Está en la página 1de 2

Colombia, un Kínder Garden de emociones

Por Brayan Santiago Cano González, TYD 2, 06/06/2022

Los 203 años de historia independiente de nuestro país nos han demostrado que los cambios
administrativos entre la realeza y la plebe criolla solo fueron simbólicos, ceremoniales y superficiales,
pues en la practica persistieron las formas territoriales y distributivas donde aquellos de mejor abolengo
se quedaban con las mejores oportunidades, cargos y posiciones a nivel social, político,
militar ,educativo, financiero y religioso; los pobres siguieron siendo pobres, los indígenas continuaron
siendo salvajes, la clase media siguió laborando y los ricos solo se hicieron más ricos.

Pero esta falsa transición, esta falsa independencia, jamás hubiese sido posible sin la complicidad
ignorante del pueblo, quienes simplemente eligieron un amo sobre otro, donde el ultimo prometió llegar
sin cadenas y sin una corona; pero sin mayor resistencia, todos los de la base, los de la clase trabajadora
entregaron sus derechos a través de una celebración, todo en nombre de la “libertad”.

Y de esta forma y tras desafortunadas series de eventos en esos dos siglos y corto solo han
demostrado que los colombianos somo tremendamente pasionales, explosivos, coléricos, irascibles,
ingenuos supremamente susceptibles de caudillos mas listos, capaces de explotar esas bajas pasiones y
para verificar esto solo hay que ver las varias guerras civiles que hubo por las profundas diferencias
ideológicas entre conservadores y liberales, las masacres que hubo sobre diferentes sindicatos de
trabajadores, las guerras que hubo por el presunto arraigo del comunismo y la guerra de las drogas
donde solo se buscaba dinero fácil; y analizando los casus beli de estas campañas y haciendo análisis
históricos, no es difícil entender que la mayoría de los participes en los mismos simplemente no
entendían el porque lo hacían, pues solo querían defender lo suyo, matar al diferente, quitar lo raro y
seguir siendo gente de bien.

Aunado a lo anterior, Colombia no se ha caracterizado por ser un país educado, donde prime la
educación de calidad o donde abunden los sabio pensadores, los recientes e históricos resultados en
rankings mundiales y regionales en materia académica y psicotécnica lo han dejado muy claro, donde
generalmente se ocupan las últimas posiciones, y por lo tanto, un alto índice de explosividad sumado a
un bajo índice educativo es igual al caldo de cultivo perfecto para que proliferen todo tipo de maleantes,
criminales, populistas y corruptos del común y de cuello blanco quienes hundirán mas al país en aras de
sacar a flote sus finanzas personales.
La tendencia anterior no decae, solo se mantiene, se replica el mismo patrón, donde se infiltran
los populistas, culebreros, retóricos y falsos idealistas que seduciendo al pueblo con mentiras y leña al
incendio de sus bajas pasiones se cuelan a las mas altas e importantes posiciones gubernamentales,
situación que tampoco es difícil de rastrear, pues históricamente en nuestro país es una tendencia
general el hecho de que en contiendas electorales, salen victoriosos aquellos sujetos irrisorios en ideas,
en planes y en propuestas pero que son rápidos de palabra y agiles para aflorar los odios de sus
compatriotas.

En desarrollo de lo anterior, sin ir muy atrás en el tiempo, vemos como Juan Manuel Santos, un
ministro salpicado en el caso de los falsos positivos, pudo superar a Antanas Mockus, habido docente y
libre pensador, o como Ivana Duque, un sujeto anónimo, sin experiencia o reconocimiento y nada mas
que el sangriento respaldo de un sangriento movimiento político, pudo anteponerse ante un economista
reconocido e invicto funcionario público, logrando incluso llegar a la propia presidencia de la república: y
en ese mismo sentido, retrocediendo más y más, solo podemos ver que en muchos casos no había
mejor elección sobre otra, nada de donde escoger, pues de la opciones todas estaban mancilladas y
corruptas, y en los casos donde había una sutil esperanza de cambio, se sobrevenía “extrañamente la
muerte para esa esperanza” o terminaba siendo fácilmente derrotado, todo a expensas del mismo
pueblo.

Las resientes elecciones presidenciales en primera vuelta solo dan fe de la incapacidad del país
para cambiar, puesto que se hace ilógico que un reseñado por corrupción lidere un movimiento
anticorrupción y sin mayor esfuerzo logre llegar a la segunda vuelta, todo de nuevo a hombros de los
colombianos, siendo desafortunado que haya tanta relación entre el plan de gobierno de este candidato
y la media de lectura del país de 1,9 libros por años. Siendo así, sin que a la gente le guste leer, ni pensar,
ni aprender o entender y solo quieran criticar, dañar o importunar no importará cuantos esfuerzos se
hagan por un mejor sistema político, electoral o judicial, puesto que el país jamás y sus políticos jamás
serán mejores si el colombiano de a pie no esta dispuesto a cambiar, así solo seremos niños jugando en
la arena, ingenuos, tontos.

También podría gustarte