Volvió esa sensación de terror y angustia… mientras estaba leyendo un magnifico libro a la luz de la leña con el viento soplando y tocando con fuerza la ventana, cuando de repente escuché fuera de la casa el sonido de un motor acercándose, no le di mucha importancia pensando que era el vecino, pero cuando escuchaba con más intensidad el motor, ahí lo pude reconocer. Un escalofrío me recorrió por la espalda y quede helado, me acerque a la ventana para confirmar lo que suponía, y ahí estaba él, bajando del auto muy nervioso, al ver esa acción salí corriendo a mi lugar lejos del peligro. Moví rápidamente la alfombra y busque la llave para abrir esa pequeña puerta de madera, estaba tan nervioso que no podía colocar correctamente la llave, escuche la puerta que se abría dando un fuerte estruendo y ahí en ese momento logré entrar a mi refugio, quedándome en total silencio y temblando de miedo. Escuchaba los pasos lentos pero furiosos de esa horripilante persona que se hacía llamar “TÍO”, esa persona que siempre mataba sus penas ahogándose en el alcohol, y descargando su ira en mí, usando cualquier excusa para decir que fue todo fue mi culpa, la muerte de mis padres, cuando la verdad el único culpable de todo es él. De repente, todo queda en silencio y cuando estoy decidido a salir escucho como empieza a golpear fuertemente con una silla, la puerta de mi escondite mientras maldice de todas las formas posibles, gritando y amenazando. Al cabo de un largo rato de sufrimiento, veo como una luz intensa ilumina a través de las hendijas de la trampilla donde con seguridad me escondía, esa luz duro un solo un momento. De repente todo se queda en total tranquilidad, y decido salir enfrentando mis miedos, observo detenidamente cada rincón, solo estaba la silla rota en el suelo y unas huellas saliendo de la casa, en ese momento, caminé sigiloso hasta la puerta, pero no vi a nadie…. Ese infierno había terminado… Desde aquel día no volví a ver al hombre que tanto me hacía sufrir…