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Cuando somos niños vemos un mundo grande, inmenso y todo parece ser lejos, al crecer un poco

más y convertimos en adolescentes, las cosas empiezan a cambiar, ya el mundo nos empieza a
quedar pequeño y el tiempo nos pasa más rápido, queremos llevarnos el mundo por delante como
una locomotora, al convertirnos en adultos jóvenes solo es largo cuando está por delante a modo
de reto o meta luego pasa es como un abrir y cerrar de ojos.

Es así como la vida sucede tan rápido, que en el final de nuestros días pensamos tanto en aquello
que no hicimos o que dejamos de hacer, y penoso darnos cuenta tarde, que la vida es solo un
soplo, después deseamos haber hecho tantas cosas, demostrar a esa persona cuanto lo amabas, el
tiempo no se detiene, la vida es una sola y todo el trayecto de horas y minutos una travesía que
dictara el final de nuestros días, ama, vive, expresa, comenta, da, ora, demuestra, aprende,
enseña, acepta, entrégate, ofrece, cumple, trabaja, disfruta, escucha, deja ser, deja ir, deja entrar
y sobre todo, permítete siempre ir donde tu corazón te quiera llevar. Haz el bien y vive, vive esos
días, horas y minutos lo mejor que puedas, haz de tu vida completa la mejor de las experiencias y
si fallas y caes levántate y no pierdas tiempo quejándote, jamás te detengas a mirar lo que dejas
detrás, cada día por delante es una nueva oportunidad

Para lograr esas experiencias extraordinarias hay que mirar siempre en dos únicas direcciones,
hacia la punta de tus pies para saber dónde estás parado y hacia adelante para saber a dónde te
diriges. .

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