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A MANERA DE CONCLUSIÓN

El siguiente artículo está centrado en reconocer que nuestras celebraciones litúrgicas si


contribuyen al crecimiento humano y espiritual de las personas, ya que son un medio
significativo para la construcción del proyecto de vida y el crecimiento de fe en todos los sujetos.
Por este motivo, es importante promover actividades de interiorización que incentiven en los
destinatarios, la participación en el desarrollo de ambientes de reflexión, oración y de
confrontación de vida, con la finalidad de fortalecer sus convicciones personales. Por otro lado,
atendiendo a la dimensión espiritual, le permiten al ser humano ir siempre más allá de sus
circunstancias presentes y le permiten crecer y desarrollarse constantemente como ser holístico e
integral: espiritual, corporal, intelectual, afectivo y volitivo. En este orden de ideas, las
celebraciones litúrgicas se convierten en unos signos que permiten dar sentido y profundidad a la
propia existencia, encontrando razones para vivir y consolidar un estilo de vida.

Ahora bien, este tipo de celebraciones con sus signos y ritos fomentan elementos axiológicos que
están fundamentados desde la propuesta del Evangelio, como son: el servicio, la generosidad, el
compromiso, la solidaridad y la justicia, convirtiéndose en referentes que alimentan el
discernimiento vocacional de todas las personas. Asimismo, dentro de las mismas actividades
litúrgicas se promueve el respeto hacia las diferentes manifestaciones religiosas, siendo un
elemento positivo de enriquecimiento de la fe. Por otro lado, desde los mismos procesos
litúrgicos , se evidencia un interés por prestar atención especial al fortalecimiento personal,
vocacional y armónico de las potencialidades de los sujetos, entre ellas, la afectividad, la fe, el
cultivo de relaciones sociales, el desarrollo cultural, las proyecciones de vida a nivel académico,
profesional y familiar etc. En suma, las celebraciones litúrgicas se convierten en una vía para el
crecimiento integral del ser humano y exhortan a ese llamado a todos los responsables (clérigos y
laicos) para que generen un impacto positivo y un cambio de paradigma en la vida de las
personas con miras a la construcción del proyecto personal de vida y el fortalecimiento de fe de
los destinatarios y le faciliten construir un proyecto de vida con madurez y compromiso.
Finalmente, nuestras celebraciones litúrgicas si contribuyen de manera eficaz al crecimiento
humano y espiritual de las personas.

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