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33.

Las buenas costumbres, y no la fuerza, son las columnas de las leyes; y


el ejercicio de la justicia es el ejercicio de la libertad.

La justicia siempre debe ser una garantía de la libertad y no una herramienta mediante la
cual algunas personas puedan oprimir a todo un pueblo.

34. La violencia de la fuerza arrastra consigo los principios de su propia


destrucción.

Una violencia desmesurada puede convertirse en el fin de una sociedad, es por ello que
durante cualquier escalada bélica ambos contendientes siempre deben medir muy bien
todas sus acciones.

35. La Justicia es la reina de las virtudes republicanas y con ella se


sostiene la igualdad y la libertad.

La justicia siempre debe ser uno de los principales pilares por los que se erija una
nación, algo que lamentablemente no siempre sucedía en el pasado.

36. No aspiremos a lo imposible, no sea que por elevarnos sobre la región


de la libertad, descendamos a la región de la tiranía.

Este militar sabía muy bien que cualquier nación debe elegir sus dirigentes con máximo
cuidado pues de otra forma, esta podría pasar de la gloria a la pena en tan solo un abrir y
cerrar de ojos.

 Artículo relacionado: "Los orígenes de la religión: ¿cómo apareció y por qué?"

37. Si un hombre fuese necesario para sostener el Estado, ese Estado no


debería existir; y al fin no existiría.

Una nación no puede consagrar su existencia a un determinado dirigente pues si así lo


hiciera, esta terminaría desapareciendo cuando este dejara de estar con nosotros.

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