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La posición de los individuos dependía de la relación de sus padres al

momento del nacimiento por lo que eran mejor considerados los hijos que
provenían de un matrimonio legítimo. Esta condición era importante para
una persona que quería obtener una designación en cualquier cargo público
o eclesiástico.
En la cúspide de la pirámide social se ubicaban los españoles seguidos por las
castas indígenas y esclavos. Según el lugar de su nacimiento los españoles
fueron divididos en dos grupos: Los peninsulares, que eran aquellos que
habían nacido en España y los criollos, que eran hijos de españoles nacidos
en América. Esta distinción social entre peninsulares y criollos originó poco a
poco una fuerte rivalidad política y social surgiendo así los conflictos entre
ambos sectores.
Los peninsulares era el grupo dominante y ocupaban altos cargos políticos,
militares y eclesiásticos. Se desempeñaban como virreyes, gobernadores
funcionarios de instituciones, militares de alto rango, grandes comerciantes,
jueces obispos, entre otros.
Los criollos tenían menos poder y privilegios que los peninsulares. Se les
limitó el acceso a los altos cargos del gobierno y administración colonial
motivo por el cual reclamaron para sí los mismos derechos que los
peninsulares surgiendo enfrentamientos entre ellos. El grupo social de los
criollos estaba integrado por profesionales, abogados y médicos
comerciantes funcionarios de cabildos, autoridades del clero y en resumen
cargos de menor rango, fueron los criollos los que lideraron la independencia
de la América española con el objetivo de tomar el poder político y
económico en nombre del pueblo soberano presentándose como
libertadores de la opresión hispana.

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