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Leyenda de OBBI (el Coco)

Leyenda de OBBI

Olofi que había visto en Obbi un personaje justo, sin orgullo ni


pretensiones o vanidad, lo había situado en lo más elevado de la palmera,
y le puso tanto su alma como su cuerpo todo de blanco. Como Elegguá
siempre fue el verdadero mensajero de Olofi, éste lo puso también al
servicio de Obbi y por eso pudo conocer a todos sus amigos: los ricos, los
pobres, los limpios, los sucios, los derechos y los jorobados. Un día Obbi
iba a celebrar una fiesta y encomendó a Elegguá para que invitase a sus
amigos, pero como éste había visto ya el orgullo y vanidad de Obbi,
convidó a los mendigos del pueblo. Cuando Obbi vio su casa llena de tanta
gente sucia, les abochornó, por lo que se marcharon; y ante esta acción,
Elegguá también se marchó. Pasado algún tiempo, Olofi llamó a Elegguá:
-Quiero que me vayas a casa de Obbi - pero Elegguá le cortó:
-Padre, mándeme donde quiera, menos a casa de Obbi..
-¿Qué te pasa con Obbi? - A lo que le contó lo sucedido. Olofi para
comprobar, se disfrazó de limosnero y cambiando de voz, le llamó. Cuando
Obbi vio a aquel hombre tan sucio le dijo:
-¿Usted no podría haberse vestido mejor antes de venir aquí? ¿No ve que su
traje puede manchar el mío?- y dio la espalda al limosnero.
Al andar tres pasos, Olofi lo llamó fuertemente, con su voz natural, y
cuando Obbi sorprendido alzó la vista, se vio frente a Olofi, que se había
transformado al natural:
-Perdóneme, papá...
-Obbi, tú eras el más limpio que yo había creado, por eso tu cuerpo y tu
alma son blancos por dentro y por fuera; y ahora te llenas de vanidad.
Maldiciendo te digo que mientras exista este mundo, tu seguirás siendo
blanco por dentro, pero negro por fuera, y andarás siempre rodando por el
suelo como castigo...

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