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C .

W R IG H T M IL L S

LA
Traducción de

F l o r e n t in o M. T orner

IMAGINACÍON
SOCIOLOGICA
P rólogo de G in o G erm ani

F O N D O D E C U L T U R A E C O N Ó M IC A
MÉXICO - BUENOS AIRES
I. LA P R O M E S A

II". i .n día los hombres advierten con frecuencia que sus vidas
In i \<i*I.is son una serie de añagazas. Se dan cuenta de que en sus
iMiuidos cotidianos no pueden vencer sus dificultades, y en eso mu-
li i*» voces tienen toda la razón: lo que los hombres corrientes saben
tlim i luiente y lo que tratan de hacer está limitado por las órbitas
i hi\ i Lis en que viven; sus visiones y sus facultades se limitan al ha-
ImIim I escenario del trabajo, de la familia, de la vecindad; en otros
«mi •líos, se mueven por sustitución y son espectadores. Y cuanto
ni h i tienta se dan, aunque sea vagamente, de las ambiciones y de
II iiiienazas que trascienden de su ambiente inmediato, más atra-
i nli >•■ parecen sentirse.
I'm debajo de esa sensación de estar atrapados se encuentran
• mil líos aparentemente impersonales de la estructura misma de so-
. dudes de dimensiones continentales. Los hechos de la historia
. .inli'iiiporánea son también hechos relativos al triunfo y al fracaso
di I.... ibres y mujeres individuales. Cuando una sociedad se indus-
lniili/.i, el campesino se convierte en un trabajador, y el señor feu-
•liil ■ \ liquidado o se convierte en un hombre cíe negocios. Cuando
11 i lases suben o bajan, un hombre tiene trabajo o no lo tiene;
• imi ido la proporción de las inversiones aumenta o disminuye, un
Ii iiuImc toma nuevos alientos o se arruina. Cuando sobrevienen
i¡in nas, un agente de seguros se convierte en un lanzador de cohe-
i. un oficinista en un experto en radar, las mujeres viven solas y
I . niños crecen sin padre. Ni la vida de un individuo ni la liis-
Imi.i <lc una sociedad pueden entenderse sin entender ambas cosas.
IVro los hombres, habitualmente, no definen las inquietudes
' 1111 sufren en relación con los cambios históricos y las contradic-
Hmes institucionales. Por lo común, no imputan el bienestar de
ijiit* gozan a los grandes vaivenes de la sociedad en que viven. Rara
\ *(inscientes de la intrincada conexión entre el tipo de sus pro-
iims vidas y el curso de la historia del mundo, los hombres corrien-
n nclcn ignorar lo que esa conexión significa para el tipo de
....... en que se van convirtiendo y para la clase de actividad
I. sím ica en que pueden tener parte. No poseen la cualidad men-
i d i .nidal para percibir la intcrrclación del hombre y la sociedad,
l. In biografía y de la historia, del yo y del mundo. N o pueden
l>• <i frente a sus problemas personales en formas que les permi-
i .iii controlar las transformaciones estructurales que suelen estar
il< Ii r. de ellas.
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24 I A PROMESA LA PROMESA 25
N o es <lr extrañar, desde luego. ¿En qué época se han visto in .I. 1«» (jiM' necesitan, aunque muchas veces la lucha para conse-
t a n t o hombres expuestos a paso tan rápido a las sacudidas de tan­ f.... I i agola su limitada energía moral.
tos cambios? One los norteamericanos no hayan conocido cam­ I o que necesitan, y lo que ellos sienten que necesitan, es una
bios tan catastróficos como los hombres y las mujeres de otras .lid.nl mental que les ayude a usar la información y a desarrollar
sociedades, se debe a hechos históricos que ahora se van convir- i ......... .. paia conseguir recapitulaciones lúcidas de lo que ocurre
tn udo velozmente en “ mera historia” . La historia que ahora afecta . .i 11 mundo y de lo que quizás está ocurriendo dentro de ellos. Y
a todos los hombres es la historia del mundo. En este escenario y |. |ii, yo me dispongo a sostener es que lo que los periodistas y los
en esta época, en el curso de una sola generación, la sexta parte . ,|,i.. lo. ai listas y el público, los científicos y los editores esperan
de la humanidad de feudal y atrasada ha pasado a ser moderna, d< l<i qiu puede llamarse imaginación sociológica, es precisamente
avanzada y temible. Las colonias políticas se han liberado, y han • i i nulidad.
surgido nuevas y menos visibles formas de imperialismo. Hay re­
voluciones, y los hombres sienten la opresión interna de nuevos
tipos de autoridad. Nacen sociedades totalitarias y son reducidas
a pedazos... o triunfan fabulosamente. Después de dos siglos de i . mi n•11lación sociológica permite a su poseedor comprender el
dominio, al capitalismo se le señala sólo como uno de los medios • i n.iiío histórico más amplio en cuanto a su significado para
de convertir la sociedad en un aparato industrial. Después de dos i , ida interior y para la trayectoria exterior de diversidad de indi-
siglos de esperanza, aun la democracia formal está limitada a una i . I iim Ella 1c permite tener en cuenta cómo los individuos, en el
porción muy pequeña de la humanidad. Por todas partes, en el ......olí o de su experiencia cotidiana, son con frecuencia falsamente
mundo subdesarrollado, se abandonan antiguos estilos de vida y m a ules de sus posiciones sociales. En aquel tumulto se busca
vagas expectativas se convierten en demandas urgentes. Por todas ........m i de la sociedad moderna, y dentro de esa trama se formu-
partes, en el mundo superdesarrollado, los medios de ejercer la i n I r. psicologías de una diversidad de hombres y mujeres. Por
autoridad y la violencia se hacen totales en su alcance y burocrá­ luí medios, el malestar personal de los individuos se enfoca sobre
ticos en su forma. Yace ahora ante nosotros la humanidad misma, mqiii. ludes explícitas y la indiferencia de los públicos se convierte
mientras las supernaciones que constituyen sus polos concentran • «i iiilnés por las cuestiones públicas.
sus esfuerzos más coordinados e ingentes en preparar la tercera l I primer fruto de esa imaginación — y la primera lección de la
guerra mundial. ...... i i social que la encarna— es la idea de que el individuo sólo
La plasmación misma de la historia rebasa actualmente la ha­ pin di comprender su propia experiencia y evaluar su propio des-
bilidad de los hombres para orientarse de acuerdo con valores pre­ im i luí dizándose a sí mismo en su época; de que puede conocer
feridos. ¿Y qué valores? Aun cuando no se sientan consternados, •i pmpias posibilidades en la vida si conoce las de todos los indi-
los hombres advierten con frecuencia que los viejos modos de sentir hiu, que se hallan en sus circunstancias. Es, en muchos aspectos,
y de pensar se han ido abajo y que los comienzos más recientes nuil li eeión terrible, y en otros muchos una lección magnífica. No
son ambiguos hasta el punto de producir parálisis moral. ¿Es de ii", rinos los límites de la capacidad humana para el esfuerzo
extrañar que los hombres corrientes sientan que no pueden hacer iH.pil ino o para la degradación voluntaria, para la angustia o para
frente a los mundos más dilatados ante los cuales se encuentran h depiia, para la brutalidad placentera o para la dulzura de la
de un modo tan súbito? ¿Que no puedan comprender el sentido de • i i I’ero en nuestro tiempo hemos llegado a saber que los lími-
su época en relación con sus propias vidas? ¿Que, en defensa de su i. i di la “ naturaleza humana” son espantosamente dilatados. He-
yo, se insensibilicen moralmente, esforzándose por seguir siendo Hi pado a saber que todo individuo vive, de una generación a
hombres totalmente privados o particulares? ¿Es de extrañar que ••Ii i, en una sociedad, que vive una biografía, y que la vive dentro
estén poseídos por la sensación de haber sido atrapados? d. una sucesión histórica. Por el hecho de vivir contribuye, aun-
11ii i a en pequeñísima medida, a dar forma a esa sociedad y al
No es sólo información lo que ellos necesitan. En esta Edad ni mi de su historia, aun cuando él está formado por la sociedad
del Dato la información domina con frecuencia su atención y re­ ■ pin su impulso histórico.
basa su capacidad para asimilarla. No son sólo destrezas intelec- I i imaginación sociológica nos permite captar la historia y la
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biografía y la relación entre ambas dentro de la sociedad. Ésa es mi «redo, ésos son los tipos de preguntas que lian formulado los
su tarca y su promesa. Reconocer esa tarea y esa promesa es la mejores analistas sociales. Ellas constituyen los pivotes intelec-
señal del analista social clásico. Es la característica de Ilerbert Inales de los estudios clásicos sobre el hombre y la sociedad, y son
Spencer, ampuloso, verboso, comprensivo; de A. E. Ross, gracioso,, I I preguntas que inevitablemente formula toda mente que posea
revelador, probo; de Auguste Com te y Émile Durkheim; del in­ imaginación sociológica. Porque esa imaginación es la capacidad
trincado y sutil Karl Mannheim. Es la cualidad de todo lo que •Ir pasar de una perspectiva a otra: de la política a la psicológi-
es intelectualmente excelente en Carlos Marx; es la clave de la bri­ 1 a. del examen de una sola familia a la estimación comparativa de
llante c irónica penetración de Thorstcin Veblen, de las polifacé­ I' . presupuestos nacionales del mundo, de la escuela teológica al
ticas interpretaciones de la realidad de Josepli Schumpeter; es la I l.ddecimiento militar, del estudio de la industria del petróleo
base del alcance psicológico de W . E. H. Lceky no menos que d de la poesía contemporánea. Es la capacidad de pasar de las
de la profundidad y la claridad de Max W eber. Y es la señal de 11.1 informaciones más impersonales y remotas a las características
todo lo mejor de los estudios contemporáneos sobre el hombre m i . íntimas del yo humano, y de ver las relaciones entre ambas
y la sociedad. • n-.iis. Detrás de su uso está siempre la necesidad de saber el sig-
Ningún estudio social que no vuelva a los problemas de la bio­ iiilu ado social e histórico del individuo en la sociedad y el periodo
grafía, de la historia y de sus intersecciones dentro de la sociedad, • 11 que tiene su cualidad y su ser.
ha terminado su jornada intelectual. Cualesquiera que sean los I1n suma, a esto se debe que los hombres esperen ahora captar,
problemas del analista social clásico, por limitados o por amplios 1" m medio de la imaginación sociológica, lo que está ocurriendo
que sean los rasgos de la realidad social que ha examinado, los que • 11 t i mundo y comprender lo que está pasando en ellos mismos
imaginativamente han tenido conciencia de lo que prometía su mim puntos diminutos de las intersecciones de la biografía y de
obra han formulado siempre tres tipos de preguntas: I I Iir.loria dentro de la sociedad. En gran parte, la conciencia que
1) ¿Cuál es la estructura de esta sociedad particular en su con­ d* si mismo tiene el hombre contemporáneo como de un extraño
junto? ¿Cuáles son sus componentes esenciales, y cómo se relacio­ p< 1 lo menos, si no como de un extranjero permanente, descansa
nan entre sí? ¿En qué se diferencia de otras variedades de organi­ 1I11 la comprensión absorta de la relatividad social y del poder
zación social? ¿Cuál es, dentro de ella, el significado de todo 11 ni I<>1mador de la historia. La imaginación sociológica es la for-
rasgo particular para su continuidad o para su cambio? 1111 más fértil de esa conciencia de sí mismo. Por su uso, hombres
2) ¿Qué lugar ocupa esta sociedad en la historia humana? ¿Cuál uvas mentalidades sólo han recorrido una serie de órbitas limita-
es el mecanismo por el que está cambiando? ¿Cuál es su lugar .11.. con frecuencia llegan a tener la sensación de despertar en una
en el desenvolvimiento de conjunto de la humanidad y qué signi­ 1'.a con la cual sólo habían supuesto estar familiarizados. Corrée­
fica para él? ¿Cómo afecta todo rasgo particular que estamos exa­ la o incorrectamente, llegan a creer con frecuencia que ahora
minando al periodo histórico en que tiene lugar, y cómo es afectado .......leu proporcionarse a sí mismos recapitulaciones adecuadas,
por él? ¿Y cuáles son las características esenciales de ese periodo? 1! Dilaciones coherentes, orientaciones amplias. Antiguas decisio-
¿En qué difiere de otros periodos? ¿Cuáles son sus modos carac­ II- que en otro tiempo parecían sólidas, les parecen ahora pro-
terísticos de hacer historia? d 1o los de mentalidades inexplicablemente oscuras. Vuelve a
3 ) ¿Qué variedades de hombres y de mujeres prevalecen ahora idqim ir agudeza su capacidad de asombrarse. Adquieren un modo
en esta sociedad y en este periodo? ¿Y qué variedades están empe­ •iih'vo de pensar, experimentan un trastrueque de valores; en una
zando a prevalecer? ¿De qué manera son seleccionados y formados, l dd'ia, por su reflexión y su sensibilidad comprenden el sentido
liberados y reprimidos, sensibilizados y embotados? ¿Qué clases de n|lmal de las ciencias sociales.
“ naturaleza 11111113113" se revelan en la conducta y el carácter que
observamos en esta sociedad y en este periodo? ¿Y cuál es el signi­ 2
ficado para la “ naturaleza humana" de todos y cada uno de los
rasgos de la sociedad que examinamos? I 1 dr.luición más fructuosa con que opera la imaginación socio-
Ya sea el punto de interés un Estado de gran poderío, o un 1 n .1 es quizás la que hace entre “ las inquietudes personales del
talento literario de poca importancia, una familia, una prisión o ..... lio” y “ los problemas públicos de la estructura social". Esta
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distinción es un instrumento esencial de la imaginación socioló­ . i cuno enriquecerse con ella, cómo trepar a lo más alto del
gica y una característica de toda obra clásica en ciencia social. c m.i Io militar de seguridad, o cómo contribuir a ponerle térmi-
Se presentan inquietudes en el carácter de un individuo y en el I n suma, encontrar, de acuerdo con los valores que uno
ámbito de sus relaciones inmediatas con otros; tienen relación con i *mihkc, una serie de ambientes, y dentro de ella sobrevivir a la
su yo y con las áreas limitadas de vida social que conoce directa i m i o hacer significativa la muerte de uno en ella. Pero los pro-
y personalmente. En consecuencia, el enunciado y la resolución hl. iii*i". <•.Iructurales de la guerra se refieren a sus causas, a los tipos
de esas inquietudes corresponde propiamente al individuo como i hombres que lleva al mando, a sus efectos sobre la economía y
entidad biográfica y dentro del ámbito de su ambiente inmediato: ! i política, sobre la familia y las instituciones religiosas, a la irres-
el ámbito social directamente abierto a su experiencia personal i o 11>ihelad desorganizada de un mundo de Estados-naciones.
y, en cierto grado, a su actividad deliberada. Una inquietud es un Vi unos el matrimonio. En el matrimonio el hombre y la mu-
asunto privado: los valores amados por un individuo le parecen ■ pueden experimentar inquietudes personales, pero cuando la
a éste que están amenazados. i ■ 'pon ión de divorcios durante los cuatro primeros años de ma-
Los problemas se relacionan con materias que trascienden del .......mili es de 250 por cada 1 000, esto es prueba de un problema
ambiente local del individuo y del ámbito de su vida interior. Tie­ • 11 ni lin.il que tiene que ver con las instituciones del matrimonio
nen que ver con la organización de muchos ambientes dentro de las I- 11 familia y con otras relacionadas con ellas,
instituciones de una sociedad histórica en su conjunto, con las ma­ i > vi muios las metrópolis: el horrible, hermoso, repugnante y
neras en que diferentes medios se imbrican e interpenetran para ...i iiilii o desparramamiento de la gran ciudad. Para muchas per-
formar la estructura más amplia de la vida social e histórica. Un ..... . de las clases altas, la solución personal del “ problema de la
problema es un asunto público: se advierte que está amenazado i un lili I r. tener un departamento con garage privado en el cora-
un valor amado por la gente. Este debate carece con frecuencia . 1 . 11 ciudad, y a cuarenta millas de ella una casa proyectada
de enfoque, porque está en la naturaleza misma de un problema, ! . I huí y I lili con un jardín diseñado por Garrctt Ecícbo, en un
a diferencia de lo que ocurre con la inquietud aun más generali­ i.......... de cuarenta hectáreas de propiedad personal. En esos dos
zada, el que no se le pueda definir bien de acuerdo con los ambien­ i. mI'i. ule. controlados — con un pequeño cuerpo de servicio en
tes inmediatos y cotidianos de los hombres corrientes. En realidad, i.l i • sl i ci i i o y una comunicación por helicóptero entre ellos— , la
un problema implica muchas veces una crisis en los dispositivos ......... p u le de las personas resolvería muchos de los problemas
institucionales, y con frecuencia implica también lo que los mar- 1 nubil ule personal causados por los hechos de la ciudad. Pero
xistas llaman “ contradicciones” o “antagonismos” . i .1.. i o, aunque espléndido, no resuelve los problemas públicos
• I hecho estructural de la ciudad plantea. ¿Qué habría que
Consideremos a esa luz el desempleo. Cuando en una ciudad ............... i esc maravilloso monstruo? ¿Fragmentarlo en unidades
de 100 000 habitantes sólo carece de trabajo un hombre, eso cons­ i. ......mías cpic reuniesen la residencia y el lugar de trabajo?
tituye su inquietud personal, y para aliviarla atendemos propia­ i i iil,i como es, con algunos retoques? ¿O evacuarla y volarla
mente al carácter de aquel hombre, a sus capacidades y a sus opor­ ...... dinamita, y construir ciudades nuevas de acuerdo con planos
tunidades inmediatas. Pero cuando en una nación de 50 millones i higurcN nuevos? ¿Cómo serían esos planos? ¿Y quién va a deci-
de trabajadores 15 millones carecen de trabajo, eso constituye un ' i u alizar lo que se elija? Ésos son problemas estructurales;
problema, y no podemos esperar encontrarle solución dentro del I .. d. líenle y resolverlos nos obliga a examinar los problemas
margen de oportunidades abiertas a un solo individuo. Se ha veni­ , 'iiif ir, y económicos que afectan a innumerables medios.
do abajo la estructura misma de oportunidades. Tanto el enun­ tu iilra'* una economía esté organizada de manera que haya
ciado correcto del problema como el margen de soluciones posibles . i I pinblema del desempleo no admite una solución personal,
nos obliga a considerar las instituciones económicas y políticas de i ulia", la guerra sea inherente al sistema de Estados-naciones y
la sociedad, y no meramente la situación y el carácter personales . 11 .I i! nal industrialización del mundo, el individuo corriente
de individuos sueltos. ,i mi mnlio restringido será impotente — con ayuda psiquiátrica
Veamos la guerra. El problema personal de la guerra, cuando m . lia para resolver las inquietudes que este sistema o falta
se presenta, puede estar en cómo sobrevivir o cómo morir con ho- d* i,i Imii i h impone. Mientras que la familia como institución
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<*>nvi« rl.i i I r. mujeres en esclavas queridas y a los hombres en sus I 1 mu dio es un tiempo de malestar e indiferencia, pero aún
jefe-, proveedores y sus dependientes aún no destetados, el pro­ I i mui idos de manera que permitan el trabajo de la razón y el
bit in.i de un matrimonio satisfactorio no puede tener una solución i- n d< l.i sensibilidad. En lugar de inquietudes — definidas en
pinamente privada. Mientras la megalópolis superdesarrollada y . I " i ii ion valores y amenazas— , hay con frecuencia la calami­
el automóvil supcrdesarrollado sean rasgos constitutivos de la so- dad d< un malestar vago; en vez de problemas explícitos, muchas
i miad superdesarrollada, los problemas de la vida urbana no po­ ........ luí y sólo el desalentado sentimiento de que nada marcha
dían resolverlos ni el ingenio personal ni la riqueza privada. 111 * n. No se ha dicho cuáles son los valores amenazados ni qué
• I" que los amenaza; en suma, no han sido llevados a punto
Lo que experimentamos en medios diversos y específicos es, di d. i .mu. Mucho menos han sido formulados como proble-
como hemos observado, efecto de cambios estructurales. En con­ •Mi di la ciencia social.
secuencia, para comprender los cambios de muchos medios perso­ I o los anos treinta apenas se dudaba — salvo en ciertos círcu-
nales, nos vemos obligados a mirar más allá de ellos. Y el número i • di negocios alucinados— que había un problema económico
y variedad de tales cambios estructurales aumentan a medida que i", i i i también un haz de inquietudes personales. En los argu-
las instituciones dentro de las cuales vivimos se extienden y se •ni ni. acerca de "la crisis del capitalismo” , las formulaciones de
relacionan más intrincadamente entre sí. Darse cuenta de la idea f I ii las numerosas re-formulaciones de su obra probablemente
de estructura social y usarla con sensatez es ser capaz de descu­ . i. oían los principales términos del problema, y algunos indivi-
brir esos vínculos entre una gran diversidad de medios; y ser capaz di... Ili rail a comprender sus inquietudes personales en relación
de eso es poseer imaginación sociológica. • ni Liles términos. Los valores amenazados eran fáciles de ver
y • .limados por todos; las contradicciones estructurales que los
•> •m in ia aban también parecían fáciles. Ambas cosas eran amplia
i Imil nudamente experimentadas. Fue una edad política.
¿Cuáles son en nuestro tiempo los mayores problemas para los I'cío los valores amenazados en la era posterior a la segunda
públicos y las inquietudes clave de los individuos particulares? • m na Mundial, muchas veces no son ni ampliamente reconocidos
Para formular problemas e inquietudes, debemos preguntarnos • .nuil valores ni se advierte de un modo general que estén amena-
qué valores son preferidos, pero amenazados, y cuáles preferidos idi., Muchas inquietudes privadas no son formuladas; mucho
y apoyados por las tendencias características de nuestro tiempo. ni di lai público y muchas decisiones de enorme importancia es-
Tanto en el caso de amenaza como en el de apoyo, debemos pre­ mu lu id no llegan nunca a ser problemas públicos. Para quienes
guntarnos qué contradicciones notorias de la estructura pueden . • plan valores hereditarios, como la razón y la libertad, es el
estar implicadas. m .I. Ia i mismo lo que constituye la inquietud, es la indiferencia
Cuando la gente estima una tabla de valores y no advierte . ii ana lo que constituye el problema. Y esta situación de malestar
ninguna amenaza contra ellos, experimenta bienestar. Cuando • 11id d ciencia es lo que constituye el signo distintivo de nuestro
estima unos valores y advierte que están amenazados, experimenta lii-mpo.
una crisis, ya como inquietud personal, ya como problema público. l odo esto es tan sorprendente, que muchas veces es interpre-
Y si ello afecta a todos sus valores, experimenta la amenaza total i ido por los observadores como un cambio en la clase misma de
del pánico. I" pioblcmas que ahora reclaman ser formulados. Se nos dice
Pero supongamos que la gente no sienta estimación por ningún ai frecuencia que los problemas de nuestra década, o aun las
valor ni perciba ninguna amenaza. Ésta es la experiencia de la na-, de nuestro tiempo, han salido del campo externo de la eco-
indiferencia, la cual, si parece afectar a todos los valores, se con­ ......da y se relacionan ahora con la calidad de la vida individual,
vierte en apatía. Supongamos, en fin, que no sienta estimación • un .didad con el problema de si tardará mucho en dejar de haber
por ningún valor, pero que, no obstante, perciba agudamente una dgo que pueda llamarse propiamente vida individual. N o el tra-
amenaza. Ésta es la experiencia del malestar, de la ansiedad, la I i |i• de los niños, sino los libros de historietas, no la pobreza, sino
cual, si es suficientemente total, se convierte en una indisposición I i« i« en masa, son los centros de interés. Muchos grandes
mortal no específica. pioblcmas públicos, lo mismo que muchas inquietudes privadas,
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tmit demandas por lo que, creo yo, las ciencias sociales se están
•,c «lt 1un n t iniio <utstioncs “ psiquiátricas”, con frecuencia, según
. n licmlo en el común denominador de nuestro periodo cultu-
I• 11< i en no míenlo patético de evitar los grandes problemas de
l i .oí ml.nl inoclcrna. A veces esta afirmación parece descansar i il 11 imaginación sociológica en la cualidad mental más nece­
'.oble mi angosto interés provinciano que sólo tiene en cuenta an«.
las sociedades occidentales, o quizás sólo a los Estados Unidos,
i/*,noiando, de esa suerte, las dos terceras partes de la humanidad; 4
iiilk lias veces, también, divorcia arbitrariamente la vida individual
de las grandes instituciones dentro de las cuales se desenvuelve esa l ii Indas las épocas intelectuales tiende a convertirse en común
vida y que con frecuencia pesan sobre ella más penosamente que d iluminador d éla vida cultural determinado estilo de pensamien-
los ambientes íntimos de la infancia. i Es cierto que hoy en día muchas modas intelectuales se difun-
I.os problemas del ocio, por ejemplo, ni siquiera pueden formu­ d< ii ampliamente para ser abandonadas por otras nuevas en el
larse sin tener en cuenta los problemas del trabajo. Las inquietu­ . ni mi de uno o dos años. Esos entusiasmos quizá sazonan el juego
des de la familia relativas a los libros de historietas no pueden ■ nlriii.il, pero dejan poca huella intelectual, si es que dejan alguna.
formularse como problemas sin tener en cuenta la situación de la ■ puede decirse lo mismo de modos de pensar como la “ física
familia contemporánea en sus nuevas relaciones con las institucio­ ii< vloniana” o la “ biología darwiniana” . Cada uno de estos uni-
nes más recientes de la estructura social. N i el ocio ni sus usos v i ■ .. intelectuales se convirtió en una influencia que llegó mucho
enervantes pueden entenderse como problemas sin reconocer la ni i lejos que cualquier esfera especial de ideas y de fantasías.
medida en que el malestar y la indiferencia forman actualmente I ii m lación con ellos, o en relación con cosas derivadas de ellos,
imI.... desconocidos y comentaristas de moda re-enfocan sus obser-
el clima social y personal de la sociedad norteamericana contem­
poránea. En ese clima no pueden plantearse ni resolverse proble­ c lunes y re-formulan sus problemas.
mas de “la vida privada” sin tener en cuenta la crisis de ambición I n la época moderna, las ciencias físicas y biológicas han sido
que forma parte de la carrera misma de muchos hombres que • 1 pniicipal común denominador del pensamiento serio y de la
trabajan en una economía de grandes compañías o empresas. i M* Lil i ica popular en las sociedades de Occidente. “ La técnica de
Es verdad, como constantemente señalan los psicoanalistas, que I ilmi.ilorio” ha sido el modo consagrado de proceder y la fuente
con frecuencia las gentes tienen “la sensación creciente de ser I. I.i seguridad intelectual. Ése es uno de los significados de la
1.1< i de un común denominador intelectual: los hombres pueden
movidas por fuerzas oscuras que actúan dentro de ellas mismas y
i <i mular sus convicciones más poderosas según sus términos. Otros
que son incapaces de definir” . Pero no es verdad, como dijo-
1.1 minos y otros estilos de pensamiento parecen meros vehículos
Ernest Jones, que “ el principal enemigo y el principal peligro del
i|> i s<a pe y oscuridad.
hombre es su misma indócil naturaleza y las fuerzas ocultas repri­
M que prevalezca un común denominador no significa, natural-
midas dentro de él” . Por el contrario: “ el principal peligro” para
mi ni <•, que no existan otros estilos de pensamiento y otros tipos
el hombre reside hoy en las fuerzas ingobernables de la sociedad
il. ( Habilidad. Lo que quiere decir es que los intereses intelec­
contemporánea misma, con sus métodos impersonales de produc­
to ili . más generales tienden a entrar en su ámbito, para ser formu­
ción, sus técnicas envolventes de dominación política, su anarquía
lo lie. <:n él más rigurosamente y pensar, una vez formulados así,
internacional, en una palabra, con sus penetrantes transformacio­
•I(i* i no han tenido solución, por lo menos han sido llevados
nes de la “ naturaleza” misma del hombre y las condiciones y
i.leíanle de un modo provechoso.
finalidades de su vida.
( ico yo que la imaginación sociológica se está convirtiendo
- n d principal común denominador de nuestra vida cultural y en
La primera tarea política e intelectual — porque aquí coinciden
M i.r.go distintivo. Esta cualidad mental se encuentra en las cien-
ambas cosas— del científico social consiste hoy en poner en clara
( ir. Mínales y psicológicas, pero va mucho más allá de esas disci­
los elementos del malestar y la indiferencia contemporáneos. Ésta
plina . tal como ahora las conocemos. Su adquisición por los indi-
es la demanda central que le hacen los otros trabajadores de la
■ 111(»■. y por la comunidad cultural en general es lenta y en
cultura: los científicos del mundo físico y los artistas, y en gene­
. i tunes torpe; muchos científicos sociales mismos la desconocen
ral toda la comunidad intelectual. Es a causa de esta tarea y de
I,A PROMESA LA PROMESA 35
M
. , lindes sou profanas, humanistas, y con frecuencia abso-
|mm completo Parecen ignorar que el uso de esta imaginación es
criih.il pitia mejorar el trabajo que pueden liaccr, que por no „ nti confusas. Los progresos recientes de las ciencias físicas
dc.auollaila y emplearla dejan de responder a las esperanzas cul- ,ii u climax tecnológico en la bomba H y los medios para
hu.ilr, (pie se tienen en ellos y que las tradiciones clásicas de sus , ,,11 ula - no han sido sentidos como solución a ninguno de
din r, is disciplinas ponen a disposición de ellos. , .niilnnus ampliamente conocidos y profundamente ponde-
IVio las cualidades de esta imaginación son regularmente exi­ |im comunidades intelectuales y públicos culturales muy
gid.i. en materias de hecho y de moral, en el trabajo literario y en i hi n|ir. I1',sos progresos han sido considerados, correctamente,
el análisis político. Se han convertido en rasgos fundamentales ...... o aillado de una investigación altamente especializada, e in-
de esfuerzo intelectual y de sensibilidad cultural en una gran i miente como misterios maravillosos. Han suscitado más
diversidad de expresiones. Los buenos críticos son ejemplos de i hit ni i. lauto intelectuales como morales— que los que han
esas cualidades, lo mismo que los periodistas serios, y en realidad ■ i llu, y los problemas que han planteado radican casi com-
se juzga según ellas la obra de unos y otros. Las categorías popu­ .......... i* ule en la esfera de los asuntos sociales, y no físicos. La
lares de la crítica — muy intelectual, medianamente intelectual o " |mi*.l i manifiesta de la naturaleza, la superación de la escasez,
sin pretensiones intelectuales, por ejemplo— ahora son tan socio­ 1 " iili ii los hombres de las sociedades superdesarrolladas como
lógicas por lo menos como estéticas. Los novelistas — cuya obra 1 ' 1111lilimente acabada. Y ahora, en esas sociedades se cree
seria encarna las definiciones más difundidas de la realidad hu­ - L i inicia —principal instrumento de esa conquista— vaga a
mana— poseen con frecuencia esta imaginación y se esfuerzan "iln|(i, sin objetivo, y que necesita ser revalorada.
en satisfacer la demanda de ella. Por medio de ella, se busca I i ' limación moderna por la ciencia en gran parte ha sido
orientar el presente como historia. A medida que las imágenes mu ult supuesta, pero ahora el ethos tecnológico y una espe-
de la “ naturaleza humana” se hacen más problemáticas, se siente imaginación ingenieril asociados con la ciencia probable-
cada vez más la necesidad de prestar atención más estrecha, pero •• |Mitren más temibles y ambiguos que esperanzadores y
más imaginativa, a las prácticas y a las catástrofes sociales que i ■ " avos. Naturalmente, no es eso todo lo que hay en la
revelan (y que moldean) la naturaleza del hombre en este tiempo • ii . pero se teme que llegue a serlo. La necesidad sentida
de inquietud civil y de conflicto ideológico. Aunque algunas veces ilui.n |;i ciencia física refleja la necesidad de un nuevo deno-
se manifiesta la moda de intentar usarla, la imaginación socio­ ■ ■ '"l"i común. Es el sentido humano y el papel social de la
lógica no es una mera moda. Es una cualidad mental que parece •a. mis consecuencias militares y comerciales, su significación
prometer de la manera más dramática la comprensión de nuestras i 1•1• i. lo que está experimentando una revaloración confusa.
propias realidades íntimas en relación con las más amplias reali­ 1 !""•'.icsos científicos de las armas quizás lleven a la “ necesi-
dades sociales. No es meramente una cualidad mental más entre I t i, i justes políticos del mundo; pero esa “ necesidad” no se
el margen contemporáneo de sensibilidades culturales: es la cua­ pueda satisfacerla la ciencia física por sí misma,
lidad cuyo uso más amplio y más hábil ofrece la promesa de que i' lio que ha pasado por “ ciencia” se tiene ahora por filoso-
todas esas sensibilidades — y de hecho la razón humana misma— 1 h'il"'.,i. mucho que se considera como “ verdadera ciencia” se
llegarán a representar un papel más importante en los asuntos '• "ii ficarencia que sólo proporciona fragmentos confusos
humanos. 1 • t<alidiidcs entre las cuales viven los hombres. Está muy
1 ululo el sentimiento de que los hombres de ciencia ya no
El significado cultural de la ciencia física — el mayor y más " *li icprcsentar la realidad como un todo o de trazar un es-
antiguo común denominador— se está haciendo dudoso. Como il del destino humano. Además, la “ ciencia” les parece
estilo intelectual, la ciencia física empieza a ser considerada por luí-, no lauto un ethos creador y una orientación, como un
muchos como algo insuficiente. La suficiencia de los estilos cien­ • . .Ir máquinas científicas manejadas por técnicos y controla-
tíficos de pensamiento y sentimiento, de imaginación y sensibili­ II ' | "i hombres economistas y militares que ni encarnan ni coin-
dad, ha estado, naturalmente, desde sus orígenes sometida a la mlt ii la ciencia como ethos y orientación. Entretanto, los
duda religiosa y a la controversia teológica, pero nuestros padres 1 "l" q u e hablan en nombre de la ciencia con frecuencia la
y abuelos científicos han reducido esas dudas religiosas. Las dudas ... luí cu “ cienticismo” , sosteniendo que su experiencia es
36 LA PROMESA
LA PROMESA 37
idéntica a la experiencia humana y que únicamente con sus méto­
i iii.hil particularmente valiosa para percibir relaciones entre los
dos pueden resolverse los problemas humanos. Con todo eso, ................. sociales: la cualidad de la firmeza. Estaba demasiado in-
muchos trabajadores culturales han llegado a pensar que la “cien­ i . .......... ol presente para ser un buen historiador, era demasiado
cia" es un Mesías falso y pretencioso, o por lo menos un elemento i . p.uu ser novelista, y veía demasiado la literatura como docu-
marcadamente ambiguo de la civilización moderna. i, i i(r l.i cultura de una época o de un país para ser un crítico de
i lil i . . Su obra sobre la literatura inglesa es menos un estudio
Pero, según la frase de C . P. Sno>v, hay “ dos culturas": la i i , |||< ilui.i inglesa que un comentario sobre la moral de la sociedad
científica y la humanista. Y a como historia o como drama, , , , \ un vehículo de su positivismo. Es un teórico social, antes
ya como biografía, poesía o novela, la esencia de la cultura hu­ |iii Miidii.1
manista ha sido la literatura. Pero ahora se insinúa con frecuencia
i iin luya sido un “ literato" más bien que un “ científico social” ,
que la literatura seria se ha convertido en un arte secundario.
i,, ii.i quizás el dominio sobre gran parte de la ciencia social
Si es así, no es solamente por el crecimiento de los públicos de
i nlii xix ejercido por la búsqueda celosa de “ leyes” supuesta-
masas y de los medios de comunicación para las masas, y por todo
mi .11. i (imparables a las que nos imaginamos que encuentran los
lo que eso significa para la producción literaria seria. Se debe
.,i iIh ir. de la naturaleza. A falta de una ciencia social ade-
también a la cualidad misma de la historia de nuestro tiempo
i. I , ( i íl icos y los novelistas, los dramaturgos y los poetas
y a los tipos de necesidades que los hombres sensibles advierten
.......... tu los principales, si no los únicos, formuladores de inquie-
que reclaman aquella cualidad.
i i. , individuales y hasta de problemas públicos. El arte expresa
¿Qué novela, qué periodismo, qué esfuerzo artístico puede i iilmiientos y a veces se concentra en ellos — en los mejores
competir con la realidad histórica y los hechos políticos de nuestro .n, niii', con dramática agudeza— , pero no aún con la claridad
tiempo? ¿Qué visión dramática del infierno puede competir con , i. i. luid necesaria para su comprensión y alivio en la actua-
los acontecimientos de la guerra en el siglo xx? ¿Qué acusaciones i.l 1.1 arte no formula ni puede formular esos sentimientos
morales pueden afectar a la insensibilidad de hombres en la ago­
pKililcinas que contienen las inquietudes y las dudas a las
nía de la acumulación primaria? Es la realidad social e histórica |n hombres tienen que hacer frente ahora si han de vencer
lo que los hombres necesitan conocer, y muchas veces no encuen­ mili .l.o e indiferencia y las insufribles angustias a que con-
tran en la literatura contemporánea un medio adecuado para I n realidad, el artista muchas veces no intenta hacerlo.
conocerla. Quieren hechos, buscan su significado, desean un “ gran \ .mi' c| arlista serio experimenta él mismo gran inquietud, y
panorama" en el cual puedan creer y dentro del cual puedan llegar , i Im o ron alguna ayuda intelectual y cultural de una ciencia
a comprenderse a sí mismos. Quieren también valores orienta­ il Ho loada por la imaginación sociológica.
dores y maneras apropiadas de sentir y estilos de emoción y voca­
bularios de motivación. Y no encuentran eso fácilmente en la
literatura de hoy. No importa que esas cualidades deban encon­
trarse allí; lo que importa es que con frecuencia no las encuentran I . i'.ilo en este libro es definir el significado de las ciencias
allí los hombres. I, n i las tareas culturales de nuestro tiempo. Deseo espe-
En el pasado, literatos en función de críticos y de historiadores ii I r. ( lases de esfuerzo que están detrás del desarrollo de la
escribieron notas sobre Inglaterra y sobre viajes a los Estados ...... i sociológica, indicar lo que ella implica para la vida
Unidos. Se esforzaron por caracterizar sociedades en su conjunto , i. i v para la vida cultural, quizá señalar algo de lo que se
y de discernir su sentido moral. Si Tocqueville o Taine vivieran ,i i |>n i poseerla. Deseo, de esa manera, aclarar la natura-
hoy, ¿no serían sociólogos? Formulándose esta pregunta acerca i V I*1 o'os de las ciencias sociales en la actualidad, y dar un
de Taine, un reseñador de The Times (Londres) dice: im i , b• inhume de su situación contemporánea en los Estados
i hilittiH,"
Taine vio siempre al hombre primordialmente como un animal
social y la sociedad como una colección de grupos: sabía observar i ii I iteuny Supplemertt, 15 de noviembre de 1957.
1 i,i ■ Ii mvesidad de decir que prefiero con mucho la expresión “los
minuciosamente, era un trabajador de campo infatigable y poseía una
i.,i , i ih ■.'* ;i la de “las ciencias sociales”, no porque no me agraden
38 LA PROMESA LA PROMESA 39

En cualquier momento dado, naturalmente, la “ ciencia social” .....»les un malestar muy generalizado, tanto intelectual como
hmh.iI, por la dirección que parece ir tomando la disciplina de su
consiste en lo que están haciendo los científicos sociales debida­
, |... mu i . Esc malestar, así como las infortunadas tendencias que
mente reconocidos; pero no todos ellos están, de ningún modo,
haciendo lo mismo; en realidad ni siquiera hacen cosas del mismo . Miilnbuyen a producirlo, forman parte, según supongo, de un
género. La ciencia social es también lo que han hecho los cientí­ ■ ti 11*star general de la vida intelectual contemporánea. Pero
ficos sociales del pasado; pero cada estudioso de estas materias i|ui/.is el malestar es más agudo entre los cultivadores de las
elige una determinada tradición de su disciplina. Cuando hablo ■ n tu i.is sociales, aunque no sea más que por el dilatado alcance
de “la promesa de la ciencia social” , espero que esté claro que me •li 11 promesa que guió gran paite del trabajo anterior realizado
refiero a esa promesa tal como yo la veo. iii ii campo, por la naturaleza de los asuntos que trata y por la
Precisamente ahora hay entre los cultivadores de las ciencias ni|'i ule necesidad que hoy se siente de trabajo significativo y de
iiiipnitancia.
los científicos del mundo físico (por el contrario, me agradan m ucho), sino No lodos sienten ese malestar, pero el hecho de que muchos
porque la palabra “ciencia” ha adquirido gran prestigio y un sentido más bien •i" lo sientan es en sí mismo causa de nuevo malestar entre los
impreciso. No siento ninguna necesidad de restarle prestigio ni de hacer aún •pii no olvidan la promesa y son bastante honrados para no admi­
menos preciso su sentido usándola como una metáfora filosófica. Pero sos­
pecho que si escribo “los estudios sociales”, los lectores pensarán sólo en la
to 11 pretenciosa mediocridad de mucho de lo que se hace. Dicho
teoría del gobierno civil de las escuelas superiores, que es, de todos los campos Ioda franqueza, espero aumentar ese malestar, definir algunas
de la sabiduría humana, el único con el que deseo evitar toda clase de asocia­ •I ii . fuentes, contribuir a transformarlo en un apremio espe-
ción. “Las ciencias de la conducta” es sencillamente imposible; supongo que il o o para comprender la promesa de la ciencia social y limpiar
esta denominación fue concebida como un medio de propaganda para con­
• I li unió para empezar de nuevo; en suma, indicar algunas de las
seguir dinero destinado a investigaciones sociales de las fundaciones y de los
diputados que confunden “ciencia social” con “socialismo”. La mejor deno­ i lo r, cpie hay que hacer y los medios disponibles para hacer
minación debe incluir la historia (y la psicología, en la medida en que se refiere • I Ii ahajo epre hay que hacer hoy.
a seres humanos), y ha de prestarse a discusiones lo menos posible, porque
nosotros argumentamos con palabras, pero no luchamos acerca de ellas. Quizás I I concepto de la ciencia social que yo sustento no ha predo-
iría bien “disciplinas humanas”. Pero ni pensarlo. Con la esperanza de no
iiiiii ii lo últimamente. M i concepto se opone a la ciencia social
ser demasiado ampliamente inal interpretado, me atengo al uso convenido y
empleo la consagrada expresión de “ciencias sociales”. ..... . conjunto de técnicas burocráticas que impiden la investiga-
Otra cosa más: Espero que mis colegas acepten la expresión “imaginación • huí social con sus pretensiones metodológicas, que congestionan
sociológica”. Los cultivadores de las ciencias políticas que han leído mi ■ I 11 .iha jo con conceptos oscurantistas o que lo trivializan interc-
manuscrito sugieren la denominación de “imaginación política”; y los antropó­
'i unióse en pequeños problemas sin relación con los problemas
logos la de “imaginación antropológica”, y así sucesivamente. Las palabras
importan menos que la idea, la cual espero que se aclarara en el decurso de publicamente importantes. Esos impedimentos, oscuridades y
este libro. Con su empleo no quiero, desde luego, sugerir meramente la dis­ I' nulidades han producido actualmente una crisis en los estu-
ciplina académica llamada “sociología”. Mucho de lo que la frase significa li" sociales, sin que señalen en absoluto un camino para salir
para mí no lo dicen en absoluto los sociólogos. En Inglaterra, por ejemplo, •(•> ella.
la sociología como disciplina académica es todavía algo marginal, pero en
buena parte del periodismo, de la novela y sobre todo de la historia ingleses, linos cultivadores de las ciencias sociales insisten en la nece-
la imaginación sociológica está, ciertamente, muy bien desarrollada. Cosa ‘ "I ul de “ equipos técnicos de investigación” , otros en la primacía
análoga ocurre en Francia: tanto la confusión como la audacia del pensa­ •l< I investigador individual. Unos gastan mucha energía en el
miento francés desde la segunda Guerra Mundial descansan sobre su senti­ •■ Ini iiiik uto de los métodos y las técnicas de investigación; otros
miento de las características sociológicas del destino ¿el hombre en nuestro pii ii ni que han sido abandonados los tipos doctos del artesano
tiempo; pero esas tendencias las sustentan literatos más bien que sociólogos
profesionales. No obstante, empleo la frase “imaginación sociológica” porque: mi' 1«11nal y cpie deben ser rehabilitados ahora. Unos desarrollan
1) cree el zapatero remendón que no hay más que cuero, y para bien o para o Ii .iha jo de acuerdo con un rígido conjunto de procedimientos
mal yo soy un sociólogo; 2) creo que históricamente esa cualidad mental ha un ' micos; otros tratan de desarrollar, incitar y emplear la imagi-
sido poseída más frecuentemente y de manera más vivida por los sociólogos ii i' ion sociológica. Algunos — adeptos del alto formulismo de la
clásicos que por los demás cultivadores de las ciencias sociales; 3) puesto que
voy a examinar críticamente muchas escuelas sociológicas curiosas, necesito
li mía” asocian y disocian conceptos de manera que a otros les
un término contrario en que apoyarme. ........o extraña; y estos otros apremian para la elaboración de pala-
10 LA PROMESA LA PROMESA 41
Luis "l«> <n i m i o es manifiesto que ello amplía el alcance de la • ....... sociales como en sus ambientes académico y político— ;
.< i r . i l u l u l a i l y a u m e n l u el ámbito del razonamiento. Unos cstu- I" m que, no obstante, las cualidades mentales que la constituyen,
<lia n ( *.lin ( á m e n l e sólo ambientes en pequeña escala, con la cs- i. i l uí convirtiendo en un denominador común de nuestra vida
I >« l an/.a d e "armar” después con esas piezas concepciones de estruc- uillin.il general y que, aunque vagamente y bajo una confusa
lmas mayoios; oíros examinan las estructuras sociales en que tratan ni' dad de disfraces, están empezando a dejarse sentir como una
• le “siluai" muchos medios pequeños. Unos, olvidando por com­ ni n sidad.
p l e j o los estudios comparativos, estudian sólo una pequeña comu­ Muchos profesionales de la ciencia social, especialmente en los
n id a d en una sociedad y e n un tiempo; otros trabajan directamente i lados Unidos, me parecen curiosamente renuentes a aceptar el
y de un modo plenamente comparativo las estructuras sociales i. lo que ahora se les lanza. D e hecho, muchos abdican las tareas
de las naciones del mundo. Unos limitan sus rigurosas investiga­ ,oi. lu lítales y políticas del análisis social; otros, indudablemente,
ciones a secuencias muy reducidas de asuntos humanos; otros se .m i .l:iu a la altura del papel que, sin embargo, se han asignado.
interesan en problemas que sólo se advierten en una larga perspec­ I o ocasiones casi parecen haber acogido deliberadamente viejas
tiva histórica. Unos especializan su trabajo de acuerdo con com­ , lu. us y producido nuevas timideces. Mas, a pesar de esa resis-
partimientos académicos; otros, saltándose todos los comparti­ II ii. i.i, la atención intelectual y la atención pública están ahora
mientos, se especializan por asuntos o problemas, sin tener en i ... manifiestamente fijas sobre los mundos sociales que se supone
cuenta dónde están situados académicamente. Unos atienden a ■ i... dios estudian, que hay que reconocer que se encuentran por
la diversidad de la historia, de la biografía, de la sociedad; otros no. «.ni' i vez ante una oportunidad. En esa oportunidad se revelan
Esos contrastes, y muchos más de tipo parecido, no son nece­ l. |»iomcsa intelectual de las ciencias sociales, los usos culturales
sariamente verdaderas alternativas, aunque en el calor de la con­ ,i, l.i imaginación sociológica y el sentido político de los estudios
troversia o en la indolente seguridad de la especialización se les luí el hombre y la sociedad.
tome por tales. En este punto, yo meramente los enuncio de un
modo inicial, para volver a ellos al final de este libro. Tengo la 6
esperanza, desde luego, de que se dejarán ver todas mis tenden­
cias o prejuicios personales, porque los juicios que formule serán I ■ ni. modo bastante embarazoso para quien se confiesa sociólogo,
explícitos. Pero también intento, independientemente de mis pro­ 11. las infortunadas tendencias (salvo quizás una) que estudiaré
pios juicios, enunciar los significados culturales y políticos de la ..i los capítulos siguientes caen dentro de lo que generalmente se
ciencia social. Mis prejuicios no son, naturalmente, ni más ni i Mitsidcra “ el campo de la sociología” , aunque la abdicación cul-
menos prejuicios que los que voy a examinar. ¡Que quienes no se I .nal y política que implican indudablemente caracteriza a gran
cuiden de los míos usen su oposición a ellos para hacer los suyos l il i, del trabajo diario de otras ciencias sociales. Haya lo que
tan explícitos y tan reconocidos como tales, como yo trataré de I.. i de verdad en disciplinas tales como las ciencias políticas y
hacer los míos! Entonces se reconocerán los problemas morales II .. «momia, en la historia y la antropología, es evidente que hoy
del estudio social — el problema de la ciencia social como pro­ 0 los Estados Unidos lo que se conoce con el nombre de socio-
blema público—, y se hará posible la discusión. Entonces cada i i.i se lia convertido en el centro de reflexión acerca de la cien-
uno se conocerá mejor a sí mismo, lo que es, desde luego, condi­ .. social. Se ha convertido en el centro de interés en cuanto a
ción previa para la objetividad en la empresa de la ciencia social i mclodos; y también encontramos en ella un interés extremado
en su conjunto. i ■i l.i “ teoría general” . Una diversidad de trabajo intelectual
Creo, en resumen, que lo que puede llamarse análisis social . iiladcramente notable ha entrado a tomar parte en el desarrollo
clásico es una serie de tradiciones definibles y usables; que su .1 l.i tradición sociológica. Interpretar esa variedad como una
característica esencial es el interés por las estructuras sociales his­ 1 ijn ¡<>n es audaz por sí mismo. Pero quizá se admita general-
tóricas; y que sus problemas tienen una relación directa con los ule que lo que ahora se reputa trabajo sociológico ha tendido
urgentes problemas públicos y las insistentes inquietudes humanas. moverse en una o más de tres direcciones generales, cada una
Creo también que hay actualmente grandes obstáculos en el ca­ las niales está expuesta a ciertas deformaciones.
mino de la continuidad de esa tradición — tanto dentro de las
V LA PROMESA LA PROMESA 43
it iirfi niia I: Hacia una teoría de la historia. Por ejemplo, 11. iImk iiIc en una especie de trabajador suelto entre las ciencias
i ii mano-, de Canute, como en las de Marx, Spcncer y W eber, la ....... . . ocupado en estudios misceláneos de sobrantes académicos.
mHmiliri.i i una empresa enciclopédica, relativa a la totalidad II n • .ludios de ciudades y de familias, de relaciones raciales y
d< la vida social del hombre. Es al mismo tiempo histórica y 11 Mi> i . y, desde luego, de “ pequeños grupos” . Como veremos, la
•r.!< imilica: histórica porque trata de materiales del pasado y los ....... I.iiii i resultante se convirtió en un estilo de pensamiento que
on|>l<a; sistemática porque lo hace con objeto de distinguir »uiliiiiiiiaic bajo el dictado de “ practicidad liberal” .
"las etapas’' del curso de la historia y las regularidades de la vida I I estudio de los hechos contemporáneos fácilmente puede
social. ..... . iliise en una serie de datos de ambiente sin relación entre
I ,a teoría de la historia del hombre puede ser deformada muy M \ con frecuencia insignificantes. Muchos cursos docentes de
fácilmente y convertirse en un estrecho molde trans-histórico en *.......logia norteamericana pueden servir de ejemplo; pero quizás
el cual se meten a la fuerza los materiales de la historia humana |n u velen mejor los libros de texto relativos a la desorganización
y del cual salen visiones proféticas (por lo general sombrías) del - i.il Por otra parte, los sociólogos han tendido a hacerse espe-
futuro. Las obras de Arnold Toynbee y de Oswald Spengler son . tule,las en la técnica de la investigación de casi todo. Entre ellos,
ejemplos bien conocidos. I....... ( lodos se han convertido en metodología. Gran parte de la
ul.iii y más aún del ethos— de George Lundberg, Samuel Stouf-
Tendencia II: Hacia una teoría sistemática de “ la naturaleza I i Muart Dodd y Paul F. Lazarsfeld son ejemplos actuales. Estas
del hombre y de la sociedad” . Por ejemplo, en las obras de los i mili lirias — de dispersar la atención y cultivar el método por el
fonnalistas, principalmente Simmel y Von Wiese, la sociología imi' ludo— son dignas compañeras entre sí, aunque no se den nece-
trata de conceptos destinados a servir para clasificar todas las rela­ iiiiamcntc juntas.
ciones sociales y penetrar sus características supuestamente inva­
riables. En suma, se interesa en una visión más bien estática y l as peculiaridades- de la sociología pueden entenderse como
abstracta de los componentes de la estructura social en un nivel d< formaciones de una o más de sus tendencias tradicionales. Pero
muy elevado de generalidad. también sus promesas pueden entenderse en relación con esas ten-
Quizá por reacción contra la deformación de la Tendencia I,. luna,is. En los Estados Unidos se ha producido actualmente una
la historia puede ser totalmente abandonada: la teoría sistemá­ . pede de amalgama helenística que incorpora diversos elementos
tica de la naturaleza del hombre y de la sociedad se convierte linulidades de las sociologías de las diferentes sociedades occi-
con facilidad excesiva en un formalismo complicado y árido en el 11('lítales. El peligro está en que, en medio de tanta abundancia
que la descomposición de conceptos y sus interminables recom­ mu íológica, otros científicos sociales se impacienten tanto, y que
posiciones y combinaciones se convierte en la tarea central. Entre |u*, sociólogos sientan tanta urgencia de “ investigar” , que pierdan
los que llamaré Grandes Teóricos, las concepciones se han conver­ I I dominio sobre un legado verdaderamente valioso. Pero hay
tido verdaderamente en conceptos. El ejemplo contemporáneo l.imbién una oportunidad en nuestra situación: la tradición socio­
más importante en la sociología norteamericana es la obra de lógica contiene las mejores formulaciones de la plena promesa de
Talcott Parsons. 11 ciencias sociales en conjunto, así como algunas realizaciones
parciales de ellas. El matiz y la sugerencia que los estudiosos de la
Tendencia III: Hacia el estudio empírico de los hechos y los mu iología pueden encontrar en sus tradiciones no pueden resu­
problemas sociales contemporáneos. Aunque Com te y Spencer mirse en breves términos, pero el investigador social que las tome
fueron los soportes de la ciencia social norteamericana hasta 1914 ( ii sus manos quedará ricamente recompensado. Su dominio sobre
aproximadamente, y la influencia teórica alemana fue grande, la i lias puede convertirse rápidamente en nuevas orientaciones para
actitud empírica fue fundamental en los Estados Unidos desde mi propio trabajo en la ciencia social.
tiempos tempranos. En parte se debió esto a haber sido anterior Volveré a ocuparme de las promesas de la ciencia social (en los
la consagración académica de la economía y de la ciencia polí­ ( tintillos vn a x, después de haber examinado algunas de sus
tica. Dado esto, en la medida en que es definida como el estudio deformaciones más habituales (capítulos n a v i).
de algún sector especial de la sociedad, la sociología se convierte

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