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Buscando abordar los conceptos de poder del Estado, cuerpo, enfermedad, salud y

muerte, Foucault centra su conferencia en el desarrollo de la medicina occidental a partir


del siglo XVIII y fundamentado en tres puntos importantes: la biohistoria, la medicalización
y la economía de la salud. Respecto a estos tres ítems, es llamativo cómo el capitalismo,
imperante a finales del siglo XVIII y principios del XIX, no generó el cambio de una
medicina colectiva a una privada, sino que socializó conceptos tales como el cuerpo en
función de la fuerza productiva, relacionado con el aspecto somático, más allá del tema
ideológico o de conciencia. Sin embargo, este concepto tuvo distintos abordajes que
pretendían diferentes objetivos, como lo veremos a continuación en tres tipos de medicina
social occidental que destacaran en esta época.
En Alemania, rigió la denominada “Medicina de Estado”, enfocada en demostrar el poder
y el alcance estatal como fuente de conocimiento específico. Este modelo de atención
cumple con ciertas características: es una medicina centralizada, burocratrizada,
jerarquizada donde el médico estaba subordinado desde este nivel central, pero al mismo
tiempo cumplía un rol de administrador de salud de una determinada población. Una de
las acciones pioneras de esta estrategia fue la de la observación de la morbilidad tanto a
nivel individual como colectivo, basada en la información suministrada por centros de
atención o registros epidemiológicos. Además, el control del Estado no solo se limitaba a
la parte asistencial, también se involucraba con la educación médica y la concesión de
títulos en este campo del conocimiento.
En Francia, el modelo se enfocó más en la organización de los centros poblados que en
las personas como tal, razón por la cual fue conocido como “Medicina Urbana”. Los
desafíos iniciales que debió afrontar esta propuesta fueron la organización de las
ciudades como centros de mercadeo y comercio y las brechas sociales que llevaban a
enfrentamientos entre la clase alta y la población pobre. Con el traslado de parte de la
población que habitaba los campos a las ciudades y la creciente aparición de
enfermedades epidémicas. Se planteó que la desorganización era la causa de estos
fenómenos y se sugirieron estrategias como las cuarentenas, se lograron avances en
planes hidrográficos, se derrumbaron las casas construidas sobre puentes con el fin de
favorecer un orden territorial y se trasladaron los cementerios a la periferia de las
ciudades, además de individualizar el rito funerario y la implementación de ataúdes. Todo
esto, encerrado dentro del concepto de salubridad e higiene pública.
En Inglaterra, el enfoque estuvo en la asistencia al trabajador en la denominada “Medicina
de la Fuerza Laboral”. Sin embargo, más allá de perseguir un fin altruista y solo limitarse a
atender necesidades en salud, se pretendía, en primer lugar, garantizar la fuerza laboral
y, por otro lado, proteger a las clases altas de enfermedades que se consideraban
atribuidas a la clase obrera o a los pobres (se cita el ejemplo del temor generado por la
epidemia del cólera en 1832 y su relación con el proletariado). Estas intervenciones se
incluyeron dentro de la mencionada “Ley de los pobres”. Posteriormente, se plantean los
“Health Services”, que incluían cuidados a la población en general y las medidas
preventivas a nivel colectivo. Sin embargo, los dos servicios ofrecidos tenían fines muy
similares: intervención en lugares insalubres, control de vacunación y registros de
morbilidad.
En los tres modelos presentados, se evidencia una fuerte influencia del aparato estatal
sobre el modelo de salud, más allá de que el nombre propio de “Medicina de Estado” solo
se menciona en el caso alemán (que fue donde se evidenció más claramente el tema
burocrático). Planteando y buscando cumplir objetivos diferentes, y de una forma marcada
o moderadamente explícita, las autoridades cumplen un rol de poder y control en los
aspectos relacionados con la medicina y la salud pública. El cuerpo, y sus estados de
salud/enfermedad es abordado tanto a nivel individual como colectivo como fuente de
información para un poder centralizado, como una parte integrada de un colectivo urbano
o la importancia de su fuerza productiva en beneficio de la sociedad. Aunque la muerte se
trata de forma explícita solo en el modelo francés, haciendo referencia a su
individualización como medida de salubridad, también es un aspecto que aporta
información necesaria para la toma de medidas en los otros dos modelos.

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