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Leén Trotski Historia de la revolucién rusa (1) ‘Titulo original: Istoria ruscoi revoliutsii Traduecién: Andrés Nin, Lucia Gonzdlez y Luis Pastor. © Por la presente edicién: SARPE, 1985, Pedro Teixeira, 8. 28020 Madrid. ‘Traduccién cedida por Ibérica de Ediciones y Publicaciones, S, A. Depésito legal: M-4866-1985 ISBN: 84-7291-763.0 (tomo 6). ISBN: 84-7291-736-6 (obra completa). Printed in Spain - Impreso en Espaiia. Imprime: Graficas Futura En portada: «EI movimiento liberal en Rusia». Graves disturbios en San Petersburgo (lustracién de un periédico francés de la época). Leén Trotski Leén Davidovich Bronstein, llamado Trotski, nacié en Yanov- ka, Ucrania, en 1879. Hijo de una familia judfa de pequefios pro- pietarios agricolas, estudié derecho en Odessa (1888-1896), don- de formé parte del circulo populista de Shvigovsky. En 1897 or- ganiz6 la Unién de Obreros del Sur de Rusia y funds el periddico ‘Nashe dielo» («Nuestra causa), de carécter socialdemécrata. Al afio siguiente fue detenido; sufrié prisién, primero en Jers6n y des- pués en Odessa. En 1900 se le desterrd a Ust-Kut, Siberia, desde donde colaboré en la Unién Socialdemécrata Siberiana, y eso bié para la «Revista Oriental», publicada en Irkutsk. Escapé en 1902 con un pasaporte a nombre de Trotski, antiguo carcelero suyo, a Samara. Lenin le llamé entonces a Londres para que colaborara en alskra». Intervino en los congresos del Partido Socialdemécra- ta de Bruselas (1902) y Londres (1903), donde se opuso a Lenin y se alineé con los mencheviques. En 1905 volvié a Rusia y jug6 un papel preponderante en la revolucién de dicho afio, sobre to- do en San Petersburgo; fue el principal inspirador del soviet de esta ciudad, redact6 sus manifiestos y dirigié su érgano de pren- sa, dzvestia». También codirigié el periédico sNachalo» («El co- mienzo»), que cont6 con la colaboraciGn de Adler, Kautsky, Meh- ring, etc. Detenido el mismo afio, escribié Balance y perspecti- vas. Las fuerzas motrices de la revolucién, donde expuso su teo- ria de la «revolucién permanente»; afirmé la unidad entre la revo- lucién liberal burguesa y la revolucién obrera: el proletariado ru- so, tras dirigir la revolucién burguesa, se ver‘a obligado a marchar hacia el socialismo (su alianza con el. campesinado serfa muy fré- ail y éste ahogaria la revolucidn proletaria de no producirse la re- volucién internacional), Deportado en 1906 a Obdorsk (Siberia), logrd, al llegar a Berezov, huir a Finlandia. En el congreso de su partido en Londres (1907) se enfrenté a bolcheviques y menchevi- ques en defensa de sus tesis de «revolucién permanentes. Hasta Ja Primera Guerra Mundial residié en Viena y dirigié «Pravda», ade- 5 PROLOGO En Jos dos primeros meses del aflo 1917 reinaba todavia en Rusia la dinastia de los Romanov. Ocho meses después estaban ya en el timén los bolcheviques, i lpartido ignorado por casi todo el mundo a principios de afto y cuyos jefes, 1p FMmromento mismo de subir al poder, se hallaban atin acusados de alt tra arse Te historia no registra otro cambio de frente tan radical, sobre todo si se sign. [a Menta que estamos ante una Racidn de ciento ciencuenta millones de abltantes. Es evidente que los acontecimientos de 1917, sea cual fuere el juicio, {que merezcan, son dignos de ser investigados. cians de la revoluci6n, como toda histori debe, ante todo, relatar los hhechosy su desarrollo. Mas esto no basta. Es menester que del relato se despren- recs av dad por qué las cosas sucedieron de ese modo y no de otro. Los suce~ sco atuos ne pueden considerarse como una cadena de aventuras ocurridas, seen 'nl engarzarse en el hilo de una moral preconcebida, sino que deben some: a erat eriterio de las eyes que los gobiernan. El autor del presente libro entien- Ue que su mision consiste precisamente en sacar a la luz esas leyes. ai apo earacterstico mas indiscutible de las revoluciones es la intervencion directa de las masas en los acontecimientos histGricos. En tiempos normales, el Foado, sea monarquico o democritico, est por encima de la nacion; la histor err cargo de lon expecialistas de este ofici los monarcas, los ministros, los fendcratas los parlamentarios, los periodistas. Pero en los momentos decisivos, reds cl orden establecido se hace insoportable para las masas, éstas rompen Cee Sfas que las separan de la palestra politica, derriban a sus representantes tee gRlonales y, con su intervencion, ctean un punto de partida para el nuevo TEaimen, Dejetos alos moralistas juzgar si esto est bien o mal. A nosotros nos Heir con tomar fos hechos tal como nos Ios brinda su desarrollo objetivo, La historia de las revoluciones es para nosotros, por encima de todo, ta bistoria de {a irupcién violenta de las masas en el gobierno de sus propios destinos eaeio en una sociedad estalla la revoluciOn, luchan unas clases contra otras y,sinembargo, es de una innegable evidencia quc las modificaciones por las bas ye Shomieas de la socicdad y el sustrato social de ls clases desde que comien: SS four que acaba no bastan, ni mucho menos, para explicar el curso de una Favolucion que en urlos pocos meses derriba instituciones seculares y crea otras, ‘owas: para volver en seguida a derrumbarlas, La dindmica de los acomtecimientos 25 Len Trotski Sac hereon beets ee rere sinlfecn que ener upon socilemocrten en s ns iag ‘as del conservadurismo ytvar alas masas la insurrecién ae oe oe Periods revolconrias engendra ese movimiento exaado dels ideas de a acuacon de 1s dengan. Las ast 0 van a Yevlun on th sili de seri soportand sociedad via. Slo el ctor dente de cada «gn las calles dela ciudad. Mas no acostumbran a ponela por escrito. Los perio. incluso esa musa plebeya del peridismo, tan robusa, lo pasan mal, A pesar de 6 Historia de la revolucién ruse (2) sto, lasituacion del historiador nos desesperada, ni mucho menos. Los aput- fes escrtos son incompletos, andan sueltos y desperdigados. Pero, puestos ala, luz de los acontecimientes, estos testinonios fragmentarios permiten muchas veces adivinar la diteccidn y el ritmo del proceso historico. Mal o bien, los partidos revolucionarios fundan su téenica es la observacién de los cambios experimen: tados por la conciencia de las masas. La senda historia del bolchevismo demuestra {que esta observacién, al menos en sus rasgos més salientes, es perfectamente fac- ible. Por qué lo accesible al politico revolucionario en ei torbellino de la lucha fio ha de serlo también retrospectivamente al historiador? SSin embargo, los procesos que se desarrollan en la conciencia de las masas no son nunca auiSctonos ni indeperdientes. Pese alos idealistas y a los ecléct Cos, la conciencia se halla determinada por la existencia. Los supuestos sobre Tos que surgen la Revolucin de Febrero su suplantacién por la de Octubre tie- rien necesariamente que estar informados por las condiciones histricas en que se formé Rusia, por su economia, sus clases, su Estado, por las influencias ejer- cidas sobre ella por otros paises. ¥ cuanto mias enigmatico nos parezca el hecho de que un pais atrasado fuera el primero en exaltar al poder al proletariado, mas tenemos que buscar la explicacidn de este hecho en las earactersticas de ese pais, 1 sea en lo que le diferencia de los demas. En los primeros capitulos del presente libro esbozamos rapidamente la evo~ lucién de la sociedad rusa y de sus fuerzas intrinsecas, acusando de este modo las peculiaridades histéricas de Rusia y su peso especifico. Confiamos en que | esquematismo de esas paginas no asustard al lector. Mas adelante, conforme siga leyendo, verd a esas mismas fuerzas sociales vivir y actuar. Este trabajo no esta basado precisamente en los recuerdos personales de su autor. El hecho de que éste participara en los acontecimientos no le exime del ddeber de basar su estudio en documentos rigurosamente comprobades. El autor habla de si mismo alli donde la marcha de los acontecimientos le obliga a hacer- Jo, pero siempre en tercera persona. Y no por razones de estilo simplemente, si no porque el tono subjetivo que en las autobiografias y en las memorias es inevi- table seria inadmisible en un trabajo de indole hist6rica ‘Sin embargo, la circunstancia de haber intervenido personalmente en la t= cha permite al autor, naturalmente, penetrar mejor, no s6lo en la sicologia de las fuerzas aetuantes, las individuals y las colectivas, sino también en la conca: tenacion interna de los acontecimientos, Mas para que esta ventaja dé resultados positivos, precisa observar una cordicidn, a saber: no fiarse a los datos de la propia memoria, y esto no sdlo en los detalles, sinc también en las cosas gran- es; no s6lo en io que se refiere a fos hechos, sino también en lo que respecta alos motivos y a los estados de espirit. El autor cree haber guardado este requi- sito en cuanto de él dependia. ‘Todavia hemos de decir dos palabras acerca de la posicin politica del autor, ‘que, en funcién de historiador, sigue adoptando el mismo punto de vista que ‘adoptaba en funcién de militante ante los acontecimientos que relata, El lector no estd obligado, naturalmente, a compartir as opiniones polticas del autor, ue éste, por su parte, no tiene tampoco por qué ocultar. Pero si tiene derecho ‘a exigir de un trabajo histérico que n0 sea precisamente la apologia de uns posi cidn politica determinada, sino una exposicidn, internamente razonada, del pro- ‘eso real y verdadero de la revolucion, Un trabajo histérico sélo cumpie de to: 2 Leén Trotski do con su misién cuando en sus paginas los acontecimientos se desarrollan con toda su forzosa naturalidad, {Mas tiene esto algo que ver con la que Haman «imparcialidad» histérica? Nadie nos ha expicado todavia claramente en qué consiste esa imparcialidad. Elan citado dicho de Clemenceau de que las revoluciones hay que tomarlas 0 Aesecharlas en bloc es, en el mejor de los casos, un ingenioso subterfugio: :c6- ‘mo es posible abrazar o repudiar como un todo organico aquello que tiene su csencia en la escisién? Ese aforismo se lo dicta a Clemenceau, por una parte, Ja perplejidad producida en éste por el excesivo arrojo de sus antepasados, Y, por otra, la confusién en que se halla el descendiente ante sus sombras. ‘Uno de los historiadoresreaccionarios, , por tanto, mas de moda en la Francia contempordnea, L. Madelein, que ha calumniado con palabras tan elegantes a la Gran Revolueién, que vale tanto como decir ala progenitora de la nacién fran- cesa, afiema que «el historiador debe colocarse en lo alto de las murallas de la ciudad sitiada, abrazando con su mirada a sitiados y sitiadores»; es, segan él, la nica manera de conseguir una «justicia conmutativa». Sin embargo, 10s tra: bajos de este historiador demuestran que si él se subi6 a lo alto de las rmurallas que separan a los dos bandos, fue, pura y simplemente, para servir de espia a la reaccién. ¥ menos mal que en este caso se trata de batallas pasadas, pues en épocas de revolucion es un poco peligroso asomar la cabeza sobre las rurallas Caro esté que, en los momentos peligrosos, estos sacerdotes de la «Justicia con: ‘mutativan suelen quedarse sentados en casa esperando a ver de que parte se in lina la victoria El lector serio y dotado de espirit eritico no necesita de esa solapada impar- cialidad que le brinda la copa de la conciliacién llena de posos de veneno reac. cionario, sino dela metédica escrupulosidad que va a buscar en los hechos hon- radamente investigados, apoyo manifiesto para sus simpatias 0 antipatias dis frazadas, ala comtrastacién de sus nexos reales, al descubrimiento de las leyes or que se rigen. Esta es la tnica objetividad historica que cabe, y con ella basta, ‘ues se halla contrastada y confirmada, no por las buenas intenciones del histo” tiador de que él mismo responde, sino por las leyes que rigen el proceso hist6rico Y que él se limita a revelar Para escribir este libro nos han servido de fuentes numerosas publicaciones periédicas, diarios y revistas, memorias, actas y otros materiales, en parte ma- fnuscrtos y, principalmente, los trabajos editados por el Instituto para la Histo- ria de fa Revolucién en Mose y Leningrado. Nos ha parecido superfluo indicar fn el texto las diversas fuentes, ya que con ello no hariamos més que estorbar la fectura. Entre las antologias de trabajos histéricos hemos manejado muy en particular los dos tomos de los Apuntes para la Historia de la Revolucidn de Oc- tubre (Moseé-Leningrado, 1927). Escitos por distintos autores, los trabajos mo- rnograficos que forman estos dos tomos no tienen todos el mismo valor, pero comtienen, desde lego, abundante material de hechos. Cronoidgicamente nos guiamos en todas las fechas por el viejo calendario, ‘ezagado en rece fechas, como se sabe, respecto al que regia en el resto del mun. doy hoy rige también en los Soviets. Ei autor no tenia mas remedio que atenerse lendario que estaba en vigor durante la revolucién. Ningtin trabajo le hu- biera costado, naturalmente, trasponer las fechas segiin el computo moderno. Pero esta operacién,eliminando unas dificultades, habria creado otras de més 8 Historia de la revolucin rusa(H) non, ft drrunibasento dela monargua pas6 ala historia cone nombre Gt Revolucion de Febrero. Sin embargo, computando la fecha pr el calendario Ossie oven a,x mannan armada gues rare cont x pote imerialista del gobierno provisional figura en la historia con el nom tree sjornadas de abrib siendo aa! qu, seg el cbmputoeuropeo, tuvo I~ HS oh afyo, Sin detenermos en otros acontetentos fechas inermedis, ha- eae nolan, inalmente, qu a Revolucién de Octubre se produjo,segin ol ck eae etropea, en noviembre. Como vemos, ni el propio calendario se pede Vimar deseo qe extampan en ls acontcimienos dea Histo, y al isto- Mc no lees dado correi las fechas hstrcas con ayuda de simples operacio- ret inaicsTenga en cuenta elector qe antes de derocare calendar bi vasa. fa revoluci hubo de Jerrocar at insiuciones que a €l eaferraban L. TROTSKI Prinkipo CAPITULO PRIMERO LAS CARACTERISTICAS DEL DESARROLLO DE RUSIA BE rasgo fundamental y més constante de Ia historia de Rusia es el cardcter ecagado de su desarrollo, con el atraso econdmico, el primitivismo de las for fnas sociales y el bajo nivel de cultura que son su obligada consecuenci. ‘La poblacién de aquellas estepas gigantescas, abiertas alos vientosinclemen- tes del Oriente y als invasores asiticos, nacid condenada por la naturaleza misma ft un gran rezagamiento. La lucha con los pueblos némadas se prolonga hasta fines del siglo XVII. La lucha con los vientos que arrastran en invierno los hiclos, J en verano la sequia ain se sigue librando hoy en dia. La agricultura —base be todo el desarrollo del pais— progresaba de un modo extensivo: en el norte fran talados y quemados los bosques, en el sur se roturaban las estepas Virgenes; Rusia fue tomando posesién de la naturaleza no en profundidad, sino en extensin. Mientras que los pueblos barbaros de Occidente se instalaban sobre las rui- nas dela cultura romana, muchas de cuyas viejas piedras pudieron utilizar como utesial de construceion, los eslavos de Orfente se encontraron en aquellas in~ fhospitas latitudes dela estepa huérfanos de toda herencia: sus antecesores vivian ‘en un nivel todavia mas bajo que el suyo. Los pueblos de la Europa occidental, Shcerrados en seguida dentro de sus fronteras naturales, crearon los nicleas eco SOunicos 9 de cultura de las sociedades industrales. La poblacin de la llanura Sriental, tan pronto vio asomar los primeros signos de pemuria, penetré en los Bosques'o se fue a las estepas. En Occidente, los elementos mas emprendedores J de mayor inilativa dela poblaciOn campesina vinieron ala ciudad, se convir. Ugron en artesanos, en comerciantes. Algunos de los elementos activos y aude ‘es de Oriente se dedicaron también al comercio, pero la mayoria se convirtieron fen cosacos, en colonizadores, El proceso de diferenciacion social tan intensivo en Occidente, en Oriente velase ‘contenido y esfumado por el proceso de expansion, «El zar de fos moscovitas, somaue eristiano,reina sobre gente de intcligencia perezosa», escribla Vico, con- femporaneo de Pedro I. Aquela «inteligencia perezosa» de los moscovitas refle abe Ta lentitud del ritmo econémico, la vaguedad informe de las relaciones de Clase, la indigencia de la historia interior. [Las antiguas civilizaciones de Egipto, India y 1a China tenfan caracteristicas propias que se bastaban a si mismas y disponian de tiempo suficiente para llevar ar Led Trotski sus elaciones sociales, pesar del ajo nivel de sus fuerza productivas, asi hasta {sa misma minulosaperfeccin que daban a sus prodicios los artesanos ded ns pulsch Rusia hallibaseencaveda catre Buropay Aaa, ho adlo progrific tone, sino también dee om panto de vista soil ehstrco, Se ference as la Europa occidental, sin contundrse tampoco con el Oriente asiatico, eum dlese acreasea uno oro continent en lor dstintos momentos de su hitora, Ghuno wor respecto. El Oriente aport6 cl yugo tértaro, elemento important Simo en a formoeion y estructura del Esta rus El Ocidene era un cnemigo ‘rucho mistemibl;peroal msm tempo un maestro. Rusa no podla asa {ealas formas de Onente, compelida como shallaa a pegaseconsantemen {= ala presion econémicay militar de Occidente La cxistencia en Ruta den régimen feudal, nega por los historadores a eee eee ergata demas invetigaciones, Es mis: bs elementos fundamentles del feudalismo ru so ean los mismos que os de Oxide, Pero el solo hecho de que laenstenca én usa deuna época feudal haya tenido que demostrarse mediante args pole. fcasclenifias,ex ya claro indcio del carder mperfecto de eudaise fos, de aus formas Indefinids, de I pobreza de sus monumentos ultras, Los pies atrasadoss asin lan las congustas materiales e Meolpicas de las naciones avaneadas, Pero exo no signifies que sigan 2 ets ltmas seri mente, reproduciendo todas las tapas de su pasado. La teoria dela eteracion A os ciclos histoicos —procedete de Vico y de sus secuaces— se apoys cn la tbservacion de los ciclos dels vejas ultras precaptalistasy, en pate tam. tien n las primerasexperiencias del eaptalismo, El eardter provincial episo. ico de odo el proces hacia que, eectivament, se repiesen ast cio an is dstinas fase de cultura en ios nuevos ncios humanos, Sin embargo, e Stalismo implica la superacion de esa condiciones. El capitan prepara ié numanidad, Con eto se exclye ya a posbidad de que se rept as forrnas fvolutvas en ins dtintas nacires. Obligado a sativa los pases avancados dl pas atrasado no se austa en su desarrollo ala concatenaciGn de las tapas Surmivas, El prviegio. de Ton piss histricamente reragados “aque Toe felmente— ex en poder asmiare las costs oy mejor deh, en obligates ‘Siilsslas antes de plazoprevisto, alando por lio toda una sere de etapa incrmedias, Los salvaje pcan de a lecha al fs de gope, sn recorrer la sem Adnque separ enelpatada eas dos armas. Los colonzadoreseurepeos de Ame no toveronnecesidad de volver a emperar la historia poe principio, 3 Alemania ols Estados Unidcepudieron dejar tris economicameate a Inglte fr fe, peveamente pra ambos pate vnian recagaos eta marc del Capitalio. ¥ la anarguia conservadora que hoy rea en la indusria ulna Frtinica yeni menala! de MacDonald y de us amigos es fa Yenganea por tse pasado en que Inglaterra se demor® mas impo del debido empuand el cero dela hegemonla capitalist I desarrollo de una nacion histGrcamente aes Sata hace, forsosament, que sconfundan en el, de una manera caracern Girls istitas fans cel proceso histrico” Aq ello presenta, enfoctdo en $1 otallad, un cardterconfuso, embroliad, en Claro esté que ta posiblidad de pasar por alto las fases intermedia no es runea absolut hase sempre condicionada en stima istancla por la capa dad deasimilacionecondmicay cultural del pals. Ademds, los pases atasedos 2 Historia de ta evolucién rusa (1) ebajan siempre el valor de las conquistas tomadas del extranjero al asimilarlas fh su cultura mas primitiva. De este modo, el proceso de asimilacién cobra un ardcter contradictorio. Asi por ejemplo, la introduccién de los elementos de ta lWenica occidental, sobre todo la militar y manufacturera, bajo Pedro I se tradu- Jo en la agravacion del regimen servil como forma fundamental de la organiza Sion del trabajo. El armamento y los emapréstitos ala europea —productos, in- iadablemente, de una cultura més elevada— determinaron el robustecimiento del zarismo, que, a su vez, se interpuso como wn obstaculo ante el desarrollo del pals as leyes de la historia no tienen nada de comin con el esquematismo pedan- tesco. El desarrollo desigual, que es la ley mais general del proceso historico, no se nos revela, en parte alguna, con la evidencia y la complejidad con que la pa Tentiza el destino de los palses uirasados. Azotados por el latigo de las necesida- ides materiales, los paises atrasados vense obligados a avanzar a saltos. De esta ley universal del desarrollo desigual de la cultura se deriva otra que, a falta de hombre mas adectiado, califiearemos de ley del desarrollo combinado, aludien- do.a la aproximacion de las distintas etapas del camino y a la confusin de dis- tintas fases ala amalgama de formas arcaicas y modernas. Sin acudir aesta ley, enfocada, naturalmente, en la integridad de su contenido material, seria imposi- ble comprender la historia de Rusia ni la de ningiin otro pafs de avance cultural rezagado, cualquiera que sea su grado ‘Bajo la presion de Europa, mas rica, el Estado ruso absorbia una parte pro- porcional mucho mayor de la riqueza nacional que los Estados occidentales, con focus! no s6lo condenaba a las masas del pueblo a una doble miseria, sino que ‘atentaba tambien contra las bases de las clases pudientes. Pero, al propio tiem- po, necesitado del apoyo de estas ultimas, forzaba y reslamentaba su formacién. Resultado de esto era que las clases privilegiadas, que se habian ido burocrati- zando, no pudiesen legar a desarrollarse nunca en toda su pujanza, razén por In cuai el Estado iba acercdndose cada vez mas al despotismo asiatico. La autocracta bizantina, adoptada oficialmente por los zares moscovitas desde principios del siglo XVI, dome a los boyardos feudales con ayuda de la noble fay sometiéa éstaa su voluntad, entregindole los campesinos como siervos pa- ra erigirse sobre estas bases en el absolutismo imperial petersburgués. Para com- prender el retraso con que se desarrolla este proceso historico, baste decir que Ta servidumbre de la gleba, que surge en el transcurso del siglo XVI se perfec- ciona en el XVI Mlorece en el XVIII, para no abolirse juridicamente hasta 1861 El clero desempena, después de ia nobleza, un papel bastante importante, pero completamente mediatizado, en el proceso de formacién de la autocracia Darista. La Iglesia no se remonta nunca en Rusia a las alturas del poder que llega ‘ ocupar en el Occidente eatdico, y se contenta con lenar las unciones de servi- dora espiritual cerca de la autocracia, apunténdose esto como vn mérito de su humildad. Los obispos y metropolitanos s6lo disponian de poder en cuanto man- datarios del brazo secular. Los patriarcas cambiaban al cambiar los zares. En cl perfodo petersburgués, la sujecion de la Iglesia al Estado hizose todavia mis Serv. Los doscientos mil curas y frailes intepraban en el fondo la burocracia del pats, eran una especie de cuerpo policiaco de la fe: en justa reciprocidad, la policia secular amparaia el monopolio del clero ortodoxo en materia de fe ¥ protegia sus tierras y sus rentas La slavofilia, este mesianismo del straso, razonaba su filosofia diciendo que 33 Led Test en ele cin nanan enprios en tata ge A cll a ert ra cn cosa rower slemnaelnplenada por Pe. fined Grande, Marx observaba, a este propésto: «Exactamente lo mismo que es reace ee ec elceesaisrue cee esa a re sr Stor etvosaasado 0 Reetlanlenpre ce xiavon Glesion So arares, bits evs cocrYain ech pe eeaiseuste ec ave aeteasks ck vstun omamcad cog enieted: meme isdecia del feudalism roy de eda ie Weta rusa argon cobra subi capestn on assent de staica dads mesieraey come Ses Sr En neonates anspor enrode ia agricul) conervo sempre el arate del belo ee onan he cartes ena sence eercaer etme te eee ici bles centon por Condgucss, consort 9 mo proder Tans loa edad de Novgorod, tan cand ala Hansa yeu ec legs Ge crid yop aro ra unt Gudad corral in indussi. Cento er abe esd fe bs fides cumpedtcy,separios por las disuse comarca, pastel caire reece emma ie een c as ria ops en modo aluno, el puso ase sn Ooddens octpata spe {city alsa demir ears elcome aa (or istenente unica ab perfeon cunpeaae Atcnts ls Pttctpaeh Hie comuniacion del comercio rus conducian al cxranjero,asegurando asi eG ea atearaeie a aon mlarencoay eee eee ode Me cetel pop de tesla eran uaa coors viet eee fee Saree tonieceeinicn Coe mers aenaaneeel esl 0) W005 apne cena reson ena ere inp. pee ae eects ee ates aoe sul faa el po de Estado sic, extagen arcu, a postin de ao deforma cacamiadatwatie gia oncane crake {ala op a eae cabuera movarea del eistcieee iantade¢iat EA aoc! borg, La lucha contra hes delat ae tacos Ines Cais secey ages eee Soe ea Te t0sa de todas, el cisma de los «creyentes viejos». E ee cio ane eats alan a ral ances meatal der Rosa el movimento dels cosacs, labriegosyobreros series de los mont Uae, azauailado por Pugachev, 2Q4é le (alto a aquellafurlosa insurrescion Bouts eat conretricia te brs onkteh ohn a eremia aes (Rlenopac desi de as cadena impos uc in geet canna [etnias ca ctoucte, del mina nowt gee id als fiscal to pe Seitiiracals van Reforta-tejes ae ovocst une reales el stsods a cacy oi datesaaee ere ee Tei meres den nobler, ytoliO a demrivr Sa oica ang honk oat it ewopicin de pat, que comenzéformlmentebajo Pero el Grande Ferartstoos coda ez tna cael erscrsa lige Sides enon be tual el propia clas gobernats,e dei, de a nablera- En 185, a fe. indo expriion poi eta nccsdad s lenc con eli de poner eno wi autocrat Presonade Historia dele revolucién rusa (0) ‘por el desarrollo dela burguesfa europea, la nobleza avanzada intentaba, de este fhodo, suplir a ausencia del tercer estado. Pero no se resignaba, a pesar de todo, f renvnciar a sus privilegios de casta; aspiraba a combinarlos con el regimen i feral por el que luchaba; por es0, lo que més teraia era que se levantaran los fampesinos. No tiene nada de exirafio que aquella conspiracién no pasara de et Ia hazafa de unos cuantos oficiales brillantes, pero aislados, que sucumbic- fon casi sin lucha. Ese sentido tuvo la sublevacién de los adecembristasn' Los terratenientes que poseian fabricas fueron los primeros de su estamento que se inclinaron hacia la sustitucién del trabajo servil por el trabajo libre. Otro eos factores que impuisaban esta medida era la exportacion, cada dia mayor, {ic cereales rusos al extranjero. En 1861, la burocracia noble, apoyandose en los {erratenientes liberates, implanta la reforma campesina. El impotente liberals. tho burgués, reducido a su papel de comparsa, no tuvo més remedio que con femplac el earnbio pasivamente, No hace falta decir que el zarismo resolvié et problema fundamental de Rusia, esto es 1a cuestiOn agraria, de un modo toda: Via mas merquino ¥ rapaz de como la monarquia prusiana habia de resolver, tila vuelta de pocos alos, el problema capital de Alemania: su unidad nacional. La solucidn de los problemas que incumten a una clase por obra de otra es una de las combinaciones a que aludiamos, propias de los paises atrasados. Pero donde se revela de un modo mas indiscutible Ia ley del desarrollo com: binado es en la historia y el cardcter dela industria rusa, Nacida tarde, no repite Tn evolucion de los paises avanzados, sino que se ineorpora a éstos, adaptando ft au atraso propio las conquistas mis modernas. Si Ia evolueién evonémica ge- eral de Rusia salt6 sobre los periodos del artesanado gremial y de la manufac fura, algunas ramas de su industria pasaron por alto toda una serie de etapas {éenico-industriales que en Occidente lenaron varias décadas. Gracias a esto, a industria rusa pudo desarrollarse en algunos momentos con una rapidez.extraor- ddinaria, Entre la revoluci6n de 1908 y la guerra, Rusia dobl6, aproximadamen- fe, su produccién industrial. A algunos historiadores rusos esto les pareve una tazdn bastante concluyente para deducir que chay que abandonar Ia leyenda del traso y del progreso fenton. En rigor la posibilidad de un tan répido progreso hallabace condicionada precisamente por el atraso del pais, que no s6lo persiste hasta el momento de la liquidacién de a vieja Rusia, sino que aun perdura como herencia de ese pasado hasta el dia de hoy. El termémetro fundamental para medir el nivel econémico de una nacién es cl rendimiento del trabajo, que, a su vez, depende del peso especifico de la in- ustria en la economia general del pais. En visperas de la guerra, cuando la Ru- Sia zarista habia aleanzado el punto culminante de su bienestar, la parte alicuota de rqueza nacional que correspondia a cada habitante era ocho 0 diez veces in- ferior a la de los Estados Unidos, lo cual no tiene nada de sorprendente si se tiene en euenta que las cuatro quintas partes de Ia poblacién obrera de Rusia Sc concentraban en la agricultura, mientras que en los Estados Unidos, por cada persona ocupada en las labores agricolas habia 2,5 obreros industriales. Anéda- fe a esto que en visperas de la guerra Rusia tenia 0,4 kilometros de lineas férreas por cada 100 kilmetros euadrados, mientras que en Alemania la proporcidn era + «Decembrisias» 0 udekabristas» por el mes de diciembre, en que two lugar [a su- blevacidn, [NDT] 35 Ldn Troiski de 11,7 y de 7 en Austria-Hlungria, y por el estilo, todos los demas coeficientes ‘comparativos que pudiéramos mencionar. Como ya hemos dicho, es precisamente en el campo de a economia donde ‘se manifesta con su maximo relieve la ley del desarrollo combinado. Y asi, mien: {ras que hasta e! momento mismo de estllar la revolucion, la agricultura se man- tenia, con pequeiias excepciones, casi en el mismo nivel del siglo XVII, la indus. tria,en lo que a su técnica y a su estructura capitalista se referia, estaba al nivel {de os paises mas avanzados, y, en algunos respectos, los sobrepasaba. En el ano 1914 las pequefas industrias con menos de cien obreros representaban en los Es. tados Unidos un 35 por 100 del censo total de obreros industriales, mientras que en Rusia este porcentaje era tan slo de 17,8. La mediana y la gran industria, con tna némina de 100 a 1.000 obreros, representaban tun peso especitico apro. ‘ximadamente igual; los centros fabriles gigantescos que daban empleo a mas Je ‘il obreros cada uno y que en los Estados Unidos sumaban el 17,8 por 100 del «enso total de Ia poblacidn obrera, en Rusia representaban el 41,4 por 100. En las regiones industriales més importantes este porcentaje era todavia mas eleva ido: en la zona de Petrogrado era de 44,4 por 100; en la de Moseii, de 57,3 por 100. idénticos resultados llegamos comparando la industria rusa con la inglesa ‘.alemana, Este hecho, que nosotros fuirsos los primeros en registrar en el ano 1908, se aviene mal con la idea que vulearmente se tiene del atraso economico de Rasa. Y, sn embargo, no excluye est atraso, sino que lo complement dia- ‘También la fusién del capital industrial con el bancario se efectué en Rusia en proporciones que tal vez no haya conocido ningiin otro pais. Pero la mediat? zacién de Ia industria por los Bancos equivalia a su mediatizacion por el merca- do financiero de la Europa occidental. La industria pesada (metal, carbon, pe- {1Sleo) se hallaba sometida casi por entero al control del capital financero fnter~ nacional, que se habia creado una red auxiliar y mediadora de Bancos en Rusia. La industria ligera siguié las mismas huellas. En términos generales, cerca del 40 por 100 del capital acciones invertido en Rusia pertenecia a extranjeros, y la proporcién era considerablemente mayor en las ramas principales de la indus- tria, Sin exageracion, puede decirse que los paquetes de acciones que controle. ban los principales bancos, empresas y fabricas de Rusia estaban en manos de extranjeros, debiendo advertirse que la participacion de los capitals de Inglate- ta, Francia y Bélgica representaba casi el dable de la de Alemania. {Las condiciones originarias de la industria rusa y de su estructura informan of caricter social de la burguesfa de Rusia y st fisonomia politica, La intensa concentracién industrial suponia, ya de suyo, que entre las altasesferas capita- lista y las masas del pueblo no hubiese sitio para una jerarquia de capes inter- medias. Anidase a esto que los propietarios de las mas importantes empresas industrials, bancarias y de transportes eran extranjeros que cotizaban los bene: ficis obtenidos en Rusia y su influencia politica en los parlamentos extranjeros, raz6n por la cual no s6lo no les interesaba fomentar la lucha por el parlam rismo ruso, sino que muchas veces le hacian frente: baste recordat el vergonzoso papel que desempenaba en Rusia la Francia oficial. Tales eran las causts cle- meniales¢ insuperables del aislamiento politico y del odio al pueblo de la bur. auesia usa. Y si ésa, en los albores de su historia, no habia alcanzado el grado necesario de madurez para acometer la reforma del Estado, cuando las citcuns- 6 Historia deta revolucién ruse (1) ‘ancias le depararon la ocasion de ponerse al frente de a evolucén demostré ue llegaba ya tarde. ir gonsonancia con el desarrollo general del pat, la base sobre la que se for- mn la clase obrera rasa no fue el artesanado gremial, sino la agricultara;no fue Ia ciudad, sino el campo. Ademds, el proleariado de Rusia no fue formaindose paulatingmenta lo largo de lo siglon, arrastrando tassel peso del pasado, Eomo en Inglaterra, sino a saltos, por una transformacién sbita de las condi Stones de vid, dels eaciones sociales, ompiendo bracamente con el ayer. Esto ue, precsamente lo que, unido al yugo concenrado del zarismo, hizo que tos obrefosrsos se similares las conclusions nds avanzadas el pensamiento ‘evoluconario, dl mismo modo que la fndutriarusa,legada al mundo con tras, se simi as itimas congulstas dela organizaion captain i proketariadoruso tornaba a reproduc una y ota ver, a breve historia des oigenes, Al tempo queen la industia metalrgica, sobre todo en Peter burgo, crstalzabay sugia una categorla de proletaros Jepurados que habian rote completamente con ls de, en los Urals segulapredominando tip abe ‘esemproletario,somicampesino. La afluencia de mievas homnadas de mano de Sra del campo ala regionesIndisrales renovaba todos los aes Tos azos ave Sian al prolctarado con su cantea socal La ineapacidad de aceén polica de la burguesas hallaba drectameate i formada pore caricter de su rclaiones cone! proletariado ya clase camps fa, La burguesia no podia arrastrarconsigo a les obreros a quienes la vida de todos os das enfentsba con clay que, admis, aprendieron en seguidaagene- Talzar sus problemas. la misma ineapacidad demostraba para ataerse los Campesinos atada como estaba aos terratenienes por una ted de intereses co ‘mums ytemetosa de que el regimen de propiedad, en cualquiera de su formas, Se iniee a titra Eletraso dela revolucgn rsa era tan solo, como se ve, tn problema de eronologi, sino que afectaba tambien ala estructura social del pais. Inglaterra hizo st revolién purtana en una épocaen qu su poblacin to- tal no pasaba de los cinco millones ¥ medio de habitantes, de los cuales medio millon correspondia a Londres. fin ia épocs de la Revoluién francesa Pars no Contabatampoco con mas de medio millon de almas dels veiticinco que fr. taban el censo foal del pas. A princilos del siglo XX Rusia tenfa cerca de "Hento cncuenta milons de habitates, mas de es millones de los cuales se con- ceatraban en Petrograd y Mose, Dets de eta ras comparatvas laen gran des dferenclas sociies, La Inglaerea del siglo XVI, como la Franca del siglo Vill, no conocan ain el protetariado moderno. Es cambio, en Rusa la clase Gbreracontaba, en 1905, incluyendo la cludady¢i campo, no menos de diez m- llones de atmes, que, con sus familias, venian 8 representar mas de veinticinco millones, cif que superaba la dela poblacion total de Franca en la época de Ia Gran Revolucion, Desde los artesanos acomodados y os carapesinos indepen- dientes que formabin en el ecto de Cromwell hasta ls protetarosindustria- tes de Petersburgo, pasando por los sanscuoves de Pars, la revolucion hubo de modifiar profuamente su mecnia social, ss métodos, 9 co esos tam- tiem, naturalmente, su fines. ‘los acontecimietos de 1905 fueron el prélog dels dos revohuciones de 1917: ta de Febreroy la Octubre. El prdlogo conten ya todos ls elementos del dra- mma, aungue tos nose desarolasen hasael in. La gerrarusojaponesa hizo 37 ten Truk tambalease al zarismo. La burguesa liberal se vallé del movimiento de las ma $3 parainfendir un poco de miedo desde la oposicién a la monarquia. Pero los obrerosseemaneiparon de la burguesia, organizéndose aparte de ella y frente alla enlossovjets, creados entonces por vez primera. Los campesinos se levan- taron, al arto de «itierralm, en toda la gigantesca extensién del pais. Los ele Ientosrevolucignatios del ejército sentianse atraidos, tanto como los camp tos, por lor sovets, que, en €l momento lgido dela revolucion, disputaron abir- lament el poder & la monarquia. Fue entonces cuando actuaron por primera Verena hgtona de Rusia todas las fuerzas tevolucionarias: carecfan de expe "eniay s fltaba la confianza en si mismas. Los liberals retrocedieron osten tosamente ane la Fevolucién en el preciso momento en que se demostraba que 1a basiaba con hostilizar al zarismo, sino que era preciso derribarlo, La brusca ‘optura del burguesia con el pueblo, que hizo que ya entonces se desprendiese de aqusla una parte considerable de la intelectuaidad democritica,Tacilit6 a la monarqui nbra de seeccin dentro del cio, le permitiéseeccionar las fuera es al regimen y organizar una sangrienta represion contra los obreros YYeampesines, Y, aunque con algunas cosillas rota, el zarismo sali vivo y rela Uvamente fuerte dela prueba de 1905. 700 alteraciones introdujo en el panorama de las fuerzas sociales el desa- rrllo histo que lena los once afios que median entre el prologo y el drama? Durant ete perfodo se acentia todavia mas la contradiceién entre el zarismo las exigencize dela historia. La burguesia se fortficd econémicamente, pero Ya hemos visto que su fuerza se basaba en Ia intensa concentracién de la indus- tay enla mportancia ereciente del capital extranjero, Adoctrinada por las en Sefanzas de 1905, la burguesla se hizo ain mas conservadoray suspicaz. El peso ‘specific dentro del pais de la pequefa burguesia y dela clase media, que ya tater inignicame, dimiouyo mas an. La intletualidad demosrtica no oni dt menor punto consistent de apoyo soil. Posi gta de na in iencia pole transitoria, pero nunca desemperar un papel propio: hallabase ‘ada ver may mediatizada por el iberalismo burgués. En estas condiciones no fabia més que un partido que pudiera brindar un programa, una bandera y una Aireccin alos campesinos: el proletariado. La misiOn grandiosa que le estaba Teservada engendr6 la necesidad inaplazable de crear una organizacign revolu Gionaria propia, capar de recutar alas masas del pueblo y ponerlas al servicio fe la revues, bajo ia iniciativa de los obrers. Asi fue como los soviets de 190 tomaron en 1917 un gigantesco desarrollo. Que los soviets —dicho sea de as no ou, seneillamente, producto del atrasohistorico de Rusia, sino fruto del ey det desarrollo social combinado, lo demuesira por si solo el hecho de {ue el proleteriado del pals més industrial del mundo, Alemani, no hallae du Tante la margjada revolucionaria de 1918-1919 més forma de organizacién que los soviet La Revolucin de 1917 perseguta como fin inmediato el derrumbamiento de la monarqufa buroeratica, Pero, a diferencia de las revoluciones burguesastra- icionale,daba entrada en la acciOn, en calidad de fuerza devsiva, a una nueva ‘las, hija des arandes centros industrials y equipada con una neva organi- 2acién y naeios mézodos de lich, La ley del desarrollo social combinado se nos Dresentaagut en su expresiontltima: la revolucin, que comienza derrumbando toda la podredumbre medieval, afa vuelta de pocos meses leva al poder al pro- letariado acaudillado por el partido comunista 38 Historia de la revolucién rusa (0) El punto de partida de la revolucién rusa fue la revolucién democrética. Pe- 40 planted en terminos nuevos el problema de la democracia politica. Mientras Tor obreros lenaban el pais de soviets, dando entrada en ellos aos soldados y, th algunos sitios, a los campesinos, la burguesia seguia entreteniéndose en discu- fir sidebia o no convocarse la Asamblea constituyente. Conforme vayamos ¢x pponiendo los acontecimientos, veremos dibujarse esta cuestion de un modo pe fectamente concreto, Por ahora queremos limitarnos a sefalar el puesto que co- tresponde a los soviets en la concatenacion historica de las ideas y las formas ‘evolucionarias. La revolucién burguesa de Inglaterra, planteada a mediados del siglo XVII, se desarrollo bajo el manto de la Reforms religiosa. El sibsito ingles, luchando por su derecho a rezar con el devocionario que mejor le parevies, luchaba con: Prt al rey, contra la aristocracia, contra los principes de la Iglesia y contra Ro- Tra bc presbiterianos los puritanos de Inglaterra estaban profundamente con trencidos de que colocaban sus intereses terrenales bajo la suprema proteccion Uke In providencia divina. Las aspiraciones por que luchaben las nuevas clases Confundianse inseparablemente en sus conciencias con los textos de la Biblia y fos ritos del culto religioso, Los emigrantes del Maiffower llevaron consigo al fro lado del acéano esta tradicién mezclada con su sangre. A esto se debe la fuerza excepeional de resistencia de la interpretacion anglosajona del cristianis- no. ¥ todavia es hoy el dia en que los ministros «socialistas» de la Gran Bretafa ‘encubren su cobardia con aquellos mismos textos mAgicos en que los hombres del siglo XVII buscaban una justificacién para su bravura. Eas Francia, donde no prendié la Reforma, la Iglesia catdlica perduré como Iplesia det Estado hasta la revoluciOn, que habia de ir a buscar no a los textos, de la Biblia, sino alas abstracciones de la democracia, la expresion y justifiea- cién para los fines de la sociedad burguesa. Y per grande que sea el odio que fos actuales directores de Francia sientan hacia el jacobinismo, el hecho es que, fracias a la mano dura de Robespierre, pueden permitise ellos hoy el lujo de Seguir disfrazando su régimen conservador bajo fOrmulas por medio de las eua- les se hizo saltar en otro tiempo a la vieja sociedad. ‘Todas las grandes revoluciones han marcado a la sociedad burguesa una nueva ctapa y nucvas formas de conciencia de sus clases. Del mismo modo que en Francis fho prendié la Reforma, en Rusia no prendié tampoco la democracia formal. El partido revolucionario ruso a quien incumbio la misi6n de dejar estampado su Rojo en toda una epoca, no acudis a buscar la expresion de los problemas de i revolucion a la Biblia, nia esa democracia «pura que no es més que e cristia- hhismo secularizado, sino a las condiciones materiales de las clases que integran ta sociedad, El sistema sovidtico dio a estas condiciones su expresion mds senci- lla, mas didfana y mas franca. El régimen de los trabajadores se realiza por vez primera en la historia bajo los soviets que, cualesquiera que sean las vicisitudes FistOrieas que les esten reservadas, ha echado raices tan profundas ¢ indestructi- bles en la conciencia de 'as masas como, en su tiempo, la Reforma 0 la democra- cia pura. CAPITULO III EL PROLETARIADO Y LOS CAMPESINOS El proletariado ruso habia de dar sus primeros pasos bajo las condiciones politicas de um Estado desptico. Las huelgasilegales, las organizaciones subte~ Frineas, las proclamas clandestinas, las manifestaciones en las calles, los cho- ques con la policia y las tropas del ejército: tal fue su escuela, fruto del eruce las condiciones del capitalismo que se desarrollaban répidamente y el absolu tismo que iba evacuando poco a poco sus posiciones. El apelotonamicnto de los fobreros en fubricas gigantescas, el cardcter concentrado del yugo del Estado y, finalmente, el ardor combative de un proletariado joven y lozato, hicieron que las huelgas politicas, tan raras en Occidente, se convirtiesen alli en un método fundamental de lucha. Las cifras relativas alas huelgas planteadas en Rusia des. de primeros de siglo actual son el indice més elocuente que acusa la historia poli- tica de aquel pais. Y aun siendo nuestro propésito no recargar el texto de este libro con cifras, no podemos renunciar a reproducir las que se refieren a la huelgas politicas desatadas en el periodo que va de 1903 a 1917. Nuestros datos, reduc fos a su mas simple expresin, se contraen alas empresas sometidas a la inspec- cid de fabricas, Dejamos @ un lado los ferrocarrites, la industria minera, el ar~ tesano y las pequeBias empresas en general, y, mucho mas naturalmente, fa agri- fultura, por diversas razones en que no hay para qué entrar. Con esto no pier= den el menor relieve los cambios que acusa la curva de huelgas durante ese periodo. Fiuceas poliicas Teles pal mero ‘Numero de huelpuistas se huelauistas wooo | Torr 3.000 1908 25.000! | 1912 50.000 83.000 | 1913 02.000 1906 {651.000 | 1914 (primera mitad) 1.059.000 40.000 | 1915, 136.000 1908 93.000 | 1916 310.000 909 ‘8.000 | 1917 (enero-tebrero) 575.000 1910 4.000 Lor datos referents alos aos 1903 y 1904 abarcan todas las huelgas en general, aunque entre lias predominen, indudablements las de cardcer econdmieo, 5s Les at le cava en peo deb esperar cn devapiebpa assests una gran revclocin, Enon pls ragae Yantra edo ono de oecron des empress sores Little hit pax te ada y asd as euros er hy oo Glide an eecrenoe om un moviniesn sits gue 24g onc asa etonces engin oto pale el muna ee tedhaanl tc donot poqeeoobirgun Yala sromiealon yess PRET prcanas xpi k beige revclcounre eso nae Swelsnce ct momento des esperar, desarea contra las murals Gl ‘kn hr bar ros enact de 80.000 ely polion Ge inset geass Que tmaron pare en mds dune melge Fler aidais por diets coucqacre pus pone dl tote eee Bias weak mass sckieens Utes nis bee snceas ee Ted aie Te nr de uta ruso-japonea, a ispecisn de tbrcas do din qe 0 hngitas enone eps Es 905, nas Chr era pare en es cs poles yCoonGmcas 9 conju aa drs, cnn es ds Gu eno ab sation Be sao ‘crm por smo a pensar que el prolearado, a uien na Sinan’ sora ct cont a inal nt dtc oa sono une orpanizcion Goce lita poprcns dela ich ala grandiesidad de los fines pereepudos: rupee evn ones aeads por alsa tomncoe ce, tea snertne rans dla helt eect y dea ach por poder Deva alana de centre de 905, prolearado on deans -_1etoritc ven dae dl inpusorevolconare como’ enacts chins, nyu pos ado Bos de eujo™ hacendo eats hint arte lene, de ln peices congue Toy Ghat er (0-9) eecjn en speed la ection de feta ou fogs un fnte:Coilaon con ea rise Indes dpc lara msl proltarado exangte ya dey Lt bende aa poorconl aa ura que hblaseanzando oo eal arundel aon nen rego on ees lp de prope india ques ni en lato 1910 pone otra veepiatschee nerve nove inpaleos ur chen tok ie Titian eal de 90 1907 slo queen vs orden inness ae natn tenea eat no gus ve ek eee, Coan fen nt bass Hatrcs ds les: a sense ane ok feces mney eau ambssexpercai, Lenses lnc nese de iotspulanpian ca por mero de hecgubna plies sate se shoes Aapmrerdn, Provedesncadens i gierey ae mene pono Lr inor meses dela gets seeaacirvan por eae vidal ode ince obrera Pero el estancamiento empieza yaa cater en Inpaers aan un mov cco de hulu ollie: gue Gricoee TO i potel en dl amen dos breros Ye oso Taye eer el laca de uss hacen geet preset ro pestambar dof enltantcurse de uns cunion alos, Fab, fsnasiu hatha eaiubaenena is acetone Historia de ta revolucién rasa (2) de cualquier acto de arbitrariedad policfaca pierden de pronto su empuje revolu- cionario y dejan sin respuesta los crimenes més monstruos0s del poder. Las gran- des derrotas producen un abatimiento prolongado. Los militantes revoluciona- tlos pierden autoridad sobre las masas. En la conciencia de éstas vuelven a aflo- tar Ios viejos prejuicios y as supersticiones atin no esfumadas, Al mismo tiem- po, la penetracién de los elementos grises procedentes del campo en las las obreras hhacen que se destita —por decirlo asi— el cardeter de clase de ésta. Los escépti 0s menean irénicamente la cabeza. Tal fue lo que acontecié en las altos 1907 {11911 Pero los procesos moleculares se encargan de curar en las masas las le~ siones siquicas. Un nuevo giro de los acontecimientos 0 un impulso econémico subterrénieo abre un nuevo ciclo politico. Los elementos revolucinarios vuelven ‘encontrar quien les preste oidos, la lucha se enciende de nuevo y con mayores brios. Para comprender las dos tendencias principales en que se escinde la clase obrera rusa, conviene no olvidar que el menchevismo cobra su forma definida durante los ants de reaccién y reflujo, apoyado principalmente en el reducido sector de ‘obreros que habian roto con ia revolucion, mientras que el bolchevismo, safu- ‘damente perseguido durante el periodo de la reaccién, resurge enseguida sobre Ja espuma de la nueva oleada revolucionaria en los aflos que preceden inmedia- tamente a la guerra. «Los elementos, las organizaciones y los hombres que r0- dean a Lenin son los mas enérgicos, los mas audaces y los mas capacitados para la lucha sin desmayo, la resistencia y la organizacién permanentes»; asi juzeaba, el Departamento de polica la labor de los bolcheviques durante los anos que pre- eden a la guerra En julio de 1914, cuando los diplomaticos clavaban los dltimos clavos en la cruz destinada «la crucifixidn de Europa, Petrogrado hervia como una caldera revolucionaria, El presidente de la Repablica francesa, Poincaré, deposité su co- rona sobre la tumba de Alejandro If en el mismo momento en que resonaban en las calles los dltimos ecos de la lucha y los primeros gritos de as manifestacio- nes patridticas {iCabe pensar que, al no haberse declarado la guerra, el movimiento ofensivo de las masas que venia creciendo desde 1912 a 1914 hubiera determinado direc- tamente el derrocamiento del zarismo? No podemos contestar de un modo cate- g6rico a esta pregunta. No hay duda que el proceso conducia inexorablemete ala revolucién. Pero ;por qué etapas hubiera tenido ésta que pasar? ,No le esta- via reservada ura nueva derrota? ;Qué tiempo hubieran necesitado los obreros para poner en pie a los campesinos y aduefiarse del ejército? No puede decirse En estas cosas, no cabe més que la hipétesis. Lo cierto es que la guerra marco nun principio un paso atrés, para luego, en la fase siguiente, acelerar el proce 50 y aseguraile una vistoria aplastante: El movimiento revolucionario se paralizé al primer redoble de los tambores guerreros. Los elementos obreros mas activos fueron movilizados. Los militan- tes revolucionarios fueron trasladados de las fabricas al frente. Toda declara- cin de huelga era severamente castigada. La prensa obrera fue suprimida; los Sindicatos, estrangulados. En las fabricas entraron cientos de miles de mujeres, de j6venes, de campesinos. Politicamente, Ia guerra, unida a la bancarrota de la internacional, desorienté extraordinariamente a las masas y permitié a la di- reccién de las fabricas, que habia levantado cabeza, hablar patridticamente en nombre de la industria, arrastrando consigo a una parte considerable de los obreros 57 ein Trotski 4 obligando alos mas audaces y decididos a adoptar una atid expectante. La Jee revolucionaria habla ido a refugarse en grupos pequetiosy silenciosos. En ins tbrics, nadie se atrevia a lamarse bolchevigue, sino querla verse al unto detenido e incluso apaleado por los obreros mas retrGgrados En el momento de estallar Ia guerra la fraccién bolchevique de la Duma, floja por las personas que la componian,no estuvo ala altura dela circunstan: dat. Se junto alos diputados mencheviques para formular una declaracion en ln que se comprometi a adefender los bienes cultural del pueblo contra todo sentado, vniers de donde vinise». La Duma subrayé con aplautos aquellaca- pitulacion, No hubo entre todas las organiacionesy grupos del partido que ac- {uaban en Rusia ni uno solo que abrazase la posiion claramente derrotista que Tenin mantenia desde el extranjero, Sin embargo, entre los bolchevigues, l mi tuere de patritas era incignficane: muy al contrarian de Io que hicieron fos na- fodnikiy menchevigues, los boteheviquesempezaron ya ene aho 1914 agitar tne las masas de palabra por escrito contra Ta guerra. Los diputados de la umn se rehicieton pronto de su desconcieto reanudaron Ia labor revoucio- nari, de a cual sc hallaba perfetamenteinformado el gobierno, gracias ¢ st ted extesisma de confidentes. Baste con deci que, de los siete miembros que omponia el Comité petersburgus del partido en vsperas dela guerra, ree {aban al servicio de la policia, Et zarismo gustaba, como se ve, de jugar al escon- dite con la evolucin. En noviembre fueron detenidos fos diputados bolchev airs yempes epesin conta lari ot od yal En febrero e915, In fraccon parlamentariacompareci ante ls wibunales. Los diputados mantu- vieton una actted prudent Ramence, el inpiradortebrico dela fraccion, Aesentendid, al igual que Perovski, actual presidente del Comité Central Ejecu tivo de Ucrania, dela poscionderrtsta de Lenin. Yel Departamento de poi- cia pudo comprobar con stisfaccién que Ia rigurosa sentencia dictada contra fos diputedos bolcheviques no provocaba el menor movimiento de protesa en tte los obreros areca como sila guerra hubiera cambiado a Ia clase trabajadora, Hasta cierto punto, asiera: en Petrogrado, la composiién de Ia masa obrea se renovs Casi en un 40 por 100, La continuidad revolucionara se vio bruscamente inte- frumpida, Todo lo anterior ala guerra, Incluyendo la fraccion botchevique de tz Duma, pas de golpea segundo termino y €ay6 easien el olvido. Pero, bajo esta capa aparente y precaria de tranguilidad, patriotsmo y hasta en parte de fnonarqismo, en cl seno de las mass se incbaba tina nueva explosion, Tn agosto de 1915, los ministros zarstas Se comunican unos a otros que los cobreroseacechan por todas pares, vntcando taicionesysabatajes en favor de fos alemanes, ie enttegan celosamente a a busca y captura de los culpables Az nuestros fracasos en el frenten. En efecto, durante este periodo, la elica de iasmasas que empera a resrair se apy, en parte sinceramente yen pate atope tando ee tnte protector, en a wdefensa de la parian, Pero esta idea no era mis {eel punto de partida, El descontento obrero va echando raices cada vez més Drofundas, sella os labios de Tos capataces, de los obreros reaccionarios y de fos aduones dels atronos, y permite volver alevantar cabeza a os boleheviques Las masaspesan dela crea a la acign. Su indignacion se traduce prine- palment en os desordenesproducidos por la esease desubsistencias, desorde. fes que en algunos sitios, toman la forma de verdaderos motines. Las mujeres, Ibs eos y fos jovenes se senten més Hbcesy mils audaces en el mercado o eh 8 Historia deta revolucién rusa (1) la plaza piblica que los obreros movilizados en las fabricas. En mayo, el movi- tmlento deriva, en Mosci, hacia el saqueo de casas de alemanes, Y aunque sus fuutores obren bajo el amparo de la policia y procedan de los bajos fondos de la ciudad, ia sola habiidad det saqueo en una urbe industrial como Mosc ates- tiga que los obreros no estan alin lo bastante despiertos para poder infitrar sus fsonsignas y su disciplina en la parte de la poblacién urbana sacada de sus casi- las, Al correrse pot todo el pais estos desordenes, destruyen el hipnotismo de la guerra y preparan el terreno a las huelgas. La afluencia de mano de obra inep- a las fabricas y el afén de obtener grandes beneficios de guerra se traducen fn todas partes en un empeoramiento de las condiciones de trabajo y resucitan os ms burdos métodos de explotacién. La carestia de la vida va reduciendo auto- imaticamente los salarios. Las huelgas econémicas se tornan en un reflejo inevi table de las masas, tanto mas tumultuoso cuanto més se le ha querido contener. {Uas hucigas van acompaniadas de mitines, de votacion de acuerdos politicos, de ‘encuentros con la policia y, no pocas veces, de tiroteos y de vietimas. La lucha se corre, en primer término, por la regién textil central. El 5 de ju- rio, la poliela dispara sobre los obreros tejedores de Kostroma: cuatro muertos Y neve heridos, E10 de agosto, las tropas hacen fuego sobre los obreros de Ivanovo-Vosnesenk: dieciséis muertos, treinta heridos. En el movimiento de los ‘obreros textiles aparecen complicados soldados del batallén destacado en aque lia plaza. Como respuesta a los asesinos de Ivarovo-Vosnesenk, estallan huelgas de protesta en distintos puntos del pais. Paraleamente a este movimiento, se va extendiendo la lucha econémica. Los obreros de la industria textil marehan, en ‘muchos sitios, en primera fila ‘Comparado con la primera mitad de 1914, este movimiento representa, asi en Jo que se refiere a la intensidad del ataque como en lo que afecta ala claridad de las consignas, un gran paso atrés. No tiene nada de particular: es una huelga ‘en la que toman parte principal las masas grises; ademés, en el sector obrero di rigentereina el desconcierto mas completo. Sin embargo, ya en las primeras hue ‘205 que estallan durante la guerra se pulsa la proximidad de los grandes comba- tes. El 16 de agosto declara el ministro de Justia, Ivostov: «Si actualmente no estallan acciones armadas es, sencillamente, porque los obreros no disponen de organizacién.» Pero todavia se expresaba més claramente Goremikin: «El nico problema con que tropiezan los eaudillos obrercs es la falta de organizacion, pues la detencién de los cinco diputados de la Dumase la ha destruido». ¥ el ministro del Interior aftadia: «No es posible amnistiar a los diputados de la Duma (los bolcheviques), pues son el centro de la organizacién del movimiento obrero en sus manifestaciones més peligrosas.» Por lo menos, aquellos seiores sabian muy bien dénde estaban sus verdaderos enemigos: en esto, no se equivocaban ‘Al tiempo que el gobierno, aun en los momentos de mayor desconcierto, en {que se mostraba propicio a hacer concesiones a los liberales, cteia imprescindi- ble dirigir los tros a la cabeza de la revolucién obrera, es deci, a los bolchevi ues, la gran burguesia pugnaba por llegar a una inteligencia con los menchevi- ‘Ques. Alarmados por las proporciones que iban tomando en las huelgas, los in- agente de la policia rural. [NDT] adn Trowki nents, alarmados, no slo hicieron concesiones de monta en lo referente alos Suriendos, sino que empezaron a vender una buena parte de sus latifundios. De {stosfrutos de la revolucién se aprovecharon los campesinos més acomiodados, losque estaban en condiciones de arrendar y comprar las tierras de los sehiores Fue, sin embargo, Ia ley de 9 de noviembre de 1906 la reforma mas impor: ‘ante mplantada por la contrarrevolucién triunfante la que abrié ms ancho catice aa formacién de una niueva clase de hacendados capitalistas en el seno de lat masa campesina. Esta ley, que concedia incluso a pequefias minorias dentro de los pueblos ef derecho a desslosar, contra la voluntad de la mayoria, parcelas Derteneientes alos terrenos de comunas, fue como un obis capitalista dispar ‘do contra el régimen comunal. El presidente del Consejo de ministros, Stolipin, (efnia el carécter de Ia nueva politica campesina emprendida por el gobierno ¢omo un «anticipo a los fuertes». Dicho més claramente se trataba de impulsar ‘los campesinos acomodados a apoderarse de las tierras comunales rescatando mediante compra las parcelas «libres» para convertir a estos nuevos hacendados ‘apitalstas en otras tantas columnas del orden, Pero este objetivo era ms facil 4: plantear que de conseguir. Agui, en esta tentativa para suplantar el problema Sampesino por el problema del kulak* fue precisamente donde se estrelld la ‘ontrarrevolueidn. El de enero de 1916 habia dos millones y medio de labradores que tenian Aiqutdase inscritas como de su propiedad 17 millones de deciatinas. Otros dos millones pedian que se les adjudicasen 14 millones de deciatinas en el mismo con ‘io. En apariencia, Ia reforma habia alcanzado un triunfo colosal. Lo malo Sa que estas propiedades carecian en su mayoria de toda viabilidad y no eran ids que materiales para una seleccidn natural. En tanto que los terratenientes és strasados y los labradores modestos vendian aprisa; unos, sus latifundios, ¥ otros, sus parcelas de tierra, entraba en escena como comprador una nueva burguesia ural. La agricultura pasaba, indudablemente, a una fase de progreso Capitalist, En cinco altos (1908-1912), la exportacin de productos agricolas st- 416 de 1.000 millones a 1.500 millones de rublos. Esto queria deeir que las gran es masas de campesinos se proletarizaban y que los labradores acomodados lat ‘aban al mercado cantidades de trigo cada vez mayores.. Para supir el régimen comunal obligatorio desplazado organiz6se la coope- "acidn voluntaria que, en el transcurso de pocos alos, logré adentrarse bastante ‘nas masas campesinas, y que no tard6 en convertirse en tn tema de idealismo liberal y democratico. Pero el hecho era que la cooperacién no favorecia verda- Aetamente més que a los campesinos ricos, que era a los que, a fin de cuentas, ‘erin servir. Los intelectuales populistas, al concentrar en la cooperacin cam Desna sus principales esfuerzos, lo que hacian era encarrlar su amor al pueblo Por los sdidos railes de la burguesia. De este modo, se contribuye muy eficaz ‘ente a preparar el bloque del partido «anticapitalistay de los socialrevolucio- arcs con el partido de los kadetes, capitalista por excelencia. Eliiberalismo, guardando una actitud de oposicién aparente frente a la poli ica agraria de la reaccién, no dejaba de contemplar, esperanzadamente, la des ‘cucci6ncapitalista del régimen comunal. «En los pueblos —eseribia el principe "iberal Truberskoi— surge una pequefia burguesia potente, tan ajena pot su for- mpetino rico. [NDT] Historia de la revolucién rasa (I) Ihacién y por su espirtu a los ideales de la nobleza como a las quimeras Welalstas.> Pero esta magnifica medalla tenia también su reverso. Del régimen comunal fo sélo said una «potente pequefa burguesian, sino que saleron tambien sus fntipodas. EI nimero de campesinos que habian tenido que vender sus parcelas Tauricienes llegaba, al comicnzo dela guerra, a un millon, y este millon repre~ teniaba, por lo menos, cinco millones de almas proletarizadas. También forma- ban un material explosivo bastante considerable os millones de labriegos paupe- fleados condenados a leva la vida de hambre que les proporcionaban ss par- las. Es decir, que e habiantrasplantado al campo las mismas contradiciones {ue (an pronto forcieron en Rusia el desarroli de la sociedad burguesa en su onjunto. La nueva burguestaagraria destinada a apuntalar las propiedades de fosterrateientes mis antiguos y poderosos demostro la misma enemigairecon- liable contra las masas campesinas, que eran la médula del rgimen agrario que fos vijos terratenients sentian conira la masa del pueblo. Lejos de brindas un punto de apoyo al orden, la propia burguesia campesina se hallaba necestada de un orden firme para poder mantener las posiciones conquistadas. En estas condiciones, no tenla nada de sorprendente que la cuestén agrariasiguesesien- o el caballo de batalla de todas las Dumas, Todo el mundo tenia la sensacion de que la pelota estaba todavia ene tejado. El diputado campesino Petichenko declaraba en certa ocasidn desde la tibuna dela Duma: «Por mucho que discu- is, no seréiscapaces de crear otro planeta. Por tanto, no tendréis mas rem ‘que darnos éste.» ¥ no se erea que este eampesino era un bolchevigue o un so- Sialrevolucionario; nada de eso, era un diputado monarquico y derechisa. EI movimiento agrario remite, igual que el movimiento obrero de huslgas, fines de 1907, para resurgr parcialmente a partir de 1908 e intensificarse en el transcurso de los aos siguientes. Cierto es que ahora la lucha se entabla pri- ‘mordialmente alentada con su euenta y razon por los reaccionarios en el seno de los propios organismos comunales. Al hacerse el eparto de las terras com- nales fueron frecuentes los choques armados entre los campesinos. Mas no por ello amaina la campana contra ls teratenientes. Los campesinos pegan fuego las residencias seRoriales, a las cosechas, alos pajares, apoderandose de paso de las parcelas desplosadas contra la voluntad de los labregos del concej. En este estado se encontraban las cosas cuando la guerra sorprendio a los campesinos. El gobierno reluté en las aldeas cerea de 10 millones de hombres ¥ unos dos millones de eaballos. Con esto, las haciendas débiles se debilitaron ins todavia. Aumeat6 el nimero de los labriegos que no sembraban. A los dos alos de guerra empez6 la crisis del labriego modesto. La hostilidad de os eam- pesinos contra la guerra iba en aumento de mes en mes. En octubre de 1916, fa autoridades de la gendarmeria de Petrogrado comunicaban que la poblacin del campo no crea yaen el triunfo: segin los informes de los agentes de seguros, ‘maestros, comerciantes, etc, «todo el mundo espera con gran impaciencia que esta maldita guerra se acabe de una vez... Es mas: epor todas pares se ove dis- cut de cuestiones politica, se votan acuerdos dirigidos contra los terrateni tes y los comercianes, se crean células de diferentes organizaciones... No existe todavia un organismo central unificador; pero hay que suponer que ios campesi- nos acabardn por unirse por medio de las cooperativas, que se extienden por mi nuts a 1s largo de toda Rusian. Bn estos informes hay clerta exageracién; en 6s Len Trotski ciertosrespetos, los buenos gerdarmes se adelantan a os acontecimientos, pero fr evidente que los puntos fundamentates estan bien refleiados. Tas clases poseedoras no podian haceseiusionescreyendo que fs pusblos del campo dejarian de ajustarles la cuenta; pero esperaban sali del paso como Tea ahuyenaban sides sombre, Por fos as de ager, el embajador francés Paleologue, que queria saberlo todo, convers6 sobre el particular con Sex ministro de Agricultura Kriveschein, con el ex primer minsiro Kokovte- Siev, con el gran tetrateniente conde de Bobrinsk, con cl presidente de la Duma, Roddianko: con el gran industrial Puilow y con otros personajes notables. ¥ he aqui lo que descubrié: para levar ala practica una reforma agraria radical se necestarla un ecto permanente de 300.000 agrimensores que trabajasen in Cansablemente Gurante quince aos por l0 menos: pero como en este plazo de fiempo el numero de hactendascreceria'a 30 millones, todos los clculosprvios fue pocieran hacers resultarian fallidos, Es decir, que, ajucio de los terrate- Aienes, los altos funcionatios los bangueros, la eforma agraria venia a ser igo asi como la cuadratura de circulo, Excusado es decir que estos esrpulos mnatemétigos no rezaban con el campesino, para cl cual fo primero y principal tra acabar con los senores.y despues ya se verla lo que haba que hacer Si, a pesar de todo esto, los pueblos se mantuviron telativamente paificos durante fa guerra, ello fue debldo a que sus Tuereas ativan se encontraban en al frente, En las trncheras, los soldados nose olvidaban dela irra en los mo- tmentos que les dejaba libre el pensamiento de la muerte, y sus ideas aerea del porveni se impregnaban del olor dela povora, Pero, asl todo por muy adies {tados que estoviegen en elmanejo dels armas, los campesinos no hubieran he ‘ho nunca porau exclusivesTuero la fevoucion agrarié-democratica, e deci, Su propia evolucign, Necestaban una direceién. Por primera vez en la historia Gel mundo, et campesino iba a encontrar su director y guia en el obrero. En esto fen Jo que la revolucion rasa se dstingue fundamentalmente de cuantas la precedicron En Inglaterra, la servidumbre de la gba desaparecié de hecho a fines det siglo XIV; es decir, dos sigls antes de que aparesiera y cuatro y medio antes Ge que fuera abolida en Rusia, La exproptacion de las ierras de los campesinos llega, en Inglaterra, a través de la Reforma y de dos revoluciones, hasta el si- sla XIX. El desarrollo capitals, que no se velaforzado desde fuera, dspuso, por fanio, de impo suicente para acabar con la clase campesina independiente mu- cho antes de que el proleiiado naciera ala vida politic. ‘En Francia, la lucha centra el abgolutismo de la Corona y la aristocracia y Jos prncipes dela Iglesia oblige ala burguesia, representada por sus diferentes apas, a hacer, a fines del siglo XVIII, una revolucion agraria radical. La clase independiente slid de esta revolucin fue durante mucho tiempo el Worden burgués, yen 1871 ayuda fa burguesia a aplasar la Comuna de Pars En Alemania, la burguesia revelé su incapacidad para resolver de un modo revolucionato la cuestionagratia, yen 1848 traicioné a ls eampesinos para pa Sarsea los terratenientes, del mismo modo que, msde tes siglos anes, Lutero, al estallar a guerra campesina, 1s habia vendido alos princes. Por su parte, Sl proletariado sleman, # nediados del siglo XIX, era demasiado débil para io” fraren sus manosla direccion de las masas campesina. Gracias @ esto el desa trollocapitalstadispuso en Alemania, sino de tanto tempo como en Inglate 66 Historia de la revolucién rasa (2) Bet plazo necesario para sostener au régimen, al agrcutura tal y como saido di revolucion bur gueca parca 7 y La reforma campesina relzada en Rusia en 861 fe sbra de la monarquia Eorocriticay aristocratic, acuclads por las necendades dea soviedad urge pro ante a irapeoces potticn mis comple de a borgusa, La emanctpa ji convir inexorablemente el problema agrari en pcblena que solo oda te tino francs, dane o noteamericano,deltpo que xe ques, conta de que, cites demderatas, olvdando su pasado revoliionario se pusiron al lado ts borguesiaHberaly de los terratenentes volvendo la tpaa ala aldea fe gnipetna rade gue la Gage ober Us ley del desarolocombinado, propia de los pase atrasado —uendo, indonos a clave para resolver el engin ms importante cea revalucon rus, 1 hvbiera podido se resucia por la burgocta, el proetaado Taso no haba Ped sti al poder, en modo algun, en el aho 117, Para que naira el Es reiprocamente dos factors de naoralers storia completamente distin: a tveteacampesng, movimiento earateaticn de fos albors de desarollo bu fos, el alzamiemo protetario ef movimiento que sealael ocaso dela soc. dad borguesa, Proto Ge esta onin Tue el ano 1917 CAPITULO XVI CAMBIO DE ORIENTACION DEL PARTIDO BOLCHEVIQUE ica el extraordinario aislamiento en que se encontraba Lenin 1 principios de abril? ;Como pudo Hlegarse a semejante situacidn’ Y geémo se onsiguid el cambio de orientacion de los cuadros bolcheviques? Desde 1905, el partido bolchevista habia sostenido la lucha contra la auto: cracia bajo la bandera de udictadura democratica del proletariado y de los cam. pesinos», Esta bandera y su fundament Dposicidn a los mencheviques, cuyo tedrico, Plejanov, luchaba irreconciliabl: mente contra «la falsa idea» de hacer la revolucion burguesa sin la burguesia, Lenin entendia que la burguesia rusa era ya incapaz de dirgir su propia revolu cidn, Sélo el protetariado y los campesinos, estrechamente aliados, podian le var hasta sus Ultimas consecuencias la revolucign demoerdtiea contra la monar- quia y los terratenientes, El triunfo de esta alianza debia dar come fruto, a jul cio de Lenin, la dictadura democratica, la cual, no s6lo no se identificaba con la dictadura del proletariado, sino que, al contrario, se oponia alla, pues su objetivo no era la instauracion del sosialismo, ni siquiera la implantacion de For ‘mas transitorias hacia él, sino tinicamente el implacable baldeo y desalojamiento de las establos de Augias de la sociedad medieval. El objetivo de la lucha revo cionaria se definia con perfecta precisidn mediante tres divisas de combate: re publica democratiea, confiscacin de las tierras de los grandes prop etatios y jor hada de ocho horas, las tres consignas a las que se llariaba vulearmente «las tres ballenas del bolchevismo>, aludiendo a las tres ballenas en que, segin la vieja leyenda popular, se apoya la Tierra El problema de la implantacin de la dictadura democritica del proletariado y de los campesinos se resolvia en relacién con el problema de la sapacidad de stos para hacer su propia revolucidn, esto es, para crear un nueva poder eapaz de liquidar la monarquia y el regimen agrario aristocratico. Es cierio que la con. signa de la dictadura democratica presuponia asimismo la participacion de te presentantes obreros en el gobierno revolucionario, Pero esta patticipacion se limitaba de antemano a asignarle al proletariado la mision de aliaco de izquier da para ir a los objetivos de la revolucion campesina. La idea, popularmente ex tendida y aun oficialmente preconizada, de la hegemonia del proletatiado en la revolucion democritica, solo podia, por consiguiente,significar que el partido obrero ayudaria a los campesinos con las armas poltices propias de su arsenal as ein Totti les indicaria los mejores procedimientos y métodos para liquidar Ia sociedad feudal ¥ les ensedaia a aplicarlos en la practica, Desde luego, el papel dirigente que Se asignaba al proletariado en la revolucién burguesa no significaba, ni mucho. menos, que éte hubiera de aprovecharse de la insurreceién campesina para po: net sobre el tapete, apoyandose en ella, sus fines histdricos propios, 0 sea, el Indnsito directo a la sociedad socialista. Estableciase una divisién marcada entre la hegemonia det proletariado en la revolucién democratica y la dictadura del proletariado, contraponiéndose polémicamente la primera a la segunda. En es las ideas se educd el partido bolchevique desde la primavera de 1905. El gito que en la practica tomé la revolucién de Febrero rompié el esquem: tradicional de bolchevismo. La revolucién se hizo gracias ala alianza de obrevos ¥ campesinos, El hecho de que éstos aetuaran principalmente bajo el uniforme ldesoldados no hace cambiar las cosas, La conducta seguida por el ejército cam pesino del zarismo hubiera tenido siempre una importancia decisiva, aun dado tf caso de que la revoluciOn se hubiera desarrollado en tiempos de paz. En | situacin creada por Ia guerra se comprende mejor todavia que los millones de Sombres que componan el ¢rcito ecipsaran en un principio, por devo alos campesinos Triunfante el movimiento, los obreras y los soldados resultaron ser los amos ela situacién. Juzgando a primera vista, podria decirse que se instauré la dicta dura demoeratica de los obreras y las campesinos. Sin embargo, la revolucién e Febrero llevé al poder, en realidad, a un gobierno burgués, con la sola parti slaridad de que el nuevo poder de las elases poseedoras se Vela circunscrito por tle os soviets de obreros y soldados, si bien éste nose levaba hasta sus tltimas sonsecuencias, La baraja se revolvi6, En ver de tna dictadura revolucionaria, ¢s decir, de una concentracign de poder, se instaurd un régimen incoherente de poder dual, en el que las menguadas energias de los elementos ditigentes se mal tmstaban estérimente en superar los conictosinternos. Nadie habia previsto este regimen. Ademss, del pronéstico politico no se puede exigir que indique mas ‘ue las lineas generale del proceso histérico, y nunca sus combinaciones fortui las vepisodicas. «Nadie ha podido hacer nlinca wna gran revolucién sabiendo deantemano como habria de desatrollarse hasta el fin —habia de decir mds ta: de Lenin—. :De dénde iba a sacar esas previsiones? De los libros, no, porque ‘50s libros no existen. Solo la experiencia de las masas podia inspirar nuestras Assisiones» Pero ei pensamiento humano y, sobre todo, a veces, el de los revoluciona trios, por naturaleza conservador. Los cuadros bolcheviques de Rusia segulan aferrindose al viejo esquema enfocando la revolucion de Febrero, sin ver que {sta encerraba dos reginienes incompatibles, ni més ni menos que como la pri ‘era etapa de la revolucion burguesa. A fines de marzo, Rikov enviaba a la Prav 1, desde Siberia, en nombre de los socialdemécratas, un telesrama de salut ‘ia con motivo del triunfo de la «revolucion nacional», cuyo objetivo consist «na econguista de las libertades politicas». Todos los dirigentes bolcheviques sin excepcion —nosoiros no conocemos ninguna— entendian que la dictadura democratca pertenecia todavia al porvenir. Cuando el gobierno provisional de Tnburguesia whaya dado todo lo que pueda dar de si», se insiaurara la dictadura \democratca de los obreros y campesinos como antesala del résimen partamen: tari burgués. Perspectiva completamente falsa. Fl régimen instaurado por la revolucion de Febrero, no slo no preparaba la dictadura democratica, sino que ae Historia dele revolucion rasa) ra la prueba viviente y definitiva de que esta dictadura era completamente im: posible. Que la democracia conciliadora no habla entregado el poder a los libe- rales porque si, por culpa de la ligereza de un Kerenski y de a limitacién de un ‘Cheidse, lo demuestra el hecho de que durante los ocho meses siguientes lucha con todas sus fuerzas por la conservacién del gobierno burgués, aplastando a los obreros, campesinos y soldados hasta que el 25 de octubre cay combatiendo como aliada y defensora de la burguesia. Pero ya desde un principio era claro ue sila democracia, que tenia ante si objetivos gigantescos cue realizar yconta- ba con el apoyo ilimitado de las masas, renunciaba voluntriamente al poder, ‘sta actitud no obedecia precisamente a principios politicos i a prejuicios, sino 4 la situacién sin salida en que se encuentra la pequena burguesia dentro de la sociedad capitalista, especialmente en los periodos de guerra y revolucién, cuan: do se deciden los problemas fundamentales de la existencia de los paises, los pu: bios y las clases, Al entregar el cetro del gobierno a Miliukov, la pequefa bur- uesia deciase: «No; la obra que hay que acometer es superior a mis fuerzas.» La clase caripesina, en que se apoyaba la democracia conciliadora, encierra ‘en forma embrionaria todas las clases de la sociedad burguesa. Es, con la peaue- ‘ha burguesfa de las ciudades —que, dicho sea de paso, en Rusia no desempeno ‘nunca un papel serio— el protoplasma del cual sale la diferenciacién de las nue- vas clases en el pasado y en el presente. Los campesinos tienen siempre dos ca- ras: una mira hacia la burguesia, otra hacia el proletariado. La posicibn inter- ‘media, conciiadora, de todos los partidos «campesinos», tales como l sociale. volucionario, sélo puede mantenerse bajo las condiciones de un estencamiento politico relativo; en épocas revolucionarias, llega inevitablemente un momento enue la pequefia burguesia tiene que clegir. Los soeialrevolucionarios y los men- cheviqueseligieron desde el primer momento y mataron en embridn la wdictadu- ‘a democraticao para evitar que ésta se convirtiese en un puente tendido hacia la dictadura del proletariado. No vieron que con ello abrian la puerta a sta, aun: ue por el otro extremo, Por no servir de puente, prefirieron servir de blanco. Evidentemente, el desarrollo del proceso revolucionario tenia que apoyarse €en Jos nuevos hechos y no en los viejos esquemas. En la persona de sus represen tantes, las masas, en parte contra su voluntad y en parte sin que se dieran cuenta de ello, vigronse arrastradas por la mecdnica de la dualidad de poderes. Desde {ste momento, no tenian mas remedio que pasar por este régimen para comven: cerse prictieamente de que no podia darles ni paz ni tierra, En adelante, alejarse del régimen de la dualidad de poderes significara, para las masas, romper con los socialrevolucionarios y con los menchevigues. Pero era de una evidencia in negable que el cambio de frente operado por los abreros y saldados con rumbo a los bolcheviques y que acabd por derrumbar todo el edificio de doble poder, ‘no podia ya conducir ins que al dictadura del proleariad, apoyada en a alian 2a de los obreros y los campesinos. En caso de derrota de las masas proletarias, sobre las ruinas det partido bolehevique no se hubiera podido implantar mas re gimen que la dictadura militar del capitalismo, Tanto en un eas0 como en otto, {a «dictadura democtatica» estaba de mas. AI volver los ojos hacia ela, los bol cheviques se volvian en realidad hacia un fantasma del pasado, Asi estaban las ‘cosas cuando llego a Petrogrado Lenin, animado por la resolicion inquebranta- ble de conducir al partido por nuevos rumbos. Es cierto que hasta el momento mismo de estallar la revolucién de Febrero, ‘el propio Lenin no habia sustituido todavia por ninguna otra, ni siquiera condi 255 edn Teowshi alo hpotricamente, a formula dea dictadura demos. {Ob16 aera. Gena W Nocaor creems que no, Los detroteros del partido después de a a None Ce anit con craters Haro peligrosos €l ataso con teal sl amblo de orietaion, cambio que, Po ora pt, en aa a efans salon Lenin podia poner. ¥ sedspoai,enefeco, a hacer asco tetemplando su acer en al uego dela guera, La petspec- pales cea hstorc, tal somo él vl, cambio. Lat coamoones She nr er earo xtecrdnarament las poses de a rexolucion ea spt La revelucion rsa qe, para Leni, sega siendo oa ena modo de ver, gran impulso ala tansforacion So- aoe apa gue luego arasraria ens corbin ala arasada Rusia gala de ope den de Lenn cuando said de Zieh hacia Peto rare rare de deed ios oberos suios, que csbamos anerio- rate una eu pals campeiio, uno de los pases mds arasadoe ee Ao no odd trun aif de n modo inmediat. Pero el ce ernural del pais, con el fondo inmenso de tierras sefioriales que se ha con So, etc burgeet en Raa) acer de moet eign eee eed sxjavos doers, la nucra poston gue Lenin ance rr oie seen odin ne ftrvlado, aun dado el caso de que las condiciones sociales de Rusia lo consintie Historie de le evolucién rwsa (D) aun... El Estado no se ha transformado todavia en sociedad democritica... Aun no puede decirse que la democracia burguesa haya agotado todas las posi billdades.» ‘La dictadura democritica —objeta Tomski— es nuestra base... Debemos ‘oreanizar poder del proletariado y de los campesinos, no confundirlo con la Comuna, an que el poder pertenece exclusivamente at protetariado ‘Naturalmente, Lenin vela tan claramente como sus contrincantes, que la re- volucién democrética no habia terminado ain, o mas exactamente que, apenas iniciada, se volvia ya atrés. Pero, de aqui se deducia, precisamente, que s6lo era posible ilevarla hasta el fin bajo el régimen de una nueva clase, al cual no se po- dia llegar ms que arrancando a las masas a la influencia de los mencheviques y socialrevolucionarios, o sea, a la influencia indirecta de la burguesia liberal. Lo que unia a estos partidos con los obreros, y sobre todo con los soldados, era la idea de a defensa —cdefensa del pais» o adefensa de la revolucién»—. Por so, Lenin exigia una politica intransigente frente a todos los matices del social- patriotismo. Separar al partido de las masas atrasadas, para despucs libertar a estas lltimas de su atraso. «Hay que dejar el viejo bolchevismo —repetia—. Es necesario establecer una linea divisoria clara entre la pequeha burguesfayel pro- letariado ssalariado.» ‘A quien observase superficialmente las cosas, podia parecerle que fos adver- sarios inveterados habian trocado entre silas armas, que los mencheviques Y $0- cialrevolucionarios representaban ahora a la mayoria de los obreros y soldados, dando realidad en la practica a la alianza politica del proletariado y la case camm- pesina, predicada siempre por los bolcheviques contra los mencheviques. Lenin exigia que la vanguardia proletaria rompiese esta alianza. En realidad, las dos partes permanecian fieles asi mismas, Los mencheviques entendian, como siem- pre, que su misin era apoyar a la burguesia liberal. Su alianza con los socialre- volucionarios no era mas que un recurso para reforzar¢ intensificar este apoyo. Y a su vez, la ruptura de la vanguardia proletaria con el bloque pequeflobur~ _gués, implicaba la preparacién de la alianza de los obreros y los campesinos bajo 1 cauillje del partido bolchevique, o sea, la dictadura del proletariado. Objeciones de otro orden se basaban en el atraso histérico de Rusia, El po- der ejercido por la clase obrera implicaba, inevitablemente, el transito al socia lismo, y laeconomia y la cultura de-Rusia no estaban maduras para esto. Habla ‘que levar a eabo la revolucién democratica hasta sus ikimas consecuencias. S6- Io el triunfo de la revolucién socialista en Occidente podia justificar la dictadura del proletariado en Rusia. Tales fueron las objeciones de Rikov en la conferen- cia de abril Para Lenin, era elemental como el @ 6 ¢ que las condiciones cultura les y economicas de Rusia no admitian la edificacién de un Estado socialista Pero sabia que, en términos generales, la sociedad no esta construida de un mo- do tan racional, que el momento oportuno para implantar Ia dictadura del pro- letariado se presente precisamente en el momento en que las condiciones econs- ‘micas y culturales del pais estin en saz6n para el socialismo. Si la humanidad se desarrollara de un modo tan logico, no habria necesidad de dictaduras ni de revoluciones. La sociedad historic, viva, no tiene nada de logica, y su armonia 8 tanto menor cuanto mas atrasada se halla. El hecho de que en un pais atrasa- ddo como Rusia la burguesialegara aun estado de descomposicion antes del triunfo completo del regimen burgués y de que s6lo el proletariado pudiera reemplazar- lal frente de los destinos de la nacién, es la expresion de esta falta de légicn. 257 \Ledn Trotski a “ikov, cuando éste afirmaba por enésima vez que ¢l socialismo t¢ Sa eee on une inguin mds adelantada: oNacle pude dei i‘ ‘En 1921, cuando ¢! partido, lejos todavia del anquilosamient by ti = maricpacion muy activa en la prensa del partido en todas sus etapas, se PSB Fa sar exlica el hecho de queens dia de a revoluct de Febrero, ibe Co apport? Zan ue aie leper toe Ss ny cee tea Treas intentan explicar la influencia de Lenin por su assendiente persona) de E Elascendiente efec 0 de Lenin dentro del partido cra Tu ae 258 Historie de te revolueion ruse (0) sonalidad con el metro de Jos acontevimientos mundiales. Por eso tiene que pa: Fecernos tanto més infundado que quieran explicarse, invocando la autoridad personal escueta de Lenin, los sucesos de abril de 1917, en un momento en que todo el sector dirigente del partido habia adoptado ya una posicién opuesia a fa suya, ‘Olminski se acerca mucho mas a la solucién del problema, cuando demues- tra que, a pesar de su formula de revolucién demoeratico-burguesa, el partido, con toda st politica respecto a la burguesia y a la democrecia, se preparaba préc- ticamente desde hacia mucho tiempo para acaudillar al proletariado en la lucha directa por el poder. «Nosotros (0 muchos de nosotros) —dice Olminski—, nos crientabamos inconscientemente hacia la revolucién proletaria, imaginandonos que navegdbamos proa a la revolucién democrético-burguesa, En otros térmi: nos, prepardbamos la revolucién de Octubre, creyendo que preparéibamos la de Febrero.» He aqui una conclusion de extraordinario valor, que es, el propio tet. pp, un testimonio irrecusable En la formacién teérica del partido reyotucionario habia un elemento con- tradietorio, que tenia su expresion en la formula equivoca de la «dictadura de- ‘mocritican del proletariado y de los campesinos. Una delegada que intervino en ol debate sucitado en Ia conferencia por el informe de Lenin, expres el mismo pensamiento de Olminski, pero de un modo todavia més sencillo: «El prondst- 0 de los bolcheviques ha demostrado ser Falso, pero la tactica era acertada.» En fas tesis de abril, que parecian tan paradajieas, Lenin se oponia a la vieja {Grmula, apoyandose én la tradicidn viva del partido: su actitud intransigente frente a las clases dominantes y su hostlidad a toda politica de medias tintas, mientras que los «viejas bolcheviques» oponian al desarrollo conereto dela It cha de clases recuerdos que, aunque recientes, pertenecian va al pasado, Lenin ‘contaba con un punte de apoyo muy sélido: el que le daba toda la historia de la lucha de los boleheviques contra los mencheviques. No sera inoportuno recor dar agui que, por aquel entonces, los bolcheviques y los mencheviques tenian un programa Socialdemocrético comin, y que, sobre el papel, ls objetivo préc- ticos de la revolucién democrdtica parecian ser idénticas en ambos partidos. Pe- To, en la realidad, en la practica no lo eran. Inmediatamente désputs de la revo- lucion, los obreros bolchevigues asumieron la iniciativa de luchar por la jornada de ocho horas; los mencheviques declararon inoportuna esta reivindicacion, Los botcheviques dirigian las detenciones de los funcionarios zaristas; !os menchei- ‘ques oponianse a aquellos «excesos, Los bolcheviques alentaban enérgicamen- te la creacién de las milicias obreras; los mencheviques, por no disgustar a la ‘urguesia, oponian toda clase de obstéculos al reparto de armas entre los obte £05. Los Bolehevigues, sin haber rebasado alin el limite de la democracia burgue- sa, obraban, o se esforzaban en abrar, como revolucionariosintransigentes, aun {ule se vieran desviados de esta senda por la direecién del partido. Los menchevi Ques sacrificaban a cada paso el programa demoeratico en interés de la alianza con los liberales, Faltos absolutamente de aliados democraticos, Kamenev y Sta Tin flotaban irremediablemente en el vacio. El choque que tuvo Lenin en el mes de abril con el estado mayor del partido, 1 fue nico, En toda la historia del bolchevismo, excepeién hecha de episodios aislados que confirman la regla, en los momentos mas decisivos, los lideres del partido se sitian todos a fa derecha de Lenin, ,Acontecia asi, por casualidad? 239 Let Trotski Sin embargo, |: rece no s6lo los arrancaba a su aislamiento, sino que por ‘un papel decisivo. Estos consideraban cosa natural que tomase el poder la clase fa, aludia a los «miles de obreros consclentes» educados por el partido, «de los Guiles surir a pesar de todas las difiultades, un nuevo leo de drigentesy Separado de ellos por dos frentes, casi sin contacto alguno, Lenin no les perdi 260 Historia de ta revolucién rusa (1) nunca de vista. «La guerra, la eircel, la deportacién, el presidio, pueden diez ‘marlos, pero ese sector obrero es indestructible, se mantiene vivo, alerta, y se halla impregnado de espirtu revolucionario y antichauvinista.» Lenin vivia men- talmente los acontecimientos al lado de estos obreros boleheviques, marchaba tunido con ellos, sacando de todo las conclusiones necesarias, slo que de un mo- do més amplio y audaz. Para luchar contra la indccisién de la plana mayor y 4a oficialidad del partido, Lenin se apoyaba confiadamente en los suboficiales, ue eran os que mejor expresaan el estado de esprit del obrero bolehevigue le fas La fuerza temporal de los socialpatriotas y del ala oportunista de tos bolche- viques consistia en que los primeros se apoyaban en los prejuicios eilusiones eo- rrientes de las masas, mientras que los segundos se adaptaban a ellos. La fuerza principal de Lenin estaba en comprender la logica interna del movimiento y en dirigir su politica de acuerdo eon ella. No imponia sus planes a les masas, sino ue ayudaba a éstas a tener conciencia de sus propios planes y a realizarlos. Cuan. do Lenin reducia todos los problemas de la revolucion a la formula: «Explicar acieniementen, queria decir que cra preciso poner la conciencia de las masas €n armonia con la situacién en que el proceso histérico las habia colocado. El obreto 0 el soldado decepcionado de la politica de los conciliadores tenia que Basar aabrazrlaposci de Lenin sin detenerseenl etapa intermedia Kamenev- alin Las formulas de Lenin, al ser enunciadas, esclarecieron con un nuevo haz de luz ante los bolcheviques la experiencia del mes transcurrido y Ia de cada nue- vo dia que pasaba. En la gran masa del partido se efectus un rapido y decidido. esplazamiento hacia la iquierda, hacia las tesis de Lenin. «Organizacion tras organizacién —dice Zalechski—, se adherian a sus puntos de visa, y en la con- Ferencia de las organizaciones de todo el pais, celebrada el 24 de abil, la organi- zacion de Petersburgo se pronunciaba sin reservas en favor de sus tess.» La pugna por el cambio de actitud de los euadros bolcheviques, iniciada en la noche del 3 de abril, estaba ya terminada, en sustancia, a fines de mes!. La conferencia del partido, reunida en Petrogrado desde el 24 al 29 de abril, hizo el balance del mes de marzo, mes de vacilaciones oportunistas, y del de abril tmes de aguda crisis. En este momento, el partido habia crecido considerable. ‘mente tanto en censo de afiliados como en el aspecto politico. A aquella conte. ‘encia acudieron 140 delezados, que representaban a 79.000 micmbros del pattt "EL mismo dia en Lenin legaba a Petrogrado,en el otro lado de ocfano Atémico, <0 Halifax, la policia maritima britnica desembarcaba del vapor notucgo Chriiantfiond seis emisrantes que regresaban a Rusia dewe Nueva York: Trotsi, Chudnovsk Mc chanski, Mujin, Fischeiev y Romanchenko, a quienes nose permiliSsribat a Petrograd. hasta o$ de mayo, cuando el cambio de orentacin del partido bolehevique estaba terms nado, al menos en sus lines generales. Por esto no juzgamos perinen introduc em texto de nuestro relat ta exposicion de los puntos de visa mantenidos acerca dela revel ‘ion por Trotsk en el diario ruso que se publicaba en Nueva York, Pero como, por otra pate; el conocimiento de estas opiniones faciliaré al lector la comprension de es corien {es y los grupos que habian de formarse mis tarde en el seno del patide,¥ sobre todo 4a lucha ideoldgicsplanteada en visperas del alzamiento de Octubre, nos parece oportune Aeselosar dela exposicon lo que se reflereaeste punto c insertarlo al fin de! libro en for ma de apéndice. Elector a quien no interese el estudio detalado dela preparaciOn tcoria de la revolucion de Octubre, puede prescndir tranquilamente desu lecura. [NDT] 261 Lesn Trowski sec Gandetne hoy amipaonco era una ea fesptale,y Lenin To hizo ies en ela no grab Kane Sain, plates esponsabes de os hoposton tenes Len, Sain quardaba silencio y espera, Detchinsty de os principio, cn as eis del ponent, reclamaba va coponenia de lox las tareas de [a conferencia toeaban a su término, en la sesion nocturne del 29 ‘htanon,convcata en Estosoino panel fede mayo» ELacta dc: «Apo. ia, asignandole Fines puramente informativos, Pero Zindviev se pronuncié 282 Historia de ta revolucion rusa (ly en contra de él y la proposicién de Lenin no fue aceptada, Entonces, éste votd contra la totalidad de la resolucidn. Nadie-estuvo a su lado. Fueson las timas salpicaduras del estado de espiritu de marzo; aquellos hombres se aferraban a las posiciones de ayer, le temian al «aislamienton. La conferencia no lego a ce- lebrarse, a consecuencia de aquellas enfermedades internas zimmerwaldianas que habian movido a Lenin a romper con tales tendencias. Por lo tanto, la poli boicotista, undnimemente rechazada, se lev a le practica de un modo efeetivo, A nadie se le ocultaba el viraje en redondo que habia dado la politica del Partido, Schmidt, un obrero bolchevique, futuro comisario del pueblo en el de= Partamento del Trabajo, decia en la conferencia de abril: «Lenin ha orientado. ‘en un sentido nuevo el cardcter de nuestra actuacidn.» Segin las palabras de Ras koinikov, pronunciadas, cierto es, algunos afios después de los acontecimientos, Lenin, en abril de 1917, llevé la revolucion de Octubre @ la conciencia de los dirigentes del partido... La tactica de éste no representa una lines recta; despues de llegar Lenin, vira marcadamente a quierdan. La vieja bolchevique Ludralla Stal aprecia de un modo més directo, y al propio tiempo mas preciso, el cambio: «Antes de llegar Lenin —decia el 14 de abril, en la conferencia de Petrogrado—, los camaradas erraban todos, ciegos, por lis tinieblas, No habia més formulas ue las de 1905. Veiamos que el pueblo obraba por cuenta propia, pero no po. diamos ensefarle nada. Nuesiros camaradas se limitaban a preparar la Asam bea constituyente por el procedimiento parlamentario y no crefan posible i mas alla. Si aceptamos las consignas de Lenin, no haremos mas que lo que nos indica la vida misma. No hay que temer a la Comuna, viendo ya en ella un gobierno Obrero. La Comuna de Paris no fue sélo obrera, fue tambien pequehoburguc- 5a.» Podemos convenir con Sujinoy en que el cambio radical de orientacién del Partido «ue el triunfo principal y fundamental de Lenin, obtenido en los prime- os dias de mayo». Mas conviene advertir que, a juicio de Sujanov, Lenin, para conseguir esto, trocaba las armas marxistas por las snarquistas ‘Queda todavia por preguntar —y no es pregunta de poca monta, aunque es ‘mas fécil formularla que contestarla—: ;Cémo se habria desarrollado la tevolu cion, suponiendo que Lenin no hubiera podido llegar a Rusia en abril de 19172 Si nuestra exposicién enseiia y demuestra algo, este algo es precisamente —al ‘menos asi lo esperamos— que Lenin no fue ningiin demiurgo del proceso revor lucionario, que su mision consists pura y simplemente en empalmarse ala cade- na de las fuerzas historieas objetivas. Pero en esta cadena él era un eslabn muy importante, La dictadura del proletariado se deducta de la lésica dela situacidn, Mas era necesario instaurarla, y esto no hubiera sido posible sin el partido. ¥ ‘te s6lo podie cumplir su mision comprendiéndola, Precisamente para esto, pa- ‘a infundirle esta conciencia, hacia falta un Lenin. Antes de legar él a Petroura do, ninguno de los jefes bolcheviques habia sido capaz de pronosticar el umbo dela revolucién, El curso de los acontecimientas empujaba al partido ditigido por Kamenes y Stalin hacia la derecha, hacia el campo socialpatristico: la revo. |ucion no dejaba sitio para una posicién intermedia entre Lenin y los menchevi- ues. La lucha intestina en el seno del partido bolchevique era de todo punto inevitable, Le Negada de Lenin no hizo mas que forzar el proceso. Su ascendicn te personal redujo las proporciones de la crisis, Sin embergo, puede afirmar nadie con seguridad que, sin él, el partido habria encontrado st senda? Noso- F0S nO nos atreveriamos en modo alguno a afirmarlo, Lo decisivo, en estos ca. 505, ¢5 el factor tiempo, y cuando la hora ha pasado es harto dificil echar una 263 Ledn Trotski esti cetb cp mbt teme rc He a, eta recast os evn rt ere ay one cave hay gue aber compredss x Pep chan eae sencid en el extranjcro, select deca mssancamente a prsona el hose ae sobre las condiciones abjetivas, sobre la masa, sobre el partido. Pero este modo sinsshna tb engi Shae ee deem ma eas ante ‘el cuarto de siglo precedente, El «azar» no era precisamente aes at ys conn, sno ms bes ao con Ge yd eore habs en él a su persona, Sus diserepancias con el sector dirigente de los bolche- pasa, Sienn no se habira gh del arid con seh Soames él partido por la quera ia emiracon, Siehros ojos esta al punt la contiuldad interna dl proceso. Del excepcio- tt: q os ee nose prc vem wlio Ys iM foo de acento sles pce empl arta reel aues prac ramen mince deta uch mere ees ae Gic at partido y, en ocasiones, puede djarle maltrecho para mucho temp viques representaban la CAPITULO XVII LAS «JORNADAS DE ABRIL» E123 de marzo entraban en la guerra los Estados Unidos. Era el mismo dia en que Petrogrado enterraba a las victimas de la revolucign de Febrero. Aquella ™anifestacién luctuosa, pero solemne y luminosa, en el fondo, fue el grandioso ‘corde final de la sinfonia de tos cinco dias. Todo el mundo acudis al entierto: fos que habian combatido al lado de los caidos, como los que querian eviter la lucha; probablemente, también los que les habian matado y, sobre todo, los que habian quedado al margen de la contienda. Obreros, soldados, gente humilde de Ia ciudad, estudiantes, ministros, embajadores, respetables burgueses, perior distas, oradores, los jefes de todos los partidos... Desde los suburbios, iban lle- gando al campo de Marte soldados y obreros, llevando a hombros los atatides ojos. Cuando empezaron a depositar los fereiros en la tumba, en la fortaleza de Pedro y Pablo soné cl estampido de la primera salva, estremeciendo & las in- ‘mensas masas populares. Los cafiones sonaban de una manera nueva para el pue~ blo: ison nuestros cafiones, nuesiras salvas! La barriada de Viborg,acudid con cincuenta y un atatides rojos. No era mas que una parte de las vicimas, de que se enorgullecia aquel barrio de trabajadores. En el desfle de los obreros de Vi- borg, que ers el grupo mas compacto, se destacaban numerosas banderas bol- cheviques. Pero ondeaban pacificamente al lado de las otras. Solo quedaron en elcampo de Marte los miembros del gobierno, del Soviet y de Ia Duma nacional, difunta ya, pero que no se resignaba a ser enierrada, Durante el dia desfilaron, ppor delante de las tumbas, con banderas y musica, sus buenas ochocientas mil Personas. Y aunque los mas altos prestigis militares habian dado por sentado ‘que una masa, humana como aquélla no podria desfilar en el tiempo sefialado sin que se produjeran el mayor de los caos y los tumultos mas funestos, la mani festacion discurrié en un orden completo, caracterstico de las manifestaciones revolucionarias en que domina la satisfaccién de la gran obra iniciada, unida ‘ala esperanza de un cambio mas favorable para el futuro. Este estado de espi tu, ysélo y exclusivamente dl, erael que se encargaba de mantener el orden, pues, Por entonces, la organizacién era aun debil, inexperta y tenia poce seguridad ent si misma, Podria pensarse que ya el solo hecho de aquel entierro refutaba cumplida- mente la leyenda relativa a la revolucién incruenta. Sin embargo, el ambiente 265

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