HISTORIA DE LA EDUCACION EN LA ARGENTINA
IV :
Adriana Puiggr6$ (ireccion)
Artieda, T. / Carli, S. / Fontana, E. / Garces, L.
Mendoza, E. / Ossanna, E. / Pinkasz, D.
Roitemburd, S. / Suayter, M. / Teobaldo, M.
La Educacion en las
Provincias y Territorios
Nacionales (1885-1945)
Editorial GalernaModernidad, diversidad cultural y
democracia en la historia educativa
entrerriana. (1883-1930) *
Sandra Carli**
a mis viejos y nuevos
alumnnos de Parand
La provincia de Entre Rios como
escenario educativo: el caso de la
Escuela Normal de Parana
La provincia de Entre Rios funcioné como escenario prin-
cipal de experimentacin e innovacién pedagogica a nivel na-
cional durante las Ultimas décadas del siglo XIX. Lo que hoy se
nos presenta como tradicién provincial, como un capital cultural
significativo, sufrié un proceso histérico de constitucién en el
cual lonuevo y original tuvo lugar con todas las incertidumbres
eimprecisiones que esto conllevaba. Lapreferencia sarmientina
por la provincia con posterioridad a Pavén se habia asentado
entre otras cosas en las relaciones entabladas con Urquiza,
* Para la elaboracidn de este trabajo se ha contado con la colaboracién de las
auxiliares de investigacién Marfa del Pilar Lopez y VirginiaKumer. Constituye
una sintesis del informe final del proyecto “Historia de la Educacidn de Entre
Rios” que tiene sede en la Facultad de Ciencias de la Educacién de Parana, y
cuenta con el apoyo de la Secretaria de Ciencia y Técnica de la UNER.
** Prof. adjunta ordinaria e investigadora de la Facultad de Ciencias de la
Educacién de Parana (UNER), Prof. Jefa de trabajos Practicos de la Facultad
de Filosofia y Letras (UBA) y miembro del equipo APPEAL.186 Sandra Carli
incorporado al proyecto de organizacién nacional que legitima-
ba la hegemonia de Bs. As. Otras circuntancias provinciales
favorecieron la condicién de escenario educativo, entre ellasla
composicién poblacional diversa, cierto interés por la cuestién
educativa persistente en distintos dirigentes politicos (Rami-
rez, Artigas, Urquiza mismo), y su ubicacién en la regién del
Litoral. En relacion a esto ultimo, siendo Entre Rios y Corrientes
dos provincias fuertemente armadas, una estrategia “educati-
ya” nacional podia permitir sumar politicamente la zona lito-
ralefia. Esta estrategia politico-educativa coexistié con el inter-
vencionismo militar también conducido por Sarmiento; contra
él buena parte de la sociedad entrerriana se alinea hacia 1870,
con posterioridad al asesinato de Urquiza, junto a Ricardo
L6pez Jordan, quien encabeza la defensa de la autonomia
provincial. En este contexto de tensin entre autonomia provin-
cial o subordinacién a la Nacién, se llevaron adelante ensayos
educativos mezclados con represién armada, intervenciones a
la provincia y proscripciones.
Precisamente el indicador mas fehaciente del rol de escenario
piloto educativo que cumplié la provincia y de su utilizacién
como anclaje civilizatorio dentro del proyecto de organizacién
nacional, fue la instalacién de la Escuela Normal de Parané
(ENP) como centro irradiador de “maestros competentes” a todo
el pais. Convertido con el tiempo en modelo normativo magis-
terial, antes de operar como tal, fue concebida como un “semi-
nario para la educacién profesional de los maestros” y como un
“lugar de ensayos” diferente a las escuelas modelos, segtin las
palabras del que fuera su organizador principal’.
Esta definicién fundacional perfila aquella institucién, cu-
yas dimensiones propias (normativa, cultural, juridico-politico,
y propiamente pedagégica) se constituyeron en una historici-
dad particular que atraves6 un momento genético, un momento
de crisis y un momento de estructuracién orgdnica.
La gestion de George Stearns (1870-1875), primer director
de la escuela, condensé las dificultades iniciales de una insti-
tucién en formacién que carecia de una normatividad propia,
que portaba diferencias culturales con el medio en el que se
instala, y que asumia desde los comienzos una significacién
juridico-politica como herramienta del nuevo orden nacional.
Los datos oficiales revelan que la Escuela Normal de Parana
fue creada en 1869, constando en su decreto de creacién el
ne ay A
ee
———
Modernidad, diversidad cultural y democracia 187
en la historia educativa entrerriana, (1883-1930)
objetivo de formar maestros competentes. Imaginemos aquella
instilucion en su etapa inicial. Seguin el relato de Sara Figueroa
la escuela se instalé en la antigua Casa de Gobierno de la
Confederacién, en la cual habia funcionado con anterioridad el
Colegio Parana, antecedente inmediato de la escuela. El suetio
sarmientino se levantaba asi en el espacio fisico arquetipico de
la causa federal derrotada.
El plantel docente también era sintomatico del nuevo tiempo
politico. El primer director y algunas maestras habjan sido
reclutados en EE.UU. por Sarmiento, existiendo inicialmente
los cargos de director y de maestra inspectora de aulas infan-
tiles, y dos cargos de profesores. Muchos de los profesores
contratados en EE.UU. no llegaron a destino’. Kn 1872 se su-
maron a aquel plantel inicial dos profesores de Parana, los
italianos Pedro Scalabrini y Antonio Lauria. Hacia 1873 Roberts
ocupaba el cargo de vicedirector, habiendo un total de 7 profe-
sores. E] alumnado también era inestable: si bien se disponfa de
70 becas otorgadas por el gobierno nacional hacia 1871 solo
habia en el curso normal 6 alumnos, aumentando al afio
siguiente a 44. En 1872 la escuela de aplicacién contaba con 160
alumnos.
Luiggi sefiala de aquellos tiempos un dato sustancial que
describe los inicios de la escuela:
“Durante los tres primeros afiosel problema eramantener
la escuela abierta”’,
El espacio del edificio, ocupado por tropas en ocasién del
enfrentamiento entre las fuerzas nacionales y Lopez Jordan,
simbolizaba en buena medida la disputa por la herencia ur-
quicista. Maximio Victoria, director de la ENP hacia 1910,
destacaba la actitud militante de Stearns:
“tomé6 parte en ladefensa armada dela autoridadnacional
y obligé a los alumnos a que hicieron otro tanto contra la
revolucién del caudillo Lépez Jordan”,
Luiggi reconoce que Stearns impartia instruccién militar a
sus alumnos®, La estrecha articulacién entre las politicas de
Sarmiento y el ideario y militancia de Stearns se patentizan en
este hecho.188 Sandra Carli
El particular espacio fisico ocupado por la ENP, la heteroge-
neidad cultural del primer plantel docente, la inestabilidad de
la poblacién estudiantil, el conflictivo clima pol{tico de los
tiempos previos al 80’, caracterizan lo que podriamos llamar los
azares de los comienzos de aquella institucién tan connotada
por su solemnidad. Desde el punto de vista ideolégico la forma-
cién brindada a los alumnos-maestros en la etapa inicidtica
estaba sellada por una peculiar y compleja amalgama entre
ideas de la revolucién francesa, la republica, los caudillos,
combinadas con lecturas krausistas y positivistas. Pero aquella
diversidad se topé con los limites impuestos por las caracte-
risticas socio-culturales de la sociedad provincial, y esto nos
remite a la dimensién cultural de la institucién. El protes-
tantismo del director y de los profesores norteamericanos fue
rechazado por familias de la localidad y generé entre otras cosas
la escasa asistencia inicial. Esto fue parcialmente reparado en
1874 con el dictado de la materia Religién, Moral e Instruccién
Publica con caracter no obligatorio y fuera del horario escolar,
por el canonigo Domingo Rosales; el propio Torres como inspector
de Colegios Nacionales habia apoyado una solicitud en este
sentido’. Un hecho relatado por Luiggi refleja las resistencias
existentes: la esposa de Stearns no pudo ser enterrada en el
cementerio local.
Ladimensi6n polttico-pedagogica y pedagégica dela escuela
seconstruy6 con no pocas dificultades. Un intercambioepistolar
entre Francisco Romay y Amado Zeballos, exalumnos de la
escuela, revela las dificultades de comunicacién entre losactores
(director, profesor, alumnos) de aquella institucién. Los alumnos-
maestros desconoefan qué esperaba Stearns de ellos. Romay
recordaba una anéedota en la cual siendo uno de los profesores-
‘lumnos de la escuela, el director lo habia visitado en el aula, y
fronte a las lecciones de lenguaje expuestas por sus alumnos le
pidid interrogarlos. Para su sorpresa Stearns desautorizaba
todas las afirmaciones de los alumnos, hasta el punto de
provocar la reaccién de Romay que solicit6 al director que
cualquier observacién a la ensefianza dada se la hiciese a él
mismo fuera del aula. Con posterioridad el director lo felicitaria
por dicha reaccién, calificandolo de “profesor nuevo” con con-
ciencia de su responsabilidad y derechos como maestro de
cuela. Esta escena retratada por Romay y las divergencias
planteadas entre él, maestro novato, y el director, también
Modernidad, diversidad cultural y democracia 189
enla historia educativa entrerriana. (1883-1930)
novato en su cargo, nos remite a varias cuestiones: en primer
lugar la carencia de un cédigo pedagégico comin que permitiera
una comunicacién adecuada entre ambos sujetos, hecho que
parece haber generado cierta antipatia inicial hacia Stearns
segtin admite el propio Zeballos. Este califica lo sucedido en
aquella escena como un “sutil” asunto de doctrina disciplinaria
escolar”. Precisamente lo sutil de esta escena pedagégica se
desliza en la carencia de normas claras que pautaran las
practicas docentes individuales, las expectativas mutuas para
con los roles de director y docente. Sara Figueroa, autora deuna
historia de la ENP, califica la politica disciplinaria de Stearns
como de “expectativa vigilante”’.
Desde el punto de vista pedagégico la escuela carecia de
libros nacionales de pedagogia. Los primeros textos traducidos
para uso de los alumnos fueron los de James Wickersham, su-
perintendente de Instruccién Publica en el estado de Pensilvania.
Un seguimiento de los enunciados principales de estos textos,
“Métodos de Instruccién” y “Economia de las Escuelas”, a los
que le sucedieron los libros “nacionales” de Torres publicados
entre 1880 y 1890, puede ayudarnos a conocer los sentidos
bdsicos que orientaban la gestién de Stearns.
Uno de los enunciados centrales era convertir ala ensefianza,
cuyo objeto es instruir, en una “profesién” y abonar el recono-
cimiento social de que los maestros “necesitan preparacién
especial”. Este enunciado forma parte de una estrategia
“normalista”, en la que persiste luego Torres, destinada a
legitimar la instalacién de una formacién especial para el que
ejerciese el oficio de ensefar, por delimitar con mayor precision
técnica y profesional la categoria maestro, y por superar la
fragmentaci6n educativa. Es decir que los “normalistas” se
identificaban como tales al mismo tiempo que la institucién en
la cual se formaban luchaba por su reconocimiento social y
educativo. Segtin Wickersham la tarea de ensefiar debia entonces
tener al frente un profesional: el maestro, que debia tener
estabilidad, buena remuneraci6n, y dominar distintos aspectos
técnicos (economia de las escuelas, métodos de instruccién,
métodos de cultura, e historia de la ensefianza). Pero a su vez
el maestro, ademas de un profesional, era un ser politico y
social; sefialaba:
“El maestro debe ser un partidario liberal”.190 Sandra Carli
Elautor consideraba que las contiendas sociales se repetian
en las clases, de allf que el maestro debia tener tacto en el
manejo y gobierno de la escuela. Las relaciones macstro-alum-
nos eran objeto de tratamiento especial, y si bien se prescribia
para el primero una tarea de control minucioso (verlo todo, oir
todo, etc), se le adjudicaba al alumno un lugar significativo
recomendando el respeto de sus derechos: el desideratum era
formar “buenos ciudadanos y buenos hombres’.
De esta etapa inicidtica que podemos caracterizar como
conflictiva y plural, se pasa a un momento de crisis, de ruptura.
Una nota del Ministerio de Instruccién Publica del 21 de
octubre de 1875 resulté ser el detonante para que Stearns
abandone la escuela: las criticas planteadas fueron la escasez
dealumnos y la necesidad de mejorar el nivel de ensefianzay las
secciones'!, Sin embargo se sumaron otros conflictos: una situa-
cién financiera delicada, el no pago de los sueldos en oro a los
profesores norteamericanos, el atraso de las becas estudianti-
les.
Elnombramiento de Torres (1876-1885) como reemplazante
de Stearns inaugura una nueva etapa de la escuela. Creemos
que la renuncia del segundo simboliza la clausura de la versién.
sarmientina fundacional de la ENP; la Negada de Torres en
cambio nos remite ala década del 80'. En este sentido lagestién
que se inicia con el espaiiol corresponde a un momento de es-
tructuracion orgdnica de la institucién, tanto desde el punto de
vista interno como en lo relativo a su ubicacion en el nuevo
tiempo politico nacional y provincial. Un debate se abreen torno
al grado de continuidad 0 discontinuidad pedagégica entre la
gestién norteamericana y la iniciada por el espaiiol. Algunos
autores admiten quelallegada de Torres permitié alainstitucion
reestablecer su equilibrio y dar ingreso al humanismo franco
hispanista, dejando atrds la influencia educativa norteameri-
cana (Figueroa, Chavarria). Otros sostienen la continuidad de
politicas desde el punto de vista pedagégico. (Bosch, Ortiz de
Montoya).
Creemos que hubo elementos decontinuidad ydiscontinuidad
entre ambas gestiones. Cudles son las modificaciones introdu-
cidas a partir de la gestién de Torres? Las modificaciones se
ubican en cada uno de los niveles institucionales. En primer
lugar muchas de ellas hacen a la dimension normativa dela
institucién: Torres avanza en un ordenamiento y pautacién
Modernidad, diversidad cultural y democracia 191
en la historia educativa entrerriana. (1883-1930)
precisa de las reglas para el funcionamiento escolar. Asi, son
numerosos los relatos que describen el pasaje a una disciplina
rigurosa basada en el ascendiente moral de los profesores, al
control de la vida privada de los alunos’, al rechazo del de-
sorden y la impunidad, a la prioritacién de valores game |e
austeridad y la mistica del deber de servir'’. Torres afirmal a
que las escuelas normales debfan tener una disciplina especial:
“Un orden y una disciplina que, hasta tal punto pueden
ser considerados innecesarios en otros establecimientos
de educaci6n, son indispensables en la EN, donde todo
debe hacerse en tiempo exacto y con perfecta
regularidad”".
La disciplina institucional debia derivar en autodisciplina,
ya que los jvenes debian aprender a “gobernarse a si mismos’
al punto de generarse conductas automaticas:
“Si una puerta de la clase se abre, ni una sola cabeza ha
de volverse. Hasta las facciones del rostro deben ser
gobernadas, para que en el futuro, ellos sepan gobernarlas
ante sus discfpulos”®,
Evitar que el minimo “desorden” se convirtiese en “rebelién”
definfa para Torres un gobierno exitoso, que debia pene Dey en
la propia formacién normal. La rigidez de aquel gobierno
institucional dio lugar a expulsiones de alumnos, como los casos
de Custodio Martinez y José S. Alvarez, mds tarde apodado
iterariamente Fray Mocho". s
foe ribaiteationes normativas que alteraron la propia
constitucién del normalista como sujeto, deben ubicarse a su
vez en relacién con la nueva articulacion entre normalismo,
cultura y polttica que emergen del discurso y de la practica de
Torres. La gestién de Torres condensé los valores del ou
vehiculizando los sentidos adjudicados a la educacién en el
marco de la reptblica conservadora, y disefiando con aD
precision la categoria “maestro” y su campo profesional.
ENP debia estar seguin Torres bajo la direccién del estado, para
“armonizar la educacién popular con las instituciones patrias,
parabasarlaenel respetoaesasinstituciones, para uniformarla
con los progresos de la verdadera civilizacién (..) A Bere
ademas precisaba un ordenamiento de roles educativos, en el192 Sandra Carli
scion nacional debia ser “protectora, auxiliar, subsidia-
rin” de la educacién comin, y combinarse con el estimulo ala
‘nicintiva local, como forma de garantizar el deber de la familia,
el municipio, la provincia,
Netw prioritncién del rol de la familia se articulé con la
presencia de elementos religiosos en la formacién normalista.
1h religtén wo convirtid on materia de estudio obligatorio,
Mietada Hasta la muerte de Rosales ( 1887). Sila religion tenia
HHA presencia en lon toxton do Wickersham, entendida como
we Henelon mae del perfeccionamiento humano buscado por
Ia edieneion, on el caso de Torres la religién catdélica adquiere
WH presenela eatructurante, Torres concebia al sentimiento
veligiono como un incentive a emplear por la educacién para
Promoverlamoralidad", Pero sibien entendia que la ensefanza
de low dogmas debia recaer en las autoridades eclesidsticas, el
Maestro como “funcionario dela autoridad civil” debia ocuparse
de ensenar “verdades morales”°. Torres se extiende en la des-
cripeion de los modos de la actividad moral, focalizando las
virtudes y los deberes como objetos principales. Los enunciados
morales comenzaron asi a tener una presencia importante en
el discurso normalista, y abonaron las. practicas cotidianas de
control de la vida escolar y personal. A su vez fortalecieron la
ejemplaridad dela vidanormalistacomo modelo con proyecciones
sociales,
A la emergencia de enunciados morales, le acompaiia la
incorporacién de enunciados sociales y polttico-patriéticos,
Torres concebfa las virtudes sociales como un producto de la
abnegacién eidentificaba al patriotismo como uno de los deberes
sociales que debjan formar parte de una “conciencia ejercitada
e ilustrada por la educaci6n”', Asi la conmemoracién de las
fiestas patrias o civico-escolares se instala en la ENP. Lo civico-
patridtico se hace presente en primer lugar en el ritual del
himno, la procesién civica, la asistencia al Tedeum. En segundo
lugar, a diferencia de la promocién de la actitud militante de
Stearns, Torres rechazaba la Participacién directa de los nor-
malistas en politica, sin dejar de ser consciente del significado
politico de la estrategia educativa normalista para la cons-
truccién de una republica conservadora. La estrategia torrista
segtin Dabat consistia en la formacién de una “conciencia de
milicia ignaciana” en la que lo politico tenia una presencia
noutralizada, Sin embargo los normalistas desbordaron los
Modernidad, diversidad cultural y democracia 193
en la historia educativa entrerriana, (1883-1930)
limites del discurso torrista y, como veremos después, fueron
actores politicos de los procesos provinciales que se abrian.
Torres entendia que las EN debian cumplir un papel especial
con respecto a las nuevas generaciones:
“Los jovenes argentinossehacen demasiadorépidamente
hombres, y en los colegios nacionales no hay necesidad
de excitarlos en este sentido; pero en las EN conviene
hacer esto, porque debemos formar hombres de nuestros
discfpulos, antes de hacerlos maestros”.
Eleclecticismo pedagégico que caracterizé las gestiones de
Torres y en el que coinciden distintos autores™, posibilité la
combinacién de fragmentos positivistas, krausistas, pestalo-
zzianos, herbartianos, froebelianos, etc. Sin embargo la sobre-
determinacién del papel moralizador, civilizador y ejemplar del
maestro, generé un abandono paulatino de aquel clima expe-
rimental y ensayistico fundacional. i
Sin pretender ahondar en el pensamiento pedagégico de
Torres, su forma de concebir el lugar del alumnoy el rol docente,
el lugar adjudicado alas diferencias 0 ala innovacién, y la vision
critica del experimentalismo moderno, contrastan con lagestién.
norteamericana. E] discurso pronunciado por Torres en la
colacién de grados de los egresados de la ENP de 1894 establecié
ciertos limites al discurso normalista, ordenando la pluralidad
y la diversidad pedagégica producida por la escuela. En 614
Torres reaccionaba contra las exageraciones pedagogistas dela
enseflanza moderna, contra el positivismo materialista, la
disolucién del principio de autoridad, la descalificacién de la
memoria y el papel de los libros, la adopcién de una educacién
técnica. Erige una posicién conservadora frente alo que comen-
zaba a perfilarse en el campo pedagégico. En aquel discurso
descalificé la importancia de Rousseau y las experiencias esco-
lanovistas, adscribiendo a volver al ideal practico de“la libertad
debidamente regulada por la autoridad”. Volver al “retener y
recordar” en los sistemas de instruccién como garantia de
estabilidad de las naciones, desechar el socratismo equivocado
de los maestros jévenes, y calificar de exclusivamente técnico el
aporte de la “La Nueva Educacién”, son las recomendaciones
que el director dabaa los futuros maestros y que, podemos decir,
inauguran el principio del enquilosamiento normalista. 3
Sin embargo el discurso torrista no nos alcanza para explicar194 Sandra Carli
el campo pedagégico de entonces; otros discursos se construye-
ronen la ENP, al interior de aquella matriz. Sélo asi es posible
entender que décadas después sus propios diseipulos como es el
caso de Martin Herrera, fueran promotores del escolanovismo.
Creemos que la escuela de aplicacién anexaa la ENP, definida
por el propio Torres como “modelo, prdctica y experimental”, fue
el espacio que permitié abrir zurcos y provocar fracturas en la
formacién recibida. Lo que no percibia Torres era que en los
bordes de la matriz normalista se estaba comenzando a abonar
la posterior emergencia del escolanovismo.
Estudiantes, normalismo y vida cotidiana
Etimolégicamente “normalista” alude al alumno de escuela
normal; pero el normalismo también refiere a una capacidad de
normar, de ajustar la formacién del alumno de acuerdo a un
modelo o norma. En buena medida la historia cotidiana de los
j6venes que se formaban en la ENP revela los desajustes, los
desvios, las alteraciones o transgresiones de aquel retrato
inmaculado de futuro maestro.
La construccién del sujcto “maestro normal” tenfa una
historia previa: la trayectoria del estudiante en la escuela. El
joven que ingresaba a la ENP no era simplemente un “estu-
diante”, como los que asistfan a los colegios nacionales. Se lo
interpelaba como “alumno-maestro”, y esta forma de nombrarlo
suponia una particular articulacién entre el presente y el
futuro, entre los propios tiempos histdrico-biograficos.
Los jévenes que ingresaban a la escuela provenian de las
distintas provincias del desarticulado pais del siglo pasado; allf
eran seleccionados de acuerdo con ciertos requisitos estableci-
dos por el Ministerio de Instruccién Publica de la Nacién, en el
decreto de creacién de la escuela: “tener mas de 16 afios de edad,
buena salud, intachable moralidad, y una instruccién que les
permitiese emprender los estudios del curso normal”, los que
al ser cubiertos les permitia acceder a una beca. La escuela
normal era una alternativa nueva con respecto a la opcién
tradicional que se les presentaba a los jévenes que era asistir al
colegio nacional, mds costoso y elitista, y que no constituia una
via segura de acceso a un trabajo rentado.
Modernidad, diversidad cultural y democracia 195
en la historia educativa entrerriana. (1883-1930)
Losjdvenesllegahan en distintas épocas del afio ala escuela,
supeditado esto a circunstancias familiares, de largos viajes, de
contar ono con los primeros adelantos dela becaconcedida. Uno
de los primeros problemas que se presentaban era el relativoa
la vivienda. Los debates en torno a si la escuela normal debia
tener 0 no un internado se saldaron rapidamente: careceria de
él, segtin establece el decreto de creacién, a diferencia de los
colegios nacionales. Los partidarios del internado, como Estrada,
percibian como peligroso el autosostenimiento juvenil; por otro
lado los que lo rechazaban asociaban el internado con la vida
monacal*’. La supresién del mismo para las escuelas normales,
segtin Bosch, fue producto de la influencia de la experiencia
norteamericana en detrimento de la francesa”’. Si el instituto
correccional francés constituia una herramienta de las EN para
el control de los estudiantes, la ENP instala en su interior
tacticas precisas para el mismo fin. En el caso de la Escuela
Normal de Preceptoras de Concepcién del Uruguay, la no
instalacién del internado generé numerosas criticas selladas
por las diferencias de género: el autosostenimiento estudiantil
era percibido como mas peligroso en el caso de las jévenes.
Cabe mencionar que en el Colegio Nacional de la misma
ciudad la supresién del internado dio lugar a la creacién por
iniciativa estudiantil de la asociacién “La Fraternidad”.
El hecho es que los alumnos debian vivir solos 0 en grupos,
en casas alquiladas 0 pensiones, utilizando para ello el dinero
de la beca. El atraso de las becas 0 los altos costos del alquiler
y la alimentacién, dieron lugar a alternativas propiamente es-
tudiantiles. Carlos Vergara recuerda la existencia de una
“sociedad econémica normal” organizada por estudiantes para
que la beca les alcanzara afrontando entonces gastos comunes
para arrendar una casa, contratar una cocinera, etc.
Sefialaba:
“Esa vida de asociaci6n nos ensefié mucho, pneshacfamos
vida republicana yresolviamos toda cuestién importante
después de ser sometido ala consideracién delaasamblea,
donde nos ejercit4bamos en la vida parlamentaria...”“.
Otra experiencia mencionada por Sara Figueroa, la “Filan-
tropica Normal” existié desde 1878 y su ultima memoria data de
1818. También las cuestiones formativas dieron lugar a formas
de asociacién y trabajo colectivo. “El Ateneo” fue una sociedad196 Sandra Carli
estudiantil con fines literarios y de cultura general, que reali-
zaba sesiones semanales, tei una biblioteca y editaba una
hojaliteraria®. Otra fue la Sociedad de Estudios Rivadavia, que
publicaba una revista titulada “Brisas de Parana”, 0 el Centro
San Martin que nucleaba alumnos de 1° y 2” afio. Con poste-
rioridad ambas se fundieron en una llamada Bartolomé Mitre,
la cual publicé la revista quincenal Sarmiento. (1891), que
alcanzé el nivel de “La Educacién” de Vergara™,
La voz de los estudiantes incorpora a nuestro relato las
diferencias existentes en aquella escuela homogeneizadora y
homogeneizada en el relato histérico. En la novela “Los Estu-
diantes” publicada en 1908 por Victor Mercante con el seud6-
nimo de Federico Scanavechia, emergen las experiencius vita-
les y diversas de aquellos jévenes en la ritualizada vida escolar.
Esta obra, reeditada en 1961, concebida como “novela de es-
tudiantina” dentro de la linea de Juvenilla®!, nos permite
reinsertar en la historia de la educacién paranaense algo que
estuvo ausente, por omisién 0 por previsién, durante décadas:
sus propios actores, sus experiencias colectivas. Si las historias
individuales de los normalistas, biografias escritas que apelan
a legajos intachables, a trayectorias patridticas, a fidelidades
oficialistas, abundan, todas ellas obvian un elemento clave
presente en el relato de Mercante: la vida comunal estudiantil.
Los ecos del socialista utépico Charles Fourier llegarona los
oidos de los estudiantes argentinos: Mercante llama “falans-
terianos” a los protagonistas de su novela. Una experiencia de
este tipo existia en San José conducida por un mitico personaje
Namado José Durand6%*. Habiéndose incorporado a la vida
comunal después de una primera etapa solitaria, Mercante
sostenia que en la “colonia” se hacfa presente “la multirrepre-
sentacién de todos los bandos provinciales”*. En la imagen de
la casa alquilada colectivamente se despliega la diversidad
regional y cultural de las trayectorias personales; el edificio de
la ENP, antigua sede de la Confederacién los homogeneizaba,
los “nacionalizaba” simbélicamente. Para entonces segun
Mercante los “falansterios estudiantiles” eran 8 en los cuales se
agrupaban jévenes seguin “afinidad regional”, y en los que “las
mujeres no contaban”:
“Entonces, después dela guerra del Paraguay, estudiaban
en el Parand, catorce provinciasy un territorio; total 185
Modernidad, diversidad cultural y democracia 197
en la historia educativa entrerriana, (1883-1930)
jovenes, preparandose para ejercer la noble carrera del
magisterio en Andalgalé, Cacheuta, Patagones, Itatf 0
lugares mas o menos célebres por su ruinas, sus aguas,
su fanatismo o su pobreza”,
En aquella vida comunal, en Ja cual se combinaba el uso de
lo que llamaba “enseres comunistas”, las reglas pactadas en
forma colectiva, el estudio, el aprendizaje de la convivencia,
habia lugar para la diversién. La cotidianeidad comunal de
aquellos estudiantes contrastaba con la cotidianeidad escolar,
que Mercante retrata en una visita a su maestro de la escuela
primaria de Merlo, provincia de Bs. As., Bernardo Moretti, a
quien dedica el libro. Cierta melancolia por la infancia, por la
escuela primaria, se combina con el retrato patético pero alta-
mente descriptivo de aquella escuela normal, moderna, urbana,
regulada, tan lejana de la aldea bonaerense:
“Aquf me tiene usted, menos salvaje, no es asf? Mis
estudios marchan. La vida es allf m4s novedosa que por
acd. Nonos dan de pescozones. Pero nos agitamos en una
lucha casi violenta. Fuerza de voluntad. Sistema yanqui
(sic). Ni se nos estudia, ni se nos amonesta, ni se averigua
la patermidad de nuestros instintos. El timbre maneja la
multitud. Ojos, por todas partes, ojos . A 40 metros Miss
Amstrong para con el dedo a los alumnos. Dificil es
resistir un sistema regularizado por la costumbre, 800
nifios y 50 profesores. La masa arrastra. La masa
domestica. La masa aniquila toda manifestacién que
pretende perturbar el ritmo del engranaje. La tarjeta, en
su muda elocuencia, nos advierte lo que valemos, lo que
de nosotros piensan, lo que debemos hacer. Por tiltimo el
cuadro general de clasificaciones economiza el trabajo de
preguntar. Ahfesté el reglamento. El reprobado se va a
casa. E] aprobado vuelve en marzo. Esta severidad de
relaciones, esta falta de est{mulo y direccién a viva voz,
esa insalvable distancia del escritorio al banco, don
Bernardo, le aseguro que es mortificante. Después de
todo, mientras la seleccién que allt hace el cero, no deja
loservible, sejustifica. Hay cada sujeto, hay cadaentrafia,
llega cada tipo! Si el corazén fuera uno! Felizmente nos
agrupamos y la unidad de tendencias constituye una
fuerza que nos preserva del contagio”®.198 Sandra Carli
Tomando al aula como un espacio cultural dindmico en el
cual a través de rituales y simbolos se insertan ideologias
sociales y culturales*, la cotidianeidad escolar adquiere senti-
do cultural. La “lucha casi violenta” acontecida en el aula no
necesitaba recurrir al castigo fisico, sino que adquiria cardcter
simbélico. El timbre, los ojos vigilantes del maestro, su dedo
indicador, la tarjeta, el cuadro de clasificaciones, se convirtie-
ron en simbolos que instalados en rituales determinaron los
pardmetros de conducta prescriptos para los estudiantes. Pero
este mismo sistema generaba una entidad superadora de las
individualidades que se convierte en herramienta de control: la
“masa” es la que aniquila las manifestaciones perturbadoras de
los estudiantes, segtin describe Mercante, no sélo la tarea de
control del docente. Las propias subjetividades de los alumnos
se constituyeron en este proceso, en las contradicciones entre la
“comunidad” y la “masa” como espacios de su constitucién como
sujetos.
Significativamente, estos hechos cotidianos recordados por
Mercante fueron con posterioridad analizados por él como
temas tedérico-pedagégicos en obras editadas a partir de fin de
siglo. En ellas reprodujo la problematica del control, el uso de
métodos de sugestién para inducir al alumno, el reconocimiento
del grupo escolar como masa, etc. profundizando aquel campo
de la pedagogia, insuficientemente trabajado en los tiempos de
la ENP, pero “actuado” con eficacia. Mercante no pudo soslayar
aquella experiencia estudiantil que sellard sus intereses te6-
ricos y sus propuestas metodol6gicas.
El relato sobre la leccién modelo encomendada a un com-
panero revela las dificultades de la época:
“Buscaba textos sin hallarlos. Yo quiero textos! Y
blasfemaba contra la pedagogra y los pedagogos que no
los habfan escrito”.
Las lecciones preparadas por los alumnos eran asi terreno
propicio para la invencién y la experimentacion. Sin embargo a
pesar de estas carencias previas, las criticas eran demoledoras.
En 1877 se reglamentaba la Observacién y Practica de la
Ensefianza, que comprendia el dictado de clases y la tan
nombrada “Critica pedagégica”. El dictado de la leccién como
escena pedagégica tenia actores especificos: el aprendiz de
maestro, pero también el profesor, los alumnos-companeros, los
Modernidad, diversidad cultural y democracia 199
enla historia educativa entrerriana. (1883-1930)
alumnos dela escuela de aplicacién. Torres adjudicaba un lugar
especial a la practica de “corregir errores” y en este sentido la
critica debia ser “clara y bien definida”*.
La preparacion para los examenes, la invencién de recursos
para afrontarlos, la organizacién de un motin estudiantil, son
otras de las escenas que Mercante recorre y que explicitan los
rituales de resistencia creados por los propios jévenes frente a
la estricta normatividad de la escuela, que no llegan a cuestio-
narla estructuralmente.
La partida definitiva dela escuela fue escenario de discursos
de los estudiantes; el del personaje Cochén, con el que Mercante
cierrala obra, remitia al maestro, eso que yacasi eran. El ultimo
dialos preparaha para el ritodeiniciacién que suponia ingresar
como maestros en alguna escuela:
“El maestro debe, cual Isis, ser duro como un esquisto.
Vivir flaco pero con honra. Que no se diga en la mesa del
magnate que abdicé de sus virtudes por unalliebre, cuyas
artes debe imitar toda vez que se apunta a su coraz6n. Si
fuera el mundo Sodoma y debieran agarrarse de una
hoja los hombres, el maestro debe salvarse por sus
ayunos’
Maestros y politica: entre el orden social
y la democracia politica
El “esptritu de cuerpo” que los libros de Wickersham pro-
pugnaban para los docentes se constituyé enla ENP combinando
Ja asociacion y la vida comunal estudiantil, la inscripcion en un
proceso de escolarizacién ritualizado, la reificacién del nor-
malismo y de los propios profesores y, fundamentalmente, la
articulacién entre normalismo y politica. Los normalistas in-
gresaron a través de la escuela en la vida nacional y provincial
como depositarios de una misién politica: incorporar la provin-
cia a la modernidad; al decir de E. Zeballos refiriéndose a la
provincia de Corrientes:
“necesitaba cambiar las espadas amenazadoras de sus
caudillos departamentales, por cerebros cultivados, y lo
intentaba resueltamente”®.Sandra Carli
ceemionasaerean $$ i
Herederos de un legado educacionista, pero profundamente
politico, los normalistas paranaenses se sumarona los procesos
politicos provinciales, Algunas figuras tuvieron militancia po-
litica en las filas conservadoras 0 en los grupos de oposicion;
pero también cumplieron un rol politico aquellos profesores
normales que trabajando como inspectores recorrieron todo el
territorio provincial, negociando el mejoramiento de la situa-
cién educativa con municipalidades, vecinos, maestros.
Bosch sefiala que diez normalistas paranaenses llegaron a
ser gobernadores de provincia‘!, lo cual nos informa de que
formaron parte de la clase politica de la época. Pero las referen-
cias sobre la participacién de normalistas en movimientos de
oposicién a la hegemonia conservadora, nos provee de una
imagen muchos mas plural de aquel espacio de formacién de
jovenes.
Entre Rios se incorporé al proyecto roquista después de la
ultima derrota jordanista de Alcaracito (1876). La gobernacién
de Eduardo Racedo (1883-1886) inauguré la etapa “nacional” de
la provincia. Racedo habia trabajado para Roca durante la
campana del desierto, luchado en la Guerra del Paraguay y
participado en las luchas contra Lé6pez Jordan; sin embargo en
la década del 80' muchos ex jordanistas se plegaron a él. Con
posterioridad asu gobernacién encabezé con Miguel Laurencena
(después creador de la Union Civica Radical provincial) una
escisién del PAN llamada Partido Popular, que se enfrenté con
los sectores conservadores representados por el gobernador
Basavilvaso (1887-1891). Asi esta figura contradictoria combi-
naba su roquismo mas reaccionario con una accién politica de
apertura hacia la participacién de nuevos sectores civiles. De
allf que muchos normalistas paranaenses adscribieran publi-
camente al racedismo, que representaba una opcién mas demo-
cratizadora y modernizadora frente a los sectores conservado-
res,
Pero hacia el 90' comenzaba a producirse el trasvase del
racedismo a la Union Civica. En ocasion de la formacién de la
Union Civica de la Juventud los estudiantes normalistas ad-
hirieron reservadamente por temor a las persecusiones de la
Policia”. El propio Racedo, después de renunciar al cargo de
Ministro de Guerra y Marina del gobierno de Judrez Celman
participé en la gestacién de la revolucion del 90’, apoyando a
Alem. En ocasién de esta tltima destaca Bosch que muchos
Modernidad, diversidad cultural y democracia 201
en la historia educativa entrerriana. (1883-1930)
normalistas se plegaron a ella, Mercante admitfa en sus memo-
rias:
“desde el banco estudiantil habfa simpatizado con la
propaganda periodistica en contra del juarizmo, los
discursos de Francisco Barroctaveria y Emilio Gouchén
a la juventud de Bs. As., me habjan seducido...”
“... al estallar la revolucién estaba con ella”®.,
Pablo Berrutti, profesor de misica de la ENP, lo habia
afiliado a la Unién Civica Nacional (UCN); sin embargo sefiala
haberse desilusionado luego del radicalismo. Carlos Vergara,
también egresado de Parana se acercé al radicalismo sin vin-
cularse organicamente"',
Durante la gestién de Torres y con posterioridad al 90’, ante
el impacto de este acercamiento de normalistas a laUC y luego
a la UCR, un discurso retérico sobre la relacion docencia-
politica inund6 al normalismo. Un ejemplo de ello fue una serie
de articulos que bajo el titulo “Direccién moral del maestro”, de
origen espafiol, se publicaron en el Boletin de Educaci m en
1894 en los cuales con estilo diddctico y a modo de consejos se
proveiaal alumno-maestro denormativas claras sobre sutarea:
se lo mentaba como civilizador y ordenador de la sociedad a
partir de la distribucién del saber y no del uso de la represién.
La escisién entre educacién y politica comenzaba a operarse y
una de las formas consistia en neutralizarlas practicas politicas
del docente, trasmutado en moralizador de la sociedad. Tanta
previsién respondia a la adscripcion a la UCR, constituida a
principios de 1891, de algunos profesores y alumnos. Bosch
sefiala que
“numerosos normalistas en Paran4 promovfan la
formacién del Comité de la Juventud Radicals,
Asi como la revolucién del 90' fue un hecho nacional que
motorizé el acercamiento de normalistas a la Politica, los
avatares educativos, nacionales y Politicos provinciales de 1900
reeditaron aquel acercamiento. Los proyectos de supresién de
las escuelas normales que surgieron tenfan entre otros argu-
mentos la cuestién politica, responsabilizandose desde elPEa
los maestros normales del malestar politico de las provincias,
Para E.S. Zeballos, el normalismo era tomado como un triunfo202 Sandra Carli
ineludible de la civilizaci6n en la politica, de alli que no era tan
facil eliminarlo. Senalaba:
“Fuera menester una reaccién tal en las ideas que
sustituyera sobre el pedestal que se preparaen Palermo,
la efigie de Sarmiento por la estatua de Artigas, y que
callara en el pafs la palabra del estadista, y del erudito
para que imperara el rebenque del mandén rural™*.
El debate Osvaldo Magnasco-Carbé sintetizé las posiciones
confrontadas de dos oriundos de una misma provincia en torno
aun producto oriundo de la misma: el normalismo*’.
nun contexto de malestar politico y de crisis econémica, un
deereto del 13 de diciembre de 1900 sancioné a varios docentes
de Parand con suspension de haberes: entre ellos a Martin
Herrera, Ernesto Bayio y Fermin Uzin; se los acusaba de
suscribir conyoe: politicas, y un decreto les prohibid
actuar en politic dndose que era pernicioso “para los
intereses de la educacién”. Bavio cuestioné aquella prohibicién.
y reivindicaba el ejercicio de los derechos politicos por parte del
docente, Sostenfa que:
“debemos romper de una vez con esa idea —que nose de
donde se saca— que el profesor no ha de ejercitar sus
derechos polfticos, con todo interés, amplia y
enérgicamente, fuera de sus clases...”*,
La Ley Séenz Pejia, que inaugura una etapa de democrati-
zaci6n politica repercutié también en los normalistas entrerria-
nos. Nuevamente se reedita el intento de frenar la actuacién
politica docente. La penalizacion de la actividad politica de los
maestros en 1914 se ejemplificé en el caso del subinspector de
escuelas de campafia Carmelo Reinoso, acusado por el CGE de
hacer “politica activa desde sus funciones”, asistiendo a
asambleas 0 haciendo proselitismo en sus giras. Esto habria
merecido una primera advertencia por parte del entonces
director del CGE, Manuel Antequeda, por tratarse de “un
elemento joven, expuesto a confundirse facilmente echando al
resto en _la tentadora pasién del partidismo politico”. Sin
embargo Reinoso persistié en su actitud politica, frente a lo cual
el CGE dispuso su exoneracién. Nuevamente la escisién entre
educacién y politica que postulaba el discurso oficial quedaba
desborada en los hechos.
Modernidad, diversidad cultural y democracia 203
en la historia educativa entrerriana. (1883-1930)
La organizacién del sistema educativo
provincial: un dispositivo estratégico
Entre Rios diseiié a partir de la década del 80' dos estrate-
gias principales que caracterizaron el modelo sarmientino de
sociedad moderna: el fomento a la inmigracién como consti-
tuyente de la poblacién provincial, y el fomento a la educacion
como factor unificador, civilizador y de crecimiento regional.
Ambas estrategias se articularon histéricamente atravesando
momentos exitosos pero también conflictivos. Las huellas de los
caudillos (Artigas, Ramirez, Urquiza, Lopez Jordan) estuvieron
presentes en las politicas educativas iniciadas a partir del 80'en
lo que hace a la importancia de la educacién, desde una pers-
pectiva liberal y moderna, vinculada con el logro dela autonomia
provincial. La estrategia educativa que los gobiernos de la
década del 80' implementaron comprendfa: la instalacién de un
sistema educativo provincial; la formacién de maestros e ins-
pectores para cubrir las necesidades de dicho sistema; y el
llamado a la participacién de la sociedad civil como correspon-
sable de las tareas educativas.
Las Constituciones de la Provincia de Entre Rios (1860-1883-
1903-1933) son una fuente indispensable para conocer como se
hizo efectiva esa estructura provincial (municipal, judicial y
educativa). Si tomamos a las constituciones a la vez como
discursos que suturan procesos del pasado y que redisefian el
futuro a partir de la determinacién de orientaciones basicas, el
andlisis de las mismas permite identificar lineas de continui-
dad y discontinuidad que sellan la historia educativaentrerriana.
Precisamente la Constitucién de 1883 cerraba un tiempo
politico provincial: recogiendo la tradicién descentralizadorade
la etapa anterior (Constitucién 1860), ordenando la conflictivi-
dad politica imperante hasta entonces a partir de la convoca-
toria a la nueva legalidad de los partidos politicos, el régimen
municipal, la actividad parlamentaria, y dando forma institu-
cional mas definida al protosistema educativo existente hasta
entonces. Esta Constitucién sancionada durante el gobierno de
Racedo, desde el punto de vista educativo establecia la educa-
cion gratuita, obligatoria y laica antes atin de la sancién dela
Ley 1420, y entre otras cosas la atribucién del PL de dictar
planes o reglamentos generales de educacién dejando a las
municipalidades su aplicacién®. Entre las funciones adjudica-204 Sandra Carli
das a las municipalidades figuraba la de fomentar la educacién
comun, estableciendo dentro del municipio las escuelas que sus
recursos lo permitieran con sujecién a las leyes y planes
senerales de la materia *!, Desde el punto de vista de la admi-
nistracién y la direccién de la educacién establecia dos tipos de
organismos: el Consejo General de Educacién (CGE) y los
Consejos escolares Departamentales (CED). La Ley 1303 de
1886" reglamentaria del capitulo VII de la Constitucién, esta-
bleeia que a cargo del CGE quedaba la direcci6n facultativa y
la administracién general de las escuelas, y que el organismo
estaria conformado por un Director nombrado por el PE con
acuerdo del Senado y cuatro vocales elegidos de la misma forma.
Del CGE dependerian los CED, formados por miembros elegi
dos de la misma forma pero a partir de una propuesta de la
municipalidad. Los CED propondrian maestros al CGE, en-
cargado de nombrarlos. Los inspectores serfan los encargados
devigilarlasescuelas publicas y particulares, siendonombrados
por el PE, quedando a cargo del director general determinar los
recorridos de los mismos por los departamentos para exigir el
cumplimiento de la ley de educacién y de las disposiciones del
consejo y la direccién general, estimulando y difundiendo la
educacién.
La puesta en funcionamiento de esta organizacién institu-
cional generé lo que en el informe de Marisa Lépez se califica
como una centralizacién del poder, que se desarrolla paralela-
mente a una descentralizacién del control a través de los CED
y de las figuras de los inspectores, principalmente. En el afio
1887, en el cual la ley comienzaa aplicarse, el CGE solidifica su
poder y disefia en forma exhaustiva los mecanismos de control
delegados™, La urgencia por socializar la heterogénea poblacién
provincial Hevé a la instalacién de lo que podriamos denominar
un verdadero dispositivo de poder™, El dispositivo educativo
adquirié en el periodo 1883-1914 una Posicién estratégica
dominante, y en periodos posteriores ésta se fue debilitando en
parte por el descenso del ingreso de inmigrantes y por la
progresiva nacionalizacion de la poblacion provincial.
En relacién a lo anterior la tarea de los Inspectores del CGE
revelaba tacticas precisas para garantizar la eficacia de la
estrategia planificada; en buena medida los inspectores fueron
los mediadores privilegiados entre el estado (CGE) y la sociedad
civil (CED, municipalidades, etc). En la Ley de 1886 se dispuso
Modernidad, diversidad eultural y democracia 205
en la historia educativa entrerriana, (1883-1930)
la creacién de un “cuerpo de inspeccién” conformado Horus
Inspector General e Inspectores Seocionales clemnes mee
dos que el presupuesto estableciese; las condici fpaabe
par ese cargo eran ser Eiolespu Noreen a pense
fi servicio en escuelas publicas spé
Visiter ls escuela, nfomar acerca de las necesidades estado
de las mismas, vigilar el cumplimiento de lsiciapencnes
ig c. Si los Inspectores eran los en¢ 5
Sn eee elena situacidn educativa de los
distritos, los CED tenian como funcién “ejercer una nets esto
de educacién en las escuelas y estimular y hacer fea i
vecindarios en pro de los intereses de la ensetianze ole
La relacién entre los Inspectores y los CED, ambos epen:
dientes directamente del CGE, como piezas de emiel beponl vo
mayor, es reveladora de acuerdos, conflictos, realidades regi
nales, etc.
El discurso de los inspectores: una mediacion
entre municipios y estado.
Enelcaso de Entre Rios la accién de los vecindarios fue lave
para que los distritos contasen con escuelas. Son mumenses les
solicitudes presentes en cartas manuseritass ge los Eowog
vecinos dirigidas al Ministro de Instruccién Pul nea Smal
nadas en los propios Informes de los epee oe ree
scales se van fundando
generales las escuelas fisca Se ee ane
necesidades y reclamos de las localida es , y
sumar las municipales y las particulares creadas por estos.
En el periodo 1883-1887 la accién particular es ee ot y
acompaiiael crecimiento de laaccién. fiscal. Hacia ces oustien
91 escuelas fiscales y 46 particulares) nec coe BS a
s En la e
aumentan a 104 y las segundas a 73. al 83"
la accién particular habia predominado sobre la provincial:
hacia 1875 de un total de 175 escusl og Pram ars bia
inci 2 icipale: ‘ticulares”®.
rovinciales, 21 municipales y 82 par! ;
" Elestimuloa la accion educativa particular se gunbinaba en
el discurso de los inspectores con fuertes pecan
i icipali es. Es importante sena
educativa de las municipalidades. Esin se
Constitucién de 1883 establecia el gobierno pana semen
gobierno independiente del provincial, cuyos miem! a et
elegidos directamente por el vecindario. Las municipalidades,206 Sandra Carli
a comienzos de 1885, se habfan constituido en toda la provincia.
Elinspector entonces, si bien promovia la participacién vecinal
cuestionaba los organismos politicos que los representaban. El
problema que se les presentaba a los inspectores era cémo
conciliar la dimensién polftica con la educativa, segiin su
discurso divorciadas en la mayor parte de los distritos. Por lo
tanto si bien la constitucién del 83 reconocia la autonomia
municipal y el rol educativo de las propias localidades, en una
linea de continuidad con el ideario de 1860, los inspectores
normalistas, herederos de aquellos fragmentos del federalismo
entrerriano, abonaron sin embargo la centralizacién educativa
del orden conservador.
Lascriticas a las municipalidades por parte de los inspectores
anticipan las modificaciones constitucionales de 1903, por las
cuales los CED desaparecen asi como la autonomia municipal,
Las municipalidades, segtin la constitucién de 1883, tenian la
obligacién de crear escuelas, sin embargo no siempre pudieron
cumplirla. Las razones eran varias, desde la pobreza de la
localidad hasta, en el discurso de los inspectores, la falta de
interés en educacién. Seguin ellos las municipalidades tenian
demasiados asuntos que atender y las escuelas funcionaban
solo por la iniciativa de los docentes. En la memoria de 1890
Maldonado senalaba cierto habito social de esperar todo del
Consejo Escolar*, reclamando un mayor aporte de las ciudades
porque era la campafia la que mas producia contribuciones
escolares siendo no por eso mas beneficiada. Remataba califi-
cando la accién oficial como la mas importante, porque repre-
sentaba el concurso de los poderes piiblicos.
Cabe considerar que los departamentos estaban en plena
etapa de organizacién y desarrolloy la miseria afectabaa buena
parte de ellos. Por otro lado en algunos casos los vecinos que
participaban en los consejos representaban para entonces a los
grupos econémicos més favorecidos, no siempre interesados en
la educacién de los sectores populares.
Frente a la descalificacién de las poblaciones, el rol del
inspector aparece entonces como privilegiado en surelacién con
las mismas, y era asf autocalificado:
“Los inspectores que cruzan la provincia llevan la
iniciativa, la palabra de levantate a los vecindarios®,
Modernidad, diversidad cultural y democracia 207
en la historia educativa entrerriana. (1883-1930)
Recomendaban a maestros y vecinos no esperar todo del
CGE. De esta manera los organismos politicos eran cuestiona-
dos por su falta de eficacia educativa, justificando en el discurso
de los inspectores la necesariedad de la accién y control de los
organismos centrales.
Las escuelas particulares, de importante proporcién en la
provincia, fueron especial objeto de control y vigilancia por
parte de los inspectores. En 1890 se promueve especialmente la
accién particular aumentandose el ntimero de subvenciones;
asi se eleva de 65 a 122 el numero de escuelas particulares en
1891, suprimiéndose 49 escuelas publicas5*. Posteriormente el
17/3/1892 se dispone que para acceder a las subvenciones las
escuelas debian seguir el plan de estudios de escuelas elemen-
tales. La evaluacién de las escuelas se concentra en términos
generales sobre algunos puntos criticos: la deficiencia de los
locales, el no cobro de matricula dispuesto por ley de educacién,
el no cumplimiento del minimun de ensefianza obligatoria, la
falta de idoneidad docente. Sin embargo dentro del mismo
cuerpo de inspeccién habia opiniones dispares sobre la impor-
tancia de la accién particular; algunos inspectores cuestiona-
ban severamente a la escuela particular, otros, particularmen-
te el Inspector General (delegado principal del poder central) la
concebia como co-responsable de la extensién del servicio edu-
cativo, y consideraba necesario suavizar las criticas ala misma.
La primera posicién conduciaa los inspectores a la propuesta de
clausura de escuelas, como en el caso del inspector Manuel
Madariaga con respecto a la escuela del Dto. de La Paz”. El
inspector general Maldonado calificaba adversamente el ex-
tremismo de Madariaga, y sefialaba la necesidad de “mirar las
escuelas particulares con espiritu de tolerancia”, mientras el
estado no pudiese sostener los reclamos educativos en su
totalidad. Y agregaba lo que consideraba debfa ser el rol del
inspector:
“La misién del inspector serd siempre més fecunda
dirigiendo, corrigiendo sin presién las deficiencias que
encuentre, pensando que en la mayorfa de los casos es
posible evolucionar, y no con criterio pesismista, exagere
deficiencias, encontrando todo malo sin ser nada bueno,
y no tenga mas remedio salvador que la medida radical
y facil de supresién de escuelas”*'.208 Sandra Carli
Otra de las criticas centrales a las escnelas particulares se
referfa al no cumplimiento del minimun de ensefanza, que en
muchos casos se debfa al desconocimiento de la ley de educacién
y de las disposiciones del Consejo, porque el dispositivo no
estaba atin suficientemente aceitado para garantizar la llegada
del CGE a todos los lugares de la provincia.
El inspector como ordenador
Elinspector cumplia también un rol ordenador. Maldonado
consignaba hacia 1897 comoun resultado positivoladesaparicion
de lo que entendia como “conflictos frecuentes entre Consejos y
maestros, entre directores y personal subalterno”, la accion de
los inspectores habria operado de tal manera que “los maestros
vigilados y dirigidos de cerca por los Inspectores no gastan su
fuerza en conflictos estériles, las consagran al trabajo produc-
tor...”°*. Es decir que el inspector no solo mediaba la relacién
entre gobierno/CGE y municipalidades/CED, sino también al
propio interior del plantel educativo terciando muchas veces en
favor de los directores de escuela. A la descalificacién de las
municipalidades se sumaba el cuestionamiento de la tarea
técnico-docente de los CED. Un ejemplo de ello lo protagoniza
el inspector general Maldonado al reivindicar a un director de
escuela Manuel Cabrera cuestionado por el CED de la Escuela
Graduada Mixta de Victoria, reconociéndole como competente,
aunque admitiendo que por ser joven atin “le falte la prudencia
para obrar y tolerancia para sacrificar ciertas cosas”. En el
discurso de la inspeccién estaba presente la defensa de los
novatos maestros normalistas. Este tipo de descalificacién de
los CED abona los cambios que establecié la Constitucién de
1903: entre otros el establecimiento de una direccién uniper-
sonal, técnica y con renta propia, a propuesta del convencional
por Parana José Zubiaur, quitandole a los CED atribuciones
técnicas ya que segtin aquel “no pueden superar las medianias
politicas”. La centralizacién del Consejo también se apoyé en
el argumento conservador de hacer economia.
Un importante motivo de conflictos entre directores, maes-
tros e inspectores fueron las llamadas conferencias pedagégi-
cas. Un ejemplo de ello fue la disparidad planteada en torno a
Jamodalidad que debian adoptar las conferencias entre director
y maestros de la Escuela Graduada mixta de Federacién, lo que
Modernidad, diversidad cultural y democracia 209
ena historia educativa entrerriana, (1883-1930) 08
dio lugar a la intervencién del inspector que tercié en favor del
primero”. La inspeccién recomendaba a los maestros “se abs-
tengan de discutir la autoridad que inviste al Inspector de
Seccién” y de “formular pedidos de esta clase”, considerando
que sobre cuestiones técnicas no podian intervenir®. Ademas
de avanzar hacia una mayor centralizacién de la estructura
educativa es evidente la tendencia de unificar pedagégicamente
las formas de la ensefanza: se intentaba que el inspector
propendiese a “la unidad de tendencias doctrinarias”, a con-
cretizar “un mismo credo pedagégico, evitando la anarquia
doctrinaria”®”.
Elavance en la profesionalizacién técnica normalista generé
la limitacién y control de la diversidad pedagégica, de la
autonomia de las experiencias escolares, de las voces de la
comunidad educativa.
Los maestros y directores eran no sélo objeto de control
técnico, sino que también se intervenia sobre sus vidas priva-
das, donde a la ejemplaridad prescripta se le oponia muchas
veces el escandolo. El Inspector de la cuarta seccién Manuel
Madariaga, en su visita a La Pazrecomendaba la separacion del
cargo del maestro de la Escuela Rural Yeso, Félix Amuchdste-
gui:
“... la conducta que observa en su vida privada lo
inhabilitaba paraello,y tanes asf, que muchos padres de
los nifios que concurren a esa escuela, se quejan de la
vida escandalosa que hace el maestro en compaiifa de
una menor de edad que la ha sacado de la casa de los
parientes de la muchacha, llevandosela a la casa donde
vivfa el sefior Amuchdastegui”®.
Otro maestro de escuela rural de Alcaraz dirigida por Felipe
Méndez, también era cuestionado porque “es un hombre be-
bedor”. Mientras a Amuchastegui se lo exonera; frente al caso
de Méndez se aduce la no comprobacién sobre su moralidad, por
lo cual el CGE resuelve no separarlo del cargo sino apercibirlo.
El problema se concentraba en la campana y esto se vincula
con que alin no existia una atencién adecuada de la formacién
docente, cuestién que se comenzara a resolver durante la
gestién de Antequeda. El ntimero de maestros diplomados enla
campaiia era muy bajo, a lo cual habia que sumar una situacién
desventajosa en lo relativo a sueldos. La estrategia educativa210 Sandra Carli
iniciada en el 80' da lugar a partir de 1903 a un proceso de
concentracién y centralizacién administrativa y técnica.
Inmigracién y educacion: diversidad cultural y
homogencidad normalista (1880-1915)
La puesta en marcha de este dispositivo institucional y legal
que combinaba la instalacién de la escuela fiscal por el CGE y
el deber de los municipios, con el subsidio ala acci6n particular,
tuvo que enfrentarse con la idiosinerasia propia de los sujctos
a los cuales se proponia educar o delegaba su instruccién, La
ecuacion educacién-inmigracién suponiaensuimplementacién
estratégica y tdctica abordar cuestiones que desbordaban lo
pedagégico y que remiten a dimensiones culturales, psico-
lingiiisticas, politicas y de organizacién social propias de las
comunidades inmigrantes.
En la etapa previa al 83' suizos, italianos y franceses se
habfan instalado en la provincia; a partir de la década del 80°
alemanes, judfos, espaiioles, belgas, italianos, rusos judfos”
ingresan y se asientan. Entre Rios que habia sido sede de las
mas importantes luchas por la organizacién nacional y la
autonomia provincial, se convertia en escenario privilegiado
del asentamiento inmigratorio.
Existe cierto consenso en los historiadores en afirmar que el
latifundio se fue extinguiendo progresivamente en ER". Hacia
1920 habia dejado de ser un problema en la provincia; segun el
Censo Agrario de 1919-1920 habfa: 22.028 propiedades de
menos de 500 has; 1731 de 500 a 2.000 has; 580 de 2.000 a
10.000; y 65 de mas de 10.000 has”. La no existencia dominante
del latifundio dio lugar en la década del 20' a alternativas que
generadas por las condiciones de propiedad de la tierra, re-
dundarn en el fortalecimiento de la propia capacidad organi-
zativa de los colonos: las cooperativas.
Hacia 1895 de 291.324 habitantes, 62.698 eran extranjeros:
20.564 italianos y 10.445 rusos”,
La ocupacién del suelo entrerriano por la inmigracién supu-
so el desplazamiento progresivo del elemento gaucho, asi como
su desvalorizacién como factor del progreso provincial. Elio
Leyes describe asi el escenario en el cual Alberto Gerchunoff,
escritor costumbrista, y la colectividad judia se asientan:
Modernidad, diversidad cultural y democracia 211
en la historia educativa entrerriana. (1883-1930)
“Adin regian los argumentos de Facundo yen las pampas,
si se insinuaban timidos algunos ferrocarriles, el
centauro, mitad hombre mitad caballo, era una pesada,
una sedicente realidad. El cuchillo coronaba, con su
marbete de sangre, no s6lo los antagonismos sino las
pasiones primarias”*,
La anéctoda segiin la cual el padre de Gerchunoff fue muerto
por un nativo al salir de la taberna en Moisés Ville, pretende
patentizar en aquel encuentro los lugares de la barbarie nativa
y de la sabiduria inmigrante.
La historia educativa entrerriana necesita contar en su
relato con las alternativas educativas (parciales 0 totales o
medidas de resistencia al interior de espacios provinciales)
creadas por las propias comunidades inmigrantes para afron-
tar problemas como: la continuidad de su identidad cultural, la
trasmisién intergeneracional de la herencia cultural, y las
formas de vinculacién/ adaptacién/ diferenciacién con el nuevo
ais.
E En la etapa previa al 80' la historia educativa de la Colonia
San José, creada en 1857, constituye un ejemplo de organiza-
cién propia y de articulacién con el gobierno provincial. La
primera escuela oficial de la colonia se fundé en 1861; hacia
1882 habia ya un total de 10. A las oficiales se agregaban las
particulares, que eran en muchos casos una habitacién de la
vivienda del colono transformada en aula”. La accién particu-
lar se combiné con la religiosa; en 1891 se recibia alas Herma-
nas de la Congregacién del Nifio Jesus, fundandose el Colegio
Nirio Jesus”.
El caso de las colonias ruso-alemanas corresponde propia-
mente a la incorporacién de la provincia a la organizacién
nacional. Una serie de cartas manuscritas halladas en el
Archivo histérico de ER nos remiten a 1892, a los conflictos
suscitados en la Aldea Valle Santa Maria de la Colonia Gral.
Alvear. En una carta del 6/9/92 de los colonos de la Aldea
dirigida al entonces director de Escuelas Ernesto Bavio, estos
solicitaban la “remocién del Sr. Heineman” (maestro del lugar)
por los siguientes motivos:
“Su conducta no se corresponde al art. 2 del capitulo VIL
de la Ley de educacién que dice: observar una conducta
que pueda servir de modelo a sus alumnos ya los vecinos212 Sandra Carli
de la localidad en que hayan de ejercer o ejerzan el
profesorado.
Porque consta que a los nifios de la escuela
mencionada (se referfan a la escuela nacional de la
aldea) ha dicho:
L blasfemias contra la Virgen Santisima diciendo que ha
tenido tres hijos.
ILenigmas cuya solucién eran cosas deshonestas.
Il.preguntaba a las nifias donde se encontraba la
conciencia y les respondié el mismo maestro, que las
niias la tenfan bajo sus vestidos y los nifios la tenfan en
los pantalones.
El mencionado, siendo protestante, no puede ser
modelo para los nifios catélicos”.
Apartir de esta carta se suceden una serie de procesos, entre
otros el pasaje de los alumnos de la escuela fiscal ala particular,
y la reaccién critica del CGE imponiendo multas, enviando un
inspector, ete. Segtin testimonios la resistencia a la escuela
fiscal era extrema, generando en los casos menos graves que
estas se fueran vaciando hasta que el maestro se iba dela aldea
porque no tenia alumnos, y en los mas conflictivos provocando
hasta la intervencién policial para que los maestros no fuesen
agredidos por los calonos que los corrian con piedras, palos y
hasta rayos de las ruedas de los carros”.
La reaccién del CGE y particularmente de su director Bavio
fue confirmar a los maestros y enviar una circular alos CED en
la cual se exigia “amoldarse estrictamente a los preceptos dela
Ley de educacién y del Reglamento General de escuelas”,
intimando directamente a los directores de escuelas y autori-
zando la clausura de escuelas’*. Bavio calificaba de “exclusi-
vismo” la actitud de las colonias ruso-alemanas, afirmando que
“no hay alli escuela nacional” y que era necesario “vencer la
terquedad e ignorancia de algunos colonos rusos”. Consideraba
a lo dispuesto por la circular como una actitud preventiva
necesaria para evitar que en el futuro Ilegasen “a declamar
contra lo que la patria tiene en mds alta estima como son los
sfmbolos que representan sus glorias...””.
La colectividad alemana era portadora de otra visién sobre
el proceso educativo, antagénica a la oficial. Los alemanes
oriundos de la zona del Volga se habfan trasladado a Rusia en
1763 en tiempos de Catalina II, y desde el punto de vista
educativo levaron allilaescuela comtino primaria, no laica sino
OOOO OOOOeEeeeee
Modernidad, diversidad cultural y democracia 213
en la historia educativa entrerriana. (1883-1930)
confesional; siguiendo la tradicién medieval la educacién era
responsabilidad de las iglesias. Casi con cardcter obligatorio los
maestros se difundieron conformando un “sistema popular y
propio” de educacién sin aportes de la Corona que abonaba la
autonomia educativa™, articulada a la defensa dela autonomia
cultural.
Alestablecer sus colonias en el Litoral la religién se convirtié
en el factor principal de supervivencia y educacién en la colo-
nizacin*!, De alli que en la mayor parte de los conflictos fueran.
los sacerdotes de las colonias los voceros del malestar comunal.
Aquella configuracién educativo-cultural construida en Rusia
es la que pretendieron mantener en ER. Frente a la cstrategia
gubernamental de sostener una red de escuelas fiscales por-
tadoras de un discurso homogeneizador, los ruso-alemanes
defendian una estrategia educativa que les garantizaba auto-
nomia y continuidad cultural: escuela propia-lengua madre-
religion. Persistian en la continuidad de su tradicion cultural,
hasta el punto de organizarse en aldeas, y no en chacras, como
buscaba el gobierno provincial. Sefialaba Bialet Massé:
“hicieron sus viviendas en cuevas, completamente
parecidas a las de la época de transicién de la edad de
piedra a la de bronce (...) y de allf que los hijos del pafs
las hayan designado “Las Vizeacheras”*.
El viajero los calificaba inferiores a los indios mocovi, y “de
tan mala fe” que preferia su partida de la provincia.
Los conflictos entre gobierno provincial y colectividades
inmigrantes, particularmente la ruso alemana, denotan en un
nivel el choque entre tradiciones culturales y formas de con-
servacion de la misma, pero en otro las dificultades del propio
gobierno provincial en convertir a su estrategia escolar en
hegeménica. La escuela publica como herramienta de una
estrategia de construccién de la nacién podia operar en su
trabajo cotidiano (desde su instalacién hasta en su dindmica
interna) articulando las diferencias culturales u homogenei-
zéndolas desde un discurso tnico. Esta ultima opcién agudiz6
Jos antagonismos y la resistencia inmigrante. Esto coincide con
el hecho de que en América Latina las naciones se construyeron
a costa de las regiones subordinando las diferencias al servicio
de un estado centralizador™.
Por otro lado, los conflictos por motivos religiosos son indi-214 Sandra Carli
cativos del antagonismo entre el liberalismo entrerriano/nor-
malismo/masoneria y el catolicismo inmigrante europeo/colo-
nialismo heredado que deriva en posiciones diferentes sobre el
papel del estado y de la sociedad civil.
La solucién transitoria implementada en las colonias ruso-
alemanas fue un doble turno escolar en el cual a la mafiana las
clases se impartian en castellano y a la tarde en aleman.
En el caso de las colonias judias los problemas que se pre-
sentaron fueron similares inicialmente, pero evolucionaron
hacia una mejor vinculacién entre colectividad y gobierno
provincial. El plan de colonizacion fue levado adelante por la
Empresa del Barén Hirsch, con la cual el gobierno establece en
1891 los primeros contratos. En la provincia de ER se fundaron
ocho colonias que ocupaban hacia 1920 un total de 202.966
has*®, Es comtin adjudicar a la colectividad judfa una voluntad
educative, aparentemente ausente en otros grupos inmigran-
es.
La accién de la JCA comprendia la instalacién de escuelas
con el objetivo de “suministrar a la nueva generacién la ense-
flanza primaria comin o laica, sin dejar tampoco en el olvido la
religiosa 0 hebraica, a la que la mayoria de los nuevos colonos
se hallaba apegada en sus paises de origen”®*. Este mismo tes-
timonio reconoce que la creacién de escuelas intentaba subsa-
nar la carencia de la accién oficial, ausente en las regiones
nuevas o distantes. La JCA se hizo cargo de las escuelas hasta
1916 en que comienza la cesién de las mismas al CNE. Las
reacciones adversas ante la inmigracién judia fueron numerosas
segtin se sefiala en un trabajo sobre el tema". Esta reactividad
subyace en las criticas del CGE de ER a las escuelas israelitas
desde los inicios de su instalacién. Un articulo publicado en el
diario Actualidad establecfa una continuidad:
“Ayer eran los rusos de las colonias de Diamante (...);
hoy son los judfos protegidos del barén Hirsh y
establecidos en el Dto. de Col6n los que proporcionan a
sus hijos educacién en idioma hebreo tal cual lo harfan
en su propio pats,
Y recomendaba recurrir a la clausura de escuelas porque “el
mal hay que desarraigarlo cuando recién ataca”.
Mientras la cuestién del lenguaje en el caso aleman expre-
Modernidad, diversidad cultural y democracia 215
en la historia educativa entrerriana. (1883-1930)
saba laarticulacién con lo territorial, en el casojudio el lenguaje
remite a su eficacia como medio para la unidad religiosa. El
hebreo indicaba asf una religion no una patria territorial, de
alli que su manutencién pudiera convivir mas facilmente con
las prescripciones del gobierno provincial en materia de edu-
cacién.
Posiciones del normalismo entrerriano frente
al problema inmigratorio: entre la coersi6n
y el consenso.
Dos estrategias politico-educativas fueron construidas para
abordar la cuestién inmigratoria, en ambos casos levadas
adelante por figuras del normalismo desde sus cargos de direc-
tores del CGE: Ernesto Bavio y Manuel Antequeda. Fueron de
las primeras camadas de egresados de la ENP y prestigiados
por sus trayectorias docentes. Sin embargo ambos disefian
resoluciones diversas, que llegan a antagonizar en un momen-
to: el afio 1908, siendo Antequeda director del CGE de Entre
Rios, y Bavio Inspector del CNE. Como simbolo deladvenimien-
to de los festejos del Centenario, esta confrontacién expresa en
un nivel conflictos locales pero en otro mas amplio el choque
entre autonomia provincial y orden nacional a nivel especifi-
camente educativo.
Desde su cargo de director del CGE Bavio (1883-9, 1893-4)
habia construido una estrategia en la cual predominaban
tacticas coercitivas para resolver los problemas que los colonos
presentaban. Vefamos antes que estos problemas se centraban
en:el mantennimiento del lenguaje propio en el ambito escolar
y la resistencia en los casos mas agudos a Jos maestros fiscales.
Frente a ellos Bavio ademas de amenazar con la clausura de las
escuelas si no se cumplian los dictados de la ley de educacién,
se establecia que el minimo de ensefianza obligatoria debia
impartirse en idioma nacionaly solo se autorizaba laensefianza
de otro idioma como asignatura especial del plan de estudios. El
antagonismo con la colectividad alemana nos remite a la cons-
truccién de la hegemonia: la indeclinable resistencia a la
escuela fiscal con todo el significado polftico-cultural que ésta
portaba, impedia una solucién consensuada, abonada también
por la posicién militante del normalismo entrerriano de defensa
de la causa nacional.216 Sandra Carli
Sila amenaza de clausura o el envio para un control estricto de
los inspectores fucron las primeras medidas de tipo coercitivo
directo, lainstalacién delas fiestas ctvico-escolares completan esta
estrategia en su dimensién simbélica, pretendiendo convertir los
festejos en un espacio de nacionalizacién . Por resolucién del 4 de
mayo de 1899 estas se imponen. Se disponia que los inspectores
hiciesen efectiva la conmemoraci6n en las escuelas de los aniver-
sarios patrios, ocupadndose especialmente de los directores de
escuelas rurales que debfan “reunir a sus alumnos, explicarles el
significado de la fecha patria que se glorifica: leerles y explicarles
el Himno nacional”. Ademas los inspectores de seccién estaban
obligados a enviar crénicas sobre la actitud de las escuelas a la
inspeccién general. Se calificabade“eminente poder moralizador”
al de las fiestas, un verdadero “curso de moral practica”. Reco-
mendaban especialmente atraer la participacién del vecindario,
con la idea de que la ensefianza de las mismas actuase sobre el
futuro ciudadano. Futuro ciudadano era el nifio pero también el
colono adulto.
Podemos entender a aquellas fiestas como rituales que per-
mitfan la organizacién de la sociedad en torno a un hecho publico,
en el cual nifios, maestros, padres y vecinos se encontraban para
rendir culto a una entidad considerada superior, la patria. Pero
era el discurso patriético impuesto el que actuaba sobre el espacio
social, tomando como fucoa la escuela, para desdeallinacionalizar
y en este sentido homogeneizar las diferencias culturales. Tenia
a su vez otros efectos: establecer una continuidad con el pasado
cultural y politico y lograr una vinculacién intergeneracional
entre los sujetos. Precisamente era el maestro normal el encar-
gado de aceitar estas relaciones y cumplir el rol de irradiador de
una cultura cfvico-patriética. Pero describamos primero aquel
ritual tomando las crénicas de los inspectores de seccién, La
regulacién estricta del tiempo pautaba el evento, la salida y la
caida del sol marcaban el inicio y el fin de la jornada, que tenia
momentos claves: la reunién alrededor del monumento para
cantarel himno, el lunch en la escuela y la visita de los padres para
conocer trabajos de los alumnos; el Te-Deum, la procesién civica,
nuevamente el canto del himno para cerrar la jornada, y la velada
nocturna. No solo alumnos y maestros participaban de lajornada,
constitufa un hecho publico, local, en el que era convocado el
pueblo todo: “escuelas, sociedades y corporaciones”, argentinos y
extranjeros.
Modernidad, diversidad cultural y democracia 217
en la historia educativa entrerriana. (1883-1930)
Escuela, iglesia y sociedad se vinculaban en torno a aquel
ritual que inclufa elementosnormalistas, religiosos y patridticos.
La presencia dela Guardia Nacional les imprimia también “una
agitacién especial y bélica” seguin describia una crénica de la
época”.
Seguin José Zubiaur, prestigioso educador entrerriano, la
fiesta patridtica escolar era necesaria en el pais, a diferencia de
Europa, porque alli la nacionalidad estaba consolidada®. Las
resistencias a las fiestas existfan y eran penadas: como ejemplo
el CED de La Paz suspendia en 1893 al maestro Bartolomé
Salas, quien habia incurrido segén el Consejo en dos faltas
graves: la publicacién en La Protesta de un articulo de su
autoria titulado “Espafia” en el cual consideraba un canto re-
pulsivo al himno nacional, y la negativa a acompafiar a sus
discipulos hasta la Plaza de Mayo con el objeto de cantar el
himno™. Si el control y la coercién constituian las primeras
tdcticas de aquella estrategia, la instalacion de los festejos
patrios denuncia la necesidad de reforzar simbélicamente la
dimensién nacionalizadora de la escuela para lo cual se recurria
a la reificacién de lo escolar como factor cultural cohesionador.
La estrategia de Antequeda en cambio recurrié a otras
tdcticas para resolver la cuestién cultural. Basicamente per-
misiva entendfa la heterogeneidad cultural entrerriana como
constitnyente de la identidad provincial y por tanto demandante
de una estrategia educativa con capacidad para integrar las
diferencias. En este sentidofrente al informe critico sobre Entre
Rios elevado por Bavio como inspector nacional del CNE,
Antequeda desechaba radicalmente sus enunciados. Aquel
calificaba de “peligro nacional” la situaci6n de las colonias rusas
y judias afirmando la existencia de un “territorio conquistado”,
en un discurso que representa la extensi6n al caso entrerriano
de las politicas de Ramos Mejia. Mientras Bavio entendia a la
escuela como foco nacionalizador, como anclaje civilizatorio
articulandose asi con el discurso de Ricardo Rojas y Manuel
Galvez; Antequeda la concebia como un espacio condensador de
tendencias sociales, que debia identificarse con el sentimiento
predominante en la comuna™.
A partir de alli rechazaba las medidas represivas, confiando a
los extranjeros sus propias escuelas, particularmente a aquellos
que dominaban la lengua nacional, y para reforzar esto ultimo
instalé los Cursos Temporarios para maestros rurales; a ellos