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Ml maurice dobb fondo de cultura economica MAURICE DOBB | \ | SALARIOS | Tercera’ edieion, 1973 Traduecign de Exon Masrixez Abie ‘Titulo original: Wages ‘© 1927 James Nisbet & Co, Ltd, Londres D. R, © 1941 Foxoo ne Cursum Ecoxdxcca Ay. de la Universidad, 918; Mexico 12, D.F. | Impreso en México INTRODUCCION DE LOS DIRECTORES DE LA SERIE DE MANUALES DE ECONOMIA DE CAMBRIDGE Poco después de la guerra de 1914-1918 parecié conveniente pu- blicar una coleccién de manuales breves introductorios, “con el propésito de hacer llegar al lector comin y al estudiante no iniciado cierta concepcién de los principios generales del pensamiento los cuales actualmente aplican los economistas a los problemas econémicos”. Esta coleccién la concibié y edité Lord Keynes, ya desapare- ido, bajo el titulo de "Manuales de Economia de Cambridge”, habiendo escrito la introduccién. De ella se tomaron las pala. bras citadas més arriba. En 1936, Keynes entreg6 la editorial de Ia coleccién al desaparecido Sir Dennis Robertson, quien la dirigiera hasta 1946, aio en el que le sucedié C. W. Gull Iebaud. En pocos afios, parte del texto de Ia introduccién necesité una revisién. Esto era sintomatico de los cambios acaecidos, el periodo comprendido entre las dos guerras, en el des: arrollo de la economfa, cambios asociados en gran medida con el trabajo y la influencia del propio Keynes. En el tiltimo pérrafo de la versién original de la Introduccién se decia: ““Incluso en cuestiones de principio todavia no hay una opt nién undnime entre los economistas profesionales. Hablando en general, los autores de estos volimenes creen ser miem- bros ortodoxos de Ja Escuela de Economia de Cambridge. Como quiera que sea, puede seguirse el rastro a la mayoria de sus ideas sobre la materia, e incluso de sus prejuicios, y descubrir el contacto que tuvieron con los escritos y conferencias de dos de los economistas quienes principalmente influyeron en el pensamiento de Cambridge en los tltimos cincuenta afios, el Dr. Marshall y el profesor Pigou”. Posteriormente, Keynes corrigié este ultimo parrafo, le vyéndose: “Incluso en cuestiones de principio todavia no hay una opi- nin undnime entre los estudiosos profesionales de Ia materia. Inmediatamente después de la guerra, de 1914-1918, los acon- tecimientos econémicos de cada dia eran de un caricter ti sorprendente como para distraer Ia atencién de las comple} dades te6ricas. Pero hoy, la ciencia econémica se ha recobra- do. Se cuestionan, mejoran y revisan tratamientos y sole nes tradicionales. Al final, esta actividad de investigacién aclarard la controversia. Pero por el momento aumentan las 1 a 8 INTRODUCCION controversias y las duds, Los autores de esta coleccién deben disculparse ante el lector comin y con el principiante si mu- chas partes del material todavia no han alcanzado un grado de certidumbre y Incidez que los harfan de lectura facil y Muchas de las controversias, aunque de ninguna manera todas, en las cuales pensaba Keynes cuando escribid estas palabras, se haa resuelto, Jevas criticas, as cuales parecfan entor ibar Ia vieja ‘optodoxi or ella y mas bien sirvicron para faiiadiendo las modificacionos ne- las, cambiando ef cnfasis ¢ introducienda una termino- logia distinta y, en general, mas procisa. La maleza que por un tiempo ovultara esa corriente principsl del pensamiento econémico, al cual se referia Keynes en su camentario inicia. yal cual di contribuyera tai ada, de modo lo facerea de Tos aspe: rorieos Turidannentates de St Tater, Este acuerdo sobre ef andlisis econdmico se acompaiia de grandes divergencias en Tos puntos de vista sobre cuestiones de politica ccondmica, Estas se reflojan tanto en las diferen tes estimaciones acerca de fa importancla cuantitativa de una uu otra de las fuerzas conflictivas involucradas en cualquier prediccidn sobre las consecuencias de una medida politica, como en las diferentes apreciaciones sobre To descable de In consecuencia prevista. Todlavia sigue siendo valido, como cuan- do Keynes lo esertbiera, aguello que —para citar una vez 3ni su introduccién “La Teoria Econdmica av provee un conjunto de conclu; siones establecidas, aplicables. de inmediato a Ja politica, mis bien un método que una doctrina, un instramento de Ia mente, una técnica del pensamiemto, la cual ayuda a. quien, Ja posee a extraer las conelusioncs correctas.” Este método, si bien en cierto sentido es eternamente el mismo, cn otro sentido es siempre mutable. Se apfica con- tinuamente a los nuevos problemas que originan los continios cambios en Ios puntos de vista politicos. Esto se retleja en a amplia gama de t6picos que abarcan os Manuales de Eco- nomfa de Cambridge que ya han sido pudlicadas, y en el continuo surgimiento de mievos tépicas que exigen atencién, Una coleecién como este deberia ser, de acuerdo consigo mis ‘ma, mds bien una entidad viviente, que creciera y se adaptara a Jos intereses mutables de los tiempos, y no una cantidad fija de cnsayos de un plan ya establecide, La amptia aceplaciin acordada a Ia coleccién ha justificuco plenamente el juicio de su {undador, Ademds de su circulncién INTRODUCCION 9 en el Imperio Briténico, se ha publicado, desde un princi: pio, en los Estados Unidos de Norteamérica, y los principales volimenes han sido traducidos a muchas lenguas extranjeras, EI presente cambio que se aftadiré a la edicién angloameri- cana tiene como objeto aumentar todavia mas la utilidad de ls coleccién al expander Ia gama de topicos potentiales, de aur tores y de lectores. Lograra sus objetivos si nos permite Tevar a la vasta audiencia en ambos ledos del AUldntico, explica- ciones licidas y aplicaciones importantes de “esta técnica de! ponsamiento”, Ia cual ¢s ef sello oficial de 1a econaméa como Ciencia que es. CW. Gurr Mriion Faepman Abvit de 1957 NOTA ALA REVISION DE LA CUARTA HOFEION EN INGLES Las nzvistoNes hechas en la presente edicion se ban Timitedo @ aquellas que cram necesarias para cubrit el paso del tieipo, Se encontraraa principalinente en los capitulos I y HY, con: sistiendo en una informacién complementaria (junta con algunas supresiones) que cubren cl periodo de los ditimos diez afios, Hay también pequefios cambios 0 adiciones en los dos siltimos eapitulos, En Ta nota que encabezs la tercera edicién revisada de 1946, cl autor indicaba que “grandes partes del capitulo TI se habian vuelto a escribir”, “el cambio mas dristico, resultado tanto de la reconstruccién como de haberlo escrito nuevamente en 4938 ahora, habia sido actualmente en los capitutos TV y V relerentes a la teoria del salario: capitulas que poco conservan del esguema original”, En esta ediclén esos capitulos tesrices se conservan, en esencia, como fueran redactados en 1946, No tenia sentido una mayor reclaboracién ulterior de ellos; para cubrir sus delic cias parecié que era mejor hacerlos ms pesados en higar de aligerarlos. En consecuencia, para bien o para mal, se dejaron como estaban, Cambridge, octubre de 1985 1, SISTEMA DE SALARIOS § 1. Derrooraggss 1d que puede conce- derse a los ha sido objeto de grandes controversias entre Tes economists. Ty 108 0% tienen. que son condicién de que-adopte alguna 101 saicamente 2 eos dsc Con frecuencia fe ha censurado 2 fos economistas por str inclinacion hacer: comparactoncs con Ia economia de Robinson Crusoe, por sit tendencia a ge. neralizar particudo de una sociedad cconémica simple a una compeja,» aplcar sus congiaionce a natn ee fr maaese on petatue aca in ont oar que se pueda tener sobre el proslema pundit, pane br que nicguen que, en tratégdace de ett deal iting: Seer « or ejem ‘Propiedad y de la forma en que sta se disfruta, y de la naturaleza de la produecién y de la division del trabajo. Las analogias con Ta economia de Robinson Crusoe y Ia bus- queda de “principios universales” parecen servir de poco, al ‘menos para examinar os problemas de los salarios. Incluso pueden desviar nuestra atencida do aspectos de! problema & Jos que atsibuiriamos gran impovtaneie si nuestra mirada se enfocara en forma més reatista sobre las condiciones tal cual son. Fl mejor medio de des Jmporiante puede ser el de princpiareatudiando HD cnr ct pnts gue actualmente se da al problema del que se fe daba en el pasado, Io que 7 owe = estudiamos los caracteres que distinguen los salatios que hoy se pagan de los otros medios con que el trabajo del pasado se ejecutaba y pagaba, y tratamas de deli ni el carécter del act Jodeen estos términos, veremos que existen| s que dan unt ‘actuales los que se enfrenta el §2, Esctavirum, senvmoxeman ¥ aRTESANADO, Son tres los sis: B ne M4 SISTEMA DE SALARIOS temas del pasado con Jos cuales el sistema moderno del siste- ma de salarios puede compararse. tf bajo Ta cual mmo, que podia ssclavy ied eng elicientos de WO para atender directamente a sus necg es, vel clame, Be si: fe nicwos exclave adquirirtos, el festando en aptitud de darse ef Tujo de hacerlos trabajar Tamente ¥ agolarios promto, reponiendo su acervo con nt vas compras. Cuando, a consecuencia de su falta de nuevas con- quistas 0 de Ia decadencia del comercio de esclavos, llegaban a escascar y a ser mas costosos, entonces, un esckavo, como objeto més valioso, requeria un tral més circunspecto. Elamo, tuvo entonces que dar a cada esclavi ys familia, ET segundg que Drevalecid ep Ia mayor parte de Jal I, durante el ¥ que ha Existido, con ligeras diferencias, ea otros : bag ric mma en lo principal, si ‘ de ella Ta. = h Trecuonetn ie fea AD “omer coats Tis el Se que propiedaes que vation tama “ate et Cctppaban © hipetecben, 9 co eae ease te God ce Inter, quien ties os nonce tise ate cobalt, unas snas teas, untanacnic con ct trabajo fossa Begs mincron del ope Caunimonte a actos ree subsistencia trabajandi a5, si al hr Ta tierra y ef tiempo que les cran propios debian bastarles a mantener: se él y sus familiares. Esta tierra y este tiempo eran tanto menofes cuanto més fértil cra la primera y mis productivo el segundo; y tanto mayor era el excedente que el sefior podia CARACTERISTICAS DE UN SISTEMA 15 obtener de ta demasia de mano de obs ' ala de un propiedad devendia de bagi eee pcs el valor capital de tn esc neeteterentes ‘st la oferta de esclavos era limitada) del excedente derivado de Ja ocupacién de un esclayo, En el terecra| 0 taba uel Tibre trabaja sen sit y en el ios 0, en latePreultura, cul Su trabajo ¥ el de su jerra. Ex um sistema del que enconteamos jerry st fads 18 QM 10, sme que elas , cn puebl imedievales. Dentro def arfesanrdo, ef trabajador es, en cierto sentido, sit p trdn, que hace v vende sus productos propios, y que © “ingreso neto” por enci 'Y de su propia subsisten $3. LAS CARACTERISTICAS bE _UN SISTEMA pp SALARIOS, Paramos estos tres sistemas entre si y con el moderna siste- ima de salarios, veremos que en un aspecto en el que difieren es el grado diverso de libertad cconémica de que goza un trabajador, lo que a sui ver dey laciones en que se encuentra respecto de la ica, es decir, de su situacién de propietario o no propietario, o de que mismo sea visto como propiedad del amo. Lo que determina fas relaciones entre los hombres —enty 0 clales— es la forma que adquieren los . Bajo Ja esclavitud y la servidumbre la Tey cireanscribe muy de cerca la libertad del trabajador: en la primera esté comple. famente sujeto al amo, y en Ia segunda, Ja liberiad se halla limitada estrictaments ‘por su_obligacién de ejecutar ciertos servicios en beneficio de un sefior. Bero en el sistema de salar rios et trabajador no tiene semejantes limitaciones logales. Ante la ley él es su propio amo, Nbre de trabajar o no, segin le plazca; libre de alquilarse’ por un jorn bajar, si lo pretiere, como arlesane independiente.’ ita dueno de tm taller, de una fabrica 0 de una explotacion agricola, puesto que no puede obtener mane de obra coercitivamente, por compra o derecho tradicional, tiene que alquilar el tiempo de un trabajador, por dia o semana, pagando por el as. condiciones, t ba de pagai que vende, fa desaparicion. fas Tas restricciones a In libestad del trabajador se halla generalmente en Ia historia como una de las condiciones previas a Ja aparicién de un sistema de salarios. 16 SISTEMA DF SALARIOS §4. LA Liseerap rcoxéanca. Los economistas clisicos de hace un siglo se contentaban con dejar ahi el astmto, haciendo hin- capig en Ia libertad del sistema de salarios en contraste con 0s sistemas obtigatorios anteriores. Aquél alcanzaba el maximo de libertad compatible con un mundo determinista; era tan libre como el sistema det artesanado independiente, con Ia ventaja de ser mas cficiente, Verdad ora que el asalariado se obligaba a trabajar a determinadas horas en ua factoria bajo Ia Vigilancia del sobrestante del patron, a recibir drdenes y obedecerlas; en tanto que el artesano eri su propio amo y tra- bajaba a su modo y a la hora que mas le parecia, Pexo al hacerlo, el asalariado actuaba por su propia veluntad mediante fn contrato Libre; estaba en libertad para rechazar Tas com diciones de la ocupaci6n si la paga ofrecida no era recompensa justa a Tas molestias pecullares’ a1 trabajo. Los salarios eran iun precio justo del trabajo realizado en un mercado libre, ast como Ia utilidad cra un precio econémico para el patzon por los servicios que le prestaban; y el hecho de que algunos eli- gieran un medio de vida y otros uno distinto, era s6lo un caso especial de Ia divisién del trabajo, que tanto bacta aumentar Jn riqueza de tas naciones. Esta opinién, empero, no es todo, y al examinarla resulta tau unilateral, que contrasts grotes- Se padefa, destle luego, imaginar un sistema de oportunidades iguales dentro del cual Ie mayoria de fas personas afrontaran la eleccién, en alguna etapa de sus carreras, entre trabajar para un vecino o instalarse como pa- trones de sf mismos. Probablemente en una aldea campesina ocurra algo semejanie, o haya ocurrido en Ia primitiva aldea medieval, Pero entre este idilico cuadro y la sociedad de hoy dia hay sélo una semejanza remota. En — jal modern: ‘mucho mas drasticamente. Las ro, incluso en > un adiestramiento considerables. En otras palabras, su eleccién so halla Himitada, por regla general, y salvo el caso de unos cuantos “afortuna. dos”, 2 alquilar Brazos por un salario. En todas los casos de In historia en que aparecté el sistema de salarios, el sup 10 del mismo fue precedido del de uns Qo ere eee LA LIBERTAD ECONOMICA ” Para instalaise como artesanas 0 labradores 0 bien fue precedido por una considerable re- duccién de fa esfera dentro de Ia cual artesanos con poco capital podian operar fructuosamente. Puede argilirse, por supuesto, que semejante reduecién de oportunidades no constituye, por si misma, una vestriccién a Ja libertad del trabajador, Fl hombre jamés es libre para ba cer {6 que le plazea: ta naturaleza impone siempre un limite y olla misma le circunscribe al hombre. Las oportunidades alternas no pucden medirse, y con frecuencia no pueden com pararse para personas, difereates o entre una ¥ otra epoca. En muchos aspectos “el libre y noble salvaje” tiene menos oportunidades que el asalarindo moderno, y el campesina de Ja Europa Oriental o de China, que cl trabajador de Ford en Detroit, ¢Qué sentido podemos darle a semejantes comparacio- nes sien el término “Ihertad” inciuimos una coleccién tan Yaga de cosas coypo la que representa Ia expresioa “oporti Aungue la libertad no es algo que pueda medirse cttantita tivamente, algo, sin duda ha querido expresarse con un térmniag susceptible de Ser mayor 0 menor, Mas atin: seria clacamente artificial restringir el término tinicameate a las limitaciones Jegales que se imponen a los actos de una persona, cuando existen tantas otras de cardcter extern, sobre todo de orden econémico o social. Pero para arreglar las cosas dentro de un ‘orden 0 serie que permita hacer una comparacién de “mayor (© menor”, es necesario que lo que sc compara tenga una semejanza estrecha en todos los oiros aspectos ademas de Jos comparados. Puede que no sea posible comparar Ta “libertad” fde que disfrutan las personas hoy dia con In que gozaban hhace varios siglos en wn seatido que no inclayere la suma total de su bienestar econémico. Pero es perfectamente posible | comparar en una época 0 sociedad determinada ans clase | ‘con quienes poseen la 1 s posible, ciertamente capital para darfe trabajo. su pesicén, en cuanto 2 1a an los patrones, (puesto que son propletarios F que la que él mismo tiene de conciuir un contrato con ellos’ Los patrones 2 Esta puode expzesarge en lenguaje téenico diciendo que las des cans. Lienyon, en To prinelpal, "grupos ne comperidares", para tmo de Toe calc 8 SISTEMA DE SALARIOS pueden convertirse en aswlariados, si tal les pareciera més lucrative, y probablemente pueden tener acceso a otras ocupe. siones de las que el asalarisdo esta excluido por falta de medios; en tanto que éste apenas si puede maverse y conver- tirse en patron, salvo por la buena fortum; icional, 0 debido a Die ahi cu sa de su cireuns, crita—, Ir yen um sentido mas importante del que cl capitalista depende de cl, hecho que claramente tends influeacia fundamental en e! con: trato de trabajo que entrambos celebren. Semejante dependencia econdmica, no ya de carécter legal, sex un (rabajador frente a tn patrén partic en goneral,o- refleja en’ cl earacter_ parti trabajadores y cualquier es, manifiestamente, una tia de salatios altainente de siderarla como una de tas de dicho sistema. En todo caso es, evidentemente, una caracteris. tica del sistema de salarios dentro del capitalise indus modero, Esto no cquivale a negar que aun cn aguellos casos en que esa clase dependiente no exista, no pueda ejecutarse un tra bajo por un salario. Puede muy bien haber casos en Ios que muchas personas encuentren mis atractivo trabajar para otra ¥ no para cilas mismas, incluso a un nivel de salarios que deje al patron un considerable excedente como utilidad. La situa. cién pudiera sor el resultado de gvandes diferencias en la habic ‘dad natural o iniciativa de las personas para ortanizay dirigir Ta produccién, que permita hacer un éxito del negocio propio, Pero parece muy poco probable que los solas difercn. clas en Ia babilidad innata fucran tan importantes para. det lugar @ una preferencia tan general y obstinada por el trabajo 2 jormal, de manera que el sistema se gencralizara a todas Jas ramas de la produccién y se convirtieta on of modo predo. minante de elfa en coda rama, Apenas puede esperarse que el sistoma ubrazara a toda la industria y legara a ser, en esta forma, universal, menos atin aleanzar el pamo en que hubiere cientos y miles ‘de tab; 0 ser lertamente no hay testimonios de que el proceso 4a cided enarginal def ingeeso es mmusha mayor que por et otro, Bata Atferencia determina tas condiciones dented de Tae uahes qa tae EL DESARROLLO DEL PROLETARIADO hisidrico del sistema de salarios moderno fuera principalmente cl resultado de algo de esta especie. Por el contrario, parece doscubrirse que el by fecondmicas diversas— y de las cuales I principal es Ja de fa propiedad. 55. EL pesarnol noLeraBiabo, Puede af siguiente, que son necesarias al sistema cabalmente triccienes Jegales que fetermina: do. Segunda tariado, Gs dj otros medios de vida. Sin la primera, el trabajador ag siendo siervo 0 esclavo, y no trabajador asalariado que vend st trabajo en. un ptercado abierto. Sin le segunda, apenas scr lucrativo para los pationes en general el organizar la produ clén en una escala de consideracién sobre Ja base de trabajo asalariado. El primer cambio ocurri relative 5 Feudales fnevo 0 uns Tena por la Hera ‘ Birotros puses no ocurié sino mas tarde, como cli, entre 180g a serie de leyes en diferentes estados 88 gg 200 om fotos os ‘europcos, co QHD, ex HBR con el decreto de natural el namero de los que i como la tierra de que’ er CSC Silenreacién cana demands gue de oli sb fx las manos de sus propieiatite Basta te ence sino un precio elevado. Et sistema a acid ol procs de antano Guglgaga Je. Esto ocurrid en Inglar terra comno Fesultada Ge ree “cercados" para (ied sacri Tans que Te tara de los “rec oli ds low que tanto Memos oido hablar en la epoca twa Tiana, y por wna serie de Haves de cercadlos, entre 1750 y 1850, ideadas para fomentar métodos modernos de cultivo. Bn Ale. 2 Vex para este teeming la Historia ecombitios de Europa de Birnie ‘tervurs ddiclon), po. ss, Meco, Fonda de Ceitura Beonomica, 14d, 2» SISTEMA DE SALARIOS mania (en coniraste con Dinamarca) en ta epoca de la eman ipaci wos, este fs de Arca, Protea ty wjente Ia reduceioa de las reservas tribales nativas fy recaudacida de un tribute. por chor cuando el Ye en ia reserva tibal y no trabaja fect de ella por un salacio. 0 dla’, J9s cludades, 10s sremvios tanto de macs. 3 ercianes se convertian {avis de un oo pea cx carlae me eectaraban egal que toe ent eramio pet mastror dst dey de ili ire lia 2 esr eat 2 Ge ingreso, laligiairorrcas de aprendizaje 1a mayer parte det Y del daexportacion era eh Ta Ingitersa le un cisculo relativaent mentfanto ats eh fox barvios bajos tetas atdens exten una clase tala’ Yes pee humerosa de trabajadores que solo disponian ena sostate dad muy limitada de entrar a los grey instalarse como maestros por cuenta propia. En el se dejo sentir ese rigido monopolig en el que principiaron a| fo en Ins 10 dentro de Io qut 't Tlamarse ludiendo asi las reglas estrictas de los gre- urbanos. Todo el que disponia de medios para corprat tuna casa yun telar o un bastidor dle pu arse mmo artesano. Pero at 5”, de 10s que les daban trabajo, del mismo modo que las grandes sastrerias del barrio elegante de Londtes dan hoy trabajo para hacer en fa casa 0 en pequefios talleres de sastreria, Bra usual que estos arte sanos domésticos, gente de poco capital, uo pudieran vender elles mismos sus articulos, pues en el mejor de los casos, $610 podian sostener un tatler muy modesto, El "mercadermanu. fncuarero" les proparcionaba 8 raenti 1 3 articuto acabado {poles te En aletnos casos ch eapratisis gue los ocupaba les rentaba sus utensilios, como los bastid et caso de ios tejidas de punto, Muchos de el cl tiempo, Legaron a vivir mis y mas ialista, y eon ‘aun patrdns Tego a ser comin en Ja fal clén de herramientns. En otras palabras, muchos de estos avtesanos se convirtieron virlualmente en trabajadotes avails. DIFERENTES GRADOS DE DEPENDENCIA a riades, como es frecuente (a menos que existan instituciones especiales i dose usa asalariado, $6 Drones casos ye nosy mr, sin embargo, ED tacios micmas Fortine parte, ciando los {rabajm dores poseen fuertes siderables. 0. cuando 5 de las cuales derivan facllidades espectates ggg procurarse 6; 0 bien, cuando vahendose de. su Sars lot salto, para los asalariados, a Teometanes dey salrindo como Clase puede, deapateces oa gran parte Por otra parte y de una manera (7a Krandores de tna iduicn determing i pucdsn lograr por up tiempo ly derivar det hecho de que sus ss hayan| dinero en fas plantas grandes y costosas Cue no querrian dejar ociosas, 0 de que tengan acervos de 9 abriguen temores de dafar sus vallosas Si-dejan inactivas sus f or ro lado a menudo existen elreunstncias de earcter puramente econémico que resiringen anormalmente Ja liber tad del trabajador y que en casos extremios ticuden de hecho 3 limitar su eleccidn de trabajo a un patron © 2 un pequeio grupo de patrones. Un trabajador que’ se contrata individual- tnente com un patrdn sin el apoyo, ‘de lal en Busca ae ‘una colocacion mejor, Pn todo caso, su situacisn seré, desde este punta de vista, mends ventajosa que 1a de sus patzones, ‘quienes pueden investigar por teléfono, usac agentes y contra Tmtestres, yy si fuera necesarfo, recurrir a otra aldea para eclutay itevos obreros, De abt que, en general, fa eleccion del trabajador se limitard a Ia ocupacion que conoce, y ese entra de la localicad inmediate, El patron, en ocasiones, 2s el propietatio de ta casa de sus trabajadores y ejeree ost sobre 2 SISTEMA DE SALARTOS las vidas de éstos una influencia semejante a la del viejo sefior Feudal. Asi acurria en las nuevas cludades incstriates de hace m siglo v asf ocurria también (ain reciememente) en 6 Jos En ol sistema de la "henda de rag icronaremos mis tarde en. ‘tio tt! con frecuencia a sus obreros de gue era ducio; las llamadas "tendas de raya" a que slude Disraeli en su Sybil. En los pueblos mineros nortearerieanos os may comin que las compaitifas scan précticamente duchas de todo el pucblo, sin excluir, a veces, a los juaces y a la policia, Esto impide al trabajador cambiar alternativamente de ocu- pacién; 0 bien negarse a aceptar el contralo del patron por temor a perder su hogar; o bien en cl otro caso no poder gastar su salario como quisiera en el morcado mis médico a cosa de la forma en que se le paga. Muchos de los planes pare disminuir la rotacién del trabajo y atar al operario de una empresa determinada, de los que tanto se oye hablar en Nore: américa tienden a producir un efecto semejante, Los trabaja- dores se hallan con frecuencia en ung. ity le siempre que la jda al pateén Taf fr Tactimente 2 cualquiera de sus trabajadores con nuevos. El trabajador 1a ocupacién se lia in ent cl caso de que wi le a; esta situacion, por lo que toca al precio de mer 108 asalariados pueden obtener por st trabajo, serd paralelo en todos los casos donde exista un convenio entre Batcones en cuanto a las condiciones en que babrin de dat ‘empleo, 7. Los saarios ¥ EL. x10. Desde el punto de vista de los propietarios, el jo, en el sistema de salarios, mbien, por supuesto, de Ia Jay el que tiene que comprar, del fe la maquinaria, de fa ue debe pagar y ARI an AR erg) (Glamado en << jo Tama a y bara. ura dda conclicion Tundarental de capitsl si se consi dera ef sistema como un todo. En cada ciclo de produccisn quedaré un excedente 0 producto neto despucs de que parte EL PRODUCTO NETO a cl producto bruto se separe para reparar el “desgaste” de la maquinaria y el dedgsgigrta de trabajo, el de éste bajo la forma de salarios. B: te represenitari el ingreso de los patrones y Ia ganancia do tados ios propietarios, de los que Giirutin "de" un monopolio o- puivlugio de cusiguicr clase Be ee crn oe Se te eo Whuamente hace un siglo en su Conver: sation on Polisieul Economy: "Si el valor de lo que et trabaia- dor produce excede de [o que ha consumide, el excedente constituira un ingreso para un patrén; en la inteligencia de que no puede obieverse ingreso slguno por medio distinto al de ocupar al pobre. .. Fl rico y el pobre se necesitan mutue- Imente; en eso consiste precisemente la fabula del estémage y los miembros; el pobre moriria de hambre sin el rico; éste, ‘in aul, se veria obligado p trabajar para ganarse la vida.” que el sistema ceba incurtir para comprar mano de obra. Esto no significa, nccesariamente, sepin Jo veremos infis tarde, que su prosperidad sea mayor inrios sta Io mgs baja posible; pero si qui en conjunto aes.” vires factores siguen siendo Iguaiey como proporcigy del producto bruto, puesto qut pene Sean ee i (ois ofr Giente, Existen algunos testimonios que sugieren que las épocas historicas en que la oferta de mano de obra (o Ia potencial) era abundaste (ea relacién con el capital dispuesto a explotaria) than sido épacas en que las limitaciones y restricciones lcgales dejaban més Hbre al trabajo; y a la inversa, en

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