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Poesía
Anticarcelaria
Como si fueran sus memorias de atardeceres arados y regados por los muros del
inconsciente, que siembra el terror entre los amancillados y engrillados moribundos
luchadores de la virtud social.
Si, con grilletes arrastrados dijo Violeta, que a partido a otras dimensiones para
interpretar su canto. Sus prefacios anunciados se desvelan en las oscuras mentes de
los domadores de tres puntas y una cadena de golpes, empuñada con mano de
hierro sin decencia y en la reticencia de anuncios precarios de inmoralidad.
Mis ojos han visto al justo luchar por el pan y al menesteroso por abrigo a la mitad de
la noche.
Mis ojos han visto el amanecer y oscurecer de las consciencias en la vida hasta
enloquecer de poder.
He visto a los que resisten y su resistencia es verdadera, pero hay elocuentes
discursos preparados para engañar a los indoctos y faltos de entendimiento ajeno a
esta realidad..
Si, mis ojos han visto al pobre de espíritu por su esclavitud constante y resonante
entre las múltiples miserias de la humanidad perdida sin razón, he visto el nacimiento
de los campos hacinados de flores que ven con tristeza y dolor a los jóvenes
segregados de la justicia sin verdad,
campamentos de rosas de cartón y madera hechas para escapar del frio o calor,
barros vivientes del ocaso que jamás serán olvidados.
Memorias vivientes entre el hierro y barro como si fueran gigantes de valor, que ha
desafiado a la tormenta que se aproxima, entre las oscilantes corrientes de la vida,
ofrendadas a la nada para un nuevo amanecer.
Vergel del pensamiento y escurridizos mosquitos en las sombras, elevan a los espacios
dormidos mis ruegos al destierro, como si en sus mutaciones de ancestros coloniales me
dieran aliento a vivir el contento utópico de ensueños desventurados en mis encierros.
El cerrojo está en los portales, el espanto por el llanto de tu encanto cubre las fuentes
para acariciar el sustento de mis hambrunas desconcertantes en tanto,
lombrices obreras sacuden la tierra fértil en proteínas y yo, aquí en mi balcón reducido a
hormigón con grandes barrotes, les pienso en sus diminutas virtudes que me atraen a
los grandes encuentros con sus trabajos distantes a mi encierro constante.
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