Está en la página 1de 97

Samuel:

Una novela
sobre David

VICENTE ROMERO BURGUERA

DERRIBANDO MITOS Y PARADIGMAS

1
A Roberto Carlos Mencarí Pirintín
Y Pablo Parapaíno Bejarano,
con afecto y cariño.

2
Las ciencias tienen las raíces amargas pero dulces los frutos.
Aristóteles (384 – 322 ac )

La verdadera fuerza del cristiano es la fuerza de la verdad


Francisco, Papa de Roma

3
ÍNDICE

INTRODUCCIÓN

CAPÍTULO I………………………………………………………………
Samuel

CAPÍTULO II………………………………………………………………
Saúl, David y Goliat

CAPÍTULO III……………………………………………………………..
Primera de Samuel, Capítulo 26

CAPÍTILO IV……………………………………………………………….
¿Cuándo David, fue rey de Hebrón y de Israel?

CAPÍTULO V………………………………………………………………
Betsabé

CAPÍTULO VI…………………………………………………………….
El censo

CAPÍTULO VII…………………………………………………………….
Los valientes de David

CAPÍTULO VIII
La muerte de David

A MODO DE DESPEDIDA

BIBLIOGRAFÍA

4
INTRODUCCIÓN

El “catire” era el apodo de un fraile y sacerdote amigoniano, que


vivió en Venezuela por mucho tiempo. Nacido en Navarra, se llamaba
Eugenio. En uno de los lugares que habitó fue en Yaracuy, en el Instituto
Cecilia Mujica. Era el director y administrador del centro de menores.
Allí se producía una situación anómala. Como despensero que yo
era, un día le hice dicha observación:
−Una cocinera venía con un bolsón vacío y se iba con él a rebosar
cuando terminaba su labor.
Él tenía conocimiento de todo ello por sus propios ojos, pues muchas
noches, la cocinera pasaba por su lado mientras estaba sentado en la
galería.
Nunca dijo nada a la persona que incumplía con las normas que
estaban escritas por su propia mano en el tablón y dirigidas a los
trabajadores. Entre otras cosas, se prohibía sacar comida.
Era sospechoso, y fuera de toda la lógica, para mí, el actuar pasivo
del director ante semejante situación. Uno acudía a la frase: Doctores tiene
la iglesia para no tener que asumir una responsabilidad como esa.
Cuando me encontraba en el Instituto Preparatorio de Menores, en la
ciudad de San Cristóbal, en la bella isla de la República Dominicana, nos
volvimos a encontrar.
Era el año que el huracán David pasó por la ciudad, dejando un
panorama desolador, muy desolador.
Alguien, desde Madrid, desde la parroquia de la Virgen de los
Dolores, situada en el colegio de Caldeiro, que es regentada por los
miembros de la misma congregación religiosa, sintió preocupación por
esta desgracia caribeña y nos mandó dinero.
El director, superior y administrador era Eugenio, el catire. Por la
fecha que llegó el dinero, sabía que iba a ser reemplazado.
Con el dinero recibido, pensaba construir unos galpones para la
crianza de pollos.
Le objeté su intención, cuando me enteré de su ya inmediata
construcción. Con el siguiente argumento:

5
−Es más lógico que deje el dinero para el nuevo director y sus
proyectos.
Él, sin embargo, obviando mi propuesta, mandó construir a toda
prisa los galpones y, de inmediato, metió pollitos, cuando ya se encontraba
en el centro la persona venía a sustituirle.
El padre Miguel, que vino de Nicaragua, pasados unos meses
comentó:
−Son de tan mala calidad los pollitos, que se han comido en su
alimentación, el doble del gasto en huevos de la Institución, sin poner un
solo huevo las gallinas.
Con anterioridad, el catire había comprado una movilidad de segunda
o cuarta mano. Permanecía más tiempo en el taller mecánico, situado
enfrente de la Institución que en la misma.
Estas actuaciones eran muy extrañas para mí. El protagonista de
todas ellas era una persona inteligente, madura y con experiencia de años
en su cargo. En mi razonamiento y lógica, ese actuar era absurdo, extraño
e incomprensible.
Pasaron los años y no hubo más oportunidad de convivir en el mismo
lugar. Treinta años después, más o menos, estando yo en Bolivia, me dio un
consejero provincial la noticia de su fallecimiento. Calculo que debía de
tener ya, el reverendo padre Eugenio, setenta y tantos años, en su óbito.
Junto con la noticia de su muerte, mientras comíamos en el hogar de
niños, el consejero provincial añadió otra noticia:
−Una mujer, que era la madre de los hijos del catire, se había
presentado a reclamar a la congregación.
Ahora, para mí, la manera ilógica y absurda de comportarse en otras
épocas, que había conocido por convivir con él, de pronto adquirieron una
lógica, bien lógica.
Al recordar otros detalles, que ahora no vienen al caso, esta historia
me ha llevado a concluir también que: La santidad de algunos existe por el
silencio de otros.
Eso mismo, podría decir, ha sucedido también en mi vida con la
Biblia. Llevado por un conocimiento adquirido por las enseñanzas que
obtuve desde la infancia por mi familia, el pueblo, el cura, los estudios en
el seminario y la universidad, me acompañó también un sentir ilógico en
todo ello, según iba avanzando en su conocimiento. Demasiadas preguntas

6
me surgían. Y las respuestas que otros me ofrecían, no me llegaban a
satisfacer.
El tiempo transcurría y uno continuaba navegando en la tradición
religiosa −como dice ahora el gaucho Francisco, en Roma– en que había
nacido, criado y trabajaba.
Al llegar a la edad de la sede de la sabiduría, que el papa de Roma ha
definido también a la jubilación, he tenido tiempo para dejar otras
preocupaciones y dedicarme a estudiar la Biblia. Como siempre decían y
recomendaban mis superiores. Pero, ahora, sin profesores, sin mano que
señalase dónde había de colocar mi vista y leer. Sin lecturas de comentarios
de otros. Ahora solamente con la razón y la lógica, para solucionar mis
dudas. Con el recuerdo de algunos comentarios que me impactaron, dichos
por algún jesuita fuera de clase. También, con lo leído en un libro de un
dominico y un franciscano. Nada de libros escritos por ateos.
Así, he llegado a escribir lo descubierto en la Biblia en mis
borradores, algunos de los cuales, con el tiempo han pasado a ser libros y
causa posible de una futura excomunión. Luego, la casualidad me dio la
oportunidad de leer el libro La vida eterna, del ateo Fernando Sabater. Y
así, logré complementar lo ya escrito.
El presente libro quisiera que fuese, por mi parte, la conclusión de
una larga investigación sobre el Rey David y el libro de Samuel. No
obstante, he de notar que quizá falta mucho por investigar.
Existe una polémica sobre la historicidad del rey, fundador de Israel,
que podemos ver reflejada en el prólogo del libro: David el Ungido, de
Silva Kittim:
“David, que muchos críticos del texto bíblico lo ven como un
personaje inventado que encarna el heroísmo nacional, en la llamada
“saga” israelita, es una figura heroica y temerosa de Dios para los que, con
devoción, aceptan su participación en los hechos históricos de Israel”.
Sobre la misma polémica, se encuentra la declaración de Daniel
Polisar, presidente del centro Shalem, que realizó en una entrevista para el
National Geographic:
“Si omitimos a David y su reinado, el libro sagrado cambia, la
narrativa deja de ser una obra histórica para convertirse en ficción”.
Desconozco totalmente los argumentos en los que se basan aquellos
que niegan la no existencia del rey David. Con lo cual, en parte me

7
satisface, al haber tenido que encontrar, por mí mismo, los argumentos que
presento en este libro, así como las conclusiones a las que he llegado.
Los que afirman su existencia histórica y “divina” lo hacen por tener
la creencia de que la Biblia es la palabra de Dios y no puede mentir o
contradecirse. Esta cantinela la recibieron así en su vida y la siguen
repitiendo contra viento y marea.
He aquí algunos ejemplos:
La biblia Latinoamérica, en su introducción al segundo libro de
Samuel, afirma:
“Los hechos de David, rey: es una historia tan sincera como no se
escribió ninguna otra en la antigüedad. Historia escrita por un hombre de
Dios que supo descubrir la verdadera grandeza de David”.
Aquí uno puede pensar, que la sinceridad del escritor, según dicen y
creen algunos, es Samuel, profeta.
Lo bonito de esta conclusión sería comprobar cómo un muerto puede
escribir hechos acontecidos tras su fallecimiento.
Si ese hombre de Dios, como dicen que era el profeta Samuel, no
pudo escribir la historia, a causa de su muerte, la otra pregunta a responder
sería: Si no se conoce al autor del libro, ¿cómo se puede saber que era un
hombre sincero, honrado y de Dios?
Otra cita de “entendidos creyentes” sobre la defensa de la veracidad
del contenido bíblico es la siguiente:
- “La Biblia también es exacta y confiable cuando aporta datos
históricos. Sus relatos son específicos, y no sólo indican los
nombres de los personajes, sino también los de sus antepasados.”
- “A diferencia de muchos historiadores, que a menudo no
mencionan las derrotas de sus pueblos, los escritores de la Biblia
fueron tan honrados que hasta pusieron por escrito sus propias
faltas y las de su nación>>
Esta serie de afirmaciones, se derrumban, al comparar los textos,
sobre el censo realizado por David, que se encuentra en 2Sa 24 y 1Cron 21,
al ver sus diferencias, al narrar un mismo hecho. Y mucho más, si luego
las comparamos con el texto de 1Cron 27: 23-24, que niega la finalización
de dicho censo.
Los adventistas del 7mo día reparten en la calle y otros lugares
públicos un libro llamado: La gran esperanza. Una niña de 9 años me

8
ofreció con sus propias manos. Más tarde, conseguí otro en un cementerio
La Cuchilla, después de un funeral.
En la portada, en la esquina derecha de la parte inferior dice:
Vendidos más de 36 millones. Allí afirman:
“Satanás hace creer al mundo que la Biblia es ficción, un libro
adecuado para la infancia de la raza humana, pero que ha de ser
considerado obsoleto”.
Aquí, condenan a Satanás y me condenan a mí por decir la verdad.
Sin embargo, son ellos los que mienten ya desde la portada del libro, pues
dicen vendidos cuando realmente son regalados.
Hay cientos de miles de defensores bíblicos, de diversas iglesias, que
aceptan, con los ojos cerrados, la historicidad de los hechos narrados en la
Biblia, como podemos comprobarlo en la Guía para leer la Biblia, de
origen católico.
“La Biblia es muy clara y franca al hablar de sus más grandes héroes.
No sólo los pinta con vivos colores, sino que muestra también sus
debilidades y fallas. David cayó en una red de pecados, incluidos el
adulterio, el engaño y el homicidio premeditado”.
Sin embargo, en mi investigación sobre este personaje, que consta en
el libro Las tres vidas de Saúl y David, basado únicamente en la Biblia, se
demuestra, a través de sus textos, la existencia de dos biografías de estos
dos reyes que se contradicen punto por punto, tema por tema o cuento por
cuento.
En presente estudio, el lector lo puede comprobar también, en el
apartado sobre el adulterio de David con Betsabé, escrito con cierto humor
e ironía. ¡Para qué seguir con más!
En esta polémica sobre si David fue un personaje histórico o no, esta
es nuestra conclusión y posición: En la Biblia se pueden encontrar ciertos
rasgos de historicidad del personaje. Pero la vida contenida en sesenta y
seis capítulos, en un lugar, según afirma Charles R Swindoll, en su libro
David, un hombre de pasión y destino, y sesenta y dos, en otro lugar del
mismo libro, que hablan del rey David en la Biblia, no se corresponde a la
historicidad del rey David.
Aquí afirmamos y demostramos que el 90% de todo ello es pura
novela. Y somos generosos en el porcentaje.

9
Este predicador y escritor, posiblemente Bautista, no sabe que todos
estos capítulos, habría que dividirlos en dos bloques, al menos. Para situar
las dos biografías del santo rey, en las cuales se basaron los redactores
finales de los libros de Samuel y Crónicas.
He aquí algunos textos que lo demuestran:
¿Cuántos hijos tuvo el padre de David?
1Sa 17:12 son ocho.
1Cro 2, 13-15 constan siete.
¿Quién mató a Goliat?
2Sa 21:19 es Eljanan, hijo de Yaír.
1Sa 17, 4 y ss. es David.
¿David perteneció al ejército de Aquis?
2Sa 21 afirma que no.
1Sa 29 manifiesta que sí.
¿Cuándo reinó David en Israel?
2Sa 5: 1-2 a la muerte de Isbaal o Isboset, hijo de Saúl.
1Cro 11,1-2 es después de la muerte de Saúl.
Así pues, podemos concluir y reafirmar: En la vida de David, hay un
sustrato histórico, pero se ha desvanecido la autentica vida del personaje.
Quedaron dos novelas “históricas” de las cuales, el redactor del libro de
Samuel, que analizamos ahora, las convirtió en una falsa historia de David,
que es la sagrada y defendida por los eruditos que predican y comen del
Libro de los Libros.
Según Charles R Swindoll, Dios honra la verdad. Y según el papa
Francisco: la verdadera fuerza del cristiano es la fuerza de la verdad.
Después de todo, es la verdad –y solo la verdad– la que hace libres a
las personas. Por ello, aquí la enseñamos. Esta es la motivación que me ha
llevado, de forma apasionante, durante estos últimos años de mi vida, a
demostrar, enseñar y difundir la verdad que contiene la Biblia: Ser una gran
mentira.
O, G Mandino, un escritor a favor de la corriente cristiana y no
romana, en su novela The Christ Commision, que en castellano se ha
traducido por: Operación ¡Jesucristo! Y al tercer día…, manifiesta en boca
de un personaje lo siguiente:
“L a verdad jamás puede herir a nadie, ya que es la base de todo
conocimiento y el cimiento de todas las sociedades” (pág. 29).

10
En lo fundamental, estoy de acuerdo. En lo que jamás puede herir a
nadie, no.
También se cita a Shakespeare: Mientras tengas vida habla con la
verdad y confunde al mal.
En la pág. 39, después de señalar una serie de contradicciones
bíblicas, que no sabe resolver, nos dice:
“ Matías, ahora comprendo por qué tus libros son tan populares. No
estoy muy seguro de que puedas encontrar respuesta a todas las preguntas
que has hecho, aun si pasaras aquí toda una eternidad”.
En la pág. 263 escribe:
“Durante muchos siglos, santos y anticristos, eruditos y filósofos,
teólogos y escritores, soñadores y burladores, todos han luchado con las
versiones discordantes de la Biblia”
¡Vaya¡ Ahora, con todo este bagaje precedente y, sin conocerlo, me
he metido con todo mi atrevimiento a desentrañar sus falsedades. Y
además, con la certeza de haber encontrado la base de la verdad en las
historias discordantes que se encuentran en la Biblia sobre el personaje del
rey David.

11
CAPÍTULO I
SAMUEL
“El mundo es así, que las mentiras
son muchas y las verdades ninguna,
o alguna, sí, deberá de andar por ahí,
pero en cambio continuo, tanto que
no nos da tiempo a pensar en ella
en cuanto verdad posible porque
tendremos que averiguar primero
si no se tratará de una mentira probable.”
José Saramago, La Caverna, pág. 109.

Los dos libros de Samuel que constan en la Biblia, formaban un solo


libro, hasta que fueron traducidos al griego. Desde entonces quedaron
divididos hasta nuestros días.
El protagonista principal es el rey David. Los otros personajes,
Samuel, Elí y Saúl, están a su servicio. ¡Ah, y Jehová también!
Afirmar que el libro de Samuel es una novela o libro no histórico, se
debe argumentar y probar. Esta es la misión de estas líneas de
investigación, descubrir la verdad del contenido del Libro de Samuel,
demostrando, de forma irrebatible, su veracidad no histórica de lo que
conocemos, y sí novelesca.
Al pertenecer el libro a un conjunto de libros sagrados, que forman el
Libro de los Libros, matriz de tres grandes religiones monoteístas, se ha
mantenido, con cierta facilidad, la creencia de ser un libro histórico.
Teniendo en cuenta que el protagonista es el fundador de un reino o nación
y, además, el rey elegido por Jehová para que su dinastía fuese eterna,
David es el cimiento donde se fundamenta el libro de los libros. Sin él, no
hubiese existido la Biblia. Como sin Mahoma, el Corán. La Biblia nace al
servicio de la política de David.
La primera contradicción que se encuentra en el libro de Samuel,
proviene al compararlo con el libro de Jueces, que nada tiene de histórico,
aunque para los creyentes lo sea todo. Aquí, se afirma que en Israel hubo

12
doce Jueces y describe la historia de cada uno de ellos. Este libro finaliza
con la siguiente situación que se vive en Israel:
“En aquel tiempo no había rey en Israel y cada cual hacía lo que
quería”. Es decir, ante ese caos, solamente con la monarquía se iba a
solucionar el problema y, por ello Israel, va a tener un rey. No obstante, en
el libro de Samuel continúa el período de los jueces de Israel. Alargándolo
con dos jueces más, que son Elí y Samuel. Con lo cual, el tiempo que Israel
fue gobernado por jueces se extiende ochenta años más. Y pasa de ser
doces jueces a catorce, los que tuvo Israel.
Otro detalle contradictorio de Samuel con el libro de Jueces es el
siguiente: 1Sa 12,9.11 que dice:
“Después de eso se olvidaron de Yavé su Dios, quien permitió que
cayeran en mano de Sisera, el general del ejército de Jasor… Yavé
entonces a Jerubaal, Barac, Jefté y Samuel”.
No obstante, en el libro de jueces, primero es Barac, luego Gedeón o
Jerubaal, le sigue Tola, Yaír y Jefté… Samuel no aparece en ningún lugar.
¿Cómo un autor puede escribir su nombre, como vemos al final de la cita
que acabamos de hacer, cuando debería decir “y yo” o “y servidor”?
Cuando Sisera atacó a Israel, según el libro de Jueces 4,2.4, la
profetisa Débora, mujer de Lapidot, juzgaba a Israel y no era Jerubaal,
como indica el libro de Samuel. ¿Cuál de los libros “históricos” tiene la
razón? Sencillamente, ninguno. ¿Quién puede aceptar como verdad
histórica el contenido de dos libros que se contradicen? Eso mismo sucede
con los personajes de Samuel, Saúl y David en la Biblia, pues los tres
tienen dos biografías.
El libro de Samuel comienza con una “historia” del personaje, que se
ha creído que fue su autor, el juez y profeta. Pero esta historia no es más
que una composición literaria tomada de otras biografías falsificadas, por
algunos intereses.
En una nota a pie de la pág. 316, de La santa Biblia, dice:
“El nacimiento e infancia de Samuel están envueltos por esa serie de
circunstancias que rodean a otros personajes bíblicos, destinados por Dios
para una salvación especial… En el comienzo de este libro se han
fusionado elementos diversos”.
En otra nota a pie de página, la Biblia de Jerusalén manifiesta:

13
“Los capítulos 1-3 son una composición literaria unificada ya,
excepto la adicción de 2,27-36, antes de su inserción en los libros de
Samuel: es una tradición silonita… Este relato es antiguo y conserva
estimables recuerdos históricos” pág. 301
Estas notas me trasladaron a mis años de seminarista en Godella,
donde era costumbre, en las comidas, escuchar la vida de los santos. Los
libros que se leían formaban partes de una colección de escritos de Pérez de
Urbel, abad del Valle de los Caídos.
Años más tarde, leí que un periodista, de seudónimo Cándido, había
sido un negrero del tal abad. Es decir, que era él quien escribía las vidas de
los santos, con los elementos literarios de una imaginación prodigiosa de
un joven periodista que, luego, firmaba un abad.
Tanto en una nota como en otra, de las biblias, la palabra cuento no
aparece. Sin embargo es el género literario que aquí se ha usado. Por lo
cual, sucede que, ya desde su nacimiento e infancia, se producen unos
hechos milagrosos que anuncian la elección divina de tal personaje.
En mi infancia, yo también tuve “hechos milagrosos” y voy a quedar
muy lejos de ser elevado a un pedestal de alguna iglesia. No obstante, los
voy hacer constar, por si acaso las cosas cambian y, un día, el haber
buscado la verdad tenga su mérito.
Mi primogenitora, es decir, Pura Burguera Pellicer, mi madre, había
sufrido un aborto natural. Este dato lo obtuve en una conversación, una
tarde de verano, en la puerta de la casa de mi tía Amparo, hermana de mi
madre, cuando yo contaba la edad de cincuenta años.
Cuando llegué a mi casa, le comuniqué a mi madre que me había
enterado que yo no era el primero que ella había concebido.
Mi madre, que se encontraba en su habitación, observando, a través
de la ventana, quién pasaba por la calle, como era su costumbre, me miró y
me preguntó ¿Quién te lo ha dicho?
La tía Amparo, le respondí.
No hubo más comentario sobre el asunto. Hasta entonces este suceso
había sido un secreto familiar. Si no hubiese muerto el primer feto que
inauguró el seno maternal de doña Purificación, de apodo De Rico, el que
ahora escribe e investiga las contradicciones bíblicas, con gran interés por
conocer la verdad, no hubiese nacido.

14
Era necesario que Dios corrigiese algún error que antes se había
producido para que yo naciese. No había otra posibilidad entre las
múltiples combinaciones entre óvulos y espermatozoides producidos por
mis progenitores.
¿No es esto una acción divina que muestra una elección de parte
Dios?
¡Pues, no!
Quizás sean ya millones de gente que existen o existieron, habiendo
sufrido sus madres un aborto, sea natural, como la mía, o no.
Si mi biógrafo fuese un buen escritor, con este suceso puede darle
mucho desarrollo divino. Si además, es pastor o predicador, ¡caramba!, qué
sermón o panegírico me va a poder hacer en día de mis exequias, en mi
paso a la eternidad.
Todo lo anterior, no obstante, es un preámbulo para el gran signo
divino que se dio en mi tierna edad. Y esta parte, sí es de trasmisión oral de
madre a hijo, y contada varias veces.
A los pocos meses de haber nacido, antes de cumplir el primer año,
mi madre, un día −nunca me dio la fecha exacta− me dejó, como era
costumbre, en la cuna de madera construida por mi tío Miguel Micó, el
cuñado de mi madre y esposo de mi tía Amparo.
Ese día, como siempre, mi madre cubrió la cuna con una tela gasa
para evitar las picaduras de los mosquitos y moscas que sobrevolaban en
abundancia en la habitación para que no se alimentasen en mis tiernas
carnes o sangre. Era lo habitual en la época de verano, pues más allá del
patio se hallaba la cuadra, con sus animales y su estiércol, que atraían a
dichos insectos, que se reproducían de gran manera, invadiendo la
espaciosa vivienda de mis abuelos paternos.
Los métodos de la época que se usaban para librarse de dicha
molestia, no contaminaban el medio ambiente. Eran, por ejemplo, la mano,
un trapo, un matamoscas y algún invento de atrapamoscas, que consistía en
una cuerda impregnada de pegamento, que colgaba del techo de la cocina.
Por el método de deducción, podemos calcular que mi edad era de 6 a 8
meses, ya que mi fecha de nacimiento es el último día del primer mes del
año, según los datos oficiales. Según mi madre, es el primer día del
segundo mes.

15
En el momento indicado por la Providencia, mi madre tuvo que ir a
realizar su compra. La tienda estaba de la plaza del pueblo, a más de diez
minutos de distancia. Salió de casa y, al llegar a la calle San José, donde
vivía el señor Jaime, el sacristán y el director de la banda del pueblo, la
atravesó toda hasta llegar a la plaza mayor, que en aquel tiempo era la
única que existía. Iba con paso ligero. No había nadie en la tienda de
Erondina, situada enfrente de la iglesia. A los diez minutos, ya había
emprendido el regreso a casa. Esta vez, atravesó la calle Mayor y llegó a la
carretera general de Valencia y Alicante, que llevaba el nombre de Avenida
del generalísimo Francisco Franco. Cuando se encontraba en el trayecto de
la carretera, que separaba la calle Mayor y la de San José, se encontró con
una amiga que hacía mucho tiempo que no se habían visto. Iba por la acera
puesta. No hizo más que saludarla a voz en grito, mientras seguía
caminando. Nunca supo mi madre cómo pudo ocurrir tal escena de esa
manera. Lo normal era que se hubiese juntado y, después de los besos
correspondientes, haber hablado, al menos, unos instantes.
Al llegar al número 15 de la avenida del generalísimo, al lado del
único cine de invierno, subió la escalera del interior de la casa y, dejando la
compra en la mesa, fue a la habitación a ver al primogénito. Un grito
estremecedor resonó por toda la casa de mi abuela. Luego, se convirtió en
un llanto. ¿Qué acababa de ver mi madre? Su hijo estaba morado. La causa,
el haberse enredado su cuerpo con la tela gasa. Fueron segundos, los que
me libraron de la muerte. Así me lo contó mi madre.
En mi cuerpo, por los esfuerzos producidos para librarme de la tela
gasa, los brazos y las piernas sufrieron los efectos de tal batalla. Mi madre
tuvo que llevarme, durante mucho tiempo, a Gandía, donde se encontraban
los especialistas para que, metidos en vendajes, mis brazos y piernas
pudieran recuperar su movilidad natural.
Aún hoy en día, constan en mis desfigurados brazos las secuelas de
aquella batalla de la que me libré con la ayuda divina.
Mi familia, en especial mi abuela paterna, Vicenta María, siempre
vio, en todo ello, la protección divina del Ecce Homo, conocido en Bolivia
como el Justo Juez, cuyo cuadro colgaba en la pared del comedor de la
casa, y en cuya repisa inferior mi abuela le prendía, cada día, una llama que
salía de la mariposa que había en el vaso de aceite y agua.
¿Es esta la mano de Dios?

16
Para el creyente, sin lugar a dudas. Para otros, una pura casualidad.
Esta historia sucedió tal cual ha sido narrada. La historia de Samuel, no.
¡Ah! También fui monaguillo a los seis años, cuando todavía mi estatura no
alcanzaba a llegar a la altura del altar. El pesado atril de bronce y el grueso
misal eran para mis una carga importante que desafiaba a mis fuerzas en
cada misa, al tenerlo que pasar de un lado a otro, según marcaba el
ceremonial de la época.
Don José Silvestre acercaba el misal a la orilla del altar. Entonces, de
puntillas, era tomado por mis manos y cambiado de un lado a otro. Era una
carga difícil y peligrosa. Llamaba la atención de las beatas y otros
asistentes a la misa. Algunas, esperaban verme por los suelos, o, al menos,
el misal y el atril. Pero el Señor no les complació. Nunca me enredé con la
sotana y se cayó la pesada carga.
Quizá por todo ello, a mis nueve años, cuando me encontraba en el
seminario de Benissa, con los franciscanos, al escuchar la historia de
Samuel, me identificaba mucho con el personaje. Al escuchar este pasaje,
mis ojos se humedecían. Tenía que disimular ante mis compañeros de
ingreso al bachillerato, contando alguna que otra mentirijilla.
Ahora, a mis sesenta y cinco años, veinticinco de sacerdote y unos
cuantos más de vida religiosa, tengo que confirmar que si alguien me eligió
para algún beneficio para la humanidad, fue para proclamar y demostrar de
forma evidente, que el libro de Samuel no es una historia verdadera.
Al formularnos, ¿cuántos hijos tuvo el padre de Samuel?,
encontramos dos repuestas. Una se encuentra en el mismo libro de Samuel
2:21: “Y visitó Jehová a Ana, y ella concibió y dio a luz tres hijos y dos
hijas”.
Ahora nos vamos a otra fuente, el libro de Crónicas. Y allí
encontramos lo siguiente:
Santa Biblia, de Reina y Valera:
1Cro 6:27: “Eliab su hijo, Jeroham su hijo, Alcana su hijo. Aquí no
constan los hijos de Alcana”.
1Cro 6:28: “Los hijos de Samuel: el primogénito Vasni, y Abías.
Biblia Jerusalén, Católica:
1Cro 6,12-13: “Eliab, hijo suyo; Yerojam, hijo suyo.
Elcaná, hijo suyo. Hijos de Elcaná: Samuel, el primogénito y Abías, el
segundo.”

17
T.N.M. T.de Jehová
1Cro 6:27: “Eliab su hijo, Jeroham su hijo, Elqaná su hijo.
Sucede lo mismo que en Reina y Valera”.
1Cro 6:28: “y los hijos de Samuel fueron el primogénito
Joel y el segundo Abias.”
El lector puede sacar sus conclusiones. Pero en esta descendencia de
Coré, tenemos que en Números, 16.32 dice: “La tierra abrió su boca y se
los tragó, con todas su familia, así como a todos los hombres de Coré, con
todo sus bienes”
Pero en Números 26,10, Coré muere, pero los hijos de Coré no
murieron.
¡Todo un problema divino!
A continuación, nos detendremos un instante en el cántico de Ana.
Dos detalles vamos a resaltar para ver la falsedad de la autoría que existe
en este cántico, según el cual, la resurrección de los muertos ya era parte de
las creencias de Israel.
“Jehová mata, y el da vida;
El hace descender al seol, y hace subir” (1Sa 2,6) RV
Para no confundir, vamos a decir, de forma irónica, que la única
resurrección, indirecta, que consta en la Biblia, antes de esta historia, es la
de Aarón.
En Números 33:38 y Deuteronomio 10:6 constan las dos muertes del
hermano de Moisés. Con lo cual, tuvo que resucitar para poder morir dos
veces. Eso, ni Pablo de Tarso, lo sabía, pues afirma que todos los hombres
morimos una vez. Los pastores actuales tampoco hablan de esta primera
resurrección “histórica” bíblica.
¿Por qué será?
Al finalizar dicho cántico, dice:
“Da pujanza a su Rey, exalta el poder de su Ungido” (1Sa 2,10)
Este futurible monárquico era para David. Para Saúl, no le sirvió.
Aunque los Testigos de Jehová digan que era para Jesucristo que estaba en
el cielo, como justificación. La monarquía todavía no existía.
La primera pregunta que nos planteamos acerca del Samuel adulto es
¿Dónde vivió Samuel?

18
“Samuel crecía, Yahvé estaba con él y no dejó caer en tierra
ninguna de sus palabras. Todo Israel, desde Dan hasta Berseba, supo que
Samuel estaba acreditado como profeta de Yahvé.
“Yahvé continuó manifestándose en Silo, porque en Silo se revelaba
Yahvé a Samuel mediante la palabra de Yahvé” (1Sa3:19-21) BJ
Ya había crecido Samuel y Jehová seguía con sus revelaciones en
Silo. Es lo normal. Según la historia bíblica, Elí y familia habían sido
exterminados, prácticamente. Samuel se había quedado en Silo. Su madre
lo había ofrecido al santuario.
Pero, en el mismo libro de Samuel 7:15-17 se niega lo anterior:
“Samuel fue juez de Israel durante toda su vida. Cada año hacía un
recorrido por Betel, Guilgal y Mispá y en todos estos sitios juzgaba a
Israel. Después volvía a Ramá, donde tenía su casa, y allí juzgaba a
Israel”.
En esta otra historia, Samuel no aparece ni en sombra por Silo. Los
que mandaban y se beneficiaban del santuario, eran los de la familia de Elí.
Esta última afirmación es incorrecta, puede decir un “conocedor” de la
historia de Elí. Según la Biblia, Elí murió y sus dos hijos, también. Por eso
Samuel vivía en Silo.
Las dos historias de Samuel son bíblicas y se contradicen. Y las dos
historias que hablan de Elí y su familia también se contradicen.
Prácticamente, sólo conocemos una, que es extraída de las dos historias
contradictorias de Samuel.
La que se ha popularizado con la Biblia, y que podría servir a los
intereses del autor del libro de Samuel, la vamos a resumir así:
“Los hijos de Elí eran unos malvados que no conocían a Yahvé ni
las normas de los sacerdotes respecto del pueblo” (2:12-13)
Elí era muy anciano (2:22)… Les reprendía:
“¿Por qué hacéis estas villanías que yo mismo he oído comentar a
todo el pueblo?” (2:23)… Pero ellos no escucharon la voz de su padre,
porque Yahvé deseaba hacerles morir” (2:25)
“Vino un hombre de Dios a Elí y le dijo: Yo había dicho que tu casa
y la casa de tu padre andarían siempre en mi presencia, pero ahora -
palabra de Yahvé- me guardaré bien de ello. Porque a los que me honran,
yo los honro, pero los que me desprecian son despreciados (2:30)… Yo me
suscitaré un sacerdote fiel, que obre según mi corazón y mis deseos, le

19
edificaré una casa permanente y caminará siempre en presencia de mi
ungido (2:35)… Servía el niño Samuel a Yahvé a las ordenes de Elí (3:1)…
Dijo Iahvé a Samuel: “Voy a ejecutar una cosa tal en Israel, que a todo el
que la oiga le zumbarán los oídos. Ese día cumpliré contra Elí todo cuanto
he dicho contra su casa, desde el principio hasta el fin. Yo le he anunciado
que yo condeno su casa para siempre, porque sabía que sus hijos
vilipendiaban a Dios y no los ha corregido” (1Sa 3:11:13).
Ahora, veamos las contradicciones:
Elí reprendía a sus hijos:
“¿Por qué hacéis estas villanías?
“Pero ellos no escucharan la voz de su padre, porque Yahvé deseaba
hacerles morir” (1Sa 2:23.25)
Un poquito cabrón sí que aparece aquí Jehová. Luego, en el siguiente
capítulo, se nos muestra mentiroso:
“Ya le he anunciado que yo condeno su casa para siempre, porque
sabía que sus hijos vilipendiaban a Dios y no los ha corregido” (3:13)
¡Hombre! Este cuentista hace tontos a sus lectores. El pobrecito Elí
ha sido el padre que ha tenido más difícil su ejercicio de paternidad
religiosa: Los hijos, pecadores. Se comían la carne de los sacrificios y
tenían sexo con las feligresas. ¡Solamente con este género! El padre los
corrige, pero Jehová se pone de parte de los hijos, para que no oigan los
consejos de Elí. ¿Por qué?
“Era su deseo matarlos”.
Y así poder cambiar su promesa realizada a la casa de Elí.
Jehová o Yahvé, en estos cuentos demuestra:
- No conoce el futuro.
- Promete y luego no cumple.
- Se arrepiente.
- No perdona.
- Se comporta como pésimo humano.
Cuando se enamore de David, le dirá a Samuel:
“La gloria de Israel no miente ni se arrepiente, porque no es un
hombre para arrepentirse” (1Sa 15:29).
Antes le digo a Saúl.
“Hoy te ha desgarrado Yahvé el reino de Israel y se lo ha dado a
otro mejor que tú” (15:28).

20
¡Será cabrón, este mentiroso Jehová! Cambia de chaqueta cuando se
enamora de otro. Es un puto. No tiene palabra. Esta es la imagen que el
cuentista hace de Dios, en el Libro de Los libros y los pastores la omiten.
Siguiendo con el cuento de la familia de Elí, en la batalla de Eben
Haézer, (4:1) Israel es derrotado. El arca de Dios fue capturada y murieron
Jofni y Pinjás, los dos hijos de Elí (4,11), también conocidos en otras
biblias por Ofni y Finees, entre otros nombres.
El anuncio de la muerte de los hijos, trajo la muerte al padre Elí:
“Cayó Elí de su asiento, hacia atrás, junto a la puerta, se rompió la
nuca y murió, pues era anciano y estaba torpe” (4:18).
También murió su nuera, la mujer de Pinjas que estaba embarazada.
“Estando a la muerte, las que la asistieron le decían: “Ánimo, que
es un niño lo que has dado a luz, pero ella no respondió ni prestó atención.
Llamó al niño Icabod” (4:20-21)
Es decir, hay un exterminio de la casa de Elí y solamente queda
Icabod para poderlo contar. ¡Claro! A él se lo contó Samuel para enseñarle
lo justo y cumplidor que era Jehová con su palabra. Y también, el motivo
por el cual ahora el jefe era él.
¿Por qué Jofni no tuvo hijos? Dos son los motivos que pudieron
suceder. Porque era estéril, castigo de Dios, anticipado a su mal obrar. O
bien porque se había realizado la vasectomía. Para poder joder y nada de
hijos. Que luego Jehová los manda matar.
Esta última posibilidad, al lector inteligente no le parecerá razonable.
Pensará que la medicina no estaba tan adelantada. Lo más que podían hacer
los cirujanos y médicos de la materia, era dejar eunuco a alguien, para que
tuviese buena voz y cantar al rey o a Jehová. También, como cuidador del
harén del rey.
Las prácticas, para tal especialidad, con bula, se podían hacer con los
cerdos, que eran impuros. También, quizá, con otros animales puros.
¡No, amigo! La genética estaba entonces tan adelantada, o más, que
ahora. Si tomamos el contenido de la Biblia como verdadero. He aquí una
prueba de lo anteriormente afirmado, en el libro de Samuel:
“Ajias, hijo de Ajitub, hermano de Icabod, hijo de Pinjás, hijo de Elí,
sacerdote de Yahvé en Silo llevaba el efod” (14:3)
Repetición de la prueba, con otro nombre de Dios y según otra
versión bíblica:

21
“Ahias, hijo de Ahitod, hermano de Icabod, hijo de Finees, hijo de
Elí, sacerdote de Jehová en Silo, llevaba el efod”
Aquí, Icabod, huérfano de padre, como hemos visto anteriormente, y
posiblemente también de madre, desde su nacimiento prematuro, ahora
tiene un hermano menor.
¿Cómo pudo suceder esto?
En el santuario de Silo había una buena nevera. El hielo de traía de
donde fuese. Y así tenían fríos el vino, la sidra y el agua.
Como los santuarios e Iglesias, tal como defienden algunos, y
nosotros no negamos, han sido promotoras de la cultura y la ciencia.
También, por otra parte, han sido lo contrario, como dicen otros. Y esta
evidencia no puede amagarse.
Por ello, no tenían tampoco reparos en destruir las otras religiones y
culturas. Eran espacios y oportunidades que daban a los artistas propios.
En este santuario, se formó un tal Cul, médico especialista en genética. El
mejor que tenía Israel en aquellos tiempos. Para sus propios experimentos,
guardó semen del hijo de Elí y óvulos de la nuera.
Elí, cuando escuchó la promesa de Jehová, ahora sin efecto, se
emborrachó de alegría. No iba ese mentiroso a terminar con su familia.
Ellos iban a quedar en Silo, contra viento y marea.
A Samuel le hicieron la vida imposible y una noche huyó a Ramá.
Gracias a la ciencia, y no a Jehová, la familia de Elí, podía ahora estar
presente en la gloriosa batalla que se organizó el mismo Jonatán, el hijo de
Saúl:
“Donde los filisteos caían ante Jonatán y detrás de él su escudero
los iba rematando”. (1Sa 14:13)
Esta parte de la palabra de Dios, en su versículo 14:3, descubre toda
la falsedad de la historia fabricada a la familia de Elí. Seguro que sus
descendientes también se defendieron con otra calumnia novelesca, para
combatir a los nuevos beneficiarios del santuario de Ramá, o el templo de
Jerusalén. Pero esta historia, al autor del libro de Samuel, no le interesó
incluirla en su novela sagrada.

22
CAPÍTULO II
SAÚL, DAVID Y GOLIAT
“Adquiere la verdad y no la vendas”.
Proverbios 23:23

La versión de la Biblia Latinoamérica, de la sociedad Bíblica


Católica Internacional (OBICAIN), tiene una particularidad que no tienen
las otras versiones, en las que hemos investigado “Las verdades bíblicas y
sus contradicciones”. Esta versión tiene, al menos, dos tipos de letras que
diferencian las dos, o más, tradiciones que existieron antes de ponerse en
papel. Es decir, las tradiciones orales, en las que se basaron para redactar la
Biblia. Esta es la teoría que aprendí en mi época de estudiante.
Pero es mucha coincidencia que en David, en concreto, estas
“tradiciones orales” formasen dos biografías. Sin embargo, vemos que, en
lo que respecta tanto a las situaciones como a los hechos de su vida, se
contradicen. Ha sido necesaria la intervención de un “profeta”, llamado
Samuel, para les diese un solo cuerpo y, además, inspirado por Dios, con el
fin de obtener la verdad histórica del monarca.
Muchos huesos para un puchero, como diría mi tía María, la hermana
menor de mi padre, ya fallecida y quien suplió a mi abuela como madrina
de mi ordenación sacerdotal.
Una nota, a pie de la página 250, que contiene esta Biblia
Latinoamérica, respecto al capítulo 16 de Samuel, dice:
“¿Cuál es aquí la parte de historia y la parte de leyenda? Pues el libro
ha guardado tres tradiciones referente a la ascensión de David 16:1;16. 14 y
17.17.”
Aquí, vamos a analizar solamente las dos últimas, que hacen
referencia a la situación de cómo se conocieron Saúl y David.
En algunos de los detalles de cada una de estas “tradiciones”,
podremos encontrar las contradicciones que se ocultan y determinar, quizá,
la falsedad de las narraciones, hasta ahora propagadas como verdades
incuestionables por la gran mayoría de aquellos que sujetan la Biblia en
una mano, o atril, y embaucan a millones de telespectadores o asistentes a

23
las diversas iglesias. Tal como hacen con los niños en las escuelas,
introduciendo la falsedad por verdad. Algo verdaderamente vergonzoso y
pernicioso para la educación de los alumnos y, por ende, a la sociedad.
Una vez más, reafirmamos que el libro de Samuel, enseñado y
predicado como palabra de Dios, es una falsedad antigua de nuestra cultura
judeocristiana.
El capítulo 16.14 tiene escrito lo siguiente:
“El espíritu de Yavé se había apartado de Saúl y un espíritu malo
enviado por Yavé lo atormentaba.”
Desconocemos la causa por la cual los traductores escriben sin h este
Yavé.
Si Jehová, que es el nombre que más se ha popularizado de Dios, se
había apartado de Saúl y, encima, le deja el campo libre para su enemigo,
muy difícil lo iba a tener Saúl para curarse de los males que su enemigo
Satán, Belcebú, le mandaba. Tampoco iba a tener ocasión de salvarse e ir al
cielo, en el último momento de su vida. Esta estaba ya vendida o entregada
a Satanás.
¡Viva la libertad humana concedida por Jehová!
Pero Jehová, no es tan malo como parece. Al lado de Saúl, le ha
puesto unos expertos que saben diagnosticar, por los “espantos” que sufre,
la causa que los produce y el remedio para sanarlos. La música.
¡Claro! No cualquier música vale.
Saúl dijo a sus servidores:
“Búsquenme a un hombre que sea un buen músico y tráiganmelo”.
Uno de los servidores intervino:
“Conozco a un hijo de Jesé de Belén -otros le llaman Isaí- que sabe
tocar música. Es un muchacho valiente, un buen guerrero; es inteligente,
buen mozo y Yavé está con él”.
Saúl mandó a uno de sus mensajeros donde Jesé (Isaí) para que le
dijera:
“Mándame a tu hijo, David, el que cuida el rebaño”.
Aquí, solamente por el hecho de que Jehová. o Yavé, hiciese un
paréntesis en sus propósitos, podemos pensar que Saúl pudiera tener o
conservar los dotes de adivino que una vez ya tuvo, gracias a Yavé.
Adivino es igual a profeta, pues es así como les llaman a estos
señores en tiempos de Samuel. Lo dice la Biblia en alguna parte, pedimos

24
el voto de confianza del lector, para no colocar la cita. Aquí, no mentimos.
Para esa función, está la Sagrada Biblia, como hemos visto y
continuaremos comprobando.
El criado no ha dicho nada de que David oliese a ovejas como quiere
y dice el papa Francisco a sus sacerdotes. Solamente ha manifestado que
era un muchacho valiente, buen guerrero, inteligente y que Jehová estaba
con él. ¡Ah, y un buen músico!
Con estos datos no hay razón para que Saúl pueda deducir que era
también pastor. Este dato solamente podía venir de lo Alto.
¡Claro! También Saúl debía tener una organización de servicios
secretos, al estilo de la que posee hoy Israel, que es la mejor del mundo. No
obstante, podemos poner en duda que la organización secreta, en tiempos
de Saúl, fuese tan buena como el Mossad, pues no habían incorporado
todavía al ejército de Saúl a tal fenómeno. A pesar que la Biblia en 1Sa
14,52 manifiesta:
“En cuanto Saúl veía un hombre fuerte y valeroso, se lo incorporaba
al ejército”.
Los espías, contratistas y managers debían tener bastante trabajo con
las guerras que Jehová provocaba para que su pueblo conquistase la tierra
que, en la época del diluvio, había dado a los cananeos y que, ahora,
cambiando de idea, se la ofrecía a los descendientes de Abraham. Aún
siendo de la misma familia de Noé, el tiempo y los roces familiares, que
nunca faltan en toda buena familia, así como la promesa de Jehová, los
convirtió en unos grandes enemigos. Ahora, los descendientes de Abraham
tenían que eliminar a una de las ramas de los hijos de Noé.
Es evidente que Jehová no conoce el futuro. Si Yavé conociese el
futuro, hubiese mandado a Noé colocar un cartel que dijese: Zona
reservada para el futuro a los hijos de Abraham. Con el tiempo, hubiese
sido un área selvática y la familia de Abraham no hubiese tenido que estar
matando tantos años a sus propios hermanos. Además, era un mal ejemplo
para futuras generaciones. De hecho, siglos más tarde, Hitler siguió los
pasos de Jehová. Y todavía hoy, tanta crueldad nos duele y tiene
repercusiones en nuestra sociedad. A pesar de que tenemos museos en
Israel para recordar esta reencarnación maligna que se dio en Alemania, no
existe ninguno para recordar lo que hizo Jehová con los cananeos.

25
El segundo cuento, que nos habla de cómo se conocieron Saúl y
David, se encuentra en el capítulo 17, del libro de Samuel. Una nota a pie
de la página 251, de la versión de la Biblia Latinoamérica, dice: “El
combate de David encantó a los israelitas a través de los siglos y todavía
hoy nos encanta a nosotros. Por eso no hay que extrañarse de que los
redactores –luego, no Samuel− hayan desarrollado, con lujo de detalles, el
combate de David con “el filisteo” al que más tarde se llamó Goliat. Los
que redactaron esos libros estaban inspirados por Dios; comprendieron que
el combate de David con Goliat representaba el combate del bien con el
mal”. Fin de la nota, por nuestra parte.
Otra nota, también a pie de página, esta vez en la página 319 de la
Biblia de Jerusalén, manifiesta, sobre este apartado del combate entre
David y Goliat, lo siguiente: “2Sa 21,19 atribuye la victoria sobre Goliat a
uno de los valientes de David y esta parece ser la tradición más antigua.
La tradición primitiva del cap. 17 sólo hablaba de una victoria de David
sobre un adversario anónimo, “el filisteo”. El nombre de Goliat ha sido
añadido a vv4 y 23 “de las filas”, en griego; “de los campamentos”, en
hebreo.”
Para facilitar al lector su comprensión, trascribimos lo que dice el
texto 2Sa 21,19:
“Se reinició una vez más la guerra con los filisteos en Gob, y
Eljanan de Yair (Jaare – oregin, en otras versiones) de Belén, mató a
Goliat de Gat; el asta de su lanza era como el rodillo de un telar.”
Pero en 1Crónicas 20,5, nos narra:
“Hubo otra guerra contra los filisteos y Eljanán, hijo de Jair, mató a
Lajmi, hermano de Goliat, el de Gat; el asta de su lanza era como el
rodillo de un telar.”
Es decir, una vez que le añadieron o le pusieron nombre al filisteo
del famoso combate de David, tuvieron que inventar un hermano a Goliat,
que debía ser gemelo, para que el valiente, Eljanán, no se quedase sin su
mérito de haber matado a un gigante filisteo.
La nota de a pie de página que se encuentra en la Biblia de Jerusalén
pág. 455 dice: “El cronista interpreta así 2Sa 21,19 teniendo en cuenta el
relato que atribuye a David la victoria sobre Goliat 1Sa 17.”
¡Viva la inspiración divina y la fidelidad histórica de los hechos
narrados en la santa Biblia, que es palabra de Dios!

26
Si esto a esto no se le puede llamar manipulación, que venga Dios y
lo vea.
Aquí, puede que venga bien recordar las palabras de Michael P.
Lynch, que Fernando Savater cita en su libro La vida eterna, en la página
21: “Los seres humanos mentimos con la misma naturalidad con que
respiramos. Mentimos para ocultar nuestras inseguridad, para hacer que
otros se sientan mejor, para sentirnos mejor nosotros mismos, para que nos
quiera la gente, para proteger a los niños, para librarnos del peligro, para
encubrir nuestras fechorías o por pura diversión. La mentira es un auténtico
universal: se practica con destreza en el mundo entero”, desde la
antigüedad.
Está claro que Michael P. Lynch podía haber hecho más larga su
frase y los motivos por los cuales se miente, y haber añadido, por ejemplo:
Para ocultar ciertos intereses y producir guerras, para decir que Dios ha
hablado, para crear libros sagrados, para estafar, etc.
De esta manera, el lector, también puede seguir añadiendo algún que
otro motivo más, por los que los seres humanos tenemos en nuestros genes
la mentira como parte esencial de nuestra vida.
Sin embargo, personalmente, desde hace tiempo, pienso que se debe
de desarraigar esta mala hierba. Por ello, nacieron todos los libros que he
escrito. Porque la mentira sagrada es la más difícil de eliminar y la más
peligrosa de todas. La mentira, la hipocresía y la falsedad no son buenos
cimientos para crear una auténtica sociedad. Y el elemento divino, aquí
representa un gran obstáculo, pues dice luchar contra estos “pecados”
cuando justamente es el motor que los produce. Así no hay manera de
entenderse.
Si el Dr. Kittim Silva, autor del libro David el Ungido, hubiese leído
las notas de las biblias que hemos reseñado y analizado, escritas por
expertos especialista bíblicos, quizá no hubiese escrito en su prólogo lo
siguiente: “David, que muchos críticos del texto bíblico lo ven como un
personaje inventado que encarna el heroísmo nacional en la llamada “saga”
israelita, es una figura heroica y temerosa de Dios para los que con
devoción aceptan su participación en los hechos históricos de Israel”.
¡Bueno! Pensar que algún día se pueda reconocer la verdad que hay
en la Biblia, no cabe duda que puede formar parte de una alucinación
personal. En la religión, hay más intereses que verdades. Y con la Biblia, se

27
producen, día a día, muchas más seducciones, cara el posible creyente, y
muchas más ganancias para los pastores.
Sigamos con las manipulaciones divinas en la historia de Saúl, David
y Goliat. Las dos historias quedan comprendidas y fusionadas en el
capítulo 17 del libro de Samuel. En la primera, que comprende desde el
versículo 4−11 y 32−51, David ya estaba incorporado al ejército de Saúl,
pues dice:
“David dijo a Saúl: “¡No hay por qué tenerlo miedo a ese ¡Yo, tu
servidor, iré a pelear con ese filisteo” (v32).
En la segunda, que comprende 17, 12−31 y 51b 58, tiene sus cortes u
omisiones, al ser incorporada y fusionada con la primera. Por ello,
podemos encontrar estas contradicciones, en la última redacción y
manipulación en el libro de Samuel en este capítulo.
Cuando Saúl e Israel oyeron las palabras del filisteo, quedaron
asustados y desmoralizados (v11). Aquí se introducen unos versículos de la
segunda historia, finalizando con el v31 que dice:
“Oyeron las palabras de David y se las trasmitieron a Saúl, quien lo
mandó llamar.”
Aparentemente, el ensamble queda bien con la primera historia, pero
el v55 estropea la narración, pues dice:
“Al ver como David iba a enfrentar con el filisteo, Saúl había dicho
a Abner, el jefe de su ejército: “Abner, ¿de quién es hijo ese muchacho?”
Abner le respondió: “Por mi vida, oh rey, que no lo sé”.
Saúl debía de estar en un mal momento de su enfermedad. Y
entonces, era cuando necesitaba de la música, por eso no reconoció a David
que se enfrentaba a Goliat, en el campo de batalla.
La primera historia finaliza diciendo:
“Entonces corrió –David– se detuvo ante el filisteo, le quitó la
espada que tenía en la vaina, y espada en mano, le cortó la cabeza. Así
acabó con él” (v51).
La historia, ya unificada, ofrece unos detalles que realzan más la
mentira.
“David tomó la cabeza del filisteo y la llevó a Jerusalén; sus armas,
en cambio, las dejó en su propia tienda” (v54).
El que escribe esto tiene un lapsus “histórico”. En Jerusalén, quienes
vivían y mandaban, en aquel tiempo, eran los jebuseos. Por lo que este

28
cuentista debió haber escrito lo siguiente: “David disecó la cabeza de
Goliat y, cuando fue rey de Jerusalén, la expuso en su palacio en un urna de
oro, y luego la trasladó, junto con todo el pueblo, con bailes, vino y música,
al nuevo lugar donde se encontraba el arca.”
La otra contradicción, “aparente”, dirían los testigos de Jehová, se
refiere a las armas. “Sus armas, en cambio, las dejó en su propia tienda”.
¡Bueno! Debió de ser en la tienda de sus hermanos. David había ido
movido por la curiosidad y no tenía tienda.
El otro detalle se refiere al uso que se hizo de las armas. Al decir que
se las dejó en su tienda, puede revelar que las tenía su familia. Este
pequeño detalle contradice lo que, más tarde, se dirá en la historia de David
en su huida de Saúl, al santuario de Nob. En ella se escribe:
“Dijo David a Ajimeléc: “¿ No tienes aquí a mano una lanza o una
espada? Porque ni siquiera he cogido mi espada y mis armas, pues urgía
la orden del rey”. Respondió al sacerdote: “Ahí está la espada de Goliat el
filisteo que mataste en el valle del Terebinto, envuelta en un paño detrás
del efod; si la quieres, tómala, fuera de esta no hay otras”. Dijo David:
“Ninguna mejor. Dámela” (1Sa 21,9-10).
Es decir, la espada viajó de la tienda de David al santuario de Nob,
sin que su propietario estuviese al corriente de este traslado. No cabe la
menor duda, que ahora los Testigos de Jehová podrán imaginar varias
historias para dicho traslado de la espada y así “demostrar” que la Biblia no
se contradice.
Aquí, hemos decidido no inventar ninguna. De este modo, dejamos
al lector, la posibilidad de construir la suya.
Tampoco ha sido ni es nuestro propósito o intención, descubrir todas
las contradicciones que hay en el libro de Samuel. Solamente poner unos
ejemplos de ellas. Los cuentos, cuentos son y para convertirlos en Palabra
de Dios y hechos históricos, ha requerido de mucha imaginación.
Se puede engañar a mucha gente, por mucho tiempo. Pero no a toda
la gente. Siempre hay alguien que piensa, razona y analiza. Se ha
necesitado mucha palabra y letra para hacer que unos cuentos se conviertan
en realidades históricas. No obstante, siempre hay un pie que cojea.
El libro de Samuel es una descarada manipulación de un redactor a
favor de la casa de David y en contra de la de Saúl. Sin embargo, los
experimentados y especialistas bíblicos, que escriben la introducción al

29
libro de Samuel, de la biblia Latinoamérica dicen: “Ya no es presentado
como debería ser un Dios todopoderoso, sino tal y como Samuel, David y
sus contemporáneos le han conocido y experimentado y nos cuentan
ingenuamente los acontecimiento a través de los cuales estos personajes
han conocido su voluntad”.
Para estos comentarista o analistas les parece una ingenuidad toda la
manipulación que existe en el libro de Samuel a favor de la casa de David,
como convertir a Jehová en un Dios, estúpido y caprichoso, que no conoce
el futuro y que es injusto y severo para con Saúl.
Como es evidente, el redactor del libro de Samuel está
completamente al servicio de la casa de David. Por ello, justifica lo
injustificable, como la subida al trono de Salomón. Inventa el pecado de
David con Betsabé y el combate de David contra el filisteo, después
llamado Goliat.
¡Ah! ¿Cuánto pesaría la espada de Goliat? ¿Cuánta fuerza tenía ya
David para manejarla? ¿Qué estúpidos eran los filisteos, que David va con
ella y no la reconocen?
Colorín, colorado, este apartado se ha finalizado.

30
CAPÍTULO III
PRIMERA DE SAMUEL, CAPITULO 26

Cuando estudiaba teología, también tenía mi obligación como


educador y responsable de un grupo de niños, en un internado. En este
tiempo, vivía en la República Dominicana, una hermosa isla caribeña.
Un día, el profesor de historia de la iglesia, me comentó:
−Usted puede sacarse mejor nota.
Mi repuesta fue la siguiente:
−Si fuese jesuita, y solamente estudiase, o fuera mi primera
obligación, podría ser. La cosa es que soy amigoniano. Mi primera
responsabilidad es el trabajo y luego, el estudio.
El trabajo era muy absorbente y mi responsabilidad era máxima. Por
lo cual, era imposible cumplir con las dos obligaciones, sin haber acudido
al sistema de corte y confección en mis trabajos teológicos. Buscaba la
forma de salir de ellos de la manera más rápidamente posible. El objetivo
de mis estudios era simplemente no quedar aplazado o suspender alguna
materia. El aprobado era para mí el objetivo máximo. Ni soñar con las
calificaciones de notables, sobresalientes o matrículas de honor.
Cuando llegaba el último trimestre, cada año me repetía: Este año lo
dejo. El próximo ya no continúo. El resultado de los exámenes, y el tiempo
de vacaciones, me hacían luego cambiar de idea.
El profesor de historia un día hizo el siguiente comentario en clase:
− Quien me haga un trabajo, sin citar la fuente, lo suspenderé. Yo me
voy a dar cuenta.
Para mí, tal advertencia fue un desafío.
En el primer tema que nos mandó, que trataba sobre la familia, le
hice un auténtico trabajo de corte y confección.
El profesor acababa de llegar a la isla, con el título de doctor recién
obtenido en Roma y se mostraba tan autosuficiente como exigente.
En este desafío personal, logré hacerme con tres o cuatro libros que
podían servirme para fundamentar mi tema y, con espíritu desafiante, iba
avanzando. Anotaba de un libro, añadía de otro y, de esta forma o manera,
realicé mi trabajo. No puse ni una sola idea ni añadí una sola frase que no
estuviese contenida en estos libros. Presenté mi trabajo y me lo califico con

31
buena nota. Todavía hoy estoy esperando que el profesor me recriminase
cómo y de dónde lo había copiado todo.
Al escribir el libro titulado Tres sobrinos del rey David, quise buscar
un texto bíblicos polémico y falso de cada uno de los tres hermanos y
sobrinos de David, es decir: Joab, Abisay y Asael.
El capítulo 26 fue el elegido para Abisay. ¿Por qué? Me di cuenta
que el autor realizó este capítulo con la mi estrategia que usé con el tema
sobre la familia para mi profesor de la historia de la iglesia. El capitulo 26,
está formado de la unión de dos historias que hablaban del mismo tema,
con enfoque diferente. En el versículo once, dice David:
“Líbreme Yahvé de levantar mi mano contra el ungido de Yahvé.
Ahora toma la lanza de su cabecera y el jarro de agua y vámonos”.
Hasta aquí, fue tomado el texto de una historia antigua que narraba
este cuento. Los versículos siguientes pertenecen a otro texto, que formaba
parte de otra historia, sobre el mismo hecho “histórico”. El último redactor,
no era tan buen copista como yo. Quedó la evidencia de su delito, al
escribir a continuación:
“Tomó David la lanza y el jarro de la cabecera de Saúl y se fueron”
Si se hubiese suprimido este dato el autor del libro de Samuel,
hubiese quedado el delito sin prueba alguna. O si hubiese añadido: “y
David, cambiando de parecer, “Tomó la lanza y el jarro de la cabecera de
Saúl y se fueron”. Esto también hubiese sido válido para pasar su trabajo
como original.
¡No fue tan bueno con su trabajo, el mío fue mejor! Yo engañe a mi
docto profesor jesuita. Sin embargo, el error del ultimó autor de Samuel
me ha hecho detectar su trampa, ¡Bueno! Para algo me ha servido mi
sistema en los tiempos de estudiante. Un sistema que yo no inventé, que es
bíblico y sagrado. No obstante, me hizo ser más observador y poder
descubrir este gato por liebre.
¿Existen más contradicciones para la razón humana en este capítulo?
Naturalmente que sí, veamos. Se encuentra en los versículos del 8-10 que
dice:
“Dijo entonces Abisay a David: “Hoy ha copado Dios a tu enemigo
en tu mano. Déjame que ahora mismo lo clave en tierra con la lanza de un
solo golpe. No tendré que repetir”. Pero David dijo a Abisay: “No lo
mates. ¿Quién atentó contra el ungido de Yahvé y quedó impugne?”

32
Para poder decir esta frase, uno debe de tener antecedentes de casos
de personas que hayan atentado contra un rey ungido y hayan sido
castigados por Jehová. Si Saúl es el primer rey, y no sufrió ningún
atentado, según la Biblia, ¿cómo se puede decir esta frase? Los cegados por
la Biblia, y que dan respuestas absurdas a toda razón, contra las
contradicciones bíblicas, podrían responder: es una profecía.
A continuación, veamos qué tipo de profecía, en este mismo texto,
proviene de la boca de David:
“Vive Yahvé, que ha de ser Yahvé quien le hiera, bien que llegue su
día y muera, bien que baje al combate y perezca”.
No cabe duda que David era un buen matemático elegido por Jehová.
Sabía que dos cincuentas por cientos, forman el cien por cien. Por lo
consiguiente, la muerte de Saúl se podía producir bien de forma natural o
bien en combate, que era su trabajo.
Como estamos viendo, la historia que hoy conservamos no es más
que la unión de dos historias, y finaliza de la siguiente manera, según estas
dos versiones del versiculo12b. Reina Valera dice:
“Y no hubo nadie que viese, ni entendiese, ni velase, pues todos
dormían; porque un profundo sueño enviado de Jehová había caído sobre
ellos.”
La Biblia de Jerusalén traduce así:
“Nadie los vio, nadie se enteró, nadie se despertó.”
No cabe duda que aquí hay una intervención divina. Esa estrategia
del dormir bien, ya el espíritu de Dios, la había usado antes. Una con Adán,
que le costó una costilla y, otra, con Abrán, para anunciarle primero, una
mala noticia, y luego, la tierra prometida.
Ahora la usa para proteger a David. Siempre después de un buen
sueño, puede uno ver su vida alterada ¡Hay que dormir bien! Pero cuidado,
al despertar.
David devolvió la lanza de Saúl, pero el jarro se lo quedó. Es el jarro
que tenía en su habitación a la hora de su muerte, junto al otro de Jonatán.
David siempre respeto la vida de Saúl, según el relator. Era una forma para
que después, también, le respetasen la suya. Esta es una constante en los
que fabrican la novela.

33
Presentan a David como una persona respetuosa con la vida del rey.
De esta forma, transmite un mensaje para los súbditos de todas las
monarquías, tan amenazadas siempre.
Otra historia que evidencia el sistema que utilizó, o mal utilizó, el
redactor del libro de Samuel, es la historia que consta al principio del
Segundo libro.
Comienza con una historia sobre la muerte de Saúl, que no es más
que una composición de dos historias mutiladas, mal mutiladas, y que
cuentan en este libro una de las maneras en las que murió Saúl y David
conoció la noticia.
La primera parte, 2 Sa 1,1-4, es un pedazo de una historia distinta a
la segunda parte, que comprende del versículo 5 al 16.
La primera evidencia reafirma nuestra posición se debe a las propias
contradicciones que contiene.
¿Cuál sería la primera contradicción a destacar?
En la historia actual, que contiene el libro en 2 Sa 1,2ª dice: “Al
tercer día llegó del campamento uno de los hombres de Saúl”.
Sin embargo, en el versículo 6 se afirma lo siguiente: “Yo estaba
casualmente en el monte Gelboé”.
Por lo cual, no es el mismo personaje. En una historia, se refiere a un
miembro del ejército de Saúl, quien se presenta ante David para darle la
noticia sobre la muerte de Saúl.
En la otra historia, se trataba de un amonita curioso.
La otra contradicción que contiene la historia actual, que consta en la
Biblia, y que reafirma nuestro punto de vista o tesis, es la siguiente.
Es la frase contenida en el versículo 16, que dice: “David le dijo: “Tu
sangre sobre tu cabeza, pues tu misma boca te acusó cuando dijiste. “Yo
maté al ungido de Yahvé”.
En la historia que consta actualmente en el libro inspirado, revelado
y fiel a la palabra divina e histórica de la vida de Saúl y Davis, el amonita
nunca pronuncia esa frase. Por lo cual, fue mutilada a la hora de unir estas
dos antiguas historias.
Además, ¿por qué un amonita tenía que conocer que el rey Saúl era
el ungido de Jehová?

34
Esta inspiración divina, referente a la muerte de Saúl, no es más que
una chapuza dentro del sistema de corte y confección de unir dos historias
en una sola.
Tal descubrimiento apareció en mi mente una madrugada del
miércoles, 26 de noviembre, del año 2014, cuando la lluvia, a las tres de la
madrugada, caía en la Ciudad de Santa Cruz de la Sierra, interrumpiendo
mi sueño.
Si en la Biblia, los cuentistas se valieron de los sueños divinos para
escribir sus historias, en este caso, fue la interrupción de mi sueño
placentero, debido a la persistente lluvia, lo que me llevó a escribir estas
letras. Y así presentar al lector, una vez más, las historias falsas sobre
David y Saúl que constan en la Biblia.
No hay la menor duda que este último redactor, que unificó dos
novelas en una sola, copió también de quien escribió el Génesis, donde
descubrimos, en el capítulo 17, una fusión de dos cuentos sobre Abraham.
El versículo 17,3 dice:
“Cayo Abrán rostro en tierra, y Dios le hablo así…”
Y Jehová hace su discurso de promesa. Cuando finaliza el versículo
16, todavía se encuentra Abrán rostro en tierra. Y, de repente, en el
versículo 17, dice, cambiando incluso el nombre del personaje:
“Abrahán cayó rostro en tierra y se echó a reír.”
Es evidente que Moisés no era tan imbécil para escribir esto. Al
menos, hubiera puesto con anterioridad que Abrahán sirvió un cafecito a
Jehová y, luego, siguieron charlando.
Esto desmonta la mentira que escriben y dicen muchos estafadores
en sus iglesias o Salones del reino, al afirmar: “El que tantas personas de
diferentes antecedentes, y que vivieran en diferentes tiempos y culturas,
pudieron producir un libro tan armonioso es prueba vigorosa de que la
Biblia no es sencillamente un producto de la inteligencia humana, sino que
es inspirada por Dios”. Sacado del libro El hombre en busca de Dios,
página 241, editado por los Testigos de Jehová.

35
CAPITULO IV
¿CUÁNDO DAVID FUE REY DE HEBRON Y DE ISRAEL?

Según la Biblia, 1Reyes 2:11:


“David reinó sobre Israel cuarenta años; en Hebrón reinó siete años
y en Jerusalén, treinta y tres”.
Estos datos ¿son históricos?
Después de analizar la vida de David en la Biblia, el principal
documento que se ha conservado o se conoce hasta el día de hoy, podemos
afirmar con cierta rotundidad que estos datos no corresponden a la realidad
“histórica” del personaje.
El pueblo de Israel usaba ciertos números matemáticas con un
significado simbólico. En el Nuevo Testamento, Mt 18,21-22 , hay un
pasaje conocido, donde comprobar dicha realidad:
“Pedro se acercó entonces y le dijo: “Señor, ¿Cuántas veces tengo
que perdonar las ofensas que haga mi hermano? ¿Hasta siete veces?”
Dice Jesús: “No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete”.
Entre los números matemáticos que se usaban como simbólicos, se
encuentran el siete, el treinta y tres y el cuarenta.
Es mucha casualidad que en David fuesen a coincidir tanto número
matemático con representación simbólica. Mi intuición siempre me ha
dicho que el versículo del libro de Reyes, arriba citado, no es un dato
histórico. Sin embargo, entre la literatura que haya podido leer, nunca he
conocido a nadie que lo aceptase como dato simbólico, todos lo dan como
dato histórico o matemático.
Si alguien lo olió como dato simbólico, tengo que disculparme por
no haber recibido dicha información. Dentro de mi ignorancia, tengo que
pensar, que quizá sea el pionero de derrumbar este dato hasta hora
histórico, y pasarlo a los simbólicos.
Para no ser pedante, o estúpido, charlatán y mentiroso, me veo en la
necesidad de demostrar que realmente mi intuición tiene cierta base

36
científica. Vamos a comprobarlo: ¿Cuándo fue proclamado David rey de
Hebrón?
Nadie puede dar respuesta exacta a esta pregunta. La razón de ello,
es muy sencilla. En la Biblia, tenemos dos historias de David y cada una de
ellas dice una cosa diferente.
Quizá, la más oída, sea la contenida en 2Samuel 2,1.4, que
manifiesta que, a la muerte de Saúl, sucedió lo siguiente:
“Consultó David a Yahvé diciendo: “¿Debo subir a alguna de las
ciudades de Judá?” Yahvé le respondió: “Sube”. David preguntó: “¿A
cuál subiré?” Le respondió: “A Hebrón.” Llegaron los hombres de Judá y
ungieron allí a David como rey sobre la casa de Judá.”
Es decir, el reinado de David, en Hebrón, comienza desde la muerte
de Saúl. Además, sin violencia. Llega a Hebrón y suponemos que Jehová
también avisó a sus habitantes que le enviaba a su nuevo rey. Todos lo
aceptan y David comienza a reinar sus siete años.
Al contener el libro Primero de Crónica 11,1-2 otra historia distinta,
opuesta a la anterior, evidentemente nos lleva a afirmar que podemos tener
una duda razonable para aceptar que los siete años de David, en Hebrón, no
es un número matemático, histórico, sino un número simbólico.
El libro de Crónicas, nos narra lo siguiente:
“A la muerte de Saúl, “se congregó todo Israel en torno a David, en
Hebrón, y dijeron: “Mira, hueso tuyo y carne tuya somos nosotros. Ya de
antes, cuando Saúl era nuestro rey, eras tú el que dirigías las entradas y
salidas de Israel; Yahvé, tu Dios, te ha dicho: “Tu apacentaras a mi pueblo
Israel”.
Aparte del don profético y comunicativo de los habitantes de Israel, o
al menos de sus ancianos, que conocían lo que Jehová le había revelado en
secreto a David, tenemos la siguiente prueba:
David ya es rey de Hebrón cuando muere Saúl. Con lo cual,
manifiesta que antes tuvo que haber una traición de David a Saúl, para
hacerse con el territorio de Hebrón. Es decir, cuando van los ancianos de
Israel a pedirle a David, por la muerte de Saúl, que sea también su rey, ya
el elegido de Jehová llevaba reinando algunos años, o algún tiempo, en
Hebrón. Según la lógica y la razón, tenemos, en estas historias, una grave
contradicción respecto al comienzo y final del reinado de David en Hebrón.
En una, la primera, comienza a la muerte de Saúl, y la segunda dice que

37
cuando Saúl muere, David ya llevaba reinando algunos años, o tiempo, en
Hebrón. No hay por dónde perderse.
No obstante, lo mismo que en los números circenses, siempre hay
otra cosa más difícil. Tenemos una tercera información sobre este asunto.
El libro segundo de Samuel 2,8-11, escribe lo siguientes:
“Abner, hijo de Ner, jefe del ejército de Saúl, tomó a Isbaal, hijo de
Saúl, y le hizo pasar a Majanaín. Lo proclamó rey sobre Galaad, sobre los
aseritas, sobre Yisreel, sobre Efrain y Benjamin y sobre todo Israel.
Cuarenta años tenía Isbaal”− O Isboset, en la versión de Reina y Valera,
que aparece también en 3,8 de la versión de Jerusalén en letra grande− “el
hijo de Saúl cuando fue proclamado rey de Israel; reinó dos años.
Solamente la casa de Judá siguió a David. El número de días que estuvo
David en Hebrón como rey de la casa de Judá fue siete años y seis meses”.
Si tomamos este texto, como referencia histórica, tenemos que David
aprovecha la muerte de Saúl para arrebatarle el trono a su familia de
Hebrón .Con lo cual, la visión celestial de tal comunicación entre Jehová y
David, que narra el mismo Samuel en 2,1.4 al comienzo del capítulo, se
contradice más tarde.
De las tres narraciones que hay en la Biblia sobre este punto, como
trasfondo real de los hechos históricos, nos inclinaríamos a ver aquí la
posible realidad histórica, sobre cómo subió David al trono en Hebrón, tras
la muerte de Saúl. Y, a la muerte del hijo de Saúl, David se apodera de todo
el reino de Israel. Es decir, ahora ya reina en Hebrón y en Israel.
Previamente, ha asesinado a Abner y al hijo de Saúl. ¡Viva el elegido de
Jehová! Sus biografías harán que todo ello pase a ser culpa de Joab, su
sobrino. De este modo, David se convierte en un rey títere de su general y
sobrino. Se muestra cobarde, aunque para algunos eso pueda ser prudencia,
para castigar a aquellos que no cumplieron sus órdenes (1 R 2.5). De este
modo, deja el cumplimiento de la pena a su hijo Salomón.
Por lo cual, tenemos dos historias, 1Cr 11,1-2 y 2Sa 2,10 que afirman
que los cuarenta años de reinado de David comenzaron, en una, antes de la
muerte de Saúl y, en la otra, tras la muerte de este rey. Es decir, que los
datos “históricos” no coinciden. Por lo cual, podemos confirmar que los
años que narra la Biblia del reinado de David en Hebrón son simbólicos.

38
Todavía nos quedaría la historia de Joab para afirmar que los cuarenta años
de David, rey, son simbólicos. ¡Claro! Aunque también la historia de Joab
es un manantial de contradicciones y absurdos.
Todo ello, ni el más inteligente anciano –cardenal de los Testigos de
Jehová−, que reside en Nueva York, puede hacer que todo ello tenga una
secuencia lógica, histórica y razonable.
Tampoco entre los cristianos no católicos, que son descendientes
ideológicos de Lutero, Calvino, etc.
Algunos católicos admiten ya algunas contradicciones en la Biblia y
afirman que no todo lo escrito en ella es verdad. El paso siguiente, que
deseamos que den, es que definan cuáles son los textos verdaderos y cuáles
los falsos.
Esperemos que el papa Francisco I, antes de terminar su reforma del
vaticano, haya también emprendido la reforma de la Biblia. Es un trabajo,
que sugerimos, que le puedan ofrecer al emérito de blanco que vive en el
vaticano y a una comisión de cardenales eméritos, entre los cuales pueden
incluir al emérito a Julio Terrazas, de Bolivia, por su sentido de “justicia” y
clarividencia que posee y que está manifiestamente comprobado en el libro
Los pecados que nunca se cometieron.
Solamente si damos el primer paso de reformar la Biblia, se podrá
buscar la unión de todos los creyentes. De otro modo, aseguramos, como
dogma irrefutable, que siempre existirán nuevos inspirados por Dios, le
llamen Jehová o Yahvé, para proclamar la última verdad bíblica. Nacerán y
fructificaran embusteros, mentirosos, charlatanes, farsantes, estafadores,
lunáticos, místicos e idiotas, aprovechados, teólogos, pastores, que cada
vez que hablen, en base a ella, será para defender unos intereses nada
verdaderos, pero muy útiles para ellos.
Solicitamos a los gobiernos del mundo, que si no son capaces de
eliminar la lacra de la religión, como tampoco la de la droga, sean honestos
y prohíban que en las escuelas no se enseñen mentiras históricas a las
futuras generaciones.
Recalcamos, remarcamos, certificamos y aseguramos, sin posibilidad
alguna de error: La Biblia es el lugar donde del cuento se hizo historia y la
historia, cuento. Y por intereses políticos, la religión de ha convertido en
una estafa legalizada, consentida, apoyada, incluso por aquellos que
gobiernan hoy día y se llaman partidos de izquierda.

39
Destruyendo el mito de David, se anula toda la Biblia y, con ella, el
monoteísmo como religión inspirada y palabra divina.
Es evidente que un día, la verdad florecerá en medio de una sociedad
formada, ahora, por campos o iglesias donde la mentira y la estafa es
hábilmente cultivada y aprobada por los gobiernos, movidos por la
necesidad de obtener votos. Es la maldad de un sistema democrático.

40
CAPÍTULO V
BETSABE
“El mensaje auténtico del evangelio,
Torah o el Islam es bifronte, como Jano:
Tolerante e intransigente, cordial y excluyente,
fraterno y belicoso, criminal y pacifico…
Que la predicación vaya por un camino u otro
depende de circunstancias históricas,
de los distintos juegos políticos de poder
que se dan en cada caso y sobre todo
de la influencia de los predicadores mismos”.
Fernando Savater La vida eterna, pág. 130 – 131

“La Biblia nunca lisonjea a sus héroes. Todos los hombres y todas
las mujeres de la Biblia tienen pies de barro y, cuando el Espíritu Santo
pinta un retrato de sus vidas, es muy objetivo”, dice Charles R Swindoll, en
su libro David, un hombre de pasión y destino, en el capitulo XVI, pág.
198. Y luego, más adelante, afirma: “Ningún pecado, con excepción del
pecado de Adán y Eva, ha sido tan expuesto públicamente como el pecado
de David y Betsabé. Los cineastas explotan el pasaje con sus películas
sobre “David y Betsabé”, dando la idea de que este hombre era un especie
de adicto sexual con impulsos animales incontrolables. Pero eso no es
cierto. Es totalmente falso. Este es un buen momento para recordar que
David era un hombre que amaba a Dios… que seguía siendo “Un hombre
conforme el corazón de Dios”
Siguiendo el capitulo 16, que lleva por título El caso de la persiana
abierta, encontramos que el deseo del autor es solamente tratar de poner el
asunto en su perspectiva correcta. Según dice este inteligente pastor e
investigador bíblico, que sospechamos que es de la iglesia Bautista: “David
tiene ahora cerca de cincuenta años o un poco más y había estado en el
trono aproximadamente veinte años”

41
Avanzando en su lectura, recuerda a sus lectores, feligreses y
radioyentes que, después de que David vino de Hebrón, tomó más
concubinas y mujeres en Jerusalén. Y le nacieron a David más hijos e hijas
(2Samuel 5:13).
También nos recuerda la cita del Deuteronomio, 17:14-17:
“Tampoco acumulará para sí mujeres”.
Y hace esta conclusión: “El sencillo hecho es que la pasión sexual
no se satisface teniendo un harén lleno de mujeres, sino que aumenta”. Y
más adelante, afirma: “Su sensualidad y su poligamia comenzaron
calladamente a corroer su integridad”.
Este buen pastor no aprovecha la oportunidad para recordar a sus
devotos feligreses, seguidores de su programa y lectores, que, siguiendo
este principio, o deducción científica, Salomón, el gran sabio de Israel e
hijo de David, era un monstruo sexual, jamás habido en la tierra. La Biblia,
(1 Reyes 11:1-3), afirma:
“El rey Salomón, el amado de Jehová, amó a muchas mujeres
extranjeras, además de la hija del faraón: moabitas, amonitas, edomitas,
sidonias e hititas…Pero Salomón se unía a ellas por amor, tuvo setecientas
mujeres con rango de princesas y trescientas concubinas”
Aquí, el pecado de Salomón no estuvo en tener esas mujeres, sino el
dejarse llevar de ellas y adorar a sus dioses.
Con lo cual, la teoría del experto pastor que defiende la monogamia,
por los males que causa la poligamia, la misma Biblia se la destroza.
Como conoce casi todo el mundo, por leer la Biblia, ir de turista a la
ciudad de Jerusalén o ver algunos reportajes de televisión, Salomón
construyó el gran templo, Jehová dejó el cielo y descansó por una
temporada allí. Aunque su intención era para siempre.
Para matar su aburrimiento, le compuso Salomón, más salmos. Su
padre David, ya había comenzado con la labor. Le metió música a troche y
moche, allí en el templo.
Lo bueno de los pastores es que dicen lo que quieren del Libro de los
Libros. De esta forma nacen las diversas iglesias. Cuando se conoce bien la
Biblia, uno se vuelve casi ateo.
Los pastores toman de la Biblia lo que les interesa para sus grandes y
elocuentes discursos. Llenan libros, condenando y salvando a la gente. En

42
lo único que todos están de acuerdo, y es lo fundamental, es en recordar, a
los fieles, el pago o contribución del diezmo.
En este capítulo, Charles R. Swindoll sigue diciendo: “En este punto,
en este momento de vulnerabilidad y de indulgencia consigo mismo, al
llegar a los cincuenta años de su vida encontramos a David en su alcoba
elegantemente amueblada. Quizá estaba profusamente equipada. Cortinas
ricamente bordadas cubrían las paredes, y las ventanas estaban enmarcadas
en madera ampulosamente tallada”
Quizá, aquí, el pastor esté describiendo el salón de su casa. Y no
necesita ejercitar mucho la imaginación. Sigue diciendo: “Es primavera
(será por aquello del adagio: la primavera la sangre altera), la estación
lluviosa ha llegado a su fin, y una cálida brisa sopla sobre Jerusalén. Sobre
las ventanas abiertas cuelgan cortinas ondulantes, y las estrellas comienzan
a titilar allá arriba en el cielo despejado. Era un atardecer cálido y precioso
de primavera”.
Seguramente, en invierno y alguna otra estación del año, no son muy
propicias para cometer adulterio. En verano se suda mucho y el invierno
no aconseja desnudarse. En otoño, acompañado de caída de las hojas, el
pene tiene más pereza. No cabe la menor duda. Era primavera. Comenta el
autor: “David se hallaba en la cama, no en el campo de batalla. De haber
estado donde debía -con sus soldados- nunca habría ocurrido el episodio
de Betsabé”.
Este erudito pastor se olvida u omite, por costumbre, lo que consta en
segunda de Samuel 21:15-17:
“Hubo otra guerra de los filisteos contra Israel. Bajó David con sus
veteranos y atacaron a los filisteos. David estaba extenuado –posiblemente
ya se acercaba a los cincuenta-, Yisbi, hijo de Nob, era un campeón de los
descendientes de Rafa, el peso de su lanza era de trescientos siclos de
bronce, ceñía una espada nueva y se dijo: “voy a matar a David”. Pero
acudió en su socorro Abisay, hijo de Sarvia, que hirió al filisteo y lo mató:
Entonces los hombres de David le conjuraron diciendo. “No vuelvas a salir
al combate, con nosotros, para que no apagues la antorcha en Israel”.
Según el libro “Las aventuras secretas de David”, escrito por su
sobrino Abisay, David tenía ese mismo día 49 años, seis meses y 29 días.
Por lo cual, David estaba cumpliendo la voluntad de Jehová, expresada por

43
la inspiración del Espíritu Santo, a través de la boca de sus súbditos. Era
una muestra del amor de su pueblo al elegido de Dios.
David no se hallaba en la cama David, como supone el autor del libro
que comentamos. Según el escrito de Abisay, estaba escribiendo sus
Salmos, en la mesa de oro que le habían proporcionado sus súbditos, tras la
victoria contra los filisteos.
David, al escribir en la mesa de oro, estaba espiritualmente presente
en el fragor de los combates de su pueblo por Jehová. Obedecía al pueblo.
Así se lo había dicho Jehová a Samuel (1Sa 8:7):
“Haz caso a todo lo que el pueblo te dice”.
Sigamos con el confundido pastor, Charles R. Swindoll. Y su
capítulo 16: “En eso estaba David siendo indulgente consigo mismo, más
allá de lo prudente. Debía estar en el campo de batalla, pero en vez de eso
se hallaba en su alcoba”.
El motivo de que David, según el libro de Abisay, se encontrase en
su alcoba, no era por ser indulgente consigo mismo, como manifiesta
Charles R Swindoll. El motivo verdadero era que allí había más silencio,
más intimidad, para escribir los salmos, que ahora lo usan y cantan en su
iglesia y en las otras.
En su valoración y descripción imaginaria, sigue diciendo este
pastor: “Se cubrió con la manta, se estiró, bostezó un par de veces, dio un
suspiro, y echó una mirada alrededor de su habitación. Realmente no
necesitaba seguir durmiendo. No estaba sufriendo del agotamiento de un
hombre ocupado y productivo. Estaba cansado de no estar cansad”.
Hasta escribir salmos cansa, amigo pastor.
Pero el pastor continúa con su imaginación: “Quizá necesite caminar
un poco, piensa. Parece una tarde excelente para respirar el aire (no sé lo
que sucederá a los demás, pero yo, siempre que respiro es aire). Por tanto,
descorre las cortinas y sube a la azotea. Los monarcas orientales
generalmente construían sus alcobas sobre el segundo piso del palacio y
tenían una puerta que comunicaba con lo que podríamos llamar una terraza
o azotea. A menudo, esta estaba elegantemente amueblada. Era un lugar
para sentarse con su familia o para realizar reuniones de trabajo con sus
hombres. Por estar situada en un lugar fuera de la vista del público y lejos
de la calle, estaba tan oculta que la gente no podía divisarlas. Es allí donde
se encontraba David esa noche inolvidable”.

44
Suponemos aquí un lapsus del pastor y pensamos que todavía
estamos por la tarde. El pecado nocturno es menos grave. La historia
continúa de la siguiente manera: “… se halla paseando por la azotea del
palacio. Era una casa grande, y el rey está disfrutando de la vista y el
paisaje. Luego, a la distancia, escucha un chapoteo de agua y quizá el
tatareo de los labios de una hermosa mujer que vive a corta distancia del
palacio y que es claramente visible. La Biblia jamás exagera nada”.
¡Stop!
El Libro de los Libros está lleno de contradicciones. Por ello, aquel
que lo conoce bien, volvemos a repetir, termina siendo ateo. Una prueba de
esas contradicciones las contiene el libro La Biblia contra la Biblia.
Los pastores, acostumbrados a la mentira, ni se dan cuenta cuando
las dicen o escriben. Las palabras se las lleva el viento, dice el refrán
popular. Pero, cuando se escriben, la cosa cambia.
Por eso, dijo Pilatos:
“Lo escrito, escrito esta”.
Y desde entonces es palabra de Dios.
Este escritor, orador, predicador, conferenciante y charlatán, no lee
lo que ha sido inspirado, posiblemente, por el Espíritu Santo, el comodín de
los embaucadores en su libro sobre David. El pastor termina de escribir,
que la azotea, donde se hallaba David, se encontraba: “En un lugar fuera de
la vista del público y lejos de la calle, estaba tan oculta que la gente no
podía divisarla”.
Y ahora va y resulta que David “escucha el chapotear del agua y el
tatareo de los labios de una hermosa mujer”, que es vecina y está en la
azotea de enfrente de su casa. Sin embargo, en la historia de la Biblia, la
tiene cerca y a la vista.
Según el libro del Abisay, la avenida Sión, separaba el palacio de
David y la mansión del general Urías. Los gustos, por la intimidad de los
dos, era el mismo. Lejos de la calle, a unos cincuenta metros, se
encontraban los edificios, rodeados de jardines y abundantes árboles. Entre
ellos, unos hermosos cipreses.
Si medimos la distancia de una terraza, o azotea, a la otra, no será
nunca menor de 100 metros, más el ancho de la avenida o calle. Si el
chapoteo estaba en medio de terraza de Urías y David no se encontraba en
su misma baranda, hay que añadir unos metros más.

45
¿Cómo podía David divisar la hermosura de Betsabé a esa distancia?
Defendiendo a la Biblia y al pastor que afirma que la Biblia jamás
exagera nada, solamente podemos acusar a la ciencia de mentirosa.
¡Señores, la ciencia miente!
Un hombre de cincuenta años no puede tener cataratas. Su visión
aumenta por la edad. Este podría ser un principio científico para no dejar
por mentirosa a la Biblia y al pastor, posiblemente bautista.
Otra solución anticiencia sería pensar que los catalejos no se
inventaron en el año que dice.
La Biblia, que nunca exagera, según este famoso escritor, nos está
insinuando, con el pecado de David, que este tenía algún instrumento,
conseguido en algún botín de guerra, que tenía la misión que hoy cumple
un catalejo. Y, además, con rayos para ver por la noche. De esta manera,
David pudo ver los pelos del pubis de Betsabé y los del sobaco, cuando se
enjabonaba.
Los oídos de David, ¡ni que decir! El sonido que producían las
palomas en sus vuelos, era un martirio para su sensibilidad. Por eso, la
música que tocaba espantaba a todos los espíritus. Al oír el aletear de los
malos espíritus, tocaba la música que no les gustaba. Es la que se acompaña
ahora a los salmos en alguna iglesia.
Si esto último, el lector tiene sospecha de falta de veracidad,
sentimos decepcionarle. Porque si aceptamos lo que dice el pastor y la
palabra divina, todavía es más difícil de creer, como se comprobará más
adelante.
Seguidamente, Charle R. hace una cita de Raymond Brown:
“Cuando leemos esta terrible historia, instintivamente pensamos que el
pecado fue de David, pero esta atractiva mujer no puede ser disculpada de
todo. Betsabé fue poco cuidadosa e imprudente. Carecía de la modestia
acostumbrada entre las hebreas, porque de ninguna manera se habría
bañado en un lugar donde sabía que podía ser vista. Desde su azotea debía
haber mirado muchas veces el palacio real y debía saber que desde allí
podía ser vista. No basta evitar el pecado propio. El Nuevo Testamento
insiste en que los cristianos deben asegurarse de no ser piedras de tropiezo
para los demás (Rom. 14:12-13) Si David se hubiera marchado a la guerra,
no habría visto a Betsabé esta tarde. Y si ella hubiera pensado seriamente
en lo que hacía, no le habría puesto la tentación en el camino.”

46
El pastor Charles R. Swindoll puntualiza: “Yo creo que tanto David
como Betsabé tuvieron culpa en esta ocasión, pero de los dos, sin duda
alguna, David fue el agresor, porque se detuvo, clavó la vista, sintió el
apetito carnal y después la buscó. Su pasión le hizo perder el control, y
terminó acostándose con ella.”
Aquí le faltó añadir lo siguiente: “Era tanto el descontrol de David,
que no pudo evitar el masturbarse. Cuando finalizó este pecado, mandó a
por ella.”
A la mujer, el hombre la ha dominado tanto que hasta donde “Dios”,
después del pecado original, no la culpa, como en este cuento del pecado de
David, hay, sin embargo, pastores que siguen descargando sobre la mujer
todo tipo de culpa y de pecado. Esto sucede, sobre todo, en las iglesias que
obedecen a Dios y consideran el hecho de ir las mujeres ligeras de ropa
como un pecado grave.
Ahora puntualizamos de forma más espiritual todos estos
comentarios fantasiosos. Si Jehová hizo a David según su corazón. Y del
corazón salen las intenciones malas, asesinatos, adulterios, fornicaciones,
robos, falsos testimonios, injurias (Mt 15:19), tenemos que concluir, que
algo también de culpa debe tener Yahvé o Jehová.
Más adelante, el pastor continúa: “Yo pienso que ambos
probablemente disfrutaron este momento privado. El era romántico y bien
parecido… y ella se sentía sola, era hermosa y la halagaron sus palabras.
Ambos disfrutaron lo que hicieron. Nada indica lo contrario. (Afirmación
de pura ignorancia). Parece haber sido un adulterio que ocurrió una sola
vez, una situación compartida que les produjo satisfacción mutua. Quizá
antes de la medianoche ella se deslizó hacia su casa esperando no ser
notada. Pero como dice el escritor de Hebreos, esto fue un “gozar por un
tiempo de los placeres del pecado” (11:25) En realidad, el placer
desapareció en cuestión de semanas, porque “Betsabé” mandó que se lo
hicieran saber a David, diciendo: Yo estoy encinta”. (2Sa 11:5)
Estos repartidores de culpas y pecados, seguro que ante el caso de
una violación a una fémina, le buscarían al violador los atenuantes
siguientes:
- La mujer vestía de forma provocativa
- Olía a un perfume embriagador.
- Movía su cuerpo de forma sensual.

47
- Miraba de forma insinuante…
Son los pastores quienes dictan el decoro, las decencias o no de la
mujer. Ella debe ir con falda larga. La medida, depende de la iglesia y su
decoro para la mujer. Sin escote mayor a dos centímetros, a partir del
cuello. Las mangas, cerca de las manos, y cubrir la cabeza con sombreros o
pañuelos. Y todo cuanto sea necesario para no excitar a ningún varón por la
calle. No las tapan más, para diferenciarse de aquellos otros que obligan a
sus mujeres a llevar el burka.
Según el libro de Abisay, la escena fue de la forma siguiente:
“Los soldados usaron de la diplomacia, engañando a Betsabé. Toc,
Toc. Toc, sonó en la puerta del palacio del general y héroe del ejército de
David. Abrió la puerta el encargado jorobado y su guardián. Saludaron los
militares de la casa real y entregaron el escrito para Betsabé, mientras
comentaban con el Jorobado.
−“El rey desea ver a Betsabé. Sabe que está recién bañada. Se
encuentra muy alterado. Que baje inmediatamente. Es urgente. Hay una
noticia importante que el siervo de Jehová le tiene que transmitir
personalmente.
“El tiempo amenazaba lluvia y los caballos del carruaje presentían la
tormenta.
“El soldado Mitifú subió la escalera pisando un peldaño sí y otro, no.
Toc, Toc, Toc, golpeó la puerta de la alcoba de Betsabé. Salió la doncella.
−¿Qué sucede? −preguntó con voz alterada, pues aquellos golpes no
eran habituales−. ¿A qué se debe tanta premura?
“Se veía enojada por el ruido.
−“El rey tiene que dar urgentemente una noticia del general a la
señora − le anunciaba el mensajero, al entregarle el escrito.
“Cerró la puerta la sierva María y se dirigió hacia la señora que
estaba leyendo uno de los Salmos compuestos por David.
−“¿Qué sucede María?, se interesó Betsabé.
“No entendí bien a Mitifú. Nunca aprenderá a hablar. Pero creo que
manifestó lo siguiente: El servicio del todopoderoso, nuestro cincuentón y
amado rey David, quiere darle una sorpresa. Inmediatamente debe ir al
palacio −le dijo al tiempo que le entregaba el escrito real.
−“¿Cuál será el vestido más apropiado, María?
−“El negro −respondió la sierva.

48
“Betsabé, retirando el traje azul que terminaba de colocarse para
merendar o cenar, se vistió con el negro.
“Una vez situada en el pórtico del caserón, subió al carruaje que
llevaba dos horas esperando.
−“En marcha −gritó el soldado conductor.
“El carruaje, llevado por dos caballos blancos, comenzó su recorrido.
Una vez pasados los cincuenta metros del jardín, llegó a la salida por la
calle Sinaí. Tomando la derecha y siguiendo la vereda ajardinada del
palacio, otros cincuenta metros más, torció por la avenida Sión y recorrió
los cien metros de la avenida, entre la vereda ajardinada, a su izquierda del
palacio real y del caserón de Urías, a la derecha. Llegados a la avenida
David, torció el carruaje a la izquierda, otros cincuenta metros. Una vez
llegado al portón principal del palacio de David, el carruaje continúo otros
cincuenta metros ajardinados y arborizados, hasta llegar a la puerta de la
residencia del lugarteniente de Dios.
“Betsabé, había observado el acopio de materiales que estaba
realizando David para el futuro templo.
−“¡Que santo es nuestro rey! −susurraron sus finos labios.
“A continuación, tarareó la canción que David cantó y compuso al
introducir el Arca de la Alianza, en Jerusalén, la semana anterior.
“Una vez abierta la puerta del carruaje, salió Betsabé y, al levantar
los ojos, una vez puestos los pies en tierra, contempló la figura del
cincuentón rey. Aparentaba muchos más años de los años que tenía. Las
batallas por Jehová lo habían cansado y enfermado.
“Al acercarse, Betsabé olió el aliento etílico de su rey. También el
mal olor de su cuerpo sudado por el apuro de haber bajado las escaleras del
palacio real y haber ejercitado su mano izquierda.
“No obstante, Betsabé pensó: ¡Qué delicado es el elegido de Jehová!
En la ciudad de Gad, los hombres son más grandes en estatura, pero no en
delicadeza. Por eso se dice: Cuanto más grande, más animal.
“Una vez David comenzó a subir la escalera, dijo a Betsabé:
−“Sígueme, por favor.
“Betsabé conocía el palacio. Al subir los peldaños de la escalera, ya
sabe hacia dónde se dirige el rey. Por ello, cree que la noticia es muy mala.
Su rostro manifiesta sus pésimos pensamientos. Sería por ello que el rey
quiere darle la noticia de forma más personal e íntima.

49
“Una vez en la decorada habitación, David, sin pronunciar palabra,
se abalanzó sobre Betsabé. Al tiempo que le despoja de su vestido negro y
deja al desnudo la parte del cuerpo que le interesa.
“La inesperada acción deja atónita a la dama. No sabe cómo
reaccionar ante la sorpresa. Su cuerpo está paralizado y sus ojos llenos de
lágrimas, que, al desbordarse, forman dos ríos que atraviesan las que fueron
rosadas mejillas y ahora son pura palidez.
“David, en un cerrar y abrir de ojos, está desnudo. Su pene ya no
puede seguir sufriendo más. En las pieles de los osos que cubren el suelo,
se encuentra el cuerpo inerte de Betsabé. Ha sufrido un desvanecimiento.
David no pierde el tiempo en contemplaciones. Su pene ha penetrado la
vagina de Betsabé e inmediatamente se ha complacido. Es la fuerza de
Jehová.
“De los ojos de Betsabé, como dos raudales de agua, van mojando
las pieles del oso una vez atravesada sus mejillas. Su corazón se ha hecho
añicos. Su amargura es inmensa. Ha sido vilmente violada por el propio
lugarteniente de Jehová. El piadoso, el cobarde, el sanguinario, el cruel, el
traidor.”
Esta escena, que consta en el libro Las aventuras secretas de David,
cuyo autor es Abisay, sobrino del monarca David, cuyo corazón era
semejante al de Jehová, también puede ser utilizada por otro pastor en
alguna conferencia.
Abisay, uno de los valientes de David, escuchó la narración por boca
del rey. Era en una de las cenas, donde el vino corría con abundancia y los
comensales contaban sus proezas.
“Algunos eruditos del Antiguo Testamento –prosigue Charles R.
Swindoll−, creen que hubo por lo menos un intervalo de dos meses antes de
que Natán visitara al pecador David. Dios esperó hasta que llegó el
momento perfecto.
Nadie más en la nación estaba dispuesto a decirle la verdad a David.
Bueno, había algunas cejas arqueadas e, indudablemente, algunos
cuchicheos, pero nadie era lo bastante honesto y franco como para decirle:
“David, estas en pecado”.”
Estamos seguros que mucha tinta se habrá utilizado por insignes
eruditos y pastores, conocedores de la Biblia, sobre este episodio bíblico.

50
Mucha saliva gastada desde los púlpitos, micrófonos y pantallas de
televisión sobre el adulterio de David y en la defensa de la familia.
Pero, ¿qué familia?
La cristiana de un hombre y una mujer. La mandada por Dios. La
establecida desde el comienzo de la Biblia.
¡Mierda! ¿Cómo puede ser eso?
La Biblia habla más de personajes con muchas mujeres que con una.
Desde el comienzo, legisla para la poligamia y no, tanto, para la
monogamia.
¡Ah, es que Jehová cambia de opinión!
Antes Jehová, a sus elegidos los distinguía por tener muchas mujeres.
Con Salomón, el amado de Dios, llegó al máximo. Setecientas con rango de
princesas y trescientas concubinas. No hay la menor duda que fue un
trueque a cambio del templo.
¿Cuándo y por qué Jehová cambio de parecer?
No hay erudito del Antiguo Testamento que lo sepa.
Por ello, el Dios único, en sus libros sagrados, la Biblia y el Corán,
tiene en uno la poligamia, con harem incluido, y el otro, la monogamia
oficial, con querida consentida. Al menos, para los reyes católicos, con
tendencias a Corina.
Ahora, vamos a tomar al toro por los cuernos. Todos los eruditos
que hablan del pecado de David con Betsabé son unos ignorantes, o unos
mentirosos y, como mínimo, unos charlatanes.
¿Por qué?
David, nunca pecó con Betsabé. Con otras mil, puede que sí.
Este pasaje bíblico, junto con los que le siguen, forma parte de una
novela y nada más.
Aunque el “eminente” biógrafo, Alexander Whyte, escriba lo
siguiente: “La predicación sería un trabajo magnífico si pudiéramos
conseguir predicadores como Natán. Si nuestros predicadores tuvieran algo
apenas del valor, de la habilidad, de la sabiduría y del apremio evangélico.
Nosotros los pastores deberíamos estudiar mucho más el método de Natán,
especialmente si somos enviados a predicar sermones que despiertan la
conciencia. Nunca será suficiente toda la habilidad que utilicemos en
prescribir lo que sabemos en las conciencias de nuestro pueblo”.

51
El predicar falsedades, mentiras, no es bueno para la sociedad. Esta
frase, seguro que todos la subscribirían. Sin embargo, nuestra sociedad está
llena de pura mentira. Si uno toma agua contaminada, nunca se pondrá
bueno. Una sociedad alimentada con mentiras no puede nunca alcanzar la
armonía. Solamente alimentarán la controversia si está edificada sobre una
base de arena y no de roca. ¡Carajo! Esto suena a Biblia.
Los señores que aparecen aquí nombrados, “que son pastores de
Dios”, no son capaces de ver que con argumentos falsos no se puede llegar
a conclusiones verdaderas. Una mente mal educada con la mentira no
puede hacer bien a la sociedad. Esta última afirmación, posiblemente,
también sería suscrita por todos, pues el fruto de la mentira nunca puede ser
la verdad. Una mentira, repetida muchas veces, entra en la conciencia,
inteligencia, memoria del ser humano y la transforma en su verdad. Pero
seguirá siendo mentira.
Una prueba de ello, se encuentra en el mismo libro del Sr Charles R,
Swindoll, en la pág. 150. Al descubrir la familia inmediata de David,
escribe en el punto II: “Hijos nacidos en Jerusalén, edad de David: 37-70
años” (2Sam 5:14-16; 1Cron 3:5-8; 2Cron 11:18).
Esposas: Hijos:
Betsabé Samua (o Simea) Sabad, Natán,
Salomón, Yededias.
Aquí se descubren los siguientes errores, algunos de los cuales
podemos considerarlos como erratas.
a) 2 Cro 11:18 dice:
“Roboán tomo por mujer a Majalat, hija de Yerimot, hijo de David y
Abibail, hija de Eliab, hijo de Jese”.
La cita correcta seria: 1 Cronicas 14:4-7.
b) En los hijos figuran cinco. No hay cita bíblica que contenga esta
cantidad. Solamente son los cuatro primeros.
Yededias es el sobrenombre de Salomón.
“David consoló a Betsabe su mujer, fue donde ella y se acostó con
ella, dio ella a luz un hijo y se llamó Salomón; Yahvé lo amó, y envió al
profeta Natán que lo llamó Yededias, por lo que había dicho Yahvé” ( 2
Sam 12:24-25).
Estas dos erratas, a pesar ser bien intencionado quien escribe aquí,
deben ser tomadas en cuenta. Los alumnos creyentes de este pastor pueden

52
ser eslabones de muchas equivocaciones, motivo que erosiona la biografía
de este insigne pastor. Lo realmente importante es la ceguera intelectual
producida en su mente, que le impide el ver la realidad y la verdad.
Todas las biografías que he leído de otros pastores también son
falsas.
El pecado del adulterio de David, lo podemos resumir así: David,
busca a Betsabé. Comete pecado. Queda embarazada. David lo sabe.
Prepara la muerte de Urías. Dios castiga a David, haciendo que muera el
niño. (Cuando Dios no castiga al causante o culpable del pecado, lo hace
con el efecto. Es un Dios cobarde). Luego nace Salomón y resulta ser el
amado por Dios y llamado Yededias. ¿Cuántos hijos tuvo Betsabé antes de
nacer Salomón, según el cuento del pecado?
La repuesta es uno, hubiese muerto o no.
Por la cual, Salomón ocupó el segundo lugar, en esta historia de la
descendencia de David con Betsabé.
Si observamos las citas 2Sam 5:14-16; 1Cron 3:5-8; 1Cro 14:4-7, los
hijos de David con Betsabé siempre conservan el siguiente orden:
1º Samúa ( oSimea). 2º Sobab. 3º Natán. 4º Salomón.
Estos datos podemos creer que son informativos e históricos.
Pero el lugar de Salomón, en la historia del pecado, no.
¿Cuál o cuáles fueron las intenciones del cuento del pecado del
adulterio de David?, nos preguntamos, al fin.
Esta “historia” ofrece la primogenitura a Salomón. Es el elegido de
Dios. “Justifica” la rencillas de Absalón contra David y la muerte de los
demás hermanos mayores.
Los pastores son ciegos al comparar estos textos. Sus cerebros no
están preparados para comprender la verdad.
Un día, un Testigo de Jehová, al presentarle este caso, manifestó lo
siguiente: “Los nombre de los hijos de Betsabé, están alterados”. Respuesta
absurda para venir de uno de los alumnos de los “entendidos de la Biblia”.
La profecía o profecías de Natán en este cuento, son la evidencias de
cómo se fabricaron todas las profecías bíblicas. Primero se producían los
acontecimientos y, luego se escribían las historias con sus “augurios”, que
siempre, es obvio, se cumplían.

53
La “profecía” que no siguió este sistema, como el anuncio del fin del
mundo, hace varias generaciones que han continuado existiendo en este
mundo y todavía no se ha cumplido la llegada de Cristo.

54
CAPITULO VI
EL CENSO

La historia del censo es otra de las mayores evidencias irrefutables,


escritas en dos capítulos, que se hallan en Samuel y Crónicas y que hablan
de un falso acontecimiento. Dichos censos, escritos bajo el mandato de
alguien, tienen un mismo esquema histórico con resultados diferentes
Es una de las mentiras infalibles de la Biblia. Esta narración del
censo, confirma también nuestra posición de que hay un substrato, o dos
novelas sobre David, que más tardes, por un último redactor, se creó el
libro de Samuel, tirando la inspiración divina a la basura.
Las biografías escritas por insignes y eruditos pastores son falsas
porque están basadas en la historia bíblica de David, que, a su vez, es fruto
de manipulaciones e invenciones. Los hechos que allí se reflejan no son
históricos, tal como hemos visto en el capítulo anterior.
Los censos de David están basados en un esquema previamente dado
a dos personas para confeccionar su desarrollo. Con lo cual, se demuestra
que la Biblia, Libro sagrado, o el Libro de los Libros, como quieran
denominarlo, es un libro únicamente escrito para ser un instrumento de la
política e intereses, en un principio, de un rey, cuya época, no podemos
definir o confirmar. Más tarde, por los vaivenes de la historia, se dará la
vuelta a la tortilla, y sucederá que será la religión la pondrá a su servicio la
política de los reyes o gobernantes. He recorrido calles y plazas, en la
ciudad de Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, visitando iglesias de diferentes
“ciencias bíblicas”, y dando a sus pastores, los textos de segunda de
Samuel 24 o primera de Crónica 21, para que me explicasen sus
contradicciones. He entregado folletos por los micros o minibuses a
aquellos que iban con su Biblia en la mano. También a aquellos que
reparten propaganda por las casas, como los testigos cristianos de Jehová.
Les hacía prometer que me enviasen sus respuestas a mi correo electrónico.
Virobur@ yahoo.com. Todos quedaron como mentirosos con su silencio.
La prueba irrefutable y evidente de que las novelas fueron
encargadas por alguien y les ofreció una serie de puntos o guión, en el que

55
tenían que basarse, lo encontramos en los capítulos que estamos
investigando.
¿Cuáles fueron los puntos ofrecidos a los escritores, negreros, para
que se basaran en sus respectivas narraciones?
Podríamos asegurar o afirmar que fueron los siguientes:
- Motivo del censo
- Lugar de partida y llegada
- Joab, advierte a David de su pecado
- Resultado del censo
- Pecado de David
- El profeta Gad
- Castigo por el censo
- Propietario de la era
- Pago por la propiedad
- Se levanta un altar.
Este es el resultado que los escritores ofrecieron a su mecenas, según
la versión Reina y Valera, que es la buena, y se basan las diversas iglesias,
que han sido inspiradas, reveladas e iluminados por Dios, a partir de Martin
Lutero, Calvino y otros más.

2 Samuel capitulo 24 1 Crónica


capitulo 21
24:1 Volvió a encenderse la ira de Jehová 21:1 Pero Satanás se levantó contra
contra Israel, e incitó a David contra ellos a Israel, e incitó a David a que hiciese
que dijese: Ve, haz un censo de Israel y de censo de Israel.
Judá.
24:2 Y dijo el rey a Joab, general del ejército 21:2 Y dijo David a Joab y a los
que estaba con él: Recorre ahora todas las príncipes del pueblo: Id, haced censo de
tribus de Israel, desde Dan hasta Beerseba, y Israel desde Beerseba hasta Dan, e
haz un censo del pueblo, para que yo sepa el informadme sobre el número de ellos
número de la gente. para que yo lo sepa.
24:3 Joab respondió al rey: Añada Jehová tu 21:3 Y dijo Joab: Añada Jehová a su
Dios al pueblo cien veces tanto como son, y pueblo cien veces más, rey señor mío;
que lo vea mi señor el rey; mas ¿por qué se ¿no son todos éstos siervos de mi señor?
complace en esto mi señor el rey? ¿Para qué procura mi señor esto, que
será para pecado a Israel?

56
24:4 Pero la palabra del rey prevaleció sobre 21:4 Mas la orden del rey pudo más que
Joab y sobre los capitanes del ejército. Salió, Joab. Salió, por tanto, Joab, y recorrió
pues, Joab, con los capitanes del ejército, de todo Israel, y volvió a Jerusalén y dio la
delante del rey, para hacer el censo del cuenta del número del pueblo a David.
pueblo de Israel.
24:5 Y pasando el Jordán acamparon en 21:5 Y había en todo Israel un millón
Aroer, al sur de la ciudad que está en medio cien mil que sacaban espada, y de Judá
del valle de Gad y junto a Jazer. cuatrocientos setenta mil hombres que
24:6 Después fueron a Galaad y a la tierra sacaban espada.
baja de Hodsi; y de allí a Danjaán y a los 21:6 Entre éstos no fueron contados los
alrededores de Sidón. levitas, ni los hijos de Benjamín, porque
24:7 Fueron luego a la fortaleza de Tiro, y a la orden del rey era abominable a Joab.
todas las ciudades de los heveos y de los 21:7 Asimismo esto desagradó a Dios, e
cananeos, y salieron al Neguev de Judá en hirió a Israel.
Beerseba.
24:8 Después que hubieron recorrido toda la 21:8 Entonces dijo David a Dios: He
tierra, volvieron a Jerusalén al cabo de nueve pecado gravemente al hacer esto; te
meses y veinte días. ruego que quites la iniquidad de tu
siervo, porque he hecho muy
locamente.
24:9 Y Joab dio el censo del pueblo al rey; y 21:9 Y habló Jehová a Gad, vidente de
fueron los de Israel ochocientos mil hombres David, diciendo:
fuertes que sacaban espada, y los de Judá
quinientos mil hombres.
24:10 Después que David hubo censado al 21:10 Ve y habla a David, y dile: Así ha
pueblo, le pesó en su corazón; y dijo David a dicho Jehová: Tres cosas te propongo;
Jehová: Yo he pecado gravemente por haber escoge de ellas una que yo haga
hecho esto; mas ahora, oh Jehová, te ruego contigo.
que quites el pecado de tu siervo, porque yo
he hecho muy neciamente.
24:11 Y por la mañana, cuando David se 21:11 Y viniendo Gad a David, le dijo:
hubo levantado, vino palabra de Jehová al Así ha dicho Jehová:
profeta Gad, vidente de David, diciendo:
24:12 Ve y di a David: Así ha dicho Jehová: 21:12 Escoge para ti: o tres años de
Tres cosas te ofrezco; tú escogerás una de hambre, o por tres meses ser derrotado

57
ellas, para que yo la haga. delante de tus enemigos con la espada
de tus adversarios, o por tres días la
espada de Jehová, esto es, la peste en la
tierra, y que el ángel de Jehová haga
destrucción en todos los términos de
Israel. Mira, pues, qué responderé al que
me ha enviado.
24:13 Vino, pues, Gad a David, y se lo hizo 21:13 Entonces David dijo a Gad: Estoy
saber, y le dijo: ¿Quieres que te vengan siete en grande angustia. Ruego que yo caiga
años de hambre en tu tierra? ¿o que huyas en la mano de Jehová, porque sus
tres meses delante de tus enemigos y que misericordias son muchas en extremo;
ellos te persigan? ¿o que tres días haya peste pero que no caiga en manos de
en tu tierra? Piensa ahora, y mira qué hombres.
responderé al que me ha enviado.
24:14 Entonces David dijo a Gad: En grande 21:14 Así Jehová envió una peste en
angustia estoy; caigamos ahora en mano de Israel, y murieron de Israel setenta mil
Jehová, porque sus misericordias son hombres.
muchas, mas no caiga yo en manos de
hombres.
24:15 Y Jehová envió la peste sobre Israel 21:15 Y envió Jehová el ángel a
desde la mañana hasta el tiempo señalado; y Jerusalén para destruirla; pero cuando él
murieron del pueblo, desde Dan hasta estaba destruyendo, miró Jehová y se
Beerseba, setenta mil hombres. arrepintió de aquel mal, y dijo al ángel
que destruía: Basta ya; detén tu mano.
El ángel de Jehová estaba junto a la era
de Ornán jebuseo.
24:16 Y cuando el ángel extendió su mano 21:16 Y alzando David sus ojos, vio al
sobre Jerusalén para destruirla, Jehová se ángel de Jehová, que estaba entre el
arrepintió de aquel mal, y dijo al ángel que cielo y la tierra, con una espada desnuda
destruía al pueblo: Basta ahora; detén tu en su mano, extendida contra Jerusalén.
mano. Y el ángel de Jehová estaba junto a la Entonces David y los ancianos se
era de Arauna jebuseo. postraron sobre sus rostros, cubiertos de
cilicio.
24:17 Y David dijo a Jehová, cuando vio al 21:17 Y dijo David a Dios: ¿No soy yo
ángel que destruía al pueblo: Yo pequé, yo el que hizo contar el pueblo? Yo mismo
hice la maldad; ¿qué hicieron estas ovejas? soy el que pequé, y ciertamente he

58
Te ruego que tu mano se vuelva contra mí, y hecho mal; pero estas ovejas, ¿qué han
contra la casa de mi padre. hecho? Jehová Dios mío, sea ahora tu
mano contra mi, y contra la casa de mi
padre, y no venga la peste sobre tu
pueblo.
24:18 Y Gad vino a David aquel día, y le 21:18 Y el ángel de Jehová ordenó a
dijo: Sube, y levanta un altar a Jehová en la Gad que dijese a David que subiese y
era de Arauna jebuseo. construyese un altar a Jehová en la era
de Ornán jebuseo.
24:19 Subió David, conforme al dicho de 21:19 Entonces David subió, conforme
Gad, según había mandado Jehová; a la palabra que Gad le había dicho en
24:20 y Arauna miró, y vio al rey y a sus nombre de Jehová.
siervos que venían hacia él. Saliendo 21:20 Y volviéndose Ornán, vio al
entonces Arauna, se inclinó delante del rey, ángel, por lo que se escondieron cuatro
rostro a tierra. hijos suyos que con él estaban. Y Ornán
trillaba el trigo.
24:21 Y Arauna dijo: ¿Por qué viene mi 21:21 Y viniendo David a Ornán, miró
señor el rey a su siervo? Y David respondió: Ornán, y vio a David; y saliendo de la
Para comprar de ti la era, a fin de edificar un era, se postró en tierra ante David.
altar a Jehová, para que cese la mortandad
del pueblo.
24:22 Y Arauna dijo a David: Tome y 21:22 Entonces dijo David a Ornán:
ofrezca mi señor el rey lo que bien le Dame este lugar de la era, para que
pareciere; he aquí bueyes para el holocausto, edifique un altar a Jehová; dámelo por
y los trillos y los yugos de los bueyes para su cabal precio, para que cese la
leña. mortandad en el pueblo.

24:23 Todo esto, oh rey, Arauna lo da al rey. 21:23 Y Ornán respondió a David:
Luego dijo Arauna al rey: Jehová tu Dios te Tómala para ti, y haga mi señor el rey lo
sea propicio. que bien le parezca; y aun los bueyes
daré para el holocausto, y los trillos para
leña, y trigo para la ofrenda; yo lo doy
todo.
24:24 Y el rey dijo a Arauna: No, sino por 21:24 Entonces el rey David dijo a
precio te lo compraré; porque no ofreceré a Ornán: No, sino que efectivamente la
Jehová mi Dios holocaustos que no me compraré por su justo precio; porque no

59
cuesten nada. Entonces David compró la era tomaré para Jehová lo que es tuyo, ni
y los bueyes por cincuenta siclos de plata. sacrificaré holocausto que nada me
cueste.
24:25 Y edificó allí David un altar a Jehová, 21:25 Y dio David a Ornán por aquel
y sacrificó holocaustos y ofrendas de paz; y lugar el peso de seiscientos siclos de
Jehová oyó las súplicas de la tierra, y cesó la oro.
plaga en Israel. 21:26 Y edificó allí David un altar a
Jehová, en el que ofreció holocaustos y
ofrendas de paz, e invocó a Jehová,
quien le respondió por fuego desde los
cielos en el altar del holocausto.
21:27 Entonces Jehová habló al ángel, y
éste volvió su espada a la vaina.
21:28 Viendo David que Jehová le había
oído en la era de Ornán jebuseo, ofreció
sacrificios allí.
21:29 Y el tabernáculo de Jehová que
Moisés había hecho en el desierto, y el
altar del holocausto, estaban entonces en
el lugar alto de Gabaón;
21:30 pero David no pudo ir allá a
consultar a Dios, porque estaba
atemorizado a causa de la espada del
ángel de Jehová.

Lo mismo que sucede en los ejercicios de observación que aparecen en


revistas y periódicos, como forma de entretenimiento y practicar la
atención y observación, estas son también las diferencias que, a simple
vista, uno puede encontrar en estos dos capítulos.
1) El motivo del censo, se realiza, en uno, por la cólera de Yahvé.
Jehová, estaba harto de oír las peticiones u oraciones de David
para realizar el censo y le dijo:
“Anda, haz el censo de Israel y Judá” (2Sa – 24,1).
En el otro, interviene Satanás y como lo que este propone va todo
contra Dios,
“Le incitó a David a hacer el censo de Israel” (1Cron 21,1).

60
2) En Samuel, comienza el censo desde “Dan hasta Beerseba”
En crónicas, “Desde Beerseba a Dan”.
¡Manda huevos!, como dijo una vez el presidente de los diputados
en España. Ni a la hora de comenzar el censo coincidieron. Y eso que los
que escriben en la Biblia, suelen comenzar desde Dan a Beerseba.
3) En Samuel, el tiempo que duró el censo es de nueve meses y
veinte días. Más que un parto.
En crónicas, este dato no lo especifica
4) En Samuel le presentan a David este resultado del censo.
800.000 hombres en Israel
500.000 En Judá, dispuestos para las armas
1.300.000 hombres para la guerra. En total.
En crónicas, dan como resultado del censo:
1.100.000 en Israel
470,000 en Judá
1.570.000 en total.
La diferencia, de uno al otro, que le entregan a David es de 270.000
Pero todavía es mayor, pues en Crónicas les faltó incluir a la tribu de
Benjamín.
4) En cuanto al castigo que el profeta Gat propone a David, tenemos
una pequeña diferencia, según qué versión bíblica uno tenga en su
mano.
En crónicas, todas coinciden con el tres. Tres años de hambre, tres
meses de persecución y tres días de peste.
En Samuel, la cosa es distinta
Nos olemos que a algún “copista” no le gustaba la monotonía del tres
y cambió por el siete, la propuesta del hambre.
Esta es la copia de la cual se sirvieron los de Reina y Valera y los
Testigos cristianos de Jehová.
La copia que ha traducido la Biblia de Jerusalén, católica, conserva
la monotonía del tres.
Con lo cual, eso de la fidelidad, a la hora de copiar los textos, por ser
sagrados, parece que alguien no lo cumplió.
5) El ángel, que envió Dios a castigar a Israel, en uno hace más
trabajo que en el otro.

61
En Samuel, cuando está preparado para destruir a Jerusalén, Jehová
le grita:
“¡Bata ya! Retira tu mano”.
En Crónicas, dice que cuando ya estaba destruyéndola, Yahvé o
Jehová le mandó parar:
“¡Basta ya; retira tu mano!”
En Samuel, la era de Arauna estaba a las afueras de Jerusalén.
En Crónicas, la era de Ornán estaba dentro de Jerusalén, pues el
Ángel había comenzado a destruirla.
El dueño de la era es distinto.
Coinciden en no citar si fue de Norte a Sur o de Este a Oeste, por
donde comenzó la matanza el Ángel en Jerusalén.
8) En Samuel, Arauna cobra 50 siclos de plata por la era, bueyes,
trillo y yugos.
En Crónicas, Ornán, también le deja el precio de la era al parecer de
David. Aquí, David es más generoso. Quizá debido a que la era fuese más
grande. Por lo cual, pagó por ella seiscientos siclos de oro.
Como el lector puede comprobar, en vez de siete diferencias han
salido alguna más. ¡Cosas de Dios! Uno propone y Jehová dispone.
Estos dos capítulos, una vez analizados, nadie puede ahora negar,
que confirman la existencia de una orden dada por un personaje, sea rey,
sacerdote u otro poder, que manda confeccionar a dos escritores una
historia imaginaria, con unos puntos previamente entregados.
¿Cuál fue el motivo, el objetivo o la finalidad de escribir estas falsas
narraciones?
La de que confirmar otra mentira. Que el templo que tenía el nuevo
Israel había sido preparado por David.
O, al menos, que el lugar que ocupaba lo había ya designado David.
¿Cuál es el substrato histórico?
Lo encontramos en el libro primero de Crónicas 27:23-24, con mano
divina incluida:
“Y no tomó David el número de los que eran de veinte años abajo,
por cuanto Jehová había dicho que él multiplicaría a Israel como las
estrellas del cielo”.

62
Es un hecho habitual de todo rey conocer las fuerzas y habitantes de
que dispone. Se hicieron tres interpretaciones del hecho histórico de un
censo. El dato, propiamente histórico, es el siguiente:
“Joab hijo de Sarvia había comenzado a contar, pero no acabó,
pues por esto vino el castigo sobre Israel y así el número no fue puesto en
el registro de las crónicas del Rey David”.
Este punto, al menos, testifica de la existencia de un libro de registro
de crónicas del rey David, donde quedó reflejada la intención y práctica del
monarca, de conocer el número de los habitantes que había en su reino. La
peste impidió conocer el dato. Con la nueva versión de la intervención
divina, sobre Israel de la mano de Dios, no les faltaría tiempo, a los
sacerdotes, para sacar sus beneficios.
- El primero, el meter miedo en el cuerpo a los habitantes de un
Dios, castigador.
- El ser ellos, los intermediarios e intérpretes de la voluntad divina.
- El aumento de fe entre los habitantes y sus consecuencias de
mayores ingresos monetarios.
- Además, el que cada lector pueda, ahora, deducir.

63
CAPITULO VII
LOS VALIENTES DE DAVID

“La Biblia también es exacta y confiable


cuando aporta datos históricos”.
Cap. 2,9 pág. 21.
¿Que enseña realmente la Biblia?

Hay que relacionar o comprobar 2Samuel 23 y 1Crónicas 11, que


hablan de los valientes de David, para destruir la afirmación interesada, mal
intencionada y mentirosa de aquellos que distribuyen casa por casa, plazas,
calles etc., estas afirmaciones y se llaman Testigos Cristianos de Jehová.
También los evangélicos, mormones, pentecostales, etc. que son entendidos
sobre la Biblia, afirman que en ella no hay contradicciones.
En este estudio vamos a dejar fuera la diferencia entre los nombres
que, de alguna manera, pueda indicar al mismo personaje.
Hay una teoría para justificar estas diferencias, que está basada en lo
siguiente: Una persona tiene dos nombres. En un lugar han escrito el
primero y en otro, el segundo.
Ciertamente que eso puede suceder y hay algún par de ejemplos,
donde en un lugar aparece el personaje con su primer nombre y en otro, con
los dos. Pero también es cierto y comprobado que hay historias que son
solamente cuentos y, cada escritor, llama de forma distinta a su personaje.
Esto ha quedado comprobado en el censo de David, que consta en 2Samuel
24 y 1 Crónicas 21, como se ha verificado en el capitulo anterior.
La investigación sobre los valientes de David, que constan en el
capítulo 23, del libro segundo de Samuel, y en el capítulo 11, del libro
primero de Crónicas, la iniciamos con la Biblia que utilizan los Testigos de
Jehová, denominada Traducción del Nuevo Mundo de las Santas
Escrituras.
a) En esta versión bíblica, los tres valientes, que constan en Samuel,
en Crónicas se reducen a dos y con sus diferencias.

64
* “Joseb- basébet tahkemonita, mató con su lanza a 800 de una vez”
(2Sa 23,8).
- “Jasobeam, mató con su lanza a 300 de una vez” (1Cron 11,11)
* “Eleazar hijo de Dodó, de tanto luchar y matar, se le quedó la
mano adherida a la espada” (2Sa 23,10).
- “Eleazar hijo de Dodó en Pas-damin, se plantó en medio de la
porción de cebada e hizo huir a los filisteos” (1Cron 11, 13)
* “Samah hijo de Agué, en Lehi se plantó en medio de una porción
de lentejas e hizo huir a los filisteos” (1Sa 23,11)
- En el libro de Crónicas, este valiente no consta.
El buen lector podrá deducir qué ha sucedido aquí con los copistas.
¿Qué sucede en la versión de Reina y Valera?
Los valientes, más valientes, son cuatro en Samuel y dos en
Crónicas.
* “Joseb–Basebet el tacmonita, principal de los capitanes” (2Sa
23,8)
- “Jasobeam hijo de Hacmoni. Mató de una vez 300” (1Cron 11,11)
* “Adino el eznita, que mató a 800 hombres” (2Sa 23,8)
- En Crónicas no existe este valiente.
* “Eleazar hijo de Dodó, ahohita. Su mano quedó pegada a la
espada de tanto luchar y matar” ( 2 Sa 23,10)
- “Eleazar,en una parcela de cebada, derrotó a los filisteos” (1Cron
11.13,14)
* “Sama hijo de Age, ararita. En Lehi, en un terreno de lentejas
ganó a los filisteos” (2Sa 23, 11,12).
En Crónicas no existe este valiente.
Y la versión católica de la Biblia de Jerusalén, ¿qué nos dice?
Los valientes mas héroes, son tres en Samuel y dos en Crónicas.
* “Isbaal el jacmonita, hizo 800 víctimas de una sola vez con su
lanza” (2Sa 23,8)
- “Yasobán, hijo de Jacmoní. Hizo más de 300 bajas de una sola
vez” (1Cron 11,11).
* “Eleazar, hijo de Dodó. En Fesdamín (Pas Dammin) se le quedó
pegada la mano a la espada, de tanto matar filisteos” (2Sa 23, 9-10).
- “Eleazar, hijo de Dodó. El pueblo de Israel huye. En una parcela
de cebada, él derrotó a los filisteos” (1Cron 11,13-14).

65
* “Samá, hijo de Agué (hijo de Ela) (1). En Leji, huyeron los
israelitas ante los filisteos. El, solo, en un campo de lentejas los derrotó”
(2Sa 23, 11-12)
- En Crónicas no existe este valiente.
(1) Según la Biblia de Jerusalén, de letra grande o estudio, que
utilice, se encuentra que Samá es hijo de Ague o Elá.

LOS CUATROS PRIMEROS DE LOS TREINTA

¿Qué dice de ellos La traducción del Nuevo Mundo de las Santas


Escrituras? 2Sa 23,18-24 y 1Cron 11,20-26
1) * “En cuanto a Abisaí hermano de Joab hijo de Zeruyá, él era el
cabeza de los treinta, y estuvo blandiendo su lanza sobre trescientos que
fueron muertos, y tenía una reputación como la de los tres”.
- “Abisaí hermano de Joab, él mismo llegó a ser cabeza de los tres;
y estuvo blandiendo su lanza sobre trescientos que fueron muertos, y tenía
una reputación como la de los tres. De los tres, él era más distinguido que
los otros dos, vino a ser jefe para ellos; y, no obstante, no subía a la
categoría de los (primeros) tres”.
2) * Benaya, hijo de Jeholadá.
+ Derribó dos hijos de Ariel de Moab.
+ Derribó a un león en una cisterna en un día de nieve.
+ Derribó a un egipcio que era de tamaño extraordinario.
- En Crónicas, prácticamente dice lo mismo. Pero conocemos la
estatura del egipcio, era de cinco codos.
3) * Asael, hermano de Joab, figura entre los treinta,
- Crónicas confirma lo de Samuel.
4) * Elhanán, hijo de Dodó de Belén.
- De Elhanán, Crónicas dice lo mismo.

66
¿Qué nos narra Reina Y Valera sobre estos personajes, en 2Sa 23,18-
24 y 1Cron 11,20-26?
1) * “Abisai hermano de Joab, hijo de Sarvia, fue el principal de los
treinta. Este alzó su lanza contra trescientos, a quienes mató, y ganó
renombre con los tres.”
- Crónicas viene a coincidir en lo mismo.
2) Benaía, hijo de Joiada.
+ Mató a dos leones de Moab.
+ Mató un león en un foso cuando estaba nevando.
+ Mató a un egipcio de gran estatura.
- En Crónicas reafirma esencialmente lo mismo
Queremos remarcar que en la versión de Reina y Valera, Benaia, hijo
de Joiada, los dos hijos de Ariel de Moab, según la versión de los Testigos
de Jehová, y los dos héroes de Moab, en la católica, se vuelven en leones.
3) Asael, hermano de Joab, fue de los treinta.
A veces, los que se llaman historiadores no lo son. Son gente que
escribe según los intereses e ideología que les benefician, dejando aparte la
objetividad de los acontecimientos.
Nunca sabremos el motivo por el cual, quienes escribieron las listas
de los valientes de David, no mencionaron el mérito o los méritos de Asael.
Aquí, hemos descubierto “uno” de mucha importancia histórica: El haber
sido resucitado por Jehová.
En el libro segundo de Samuel, 2,17-23, describe la muerte de Asael.
Y el versículo 32 dice:
“Se llevaron a Asael y lo sepultaron en el sepulcro de su padre en
Belén. Joab y sus hombres caminaron toda la noche y despuntaba el día
cuando llegaron a Hebrón”.
La edad de Asael, según cálculos matemáticos realizados en
comparación con la edad de David, sería de veinticinco años cuando lo
mataron. Esta suposición la hacemos a partir de lo narrado en la Biblia.
Una vez David se hizo con la fortaleza de Sión, gracias a la valentía
de Joab, que atacó el primero y, por ello mereció ser el jefe supremo del
ejército de David.
El rey se dedicó a organizar su casa real. Cada mes del año, una
sección de 24.000 hombres se encargaría de la intendencia.

67
“Benaías, hijo del sacerdote Joada se encargó del tercer mes”
(1Cron 27,5).
“El cuarto, para el cuarto mes, era Asael, hermano de Joab; le
sucedió su hijo Zebadias. En su sección había 24.000 hombres” (1Cron
27,7)
Algunos malos historiadores y recalcitrantes negadores de las
“maravillas” de Jehová, para negar la resurrección de Asael, dicen: Puesto
que Asael murió antes que David llegara a ser rey sobre todo Israel, su
mención aquí tal vez sea con relación a su casa, representada por su hijo
Zebadias, al que se hace referencia en el texto como sucesor de Asael. Esta
teoría la aceptan los grandes ancianos historiadores y explicadores de la
Biblia de New–York, de los Testigos cristianos de Jehová.
Otra posible explicación es la que da The interpreter’s Dictonary of
the Bible (Edición de G. A. Butt. trick, 1962, vol. 1 pág. 244): “Es posible
que tengamos aquí el prototipo de la milicia davídica organizada al
comienzo del gobierno del rey sobre Judá, y que la lista original haya sido
puesta al día al incluir a Zebadias, hijo y sucesor de Asael en su mando.
¡Qué no inventaran en sus argumentos estos falsos defensores de
Jehová y de la Biblia!
¿Por qué niegan una resurrección tan evidente?
Si Jehová, ya antes, resucitó Aarón, como consta en Dt. 10,6, que
murió en Beerot–bene– Jaacan a Mosera y luego, otra vez, en el monte
Hor, según Nm 33,37-39.
Dicen creer en el poder de Jehová y, luego, niegan una gran
resurrección implícita.
Para no perder más tiempo con ello, creemos que Asael, como
Aarón, son unos hermosos cuentos. Si uno hace el cálculo matemático de la
edad del hijo de Asael, cuando David hizo su reparto para que cuidasen su
casa, el hijo de Asael podría tener uno 10 años como máximo.
El argumento para esta afirmación es el siguiente: David, según la
Biblia (2Sa ,5.25), tenía 37 años cuando reinó en Jerusalén. Cuando murió
Asael, todavía le faltaba un año, o más, para conquistar Jerusalén.
Joab era mucho más joven que David, era su sobrino. Cuando David
está muriendo, con 70 años, Joab seguía siendo jefe del ejército (1R 2,29
ss)

68
Por lo cual, vamos imaginar 7 años menos, es decir, Joab tenía,
cuando murió Asael, 29 años. Como este era el más pequeño de la familia,
podemos pensar que su muerte se produce a los 25 años.
Es decir, al morir, Asael tiene un hijo cuya edad máxima, podemos
suponer, de unos 5 años. Más dos que le faltan a David para ser Rey de
Israel, en Jerusalén, Zebadia podría contar de 7 a 10 años, siendo generoso
con las matemáticas. Y si Joab tenía la misma edad que David, todavía no
tiene el hijo de Asael la edad para ser un jefe del ejército, ni mucho menos.
4) Elhanan, hijo de Dodó en Belén (2Sa 23.24). Aquí no se dice el
motivo de sus hazañas. Pero esta deben de ser, al menos, una:
“Elhanán, hijo de Jaore – Oregin de Belén, mató a Goliat jateo”
(2Sa 21,19)
“Elhanán hijo de Jair mató Lahmí, hermano de Goliat geteo”
(1Cron 20,5)
Así lo confirman las versiones de los Testigos de Jehová y la versión
protestante de Reina y Valera.
“Ejanán, hijo de Yair de Belén, mató a Goliat de Gat” (B Jerusalén)
Como este héroe aparece en la lista de los valientes con el nombre de
hijo de Dodó, pensamos que puede ser el mismo. De lo contrario, quienes
hicieron la lista de los valientes tuvieron una grandísima omisión, al
suprimir al que mató a este “gigante” personaje filisteo.
Aunque no sabemos si era al mismísimo Goliat o su hermano.
También pudo ser a los dos.

¿Cuál es la historia de estos cuatros valientes según la versión


católica de la Biblia de Jerusalén en 2Sa 23,18-24 y 1Cron 11,20-26?
1) “Abisay, hermano de Joab, e hijo de Sarvia, era jefe de los
Treinta.
+ Blandió su lanza contra 300 hombres, según el libro de
Samuel.
+ Hirió con lanza a 300 hombres. También lo dice Crónicas.
2) * Benaias, hijo de Yehoyada
+ Mató a los dos héroes de Moab.
+ Mató a un león dentro del pozo, un día de nieve.
+ Mató a un egipcio de gran estatura. Según el libro de
Samuel.

69
Crónicas viene a decir lo mismo.
3) * Asael, hermano de Joab
4) * Eljanan, hijo de Dodó, de Belén, según el libro de Samuel.
- 3 y 4 coinciden con Crónicas.
El lector quizá pueda percibir algunas diferencias más a las que aquí
hemos anotado.

LOS DEMAS VALIENTES


Según la versión de los Testigos cristianos de Jehová.

2 Samuel 23:25-39 1 Cro 11:27.41

5 Samah el harodita 5 Samot el harorita


6 Elqás el harodita --------------------------------------------------------
7 Helez el paltita 6 Helez el pelonita
8 Irá hijo de Iqués 7 Irá hijo de Iqués
9 Abi-ézer el anatotita 8 Abi–ézer el anatotita
10 Mebunal el husatita * 9 Sibecai el husatita (2Sa 21,18)
11 Zalmón el ahohita * 10 Ilai el ahohita
12 Maharai el netofatita 11 Maharai el netofatita
13 Héleb hijo de Baanah 12 Héled hijo de Baanah
14 Ittai hijo de Riba 13 Itai hijo de Ribai
15 Benaya piratonita 14 Benoya el piratonita
16 Hidai, de los valles T de Gaas 15 Hurai de los valles T de Gaas
17 Abí – albón de arbatita 16 Abiel el arbatita
18 Azmávet el bar – humita 17 Azmávet el baharumita
19 Eliarbá el saalbonita 18 Eliahbá el saalbonita
20 Los hijos,de Jasén 19 Los hijos de Hasen guizonita
21 Jonatan el hijo del hararita 20 Jonatán hijo de Sagué el hararita
22 Saman ¨¨¨ hijos de Jasen
23 Ahiam hijo de Sarar 21 Ahiam hijo de Sacar el hararita
24 Elifélet hijo de Ahasbai --------------------------------------------------------
------------------------------------------------22 Elifal hijo de Ur
25 Eliam hijo de Ahitofel--------------------------------------------------

70
---------------------------------------------------23 Héfer de mekeratita
---------------------------------------------------24 Ahiyá el pelonita
26 Hezró el carmelita 25 Hezró el carmelita
27 Paarai el arbita 26 Naarai hijo de Ezbai
28 Igal hijo de Natán de Zibá----------------------------------------------
-------------------------------------- 27 Joel hermano de Natán
29 Baníel gadita-----------------------------------------------------------------
-------------------------------------------------- 28 Mibhar hijo de Hagrí
30 Zéleq el ammonita 29 Zéleq el ammonita
31 Naharai el beerotita 30 Naharari el berotita
32 Irá el itrita 31 Irá el itrita
33 Gareb el itrita 32 Gareb el itrita
34 Urias el hitita 33 Urias el hitita
3+34= 37 valientes 2+33=35 valientes o más

En nº 20 del listado de Samuel y 19 de Crónicas, al decir hijos no se


sabe cuántos. Suponemos que, como mínimo, dos.
Notas:
a) En la lista de Samuel, entre los valientes Eliahba (19) y Ahiam
(22), en la versión de Jerusalén dice: “Yasen de Guizón y
Jonatán”.
En Reina y Valera consta: “Jonatán de los hijos de Jasen Sama
ararita.
b) En la lista de Crónicas, entre Eliahba (18) y Jonatan (19), en la
versión de Jerusalén, se halla Bené Hasén el guizonita. En Reina
y Valera, dice: “los hijos de Hasen gizonita”.
c) Hemos dejado en -------, aquellos nombres que no coinciden en
nada en ambas listas. Pero, con la teoría de los dos nombres, se
puede creer que son los mismos.
Aquí, simplemente se cambió el nombre del hijo y del padre, que no
coinciden. Cfr en Samuel (10 y 11) y en Crónicas (9 y10)
d) En todas las versiones que nos hemos basado, consta:
- En Samuel (27) Igal hijo de Natán (2Sa 23,36).
- En Crónicas (26) Joel hermano de Natán (1Cro 11,38).

71
Sin lugar a dudas, no es el mismo valiente, aunque puedan ser
familia.
En conclusión, la Biblia no es muy fiable cuando aporta datos
históricos.
Unas pruebas más de ello, se encuentran en el libro Las tres vidas de
Saúl y David.

LOS DEMAS VALIENTES


Según la versión Reina y Valera

2 Samuel 23,25 -39 1 Cronicas 11,27 – 41a

5 Sama harodita 5 Samot harodita


6 Elica harodita -----------------------------------------------------------------
7 Heles paltita 6 Heles pelonita
8 Ira hijo de Iques,tecoíta 7 Ira hijo de Iques tecoita
9 Abiezer anatotita 8 Abiezer anatotita
10 Mebunai husatita * 9 Sibecai husatita
11 Salmón ahohita * 10 Ilai ahohita
12 Maharai netofatita 11 Maharai netofatita
13 Heleb hijo de Baana netofatita 12 Heled hijo de Baana netofatita
14 Itai hijo de Ribai 13 Itai hijo de Rebaí
15 Benaía piratonita 14 Benía piratonita
16 Hidai del arroyo de Gaas 15 Hurai del rio Gaas
17 Abi – albón arbatita 16 Abiel arbatita
18 Azmavet barhumita 17 Azmavet barhumita
19 Eliaba Saalbonita 18 Eliaba Saalbonita

Yasen, de Guizon. En la versión de Jerusalen, Bené


Ver nota a) Hasén, guizonita,

19 Los hijos de Hasem guizonita


(1Cro 11,34)

72
20 Jonatán de los hijos de Jasen 20 Jonatán hijo de Sage ararita
21 Sama ararita ----------------(No consta en la Biblia católica de Jerusalén)
22 Ahiam hijo de Sarar, ararita 21 Ahiam hijo de Sacar ararita
23 Elifelet hijo de Ahasbai, hijo de Moaca ----------------------------------
------------------------------------------- 22 Elifal hijo de Ur
24 Eliam hijo de Ahitofel -----------------------------------------------------
------------------------------------------------ 23 Hefer mequeratita
------------------------------------------------ 24 Ahias pelonita
25 Hezrai carmelita 25 Hezro carmelita
26 Paarai arbita 26 Naarai hijo de Ezbai
--------------------------------------------------27 Joel hermano de Natán
27 Igal hijo de Natán-----------------------------------------------------------------
------------------------------------------------ 28 Mibhar hijo de Hagrai
28 Bani gadita-------------------------------------------------------------------------
29 Selec amonita 29 Selec amonita
30 Naharai beerotita (Escudero de Joab) 30 Naharai beerotita
31 Ira Itrita 31 Ira Itrita
32 Gareb itrita 32 Gareb itrita
33 Urías heteo 33 Urías heteo
4 + 33 = 37 2 + 33 = 35
1Cron 11,41 continúa hasta 47.

Notas:
a) En Samuel, entre Eliaba (19) y Jonatán (20), en la versión católica
de Jerusalén, consta Yasen, de Guizon.
En las versiones de los Testigos de Jehová y Reina Valera se omite.
b) Sama ararita (21) de la lista de Samuel en Reina y Valera, y
Samán, hijos de Jasen, en la versión de los Testigos de Jehová, no
existe en la versión católica de Jerusalén.
c) En los demás casos, ver la nota anterior de la lista de los
valientes, según Traducción del Nuevo Mundo de los Santas
Escrituras.

73
LOS DEMAS VALIENTES
Según Nueva Biblia de Jerusalén

2 Samuel 23,25-39 1 Crónicas 11,27 -41

5 Samá, de Jarod 5 Samá, de Aros


6 Elicá, de Jarod ---------------------------------------------------------------
7 Jeles,de Bet Pélet 6 Jeles, el pelonita
8 Irá,hijo de Iqués, de Técoa 7 Ira, hijo de Iques, de Técoa
9 Abiezer, de Anatot 8 Abiezer, de Anatot
10 Sabení, de Jusá ( Sibbekay) 9 Sibcay, de Jusá
11 Salmón, de Ajoj. .…… ( ¿?) …… 10 Ilay, el ajotita
12 Majray, de Netofá 11 Mahray, de Netofá
13 Jéled,hijo de Baaná,de Netofá 12 Jéled,hijo de Baaná,de Netofá
14 Itay,hijo de Ribay,de Guibeá de B 13 Itay,hijo de Ribay,de Guibeá
15 Benaías, de Piratón 14 Benanías, de Piratón
16 Hiday, de los torrentes de Gaás 15 Juray, de los torrente de Gaás
17 Abibaal, de Bet Arabá 16 Abiel, de Arabá
18 Azmávet de Bajurin 17 Azmávet, de Bajurín
19 Elyajbá, de Saalbín 18 Elyajbá, de Saalbín
20 Yasén, de Guizón 19 Bené Hasén, el guizonita
21 Jonatán, hijo de Samá, de Arar 20 Jonatán, hijo de Sagué,de Arar

En la Biblia de Jerusalén no consta Samá ararita. Sin embargo, en


Reina y Valera y Traducción Nuevo Mundo, sí.

22 Ajián,hijo de Sarar, de Arar 21 Ajián, hijo de Sacar, el ararita


23 Elifélet,hijo de Ajasbay,de Bet Maacá 22 Elifélet,hijo de Ur
24 Elian,hijo de Ajitófel de Gúló---------------------------------------------------
------------------------------------------------------ 23 Jéfer, de Mequerá
------------------------------------------------------ 24 Ajias, el pelonita
25 Jesró, de Carmelo 25 Jesro, de carmelo

74
26 Paaray, de Arab 26 Naaray, hijo de Ezbay
27 Yigal,hijo de Natán,de Sabá-----------------------------------------------------
------------------------------------------------------- 27 Joel, hermano de Natán
28 Bani, de Gad-----------------------------------------------------------------------
-------------------------------------------------------- 28 Mibjar,hijo de Agrí
29 Sélec el amonita 29 Sélec, el amonita
30 Najray,de Beerot ,escudero de Joab 30 Najray, de Berot
31 Irá, de Yatir 31 Irá,de Yatir
32 Gareb, de Yatir 32 Gareb, de Yatir
33 Urias, el hitita 33 Urias, el hitita

Nota:
De todas las versiones estudiadas, la de Jerusalén ofrece más
claridad. No obstante, aunque el número de valientes que entran en el
grupo de los treinta, sean treinta y tres. Con lo cual, demuestra que alguien
quiso meter algún familiar suyo en la lista.
En Samuel, hay tres valientes que no tiene Crónicas.
(6) Elicá, de Jarod.
(24) Elian, hijo de Ajitójel.
(28) Baní, de gad.
En Crónicas constas tres valientes que no existen en Samuel. Sus
nombres son:
(23) Jefer, de Mequera.
(24) Ajias, el pelonita.
(28) Mibjar,hijo de Agri.
Hay dos valientes que demuestran que tenían dos nombres. En
Samuel, aparece con uno y, en Crónicas, con los dos. Es el caso de Yasen,
de Guizon (20), en Samuel y de Bene Hasen, el guizonita (19), en Crónicas.
El otro caso, es posiblemente el valiente Elifélet, hijo de Ajasbay, en
Samuel
(23) Pudieras ser que su padre tuviese dos nombres y, en Samuel, es
el hijo de Ajasbay y, en Crónicas (22), es el hijo de Ur.
No obstante, estos botones de muestra, no pueden hacer ley general,
como solución a otras diferencias de nombres en la Biblia.

75
En el capítulo 24 de Samuel y 21 de Crónicas, que hablan del censo
de David, queda muy evidenciado que los propietarios de la era son dos
nombres inventados y, por ello, son distintos.
En el libro de Crónicas, después de Urias, el hitita, le siguen dos
valientes más:
“Zabad,hijo de Ajlay,y Adiná, hijo de Siza el rubenitas, jefe de lo
rubenitas y con el treinta” (1Cron 11,41b-42)
Es decir, que, hasta aquí, los treinta valientes son treinta y cinco en
Crónicas, en todas las versiones.
Luego, sigue otro listado 1Cron 11,43-47, formado por catorce
valientes más:
“Janán hijo de Macaá; Josafat, el mitnita;Uzías, de Astarot, Samá y
Yeiel, hijos de Jotán, de Aroer; Yediael, hijo de Simri; Jojá, su hermano, el
tisita. Eliel, el majavita; Yeribay y Josavias, hijos de Elnaán; Yitmá, el
moabita; Eliel, Obed y Yaasiel, de Sobá”.
Según una nota de la Biblia de Jerusalén, de estudio, en la página
448 manifiesta: “Los dieseis valientes que siguen vv. 41 b–47 son,
generalmente, originarios de Transjordania. Estos nombres deben de
provenir de otra lista utilizada por el cronista mismo o por un continuador”.
Todos estos casos complican la inspiración del Espíritu Santo y la
fidelidad histórica de la Biblia. Añadimos aquí:

Hubo guerra de nuevo en Gat, y había un campeón que tenía


veinticuatro dedos, seis en cada extremidad.
También él descendía de Rafa. Desafió a Israel, y Jonatán, hijo de
Sima, hermano de David, lo mató (1Cron 20,6-7).
Con esta gesta, no entró, sin embargo, en la lista de los valientes.
También pudo suceder, que le cambiasen el nombre a él y a su padre,
por aquello de los dos nombres, y esté en la lista de los valientes de
forma irreconocible.
En la Biblia todo puede suceder.

76
Al terminar este análisis, no podemos finalizarlo sin la anécdota del
valiente Urías.
El novelista lo convirtió en el cornudo más famoso de la historia.
Las vacas siempre han acompañando la “historia de Israel”, incluso
en la travesía del desierto y a pesar del maná.
- Esto es verificable en el libro: Absurdos de Dios o de los
hombres.
- Sus cuernos debían de tener utilidad, incluso, para los usos
domésticos. La cornamenta de los toros y vacas, debía de inspirar
a los juglares y bufones para provocar risas a su público.
Cuando el novelista del libro de Samuel, pensó en elegir a este
valiente de David, para compartir el protagonismo con el rey, en su pecado
de adulterio, algo tuvo que ver en la vocal que comienza su nombre y su
simbolismo o relación con la cornamenta de estos animales, la vaca y el
toro, para los sacrificios de Jehová.
Debe ser por ello que, en la actualidad, con el dedo índice y el
meñique, levantados, y los demás dedos encogidos, es la señal, casi
universal, de esa U que sigue evocando el comienzo del nombre del
valiente Urías, la que sirve para insultar a aquel que uno siente que le ha
ofendido.
Quizá, el novelista tenía algún motivo contra los Hititas, en
mayúscula, y pudo ver en este signo un duplicado de la U.
Abusando de su poder con la pluma y el pergamino, el autor se
ensañó con este eterno cornudo del libro sagrado, convirtiéndolo en un frío
marido y un tonto servidor del poder.
Nada de todo eso, sin embargo, fue Urías el hitita.
Hasta su muerte será desconocido y sus hazañas también. Para
reparar el daño causado a su nombre, se le podría elegir para representar a
los valientes olvidados y desconocidos en la historia de la humanidad,
aquellos que han formado parte de los cimientos de esta civilización
judeocristiana, en causas ganadas o perdidas.
La ironía forma parte de la vida. Aquí la utilizamos para sacar alguna
sonrisa en medio de tanta contradicción histórica.

77
CAPITULO VIII
LA MUERTE DE DAVID

En la Biblia, encontramos dos referencias, respeto a la muerte de


David, que no son, por suerte, contradictorias, como otras tantas que sí lo
son. Ello es debido a su distinto enfoque. Una se basa en unos datos fríos,
escuetos, matemáticos y ausentes de toda emotividad. La conocemos a
través del libro segundo de Samuel 5:4:
“David tenía treinta años cuando subió al trono y reinó cuarenta
años. En Hebrón reinó sobre Judá siete años y seis meses; en Jerusalén
reinó treinta y tres años sobre todo Israel y Judá”.
Este lenguaje frío es propio de un libro de crónicas, aunque se refiera
al gran elegido de Jehová. Nada de sentimientos. Nada de descripciones de
esos últimos momentos, en que otros héroes pronunciaron sus últimas
palabras, como colofón a toda una vida.
Trágica ha sido la vida del hombre que no se le recuerdan sus últimas
palabras, dijo un día el profeta Natán, según el libro que escribió Abisay.
Quizá, este fuese el resumen de la vida de David, dicha por otro hombre de
Dios, que le acompañó durante un gran período de su vida y supo decirle
al rey, con valentía y prudencia, todo aquello que era preciso oír, tanto en
su vida familiar e íntima, como en las decisiones a tomar para gobierno.
No podemos precisar, a la hora de escribir este desenlace del rey
ungido por Jehová, si murió por alguna caída de la cama, si fue por la
provocación sexual que tenía siempre a sus lado, con Abisag, con la cual
confirmaría su hombría y descartaría su bisexualidad. O si la muerte se
produjo en una noche de tormenta, cuando un rayo penetró en su alcoba y
lo fulminó, como mensaje divino. O quizá si Salomón le ofreció alguna
pócima para envenenarle, para que no pudiese cambiar sus últimos deseos
divinos sobre la sucesión en el reino. O si murió de muerte natural, rodeado
de todas sus esposas e hijos que, en ese momento estaban todavía vivos. En
definitiva, si su muerte fue violenta o natural. Este punto ofrece mil
suposiciones a los novelistas, cosa, por una parte, buena, y, por otra, no.
Como decía mi abuela materna, al referirse a cualquier problema que
surgiera.

78
Con este enigma, el final de este hombre siempre quedará en el aire.
Entre la ficción y la historia, pues su tumba también es un misterio. Es el
gran secreto que el Altísimo se reservó, como hizo con la muerte de otro
gran profeta y caudillo de Israel. Nos referimos, sin lugar a dudas, a
Moisés.
“Allí murió Moisés, siervo de Yahvé, en el país de Moab, como
había dispuesto Yahvé o Jehová. Lo enterró en el valle, en el país de Moab,
frente a Bet Peor. Nadie hasta hoy ha conocido su tumba” (Dt. 34:5-6).
Este dato también tiene su maldad. Moisés siempre subiendo
montañas. Su hermano, Aarón, muere arriba de una de ellas y Moisés, lo
hace en un valle donde desaparece para siempre.
Es difícil creer que al biógrafo que escribió estos últimos momentos
de Moisés, por revelación divina, el Espíritu Santo no le hubiese indicado
alguna cueva, hendidura o grieta, donde Jehová depositó su cuerpo. Dejarlo
como alimento de los animales, creemos que hubiese sido una blasfemia
divina. Llevarlo al cielo y no decirnos nada puede parecer una ofensa
sorpresiva para los creyentes.
Si Jehová, con David, quiso guardar el secreto de cómo aconteció su
muerte, nada podemos hacer para descubrirlo. Es un secreto tan bien
guardado como el de Moisés. Y así constará en todos los tiempos de la
historia de la humanidad.
Solamente, en el más allá, cuando ya no interese ni altere la historia
humana, el conocimiento de la muerte del lugarteniente de Yahvé y el que
llevó a término la realidad de la nación santa, se nos descubrirá, ante
nuestro ojos, la verdad irrefutable e infalible.
Respetando este secreto divino, pasamos a conocer los penúltimos
días del rey David, junto a la sunamita, que lo pudo tener todo el tiempo
nervioso, produciéndole los síntomas del Parkinson, si era tan varonil.
A continuación, me gustaría referir el fruto de una meditación que
coseché cuando me encontraba en el noviciado, en la pedanía de Sierra,
Tobarra, en la provincia de Albacete, bajo la dirección del padre Antonio
Costa y su colaborador, el padre José Oltra Vidal. Esto ocurría el año 1966.
Todas las mañanas, antes del desayuno, una vez cubierto el tiempo de
reposo nocturno y el aseo personal, era el momento que se dedicaba a la
oración. Durante el tiempo de meditación de la palabra de Dios, se dejaba
unos instantes a la composición de lugar. Se daban unas líneas maestras o

79
pensamientos y, luego, uno tenía que usar la imaginación para preparar el
ambiente histórico.
Recuerdo aquel año de juventud, donde la fantasía y la realidad del
sueño de aquellas horas, se hacían presentes en aquel grupo de jóvenes, y
no tan jóvenes, novicios. Convivíamos en una comunidad, formada por un
nonagenario y ágil padre Prudencio de Palmera, por un octogenario y
alegre Álvaro Gil, de risa contagiosa y por el administrador general de la
congregación y de la finca, el padre Alfredo Roig.
Recuerdo esta composición de lugar, seguramente inspirada por el
Espíritu Santo, que evocaba los últimos momentos del gran rey David, el
elegido de Jehová o Yahvé para exterminar pueblos, culturas y dioses a
troche y moche, hasta implantar el monoteísmo.
Esta es la escena. El médico había mandado quitar las cortinas que
colgaban en la habitación, según la decoración narrada ya por el gran
biógrafo actual, Charles R Swindoll, cuando nos habla del pecado de
Betsabé. El motivo de dicha orden era, sencillamente, la observación del
científico galeno que había comprobado, que el polvo que allí se
acumulaba, por poco que fuese, pues se limpiaban con frecuencia,
molestaba al paciente real.
No se debía al mal gusto del decorador e hijo de David, Natán, que
llevaba dicho nombre por la admiración y reverencia que David profesaba
al profeta principal del reino.
Padecía David de una incesante tos. El galeno relacionó el polvo con
dicho efecto, pues cuanto más limpia estaba la estancia real, menos era la
tos que padecía el enfermo.
Todos saben, por la Biblia, que la joven sunamita se acostaba con
David para darle calor. Así comienza y consta en el libro primero de Reyes.
Por lo cual, Abisag, con toda certeza, estuvo al lado del rey en su último
adiós. Gracias a Dios, ningún copista confundió su nombre por el de
Abisay, que era el sobrino de David.
En aras de la verdad, decimos que este texto sagrado que nos
presenta a la sunamita, no es tenido en cuenta cuando se elige la hermana
más hermosa de una iglesia. Aunque esa hermosura no sea solamente
calificada por la apariencia corporal, como fue la de Abisag.

80
Lamentamos las ausencias de este texto en las grandes y
ejemplarizantes biografías del rey David, escritas por famosos bautistas o
de otras pertenencias religiosas.
Queda, pues, dicho texto, muy distanciado, más bien olvidado, con
otros textos que se repiten con frecuencia en las diversas casas de Dios, que
hoy dispone por todo el mundo Jehová, gracias a David.
Es un texto, tan sagrado como otros, al que aún no le han hincado el
diente los pastores, saboreándolo. Quizá para evitar suspicacias con sus
esposas.
El texto de la sunamita es maltratado, aún siendo palabra de Jehová,
con la mayor ofensa que se puede hacer: El no aprecio, el olvido o la
indiferencia a su mensaje divino.
Hemos pasado mucho tiempo, tratando de encontrar algún
comentario a esta página divina, en alguna biografía del monarca David,
con la presencia de esta importante mujer. No se trata en ninguna, aunque,
por deducción, era la única persona que estuvo a su lado, en el último
suspiro del héroe.
Con nuestra aportación, tratamos de rescatar del olvido a Abisag,
figura elegida por Dios, y así descubrir el mensaje divino. Nada sucede en
la Biblia que no lleve su mensaje. Dios no habla para perder el tiempo, por
mucho que tenga.
Como me dijo un día, en la calle Seoane, la mujer de un pastor, la
Biblia ha sido escrita para creerla y no para discutirla.
Algún mensaje divino quiso darnos Jehová con la elección de la
sunamita, Abisag, después de una selección por pueblos y ciudades. Sobre
todo, para nuestros tiempos, donde tantos concursos de belleza se realizan
como frutas existen en la ciudad de Santa Cruz y otras ciudades de Bolivia.
Sin dejar de lado los concursos nacidos para exaltar la belleza de la mujer.
La Biblia, una vez más, es la que marca la pauta a seguir. A pesar de que
algunas creyentes, que llevan vestidos cerca de los tobillos, o hasta ellos,
por indicación de sus pastores e iglesia, no sean capaces de entender el
mensaje de este hermoso texto.
Jehová busca la belleza para rodear y acompañar aquellos que son
fieles a su ley y tienen un corazón como el suyo.
Como preludio de lo que van obtener en el cielo, esta podría ser una
enseñanza del texto olvidado y sagrado de la historia de la sunamita.

81
¡Hay tantas verdades de Dios que no queremos ver!
Tenemos que maldecir a todos aquellos pastores que no las dan a
conocer, para mirar solo por su interés, los diezmos. La sunamita Abisag
debe ser conocida. Su mensaje es actual. Se debe hablar en las iglesias, al
menos una vez, cada década o generación. ¡Pastores bastardos que no
cumplís en la palabra divina, ya llegará vuestra hora!
Pido disculpas al lector por esta exaltación. Un investigador debe
enseñar la verdad que contiene el Libro de los Libros, en su dimensión
histórica y, desgraciadamente, ha sido manipulada con anterioridad a estas
líneas, por la gran mayoría de aquellos que dicen conocerla.
Recuerdo una anécdota que ocurrió en mis tiempos de estudiante, en
la Escuela de maestría Industrial de Valencia (España), en el año 1968. Un
día, un alumno iba enseñando una hoja. Estaba doblada por la mitad. En
una parte había un dibujo. En la otra, un recuadro donde solamente podía
verse una sección del dibujo. Al enseñar la parte del dibujo que estaba
dentro del recuadro, se veía una imagen erótica. La parte femenina de la
mujer, donde se encuentra su órgano sexual. Cuando se enseñaba el dibujo,
más tarde entero, lo que había en realidad había era un árbol, y arriba, un
gato que decía ¡miau!
Esta puede ser la historia que, desde siempre, reflejan los que
enseñan la Biblia. Cada una de las iglesias toma un recuadro y enseña eso
como verdad, pero ocultando la totalidad del dibujo.
Siguiendo con la historia de la sunamita Abisag, uno encuentra en el
capitulo segundo, 13,25, de primero de Reyes, que Adonías pide la mano
de Abisag a Salomón por medio de su madre.
En el versículo 22 dice:
“El rey Salomón replicó a su madre: “¿Por qué pides tú a Abisag la
sunamita, para Adonías? Pide también para él, el poder real, pues, además
de ser mi hermano mayor, ya tiene de su parte el sacerdote Abiatar y Joab,
hijo de Sarvia…”
Con lo cual, se viene abajo la misión de la sunamita como
calientacamas del rey David. ¡Era otra cosa!
Sigamos con nuestra composición de lugar, del decorado de la alcoba
que utilizó David, en el día de su tránsito y los días anteriores.
De dicha alcoba, manaba una luz, como el de un faro que ilumina a
los barcos en alta mar. Esta luz alumbraba la ciudad de Jerusalén. De tal

82
modo, que hubo que colocar en las humildes casas, en la ventana de la
habitación, algún objeto que impidiese su entrada. De otra forma, los
moradores no podían descansar, para estar al día siguiente a las órdenes del
elegido de Jehová.
El suelo de la habitación, donde reposaba el cuerpo, cansado de mil y
una batallas, estaba cubierto de pieles de oso y leones, en una combinación
llamada ajedrez. Eran las pieles de los animales que David había matado.
Unas veces, por necesidad, al ser atacado por estos animales y, otras, por
ejercer el deporte y practicar con las armas, como preparación de las
próximas batallas para la defensa de Jehová. Algunas de estas pieles,
también hay que decirlo, eran regalo de algunos valientes que, en sus
misiones, habían tenido que enfrentarse a dichos animales. Siempre por la
causa divina, bajo el mandato de David.
Dicha habitación estaba situada en la primera altura o planta del
palacio, cuya puerta principal enfrentaba con la escalera y era franqueada
por otras dos puertas. Era una habitación con una decoración viva, actual,
con un ambiente cálido y humano.
Su hijo Natán tenía un gusto exquisito y refinado por la decoración.
Combinaba, con el calor de los recuerdos del padre, las últimas tendencias
traídas de Egipto y Saba. De hecho, había decorado los palacios, templos y
moradas suntuosas que el rey ofrecía a sus valientes. De hecho, también
había decorado la casona del general hitita Urías, cornudo bíblico gracias al
monarca, que ya estaba en sus últimas horas.
La vida de un rey consagrado es puro sacrificio para su pueblo y
nunca es debidamente recompensado ni agradecido por sus vasallos.
Recordamos que el polvo en estas pieles era exiguo, pues todos los
días eran limpiadas y hasta sustituidas por otras. El día séptimo, lo hacían
siervos de otras creencias, bajo la autoridad del templo, que dispensó tal
mandamiento, por la bula de Jehová.
Dos querubines de oro, que había mandado construir para el futuro
templo, flanqueaban la mesa de oro donde David escribía sus salmos.
Sobre la mesa, se colocaba un hermoso bucarón de cerámica,
artísticamente realizado. Era tal su belleza que, en una las ocasiones que
destruyeron y quemaron una ciudad filistea, solamente se salvó este objeto,
contraviniendo la ley de Jehová. Las flores llenaban toda la estancia.
Cuando el tiempo no era favorable para la producción de las favoritas de

83
David, se usaban las que habían sido disecadas por las especialistas en estas
artes.
De las paredes colgaban los instrumentos musicales que
personalmente David había usado para espantar los malos espíritus del rey
Saúl, en tiempos de su juventud. Los que utilizó para la composición de los
cánticos, en ocasión de la entronización del arca en Jerusalén. Incluía
también la cítara que se rompió, al caerse en dicha ocasión, con el baile tan
animado que llevaba por los efectos etílicos. A su lado, colgaba el odre que
había contenido el vino.
En la pared del cabezal de la cama, se encontraba colgada la espada
de Goliat y su lanza. También se encontraban los jarrones que David le
había quitado a Saúl, en diversas ocasiones.
En tiempo de frío, el ambiente cálido no era producido por el calor
artificial de los braseros reales, pues estos perjudicaban también la frágil
salud del monarca consagrado y venerado padre de familia.
En cuanto a sus hijos, diremos que unos le amaban y, otros, le
despreciaban, cosa propia de toda buena familia polígama, que puede tener,
entre tantos garbanzos, algunos negros. Por ello, la monogamia al tener
menos hijos, tiene menos garbanzos negros.
El calor fino y agradable que había constantemente en el lugar, sobre
todo en la cama, se debía a la presencia de la joven sunamita. Ya hacía
cinco años, que el contacto directo del cuerpo de esta joven con el ya
envejecido David, con sus cicatrices, aliviaba las secuelas de las heridas
sufridas en las batallas que había participado en el cumplimiento de su
deber, por la causa del Altísimo. Su cuerpo no era agradable a la vista
humana, pero sí a la de Dios, que es lo más importante.
Este era el sacrificio diario, ante la vista de ese cuerpo deformado,
que la sunamita tenía que padecer, por su trabajo, nunca bien remunerado.
Para ocultar esta realidad a las visitas, se cubrían los dos cuerpos desnudos,
con una sábana de seda, color de miel. Encima, en la época de frío,
también se le añadían algunas pieles de cordero, para preservar el calor de
la sunamita, que le era traspasado a David. Dichas pieles formaban una
figura escaqueada, creada por Natán. Eran pieles que combinaban lo
antiguo y lo moderno.

84
Había pieles que llevaban el calor de su familia de Belén, cuyos
miembros se habían dedicado a la crianza de estos animales y le evocaban
los años felices de su juventud.
David, al poner su mirada cansada y escasa en cada uno de los
objetos que le rodeaban, recordaba su vida pasada, hecha ahora historia
sagrada. En una esquina, se encontraba disecado el caballo Josué, regalo de
boda que le hizo su sobrino Joab cuando se casó con Betsabé. Hay
momentos en que aún resuenan en mente su galopar. De tanto cabalgar y
combatir en las batallas gloriosas, murió en medio del fragor de una de
ellas. Esta ocasión, fue el caballo blanco de Joab, llamado Noé, quien le
salvó la vida, al montarse en su grupa, cuando ya había sido lanceado.
Los hijos homosexuales, que habían recibido esa herencia genética,
manifiestamente visible a todas las personas, fueron asignados a servir en
el templo que, en el pasado, fue de los Jebuseos, y que ahora había sido
transformado por David en el nuevo santuario del Dios Israel. Todos los
días, junto con otros sacerdotes, perfumaban la habitación con sus
incensarios de plata, mandados construir por Moisés y David. Este olor era
agradable al Dios de Israel y al olfato del rey anciano.
Semana sí, semana no, el Arca era trasladada a la habitación del rey
David. De esta manera, el pueblo tenía la posibilidad de tener, al menos, un
día festivo entre semana, con las procesiones del arca. A raíz de estas
celebraciones:
“Salomón, más tarde, trasladó a la hija del faraón desde la ciudad
de David a la casa que había edificado para ella pues se decía:”Mi mujer
no puede vivir en la casa de David, rey de Israel, porque los lugares donde
ha estado el arca de Yahvé son sagrados” (2Cron 8, 11).
Debajo de las pieles, como cabecera, se guardaba, en un cofre de
plata, la cabeza de Goliat, que ya David, en el tiempo de su triunfo, mandó
disecar para llevarla más tarde a Jerusalén. Al ser profeta, podía hacer
semejantes previsiones. Es normal en un profeta ver y conocer el futuro.
Todo ello, no hace falta añadir, como premonición a lo que Jehová iba a
realizar en su vida. Así consta en el libro primero de Samuel, 17:54, cuyo
versículo es olvidado a la hora de hablar, a los niños, del triunfo de David
sobre Goliat.

85
De sus hijos, Absalón y Adonis, por exceso de hombría o machismo,
el primero, le quiso uno usurpar el reino y, el otro, cambiar los planes de
Jehová sobre la sucesión.
Era la espina que David llevaba metida en el corazón. En esta vida,
ni los más elegidos de Dios se libran del dolor que produce el vivir en un
valle de lágrimas.
Otros hijos, “más normales”, se habían dedicado a la cultura. Son
aquellos que la Biblia ignora, al no destacar en ninguna proeza.
En sus últimos sueños, David veía que había tenido una familia
desastrosamente normal. Siempre había contado con la lealtad de Joab,
Abisay y Asael, hijos de su hermana Sarvia, la mayor de toda la familia de
su padre Jesé o Isaí. Con su lealtad, ahora en el lecho, en medio de los
recuerdos, reconocía que había logrado su actual posición. Ellos le habían
acompañado y apoyado siempre, desde que traicionó a Saúl y, luego, al rey
Aquis, cargando la culpa de sus traiciones a Joab, para mantener su
posición de representante de Jehová y hombre bueno. Era la estrategia de
su ser político.
En esto momentos, donde su mente confundía la realidad con la
fantasía, allí estaba ahora Salomón y su madre Betsabé que, superando su
afrenta, con la presencia de la sunamita Abisag, reclamaba, día y noche, el
reino para su benjamín Salomón.
También era asiduo, en la habitación, el hijo de Sadoc, a cuyo padre
David le había mandado el nacimiento de la nueva religión. Todo reino,
pensó David, debe tener también su Dios, su libro sagrado y su templo. Así
pues, encargó esta misión a Sadoc, que heredó su hijo y, más tarde, fue
continuada por otros y otros.
El conflicto de intereses que se producía en el interior de aquella
habitación con la presencia de estos personajes, hizo que más tarde se
escribiesen diversos textos sagrados, cada uno defendiendo sus posiciones.
El redactor último, apodado, por algunos, Samuel, llegó a convertir las
diversas biografías relatadas sobre estos personajes en una auténtica
novela. La historia de David.
Es un día de espléndida luz. El desayuno ha sido una taza de leche de
cabra y unas pasas para el rey. De repente, se encuentra indispuesto. El
galeno acude de inmediato. Todo el servicio se encuentra pendiente de las
órdenes de la sunamita.

86
−¡Que llamen al escribano! –indica la sunamita, sin apartarse del
cuerpo, cada vez más frío, de David.
Inmediatamente se ponen todas las voces en movimiento. Y cada una
va repitiendo:
−¡El escribano, a la habitación real!
El soldado de la puerta abre inmediatamente el último obstáculo que
impide al servidor del rey hacerse presente. La orden de la sunamita,
Abisag, y su cumplimiento se han realizado en cinco minutos y treinta y
dos segundos.
−¡Póngase allí! –le señala la sunamita.
De inmediato, el escribano se coloca al lado de la cabecera del rey
David y del cofre que contiene la cabeza de Goliat. La voz del glorioso
lugarteniente de Jehová se va apagando.
El medicó, que le asiste constantemente insiste en que no hable.
David, por señas, ha pedido a la sunamita que se haga presente
Salomón.
David pide que lo pongan en el trono que ha ocupado, como rey,
durante cuarenta años. La sunamita se afana en solicitar las vestiduras y
demás ornamentos que usaba para las grandes ocasiones. Poco a poco, le va
colocando las diferentes piezas hasta que, con cierta solemnidad, le pone la
corona, en la que reluce la perla del dios Milcom. De inmediato se hace un
silencio sepulcral en la habitación. Se cerraron las ventanas para evitar que
el canto de los pájaros y el aleteo de las palomas impidiesen escuchar las
palabras que iban a salir por la boca del monarca, procediendo desde lo
más íntimo del corazón. Los sirvientes, con sus abanicos de plumas, hacían
el aire conveniente para que el lugar tuviese un ambiente agradable para los
allí presentes.
El escribano tenía puesta su vista en el movimiento de los labios del
rey David, para no perder palabra alguna. David se dirigió a Salomón:
−Yo me voy por el camino de todos. Ten valor y sé hombre. Guarda
las observancias de Yahvé, tu Dios, yendo por su camino, observando sus
preceptos, sus órdenes, sus sentencias y sus instrucciones, según está
escrito en la ley de Moisés, para que tengas éxito en cuanto hagas y
emprendas. Para que Yahveh cumpla la promesa que me hizo diciendo: "Si
tus hijos guardan su camino para andar en mi presencia con fidelidad, con

87
todo su corazón y toda su alma, ninguno de los tuyos será arrancado de
sobre el trono de Israel." (1R 2,2-4).
Salomón tenía muy buenos reflejos mentales. En ese momento,
acudió a su mente el precepto de Moisés que dice:
“No te harás escultura ni imagen alguna, ni de lo que hay arriba en
los cielos, ni de lo que hay abajo en la tierra, ni de lo que hay en aguas
debajo de la tierra” (Dt. 5, 8)
Allí estaban los dos querubines que David había construido. Estaba
la maqueta del futuro templo, lleno de querubines, palmeras y otras plantas
y frutos. Además, el mes anterior, su padre, a la vista de todos, le había
entregado los planos del templo, hasta el más mínimo detalle, que el mismo
Jehová le había dado a David. Así consta en 1Cron 28, 19). Y lo había
guardado dentro del arca, para que todo el mundo, en el futuro, pudiera
tener una prueba de la caligrafía divina y de la técnica que usaba Jehová,
antes de inventarse el rayo láser.
Realmente, Salomón pensaba que iba a necesitar de mucha sabiduría
para conjugar todos estos desvaríos caprichosos de Jehová, pues el Arca de
Moisés llevaba dos querubines. ¿Cómo compaginar una disposición y otra,
si Jehovah un día decía una cosa y, al día siguiente, la contraria? Había sido
instruido con el libro sagrado y conocía que Aarón había muerto dos veces.
Una consta en Deuteronomio, 10:6, en el trayecto de Beerot- bare Joacan a
Mosera y, otra, en el monte Hor, según Nm 33:37-39.
Rechazando estos pensamientos, Salomón quiso centrarse ahora en
las palabras de David, que, tras un intervalo para beber un poco de vino,
prosiguió:
“Tú sabes bien lo que me hizo Joab, hijo de Sarvia, lo que hizo a los
dos jefes de los ejércitos de Israel: a Abner, hijo de Ner y a Amasá, hijo de
Yeter: los asesinó, derramando en tiempos de paz sangre de guerra, ha
manchado de sangre inocente la faja de mi cintura y la sandalia de mis
pies. Haz lo que tu prudencia te dicte, pero no permitas que sus canas
desciendan en paz al seol” (1R 2,5-6).
Abisag se quedó como la cera, blanca y ardiendo. Había escuchado,
por boca de David, tras una noche de lucidez y placer, cómo había sido su
plan para matar al hijo de Saúl. Primero se trataba de eliminar a su general
Abner, que había sido compañero de armas, cuando pertenecía al ejército
de Saúl. Lo conocía mejor que su propia madre. Luego, el hijo de Saúl, era

88
cosa de coser y cantar. Además, tenía que vengarse de los malos momentos
que, por su culpa, había pasado cuando cortejaba a sus hermanas. David no
perdona, dijo claramente esa noche. Tengo demasiadas muertes en mi vida
para temblar por una más. Lo que estaba ahora escuchando no eran las
palabras de un rey lúcido, sino la de una mente senil que cambiaba la
realidad.
Los veteranos del ejército, allí presentes, quedaron asombrados. Se
miraban unos a otros, ante semejantes propósitos. Ellos conocían a Joab.
Estaba tan viejo como David. Ya no era jefe del ejército. David, pensaron,
está poseído por el espíritu maligno de Saúl. Junto a su reino, había
heredado sus demonios.
¿Cómo poder escribir estas estúpidas palabras? El escriba, al tiempo
que se hacía esta pregunta, sufría un desvanecimiento.
Más tarde, en otro pergamino, cuya procedencia nos es desconocida,
aparecieron estas líneas sobre Joab, como una fantasía de su muerte:
“Joab, quien había tomado partido por Adonías – aunque no por
Absalón – huyó entonces a la Tienda de Yahvé y se agarró a los cuernos
del altar. Comunicaron al rey Salomón: “Joab ha huido a la Tienda de
Yahvé y allí está, al lado del altar”. Salomón envió a decir a Joab ¿Qué te
sucede, que has huido al altar?” Joab respondió “He tenido miedo de ti y
he huido a Yahvé”. Salomón envió a Benaias, hijo de Joada, con esta
orden: “Ve, carga contra é”. Benaias entró en la Tienda de Yahvé y él
dijo: “Así dice el rey: Sal”. Respondió: “No, aquí moriré”. Benaias llevó
respuesta al rey: “Así ha hablado Joab y así le he respondido”. El rey le
dijo: “Haz como él ha dicho ¡carga contra él y entiérralo! Así apartarás
de mí y de la casa de mi padre la sangre inocente, derramada por Joab.
¡Que Yahvé haga recaer su sangre sobre su cabeza por haber cargado
contra dos hombres más justos y mejores que él, asesinándolos con la
espada –sin que mi padre David supiera nada de ello: a Abner, hijo de
Ner, jefe del ejército de Israel, y a Amasa, hijo de Yeter, jefe del ejército de
Judá. ¡Que la sangre de ellos caiga sobre la cabeza de Joab y la de su
descendencia para siempre!¡Para David, su descendencia, su casa y su
trono, haya paz perpetua de parte de Yahvé”. Benaias, hijo de Joada,
subió, cargó contra Joab y lo mató. Luego lo enterraron en su casa, en el
desierto” (1 R2:28-34)

89
Sería tanta la sabiduría de Salomón y su destreza política, que a
continuación nombró al hijo de Joab, Eliab, jefe del ejército (1R4, 6): sin
miedo a que este vengase la muerte de su padre y cambiase la profecía
sobre su familia. ¡Qué valiente era Salomón! Este texto sólo se ha
conservado en la Biblia de Jerusalén. En las otras, alguien hizo desaparecer
el hecho histórico.
Estando todos entre la realidad y el sueño, se escucharon unos fuertes
golpes en la cámara real. Al abrir la puerta, el valiente Asael, hermano de
Joab, apodado el resucitado, entró acompañado de su hijo Zebadías. La
responsabilidad de Asael y los suyos era cuidar, en el cuarto mes del año,
de la casa real. (1Cron 27,7).
El escribano, que acababa de recuperarse, volvió a desmayarse. No
había forma de poner en orden esas sandeces que había escuchado o
soñado. Era una pesadilla que había tenido, nunca la podía anotar como una
realidad.
Las novelas que mandó escribir Salomón a su hijo para justificar su
elección como rey de Israel, y favorito de Jehová, estaban haciendo su
misión propagandista. Las mentes que conocían la verdad cerraban sus
bocas por miedo o intereses. Los partidarios del usurpador del trono
alababan su “sabiduría”. La verdad histórica nunca se conocerá. Quedaron
las novelas como historia. La leyenda de un personaje llamado David.

OTRO POSIBLE FINAL DE NOVELA

A continuación exponemos otro posible final para la misma historia,


en base a los textos contradictorios que contiene la Biblia sobre los últimos
días del rey de David y el comienzo del reinado de Salomón, ante la
imposibilidad de descubrir la verdadera historia.
A los sesenta y cinco años, David dejó el trono y subió Salomón. El
motivo o razón de esta transferencia de poder se debió a la enfermedad que
sufría David, pues estaba loco. Joab, que a la sazón contaba con sesenta
años, había sido relevado de su cargo de capitán general por su hijo Eliab
(1R 4, 6), según la versión griega que consta en la Biblia de Jerusalén.

90
Asael, aunque era más joven que David y Joab, ya había traspasado
su cargo a su hijo Zebadías, que ahora tenía la responsabilidad de cuidar de
la casa real durante el cuarto mes, con veinticuatro mil hombres (1Cron 27,
7).
La muerte de Asael (2Sa 2, 23) y la historia sobre la tragedia de Joab
y su óbito (1R 2, 31-34) nacieron para justificar los asesinatos cometidos
por David a la casa de Saúl:
“Vete, vete, hombre sanguinario y malvado. Yahvé te devuelva toda
la sangre de la casa de Saúl, cuyo reino usurpaste”, le dijo Semeí” (2Sa
16, 7-8)
Con la historia de la muerte de Asael y sus consecuencias, la imagen
del rey David quedaba limpia de toda culpa. De esta forma no se ofrecía el
ejemplo “sagrado” de un rey que se apoderó del trono a través de la traición
y el asesinato.
No obstante, la imagen de David, a pesar de ello, quedó afectada
para siempre. Ahora era un rey incapaz de condenar a su capitán general y
se sentía chantajeando, es decir, era un rey títere o marioneta, que
gobernaba bajo la presión del ejército.
“Abisay, hermano de Joan y de Asael e hijo de Sarvia, era jefe de los
Tres. Fue él quien blandió su lanza contra trescientos hombres y conquistó
renombre entre los Tres. Fue el más afamado de los Treinta valientes y
llegó a ser su capitán” (2Sa 23, 18-19).
Aunque también participó en la venganza de Asael, según la Biblia,
sin embargo, a él no le alcanzó la “justicia” de David.
El libro segundo de Samuel, 2, 17, al narrar la batalla de Gabaón,
origen de estas historias, manifiesta:
“Hubo aquel día una batalla durísima y Abner y los hombres de
Israel fueron derrotados por los veteranos de David. Estaba allí los tres
hijos de Sarvia: Joab, Abisay y Asael”.
Este es el orden que el libro de Samuel para los hijos de Sarvia, que
entra en contradicción con el dato ofrecido en primero de Crónicas 2, 16,
que dice:
“Hermanas suyas –de David− fueron Sarvia y Abigail, hijos de
Sarvia: Abisay, Joab y Asael, tres”.
Por consiguiente, este dato familiar de quién era el sobrino mayor de
David, queda también en la incógnita como dato histórico. Cada novelista

91
elevó a la primogenitura de la casa de la hermana mayor de David, Sarvia,
a un hijo diferente. El único que conservó su lugar fue el benjamín de la
familia.
La única verdad comprobable, recalcamos una vez más, es la
existencia de dos historias, cuyos textos sobre la familia de David, la
nuclear y la más extensa, solamente ofrecen datos contradictorios. Con lo
cual, estas novelas fueron la base en la que se apoyaron para construir los
libros de Crónicas y de Samuel. De este modo, nos dejaron otra novela, y
palabra de dios, sobre la vida del rey de Israel, cuyo parecido con la
realidad histórica solamente podría ser pura casualidad.
En el libro primero de Reyes, capítulo cuarto, que habla de los
dignatarios del reino de Salomón, tenemos unos datos que contradicen y
convierten en absurdas ciertas historias escritas en Samuel y Reyes, al
convertir en Salomón en un rey esquizofrénico, con mayor o menor grado,
según qué versión bíblica de las actuales se utilice.
El texto es el siguiente:
“1. El rey Salomón fue rey de todo Israel,
“2. y estos fueron los jefes, que estaban con él: Azarías, hijo de
Sadoq, sacerdote;
“3. Elihaf y Ajías, hijos de Seraya, secretarios; Josafat, hijo de
Ajilud, heraldo;
“4. (Benaías, hijo de Yehoyadá, jefe del ejército; Sadoq y Abiatar,
sacerdotes);
“5. Azarías, hijo de Natán, jefe de los gobernadores; Zabud, hijo de
Natán, amigo del rey
“6. Ajisur mayordomo; Eliab, hijo de Joab, jefe del ejército; Adoram
hijo de Abdá, encargado de las levas.
“Eliab, hijo de Joab, jefe del ejército.”
En una nota a pie de la página 369, de la versión Biblia de Jerusalén,
de estudio, dice:
“Glosa cuya segunda parte contradice al v2 y 2, 26ss.”
La primera contradicción que el lector observará es la siguiente:
a) En el v2 dice que Azarías, hijo de Sadoq, era sacerdote, es decir
su jefe. En el v4 se manifiesta que también lo era su padre.
b) En el mismo versículo también se puede comprobar que Abiatar
era el otro jefe.

92
Sin embargo, en el capítulo 2, 26 narra que Salomón lo había
desterrado a la muerte de su padre a las tierras de Anatot.
c) Esta observación de la contradicción se puede verificar en todas
las versiones bíblicas del mercado.
d) El dato de que “Eliab, hijo de Joab, jefe del ejército”, quizá
solamente se pueda verificar en la versión de la Biblia de
Jerusalén. En la página 369, se dice: “El nombre y el título del
jefe del ejército faltan en hebreo y se restituye conforme al griego.
Si admitimos la versión griega respecto al caso de Eliab,
comprobamos que toda la historia de la muerte de Joab es falsa, pues no
parece probable que, a la misma edad que David, más o menos a los setenta
años, Joab todavía fuese jefe del ejército.
Demasiadas confusiones para poder aceptar y conocer la realidad
histórica del comienzo del reinado de Salomón y el verdadero final del
reinado de David.

93
A MODO DE DESPEDIDA

Según la ciencia de la época de Copérnico, la tierra no se movía, era


el sol.
Así lo explicaban los más inteligentes y conocedores de la astrología,
en las más afamadas universidades. Casi todos lo creían así. Era algo
además muy evidente. Y la Biblia, como palabra de Dios, lo confirmaba.
Josué 10,12-14 “mandó parar el sol”.
Cuando Copérnico expuso su nueva teoría heliocéntrica, lo tenía todo
en su contra. Pero la verdad, tarde o temprano, siempre se impone. Según
Aristóteles, las ciencias tienen las raíces amargas pero dulces los frutos.
Galileo Galilei no lo pasó nada bien, cuando confirmó, contra viento
y marea, que la tierra se movía. Ahora nadie cree que sea el sol el que se
mueva alrededor de la tierra. En esta época, la Biblia comenzó su declive
como libro de ciencia.
La mayor falsedad histórica que contiene la Biblia es haber hecho
creer que el pueblo de Israel nace de una promesa hecha Abraham, con los
cuentos que todo ello conlleva. La realidad histórica de Israel nace con la
política en tiempos de David, aunque pudo ser escrita en tiempos de su
nieto Roboán. O posteriormente. Nada podemos asegurar al respecto.
Un pasaje que pudiera confirmar esta tímida afirmación es el pecado
de David con Betsabé narrado en 2Sa 12. Aquí se anuncia “que nunca se
apartara la espada de su casa”.
Roboán, al perder parte de su reino, pudo apoyarse con la profecía
“de que nunca se apartaría la espada de la casa de David”, echando la
culpa de todo cuanto le sucedía a sus antepasados.
Es la política la que inventa la religión monoteísta. Como un
instrumento propio. Otro caso al respecto, lo tenemos con Mahoma y su
religión.
El Dios, que es amor en la Biblia, va teniendo una metamorfosis o
cambios en su actuar. Crea todo para el hombre, pero más tarde se
convierte en un discriminador y en el peor sanguinario contra la
humanidad. Manda eliminar pueblos y culturas enteras. Y, finalmente, se

94
vuelve contra su pueblo, realizando con él, en la segunda guerra mundial,
lo que antes ellos habían practicado con otros.
Respecto a la historia que contiene la Biblia, podemos hallar
afirmaciones equivocadas e interesadas como las siguientes:
- Los autores nos cuentan acontecimientos más cercanos para los
cuales disponen de testimonios.
- El autor debe haber sido contemporáneo de Salomón. (En la Biblia
Latinoamérica, pág. 236)

En la página 265, en la introducción al segundo libro de Samuel,


afirma:
“Historia tan sincera como no se escribió ninguna otra en la
antigüedad. Historia escrita por un hombre de Dios que supo descubrir la
verdadera grandeza de David”.
Hay pastores, evangélicos o protestantes, escritores de biografías,
que no saben diferenciar la mentira de la verdad. En las biografías que
escriben sobre sus personajes bíblicos, uno de ellos, un tal Charles R.
Swindoll, en su libro David, página 198, afirma: “La Biblia nunca lisonjea
a sus héroes”.
También tenemos a otros “conocedores” de la Biblia en los Testigos
de Jehová que escriben: “La Biblia también es exacta y confiable cuando
aporta datos históricos” (pág. 21 del libro ¿Qué enseña realmente la
Biblia?)
Todos estos “científicos” deberían, al menos, sufrir el escarnio
público de parte de las autoridades competentes para no publicar
semejantes mentiras.
El libro Las Tres vida de Saúl y David demuestra, de forma rotunda e
inequívoca, que en la Biblia constan dos biografías del “fundador” de Israel
y de su monarquía.
Cuál sea la verdadera y cuál, la falsa, no importa. Posiblemente
ninguna de ellas sea la verdadera.
En este estudio, creemos haber demostrado la falsedad histórica del
libro de Samuel. Es una novela, basada en dos biografías de David, con sus
correspondientes contradicciones, y encargadas por alguien que, en su
momento, perseguía defender unos intereses políticos.

95
Para finalizar, queremos recordar las palabras del filósofo español,
Fernando Savater, contenidas en su libro La vida eterna, página 129: “Las
religiones no son sistema filosóficos cuyas perplejidades o contradicciones
ocupan solamente los ocios cultivados de algunos intelectuales. Son
amalgamas de creencias inverificables diversas, supersticiones, leyendas,
pautas morales, cuentos edificantes, tabúes y profecías que inspiran la
cotidianidad de personas de todas las clases sociales, con estudios, o sin
ellos, cultas o ignorantes, etc. La misma fe que para algunos es un estímulo
poético que espiritualiza su vida hacia una más amplia y más comprensiva
humanidad, funciona en otros casos como un oscurantismo fanático que
impulsa al extermino y a la persecución implacable de los semejantes.”

96
BIBLIOGRAFÍA

BIBLIA DE JERUSALÉN. Edición Deseclee de Browwer,


LA BIBLIA LATINOAMÉRICA. Edición 122, Sociedad Bíblica católica
Internacional, Protasio Gómez, 15. Madrid, 1972,
LA SANTA BIBLIA. San Pablo, 1989.
Bilbao 1975
SANTA BIBLIA. Reina y Valera, Sociedades bíblicas unidas, 1960.
TRADUCCIÓN DEL NUEVO MUNDO DE LAS SANTAS
ESCRITURAS. Watchtower Bibliea and tract society of New York, 1987.

DAVID. Charles R. Swindoll: Mundo Hispano, Edición, 2010. 7000


Alabama Street, EE.UU de A.
DAVID EL UNGIDO. Dr. Kittim Silva. Ed. Portavoz USA, 2002.
EL HOMBRE EN BUSCA DE DIOS. Watchtower Bible and Tract Society
of New York, Inc. USA, 1990.
LA CAVERNA. José Saramago. Ed. Santillana. Ediciones Generales.
México, 2012.
LA VIDA ETERNA. Fernando Savater Edición Ariel, Avd. Diagonal 662-
664 Barcelona, 2007.
LAS TRES VIDAS DE SAÚL Y DAVID. Vicente Romero Burguera. Ed.
el País Santa Cruz de la Sierra. Bolivia, 2013.
OPERACIÓN ¡JESUCRISTO! OG. Mandino. Ed. Diana S.A Roberto
Gayol 1219. México 12, DF. Edición, 2003
¿QUÉ ENSEÑA REALMENTE LA BIBLIA? Watch Tower Bible and
Tract Society of Pennsylvania, 2005

97

También podría gustarte