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Introducción
Antecedentes.
Como es de esperarse, existe hoy consenso sobre la importancia del talento como factor clave
para el éxito organizacional. En ciertos casos, se puede obtener un buen resultado con base
en circunstancias excepcionales, como, por ejemplo, una innovación técnica que influya en un
aumento de la eficiencia de las operaciones, el desarrollo de productos maduros a la
satisfacción de necesidades inatendidas de mercados en expansión, o la evolución de tipos de
cambio favorable a las exportaciones. Sin embargo, para aprovechar estas oportunidades se
requieren personas capaces de reconocerlas, aprovecharlas, o incluso, crearlas.
Así mismo, cada empresa posee una forma particular de percibirse, con su cultura, recursos y
entorno, que le dan una «personalidad propia». En segundo lugar, la implantación y efectividad
de cada uno de esos conceptos es muy sensible al tejido interno y al entorno externo de la
empresa. Y como no hay dos empresas iguales, no hay una receta universalmente válida sobre
cómo diseñar un sistema de comunicación o cómo desarrollar la capacidad de liderazgo.
Finalmente, buena parte de las inversiones que las organizaciones realizan al diseñar e
implantar las políticas y prácticas personal -compensación, formación y desarrollo...- con que
se aplican esos conceptos -liderazgo, motivación, cultura...-, son difícilmente reversibles, pues
tienden a comprometer los recursos de la organización durante mucho tiempo. Así, las prácticas
de compensación, por ejemplo, pueden conseguir con relativa facilidad la condición formal de
derechos adquiridos, con lo que la introducción de cambios en esas prácticas puede ser
altamente compleja.
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Desarrollo
Infografía.
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Conclusión.
El mundo de los negocios es cada vez más competitivo, lo que motiva a muchas empresas a
buscar perfiles con mayores capacidades para desenvolverse de manera efectiva. El talento
humano no sólo es la aptitud para realizar un trabajo, sino a una serie de habilidades integradas
a capacidades sociales, de comunicación, adaptación o colaboración.
Todos tienen aptitudes y habilidades, por eso es importante detectarlas y tener muy claro los
requerimientos de los puestos, ya que esto permitirá saber cuándo un perfil se alinea o no a un
trabajo.
Los empleados son el motor de las empresas y quienes hacen que las cosas sucedan. Ahora
bien, como mencionamos antes, la competencia en los negocios es cada vez mayor, entonces
¿no sería ideal que estas personas fueran más allá de cumplir sus funciones y buscaran
alcanzar mayores objetivos junto con su empresa?
El talento humano es el que permite que las empresas obtengan mejores resultados y cumplan
todas sus metas de una manera más sencilla, he aquí que sean un elemento decisivo para el
éxito o el fracaso de las mismas.
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Referencias bibliográficas
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