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UNIVERSIDAD NACIONAL DE PIURA

FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES Y EDUCACIÓN


ESCUELA PROFESIONAL DE EDUCACIÓN PRIMARIA
Tema


Lectura y análisis de encíclica

Curso

Didáctica de la educación moral y religiosa


Profesora

Liset Noelia Mendieta


Integrantes

- Melanie Liseth Llenque Fiestas

- Cesar Mendoza Zeta

- Eliani Fiorella Sullon Chavez


Piura-Perú

2022

Capítulo segundo

Jesucristo
siempre
joven
La juventud de jesús

Es importante. tomar conciencia de que Jesús fue un


joven, . En la plenitud de su juventud comenzó su
misión pública y así «brilló una gran luz» (Mt 4,16),
sobre todo cuando dio su vida hasta el fin
El Evangelio no habla de la niñez de Jesús, pero sí nos narra
algunos acontecimientos de su adolescencia y juventud.
Mateo sitúa este período de la juventud del Señor entre dos
acontecimientos: el regreso de su familia a Nazaret, después
del tiempo de exilio, y su bautismo en el Jordán, donde
comenzó su misión pública.

Cada joven, cuando se sienta llamado a cumplir una misión


en esta tierra, está invitado a reconocer en su interior esas
mismas palabras que le dice el Padre Dios: Tú eres mi hijo
amado.
Su juventud nos ilumina

Jesús no los ilumina a los jóvenes, desde lejos o


desde afuera, sino desde su propia juventud,
que comparte con ustedes.

Estos aspectos de la vida de Jesús pueden


resultar inspiradores para todo joven que crece
y se prepara para realizar su misión. Esto
implica madurar en la relación con el Padre, en
la conciencia de ser uno más de la familia y del
pueblo, y en la apertura a ser colmado por el
Espíritu y conducido a realizar la misión que
Dios encomienda, la propia vocación.
Su juventud nos ilumina

Jesus puede reconocer muchas notas de los corazones


jóvenes. Lo vemos, por ejemplo, en las siguientes
características:
Jesús tenía una confianza incondicional en el Padre, cuidó
la amistad con sus discípulos, e incluso en los momentos
críticos permaneció fiel a ellos. También manifestó una
profunda compasión por los más débiles, especialmente los
pobres, los enfermos, los pecadores y los excluidos.
La juventud de la iglesia
La iglesia una institución tan antigua puede renovarse y volver a ser joven en diversas etapas de su larga historia.

UNA IGLESIA QUE SE DEJA RENOVAR


Todos los miembros de la Iglesia tienen que
sentirse como hermanos y cercanos, así como
los Apóstoles, que «gozaban de la simpatía de
todo el pueblo”. Pero al mismo tiempo tenemos
que atrevernos a ser distintos, a mostrar otros
sueños que este mundo no ofrece, a
testimoniar la belleza de la generosidad, del
servicio, de la pureza, de la fortaleza, del perdón,
de la fidelidad a la propia vocación.
La iglesia de cristo siempre puede caer en la
tentación, pero son los jóvenes quienes
pueden ayudarle a mantenerse joven, a no
caer en la corrupción, a no quedarse, a no
enorgullecerse, a no convertirse en secta, a
ser más pobre y testimonial y a luchar por la
justicia.
UNA IGLESIA ATENTA A LOS SIGNOS DE LOS TIEMPOS

Para muchos jóvenes Dios, la religión y la Iglesia son palabras vacías, en cambio son
sensibles a la figura de Jesús, cuando viene presentada de modo atractivo y eficaz.

Hay jóvenes que disfrutan cuando ven una Iglesia que se


manifiesta humildemente segura de sus dones y también
capaz de ejercer una crítica leal y fraterna.

otros jóvenes reclaman una Iglesia que escuche más, que no


se la pase condenando al mundo. No quieren ver a una
Iglesia callada y tímida, pero tampoco que esté siempre en
guerra por temas sociales u otros.

Así mismo una Iglesia a la defensiva, que pierde la humildad,


que deja de escuchar, que no permite que la cuestionen,
pierde la juventud y por tanto no comprende los sueños de
los jóvenes, aunque tenga la verdad del Evangelio.
En el Sínodo se reconoció «que un número consistente de jóvenes, por razones muy
distintas, no piden nada a la Iglesia porque no la consideran significativa para su existencia.
Debido a:

Los escándalos sexuales y


económicos El papel pasivo asignado a los
jóvenes dentro de la
comunidad cristiana.

la falta de preparación de los


ministros ordenados que no
saben captar
adecuadamente la
sensibilidad de los jóvenes

La dificultad de la Iglesia
El poco cuidado en la para dar razón de sus
preparación de la homilía y posiciones doctrinales y
en la explicación de la éticas a la sociedad
Palabra de Dios contemporánea.
María, la muchacha de Nazaret

María es el gran modelo para una Iglesia joven,


que quiere seguir a Cristo con frescura y docilidad.
Cuando era muy joven, recibió el anuncio del
ángel y no se privó de hacer preguntas.Pero tenía
un alma disponible y dijo: «Aquí está la servidora
del Señor»

Fue la mujer fuerte del “sí”, que


sostiene y acompaña, cobija y
abraza. Ella es la gran custodia de la
esperanza. De ella aprendemos a
decir “sí” en la testaruda paciencia y
creatividad de aquellos que no se
achican y vuelven a comenzar»
María, la muchacha de Nazaret

María era la chica de alma Aquella muchacha hoy es la Madre


grande que se estremecía que vela por los hijos, estos hijos
de alegría, era la jovencita que caminamos por la vida muchas
con los ojos iluminados por veces cansados, necesitados, pero
el Espíritu Santo que queriendo que la luz de la
contemplaba la vida con fe esperanza no se apague. Eso es lo
y guardaba todo en su que queremos: que la luz de la
corazón de muchacha. esperanza no se apague.
Jóvenes santos
El corazón de la Iglesia también está lleno de jóvenes santos, que
entregaron su vida por Cristo, muchos de ellos hasta el martirio. El
Sínodo destacó que «muchos jóvenes santos han hecho brillar los
rasgos de la edad juvenil en toda su belleza y en su época fueron
verdaderos profetas de cambio.

«A través de la santidad de los jóvenes la Iglesia puede renovar su


ardor espiritual y su vigor apostólico. El bálsamo de la santidad
generada por la vida buena de tantos jóvenes puede curar las
heridas de la Iglesia y del mundo, volviéndonos a aquella plenitud del
amor al que desde siempre hemos sido llamados: los jóvenes santos
nos animan a volver a nuestro amor primero.
EJEMPLOS

San Sebastián San Francisco Santa Juana


de Asís de Arco
Andrés Phû Yên Santo Domingo Savio

Santa Teresa del


Niño Jesús

Isidoro Bakanja Pier Giorgio Frassati


GRACIAS

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