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2021
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Citación recomendada
Guarnizo Solórzano, J. I. (2021). Sobre el amor y la alteridad desde la perspectiva de santa Teresa de
Jesús. Retrieved from https://ciencia.lasalle.edu.co/filosofia_letras/595
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SCJ&M
Resumen:
místicas narradas por santa Teresa de Jesús (2014) o de Ávila en la obra Castillo Interior,
con el fin de entender qué es el amor para ella y cómo lo expresa con respecto a la
posible en la medida en que se crean vínculos con la alteridad. En ese orden de ideas y, a
modo de hipótesis, planteo que el vínculo con la alteridad puede catalogarse como
encarna.
alteridad en santa Teresa de Jesús. Conceptos que descubro como relevantes dada la
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Castillo Interior recurriré, entre otras, a la obra Ser Finito y Ser Eterno escrita por santa
Teresa Benedicta de la Cruz (Edith Stein, 2002) y a Formas del amor implícito a Dios
Introducción
En la obra Castillo Interior santa Teresa de Jesús (2014) contempla al ser humano como
espiritualidad. Cuando santa Teresa de Jesús se detiene en la exterioridad del castillo alude
al cuerpo y sus sentidos; cuando ella se adentra en el interior del castillo descubre el alma y
sus potencias. En el castillo existen siete moradas –que relaciono con los grados del amor–.
En el centro habita Dios y a medida que el ser humano conoce y experimenta a la deidad, se
pregunta por el mal desde la triada demonio, mundo y carne como enemigos del castillo,
Dados los preliminares, se presentan ante mí, en primer lugar, dos conceptos que son
relevantes en esta propuesta monográfica, a saber, alma y cuerpo, los cuales analizaré con
relación al ser humano como su esencia. Y, en segundo lugar, experiencias como el mal, la
ascética, la mística y el amor, las cuales abordaré con relación a la existencia humana como
posibilidad de dar sentido a la misma. Así, el ser humano se revela ante mí como un
misterio excitante que apasiona, al punto del frenesí, a tres mujeres que no dudan en
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adentrase en sí mismas, cual abismo insondable, cada una desde su propia experiencia, con
Esas tres mujeres son santa Teresa de Jesús (1515–1582), santa Teresa Benedicta de la
pragmáticas. Si bien las tres han vivido en contextos diferenciados me resulta fascinante
descubrir el diálogo que surge entre sus versiones del ser y de la existencia humana. Santa
Teresa de Jesús desde sus experiencias místicas, a partir de las cuales inspira sus postulados
teológicos; santa Teresa Benedicta de la Cruz desde su disciplina ascética, sobre la cual
plantea sus postulados filosóficos; y Simone Weil desde su énfasis en una vívida
Es así como se presentan ante mí tres disciplinas que han de fundamentar esta propuesta
establecer, a partir de las experiencias de santa Teresa de Jesús, un vínculo con la alteridad
otras palabras, que implique al ser humano en su completitud como espíritu encarnado o
sustancia simple compuesta (Lucas, 2019) en vínculo con otros seres, cuya naturaleza no
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que viabilizan la aproximación al concepto amor desde una perspectiva no solo teórica,
sino también pragmática como se puede inferir de las experiencias de santa Teresa de Jesús,
las cuales son narradas por ella misma en diversas obras. En un primer acercamiento de
del ser humano en aras a la perfección cristiana; y la palabra mística, del griego μυστικισμός
3).
vinculadas a la teología y son permeadas por el dogma y la moral. La ascética tiene por
objeto la teoría y la praxis de la perfección cristiana que pasa por la vía purgativa y por la
teoría y en la praxis de la contemplación1 que refiere a la vía unitiva, la cual abarca desde la
primera noche de los sentidos, pasando por la quietud, hasta el matrimonio espiritual (pp.
07-08).
cristiano. La ascética y la mística trascienden –sin descartar– la tradición, la ley, los ritos y
1
“Es una vista simple y afectuosa de Dios o de las cosas divinas: llámese adquirida cuando es fruto de
nuestra actividad ayudada por la gracia; infusa, cunado traspasando esta actividad, es obrada por Dios con
nuestro consentimiento.” (Tanquerey, 1930, p. 8).
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comunitarias, sino también personales (pp. 05-07). En la encíclica Deus Caritas Est
Benedicto XVI (2015) escribe: “No se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una
gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo
horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva” (p. 09). La persona a la que refiere
el Papa emérito es Jesús en quien se inspira el cristianismo y que, según esa religión, es el
Dadas las definiciones anteriores, puedo decir que, ascética y mística se encuentran
lo que refiere a las vías purgativa, iluminativa y unitiva. Empero, es necesario resaltar que
mística, aun cuando permita aludir a uno que otro concepto o fenómeno teológico de
santa Teresa de Jesús y lo que ella comparte con la humanidad a través de sus obras, no sin
que tenga lugar la intervención de diversos autores que nos enriquecerán con sus aportes.
sobre el amor y la alteridad: mortificación, oración y caridad. Esos tres componentes son
autora, solo es posible en virtud del amor. Considero que Santa Teresa de Jesús reconoce
que el ser humano no es perfecto, pues lo descubre en ella misma. Empero, ella se abre a la
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alteridad en la que todo es, se mueve y existe; la deidad, cual principio, fundamento y
humano a ese amor. Son el vínculo entre el amado y el amante. A lo largo de esta propuesta
Aparécese el Señor en este centro del alma sin visión imaginaria sino
intelectual (…) Es un secreto tan grande y una merced tan subida lo que
por aquel momento la gloria que hay en el cielo, por más subida manera que
hecho una cosa con Dios que, como es también espíritu, ha querido Su
Majestad mostrar el amor que nos tiene, en dar a entender a algunas personas
hasta adonde llega para que alabemos su grandeza, porque de tal manera ha
querido juntarse con la criatura, que así como los que ya no se pueden
apartar, no se quiere apartar Él de ella (Santa Teresa de Jesús, 2014, pp. 962-
963).
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pertinente conocer los escritos de la autora que tienden a ser autobiográficos, pues santa
Teresa de Jesús configura su concepción del amor a partir de las experiencias ascéticas y
místicas que la vinculan a la divinidad y que repercuten en sus vínculos con diversas
alteridades, ya sean angélicas, humanas u otras. Por ende, es esencial para mí permitir que
resuene la voz de santa Teresa de Jesús (2014) que abre su corazón a la humanidad y
comparte sus experiencias de vida en Castillo Interior, obra que comienza con la siguiente
alegoría:
Estando hoy suplicando a nuestro Señor hablase por mí, porque yo no atinaba a cosa
que decir ni cómo comenzar a cumplir esta obediencia, se me ofreció lo que ahora
diré, para comenzar con algún fundamento: que es considerar nuestra alma como un
castillo todo de un diamante o muy claro cristal, adonde hay muchos aposentos, así
es otra cosa el alma del justo sino un paraíso adonde dice Él tiene sus deleites. Pues
¿qué tal os parece que será el aposento adonde un Rey tan poderoso, tan sabio, tan
limpio, tan lleno de todos los bienes se deleita? No hallo yo cosa con que comparar
llegar nuestros entendimientos, por agudos que fuesen, a comprenderla, así como no
pueden llegar a considerar a Dios, pues Él mismo dice que nos crió a su imagen y
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Stein (2002) en la obra El Castillo Interior en la que analiza la alegoría del castillo
proporciona un acercamiento a la noción del ser humano planteada por santa Teresa de
Jesús:
Para la santa (Teresa de Jesús) no era posible dar a entender los sucesos que acaecen
en el interior del hombre; sin antes aclararse a sí misma en qué consiste exactamente
ese mundo interior. Para ello se le ocurrió la feliz imagen de un castillo con muchas
como vasallos, a veces como centinelas, o bien simplemente como moradores del
castillo. El alma, con sus numerosos aposentos, se asemeja al cielo, en el cual “hay
muchas moradas”. Fuera del mundo de las murallas que rodean el castillo, se
extiende el mundo exterior; en la estancia más interior habita Dios. Entre estos dos
moradas que circundan la más interior (la séptima). Pero los moradores que andan
por fuera o que se quedan junto al muro de cerca, no saben nada del interior del
Álvarez2 comentando Catillo Interior plantea que santa Teresa de Jesús (2014) irá
2
Pie de página en la obra Castillo Interior.
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y por fin, toda una serie de guardas, alcaides, mayordomos, maestresalas, amigos y
los aposentos bajos (los sentidos del cuerpo; cf. 1M 2, 4; 5M 2, 3); vasallos y
(apetitos, pasiones, vicios: 1M 2, 14; 2M 9); lagartijillas agudas que son los
Puede decirse que, santa Teresa de Jesús parece plantear la concepción del ser humano
como alma y cuerpo o, como lo precisa Lucas (2019) en la obra El Hombre, Espíritu
Encarnado, como una unidad simple compuesta por alma y cuerpo. Ella, según entiendo,
humano. La santa cuando alude a las potencias las vincula al alma como facultades de ésta
voluntad que implica deseo. Cuando la santa se refiere al cuerpo alude a los sentidos
corporales que hacen posibles las percepciones internas y externas. Por ende, relucen con
frecuencia en la visión teresiana del mundo dos conceptos relevantes para mí: alma y
cuerpo.
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cuerpo que se unen íntimamente para formar una sola naturaleza (p. 37). Lucas (2019)
explica que el espíritu en el ser humano es el alma, o sea, espíritu informador de la materia;
la materia, a su vez, llega a ser cuerpo, o sea, materia informada por el espíritu (p. 269). En
ese sentido, Stein (2002) en la obra Ser Finito y Ser Eterno refiere que el ser humano es un
configuración de cuerpo vivo. La persona humana lleva y abarca “su cuerpo vivo” y
“su” alma, pero es al mismo tiempo soportada y abarcada por ellos (p. 960).
Los conceptos corporalidad y espiritualidad son esbozados por santa Teresa de Jesús y
pueden considerarse, según escribe Stein (2002) en la obra El Castillo Interior, como
el cual entra el concepto alma como el centro de la construcción que santa Teresa de Jesús
denomina Castillo (p. 80). Es importante preciar que Stein reconoce como imprescindible
la ilustración que ofrecen los místicos a partir de las experiencias que han plasmado en sus
escritos, entre los que destaca a santa Teresa de Jesús, para poder acercarse a la
Por consiguiente, considero que la dualidad alma y cuerpo que expresa la oposición
entre lo espiritual y lo material no tiene lugar en la noción teresiana de ser humano. Así lo
vislumbro en la alegoría del castillo. Considero que es una suerte de introspección que
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complejidad externa e interna a partir de un vínculo con una alteridad. Esa alteridad
misteriosa se revela ante ella como el Amor que se expresa en la Verdad, la Bondad y la
Belleza en los que la diversidad de la Creación da lugar a la Unidad. Diversidad que Weil
Así como Dios, estando fuera del universo, es al mismo tiempo su centro, así
el centro del mundo, comprender que todos los puntos podrían serlo igualmente y
que el verdadero centro está fuera del mundo, es dar el consentimiento al reino de la
Segundo apartado: sobre el ser humano, unidad simple compuesta por alma y cuerpo
Sobre el alma
En la obra El Castillo Interior, Stein (2002) analizando la obra Castillo Interior plantea
que santa Teresa de Jesús expone el alma como un reino interno al que debe aspirarse y
cuya posesión solo se logra a partir del desprendimiento paulatino del mundo exterior (p.
99), el cual tiene lugar mediante la ascética y la mística. Es así como Stein al interpelarse
Dios” plantea la racionalidad como una “puerta” diversa de la oración propuesta por santa
Teresa de Jesús. La filósofa considera que el alma humana en cuanto espíritu e imagen de
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En ese sentido, Stein (2002) en El Castillo Interior señala que a los grados del mundo
creado corresponden las moradas del alma. Y si la morada más íntima está reservada para
la deidad creadora, también es cierto que solo a partir de la última profundidad del alma –
punto céntrico del Creador– puede develarse una imagen acertada de la Creación: no será
una imagen que abarque todo, como corresponde a Dios, pero sí una imagen gradualmente
paulatinamente a Dios (p. 100), Amor expresado en la Verdad, la Bondad y la Belleza que
Stein (2002) en la obra El Castillo Interior entra en diálogo con Pfänder3 precisando
que a partir de una descripción de los movimientos del alma se puede comprender la vida
del alma misma, descubriendo los impulsos fundamentales que la dominan, los cuales,
según Pfänder, deben ser reconducidos al impulso originario. Es decir, a la tendencia del
alma al autodesarrollo, tendencia basada en la esencia misma del alma. Stein indica que
Pfänder ve en el alma un núcleo de vida que, partiendo de ese germen, debe desarrollarse
hasta tener forma plena y, por ende, pertenece a la propia esencia del alma humana el que,
para su propio desarrollo, sea necesaria la libre actividad de la persona humana. Sin
embargo, Stein enfatiza en que el alma al ser “esencialmente creatura y no creadora de sí”
alma, según Pfänder, en lo más íntimo de sí, se halla ligada a un ineludible principio
3
El alma del hombre. Ensayo de una psicología inteligible.
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creador. En consecuencia, para Stein la esencia del alma se presenta en sí misma como la
Stein (2002) en El Castillo Interior precisa que el proceso que realiza el alma en su
distinción entre el alma y el Yo. La filósofa identifica en el alma humana no solo una
El Yo parece como un “punto” móvil dentro del “espacio” del alma; allá donde
quiera que tome posición, allí se enciende la luz de la conciencia e ilumina un cierto
entorno: tanto en el interior del alma, como en el mundo exterior objetivo hacia el
inmóvil punto central del alma en el cual se siente en su propia casa. Hacia ese
punto se sentirá llamado siempre (…), no solo es convocado ahí a las más altas
gracias místicas del desposorio espiritual con Dios, sino que desde aquí puede tomar
las decisiones últimas a que es llamado el hombre como persona libre (p. 105).
Lucas (2019) esclarece que el principio vital es la forma sustancial del viviente,
superior del no–viviente, llamada comúnmente alma. Y agrega que, según santo Tomás de
Aquino, «principio de la vida en los vivientes es el alma: de hecho, se llama animados a los
seres vivientes e inanimados a los privados de la vida» (p. 17). En la obra Acto y Potencia
ser el centro de la vida es la característica del alma. El alma es, pues, reconocida
como fundamento calificador de cada ser vivo. Ella aclara que se habla de alma
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configurada que ahora por su parte se introduce actuando como cuerpo y como
Stein (2002) en la obra Ser Finito y Ser Eterno alude a la concepción tomista que –con
Aristóteles– ve en alma la forma esencial de todo ser viviente y distingue diferentes grados
de esta forma. Según se trate solo de una estructura material viviente o igualmente una vida
“interior” y si esta vida interior es solamente sensitiva o también espiritual. Ella agrega que
otras: a) alma vital propia de las plantas; b) alma sensitiva propia de los animales; y c)
alma racional propia del ser humano, de tal manera que el alma superior realiza la obra del
Lucas (2019) por su parte sostiene que el viviente es el ser capaz de un movimiento
considerar tres elementos: a) el fin por el cual uno se mueve; b) la forma o la esencia en
virtud de la cual obra; y c) la ejecución del movimiento. En virtud de esos tres elementos
que definen el modo como la operación inmanente depende del viviente se distinguen tres
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los seres vivos a través de toda la duración de su ser como esencia de vida,
mientras que las cosas muertas desde el principio de su existencia están “acabadas”
por una acción externa. Ser movidas y configuradas desde dentro es la esencia viva
Esa forma calificadora que permite el movimiento o desarrollo es propia de las plantas,
pues se configuran desde dentro, no sin relacionarse con los estímulos externos. Como
precisa Lucas (2019) “la característica del viviente en general es por tanto la actividad
propias del alma racional, no solo vive como las plantas y siente que vive como los
animales no racionales, sino que es consciente de que vive al punto de que puede no solo
conocer aquello con lo que interactúa, en función de sus sentidos corpóreos y sus
percepciones, sino que, además, puede conocerse a sí mismo a través del ensimismamiento.
Por su parte, como lo precisa Stein (2002) en la obra Ser Finito y Ser Eterno:
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Según lo expresado por Stein (2002) en la obra Ser Finito y Ser Eterno analizando la
alegoría del castillo empleada por Santa Teresa de Jesús, infiero que el alma racional
deviene del ensimismamiento, cual si el ser humano fuera un microcosmos que solo puede
ser explorado por sí mismo y que develaría los misterios del ser per se, pero que no deja de
encontrarse en un macrocosmos del cual no puede desligarse. En esos dos cosmos los
alma sensible, habita en el cuerpo vivo, en todos sus miembros y partes, recibe de él
trasciende más allá de sí misma y mira un mundo situado más allá de su propio yo –
misma, y en ella el yo personal está como en su propia casa. Aquí se reúne todo lo
que proviene del mundo de los sentidos y del espíritu, aquí surge la disputa interna
con ellos; desde aquí tiene lugar la toma de posición, y de aquí se gana lo que
puede vivir sin recibir; se nutre de los contenidos que recibe vivenciando
espiritualmente, igual que el cuerpo se nutre de materiales que los transforma; pero
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esta imagen nos muestra más claramente que la del espacio, ya que no se trata solo
de llevar un vacío, sino se trata de que el receptor es un ente de una esencia, asume
su manera y configura lo que ha recibido. Se trata de la esencia del alma con las
cualidades allí enraizadas, que se abre a la experiencia vivida y así asimila lo que
necesita para llegar a ser lo que debe ser. Esta esencia con su propio modo de ser da
Dado lo anterior, puedo decir que santa Teresa de Jesús y santa Teresa Benedicta de la
Cruz conciben el alma humana como el “espacio” o “lugar” de encuentro con la deidad y
solo si el ser humano se adentra en sí mismo logrará unirse a Dios. Esa unión me exige el
desplazamiento desde los muros externos del castillo correspondientes a los sentidos y a sus
percepciones, eso es, lo aparente, dando lugar a la exploración de las moradas, es decir, lo
esencial. Entre el ser humano más se adentre en sí mismo será más auténtico, pues podrá
descubrir su ser a través del conocimiento propio y dar sentido a su existencia en una
relación legítima con la creación. Puesto que en lo íntimo de su ser se encuentra a solas con
el que denomino como el Solo. La deidad que ha creado lo que sobrenatural y naturalmente
Sobre el cuerpo
Desde los postulados propuesto por Stein (2002) en la obra Ser Finito y Ser Eterno
el ser humano no es ni animal ni ángel, puesto que es los dos en uno (p. 966). San Gregorio
Magno expresaba que: “Homo habet vivere cum plantis, sentire cum animantibus,
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conoce los objetos sensibles, se dirige a ellos por el apetito sensitivo, con sus
En ese sentido, Stein (2002) en la obra Ser Finito y Ser Eterno plantea que la
sensibilidad del humano como cuerpo vivo es diferente a la del animal y su espiritualidad
es diferente a la del ángel. Puesto que el ser humano siente y experimenta el cuerpo en el
haber y en el hacer, dando lugar a una percepción consciente que tiende a una percepción
comprensiva tanto del cuerpo vivo, como de los procesos corporales. Por ende, la
los otros cuerpos. El cuerpo mediante el cual participa del mundo creado
otros cuerpos (…) El cuerpo humano difiere esencialmente del cuerpo no–
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corporeidad compuesta por materia informada por un alma espiritual (Lucas, 2019, pp. 205-
208). Es así como ratifico la concepción del ser humano no como una dualidad, sino como
una unidad simple compuesta por alma y cuerpo, espíritu y materia, que hacen posible lo
humano, diferente de lo inanimado, vegetal, animal, angélico y divino. Es más como una
lo inteligible. Así lo expresa Stein (2002) en la obra Ser Finito y Ser Eterno:
que tiene poder sobre su alma como tiene poder sobre su cuerpo (p. 1019).
Es así como entiendo que la ascética y la mística implican al ser humano en pleno,
corporalidad. Eso se debe a que se enfocan en la perfección que deviene del humanismo
cristiano, el cual se concreta en la caridad, cuya fuente es el amor a la alteridad y que para
mí no es solo dar, sino darse. Eso es amar con el ser y con la existencia, en acto y potencia,
crecer, desarrollarse, aprender, madurar, progresar, crear… Tanquerey (1939) precisa que
la ascética y la mística plantean tres vías que no son necesariamente sucesivas, sino que
purgativa, iluminativa y unitiva. En otras palabras, son tres jornadas distintas de una misma
transversales. En las tres vislumbro la expresión del amor a la alteridad: la oración oral y/o
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externa con uno mismo; y la caridad espiritual o corporal con otros seres, no
Santa Teresa de Jesús (2014) en la analogía del castillo con el ser humano plantea que
existen siete moradas que representan los grados en la perfección cristiana –desde mi
interpretación refieren a los grados del amor– en los cuales la purgación, la iluminación y la
unión se complementan. Las tres vías son exigidas mientras no se logre el tránsito de la
plenitud es la Resurrección en la que participará tanto el alma, como el cuerpo del ser
humano:
entender estas moradas una en pos de otra, como cosa en hilada, sino poned
muchas coberturas que todo lo sabroso cercan. Así acá, enrededor de esta
pieza están muchas, y encima lo mismo. Porque las cosas del alma siempre
nada, que capaz es de mucho más que podremos considerar, y a todas partes
de ella se comunica este sol que está en este palacio. Esto importa mucho a
apriete. Déjela andar por estas moradas, arriba y abajo y a los lados, pues
Dios la dio tan gran dignidad; no se estruje en estar mucho tiempo en una
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posibilidad del ser humano de perfeccionarse en el amor, el cual concibo como contrario al
pecado. Mientras el amor se expresa en la verdad, la bondad y la belleza que hacen posible
la unidad en el universo, cual potencia y acto. El pecado es caos que altera; la nada que
muerte… Como ser humano me descubro en esa tensión entre el amor y el no amor o
pecado. Para mí el amor se expresa en la cotidianidad, eso es, en los vínculos que
establecemos con la Creación, pues coexistimos con otros seres. Las tres vías no son tres,
amar. Descubro en mí defectos, errores, pecados, vicios y delitos… Otros seres me padecen
artista que esculpe el mármol o el del herrero que forja el hierro. Como lo sugiere Weil
(2009):
El universo es una patria porque es hermoso y puede ser amado por nosotros
(…) Amemos la patria de aquí abajo. Esta patria es real. Y se resiste al amor.
Es ella la que Dios nos ha dado para que sea amada por nosotros. Él ha
Inhabitación, pues es Uno y Trino –Santísima Trinidad–: Padre (Yavhé), Hijo (Jesús) y
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Espíritu Santo. Es la alteridad divina que da origen a las demás alteridades angélicas,
semejanza, lo que significa que la humanidad ha sido dotada de inteligencia –que implica
Resurrección.
naturalmente existe. Eso significa que el Amor tiene implicaciones universales, pues es
lo hace no solo pasional o ideal, sino también real, concreto, pragmático, perceptible. En
síntesis, cognoscible, pues lo verdadero y lo justo, lo bueno y lo bello son expresiones del
amor que dan lugar a la unidad en la heterogeneidad. Así lo escribe santa Teresa de Jesús
mitad de todas éstas tiene la más principal, que es adonde pasan las cosas de
perfección en un ser humano, pero considero que sí existen signos o señales que permiten
aproximarse a una idea de dicha perfección. Puede pensarse que los fenómenos
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divino y de la ascética como respuesta del ser humano. Es así como la mística es obra
exclusiva de la divinidad y puede ser concedida al ser humano con o sin mérito, pues es un
conforme con la de Dios (…) estad muy ciertas que en esto consiste toda la
En el Libro de la Vida santa Teresa de Jesús (2014) comparte con la humanidad una
transverberación, el cual ha sido recreado por Gian Lorenzo Bernini (1644–1647) en una
Quiso el Señor que viese aquí algunas veces esta visión: veía un ángel cabe
mí hacia el lado izquierdo, en forma corporal, lo que no suelo ver sino por
sino como la visión pasada que dije primero. En esta visión quiso el Señor le
viese así: no era grande, sino pequeño, hermoso mucho, el rostro tan
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encendido que parecía de los ángeles muy subidos que parecen todos se
abrasan. Deben ser los que llaman querubines, que los nombres no me los
dicen; mas bien veo que en el cielo hay tanta diferencia de unos ángeles a
otros y de otros a otros, que no lo sabría decir. Veíale en las manos un dardo
de oro largo, y al fin del hierro me parecía tener un poco de fuego. Este me
parecía meter por el corazón algunas veces y que me llegaba a las entrañas.
amor grande de Dios. Era tan grande el dolor, que me hacía dar aquellos
quejidos, y tan excesiva la suavidad que me pone este grandísimo dolor, que
no hay desear que se quite, ni se contenta el alma con menos que Dios. No es
aun harto. Es un requiebro tan suave que pasa entre el alma y Dios, que
295).
transversal. Tal vez no sea posible entender la configuración de la noción teresiana de amor
si se descarta la relación íntima entre los dos seres, pues aquella mujer no solo se sabe, sino
que también se experimenta amada. Ella se reconoce como la esposa y expresa el amor a su
amado, el esposo, correspondiéndole con su ser y con su existencia, pues la deidad, cuya
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que no era falta de Forma, sino que me quería mortificar, porque yo le había
dicho que gustaba mucho cuando eran grandes las Formas (no porque no
entendía no importaba para dejar de estar el Señor entero, aunque fuese muy
pequeño pedacico). Díjome Su Majestad: «No hayas miedo, hija, que nadie
interior, y dióme su mano derecha, y díjome: «Mira este clavo, que es señal
que serás mi esposa desde hoy. Hasta ahora no lo habías merecido; de aquí
adelante, no sólo como Criador y como Rey y tu Dios mirarás mi honra, sino
tanta operación esta merced, que no podía caber en mí, y quedé como
(p. 1317).
que pueden ser interpretadas como signos patológicos. No obstante, nada más carente de
verdad que eso, pues los místicos y los santos, aun cuando se vinculan a la divinidad de una
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realidad que los circunda, no por simple revolución, sino por transposición4. Todo lo que en
la realidad no se corresponda con el ideal debe ser recreado según el diseño auténtico u
originario, del cual el mundo material debe ser una expresión. Así lo escribe Weil (2009):
Stein (2002) en Acto y Potencia explica el vínculo entre divinidad y humanidad que
me remite a santa Teresa de Jesús: “es una fuerte inflamación de amor, donde Dios tiene
recogidas todas las fuerzas, potencias y apetitos del alma, así espirituales como sensitivos,
para que toda esta armonía emplee sus fuerzas y virtud en este amor y así venga a cumplir
deveras con el primer precepto (Dt 6, 5)” (p. 315). En ese sentido, santa Teresa de Jesús es
un ejemplo eximio de la encarnación del humanismo cristiano, pues ella expresa con su ser
y con su existencia la Ley del Amor que deviene de la esencia de la divinidad y que
plenifica a la humanidad como lo enseña Jesús, Dios y Hombre, inspirador del cristianismo:
4
Contemplo a santa Laura Montoya (1874–1949), mujer colombiana, como un modelo asombrosamente
inspirador de amor encarnado. Ella que fue víctima del conflicto armado interno del país, a pesar de las
precariedades y de las enfermedades. Más aún, de las discriminaciones, inclusive por parte de miembros de la
Iglesia, luego de experimentar el Amor de Dios no puede más que amar y ama a aquellos que eran nada para
sus contemporáneos: los seres humanos indígenas. Así también lo encarna el español san Pedro Claver (1580–
1654) que al experimentar el Amor de Dios no puede más que amar y ama a los seres humanos procedentes
de África, pese a que la esclavitud era legítima, lucrativa y moralmente aceptada para entonces. No me es
posible resistirme a mencionar a la albanesa santa Teresa de Calcuta (1910–1997), cuyo ser y existencia son
expresiones extraordinarias del amor encarnado en las que las palabras dan lugar a las obras. Me resultaría
imposible extenderme para conmemorar a los innumerables santos que han expresado, expresan y expresarán
su amor a Dios a través de la historia de la humanidad de la única forma posible, que no es otra sino amando
en la cotidianidad a los diversos seres con que coexisten, no solamente humanos. Aunque eso implique
trascender las categorías humanas que configuran la visión piramidal de mundo en la que predomina la
tendencia homogeneizadora.
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Se levantó un legista, y dijo para ponerle a prueba: «Maestro, ¿que he de hacer para
tener en herencia vida eterna?» Él le dijo: «¿Qué está escrito en la Ley? ¿Cómo
lees?» Respondió: «Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu
alma, con todas tus fuerzas y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti
mismo.» Díjole entonces: «Bien has respondido. Haz eso y vivirás» (Lc 10, 25-28).
que el camino de atajo para llegar a ella será amar mucho, amar generosa e
Dado que el ser y la existencia de santa Teresa de Jesús, así como de santa Teresa
Trinidad como deidad creadora de lo que sobrenatural y naturalmente existe, cuya esencia
es el Amor (dei). El ser en sí (ens) que se expresa en la Verdad (verum), la Bondad (bonum)
y la Belleza (pulchrum), las cuales dan lugar a la Unidad (unum) y que ha plasmado en la
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creación (res) su esencia. Por ende, para ellas no es posible amar a Dios y despreciar sus
quien ama se encuentra frente a los demás en una postura de donación, y por
puede amar sin ser uno mismo y sin elegir al otro. Querer el bien del otro no
quien ama la libertad del otro, ama verdaderamente (Lucas, 2019, p. 184).
El amor desde la perspectiva de Weil (2009) puede ser explícito o implícito. Según
entiendo eso es lo que la Iglesia Católica diferencia entre santo y justo o de buena voluntad.
El ser humano que expresa explícitamente su amor a Dios puede ser canonizable, pues se
ha santificado en virtud del vínculo con la deidad, mientras que el que ama la creación sin
vínculo directo con la deidad es de buena voluntad o justo6. No hayo contradicción, pues el
ser humano al ser creado por Dios, que es Amor, expresado en los trascendentales, es capaz
obstante, concibo la diferencia, pues si no hay vínculo con el Amor en acto (dei), el amor
humano es potencia. No es propio del ser humano el ser divino, sino que la divinidad es
para ser humana sin dejar de ser divina, como se efectúa en Jesús, así la humanidad debe
vincularse a la deidad para ser divina, aunque no dejará de ser humana. Esa unión solo es
posible en virtud del amor explícito entre las dos alteridades. En ese sentido, Weil (2009)
plantea que
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Ser Finito y Ser Eterno.
6
La relación naturaleza–gracia no será abordada en este trabajo, pero es un análisis que no descarto a futuro.
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el amor implícito a Dios no puede tener más que tres objetos inmediatos, las
únicas cosas de este mundo en que Dios está realmente presente, aunque de
forma velada. Estos objetos son las ceremonias religiosas, la belleza del
estas tres formas de amor habría que añadir quizá la amistad que,
Dado lo anterior, y así lo entiendo, el amor explícito a Dios no puede prescindir del
amor implícito, eso es, del amor a la creación, a otras alteridades (1Jn 4, 20; St 2, 18). No
obstante, el amor implícito o indirecto a Dios si puede prescindir del amor explícito a la
alteridad divina. Sin embargo, conviene resaltar que el amor implícito es potencia, lo que
significa que es capacidad y posibilidad. Mientras que el amor explícito es acto y, por ende,
es amor en sí: verdadero, bueno, bello y uno. Es así como los vínculos entre alteridades
racionales y de éstas con las alteridades irracionales e inanimadas pueden y deben ser
originados por el Amor, de tal forma que trasciendan de lo aparente a lo esencial. Descubro
en los vínculos entre padres e hijos, hermanos, amigos, compañeros y conocidos… formas
de amor implícito a Dios. No me es posible descartar los vínculos con los ángeles, animales
y vegetales, así como con los seres inanimados. Desde mi creencia es en esos vínculos en
los que tiene lugar el amor explícito a Dios, pues lo descubro y lo experimento en la
creación, no porque Él sea ella, sino porque ella lo revela velado. Él es el deseo más
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más fuertes y todo ello en conjunto configura un único amor. Pero la forma
hasta la muerte. Este amor velado puede alcanzar un grado muy alto de
Encuentro así una relación entre el amor implícito propuesto por Weil (2009) y la
vía purgativa de la teología ascética precisada por Tanquerey (1930), pues refieren a un
proceso en el que se aprende a amar. Un ejercicio complejo, dados los defectos y los
errores, los pecados y los vicios e inclusive los delitos que experimentan los seres humanos
pues encamina hacia la vía iluminativa que permite conocer el Amor superando los
prejuicios. No sé si el amor sea una ciencia, pero lo concibo más como un arte. Es necesario
abrirse a las posibilidades, explorar, vivenciar, conocer y aprender, para renovar y crear. El
amor es ilimitado, pero concretamente verdadero, bueno y bello, lo que implica que da
vaya más allá de las dialécticas que enfrentan. Es un estilo de vida tendiente
a conformar ese poliedro que tiene muchas facetas, muchísimos lados, pero
todos formando una unidad cargada de matices, ya que «el todo es superior a
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a las periferias. Quien está en ellas tiene otro punto de vista, ve aspectos de
Desde esa perspectiva, el encuentro con la alteridad, el vínculo que me une al otro,
me exige apertura, en una palabra, diálogo. Así me es posible construir una versión más
momento no he concebido. Me exige salir de mí mismo para entrar en el otro y, más aún,
permitir al otro que entre en mí. Es compartirme con el otro y permitir al otro que se
comparta conmigo. Es infinitamente más que solo dar o recibir, aunque los implica, pues
puede posibilitar el temor, pues lo desconocido se presenta ante mí como una amenaza y el
temor. En la Carta a los Corintios de san Pablo, Apóstol, que escribe probablemente
pensando en Jesús, Dios y Hombre, descubro una aproximación a lo que es amar, pues
7).
Dios es amor (1 Jn 4, 18), así lo expresa san Juan, Apóstol, en una de sus cartas.
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(Gn 1, 1). En Dios todo es, se mueve y existe (Hch 17, 28). Por ende, todo lo creado por
Dios es expresión de su esencia que es el Amor (Gn 1, 31). Comprendo entonces que el
Además, el amor es el vínculo que une al ser humano a Dios, pues es el vínculo que
une a Dios al ser humano, a la creación. El Amor es creador, eso significa, que es real,
se es amado y se ama el caos da lugar al cosmos (Mt, 25, 34 - 45). Esa es la vía unitiva que
santa Teresa de Jesús expresa con su ser y con su existencia. Amor encarnado, divino y
puesto que el amor no es abstracto, sino concreto. La santa lo expresa por antonomasia en
relación con la alteridad divina. Esa alteridad tiene una esencia y una existencia. Al
descubrirme como filántropo deseo conocer a la especie humana con el fin de amarla por lo
que es. El concepto sustancia simple compuesta por alma y cuerpo me permite una
aproximación a esas alteridades semejantes a mí. Por tal razón me aventuré a la exploración
realizada en el segundo apartado. Ese ejercicio debe extenderse a otras alteridades, pues no
alianza nupcial dada entre la divinidad y santa Teresa de Jesús descubro la participación del
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excluyen la creación, sino que la incluyen, ya que en ella se expresan mutuamente su amor.
amado en esos detalles de amor. Los ángeles, los humanos, los animales, las plantas y los
inanimados son las alteridades que conforman el universo y el vínculo que me une a ellas es
el Amor. Es así como la creación se presenta ante mí como la oportunidad por antonomasia
de corresponder a mi amante amándolo. Son los vínculos que logre establecer con las
alteridades, con las cuales coexisto, los que me permitirán corresponder al amor de mi
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Expreso mi gratitud eterna al Departamento de Filosofía, Arte y Letras de la Universidad de La Salle en la
persona de la doctora Alejandra Liliana Olarte Fernández y demás formadores, así como a mis familiares,
amigos y compañeros por su invaluable contribución en mi proceso de humanización…
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Bibliografía
Fuente principal:
• Santa Teresa de Jesús (2014). Obras Completas: Castillo Interior (pp. 769-986).
Fuentes secundarias:
• Santa Teresa de Jesús (2014). Obras Completas: El Libro de la Vida (pp. 27-442).
• Santa Teresa de Jesús (2014). Obras Completas: Las Relaciones (pp. 1249-1342).
• Stein, E. (2002). Obras Completas: Ser Finito y Ser Eterno (tomo III, pp. 589-1112).
• Stein, E. (2002). Obras Completas: EL Castillo Interior (tomo V, pp. 79-106). Burgos:
• Stein, E. (2002). Obras Completas: Acto y Potencia (tomo III, pp. 225-238). Burgos:
• Weil, S. (2009). Formas del Amor Implícito a Dios. Madrid: Editorial Trotta.
Jesús de la Misericordia.
Otras fuentes:
• Benedicto XVI (2015). Deus Caritas Est. Bogotá: Editorial San Pablo.
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