LA BATALLA DE ARGELIA
gillo pontecorvo
La battaglia di Algeri, 1966
Entre Jas cinematografias del Tercer Mun
do, la de Argelia hi tratado de ocupar un lugar
destacado por. su cardcter revolucionario, has-
ta que las ultimas orientaciones péliticas de
Ja nueva nacién han terminado por asfixiar
bajo el peso del nevcolonislismo cualquier in-
tento de renovacién. Y entre las obras mas
significativas de esta cinematografia figuran
(Los fusiles de Ia Ibertad de Mahomed Lakh
darHamina, Argella en amas de René Vaw-
tier, EI amanecer de los condenados de Ah-
med Radechy, El viento de Aures de Mahomed
LakhdarHamina, El camino de Slim Riad,
‘Una paz tan joven del francés Jacques Charby
y La batalla de Argelia del italiano Gillo Pon
tecorvo,
Gillo Pontecorvo habia. realizado anterior
mente dos pelfculas, en las que aplicaba las
téenicas del periodismo filmado y de la recons-
truceién documental, Basado en esta experien:
cia, acepta Ia invitacién de Yacef Sadi, anti
fguo jefe de las guerrillas urbanas, para dirt
Bir La batalla de Argelia. Después de dos aitos
de trabajo, el film es presentado en Venecia
y recibe el Gran Premio del Festival (1966)
Pontecorvo ha declarado que su film es-un
legato contra -los horrores de Ja guerra, de
cualquier tipo que ella sea; pero que “a pesar
de todo, el publico se identifica con el pueblo
argelino”. Es evidente la voluntad de Ponte
corvo por mantenerse como un cronista neu
tral frente a los acontecimientos, Sin embar
a0, los acontecimientos adquieren tal grado ¢
validez que desbordan’ esta voluntad politica
mente aséptica del director italiano, Y en es
to reside su mérito, precisamente, Pontecorvo
construye su film como una crénica objetiva
captada con Ia rudeza y Ia crucldad que bro
ta de los acontecimientos. Aqui los procesos
se invierten: pasamos de la realidad flmica
a la realidad filmada para dotarla de sentido
ico y de cardcter histérico. Los aconteci:
mientos de La batalla de Argelia solamente
existen en cuanto que estin filmados, y su
existencia filmica se prolonga en su existencia
politica por la enérgica vitalidad de las imé
genes Jogradas por Pontecorvo, La reconstruc
ion se convierte en documento de un momen
to histrico para la vida de un pueblo.
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aEl proceso de 1a puesta en escena se articula
sobre algunas funciones cardinales que sirven
de niicleos a la estructura documental: los aten-
tados y las torturas. Estas funciones cardina-
les se distribuyen alternadamente para apoyar
luna tensién dramitica que no ofrece el rela:
to, A las torturas de los franceses correspon
den los atentados callejeros de los guerrille-
ros argelinos; a éstos corresponden los aten:
tados de los ples megros (franceses), y a ésios
los atentados simultsineos argelinos. Estas fun
clones cardinales estin ligadas por catalizado-
res subsidiarios, que determinan la direceién
y el sentido de los acontecimientos estructura.
dos: toma de conciencia de Alf, conversaciones
entre los dirigentes, sean los franceses, sean los
argelinos, huelga y persecucién final. Como con
lusién estructural aparece la manifestacién fi
nal, en la que fructifiea el esfuerzo de la guerti
lla urbana, Las variaciones paradigméticas de
las torturas y de los atentados enriquecen las
relaciones sintagmaticas que la puesta en es:
cena va estableciendo entre ellos.
‘A pesar de la disposicién un tanto engaiio-
sa de las imagenes, Pontecorvo no pretende
frecernos un relato retrospectivo a partir
Ja persona de Ali mientras espera la explosin
que le cortaré la vida. La ordenacién de las
imagenes juega con el tiempo sin intentar re
trotraerlo, El conocimiento de la situacién fi:
nal evita todo falso suspenso al apartar la
atencién del destino de los personajes en jue:
0. Y el documento adquicre una mayor ver
dad histérica y social. Al mismo tempo, Pon
tecorvo advierte al espectador que se encuen-
con lo cual evita toda posible confusién con
tun documental tomado en directo. La hones.
tidad de Pontecorvo acrecienta el valor docu:
mental de sus imagenes.
‘A pesar de que el proceso de la puesta en
escena tiene caricter social, los individuos
que intervienen e impulsan dicho proceso, ast
men su situacién histérica con rigor y con au-
tenticidad, La direccién de Pontecorvo llega 0
controlar los diversos elementos de la puesta
‘en escena para integrarlos en tna estructura
coherente y madura. Las imagenes brotan con
violencia en la pantalla y se imponen por la
‘energia vital que otorgan a los acontecimien-
tos que en ellas son mostrados y, a través de
esta mostracién, por ellas creados.
En la dialéctica politica: guerrilla frente a
dominacién colonial, Pontecorvo pretende la
neutral objetividad. Sin embargo, los aconte-
imientos favorecen a os guerrilleros, y en
nuestro ambiente, la pelicula resulta un ad-
mirable manual para las guerrillas urbanas de
Tiberacién. Para atenuar esta participacion
afectiva del espectador, Pontecorvo ha dosifi-
‘ado deslealmente Ia dramatizacién de la pues-
ta en escena, Mientras que las torturas y los
atentados cometidos por los franceses son pre-
sentados en forma sintética y acumulativa,
Jos atentados de los argelinos se dramatizan
fen exceso, aplicando un falso suspenso que
enfatiza el horror de los acontecimientos: Pri-
‘meros planos del nifio que come un helado en.
el bar donde una de las mujeres deja una bom:
ba de tiempo, o sucesién de planos sobre el
maletin que contiene Ja bomba en el aero-
puerto de Argel. En cambio, la policia france:
sa esté humanizada tendenciosamente en la
persona del niimero que salva a un nifio ino-
cente de ser linchado por la furia francesa y
del soldado que culda de que otro nifio no sea
atropellado por la gente que sale de sus cuar
tos en Ia cashba. Estos detalles de tratamien~
to determinan una falta de rigor critico en el
director italiano, y suponen tal vez en el pro- |
ductor Saadi una falta de compromiso con sus
propios camaradas, sacrificados por una autén-
tea liberacién del coloniatismo, que ha sido
frustrada por la’ nueva orientaciGn politica de
Argelia.
A pesar de todo, la pelicula de Pontecorya:
alcanza una notable dignidad artistica, a tra:
vvés de la cual se hace patente la necesidad his:
térica de Ia guerrilla urbana. @
Desiderio BLANCO
ZABRISKIE POINT —
michelangelo antonioni
Zabriskie Point, 1969
‘gueses en proceso
fin Hoffman de El Graduado 0 la
os ais verdes los ousers que e colocas
fuera dad como los prot
og angsles,fecomitoe de Corkan)e para:
Siecir nada del mar de ambitiedad que un