Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Trabajo Fin de Grado Ciencias Políticas
Trabajo Fin de Grado Ciencias Políticas
Por
Pablo Lorenzo Carracedo
Dirigido por
Elena Martínez Barahona
Salamanca, 2022
1
2
RESUMEN:
ABSTRACT:
The present work aims to analyze the role of amnesty laws in the processes of
political transitions. The Spanish case will be presented first, where the 1977
amnesty was the result of an agreement between the official sectors and the
democratic opposition, and this experience will be compared with that of three
Latin American countries: Argentina, Chile and Peru. What is intended,
therefore, is to examine the role of these laws of oblivion in the consolidation of
democratic regimes, and how their content can be a brake on the processes of
granting justice to the victims of a dictatorship. Likewise, the experiences lived
in Latin America can be a good indicator of the steps that should be taken in
Spain in the fight against impunity.
3
ÍNDICE
1. INTRODUCCIÓN
6. CONCLUSIONES
7. BIBLIOGRAFÍA
4
1. INTRODUCCIÓN
5
concretas1 las que nos hacen calificar a dicho régimen como democrático o no.
Por su parte, los distintos actores que interactúan en este marco político
pueden enfocarse, según su margen de actuación, al mantenimiento de este
marco o a su sustitución por otro. De ahí que las diferencias entre transiciones
se den a varios niveles: continua/discontinua; acelerada/lenta; pacífica/violenta;
interna/externa.
1
En su concepción mínima, la democracia es un conjunto básico de procedimientos
que crean espacios para la participación política y, al mismo tiempo, garantizan su
ejercicio (Sermeño, 1996)
6
asunción de responsabilidades penales. Si bien su aplicación puede estar
justificada en algunos casos, en otros se puede observar la intención de las
élites de blindarse a sí mismas, impidiendo un proceso de justicia transicional
en el que las víctimas puedan ser reparadas por el daño sufrido. Lo que se
pretende en este trabajo, por lo tanto, es plantearse qué rol debe jugar la
amnistía en una situación de cambio de régimen; a quién beneficia y qué
objetivos persiguen este tipo de leyes; y finalmente si su interpretación debe
hacerse más dinámica y acorde a los nuevos tiempos.
7
contener a ciertos sectores sociales se juzgue como prioritaria. Esta debe ser
vista, por lo tanto, como una herramienta más, que atienda a unos objetivos
determinados y cuya interpretación judicial nunca debe ser ajena al devenir de
los tiempos ni a la realidad social del momento en el que ha de ser aplicada. En
las siguientes páginas desarrollaremos el concepto y las funciones de las leyes
de amnistía.
2.1. Contextualización
8
No obstante, gran parte de la doctrina concuerda en que cualquier proceso de
justicia transicional atiende a unos objetivos determinados, a partir de los
cuales se desarrollarán las políticas correspondientes. Si bien la aseguración
de la paz y la democracia suele ser el objetivo más urgente, existen otras
metas, como la reconciliación y la cohesión social, para las que es necesario
desarrollar un proyecto más profundo y a largo plazo. Un Estado puede estar
pacificado desde el punto de vista del cumplimiento de la ley y el orden público,
pero para construir un proyecto político exitoso es imprescindible alcanzar
antes una reconciliación. Es decir, forjar un grado de unidad y cohesión social
para que la ciudadanía se reconozca en las instituciones y participe en ellas. Y
para ello es necesaria una mirada al pasado, conocer nuestra historia y
desarrollar una memoria colectiva a partir de ella.
2
Mastromarino, A. (2016). Memoria histórica del Estado y leyes de amnistía. RIPS.
Revista de Investigaciones Políticas y Sociológicas, 15(1), 143-164
9
Frecuentemente, la literatura académica ha descrito a Italia y España como
ejemplos de transiciones democráticas exitosas, en tanto que ambos países
elaboraron leyes de amnistía que marcaron el preludio a sistemas
democráticos. No obstante, las políticas de pacificación no fueron seguidas de
medidas restaurativas, ya que durante las siguientes décadas imperó el silencio
y el olvido. A mi juicio lo que se pone de manifiesto es que en la mayoría de los
casos, lo que impide la culminación de un proceso de transición no es la Ley de
Amnistía en sí, sino la falta de voluntad política al respecto.
10
contrario, de lo que se trata es que, desde el rigor histórico y el respeto a las
víctimas, se pueda debatir ampliamente sobre lo que implicó la transición y qué
consecuencias ha tenido a día de hoy.
Siguiendo el modelo que expone S. Huntington en La tercera ola, las
transiciones políticas pueden enmarcarse en tres modelos, atendiendo a la
correlación de fuerzas que exista entre el Gobierno y la oposición. Estos
modelos son la transformación (Transformation), el reemplazo (Replacement) y
el traspaso (Transplacement). En una transformación, son las élites dirigentes
las que apuestan por la democratización del país, con el objetivo de dirigir el
proceso y mantener sus privilegios en el nuevo sistema. Se trata de sectores
aperturistas que aspiran a mantenerse en el poder de forma legitimada. El
reemplazo, por su parte, ocurre cuando la oposición tiene mucho más poder, y
logra imponer el nuevo sistema de acuerdo a sus propios términos, sin que sea
necesario un acuerdo con el Gobierno. Aquí, por lo tanto, ocurre una ruptura
con la legalidad vigente. Por último, en el traspaso lo que se da es una
situación intermedia: un sector oficialista que sigue manteniendo gran parte del
poder, pero a su vez una oposición organizada y con capacidad de influencia
en el proceso de cambio político. Gran parte de los académicos están de
acuerdo en que este último modelo es el que más se aplica al caso español, al
existir un equilibrio de fuerzas que hizo indispensable el pacto entre
adversarios. La particularidad de la Transición española radica en que las
nuevas instituciones democráticas se crearon desde la legalidad franquista,
siendo el ejemplo más claro la aprobación de la Ley para la Reforma Política,
ratificada por las Cortes españolas en noviembre de 1976, y que llevaba
implícita la desaparición de las mismas.
11
rojas sobre las que no cabía discusión alguna. El papel del Ejército - sobre el
que se mantenía latente la amenaza golpista - y la figura de la Monarquía
fueron cuestiones blindadas de antemano. Los poderes económicos presentes
durante el franquismo tampoco fueron depurados, y la Iglesia católica conservó
gran parte de los privilegios obtenidos en la dictadura
.
De ahí que gran parte de la Academia hable de un traspaso, por el cual los
grupos de oposición tuvieron que hacer concesiones, aceptando el acomodo de
las élites políticas franquistas al nuevo escenario constitucional. A este
respecto, considero interesante rescatar las palabras del diputado
constituyente Hipólito Gómez de las Roces, sobre la votación de la Ley
Fundamental: “Afirmo, por tanto, que esto, más que un debate general, es un
consuelo de afligidos, una especie de plaza de gracia que recibimos los que no
fuimos ni siquiera invitados a más altos y sobre todo más eficaces manteles ...
Nosotros no deseamos otra cosa que decir con sosiego, pero con la firmeza
debida, que parte de esta Constitución (no sé porque digo parte) no se elaboró
entre estas paredes; que naturalmente ello es un procedimiento reprobable
(...)”.
12
basado en una “democracia orgánica3”, término con el que ponía distancia
frente a las democracias liberales, y a la vez recalcaba la singularidad del
Estado español. Se trataba, en la práctica, de un modelo autoritario: una
dictadura personalista de carácter ultraconservador que tenía como pilares
fundamentales a la Iglesia católica y a las Fuerzas Armadas.
3
El término “democracia orgánica” alude al sistema de representación política que fue
implantado en España durante la dictadura de Franco. Un régimen que no aceptaba el
sufragio universal de las democracias liberales y rechazaba tanto el parlamentarismo
como la existencia de partidos políticos. En su lugar, se establecieron nuevos cauces
de participación para los ciudadanos en la toma de decisiones públicas, que se
correspondían con las denominadas “unidades naturales” de la sociedad: la familia, el
municipio y el sindicato. GIMENEZ MARTINEZ, M.A, La Democracia orgánica,
participación y representación política en la España de Franco, Espacio, tiempo y
forma: Serie V Historia Contemporánea, 2015.
4
Balbona, D. L. (2013). Las huelgas en España, 1905-2010. Germania.
13
protestas a nivel nacional, que en algunos casos se extendieron durante todo el
año5.
La oposición al franquismo también encontró adeptos dentro del Ejército, tema
especialmente sensible dado que esta institución representaba uno de los
principales pilares del Régimen. La formación de la Unión Militar Democrática
(UMD), poco después de la Revolución de los Claveles portuguesa, representó
un desafío hacia aquellos sectores del Gobierno que abogaban por un
continuismo sin fisuras.
5
Valiño, F. (“5 de febrero de 2015) “Franco cierra la Universidad de Valladolid”.
ÚltimoCero.
https://ultimocero.com/no-olvidamos/2015/02/25/franco-cierra-la-universidad-de-vallad
olid/
14
en el primer Gobierno de la Monarquía tras la muerte de Franco, en noviembre
de 1975, presidido por Carlos Arias Navarro 6.
6
Pese a que en el Gobierno de Arias Navarro estaban representados también
dirigentes reformistas, su política siempre estuvo orientada a mantener las estructuras
básicas de la dictadura: “Yo lo que deseo es continuar el franquismo. Y mientras esté
aquí o actúe en la vida pública no seré sino un estricto continuador del franquismo en
todos sus aspectos y lucharé contra los enemigos de España que han empezado a
asomar su cabeza y son una minoría agazapada y clandestina en el país”.
15
nacional a la hora de elegir a sus representantes en el Congreso y el Senado.
Estos, a su vez tenían el mandato de elaborar una Constitución que sería
sancionada por el Rey. De esta forma, al menos aparentemente, la
desarticulación del Régimen se producía sin saltarse la legalidad vigente. En
palabras del propio Suárez: “Era una reforma desde la legalidad y para cambiar
la propia legalidad, pero no una convulsión a costa de la legalidad misma. Para
mí, esto era una premisa ética, puesto que el Rey y yo mismo habíamos jurado
acatar las Leyes fundamentales del anterior régimen, que incluían un
mecanismo muy concreto para su modificación, como una imperiosa
necesidad: la de asumir la realidad española, la carga emocional del pasado y
con ella toda la historia de España, puesto que muchas instituciones
difícilmente habrían aceptado una ruptura de la legalidad que cuestionara los
propios cimientos de su presencia cotidiana en la vida española”
La Ley para la Reforma política se aprobó, como hemos dicho, por las propias
Cortes Franquistas, habiendo contado con el voto positivo de 425
procuradores7, y sometida a referéndum poco después,en el que el “Sí” ganó
con un 94% de apoyo. Suárez, reforzado por el apoyo a su reforma, anunció
elecciones generales para junio de 1977, del que tendrían que salir las
primeras Cortes constituyentes que elaborasen el proyecto de Constitución.
7
Se necesitaba una mayoría de dos tercios de las Cortes para sacar adelante la Ley, y
el Gobierno hizo todo lo posible por asegurar los votos: desde ofrecer cargos en
empresas e instituciones públicas hasta enviar a procuradores que se oponían en un
viaje en barco a Panamá o a Cuba.
16
durante décadas. En este sentido, Suárez sabía que cualquier modelo político
verdaderamente democrático y pluralista no podía dejar fuera a los comunistas.
Esta decisión - que se hizo pública en la Semana Santa de 1977 - provocó una
fuerte indignación por parte de los altos mandos del Ejército, quienes se
sintieron engañados por Suárez. Tampoco los Estados Unidos, con quien
España seguía manteniendo una alianza militar, se habrían opuesto a que el
PC siguiese ilegalizado, como dejó constancia el exsecretario Kissinger por
escrito8.
Pero lo cierto es que, por aquel entonces, los comunistas eran la única
formación política con verdadera fuerza sindical, y su rol como “apaciguador”
era imprescindible sí se quería contener a quienes, en las calles, aún
clamaban por una ruptura completa con el Régimen. La legalización del PC
también tenía como objetivo que las elecciones de junio de 1977 fuesen vistas
como legítimas en la escena internacional, y especialmente en los países de
Europa occidental, con los que España aspiraba a alcanzar una mayor
integración económica. La oposición, por su parte, ya había constatado que no
tenía capacidad suficiente para imponer un Gobierno provisional e impulsar una
proceso constituyente rompiendo explícitamente con el franquismo. Es por ello
que desde finales de 1976 se había optado por negociar con el Ejecutivo unas
condiciones básicas para concurrir a las elecciones. En el marco de la
“Comisión de los Nueve” - formada por un representantes del Gobierno y de las
principales fuerzas de oposición - se habla por primera vez de la necesidad de
sacar adelante una ley de amnistía.
8
A este respecto, el entonces Secretario de Estado de EEUU le trasladó al monarca
su planteamiento respecto a la legalización del PCE: “tendréis un espectro de
oposición y una opinión política completamente normal sin él. Puede que la izquierda
chille, pero chillará de todas maneras”.
17
que se habían unido la mayor parte de altos cargos franquistas y
conservadores - la UCD de Adolfo Suárez estaba decidido a aprobar una
verdadera Constitución que sustituyese a las Leyes Fundamentales del Reino.
Para ello contaban con la ventaja implícita que les otorgaba el control de la
Administración y una ley electoral, aprobada meses antes, que favorecía a las
provincias menos pobladas. La UCD obtuvo una mayoría en votos y escaños
(165), seguido de cerca por el PSOE (118). Los comunistas, por su parte,
obtuvieron 20 escaños y Alianza Popular 16 . Los nacionalistas vascos y
catalanes también consiguieron representación en el Parlamento. Ante este
escenario, se imponía la necesidad de redactar una Constitución “de
consenso”, puesto que ningún grupo parlamentario tenía la fuerza necesaria
para hacer una Constitución a su medida. Se forma una comisión dentro del
Congreso que nombró a los siete ponentes encargados de elaborar el primer
anteproyecto de Constitución. A diferencia de las anteriores Constituciones de
nuestra Historia, la del 78 fue la primera que se sometió a referéndum popular,
lo que le otorgó una legitimidad de la que carecieron sus antecesoras. Su
articulado sí que comportó una ruptura nítida con la legalidad franquista - las
Leyes Fundamentales del Reino fueron derogadas expresamente - y con
algunas disposiciones realmente progresistas para la época.
18
3.5. La aprobación de la Ley 46/1977, de Amnistía
La ley de amnistía definitiva, aprobada en 1977, debía servir como puente entre
el Estado franquista y el nuevo Estado constitucional al que se pretendía llegar.
El contenido de esta ley, por lo tanto, daba un salto cuantitativo respecto a la
norma anterior, ya que declaraba amnistiados “todos los actos de
intencionalidad política, cualquiera que fuese su resultado, tipificados como
delitos y faltas con anterioridad al quince de diciembre de mil novecientos
setenta y seis”. De este modo quedaban incluidos los delitos de sangre -
algunos muy recientes - cometidos por grupos terroristas como ETA o los
GRAPO, entre otros. En su artículo segundo, la Ley también incluía los delitos
de rebelión y sedición tipificados en el Código Militar, así como los de expresión
de opinión, “realizados a través de la prensa, imprenta o cualquier otro medio
de comunicación”; la objeción de conciencia a la prestación del servicio militar y
los delitos de denegación de auxilio a la Justicia por la negativa a revelar
hechos de naturaleza política (...)”.
9
La amnistía parcial se aprobó mediante el Decreto 10/1976 de 30 de julio, sobre
Amnistía, sancionado por el Rey Juan Carlos I. En este decreto se indultaban delitos y
faltas de intencionalidad política y opinión “que no hubiesen puesto en peligro la vida
de nadie”. Como se leía en su exposición de motivos, el objetivo de la Amnistía era
“promover la reconciliación de todos los miembros de la Nación”.
19
El texto fue elaborado en Comisión Parlamentaria, en la que estuvieron
representados todos los grupos políticos a excepción de Alianza Popular, que
argumentó que “frente a los ataques a la democracia no es buena la
amnistía10”. La ley finalmente se aprobó con una amplísima mayoría
parlamentaria: de los 317 votos emitidos, 296 fueron a favor (del Grupo
Parlamentario UCD, del Socialista, del Comunista, de la Minoría
Vasco-Catalana, del Grupo Mixto y de los Socialistas de Cataluña); 2 votos en
contra (de Alianza Popular, que no estableció disciplina de voto); y 18
abstenciones (los restantes diputados de Alianza Popular y dos diputados de
Euskadiko Ezkerra y de la Candidatura Aragonesa, respectivamente). Como
vemos, la Ley de Amnistía fue una demanda que partió fundamentalmente de
los grupos de oposición, en especial por parte del Partido Comunista. Muchos
de sus partidarios la entendían como una victoria moral contra el franquismo, al
declarar ilegítimas sus condenas. Su aprobación también estuvo marcada por
la situación en el País Vasco y Navarra, donde el terrorismo etarra se
encontraba en un punto álgido. El creciente número de presos por terrorismo
en las cárceles vascas y las presiones de los diputados nacionalistas impulsó
también las amnistías, convencidos de que ayudaría a rebajar la tensión
política y la violencia. No es de extrañar, por tanto, que la oposición más dura -
aunque minoritaria - a la aprobación de esta ley partiese de los sectores
franquistas más intransigentes. En el debate parlamentario que la precedió
destaca la intervención del diputado comunista Marcelino Camacho, líder
sindical y que había vivido en primera persona la represión franquista: “Para
nosotros, tanto como reparación de injusticias cometidas a lo largo de estos
cuarenta años de dictadura, la amnistía es una política nacional y democrática,
la única consecuente que puede cerrar ese pasado de guerras civiles y
cruzadas (...)”.
10
Ceberio Belaza, M. (18 abril 2010). Alianza Popular sostuvo que la amnistía de 1977
no era “buena medicina”. El País. Consultado el 2 de mayo de 2022. “Operar con el
concepto de amnistía, que borra el delito, para hechos atroces de muerte a sangre fría,
implacables, proyecta dudas sobre la legitimidad de tales hechos, lo que puede
resultar socialmente intolerable y gravemente pernicioso”.
20
Uno de los aspectos fundamentales de la Ley de Amnistía, y la que marcaría su
desarrollo posterior, fue la extensión de sus efectos a los delitos cometidos por
funcionarios y autoridades del régimen franquista. Este elemento fue
introducido a propuesta de UCD, y en la práctica suponía blindar los crímenes
del franquismo de manera que no pudiesen ser enjuiciados por un Tribunal. El
texto se aprobó sin enmiendas particulares o a la totalidad, por lo que no hubo
un debate sobre este punto en sede parlamentaria. Que los crímenes del
franquismo quedasen impunes se entendió como una concesión sin la cual no
se podría lograr un ulterior avance en la consecución de derechos y libertades
públicas, más aún en un escenario tan volátil e inestable como el de aquellos
años. En palabras de Paloma Aguilar, “que no hubiera un debate sobre esa
cuestión se debe a las circunstancias del momento: entonces no se planteaba
que se pudiera juzgar al franquismo. El control del Ejército, la Policía y parte de
la Justicia por las élites franquistas era tan incontestable que la izquierda vio
como una concesión necesaria, a cambio de la amnistía para la oposición, la
impunidad del franquismo (...)”.
11
De especial notoriedad han sido los casos de José Muñecas Aguilar y Juan Antonio
Gonzalez Pacheco, alias Billy el Niño, acusado junto con otros siete ex policías, todos
ellos antiguos miembros de la Brigada Político Social, de detenciones y torturas a
disidentes políticos durante los años setenta. Ante la imposibilidad de abrir una causa
judicial en España, se interpuso la llamada Querella argentina, que reclamó al Estado
español la extradición de los ex agentes por delitos de lesa humanidad.
21
Con la entrada del nuevo siglo, y con el sistema democrático parlamentario ya
plenamente asentado en España, se ha impulsado, por diferentes vías, el
enjuiciamiento de los crímenes que se llevaron a cabo durante el franquismo,
cuyas víctimas continuaban sin ningún tipo de reparación o reconocimiento. En
el año 2008, ya con la Ley de Memoria Histórica en vigor, el juez de la
Audiencia Nacional Baltasar Garzón se declaró competente para investigar la
desaparición de las víctimas del franquismo. En el marco de “crímenes contra
la humanidad”, el magistrado acusó al general Francisco Franco y a otros 44
dirigentes de sus Gobiernos y de Falange, imputándoles delitos de
“detenciones ilegales con desaparición forzada de personas”. Garzón destacó
en su auto que las acciones de los responsables políticos de la dictadura “se
enmarca a una actividad criminal planeada y sistemática de desaparición y
eliminación de personas por razones ideológicas”. Asimismo, en el auto declaró
extinguida la responsabilidad criminal de los acusados por haber estos
fallecidos, por lo que inhibió la instrucción de los hechos en favor de los
Juzgados de las localidades en las que se encuentran las fosas comunes
localizadas. Por este motivo, el juez fue acusado de un delito de prevaricación
al carecer de competencia para investigar delitos amnistiados o prescritos.
12
STS 101/2012, Sala de lo Penal.
https://s.libertaddigital.com/doc/sentencia-del-supremo-sobre-la-causa-del-franquismo-
41912518.pdf
22
de Amnistía, la cual fue “consecuencia de una clara y patente reivindicación de
las fuerzas políticas ideológicamente contrarias al franquismo”, y que
“precisamente porque la transición fue voluntad del pueblo español articulada
en una ley (la de Amnistía) es por lo que ningún juez o tribunal, en modo
alguno, puede cuestionar la legitimidad de tal proceso. Se trata de una ley
vigente cuya eventual derogación correspondería en exclusiva al Parlamento".
Se llega, por lo tanto, a una encrucijada, por la que el derecho de las víctimas a
obtener justicia se ve bloqueado en el plano judicial. Ante esta situación, los
grupos políticos de la izquierda parlamentaria española13 han explorado nuevas
vías para sortear la Ley de Amnistía, y de manera que esta se pueda
interpretar a la luz del Derecho Internacional Humanitario.
13
Casqueiro, J., Cué, Carlos. 21 de noviembre de 2021. “El Gobierno abre un
resquicio para juzgar los crímenes de la dictadura”. El País. (Consultado el 24 de mayo
de 2022).
14
Sentencia Ould Dah c. Francia, de 17 de marzo de 2009
(http://www.cfcpi.fr/IMG/pdf_Ould_Dah_c._France_Conseil_de_l_Europe_.pdf);
Sentencia Jorgic c. Alemania, de 12 de julio de 2007
(http://weblog.leidenuniv.nl/media/blogs/76039/1948/jorgic%5B1%5D.pdf); y Sentencia
Kolk y Kislyiy c. Estonia, de 17 de enero de 2006
(http://www.derechos.org/nizkor/impu/kolk.html ).
23
Derecho internacional convencional y consuetudinario y, en particular, con el
Derecho Internacional Humanitario, según el cual los crímenes de guerra, de
lesa humanidad, genocidio y tortura tienen la consideración de imprescriptibles
y no amnistiables”.
No obstante, los sectores más críticos con esta reforma señalan que sus
efectos sustantivos serán muy limitados, puesto que la inmensa mayoría de los
perpetradores de estos crímenes han fallecido ya. Se trataría, no obstante, de
promover un resarcimiento moral y simbólico, y de acabar con la anomalía legal
que existe en nuestro país por la falta de competencia de jueces y tribunales.
Esta es una reforma, por otra parte, fuertemente influida por los procesos que
han tenido lugar en varios países latinoamericanos, donde sus respectivas
leyes de Amnistía han sido cuestionadas por instrumentos de justicia
internacional, como la Corte Internacional de Justicia y la Corte Interamericana
de Derechos Humanos. Precisamente, en este trabajo se pretende hacer una
mirada comparativa hacia otros casos de nuestro entorno cultural, en aquellos
países que también vivieron el paso de un régimen autoritario a una
democracia. Se trata de contrastar los diferentes modelos aplicados, en un
intento de analizar posibles alternativas y de ponderar la eficacia de los
métodos elegidos. Ver cómo y por qué, y con qué objetivos, se han construido
las políticas hacia el pasado, si se pueden extraer notas comunes y qué
lecciones podríamos aprender para España.
24
de cualquier transición: pacificación o justicia, estabilidad del sistema o
rendición de cuentas; apoyo de las élites o reparación de la fractura social.
15
Las normas aprobadas por estos países son de distinta naturaleza, por lo que
utilizaremos el término leyes de amnistía en sentido amplio, haciendo referencia a
aquellas leyes que impiden la investigación, el juzgamiento y la sanción a
responsables de las violaciones de Derechos humanos.
16
La elección de estos tres casos de estudio parte de que todos ellos comparten
características similares a la experiencia española, así como una proximidad temporal,
pues son leyes que se aprobaron en un lapso de veinte años.
25
Derechos Humanos, como las Madres de la Plaza de Mayo, que reclamaban la
investigación de todos los crímenes y la identificación de los culpables. Se
calcula que para diciembre de 1986 había en los tribunales unos 6000 casos
que implicaban a más de 600 oficiales del Ejército. El Gobierno de Alfonsín
trató entonces de contener la situación, aprobando la Ley de Punto Final, la
cual daba a los peticionarios 60 días para presentar casos ante los Tribunales.
Esta ley se topó con el rechazo frontal de buena parte de la sociedad civil:
60.000 personas tomaron la calles para protestar contra esta medida, a la vez
que se registraba una avalancha de casos en la judicatura. Por su parte, los
mandos del Ejército tampoco quedaron satisfechos: entre 1987 y 1988 tuvieron
lugar una serie de levantamientos militares17 que tensionaron al Gobierno y lo
obligaron a aprobar, finalmente, la Ley de Obediencia Debida, por la que se
impedía la acusación por estos crímenes a los oficiales de baja graduación.
Tanto el gobierno radical como la oposición peronista se mantuvieron juntos
ante el amotinamiento militar, pero esto no impidió que se aprobaran dichas
leyes de impunidad, que no serían derogadas por el Congreso hasta 2003,
durante la Presidencia de Néstor Kirchner.
La mayoría de los expertos están de acuerdo con que el fracaso de las políticas
de Alfonsín a la hora de impartir justicia respecto a los crímenes de la dictadura
se debió, en su mayor parte, a calcular equivocadamente la correlación de
fuerzas que existían dentro del propio sistema. Una vez puesto en marcha, el
proceso judicial se desarrolló de manera autónoma, con las Organizaciones de
Defensa de Derechos Humanos presionando para que se vieran cumplidas sus
expectativas y sus demandas de máximos. Si bien sus motivaciones eran
entendibles - los actos de represión durante la dictadura habían sido atroces
estaban muy presentes en la memoria colectiva - el sistema democrático en
Argentina no estaba lo suficientemente consolidado como para enfrentarse
frontalmente a la institución militar18.
17
El Ali, J. “Se cumplen este sábado 35 años del levantamiento carapintada de
Semana Santa de 1987”. ElDiario.es, 15 de abril de 2022.
18
En este sentido, cobran especial relevancia las palabras de Alfonsín en su discurso
para tratar de frenar el levantamiento, al decir que “la democracia de los argentinos no
se negocia. Se terminó para siempre el tiempo de los golpes (...)” para poco después
26
4.2. El caso de Chile
27
A la hora de responder ante estos actos y llevar a sus autores ante la justicia, el
Gobierno se encontró con mayores dificultades. Antes de abandonar el poder,
el Gobierno de Pinochet había aprobado varias “leyes de amarre”, que
aseguraba la permanencia de una estructura administrativa afín al Gobierno
saliente, así como varios nombramientos en la judicatura que les garantizaba
una interpretación favorable de las leyes por parte del Tribunal Supremo.
Previamente, se había aprobado una Ley de Amnistía en 1978, que impedía
perseguir los crímenes cometidos desde 1973 hasta ese año.
El nuevo Gobierno tuvo muy poco margen para enjuiciar los actos cometidos
por Pinochet, y hasta el propio Presidente Alwyn reconoció que la justicia
debería buscarse “en la medida de lo posible”. El control institucional del
antiguo régimen era aún omnipresente y a diferencia de Argentina, el Ejército
contaba aún con gran popularidad y autonomía - el propio Pinochet permaneció
en su puesto de comandante en jefe de las Fuerzas Armadas hasta 1998.
No fue hasta ese año cuando la Corte Suprema de Chile, siguiendo la doctrina
mantenida por la CPI, resolvió que no cabía aplicar las Leyes de Amnistía a
casos de violaciones de derechos humanos. Esta decisión marcó un hito
fundamental, pues pasaron a ser enjuiciables las torturas, detenciones y
desapariciones cometidas en esa época, y permitió el avance de
investigaciones cruciales. Se calcula que hasta octubre de 2015, 279 personas
han sido declaradas culpables ante tribunales ordinarios en relación con estos
delitos, y 75 cumplen penas de prisión22.
28
gradual, depurar las instituciones públicas de la influencia pinochetista. En
segundo lugar, la función de las instancias judiciales internacionales, en tanto
que pueden colmar la falta de capacidad o de legitimidad de un Estado para
llevar a cabo procesos de justicia transicional23. En este sentido, la decisión de
la Corte Suprema de Chile en 1998 de admitir una demanda por actos
cometidos durante el Gobierno de Pinochet se hizo en aplicación de los
Convenios de Ginebra y a la luz del derecho Internacional Humanitario, que
establece que los crímenes de guerra, de lesa humanidad y de genocidio no
prescriben ni pueden ser amnistiados. La firma del Estatuto de Roma ese
mismo año24 también ha de entenderse como una apuesta clara frente a la
impunidad, puesto que se reconoce la competencia de la CPI para juzgar
crímenes de lesa humanidad que se pudiesen cometer en Chile en el futuro.
23
Benavides Vanegas, F. S. (2011). Justicia en épocas de transición. Conceptos,
modelos, debates, experiencias.
24
Chile fue Estado firmante del Tratado de Roma en 1998, si bien su adhesión al
mismo se hizo efectiva el 29 de junio de 2009.
29
derechos civiles y políticos. Para impedir la actuación de los tribunales frente a
estos crímenes, en 1995 se aprobó la Ley de amnistía 26.749, que extinguía la
responsabilidad penal de grupos civiles, militares o policiales involucrados en la
violación de derechos humanos.
25
“(...) son inadmisibles las disposiciones de amnistía, las disposiciones de
prescripción y el establecimiento de excluyentes de responsabilidad que pretendan
impedir la investigación y sanción de los responsables de las violaciones graves de los
derechos humanos, tales como la tortura, las ejecuciones sumarias, extralegales o
arbitrarias y las desapariciones forzadas, todas ellas prohibidas por contravenir
derechos inderogables reconocidos por el derecho internacional de los derechos
humanos”. Corte Interamericana de Derechos Humanos, caso Barrios Altos vs. Perú,
sentencia del 14 de marzo de 2001, Serie C, n.° 75, párr. 41.
30
argumento para declarar la invalidez de las leyes de amnistía, y más
recientemente la Corte Constitucional de Colombia también ha aludido a
Barrios Altos para marcar los límites de la actuación del Estado en los procesos
de reinserción de combatientes.
Como hemos visto, el uso de leyes de amnistía ha sido una práctica habitual en
la historia contemporánea, y sus efectos en el sistema político han sido muy
diversos dependiendo del contexto. En el siguiente cuadro se pretende analizar
los aspectos principales de la amnistía de cada país objeto de estudio, de
manera que sea posible tener una visión general de las mismas. El objetivo,
por tanto, es contraponer las distintas trayectorias que se vivieron en estos
cuatro países, y señalar las consecuencias que tuvo la impunidad en todos
ellos. Finalmente, este cuadro nos servirá para extraer conclusiones sobre cuál
debería ser la hoja de ruta en España a la hora de ofrecer justicia y reparación
a las víctimas de su dictadura.
31
Debida limitación de la Alfonsín
imputabilidad a
los militares de
más alto rango
Chile Decreto Ley 2191 1978 Hechos Junta Militar chilena Derogada de
delictuosos (autoamnistía) facto desde
durante la 1998
vigencia del
estado se sitio;
no se
distinguen
delitos
comunes de
los de
motivación
política.
6. CONCLUSIONES
32
americanas: Franco permaneció en el poder 39 años desde la sublevación
contra la Segunda República, frente a los 10 de Fujimori, los 6 de Videla o los
17 de Pinochet. Esto hizo que el régimen político del franquismo pasase por
diferentes etapas; a la cruel represión de los primeros años de la dictadura lo
siguió un período de desarrollismo en los años sesenta en los que la sociedad
española alcanzó un notable despegue económico. Asimismo, y como hemos
expresado con anterioridad, el aparato administrativo del franquismo no sufrió
una depuración tras la muerte del dictador. Las fuerzas de oposición sabían, en
1975, que una ruptura frontal con el Régimen no era posible sin recurrir de
nuevo a la violencia, y el recuerdo de la Guerra Civil estaba muy presente en
ambos bandos. Por otro lado, el proceso de transición democrática fue
fundamentalmente endógeno, pilotado por los actores políticos internos en el
país, y las instancias judiciales internacionales no tuvieron una cierta influencia
hasta mucho después.
7. BIBLIOGRAFÍA
33
- Ysàs, P. (2010). La Transición española. Luces y sombras. Ayer, 31-57.
- Mastromarino, A. (2016). Memoria histórica del Estado y leyes de
amnistía. RIPS. Revista de Investigaciones Políticas y Sociológicas,
15(1), 143-164.
- Aguilar, P. (2013). Jueces, represión y justicia transicional en España,
Chile y Argentina. Revista internacional de sociología, 71(2), 281-308.
- Aguilar Fernández, P. (2008). Políticas de la memoria y memorias de la
política. El caso español en perspectiva comparada. Alianza Editorial.
- Barahona de Brito, A., Aguilar Fernández, P., González Enríquez, C.,
Menezo, C., & Condor, M. (2002). Las políticas hacia el pasado juicios,
depuraciones, perdón y olvido en las nueva democracias.
Fundamentos;.
- Sermeño, A. (1996). Tres modelos de transición democrática. Realidad,
revista de ciencias sociales y humanidades, (51), 369-406.
- Samuel, H. P. (1994). La tercera ola: la democratización a finales del
siglo XX. Paidós.
- Pérez Vicente, B., Carracedo, L., Pablo, S. G., Álvaro, V. H., & Rodrigo,
E. M. (2020). Las fundaciones franquistas en España. Las fundaciones
franquistas en España, 185-212.
- Canton, S. (2007). Leyes de amnistía. Víctimas sin mordaza. El impacto
del sistema interamericano en la justicia transicional en Latinoamérica:
los casos de Argentina, Guatemala, El Salvador y Perú, 219-248.
- Mallinder, L. (2011). Perspectivas transnacionais sobre a anistia. In A
anistia na era da responsabilização: o Brasil em perspectiva
internacional e comparada (pp. 470-505). Comissão de Anistia.
34