Está en la página 1de 4

ENTREVISTA EN EL INFIERNO

Estaba atardeciendo, él día comenzaba a ponerse nublado. James se


dirigía a la iglesia de su pueblo. Era un joven de 33 años de tez blanca y
pelo negro. Vestía una chaqueta de cuero color vino, unos jeans de
mezclilla y tenis negros.

Una vez adentro, caminó por el gran pasillo central en busca del padre;
al parecer no había nadie, pero vio que estaba en el confesionario y se
acercó para confesarse. Este era un señor de 60 años, canoso y de tez
morena. El padre lo vio y agarró la biblia para comenzar.

-En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo. Sabemos que
todo el que ha nacido de Dios, no peca; sino que aquel que nació de Dios
lo guarda y el maligno no lo toca. Buenas tardes hijo, cuándo fue la última
vez que te confesaste? -Dijo el padre con un tono calmado.

-Buenas tardes padre, fue hace mucho, no recuerdo exactamente.

-De acuerdo, no pasa nada. ¿Estás casado, eres soltero?

-Casado, tengo un hijo. -Dijo James con tono preocupado.

-Está bien, y dime, ¿Qué te trae aquí el día de hoy?, ¿Cuál es tu


confesión?

-No, no me he sentido bien últimamente padre; desde hace unos días


siento que ya no soy el mismo. He tenido pensamientos horribles, todo
el tiempo estoy en una constante desesperación, siento que me estoy
volviendo loco. Padre, no sé qué me pasa. -Dijo James con una
expresión preocupada.

-Tranquilo hijo, no te angusties. ¿Ya probaste ir al médico, o con algún


psiquiatra?
-Si padre, llevo un mes con el psicólogo. Pero no he tenido ningún tipo
de mejora, es más, cada día que pasa me siento peor.

-Ya veo hijo, pero no entiendo. ¿Cuál es tu pecado? -Dijo el padre con
un poco de confusión.

Un completo silencio inundó la iglesia. El padre nota como la cara de


James empieza a cambiar a una expresión de terror y cómo empieza a
temblar ligeramente. Lo que el padre no alcanza a ver, es que james
sostiene una navaja en su mano derecha, la cual no dejaba de temblar.

-Quiere que los mate. No deja de ordenármelo. Todos los días, todo el
tiempo, no puedo dejar de escucharlo. Quiere que mate a mi familia. -
Dijo James al borde del llanto.

- ¿Quién?, ¿Quién te ordena a hacerlo?

-No puedo decir el nombre padre, no quiero. -Dijo James con una lágrima
corriendo por su mejilla.

-No llores hijo, tranquilízate. Normalmente este tipo de conductas puede


estar relacionado con la esquizofrenia o algún tipo de problema mental,
debes de tratarte con un especialista. Afortunadamente conozco a
alguien que puede ayudarte para que estés mejor. -Dijo el padre en un
tono calmado para tratar de tranquilizar a James.

-No es eso padre, le juro que no tiene que ver con eso.

-Tranquilo hijo, hay muchas personas que lo toman como si fuera algo
del inframundo, pero la mayoría de los casos tiene que ver con
problemas mentales. Vamos a terminar el sacramento de confesión y me
pondré en contacto con mi amigo para que agendes una cita. ¿De
acuerdo?

James solo asiente con la cabeza y mantiene la mirada baja.


-Repite después de mí. Dios mío, me arrepiento de todo corazón de
todos mis pecados y los aborrezco, porque al pecar, no solo merezco las
penas que causan, sino que principalmente te ofendo a ti, sumo Bien y
digno de amor por encima de todas las cosas. Por eso propongo
firmemente, con ayuda de tu gracia, no pecar más en adelante y huir de
toda ocasión de pecado. Amén.

James comienza a llorar, se tapa la cara con la mano izquierda mientras


no deja de temblar. El padre se mantiene en silencio dejando que se
desahogue.

-Tengo otra confesión que hacer padre. -Dijo James secándose las
lágrimas.

-Dime hijo -Dijo el padre con un tono más serio.

James se mantiene en silencio por unos segundos, respira hondo y dice:

-Ya lo hice.

- ¿Hacer qué? -Dijo el padre con una expresión confundida.

- Los maté…maté a mi esposa y a mi hijo.

El padre se quedó en shock, no sabía cómo reaccionar tras la confesión


de James. En ese momento la expresión de James se torna a una seria
mientras miraba al padre a los ojos.

-Y quiere que lo mate a usted también.

En ese momento James apuñala al padre en el cuello, manchando de


sangre gran parte del confesionario. El padre lo veía con una cara de
terror mientras lo tomaba del brazo, pero se armó de valor para decirle
una última cosa.

-Dime tu nombre demonio -Dijo el padre con las pocas fuerzas que le
quedaban.
La voz de James comenzó a tornarse más gruesa, sus pupilas se
dilataron tanto que los iris de sus ojos se volvieron completamente
negros; todo esto mientras hacia una especie de gruñidos. Se acercó al
padre hasta que estuvieron cara a cara.

- Ábalan… el príncipe del Infierno.

James se retira de la Iglesia, dejando al padre desangrándose mientras


este trata de seguirlo con la mirada. Pero ya no era James, el demonio
Ábalan se había adueñado de su alma.

Y está en busca de otra víctima.

También podría gustarte