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LA NAVIDAD Y LOS ADVENTISTAS

Algunos consideran que no se debiera celebrar la Navidad por el hecho de que es


imposible determinar la fecha exacta del nacimiento de Jesús. Todo indicaría que
definidamente Jesús no nació el 25 de diciembre. Es muy poco probable que Jesús
naciera a finales de diciembre: según Lucas 2: 8 los pastores estaban pernoctando
en el campo, algo que no se hacía en invierno. Además las autoridades nunca
habrían ordenado un censo en esa estación (Lc. 2: 1). Es interesante destacar que
la fecha del 25 de diciembre ya existía como festividad natalicia antes de la venida
de Jesús. Correspondía en el calendario juliano al solsticio de invierno, de ahí que
los romanos celebraran el día del nacimiento del Sol invicto en ese día.
En las Sagradas Escrituras no encontramos ninguna referencia que nos indique la
necesidad de celebrar la fecha del nacimiento de Jesús. La Biblia es muy clara en la
necesidad de guardar los diez mandamientos, que incluyen la observancia del
sábado como día del Señor. Ese es el único día que bíblicamente requiere respeto.
En resumen podríamos decir lo siguiente: No tenemos ninguna duda que en ocasión de la navidad no
deberíamos, egoístamente pensar simplemente en nosotros, siendo intemperantes y glotones, sino por el
contrario, es el momento agradecer a Dios porque envió a su hijo a la tierra para salvarnos,
independientemente de la fecha exacta en la cual nació Jesús. También estamos seguros que es una ocasión
extraordinaria, para trabajar por las personas que en esa oportunidad están más dispuestas a que le
hablemos del amor de Dios. También es una excelente fecha para realizar un trabajo a favor de los que
sufren, como lo ha estado haciendo la Iglesia Adventista del Séptimo día con el proyecto “más amor en
navidad” (“Más amor en navidad“

En resumen podríamos decir lo siguiente: No tenemos ninguna duda que en ocasión de la navidad no
deberíamos, egoístamente pensar simplemente en nosotros, siendo intemperantes y glotones, sino por el
contrario, es el momento agradecer a Dios porque envió a su hijo a la tierra para salvarnos,
independientemente de la fecha exacta en la cual nació Jesús. También estamos seguros que es una ocasión
extraordinaria, para trabajar por las personas que en esa oportunidad están más dispuestas a que le
hablemos del amor de Dios. También es una excelente fecha para realizar un trabajo a favor de los que
sufren, como lo ha estado haciendo la Iglesia Adventista del Séptimo día con el proyecto “más amor en
navidad” (“Más amor en navidad“
Sujerencias para la navidad Cristiana.
A continuación propongo algunas ideas relacionadas con la celebración de la Navidad:

1) Recordar cómo ocurrió realmente la natividad de Jesús, prescindiendo de


elementos no bíblicos. Muchos no cristianos, al comprobar que la Navidad ha
asimilado numerosas tradiciones míticas, acusan al cristianismo de ser una religión
elaborada a partir de influencias de otras religiones. Por culpa del sincretismo de la
tradición supuestamente cristiana, creen que lo bíblico tiene el mismo valor que lo mítico.
De ahí que sea necesario eliminar los elementos legendarios para salvaguardar lo que la
Escritura sí nos transmite. Por ejemplo, Jesús no nació ni se alojó de bebé en una cueva,
como muchas veces se le representa; este espacio, que efectivamente se incorporó a la
tradición sobre la Navidad, procede del culto a Mitra. (Curiosamente, la Biblia tampoco
dice que Jesús naciera en un establo, sino sólo que acostaron al bebé en un pesebre,
según Lucas 2: 7. Ni dice que hubiera un buey y un asno; estos animales están tomados de
la asociación del nacimiento del Salvador con el texto de Isaías 1: 3: “El buey conoce a su
dueño, y el asno el pesebre de su señor; pero Israel no conoce, mi pueblo no tiene
discernimiento”. Pero estos elementos populares no incitan a la confusión con mitos
paganos).

2) Identificar correctamente a los magos de oriente, evitando llamarles


“Reyes Magos”. Mantener el rigor bíblico en estos detalles, sin llegar a resultar
quisquillosos o impertinentes, contribuirá a que el pueblo adventista, celoso por la verdad
revelada, señale a la Biblia como única fuente de autoridad, y advierta sobre la
intromisión de elementos paganos en muchas tradiciones tenidas por cristianas (como
venimos haciendo tradicionalmente con respecto a otras verdades, como el sábado). No
es infrecuente observar en carteles o fiestas de algunas de nuestras iglesias referencia a
los “Reyes Magos”. La idea de que fueran reyes quizá proceda de la asociación
(caprichosa) con Isaías 60: 3: “Caminarán las naciones a tu luz, y los reyes al resplandor
de tu alborada” e Isaías 49: 23: “Reyes serán tus ayos, y sus princesas tus nodrizas;
postrados ante ti, rostro a tierra, lamerán el polvo de tus pies”. Por supuesto, tampoco
podemos saber cuántos eran, a pesar de que llevaran tres regalos. Las primeras imágenes
artísticas, ya del siglo III, muestran a dos o cuatro magos, y se llegaron a representar en
números de lo más variado: seis, doce (en prefiguración de los apóstoles y simbolizando
las tribus de Israel) y hasta sesenta. Por supuesto, los nombres de Melchor, Gaspar y
Baltasar, y otros que se les atribuye, también son tardíos, así como su iconografía
representando tres edades o tres razas (Baltasar no apareció como negro hasta el siglo
XIV), y la fecha de su festividad, 6 de enero, corresponde a una fiesta pagana anterior.
Hoy en día se rinde culto idolátrico a sus supuestas reliquias en la catedral católica de
Colonia.

3) Evitar el consumismo. Más que la fecha solar o el árbol, la auténtica naturaleza


pagana de estas fiestas reside en la vorágine materialista y hedonista que todo lo
invade: la fuerte presión publicitaria, que para colmo explota interesadamente los
valores más entrañables, con el objetivo de que nos prodiguemos en regalos (algunos de
ellos “de compromiso”) o nos gastemos cifras escandalosas en alimentos con precios
artificialmente inflados, que a su vez inflarán nuestros cuerpos (“total, una vez al año…”);
la lotería, retransmitida simultáneamente durante horas por todos los medios de
comunicación, asumiendo que todos los españoles estamos deseando hacernos ricos de
golpe y sin esfuerzo, y generando esa mezcla ridícula de admiración y envidia hacia los
“agraciados”… La Navidad, tal como se celebra hoy, simboliza el triunfo del
capitalismo, con su traducción estética en iluminaciones de dudoso gusto,
proliferación de adornos producidos en serie, “papá noeles” y “santa clauses” de lo más
vulgar y kitsch, y villancicos a ritmo de percusión electrónica expelidos sin cesar por los
altavoces de centros comerciales y muchos rincones de las ciudades.

4) Promover la solidaridad, aprovechando la sensibilización social en estas fechas,


pero tratando de hacer de ella algo continuo a lo largo del año. Recuerdo que un
pastor contó en estas fechas una historia “conmovedora”, en la que una familia invitaba a
un “sin techo” a comer con ellos por Navidad. Y yo me preguntaba: ¿Y qué hicieron con él
tras la cena? ¿Lo volvieron a mandar a las frías calles del invierno? Evitemos la
solidaridad transitoria.

5) Preparar regalos sobre todo para los más necesitados, como recomienda Ellen
White. Es triste ver cómo en muchas iglesias se celebra el “amigo secreto” para la
autocomplacencia, cuando quizá no se ha pensado en quienes no tienen amigos secretos,
ni siquiera conocidos…
7) Hoy en día casi todas las familias occidentales ven la Nochebuena como una ocasión de
encontrarse y cenar juntos. La Navidad se entiende socialmente como una fiesta familiar.
Ya que hay cierta sensibilidad hacia lo espiritual o lo ético mayor que el resto del año,
puede ser una buena ocasión para que en esa cena o en esas fechas se hable o
se reflexione acerca del niño que nació en Belén, y del sentido de ese nacimiento.
Se pueden enviar postales o correos electrónicos bien seleccionados, añadiéndoles
textos bíblicos que aluden al tema y que hacen pensar sobre él. Es un momento en que la
gente no tiene tantos prejuicios para oír hablar de Jesús.

8) “Celebrar la Navidad” en cualquier momento del año: resulta muy didáctico,


desde el punto de vista teológico, predicar en nuestras iglesias sobre el
nacimiento de Jesús en abril, o en julio, recordando que esNavidad. No reservemos
los himnos de Natividad para las fechas en que el mundo pone de moda el tema:
programémoslos en los cultos de cualquier momento del año. Hay quienes desean “Feliz
Navidad” a sus amigos desde febrero hasta noviembre; es un recurso que puede
servir para hacer pensar sobre el significado real de que Cristo haya nacido en este
mundo, y para hablar sobre la encarnación del hijo de Dios.

9) Destacar que la evocación del nacimiento de Jesús es un acto


conmemorativo, pero no litúrgico (véase la sección final del artículo).

10) No creer en personajes extras a Jesús en la navidad. Sentrarse en él solo


en el.

PALABRAS FINALES

"La Navidad se está acercando. Que todos tengan la sabiduría de convertirla en una festividad preciosa. Que los
miembros más viejos de la iglesia se unan, de corazón y alma, con sus niños en esta recreación y
entretenimiento inocente, al idear maneras y formas de mostrar #verdaderoRespetoAJesús al llevarle regalos y
ofrendas." Elena de White, Review and Herald, 9 de Diciembre de 1884

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