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5 poemas de anne carson cáncer.

no estás comiendo tu guarnición, ¿no te gustan los

tres pimientos?

tres mujeres silenciosas en la mesa de la cocina. por la ventana puedo ver hojas muertas que atraviesan

la cocina de mi madre es oscura y pequeña pero del las tierras planas

otro lado de la ventana y residuos de nieve herida por la mugre de los pinos.

está el páramo, paralizado con hielo. en el centro del páramo

se extiende hasta donde alcanza la vista donde la tierra desciende hacia una depresión,

a lo largo de kilómetros planos hasta un cielo blanco el hielo ha comenzado a abrirse.

sólido no iluminado. llegan aguas abiertas y negras

mamá y yo estamos masticando lechuga cuajadas como la ira. mi madre habla repentinamente.

cuidadosamente. esa psicoterapia no te está ayudando tanto, me parece.

el reloj de la pared de la cocina emite un bajo zumbido no lo estás superando.

irregular que salta mi madre tiene esa manera de resumir las cosas.

una vez en el minuto justo de las doce. a ella nunca le había gustado law

tengo a emily pág. 216 abierta y apoyada sobre la pero le gustaba la idea de que yo tuviera un hombre y

azucarera que continuara con mi vida.

pero furtivamente estoy observando a mi madre. pues él es de los que toman y tú de las que dan espero

miles de preguntas chocan contra mis ojos desde que funcione,

adentro. era todo lo que dijo después de haberlo conocido.

mi madre está estudiando su lechuga. dar y tomar eran sólo palabras para mí

paso a la pág. 217. en ese momento. nunca antes había estado

“en mi fuga a través de la cocina tropecé con hareton enamorada.

quien ahorcaba una camada de cachorros era como una rueda que bajaba rodando una colina.

desde el respaldo de una silla en la puerta. . .” pero temprano esta mañana mientras mamá dormía

es como si a todas nos hubieran bajado dentro de una y yo estaba abajo leyendo la parte de cumbres

atmósfera de vidrio. borrascosas

de tanto en tanto un comentario atraviesa el vidrio. donde heathcliff se aferra a la celosía durante la

impuestos en el lote de atrás. no es un buen melón, tormenta sollozando

falta para los melones. ¡entra! ¡entra! al fantasma del tesoro de su corazón,

la peluquera del pueblo encontró a dios, cierra la caí de rodillas sobre la alfombra y también sollocé.

tienda cada martes. ella sabe cómo ahorcar cachorros,

de nuevo hay ratones en el cajón de los repasadores. esa emily.

pequeñas bolitas. mordieron no es como tomarse una aspirina, sabes, le respondo

los bordes de las servilletas, si supieran débilmente.

lo que cuestan las servilletas de papel hoy en día. la dra. haw dice que el duelo es un proceso prolongado.

esta noche llueve. ella frunce el ceño. ¿y qué se logra

mañana llueve. con todo ese remover el pasado?

ese volcán en las filipinas otra vez activo. esa que no oh —extiendo las manos—

me acuerdo el nombre ¡yo me impongo! la miro directamente a los ojos.

anderson se murió no shirley no ella sonríe. sí lo haces.

la cantante de ópera. negra.


su espalda abajo.
con el propósito de comparar, pongo aquí el texto de a las cuatro. me despierto. pensando
una maldición hallada en un listón de plomo en el hombre que
que se marchó en septiembre.
mide 8 x 3 cm y está escrito de uno y otro lado se llamaba law.
y/enrollado y perforado por un clavo/y/ mi rostro en el espejo del baño
que tiene manchas blancas en la parte baja.
fue desenterrado en boecia; no tiene fecha conocida, me enjuago la cara y vuelvo a la cama.
quizá sea del siglo cuarto a. c.: mañana voy a ver a mi madre.
[lado a]
me uno a zois de eretria esposa de kabeiras ante la ella
tierra y hermes a/su forma de comer su forma de vive sola en un brezal al norte.
beber su forma de dormir su risa su sexo su forma de ella vive sola.
tocar la lira su forma de entrar en una habitación su la primavera se abre como una cuchilla allí.
placer sus nalguitas sus ojos perspicaces    yo viajo en trenes todo el día y llevo muchos libros –
[lado b] unos para mi madre, algunos para mí
y ante hermes me uno a su andar sus palabras sus que incluyen las obras completas de emily brontë.
manos sus pies su malévola charla su alma entera a es mi autora favorita.
todo eso me uno también mi principal temor, al que trato de
enfrentarme.
podrías 1 cada vez que visito a mi madre
si no eres la persona libre que quieres ser, busca un siento que me convierto en emily brontë,
lugar donde puedas contar la verdad sobre ello. contar mi vida solitaria a mi alrededor como un páramo,
cómo te va con todo. la franqueza es como una mi torpe cuerpo recortándose sobre los barrizales con
madeja que se produce a diario en el vientre, tiene una apariencia de transformación
que desenrollarse en algún lado. podrías susurrar de que muere cuando atravieso la puerta de la cocina.
cara a un pozo. podrías escribir una carta y ¿qué cuerpo es ese, emily, que nosotras necesitamos?
mantenerla guardada en la gaveta. podrías escribir
una maldición en una cinta de plomo y enterrarla para el soneto reticente
que nadie la lea por mil años. no se trata de encontrar un pronombre es una especie de retirada de los
un lector, se trata de contar. piensa en una persona de nombres.
pie, sola en un cuarto. la casa está en silencio. la debido a que los nombres son pesados, nombrar puede
persona lee un pedazo de papel. no existe nada más. ser ligeramente vergonzoso.
todas sus venas se pasan al papel. toma la pluma y vivimos mucho más ligeramente que esto,
escribe en él unos signos que nadie más va a ver, le nos dirigimos a nosotros mismos alusivamente en
confiere así como una plusvalía, nuestras mentes -
y todo lo remata con un gesto como "yo" o "nosotros" o "uno" - parte de un sistema
tan privado y preciso como su propio nombre. que discute con la sombra, como las persianas
venecianas.

yo hablando de venecia, llamada "el shakespeare de las

oigo pequeños chasquidos dentro de mi sueño. ciudades" por un amigo mío,

la noche gotea su taconeo de plata me recuerda la frecuencia con que los sonetos se
imprimen mal para los tuyos:

ten cuidado con la niebla en venecia.


cuidado con los pasos que se detienen en un silencio.
solía pensar que crecería para ser una persona cuyo
razonamiento era profundo,
en lugar de eso me convertí en una especie de pincel.
cepillo las palabras contra las palabras. así que nos
seguimos a nosotros mismos desde la juventud,
cepillando, cepillando, cepillando las uvas silvestres en
la verdad.

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