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¿PODRIA HABER REBELION EN LA GRANJA?

Moisés Naim, es un estudioso del poder. En uno de sus últimos


libros titulado “El Fin del Poder” plantea unos interrogantes
inquietantes para quienes estudiamos esta variable y otras
manifestaciones de la Política. Vamos a desarrollar este análisis
sobre algunas afirmaciones que nos llevan a pensar en cambios en
nuestro tablero de la Política Nacional.
El poder tiende a ser algo abstracto, difícil de definir para quienes no
están en sintonía con este fenómeno, sin embargo, “Los poderosos”
sienten sus oscilaciones de manera concreta, dice nuestro escritor.
Muchos cambios en las características de nuestro País nos hacen
entrever, a través de fenómenos visibles, que la estructura del Poder
tradicional vigente en el País, podría ser desmontado, más rápido de
lo previsto, debido a la fuerza con la operan los cambios sociales que
se producen en nuestra sociedad. En efecto, por primera vez en la
historia moderna del Paraguay vive más gente en las ciudades que en
el campo. El prolongado crecimiento económico, si bien no ha
servido para resolver el histórico problema de la Desigualdad, sin
embargo ha promovido ascensos sociales, basados en mejor calidad
de vida, a numerosas familias. Esto trae aparejado el mejoramiento
de la capacidad de las personas para comprender su entorno social
debido al acceso a la educación mejorada y a la información. Los
partidos tradicionales y los Jefes de los partidos, han observado, no
sin preocupación una disminución de su poder. El concepto de poder
no cambia ni cambiará radicalmente, lo que si ha de cambiar es la
representación de las fuerzas activas y pasivas que conforman la
estructura de este fenómeno. Voy a ser didáctico, con la ayuda de
Robert Dahl y su libro “The Concept of Power”. Imaginemos que el
poder se manifiesta cuando “A tiene poder sobre B en la medida que
pueda conseguir que B haga algo que de otra manera no haría”. El
desafío se encuentra en saber, a la luz de los nuevos procesos quien
es ahora B y quien es A y cuan fuerte es la influencia de A sobre B, en
este momento.
Bertrand Russel, el filósofo del poder, observa de manera terminante
que en nuestros días se tiende a considerar el Poder económico
como “la fuente de la que derivan todas las demás clases de Poder”,
afirmando sin dudas que dicha sentencia es “un error tan grande
como el de los historiadores puramente militares que parecen
pasados de moda”, pues bien, habiendo hecho esta Introducción
observemos el “clima social” que se percibe al interior de “La
Granja”.

Contexto
En el mes de abril de este año, cuando el temor al COVID-19
presagiaba ambientes políticos y sociales tensos en todo el país,
algunos hechos ocurridos en algunos municipios mostraban el
potencial político disruptor de la Pandemia.
El Establishment tradicional del poder no está muy acostumbrado a
las rebeliones.
Carlos Duarte, Intendente de Ayolas, en el mes de abril, decide
cerrar el acceso a su ciudad, para protegerla de la posible aparición
de portadores del virus, que pongan en riesgo a los habitantes de su
ciudad, “Acá no hay plagueo que sirva, no hay leyes. Acá está en
riesgo la vida, nadie va a ir con la Constitución Nacional en un
velorio” había afirmado, rememorando épocas muy remotas de
Europa del final de la edad media caracterizada por la aparición de
los Municipios, como nuevo actor político con fuerte autonomía,
una brisa fresca frente al asfixiante poder centralizado del Monarca.
La obra de Orson Wells “Rebelión en la Granja” nos anima a usarla
como metáfora para imaginar una rebelión. En ella los habitantes de
la granja, cansados de todos los malos tratos que pasaban por parte
de su dueño el señor Jones, deciden apropiarse de ella y luego toman
sus propias decisiones teniendo como norte al futuro de la
comunidad.
Aunque el resultado de la rebelión, en la visión Orweliana, haya sido
la sustitución de una elite por otra, con los mismos vicios que el
anterior, la introducción del relato sirve como referencia para este
artículo.
El sólido sistema político afincado y centralizado en Asunción por
décadas, ha comenzado a mostrar grietas, sobre todo en las
comunidades que han desarrollado un estilo de vida y una visión
sobre el futuro más orientado a fortalecer su propia autonomía
política para discutir su propio desarrollo. En ellas se observan con
mayor asiduidad la emergencia de un discurso regional que propone
priorizar los intereses sociales y económicos de la comunidad, como
articuladores de la política municipal, por encima de los intereses
políticos de la estructura jerárquica de los Partidos tradicionales y
de la burocracia asuncena. Incluso hay espacios políticos nuevos que
gobiernan importantes ciudades del interior como Salto del Guairá,
Presidente Hayes, Mauricio José Troche, Tebicuary, San Juan
Nepomuceno, Encarnación, Juan León Mallorquín, y otras varias
ciudades más, a quienes se sumó Ciudad del Este, últimamente, lo
que constituye una tendencia cada vez más evidente de
“regionalización de la política municipal”,
En esta nueva tendencia, hasta los propios dirigentes de partidos
tradicionales estarían obligados a adoptar un discurso más
autónomo y a despojarse del asfixiante tutelaje político asunceno, a
riesgo de colisionar, incluso con las líneas discursivas hegemónicas
dentro de la conducción partidaria.
La operación “cicatriz”, que no es otra cosa que un agrupamiento
Táctico, para desarrollar la estrategia de conservación del Poder,
nos ha mostrado que a veces lo que se decide en Asunción, en los
tiempos que corren, no es el fin de un proceso político, sino que
podría ser el inicio de otro proceso político distinto en el interior del
país.
Es un secreto a voces dentro de la comunidad política que
importantes actores políticos no están del todo felices con la cirugía
estética a que fue sometida la ANR, como por ejemplo el
Gobernador de Alto Paraná quien a pesar de comprender la táctica
del gobierno, sin embargo ha deslizado la versión de que podría
tener una estrategia de gestión política diferente en la región donde
ejerce su liderazgo, de cara a las elecciones municipales. Esta
estrategia estaría enfrentada a la estrategia de nominación
“dedocrática” que podría adoptar la conducción de su partido para
imponer candidaturas a Intendentes en ciudades importantes del
país. Mientras, al otro lado del mostrador, para hablar de
representación política regional del PLRA en el Departamento de
Alto Paraná, no es necesario ir a Asunción, el poder está en el
Departamento. Figuras como la del Diputado Portillo y otros no muy
conocidos nacionalmente, pero si regionalmente, han demostrado
mucho oficio para dominar a la dirigencia del PLRA y definir
proyectos políticos autónomos.
La emergencia de los movimientos ciudadanos y “alianzas
interpartidarias” y “movimentistas”, que “roban” electores a los
partidos tradicionales para ganar las elecciones, constituyen una
referencia de que algo está ocurriendo en la granja.
De hecho el 10% de los Municipios están gobernados por candidatos
propuestos por estos nuevos espacios electorales, que podrían
articularse en organizaciones políticas con una visión de más largo
plazo y con proyectos para influir por más tiempo a través del
control político de los municipios.
La pregunta que resta es ¿Habrá finalmente rebelión en la Granja?,
es probable que sí, y las consecuencias podrían constituir un
proceso de modernización de las estructuras fosilizadas de las
organizaciones políticas tradicionales, algo necesario para pensar en
modernizar la economía y el Estado.
Si, el COVID 19 puede dejar secuelas no solo en el cuerpo humano,
sino también en el cuerpo político y social del país.
Volvamos al tablero de la política nacional, ahora le toca el turno de
mover las piezas a los Municipios.

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