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Confesión de “campismo”

António Louçã, Nelson Silva y Paulo Mendes 

En la izquierda, a propósito de la guerra en Ucrania, muchos de nosotros hemos sido


acusados de “campistas”. Y muchos hemos respondido a ese anatema en tono defensivo,
negándole cualquier fundamento.
Las líneas que siguen tienen el propósito de asumir abiertamente una actitud
“campista”.
Sí, somos “campistas” porque escogemos sin ambigüedades el campo de la Ucrania
invadida contra el campo de las fuerzas rusas invasoras.
Sí, somos “campistas” porque apoyamos la guerra defensiva de un pueblo contra la
guerra ofensiva de un aparato militar mucho más poderoso.
Sí, somos “campistas” porque no hacemos llamados a la paz, vagos, indeterminados y
simétricos, como si se pudiese llamar por igual a la contención de invasores e invadidos.
Sí, somos “campistas” porque apoyamos el heroico movimiento pacifista ruso y los
desertores rusos, pero no apoyaríamos en este momento un movimiento pacifista
ucraniano, ni un movimiento de deserciones en el ejército ucraniano.
Sí, somos también “campistas” porque combatimos la invasión que hoy existe, sin que
disculpemos las muchas invasiones que la NATO ha perpetrado a lo largo de años, o de
las que irá a perpetrar en el futuro.
Pero no nos vengan a acusar de “campistas” por decir que el mundo no comienza y
posiblemente tampoco acabará con la guerra de Ucrania, porque eso nada tiene que ver
con “campismo”.
No nos vengan a acusar de “campistas” por decir que la legitimidad de la guerra
defensiva de Ucrania no hace del régimen de Kiev, con su persecución a muchos grupos
de oposición, una democracia más auténtica que las de Varsovia, Budapest o Moscú.
No nos vengan acusar de “campistas” por tener ojos que ven al presidente de la
asociación ucraniana en Portugal reclamando la ilegalización del PCP [Partido
Comunista de Portugal], los banderistas atacando físicamente a la izquierda portuguesa
y a la embajadora ucraniana en Portugal desfilando en la manifestación de un partido de
extrema-derecha que nada tiene que envidiar a los amigos fascistas de Putin.
No nos vengan acusar de “campistas” por negarnos a participar en la batucada
guerrerista que pide la NATO para pasar a un nivel superior de intervención militar.
No nos vengan acusar de “campistas” porque denunciamos la intervención militar que
ya existe, con el suministro de informaciones satelitales a Ucrania para abatir fuerzas
rusas.
No nos acusen de “campistas” porque denunciemos a Zelensky como un aventurero
que, queriendo transformar la guerra de Ucrania en una guerra de la NATO, juega con
el fuego de un posible conflicto nuclear, en el que su país y su pueblo serían las
primeras víctimas.
No nos vengan acusar de “campistas” porque consideremos irresponsable la exigencia
de que la NATO cierre el espacio aéreo ucraniano.
No nos vengan acusar de “campistas” porque repudiemos la ilusión de que la NATO se
haya convertido en una alianza defensiva, al servicio de las independencias polaca,
lituana, sueca, finlandesa o ucraniana, como si la NATO no tuviese su propia agenda
imperialista y expansionista.
No nos acusen de “campistas” porque denunciemos la ideología de que esos países sólo
puedan defenderse buscando abrigo bajo el ala protectora de la NATO –en verdad una
ideología justificativa de la expansión de la NATO hacia el Este.
Somos “campistas” de Ucrania contra la invasión rusa, pero no somos “campistas” de la
NATO contra el imperio ruso, para disputarle territorios, influencia o recursos naturales.
Somos “campistas” de la defensa ucraniana, pero no somos “campistas” de la expansión
de la NATO hacia el Este, tal como está ocurriendo desde hace más de 30 años.
Somos “campistas” de la clase trabajadora y de sus reivindicaciones y por eso mismo
rechazamos hacer sacrificios para aumentar el presupuesto militar, en pro de los
compromisos de Portugal con el campo de la NATO.

Artículo enviado por António Louçã el 28 de junio 2022. Traducción del portugués al español de Aldo Casas.
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Los autores son miembros de la Comisión de Trabajadores de la RTP (Radio y Televisión de Portugal); Nelson Silva fue
coordinador de la Comisión en el período 2015-2019y Paulo Mendes es el actual coordinador de la misma. António Louçã
es también historiador e integra el consejo asesor de Herramienta.

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