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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

UNIVERSIDAD DEL ZULIA


FACULTAD DE INGENIERÍA
ESCUELA DE INGENIERÍA MECÁNICA
CÁTEDRA:

Asignación # 1: Analizar el papel de la ciencia y la


tecnología como impulsores de desarrollo incorpore los
conceptos de ciencia tecnología y desarrollo.

REALIZADO POR:

PONZON, RAFAEL CI: 23446499

Maracaibo, junio del 2022


La ciencia y tecnología son elementos clave del bienestar sustentable en las sociedades
modernas, ya que enriquecen el patrimonio cultural de las naciones y estimulan la
capacidad para innovar en este aspecto la Organización de las Naciones Unidas para la
Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) agrega que el conocimiento
tecnocientífico es “fuente de autonomía y de creación de capacidades, y puede ser un
instrumento decisivo del desarrollo”. Reconoce que la ciencia y tecnología, deben de
utilizarse para satisfacer las necesidades básicas del ser humano como son: la salud, el
abastecimiento del agua, la gestión de los residuos, la gestión de energía, en la
agricultura para el abastecimiento de alimentos, entre muchos aspectos más.

La ciencia y la tecnología es un saber transcendental que genera un auge económico en


la sociedad. Su aportación al desarrollo sustentable consiste en la generación de
capacidades sociales que permiten mostrar la autonomía socioeconómica para la
resolución de los problemas más apremiantes. En el presente manuscrito se hace una
exploración de este rol para enfrentar los desafíos actuales en un marco de carácter
regional para América Latina y el Caribe.

A la Ciencia y la tecnología le incumben aportar conocimientos para reducir la pobreza,


hacer apta a la sociedad para prevenir desastres, reaccionar ante las catástrofes y
emprender las tareas de reconstrucción, como también, acortar la brecha cognitiva y
promover la cooperación intercultural, para un progreso seguro en el plano social y
económico, para lograr los Objetivos del Desarrollo Sustentable (ODS) propuestos por
la Organización de las Naciones Unidas (ONU) de conformidad con lo acordado en la
Cumbre de Rio +20 . Esta nueva orientación conlleva la consideración de la dimensión
ecológica, con el propósito de hacer sostenible el desarrollo económico y social en
relación con su sustento físico y material, con la finalidad de hacer viable y duradero en
el tiempo el bienestar humano, además de generalizable al conjunto de la población
mundial en potencia.

Asi mismo la ciencia y la tecnología se han constituido en la sociedad, en el dispositivo


para sobreponerse y transformar el medio natural, como también el ámbito social y
económico en el cual se desenvuelve todo ser humano. Por este motivo, se vincula a los
avances tecnocientíficos con la procuración de una mejora sustancial en el bienestar y
calidad de vida de las personas en un entorno afable. Sin embargo, es apreciable aún
que estos beneficios no son igualmente permeados en el tejido social, donde
lamentablemente persisten motivos de orden económico que favorecen a determinados
grupos sociales.

La investigación científico–tecnológica es una poderosa herramienta de transformación


de una sociedad. La ciencia y la técnica son dinámicos integrantes de la trama misma
del desarrollo; son efecto, pero también causa; lo impulsan, pero también se realimentan
de él. Estos conceptos recibieron un reconocimiento explícito en la Conferencia de
Punta del Este, en abril de 1967, en donde los jefes de Estado de las Repúblicas de
América consagraron en su casi totalidad el Capítulo V de su declaración a los
problemas del desarrollo científico y tecnológico, afirmando textualmente lo siguiente:
“El adelanto de los conocimientos científicos y tecnológicos está transformando la
estructura económica y social de muchas naciones. La ciencia y la tecnología ofrecen
infinitas posibilidades como medios al servicio del bienestar a que aspiran los pueblos.
Pero en los países latinoamericanos este acervo del mundo moderno y su potencialidad
distan mucho de alcanzar el desarrollo y nivel requeridos...La ciencia y la tecnología
son instrumentos de progreso para la América Latina y necesitan un impulso sin
precedentes en esta hora”.

La superación del subdesarrollo de América Latina resultará de la acción simultánea de


diferentes políticas y estrategias. En todo caso, y cualesquiera sean los caminos
elegidos, el acceso a una sociedad moderna –que es uno de los objetivos que se
pretenden alcanzar por el desarrollo– supone necesariamente una acción decisiva en el
campo de la investigación científico–tecnológica. Lentamente, América Latina
comienza a adquirir conciencia de esta necesidad y de esta carencia; lentamente y casi a
regañadientes: quedan todavía muchos funcionarios que creen que la investigación es un
lujo para los países desarrollados y muchos empresarios que circunscriben su función a
adquirir patentes y pagar royalties. Todos aquellos que adoptan esta actitud pasiva,
olvidan que la nación que descarte esta tarea corre el peligro de quedar marginada de la
historia, ignorando el lenguaje de los países científica y técnicamente más avanzados y
ostentando los viejos atributo.

Si analizamos el problema no sólo en función de las necesidades presentes, sino en la


perspectiva de un orden mundial para el año 2000, la necesidad de un vigoroso
desarrollo científico–tecnológico en América Latina, resulta aún más imperioso. Donde
uno de los factores decisivos que podrá conducir a la realización de un nuevo tipo de
orden mundial en el año 2000, es la voluntad de las naciones latinoamericanas de lograr
una plena participación como sujetos activos, en el desarrollo social, político y cultural
del mundo del futuro.

Promover nuevas relaciones de igualdad entre las naciones y las regiones, de modo tal
que el desarrollo de los países marginados permita una redefinición de la actual
distribución del poder, el bienestar y el prestigio en el seno de la comunidad
internacional. La ciencia y la tecnología resulta entonces que América Latina, con
escasa intervención en el pasado y en el presente en el desarrollo científico y
tecnológico, deberá cambiar su papel pasivo de espectador por el activo de protagonista,
procurando conquistar la máxima participación. En esta perspectiva, es imperativo que
las naciones latinoamericanas realicen un supremo esfuerzo en ciencia y tecnología,
apoyadas por la asistencia de aquellos países que compartan esta idea del orden mundial
en los próximos treinta años.
La existencia de una infraestructura científico–tecnológica; denominamos así al
siguiente complejo de elementos articulados e interrelacionados entre sí:
a) El sistema educativo que produce en la calidad y cantidad necesaria los hombres que
protagonizan la investigación: científicos, tecnólogos, ayudantes, asistentes, operarios,
administradores.
b) Los laboratorios, institutos, centros, plantas pilotos (formados por hombres, equipos
y edificios) donde se hace investigación
c) El sistema institucional de planificación, de promoción, de coordinación y de
estímulo a la investigación (Consejos de Investigación, Academias de Ciencias, etc.).
d) Los mecanismos jurídico–administrativos que reglan el funcionamiento de las
instituciones y actividades descriptas como los recursos económicos y financieros
aplicados a su funcionamiento.

Según Peter Drucker la palabra Tecnología es un manifiesto en cuanto combina techne-


el misterio de un arte manual con logos, el saber organizado, sistemático y con un fin
determinado. A partir de esta historia, hoy podemos coincidir en definiciones como
estas:

 Tecnología: “es el conjunto ordenando de todos los conocimientos usados en la


producción, distribución y uso de los bienes y servicios”. Las tecnologías amplían
nuestras habilidades para cambiar el mundo: para cortar, modelar y unir materiales;
para mover cosas de un lugar u otro; para llegar más lejos con nuestras manos,
voces y sentidos. Usamos de la tecnología para tratar de cambiar al mundo, para
que se adapte mejor a nuestras necesidades, o también podríamos definirla como:
“Es el conocimiento que permite satisfacer algunas necesidades o deseos humanos,
en una forma detallada y reproducible.

 Ciencia: La palabra ciencia deriva  del latín scientĭa, que significa 'conocimiento' es


un sistema que organiza y construye el conocimiento a través de preguntas
comprobables y un método estructurado que estudia e interpreta
los fenómenos naturales, sociales y artificiales. El conocimiento científico se
obtiene mediante observación y experimentación en ámbitos específicos. Dicho
conocimiento es organizado y clasificado sobre la base de principios explicativos,
ya sean de forma teórica o práctica. A partir de estos se generan preguntas
y razonamientos, se formulan hipótesis, se deducen principios y leyes científicas, y
se construyen modelos científicos, teorías científicas y sistemas de conocimientos
por medio de un método científico

 Desarrollo: se deriva del verbo “desarrollar”, que se compone del prefijo “des-”,
que denota negación o inversión de la acción, y “arrollar”, del latín rotulāre,
derivado de rotŭlus, que traduce ‘rodillo’. En este sentido, desarrollar es una
derivación de desenrollar, y puede significar desenvolver, extender o ampliar. Así
mismo designa la acción y efecto de desarrollar o desarrollarse. Como
también, hace referencia a un proceso en desenvolvimiento, sea que se trate de un
asunto de orden físico, moral o intelectual, por lo cual puede aplicar a una tarea,
una persona, una sociedad, un país o cualquier otra cosa.

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