Esta es una historia de amor y valentía, un relato sobre los límites del coraje, una lucha

constante por la vida y sobre quienes rezan por la misma. Estas a punto de comenzar
un sendero de emociones y amistades temporales, pues el tiempo y la muerte las
obliga a separarse, vínculos creados en una sala de espera, donde la espera parecerá
no acabar y donde el odio y el rencor son inútiles, pues el afecto común se antepone a
cualquier discusión...

Esta es una historia de constancia y sentimiento, la historia de un gran hombre, pero,

sobre todo, de una gran mujer. Te quiero abuela.

Un día como cualquiera Lucas se encontraba en el instituto, estudiaba segundo de la

eso y en general no solía agobiarse por nada, su vida se basaba en dedicar algo de
tiempo al estudio, ver películas y salir a jugar al fútbol con sus amigos. Sin embargo,
esa misma mañana, al terminar una de las clases Lucas miró su teléfono móvil y se
percató de que tenía tres llamadas perdidas de su abuelo, normalmente este no solía
llamarlo y menos tres veces seguidas por lo que Lucas, extrañado llamó a su madre
para preguntar si ella sabía algo, ella tampoco sabía nada así que se dispuso a seguir
dando clases y ya cuando llegase a casa sabría si había ocurrido algo inesperado.

De este modo Lucas salió de la escuela algo intrigado de tal forma que, al llegar a casa
junto con su hermano mayor, quien también estudiaba en el mismo instituto que él.
Allí los esperaba su madre, Ana, con cara de angustia, pues tenía algo que contarles,
algo importante y que, por su cara, no iba a ser agradable. De tal forma que se dispuso
a hablar, “vuestro abuelo ha tenido un accidente esta mañana” dijo. “Está muy grave y
es probable que no sobreviva”