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El fin de la primavera y la muerte color lila.

Podía comenzar a sentir el verano en mi cuerpo y a percibirlo a mi alrededor. Todo

lucía definitivamente más alegre, mientras yo me sentía débil.

Esas pequeñas invasoras hojitas verdes estaban llenando por completo el árbol,

ahora yo me sentía como la intrusa y cada día más hermanos y hermanas lilas se

rendían en la batalla.

Algunas se secarían y pertenecerían al viento paseando por el mundo, convertidas

en pequeñas partículas de polvo. Otras con menos suerte terminarían siendo

arrastradas por las escobas y después dentro de un enorme y apestoso

contenedor de basura.

¿mi futuro sería igual? Tenía tanto miedo de soltarme.

No, no me rendiría. No dejaría que el viento me arrancara de mi rama. Pero siendo

honesta conmigo, cada segundo se volvía terriblemente insoportable; sólo quería

dormir junto a mis hermanos.

Así sucedió, no pude sostenerme más y me solté. El viento me abrazó mientras

bajaba y como si supiera que tenía miedo de la caída, me dejó en una superficie

suave, olía dulce.

Ella me tomó en sus manos y me miró – ¡qué linda eres! -dijo mientras me

sonreía. Su sonrisa se sentía como una caricia.

Tomó uno de sus libros y me puso entre sus páginas, eran suaves y su olor se

parecía al de casa; me sentí en casa. Mi muerte como jacaranda me alegraba. Lo


sentía mucho por mis hermanos y hermanas que pintaban el suelo de color lila,

pero a cada instante mis preocupaciones se veían más distantes. Lo entendía

bastante bien, comenzaba a secarme.

Espero que ella me trate bien.

El final de mis días huele a páginas viejas, un agradable final.

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