar) 617,27
6 1 1 , 3 3 ; 12,46 "CÚJiTCú (u pegar, golpear)
Tig, TL (alguien, algo) 612,45
6 9, 57; Í I O , 221; H . 15; 11, Ti!Qog(Tiro)
16; n, 27; 19, 12 610,13; 10,14
228' El Documento Q

xtj(pXÓ5 (ciego) OaQLoatog (fariseo)


26,39; 6,39; 7,22 Ql7, 301 II M ; 11,39; 11,
42; 11,43; [11,441
íiÓíüQ (agua) cpeÚYO) (v. huir)
23,16 23,7
móg (hijo) cpfm,i (v. decir)
2 4, 3; 4, 9; 6, 22; 6, 35; 7, 27.6
34; 9,58; 10, 6; 10,22; 10, <pdávcú (v. anticiparse, preceder,
22; 10, 22; 11, 11; 11, 19; llegar)
11, 30; 111, 481; Sl2, 8l; 611» 20
12, 10; 12, 40; 12, 53; 1 4 , (piXéco (v. amar, gustar)
2 6 ; 17,24; 17,26; 17,30 211,43
ujcáyci) (v. partir, ir) cpíXog (amigo)
216, 29<^30/Mt5,4ll; 10, 3; 27,34;(I<(15,9»1
12.58
cpopécú (v. temer)
•ujiaxoúw (v. obedecer, escuchar) 212,4; 12,5; 12,7; 19,21
, 617,6 qjOQÉü) (v. llevar, vestir)
vjiáQXii) (v. poseer, tener, existir) 27,25
212,44 (pOQtíov (carga, peso)
ÚJtTjQáxrig (siervo, asistente) 211,46
212,58; [í<12,58>1 cpQÓvi^og (prudente, sabio)
'{);iTo6eLHVuiii (v. mostrar, indicar)
212,42
^ 63,7
(p-uXaxT) (cárcel, prisión)
ujtoóiíiia (sandalia)
212,39; 12,58
2 3,16; 10,4
cpuXáoooj (v. guardar, vigilar, de-
{)jt05íQLxr|5 (hipócrita, farsante)
fender)
66,42
Qil. 28
üoTEQog (último)
cpuXií (tribu)
^ 6 < 2; 17.301
2 22,30
ú^|)TlXÓ5 (elevado, alto)
q^uteúcü (v. plantar)
^ 614,51
úi|)óti> (v. exaltar, engrandecer) 217, 6; 17. 28
210,15; 114,111; [[14,111 <pojXeóg (madriguera)
29,58
cpáyog (glotón, comilón) cpü>vT| (voz, sonido)
27,34 QI1,27
(patvü) (v. brillar, iluminar) cpwg (luz)
217,24 211,35; 12,3
Concordancia 229

(pcoxeLVÓg (resplandeciente, ra- XÓQxog (hierba)


diante) 612,28
XPíí^cü (v. tener necesidad de)
612,30
Xaipto (v. alegrarse, regocijarse) XQOvíí;co (u retrasarse, tardar)
26,23; 15,7;II<15, 9>1 612,45
Xagá (gozo, alegría) XQÓvog (tiempo)
Ql«\5,10»!
XtüXóg (cojo)
yp.\x.<h\ (mal tiempo, invierno)
67,22
e[12, 551
'xi'vxV) (alma, vida)
XetQ (mano)
612, 4; 12,5; 12,22; 12,23;
63,17; 4,11
17,33; 17, 33
x e í g o v (peor, más grave)
611,26 wág (aquí)
Xitcóv (túnica, capa) ^ 6 11,31; 11,32; 117, 211
66,29 (Jop.og (hombro)
XoQa^Lv (Corozaín) _ 6ttn.46i .
6 io> 13 WQa (hora)
XOQxá^oj (v. alimentar, saciar) 6 iO, 2 i ; 12, 12; 12, 40; 12,
66,21 46; 114, 171;
LECTURAS RECOMENDADAS

Hay una extensa bibliografía en otras lenguas, especialmente


alemán, que se omite aquí. Sólo se incluye una selección de. las
obras en inglés así como las traducciones al español. Para una bi-
bliografía completa puede consultarse F. Neirynck-J. Verheyden-
R. Corstjens, The Gospel of Matthew and the Gospel Source Q: A
Cumulative Bibliography 1950-1995 (BETL 140, 2 vols.), Leu-
ven University Press- Peeters, Leuven 1998; o D. M . Scholen Q
Bibliography, Twentieth Century, en Documenta Q: Supplemen-
tum, Peeters, Leuven 2001.
Para el texto de Q en griego y en inglés en el contexto de una
sinopsis de los evangelios, véase J. M. Robinson-P. Hoffmantí-J.
S. Kloppenborg (eds.)-M. C. Moreland (ed. ejec), The Critical
Edition of Q: Synopsis, including the Gospels of Matthew and
Luke, Mark and Thomas, with English, German, and French
Translations of Q and Thomas, Peeters-Fortress Press, Leuven-
Minneapolis 2000.
Para las bases de datos utilizadas en la reconstrucción de la
edición crítica de Q, véase la colección «Documenta Q», James
M. Robinson, Paul Hoffmann, John S. Kloppenborg (gen. eds.),
Stanley D. Anderson, Sterling G. Bomdahl, Shawn Carruth, .Ro-
bert Derrenbacker, Christoph Heil, Thomas Hieke y Steven R.
Jonson (vol. eds.), Peeters, Leuven 1996ss.

Aland, K., (ed.), Synopsis Quattuor Evangeliorum (Deutsche'Bi-


belgesellschaft,15), Stuttgart edición revisada 1996, corre-
gida ^ 1997.
Allison, D. C., The Jesus Tradition in Q, Trinity Press Internatio-
nal, Valley Forge PA 1997.
232 El Docummio Q
Asgeirsson, J.-Kristin de Troyer-Meyer, M . W. (eds.). From
Quest to Quelle: Festschrift James M. Robinson (BETL
146), Pceters, Lcuvcn 1999.
Catchpole, D. R., The Questfor ö, T & T Clark, Edinburgh 1993.
Fleddermann, H. T, Mark and Q: A Study of the Overlap Texts
(BETL 122), Leuven University Press-Peeters, Leuven 1995.
Harnack, A., The Sayings of Jesus: The Second Source of St.
Matthew and St. Luke (New Testament Studies, 2), trad. L
R. Wilkinson, Williams & Norgate-G. P Putnam's Sons,
London-New York 1908.
Havener, I . , Q: The Sayings of Jesus (Good News Studies 19),
Michael Glazier, Wilmington DE 1987.
Jacobson, A. D., The First Gospel: An Introduction to Q, Pole-
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Kirk, A., The Composition of the Sayings Source: Genre, Syn-
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Testamentum, 91), E. J. Brill, Leiden 1998.
Kloppenborg, J. S., The Formation ofQ: Trajectories in Ancient
Wisdom Collections (Studies in Antiquity and Christianity),
Fortress, Philadelphia PA 1987; reimpresión Trinity Press
International, Harrisburg PA 2000.
- Q Parallels: Synopsis, Critical Notes, and Concordance
(Foundations and Facets: New Testament), Polebridge, So-
noma CA 1988.
- (ed.), The Shape of Q: Signal Essays on the Sayings Gospel,
Fortress, Minneapolis 1994.
- y Meyer, M . W.-Patterson, S. J.-Steinhauser, M . G. (eds.), Q
Thomas Reader, Polebridge, Sonoma CA 1990.
- (ed.), Conflict and Invention: Literary, Rhetorical, and Social
Studies on the Sayings Gospel g , Trinity Press Internatio-
nal, Valley Forge PA 1995.
- y Vaage, L. E, (eds.) Early Christianity. Q and Jesus (Semeia
55), Scholars Press, Atlanta GA 1991.
i - Excavating Q: The History and Setting of the Sayings Gospel,
T & T Clark-Fortress, Edinburgh-Minneapolis M N 2000
(en preparación la edición española, Sígneme, Salamanca).
Lecturas recomendadas 233

Mack, Burton L., The Lost Gospel: The Book of Q and Christian
Origins, Harper San Francisco, San Francisco 1993; version
cast: £1 Evangelio perdido, Martínez Roca, Barcelona 1994.
Piper, R. A., Wisdom in the Q-tradition: The Aphoristic Teaching
of Jesus (SNTSMS 1), Cambridge University Press, Cam-
bridge-New York 1989.
- (ed.). The Gospel behind the Gospels: Current Studies on Q
(Supplements to Novum Testamentum, 75), E. J. Brill, Leiden
1.995.
Robinson, J. M.-Koester, H., Trajectories through Early Christia-
nity, Fortress Press, Philadelphia PA 1971; paperback 1979.
Theissen, G., Social Reality and the Early Christians: Theo-
logy, Ethics, and the World of the New Testament, trad. M .
Kohl, Fortress Press, Minneapolis M N 1992; T & T Clark,
Edinburgh 1993.
Tuckett, Ch. M., The Revival of the Griesbach Hypothesis: An
Analysis and Appraisal (SNTSMS 44), Cambridge Univer-
sity Press, Cambridge-New York 1983.
- Q and the History of Early Christianity: Studies onQ,T &T
Clark-Hendrickson, Edinburgh-Peabody M A 1996.
Uro, R., Sheep among the Wolves: A Study on the Mission Ins-
tructions of Q (Annales Academiae Scientianim Fennicae.
Dissertationes humanarum litterarum, 47), Suomalainen
Tiedeakatemia, Helsinki 1987.
- (ed.), Symbols and Strata: Essays on the Sayings Gospel Q,
Suomen Eksegeettisen Seuran Julkaisuja. Publications of
the Finnish Exegetical Society of Helsinki, Finnish Exegeti-
cal Society, Vandenhoeck & Ruprecht, Gottingen 1996.
COLECCIÓN «BIBLIOTECA DE ESTUDIOS BÍBLICOS»:

Colección dedicada al estudio déla Sagrada Escritura. Se


compone de obras clásicas de exégesis, comentarios a los
libros principales de la Biblia y estudios monográficos so-
bre temas mediante investigaciones fundamentales. Inició
su andadura el año 1973 con la publicación de la obra Re-
surrección de Jesús y mensaje pascual,,í/eA^ Léon-Dufoun

1. X. Léon-Dufour, Resurrección de Jesús y misterio pascual


2. J. Jeremías, Teología del nuevo testamento
4. H. Schlier, La carta a los galotas
11. G. von Rad, Teologia del antiguo testamento I
12. G. von Rad, Teologia del antiguo testamento II
13. G. Bomkamm, Jesús de Nazaret
14. J. Jeremias, Palabras desconocidas de Jesús
23. S. Herrmann, Historia de Israel
24. G. Bomkamm, Fabio de Tarso
26. L. Coenen, Diccionario teológico del nuevo testamento I-Il

28. L. Coenen, Diccionario teológico del nuevo testamento Wl-lW


30. J. Jeremias, Abba. El mensaje central del nuevo testamento
32. R. Bultmann, Teologia del nuevo testamento
35. G. Bomkamm, Estudios sobre el nuevo testamento
36. W. H. Schmidt, Introducción al antiguo testamento
41. E. Schweizer, El Espíritu santo
43. R. E. Brown, La comunidad del discípulo amado
44. M. Noth, Estudios sobre el antiguo testamento
46. X. Pikaza, Hermanos de Jesús y servidores de los más pequeños .
49. R. E. Brown-J. A. Fitzmyer, María enei nuevo testamento

52. H. J^ Kraus, Teología de los salmos


53. Yi.lKims, Los salmos \ 0.-59)
54. H.J. Kraus, loíía/mos 11 (60-150)
55. J. Gnilka, El evangelio según san Marcos I
56. J. Gnilka, El evangelio según san Marcos II
57. W. Schräge, É/íca del nuevo testamento
58. E. Schweizer, La carta a los colosenses
59. H. Köster, Introducción al nuevo testamento
60. G. Barth, El bautismo en el tiempo del cristianismo primitivo
61. U Wilckens, La carta a los romanos I

62. U. Wilckens, La carta a los romanos II


63. O. CuUmann, Cristologia del nuevo testamento
65. G. Barbaglio, Pablo de Tarso y los orígenes cristianos
68. X. Léon-Dufour, Lectura del evangelio de Juan I
69. X. Léon-Dufour, Lectura del evangelio de Juan li
70. X. Léon-Dufour, Lectura del evangelio de Juan HI
71. H. ScKUer, La carta a los efesios
73. N. Brox, La primera carta de Pedro
74. U.hvz, El evangelio según san Mateo \
75. X.'Pikaza, El evangelio. Vida y pascua de Jesús
78. M-Y. MacDonald, Las comunidades paulinas
79. A. Vanhoye^Sacerdotes antiguos, sacerdote nuevo según el NT
81. J. Lambrecht, Pero>'0 os digo...
82. J. Schlosser, El Dios de Jesús
83. J. Becker, Pablo el apóstol de los paganos
85. E Bovon, El e)íangelÍo según san Lucas l
86. F. Bovon,'^/ evangelio según san Lucas II
88. L. Schenke, La comunidad primitiva
89. J. Maier, Entre los dos testamentos
90. H. Balz-G. Schneider, Diccionario exegéíico del nuevo testamento I

91. H. Balz-G. Schneider, Diccionario exegético del nuevo testamento II


92. O. CuUmann, La oración en el nuevo testamento
93. S. Vidal, Escritos originales de la comunidad del discípulo «amigo» de Jesús
94. X. Pikaza, Pan, casa, palabra. La Iglesia en Marcos
95. G. Thezssen, Colorido local y contexto histórico en los evangelios
96. X. Léon-Dufour, Lectura del evangelio de Juan IV
97. R. E. Brown, Introducción a la cristologia del nuevo testamento
98. La Misná, C. del Valle (eà.\
99. H. W. WoIfF, Antropología del antiguo testamento
100. G. Theissen-A. Merz, El Jesús histórico

101. F. Conlrcras, La nueva Jerusalén, esperanza de la Iglesia


i 02. R. Bullmann, Historia de ¡a tradición sinóptica
103. VJ. Luz, El evangelio según san Mateo 11
104. H. Simian-Yofre, Metodología del antiguo testamento
105. M. Karrer, Jesucristo en el nuevo testamento
106. U. Luz, El evangelio según san Mateo III
107. El Documento Q, i. M. Robinson-P. Hofímann-J. S. Kloppenborg (eds.)
108. G. Theissen, La religión de los primeros cristianos

• * *

1. G. Strecker-U Schnelle, Introducción a la exégesis del nuevo testamento


2. E. Schweizer, Jesús, parábola de Dios
3. R. Schnackenburg, Amistad con Jesús
4. E. Schweizer, El sermón de la montaña
5. H. Balz, Vocabulario griego del nuevo testamento

Tel.: 34/923 218 203 - Fax: 34/923 270 563 - ediciones@sigueme.es


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RUDOLF BULTMANN

HISTORIA D E L A TRADICIÓN SINÓPTICA

Introducción (X. Pikaza)


1. El libro: historia y actualidad
2. Bultriiann pensador
3. Bultmann hermeneuta
4. Bultmann teólogo
5. Bultmann, libro abierto

I. La tradición de las palabras de Jesús


A. Apotegmas
B. Palabras del Señor
1. Logia
2. Palabras proféticas y apocaÜpticas
3. Palabras sobre la !ey y regias de la comunidad
. 4. Sentencias del «yo»
5. Símiles y formas afines

II. La tradición del materia! narrativo


A. Historias de milagros
B. Narración histórica y leyenda

n i . La redacción del material de la narración


A. Material de discursos
B. Material narrativo y la composición de los evangelios

Epilogo (G. Theissen)


1. Teoría y método de la historia de las formas
2. Investigación de las formas menores
3. Investigación sobre la recopilación de la tradición

«Libro clave de la historia cultural del occidente, donde se combinan y fe-


cundan: análisis filológico de los evangelios, reconstrucción histórica de Jesús
y búsqueda religiosa de la modernidad» (Xabier Pikaza).
«La aportación más importante del siglo XX en el campo de la literatura so-
bre los evangelios» (Gerd Theissen).

Biblioteca deEsUidios Bíblicos, 102 - 496 páginas - ISBN; 84-301-1307-3

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GERD THEISSEN - ANNETTE MERZ

E L JESÚS HISTÓRICO

I. LAS FUENTES Y SU EVALUACIÓN


1. La historia de la investigación en tomo a la vida de Jesús
2. Fuentes cristianas sobre Jesús
3. Las fuentes no cristianas sobre Jesús
4. El uso de las fuentes

II. E L MARCO DE LA HISTORIA DE JESÚS


5. El marco histórico y religioso de la vida de Jesús
6. El marco cronológico de la vida de Jesús
7. El marco geográfico y social de la vida de Jesús

III. LA ACTIVIDAD Y LA PREDICACIÓN DE JESÚS


8. Jesús, carismàtico: Jesús y sus relaciones sociales
9. Jesús, profeta: la escatologia de Jesús
!0. Jesús, salvador: los milagros de Jesús
11. Jesús, creador literario
12. Jesús, maestro: la ética de Jesús

IV PASIÓN Y PASCUA
13. Jesús, fundador cultual
14. Jesús, mártir: la pasión de Jesús
15. Jesús, resucitado: la pascua y sus interpretaciones
16. El Jesús histórico y los inicios de la cristologia

Estamos acostumbrados a oponer «Jesús histórico» y «Cristo de la fe», pa-


ra decir que sabemos muy poco del primero y que las afirmaciones sobre el se-
gundo son una creación eclesial. De esta manera la investigación histórica so-
bre Jesús se había reducido a una cuestión hermenéutica^
Este manual expone con la mayor objetividad y claridad posibles los resul-
tados de la investigación científica sobre el Jesús histórico. Elaborado en for-
ma didáctica, con numerosos esquemas y tablas, y con sugerencias para la re-
flexión hermenéutica.

Biblioteca de Estudios Bíblicos, 100 - 710 páginas-ISBN: 84-30Ì-1349-5

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