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REVOLUCIÓN DE MAYO E INDEPENDENCIA EN ARGENTINA

CENTRALISTAS Y AUTONOMISTAS

El proceso revolucionario e independentista de las Provincias Unidas del Río de la Plata iba a
estar marcado por el enfrentamiento de dos grupos que disputaban la forma en que debía
organizarse el estado y que soberanía debía adoptar: centralistas y autonomistas.

Los centralistas defendían la idea de un gobierno central en donde la soberanía era única e
indivisible y debía reflejarse en la unidad de todos los territorios del virreinato. Esto implicaba
que el gobierno central, que tendría sede en Buenos Aires, debía subordinar todos los
territorios del virreinato y tomar decisiones por ellos. Los autonomistas por su parte,
defendían un gobierno central, pero con poder limitado, que permitiera que los territorios del
interior tuvieran autonomía para manejarse por sí mismo, lo que reflejaba la idea de una
soberanía fragmentada y que ponía en pie de igualdad a todas las ciudades del virreinato.

La Asamblea del Año XIII (13) no logró sus dos objetivos principales (la independencia y la
sanción de una constitución), en gran parte por este conflicto de grupos.

Este conflicto se mantendría y complicaría después de la independencia y se convertiría en el


conflicto entre unitarios y federales que mantendría al país en una situación inestable en las
siguientes décadas.

DIRECTORIO

Creado en 1814 por decisión de la Asamblea del año XIII (13), el Directorio fue la primera
forma de gobierno de carácter unipersonal en las provincias del Río de la Plata, es decir, que
solo tenía a una personal al mando del poder ejecutivo (las juntas tenían varios integrantes y
los triunviratos tenían 3 integrantes). El nombre del cargo era “Director Supremo de las
Provincias Unidas” y fue creado por la Asamblea con el objeto de darle agilidad y mayor
ejecutividad a las decisiones políticas y administrativas que debían tomarse ante la compleja
situación que atravesaba el Río de la Plata, como el fracaso de una segunda expedición
comandada por Belgrano al Alto Perú (hoy Bolivia) en 1813, y un cambio de coyuntura en
Europa que presagiaba el regreso de Fernando VII al trono español.

El directorio duró hasta 1820 y 6 personas ocuparon el cargo de director supremo:

 Gervasio Antonio Posadas (22 de enero de 1814 - 9 de enero de 1815)


 Carlos María de Alvear (10 de enero de 1815 - 15 de abril de 1815)
 José Rondeau (no asumió)
 Ignacio Álvarez Thomas (20 de abril 1815 - 16 de abril de 1816)
 Antonio González Balcarce (16 de abril de 1816 - 3 de mayo de 1816)
 Juan Martín de Pueyrredón (3 de mayo de 1816 - 11 de junio de 1819)
 José Rondeau (11 de junio de 1819 -1 de febrero 1820)
El director se desempeñaba dos años en sus funciones, en las que era acompañado por dos
secretarios y un Consejo de Estado, que lo asesoraría sobre todo en materia de política
internacional.

El directorio ganó desprestigio debido a que tomó una postura centralista dedicada a aplastar
todo reclamo localista por parte de las provincias, lo que llevo a grandes conflictos internos.

DECLARACIÓN DE INDEPENDENCIA (1816)

En marzo de 1816 el Directorio convocó un congreso constituyente en la ciudad de San Miguel


de Tucumán con el objetivo de declarar formalmente la independencia de las provincias del
Río de la Plata de España y sancionar una constitución, objetivos que no se pudieron lograr en
la Asamblea del Año XIII (13).

Las causas que llevaron a convocar el congreso fueron las siguientes:

• El retorno del rey Fernando VII al trono español y su voluntad de recuperar los
territorios americanos.

• El Congreso de Viena y la formación de la Santa Alianza también habían cambiado el


contexto político de Europa con respecto a los territorios americanos al propiciar la
restauración del absolutismo monárquico.

• La situación de desprestigio del gobierno central de Buenos Aires que no estaba


legitimado a causa de las diferencias entre las regiones.

• Los conflictos entre las provincias del interior y Buenos Aires con respecto al tipo de
organización que se debía dar a las Provincias Unidas. Las provincias no se sentían
representadas por el Directorio.

• La presión de José de San Martín que, desde Mendoza, organizaba la campaña


libertadora y necesitaba que se declarara la independencia de las Provincias Unidas
para que su proyecto fuera legitimado.

• La necesidad de tener una institucionalidad legitimada para negociar acuerdos y


negociaciones en el exterior.

La elección de realizar un congreso en una ciudad tan alejada de Buenos Aires como San
Miguel de Tucumán se debía al clima de oposición al gobierno generado por la Liga de los
Pueblos Libres (liderada por José Gervasio Artigas y conformada por la Banda Oriental, las
Misiones, Santa Fe, Entre Ríos y Corrientes). Las regiones adheridas a la Liga de los Pueblos
Libres no enviaron diputados al congreso. En el congreso no solo se trataría las posturas
centralistas y autonomistas, sino también, posturas monárquicas y republicanas, donde se
definiría la forma de gobierno del país naciente.

Las sesiones del Congreso de Tucumán iniciaron el 24 de marzo de 1816, y el 9 de julio de 1816
se declaró la independencia de las Provincias Unidas de Sudamérica del España y de toda
dominación extranjera. Días después se adoptó como símbolo patrio la bandera de Belgrano.
CONSTITUCIÓN DE 1819

Pasados tres años de la declaración de independencia, el Directorio decidió poner en marcha


el siguiente objetivo del Congreso de Tucumán: sancionar una constitución.

Una comisión encargada en la preparación del proyecto examinó los antecedentes


constitucionales que se habían elaborados con anterioridad: los presentados en la Asamblea
del Año XIII y los Reglamentos Provisorios de 1815 y 1817.

Así, se elaboró proyecto, que obtuvo la aprobación del Congreso el 22 de abril de 1819, y fue
jurada con toda solemnidad el 25 de mayo de ese año.

En la constitución se expresaba que el Supremo Poder Ejecutivo sería desempeñado por el


Director de Estado, quien sería designado por el Congreso por mayoría de sufragios y al que se
le otorgaban amplias atribuciones. Así también, la función legislativa quedaba a cargo de dos
cámaras, una de Representantes y otra de Senadores. El Poder Judicial se constituía con una
Alta Corte de Justicia de siete jueces y dos fiscales letrados, cuyos miembros eran designados
por el Director con acuerdo del Senado.

Sin embargo, la constitución demostró tener un carácter fuertemente centralistas, ya que no


hacía mención a las provincias del interior, lo que significaba una amenaza a las autonomías
provinciales. A su vez, en la constitución no se dejaba una declaración expresa sobre qué
forma de gobierno debía tomar el estado, lo que podía quizás dejar el camino abierto para la
formación a futuro de una especie de monarquía, lo que no encajaba en el ideal republicano
de muchos.

Es por todo ello que la primera constitución argentina fue rechazada por los pueblos del
interior y nunca pudo ponerse a práctica, y lo único que genero fue dar pie a una guerra civil y
a aumentar la crisis que atravesaba el país.

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