feria PARA EL MUNDO REAL
El elevado coste de Ja depresion
dio de la Organizacion Mundial de la Salud, la de.
tario mas grave del mundo gj
to problema sani
tro el nimero de afios de buena salud per.
2020, probablemente ya sera el segundo,
se ha hecho ni mucho me-
Segan un estu
presion €s el/cuarto
tomamos como parame
didos por su causa. En
tras las cardiopatias. Sin embargo, no s¢
iciente para tratarla ni prevenirla.
Moussavi Y publicado el mes pa-
que la depresi6n tiene
nos lo sufi
El estudio, dirigido por Saba
sado en The Lancet, revelaba asimismo
ud fisica de los afectados que dolencias cré-
la angina de pecho, Ja diabetes, la artri-
en el mismo numero de The Lancet,
igadores de la Universidad
mas impacto en la sal
nicas importantes como
tis o el asma. No obstante,
Gavin Andrews y Nickolai Titov, investi
de Nueva Gales del Sur, informaban de que Jos australianos con
depresi6n tienen muchas menos posibilidades de recibir un ni-
vel aceptable de asistencia que quienes padecen artritis 0 asma.
Este patron concuerda con diversos informes de otros paises de-
sarrollados.
Tratar la depresion es a menudo, si no siempre, efectivo, y sin
tratamiento los que la sufren no viven una vida feliz ni satisfacto-
ria. No obstante, tiene sentido gastar mas en la depresién aunque
nos limitemos a los estrictos términos de coste-beneficio.
En un estudio realizado en 28 paises europeos se observé que
la depresién cost6, en 2004, 118 mil millones de euros, un 1%
del PIB conjunto. El coste del tratamiento de la depresiOn supo-
nia solo el nueve por ciento de esta enorme suma. A la pérdida
de productividad le correspondia una proporcion mucho mayor.
Segiin Richard Layard, del Centro de Rendimiento Econémico
de la London School of Economics, las enfermedades mentales
constituyen el principal problema social de Gran Bretaiia, costa”
do el aoe al 1,5 % del PIB. Layard calcula que, aunque el
tratamiento acaso ascienda a 750 libras por paciente durante dos
208FeLIcIDAD
ainos, el resultado sera probablemente un mes adicional de traba-
jo. que equivale a unas 1.880 libras. Lord Layard propugna mas
psicoterapia que farmacos.
En Estados Unidos, el mes pasado, un equipo de inyestigacion
dirigido por Philip Wang, del Instituto Nacional de Salud Mental
de Rockville, Maryland, publicé resultados parecidos en la Journal
of the American Medical Association. El grupo de Wang llev6é a cabo
un ensayo controlado aleatorio segiin el cual detectar y evaluar la
depresi6n —para encontrar trabajadores que pudieran beneficiar-
se del tratamiento- era rentable: reducia los costes de los seguros
médicos para los empresarios, disminufa el,absentismo laboral y
aumentaba la conservacién del empleo y la productividad.
La depresién también sale cara en los paises en desarrollo. En
China, segiin un reciente articulo de Teh-wei Hu,y colegas suyos
en Social Psychiatry and Psychiatric Epidemiology, la depresion cuesta
51 mil millones de renminbis anuales, 0 sea mas de seis mil millo-
nes de délares, con arregloa los precios de 2002. Hace unos afios,
un.equipo investigador encabezado por Vikram Patel revelaba, en
el British Medical Journal, que la depresién era comin en Zimba-
bue, donde se la suele denominar con una palabra de la lengua
shona que significa «pensar demasiado».
En todas partes del mundo, muchos médicos de atencién prima-
ria infravaloran la gravedad de la depresion. Bastantes de ellos ca-
recen de la formaci6n adecuada para identificar trastornos psicol6-
gicos y tal vez no estén al dia en cuanto a opciones de tratamiento.
También puede ser que los enfermos no piensen en curarse, pues
las enfermedades mentales todavia acarrean un estigma debido al
cual su deteccién es mas dificil que en el caso de una afecci6n fisica.
El problema se ve agravado, al menos en Estados Unidos, por
el hecho de que muchas polizas de seguro médico no incluyen
el tratamiento de los trastornos mentales. Asi pues, la reciente
aprobacién, en el Senado estadounidense, de la Ley de Paridad en
la Salud Mental es un importante paso adelante. La norma, que
atin ha de pasar por la Camara de Representantes, exigira planes
209ETICA PARA EL MUNDO REAL
de seguro médico procurados por los empresarios para cubrir ¢|
tratamiento de las enfermedades mentales a un nivel parecido a)
de la asistencia médica general. (Por desgracia, la legislacién Pasa
por alto a los 47 millones de estadounidenses que no tienen nin.
guin seguro de salud.)
La depresi6n es un drama individual que se multiplica por 100
millones a escala mundial. Asi pues, aunque podemos y debemos
hacer mucho més en el ambito del tratamiento, quiza la cuesti6n
mas significativa es si somos capaces de aprender a prevenirla.
Por lo visto, ciertas depresiones son genéticas, en cuyo caso
la terapia génica puede suponer una solucién a la larga. No obs-
tante, parece que buena parte de las enfermedades mentales de-
penden de factores medioambientales. Tal vez deberiamos poner
el foco en aspectos de la vida que tienen un efecto positivo en la
salud mental. Segtin numerosos estudios recientes, pasar tiempo
tranquilamente con familiares y amigos tiene que ver con lo fe-
lices que se sienten las personas, mientras que trabajar muchas
horas, y sobre todo dedicar mucho tiempo a ir y volver del trabajo,
contribuye al estrés y a la infelicidad. Puede que muchos indivi-
duos tranquilos y satisfechos acaben también deprimidos, desde
luego, o que los estresados e infelices no lo estén nunca, pero una
hipotesis razonable es que las personas mas felices son menos sus-
ceptibles de sufrir depresién.
En agosto, LaSalle Leffall, que habia presidido el Panel del
Cancer del Presidente, escribi6 al presidente George W. Bush:
«Podemos y debemos habilitar a los individuos para que tomen
decisiones saludables mediante leyes y medidas politicas adecua-
das». Si esto es valido para alentar las dietas sanas 0 para disuadir
de fumar, no lo sera menos para promover una mejor salud men-
tal. Los gobiernos no pueden legislar sobre la felicidad ni prohibir
la depresion, pero las politicas ptiblicas si pueden hacer mucho
para garantizar que la gente tenga tiempo de relajarse con los
amigos y cuente con lugares agradables donde hacerlo.
de Project Syndicate, 15 de octubre de 2007
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