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——- 19'73 SoCo ee un mu ug Peguero T.S. Eliot Enla igure de Casale confluyen muchas personas, muchos tempos, Kabay de Casals os habla de cas un silo Ge existenci, nmerso en a Pau Casals Un musico y una actitud José Ramon Rubio SCRIBIR sobre Casals es muy dificil. No sdlo porque su exis: tencia, tan larga y llena de aconteci- mientos, haga aparecer mas falaz de lo que ya es ese sistema de conden- sar toda la vida de un personaje en 46 una anécdota, un rasgo del caracter 0, en suma, una circunstancia mas Oo menos relevante —pero circunstan- cia al fin y al cabo— que situe la mul- tiplicidad de la vida de una personaen los marcos siempre estrechos de una biografia. Lo mas importante que surge ante quien trata de escribir so- bre Casals es que lo que ha de resu- mir es un hombre y mas que un hom- bre. Pau Casals Defills muere en 1973. Queda en la Historia de la Mu- sica y en la Historia. Pero queda tam- biénen sus familiares, en sus bidgra- fos, en sus amigos y colaboradores, en tantos y tantos allegados y favore- cidos que vieron sus vidas afectadas decisivamente por el contacto con la personalidad Unica del autor de «E/ Pessebre»; queda en quienes forma- ron parte de esa realidad espléndida que se llamé Sociedad Obrera de Conciertos, en quienes le ovaciona- ron en el Palau al frente de su Or- questa, la Orquestra Pau Casals, y luego peregrinaron a Prades y Puerto Rico; queda en quienes le convirtie- ron en simbolo viviente de una Cata- lufia insumisa ... en fin: Pau Casals pervive en muchos, muchisimos se- res que le sienten como algo insepa- rable de si mismos. Hablar ante ellos de Casals es sin duda un atrevimien- to: Casals les pertenece. Pero es que la figura de Pau Casals no acaba con eso. Ta bién confluyen en ella, aparte de muchas personas, muchos tiempos. Hablar de Casals es hablar de casi un siglo de exis- tencia, inmerso en la época més apasionante y contradi. toria que ha vivido la Huma- nidad, En esta época la Histo- ria ha, experimentado cam- bios trascendentales: la pro- pia nocién de Historia ha cambiado, porque hombres como Bergson —que dira a Casals: «Usted me ha ense- fiado muchas cosas»— y Eins- tein —que vera en el retiro de Prades el iiltimo refugio del humanismo— han transfor- mado el concepto mismo de la muerte de dos de las muje- res de su vida: George Sand y Mme. d’Agoult, madre de Cé- sima. Figuras trascendentales como Mahler, Debussy y Schoenberg tienen respecti vamente di , CALOTEE Yous dos afos. Richard Strauss, que interpretando sus propias obras, revelara a Casals un mundo nuevo, produce pre- cozmente sus primeras co! posiciones. Es todo un ui verso que, por el momento, parece muy alejado de la pe- quefia ciudad tarraconense de El Vendrell, donde Casals viene al mundo el 29 de di- ciembre de 1876. Su vocacién por la misica le llega muy pronto por deter- Tiempo. Nuestra perspectiva, hoy, dista de la de hace cien afios mucho més de lo que la simple lejania temporal puede hacer suponer. Sin salir de la Historia de la Musica, Ppensemos que, cuando Casals minacion familiar. Su padre, Carles Casals, republicano partidario de Pi y Margall que, recién casado, no ha du- dado en alistarse para def der la ciudad contra los carlis- tas, es organista de la parro- nace, Brahms, una de las cau- sas que siempre defender, tiene cuarenta y tres afos y acaba de estrenar su Primera Sinfonia. Wagner, con sesenta y tres, ha visto, por fin, la pri- mera representacién de la Te- tralogia en el Festpiclhaus de Bayreuth, desde donde se constituye en centro de una devocién que excede lo artis- tico y marcaré decisivamente el panorama cultural de fina- del siglo: se har sentir con tensidad en la Barcelona que Casals conocera. Liszt, a quien ni la edad ni las ordenes menores apartan de lances sentimentales, nota sin duda el peso del tiempo al conocer quia, y se ayuda dando clases de solfeo y piano: en ellas ha conocido a la que es su mujer. Pilar Defill6, puertorriquena, hija de un joyero catalan; para Pilar, casarse con un profesor de misica ha supuesto aban- donar un nivel de vida supe- rior. En un ambiente presi- dido por la musica, el pequeno 47 Pau demuestra precozmente sus dotes: en seguida aprende a tocar el violin y el piano; a los cinco afios entra de se gundo soprano en el coro de la iglesia. Se aplica al érgano en cuanto puede llegar a los pe- dales, y colabora con su padre en pequefias composiciones. Esta infancia, en la que aprende algo que ninguna es- cuela ela y que constituye la base del genio, el enfoque correcto, determinara que C. sals permanezca toda su vida fiel a su pueblo de El Vendrell, Pero si la inclinacion de Casals por la misica es inicialmente obra del padre, sera la madre la que determine su dedica- cién exclusiva a la misma y ademas, su futuro como inter prete de violoncello. Pilar De- fill6 esuna mujer de ctery proviene de una familia de ca- racter: en Puerto Rico, dos tios suyos habian preferido el sui cidio a ser humillados por la tortura. Pilar, que no ha du- dado en privarse de muchas cosas por casarse con un mui- sico de pueblo, va a abandof narcasi todo porsus tres hijos, los tres que le sobreviven dd un total de once. Toda su vidal la ocuparan Pau, Lluis y En- ric; su tenacidad presidira los comienzos, decisivos, de la ca- rrera musical del primero. La musica como ambiente: esto caracterizara para sie: pre la actitud de Casals ante «su» arte. El concepto de la musica como algo natural semejante al aire que respi ramos, le enfrenta desde elf principio con unos absurdos y desfasados sistemas de ense- fianza: desde ese concepto reinventa un instrumento que ha intuido mas que descu bierto en una funcién de co- micos ambulantes, y que ha aprendido a tocar en un re- medo construido con una ca- fabaza. Cuando contempla un violoncello «de verdad» en manos de Josep Garcia, exce- lente intérprete —para enton. 48 La vocacion de Casale p el Vendret ces—, que sera su profesor en Barcelona, Casals «sabe» que ha de estar vinculado to vida a ese instrumento; lo que tal vez no sepa es que, no mu cho tiempo después, su nom bre sera asociado indisolu- blemente al violoncello; lo que sin duda no sabe es que simplemente tocando con na turalidad, con libertad, creara una técnica de interpretacién, por la cual le sern deudored todos los violoncellistas pos t Con todo esto trato de decir que cuando Ca- ra ya de eegundo soprana en €1 cord de la iglesia do della carrera del gran violoncelista catalan sals, a los once anos, llega a Barcelona acompanado de su madre para dar clases de vio- loncello y armonia, y cuando fios dificiles de la ado. lescencia, toca en un café donde le escuchan un dia Al- béniz, Rubio y Fernandez - Arbés... ya es grande: puede que mas grande, incluso, que estos artistas consagrados que le admiran como genio pre- coz. Josep M. Corredor, bid-| grafo, colaborador y amigo in- timo, cita en sus «Converses amb Pau Casals» una frase de en los Péguy que se aviene perfecta- mente con esto: «Todo esta decidido antes de que tenga- mos doce aiios». En Casals esta decision se re- vela a veces en forma de intui- ciones que parecen geniales y no son en realidad mas que afirmaciones de sentido co- miin que se oponen a los t6pi- cos en vigor. Asi, no tiene re- paro en manifestar sus reser- vas ante los conceptos domi- nantes de virtuosismo, con ocasién de un concierto de Sa- rasate. Asi, desde los trece afios ha sabido captar todo el mundo que yace ignorado en seis Suites para violoncello, cuyas partituras ha encon- trado casi por casualidad en una libreria barcelonesa. Asi, deja asombrado a Saint-Saéns cuando éste se aviene a acom pafarle al piano su propio concierto para violoncello y orquesta. Podriamos seguir con multitud de anécdotas que ilustran la grandeza de este joven alumno de la Es- cuela Municipal. Pero hay que dejar paso a nuevos aconteci- mientos 1893. En el comienzo de la temporada del Liceo, el anar- quista Salvador arroja una bomba al patio de butacas. La agitacion social reinante en Barcelona discurre paralela a una de las mas graves crisis que ha de sufrir Casals. Solici- tada una beca para ampliar estudios en Paris, se le ha d negado. Pilar toma de nuvi las riendas: hard valer una carta de recomendacién que le dio Albéniz para el conde Morphy, secretario de la Rei- na.Con sus tres hijos, se dirige a Madrid. La estancia de Casals en la ca- pital va a durar hasta 1895. Estara presidida por la figura de este conde Morphy, unaris- técrata de formacién cultural europea, apodado con despec- tiva plebeyez «el misico». En compania de Morphy, Casals accede repetidas veces a la compajia de la Reina Regen- te, quien le ayudara econé- micamente y tendra siempre trato de favor hacia él. Son afios de estudio con Monaste- rio —«El mejor maestro que he tenido»— y Breton: pero es el conde Morphy quien mas influye en la formacién de Pau, a quien abre todo un Jacques Thibaud, rodeado por Casals y Alfred Cortot. Ellos formaren uno de los iios mas celebres de la musica contemporanea 49 mundo de preocupaciones que juzga necesaria extensién cul- tural para que el talento se manifieste por completo. Sin embargo, Morphy no ve en Ca- sals un violoncellista, sino un compositor, creador futuro de la auténtica «épera espaiio- la». Y, animado por esa espe- ranza, cuando considera cumplida su formacién le en- via a Bruselas a estudiar com- posicién con Gevaert; puede, si quiere, seguir también es- tudios de violoncello con Ja- cobs. Pero al llegar aqui irrumpe el temperamento de Casals: rompe con Jacobs desde el primer dia a causa de un famoso incidente, y contra las indicaciones de Morphy, que le retiraraé su ayud abandona Bruselas y ag a Paris. Con jaaidags oH hi heredado de su madre prefiere arrostrar las dificultades de un medio desconocido a abandonar su verdadera vo- cacién Esta etapa de Paris es dura para Casals y su familia. Pa- san meses en una vivienda in- héspita, donde Pilar trabaja diay noche; Pau vuelyea tocar en orquestinas y consigue algo de dinero, pero cae enfermo La realidad impone la vuelta a Barcelona, donde pasa a ocu- par el lugar de su antiguo maestro Josep Garcia. Desde los puestos de profesor del Conservatorio y primer vio- loncello de la Orquesta del Li- ceo, Casals preparara tenaz- mente su «conquista de Pa- ris», punto en que confluyen todas las miras de una Barce- lona pujante, surcada por curs vii CONCERT { ORQUESTRA PAU CASALS PALAU DE LA MOSICA CATALANA ons 19 Novembre 1908, Carte! del primer concierto dela Orquesta Pau Casals en Barcelona celebrado celista, Ce "1920. A ous dotes com viol CAMERA: DE BARCELONA JUSICA :DA aere-24 PRIMER 18 unio las. 50 ideas politicas renovadoras ¢ invadida por un culto al pro: greso en todos los campos, in: cluyendo el del arte: se afitma el sentimiento nacional con hechos como Ia creacién del, Orfed Catala, mientras que ef) las exposiciones de Picasso y Nonell se saludan los vientos del siglo que esta a punto de llegar. En este ambiente, dos idolos nacionales pasan a pre- sidir el panorama musical: Casals y Granados, un duo que recorre triunfalmente los es- cenarios de la Peninsula Tbér: ca. Es también por entonces cuando el joven Casals, a quien ya han comenzado a aclamar los puiblicos, presen- cia en el puerto de Barcelona un espectaculo que quedara grabado para siempre en su mente como «un desfile de es- pectros»: son soldados repa- triados, que vienen de perder las colonias; la propaganda trata de ocultar la magnitud del suceso, que, sin embargo, va a constituir un golpe mor- tal en todos los émbitos. En 1899, un afio después de la muerte de una manera de en- tender Espaiia, Casals, con una recomendacién del conde Morphy para Lamoureux, vuelve a Paris. Y de alli asciende a la cumbre. 0 Poco tiempo va a transcurrir entre la irrupcién ante un Lamoureux que en principio le acoge reticente, y la obten- cién unanime del co mur de «méximo virtuoso mun- dial». Todo el universo musi- cal que hasta hace poco le ha parecido alejado y fantastico es ahora cotidiano y le rodea EnunParisenel que reina una actividad cultural sin prec dentes, su nombre se baraja junto a los de Fauré, Dukas, D'Indy, Ravel, Saint-Saéns...; en Amsterdam, ante Julius Réntgen —de una familia de intelectuales a la que perte- nece también el inventor de los rayos X— y un compositor ade aspecto envejecido» que ha liegado desde las tierras del Norte, Edvard Grieg, toca por primera vez ante otros una de aquellas seis Suites, que prac- tica todos los dias desde qu las descubriera hace afios: con ellas conquistara Alemania no sin antes vencer la resis. tencia de quienes no son capa- ces de aceptar que sea un mu- sico extranjero quien les venga a ensefiar cémo es Juan Sebastian Bach, compositor que ellos creen que les perte- nece en exclusiva. En Estados Unidos lo normal es que los auditorios se colmen hasta mas alla de su capacidad para asistir a los conciertos de Ca- sals, quien, al morir Granados en el hundimiento del Sussex, dara en el Metropolitan, y nada menos que con Kreisler yPanderewski, un memorable recital a beneficio de los huér- fanos del compaiiero desapa- recido; en 1904 ha sido llama- do para tocar en la Casa Blan- ca ante el Presidente Theod re Roosevelt: ese mismo ai presenta en los Estados Unidos «Don Quijote», poema sinfo- nico para violoncello y or- questa que ha compuesto uno de sus idolos juveniles, Ri- chard Strauss; él propio autor dirige la orquesta Esta también Inglaterra. Ca- sals llega alli cuando la socie- dad victoriana, bajo una capa de esplendor, incuba una de- cadencia no lejana. En un ho- tel de poca categoria muere, escondido tras el seudénimo de Sebastidn Melmoth, una de las victimas de la intolerancia de ese mundo en apariencia amable. Pero esta Inglaterra solo sera para Casals un reco- rridotriunfal. Loséxitos de las primeras actuaciones le con- siguen un concierto privado ante la propia Reina; muchos recitales publicos le seguiran. Casals volver una y otra veza Inglaterra, donde ha hecho amistades que le influiran para siempre; Speyer, Donald Naga nay que destruya mas una hipotetica imagen de C Tovey —a quien juzgara con apasionamiento

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