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APENDICE A LA FILOSOP{A DEL DERECHO DEL MUNDO ANTICUO ISRAEL Y EL DERECHO Bibliografia: Lietaann, An die Rémer (1933), pp. 40 y ss. — ALT, Die Urspriinge des israelitischen Rechts (1934). — Fouszn, Glaube und Welt im Alten Testament (1948). — M. Buszr, Gottesfine- ternis (1953). —- Vorcein, Order and history (1956), t. 1, Israel and Revelation. Antes de concluir y no obstante que Israel no desarrollé una filosofia del derecho, conviene referir, aunque sea en forma so- mera, la manera como concibié los problemas juridicos; esta referencia servira para comprender mejor la posterior filosofia cristiana del derecho. Diremos, ante todo, que la postura de Israel ante los problemas juridicos ¢s radicalmente diversa a la de los restantes pueblos de la Antigiiedad: en éstos, el derecho fue concebido como un orden oculto, pero eterno ¢ inmutable, cuyo contenido se deducia del cosmos y de la naturaleza hu- mana; en Israel, en cambio, Jehovi mismo se presenté en la historia para celebrar una unién (Berith) con el pueblo, reve- indole en el monte Sinai el Dectlogo 0 Leyes de Ja Alianza, investigacién sobre la esencia y el contenido del derecho, pues una y otro habfan quedado definitivamente establecidos. En estas condiciones, no existié la necesidad de distinguir entre derecho natural y positive, pues ¢l Decdlogo y sus normas complemen- tarias valian como derecho divino. Tampoco fue necesario dife- renciar al derecho de la ley, pues todo el derecho quedé con- tenido en lat leyes reveladas por Jehové, La realidad es que fa 1 Bxodo, 20-23. ISRAEL Y EL DERECHO [sec. & taron en Israel los presupuestos para la problemitica de la filo- sofia del derecho. Los profetas (ante cuya grandeza se inclind respetuosamente su més encamizado enemigo, Friedrich Nietzsche*) tomaron también al Decdlogo como la base fundamental e inconmovible del derecho, pero en su interpretacién penetraron profundamente en su esencia, a la que presentaron como el doble mandamiento del amor al préjimo y a Dios. En este camino de la interpretacién, los principios objetivos del Decdlogo se hicieron cada vez més subjetivos. La subjetivacién de la ley se encuentra especialmente expre- sada en los siguientes pasajes del Antiguo testamento: asi habl6 Jehova por labios del profeta Jeremias (638-586 a. C.): “Grabaré mi ley en su corazén y la imprimiré en su alma.” * En el profeta Ezequiel (siglo vi a. C.) leemos el siguiente pdrrafo: + “Quiero darles otro coraz6n e infundir un nuevo espiritu en sus entrafias, y Jes quitaré el coraz6n que tienen de piedra y les daré un corazén de came, para que sigan mi mandamiento y observen mis leyes.” Y més adelante dice Jehov4, por conducto del mismo profeta: “Y os daré un nuevo corazén y pondré en vuestro interior un huevo espiritu, y quitaré de vuestro cuerpo el corazén de piedra y os daré wn coraz6n de came. Y pondré el espiritu mio en vuestro interior, y haré que guardéis mis preceptos, y observéis mis leyes, y las practiquéis.” En estas palabras observamos que el Decdlogo no fue consi- derado solamente como una ley impuesta por Jehovd al pueblo de Israel, sino que también fue visto como una ley insita en el Corazén de todo buen israelita; la que, en consecuencia, es posible conocer, aun sin ayuda del Decilogo, con sélo penetrar en el coraz6n puro. Hubieron de transcurtir varios siglos para que apareciera en ef judafsmo helénico de la Diéspora el pensamiento, consecuencia 2 Nierzscne, Mds alld del bien y del mal (1885), n. 2: “Existen en el Antiguo testamento hombres, cosas y discursos de un tan ¢levado estilo que los escritos griegos e hindées nada pueden colocar junto a ellos, Se siente temor y reverencia delante de estas monstruosas reliquiss de lo que en aquella época fueron los hombres.” 2 Jaxmatas, 31-33. i APENDICE AL DERECHO ANTIGUO 87 del posterior desarrollo de las anteriores ideas, de que el Decdlogo constitufa la més perfecta manifestacién de la ley ética, semejante a una codificacién fundada en la naturaleza del hombre. Fue Filén de Alejandria (nacido aproximadamente 20 afios antes de Jesucristo, muerto en el afio 50 de Ja Era Cristiana) quien prime- tamente interpreté el Antiguo testamento a la luz de la filosofia griega, y quien sostuvo la tesis de que las normas del Decalogo reveladas por Dios eran la ley natural misma. En su ensayo sobre Abraham, escribié: “La Sagrada escritura, al ofrecer la historia de Jos patriarcas, quiso ensefiar, por una parte, que la ley reve- lada... no es distinta de la ley natural, por lo que no es dificil para el hombre de buena voluntad vivir de acuerdo con ella.” Por otra parte, conviene hacer notar que, puesto que el apéstol Pablo recibié en Tarsos la doble influencia de los rabinos y del helenismo, es posible que en su Carta a los romanos se haya referido a esta misma idea de la unidad del Decdlogo con la ley natural (ver pp. 91 a 94). - Desde entonces, los mandamientos del Decdlogo y el derecho natural se mezclaron constantemente, al extremo de Ilegar a constituir una sola unidad.

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