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Hasta finales del siglo XIX las mujeres no tenían derecho al voto por el simple
hecho de nacer mujeres. Es debido a esto, que es fácil entender que si todas
las leyes y normas eran redactadas y desarrolladas por hombres, en ningún
momento se tuvo en cuenta a la mujer en dichos decretos.
Las feministas han estado presentes en América Latina desde los inicios del
siglo XX y tras el cierre de la Primera Guerra Mundial. Reacciones feministas
suscitaron tras las movilizaciones lideradas por personalidades tales como
Paulina Luisi en Uruguay y Bertha Lutz en Brasil, quienes figuraron como
protagonistas del movimiento feminista.
A su vez, las mismas influenciaron otros movimientos de tendencia feminista
provenientes de distintos orígenes e ideologías de toda Latinoamérica y El
Caribe. Los objetivos principales en la agenda propuesta incluían la
representación política de las mujeres, así como la paridad ciudadana, y la
declaración de la igualdad de géneros. Uruguay, país de donde Luisi es
originaria, fue el primer territorio latinoamericano en reconocer el sufragio
femenino en 1917. En Brasil, las mujeres con ingresos podían votar desde
1932. En 1934, el voto se volvió obligatorio, pero solo para aquellas que tenían
empleos remunerados.
Los roles de género se aprenden durante toda la vida, pero sobre todo en los
primeros años de vida, en la infancia. Se aprende que las niñas no deben
correr para no ensuciarse o que los niños son más activos y necesitan hacer
más actividad física. También que el rol de la mujer estaba relacionado
principalmente con la crianza de los hijos y el del hombre se fundamenta en el
trabajo y en aportar el dinero necesario para vivir.
“El color rosado es para las niñas y el color azul es para los niños” “Los niños
no lloran” “Calladita te ves más bonita” “Los hombres hacen trabajos sucios
como la construcción y la mecánica; no son secretarios, maestros o
cosmetólogos” “Las mujeres no saben de deportes” "Las mujeres tienen que
estar en la cocina” son frases que escuchamos mientras crecemos y que de
cierta manera terminamos considerando normales, ya que es eso lo que nos
dictamina nuestras reglas sociales. Es debido a esto que el feminismo se
encarga de cuestionar dichos patrones para darnos cuenta de lo equivocados
que estábamos al etiquetar todo.